Capitulo Doce
Me termino la margarita muy rápido. Vaya que tenía sed y ni cuenta me había dado.
— ¿Quieres bailar? —me pregunta Frank, después de darle un sorbo a su bebida. Se relame los labios de forma muy seductora. Aparto la vista sonrojada y agradecida a las luces sicodelicas.
—No se bailar, si quieres mantener a salvo tus pies, aléjate de mí—le advierto divertida.
Ríe con encanto. Observo como las esquinas de sus ojos se arrugan levemente cuando sonríe. Se levanta del asiento emocionado.
—Te enseñaré—dice mientras coge mi mano con suavidad y me jala hasta la pista de baile.
Lo sigo y me quedo de pie junto a él sin saber muy bien que hacer. Nieego con la cabeza incrédula.
—Relájate—me indica.
—Lo estoy—aseguro.
—Tus piernas—dice.
—Ah. Vale—hago lo que me dice. Relajo mis músculos.
—Siente el ritmo. Déjalo entrar y recorrer tu cuerpo. ¿Lo sientes? Deja que te controle.
Lo miro fijamente con indecisión. Él me mira superando que reaccione. Después de un rato, veo sus hombros subir y bajar en lo que es claramente un suspiro. Pongo atención a la música y reconozco una bachata. Frunzo el ceño. «Eso no se puede bailar» pienso.
—Ya sé—me susurra al oído, llamando mi atención—. Cierra los ojos y déjate llevar.
Se irgue y m mira arqueando las cejas esperando que siga su indicación. Cierro los ojos con un suspiro. Esto es ridículo.
Siento que se acerca más a mí. Su mano rodea mi cintura y presiona la parte baja de mi espalda. Doy un respingo y abro los ojos. Me mira divertido.
—Cierra los ojos, no te haré daño.
Obedezco y siento sus manos fuertes agarrar los brazos. Coloca mi mano izquierda sobre su hombro y entrelaza los dedos de mi otro brazo con los suyos. Quedamos como si fuésemos a bailar vals. Aprieto los labios conteniendo la risa. Su cuerpo empieza a moverse al ritmo de la música. Trato de seguirlo pero mis pies se enredan en cada paso que doy, es inútil. Suspiro frustrada. Probablemente me veo demasiado ridícula.
—No pienses—susurra acercándome más a él—. Pon tu mente en blanco.
- «Es difícil poner mi mente en blanco con tantas voces en mi cabeza»- pienso exasperada.
Entonces intento empujar todas las voces dentro de un rincón de mi cabeza. Logro ponerla en blanco y empiezo a moverme sin pensar.
—Wao—escucho a Frank—. Creí que no sabías bailar.
Abro los ojos y me encuentro a mí misma bailando en sincronía perfecta con su cuerpo. Sonrío por mi logro y sigo moviéndome dejando que mis pies sigan el ritmo.
Él me coge de los dedos y me da un par de vueltas alejándome y trayéndome hacia sí mismo. Aterrizo en sus brazos con elegancia. Las vueltas y la bebida alcoholizada empiezan a hacer efecto en mi cuerpo y cabeza. Comienzo a marearme pero no le tomo mucha importancia y continúo bailando. «Su turno» pienso.
Le cojo de la mano y le doy una vuelta sobre su sitio. Él no da muestras de haberse mareado como yo. Buen bailarín. Me da un par de vueltas más y seguimos bailando. Ahora nos hemos convertido en el centro de atención. Con la mirada desorientada alcanzo a ver un rondel de personas aplaudiendo y vitoreándonos.
—Estoy cansada—le digo a Frank, después de haber bailado un par de piezas musicales.
Él me agarra la mano y paramos de bailar. Caminamos para dirigirnos a nuestra mesa fuera del círculo de personas que ya estaba dispersándose. Recorro la mirada por el lugar y el gentío. Doy un salto al verlo.
Suelto la mano de Frank y me detengo. Él voltea a verme.
— ¿Estás bien? Estás algo pálida—dice preocupado.
—Estoy bien—murmuro—. Ya regreso, ¿sí?
— ¿Quieres que te acompañe? —le oigo decir mientras me alejo.
Niego con la cabeza.
Camino por la estancia esquivando a las personas que a duras penas se mantienen de pie. Veo doble y con los bordes muy borrosos. La mirada se me desenfoca más y empiezo a trastabillas. Siento que mi cuerpo se inclina a la izquierda y me agarro de un hombre fornido. Me mira enfadado y me ayuda recuperar el equilibrio.
—Cuidado chica.
—Gracias—consigo balbucear.
Fijo la mirada en la figura borrosa de Dominick y sigo avanzando sin siquiera pensar. Su espalda se ve tan atractiva con esa camiseta guinda. Cuando estoy a un par de metros de él, apresuro el paso. Le doy pequeños toquecitos en el hombro llamando su atención. Parpadeo conteniendo las lágrimas que hacen de mi visión más borrosa aún. Sacudo la cabeza consciente que eso me pone peor.
Abrazo su cuello sin pensarlo y cierro los ojos. Busco su boca a tientas y le beso la nariz. Suelto risitas nerviosas.
—Lo siento. Discúlpame por todo Dom. Soy una idiota—balbuceo.
Siento que está por contestarme, pero lo detengo chocando mis labios contra los suyos salvajemente. Me cuelgo de su cuello y elevo mis piernas para rodear su cintura con ellas. Sigo con el beso apasionado, jugueteando con su cabello un poco más áspero que lo normal. Solo soy consciente dl toque de su mano en mi espalda.
— ¿Antonella? —escucho una voz conocida.
Abro los ojos con sorpresa y despego mis labios de Dominick. Trato de enfocar su cara y lo observo bien. Bajo de un salto de su agarre y me llevo una mano a la boca ahogando un grito de terror que de cualquier forma no se hubiese escuchado en el estruendoso ruido del pub.
— ¿Qué diablos haces? —volteo a ver a la persona que habla y veo a Dominick con una expresión de horror en su rostro. Alterna la mirada entre el sujeto al que estuve besando y yo.
Doy un paso hacia atrás y veo al joven que estuve comiendo a besos.
—D…dis…discúlpame—tartamudeo—.Te confundí.
—No me digas—murmura el chico sarcásticamente. Se voltea y se aleja perdiéndose entre la multitud.
Noto una capa de sudor por todo mi cuerpo antes de voltear y ver a Dominick inmóvil con la vista fija en mí.
— ¿Quién era ese tipo? —pregunta April acercándose a mi apresuradamente antes de echarle una mirada a Dominick que seguía mirándome sin apenas mover un músculo— ¿Estás bien? ¿Por qué lo besabas? ¿Te comió la lengua? —dice al ver que no respondo—. Porque en realidad no me sorprendería.
No tengo tiempo de contestarle ya que llega Frank y su amigo. Me miran confundidos.
La vergüenza empieza a hacer su labor dentro de mí y comienzo a sentir la cara ardiente. El calor empieza a extenderse por mi cuello hacia todo mi cuerpo. Me cuesta tanto enfocar la vista y mantener el cuerpo erguido, que mi tobillo se tuerce haciéndome trastabillar.
April, Dominick y Frank entienden los brazos y me sostienen. Apenas soy capaz de ver la mirada fulminante que Dom le lanza al pobre Frank.
—Creo que deberíamos llevarla a su casa—opina Dominick.
— ¡NO! —grazno yo, grita April. Ambas al mismo tiempo.
Él entrecierra los ojos con amargura.
— ¿A dónde entonces?
—A mi casa—responde April.
Soy incapaz de articular palabra alguna, asi que me dejo llevar. Salgo del pub con cuatro manos sosteniéndome. Frunzo el ceño. ¿Dónde está Frank? Busco con la mirada a mí alrededor y noto que está caminando detrás de mí. Me sonríe tranquilizadoramente y dice algo que no alcanzo a escuchar.
—Sube Antonella—dice Dominick a mi lado. Su automóvil rojo está con la puerta trasera abierta a la espera que suba. Lo hago.
April está a punto de subir para situarse junto a mí, pero el brazo de Dominick la detiene.
—Tú conduce el auto—ordena Dominick en tono duro dirigiéndose a ella cuando le entrega laas llaves—. Un rasguño y te mato.
—Ni que fuese de oro—murmura ella.
—No lo es, por eso—recalca.
Escucho la risa de April alejarse y luego acercarse. Dominick y ella suben al auto al mismo tiempo. No puedo mantenerme sentada sin tambalearme. Él se percata de eso. Toma mi cabeza con suavidad, me dejo llevar y la apoya en su regazo.
Sentir su calor nuevamente me emociona. Me acomodo sin apenas moverme. Poco tiempo después sentí el roce de sus dedos en mi cabeza. Apenas jugueteaban con mi cabello. Aquello empezaba a darle un efecto tranquilizador a mi cuerpo. Estaba a punto de dormirme en sus piernas cuando el carro empieza a detenerse.
—An…tonella—se corrige Dominick—. Ya llegamos.
Me levanto refunfuñando y él sale con rapidez del auto. Esa acción me lastima demasiado. La idea de que no puede soportar estar cerca de mi destroza mi corazón por completo. Suspiro y trato de aclarar la vista. El auto empieza a tambalearse y alzo la vista alarmada.
Dominick y April me miran desde afuera como si estuviese loca. Me doy cuenta que soy yo la que se mueve. Salgo del auto arrastrándome. Cuando trato de salir por mí misma y no lo logro, Dominick me ayuda claramente fastidiado.
Parada en la acerca doy un par de pasos sola, cuando empiezo a sentir de mi estómago da un vuelco. Siento una sensación de asco y estremecimiento por mi cuerpo. Oh no. Por favor no. Algo sube por mi garganta junto con un líquido amargo y espeso. Trato de contenerme y corro hacia el bote de basura más cercano. Levanto la tapa y no tengo que hacer el menor esfuerzo. El olor se encarga de ceder el paso a aquél líquido amargo. Doy un par de arcadas y arrojo con estruendo en el bote.
Siento una mano en mi espalda sobando suavemente y otra mano se coloca en mi frente. Mis ojos están empañados de lágrimas y arrojo hasta sacar todo el líquido dentro de mí y quedar completamente vacía.
Siento el sabor amargo de mi boca, y paso el dorso de mi mano izquierda por mi boca, tratando de limpiarme. Veo a Dominick sosteniendo mi frente y a April frotando mi espalda.
—Lo siento—consigo decir.
— ¿Te sientes mejor? —pregunta April.
Inspecciono mi interior y siento la cabeza más clara. Asiento lentamente.
—Vale, entremos—me dice.
Miro a Dominick pero él no me mira.
— ¿Qué hacías ahí? —le suelto.
—Espero te sientas mejor pronto, Antonella.
Se da la vuelta y empieza a marcharse.
— ¡Dominick! —grito siguiéndolo pero noto que April me coge del brazo.
—No lo arreglarás. Menos en tu estado. Entremos y descansemos un poco, mañana hay clases.
La miro y sé que tiene razón. Me quito los zapatos de una patada, me agacho a recogerlos y camino hacia la casa de April trastabillando.
***
Escucho un pitido estruendoso y abro los ojos. Noto un dolor punzante en la cabeza y hago una mueca. Dios mío, que dolor de cabeza. Me remuevo y noto que alguien está durmiendo a mi lado. Mi cabeza se aclara y recuerdo que me quedé en casa de April. Llevo la mano a mi cabeza y me la sobo suavemente. Reprimo un bostezo.
El pitido sigue sonando y me apoyo sobre los codos. Trato de localizar la alarma. Está en la mesa de noche al lado de April. Paso encima de ella con cuidado sin tocarla. Miro la hora. 6:00 pm. Demonios. Vuelvo a mi lugar y me recuesto confusa.
¿Por qué me duele la cabeza?
Comienzo repasar las cosas que hicimos ayer y recuerdo el vestido y los tacones. El pub. Los chicos. Frank. Arqueo las cejas recordándolo. Las margaritas. Oh demonios. Recuerdo las bebidas y entiendo el dolor de la cabeza y el sabor amargo de mi boca. Trato de pasar saliva mientras sigo tratando de recordar más sucesos del día anterior.
Frank enseñándome a bailar. Sacudo la cabeza. El mareo. Ver a Dominick a lo lejos. Acercarme a él. Besarlo con pasión. Me llevo una mano a la boca. No era Dominick. Besé a un tipo que no era Dominick. La garganta se me obstruye y empiezo a ahogarme con mis propios lamentos. Recuerdo salir del pub con todos. April y Dominick me trajeron. Siento la bilis en mi boca, y recuerdo que arrojé. Me llevo una mano a la frente totalmente avergonzada.
-«JAMÁS VOLVERÉ A TOMAR»- me prometo a mí misma.
Sacudo a April tratando de despertarla. Ella gime.
—Levántate April, tenemos clases.
Escucho su quejido y suspiro antes de levantarme y dirigirme al baño.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro