Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo Catorce

Después de que las palabras de Dominick me golpearan, el lugar se quedó en absoluto silencio. April despertó minutos después quejándose de una jaqueca terrible. Cuando se calmó, y se fijó dónde estaba, traté de explicarle lo mejor posible el plan fantástico de Dominick y su pandilla. Cuando llegué a la parte en que le explicaba que no podríamos salir, Bill me interrumpió antes de que la atolondrada April lo hiciera.

—De hecho, la que no puede salir de aquí eres tú, Antonella—explica—. Obviamente no nos pueden ver entrar y salir de aquí—dice lanzando una mirada significativa hacia April—. Si es posible ni nos dejaremos ver. Todos tendremos que dejar el instituto temporalmente.

April y yo nos lo quedamos mirándolo incrédulas. Trato de aceptar la nueva información convencida que es para mi propia seguridad. Le doy una mirada a April.

—No tienes por qué hacerlo—agarro su mano y le doy un apretón amistoso—. Si decides alejarte, está bien—le aseguro—, entenderé.

Me levanto y me alejo de ella, para darle privacidad. Ahogo sus pensamientos lo más que puedo.

—Su plan no es tan brillante—les digo.

—Lo sabemos—dice el joven de unos 19 años aproximadamente que responde al nombre de Jack. Tiene un aspecto muy parecido a los otros, pero es mucho más guapo—. Oí eso—dice riendo.

—Creo que todos lo oímos—asegura Jeremy riendo más fuerte.

Abro los ojos desmesuradamente. Siento que la calentura que empezó a formarse en mis mejillas, se extiende por mi cara y se abre paso por el cuello. Me concentro y activo nuevamente el bloqueo en mi mente.

—Lo he decidido—dice April llamando nuestra atención.

Volteo y la veo jugar con sus manos.

—Me quedaré—dice—. Yo les serviré de mucha ayuda.

— ¿Y tu madre?

—Lo entenderá.

—Perfecto—dice Bill—. Ya está arreglado.

***

Suspiro mientras me vuelvo a tirar en el sillón descuidado y si de sucio de este horrible lugar. El lugar es un sitio húmedo y frio que no tiene libros, ni revistas ni mucho menos televisión. Solo un viejo sillón, un estante vacío y una cama totalmente destartalada. Camino por ese espacio hasta las escaleras que dan hasta la casa principal. ¿Por qué no puedo estar en la casa? Me doy cuenta que es un plan que tiene demasiados huecos.

Pero no me importa. He caído en un estado de depresión mental: Sonrío por fuera, soy una mierda destrozada por dentro.

Cuando Dominick me dijo que no sigo siendo su novia, sentí como si me hubiese caído de una litera en pleno sueño hermoso y profundo. Un sueño en el que mi gran príncipe estaba sacrificando todo para salvarme. Y de hecho así era, Dominick estaba sacrificando todo para salvarme. Pero ya no era mi gran príncipe. Él solo se sentía culpable de haberlos guiado hasta mí, solo eso era: culpa.

Los ojos vuelven a picarme y pestañeo rápido para evitar que el traicionero sudor de ojos aparezca.

Escucho las pisadas de alguien—no sé de quién, ya que todos tienen el escudo que no soy capaz de traspasar—así que me acomodo bien y pongo cara de póquer.

—Te traje la comida —dice Bill entrando, mientras se sienta a mi lado—espero que te guste—la señala con un ademán de no importar.

— ¿Desde cuándo te has vuelto tan atento? —murmuro con sarcasmo aceptando la comida y arqueando una ceja.

—Siempre lo he sido—ríe sin ganas.

—Claro. También eras atento al amenazarme—digo—en serio.

Ríe verdaderamente y es cuando me doy cuenta que suena como un repique de campanas. Muy elegante.

— ¿Por qué no puedo salir de aquí? —digo señalando el sombrío sótano.

—No lo sé—niega con la cabeza—. Dominick ha insistido en esto. Supongo que es por tu seguridad. Pero lo convenceré de dejarte caminar por la casa—promete con desinterés.

—Gracias.

—De nada.

Él hace un además de levantarse y me aclaro la garganta.

< - Vamos. Vamos. Pregúntale Antonella, tú puedes. Es su amigo. Él debe saber. -> Me motivo penosamente.

—Pregunta con confianza—me sonríe burlonamente.

Arqueo una ceja.

—Tengo un escudo mental, ¿Cómo has podido escucharme?

Me mira burlonamente.

—Tu escudo—dice socarronamente—, es demasiado débil. Cualquiera de nosotros lo traspasa.

— ¿Qué? —digo ofendida—. Dominick me dijo que tengo un escudo muy fuerte.

—Creo que trataba de hacerte sentir bien—ríe entre dientes.

Me muerdo el labio con frustración y recuerdo que tengo un tema más importante que tocar. Luego de pensar perfectamente la formulación a mi pregunta, hablo.

— ¿Por qué él es así? Es decir—me corrijo— ¿Por qué ese cambio tan repentino? —le cuestiono.

Pasan largos minutos en el que él se remueve visiblemente incómodo. Lo miro fijamente esperando respuesta.

—No lo sé—responde finalmente negando con la cabeza.

—No, si lo sabes—contradigo

—Bueno, termina de comer—señala la comida en mi regazo.

—No deseo, gracias.

—Antonella—cierra los ojos exasperándose—.No lo sé. Dominick es raro. Indeciso—concluye—.Ya no quiere lastimarte. Y si me permites darte un consejo—continúa totalmente serio—es mejor así.

Asiento vagamente con un nudo en la garganta que me impide respirar.

Bill se levanta y se aleja en silencio.

— Bill—llamo.

— ¿Mmmh? —emite el sonido sin voltear completamente.

—Gracias—susurro sabiendo que él puede oírme.

Me parece que asiente y sube por las escaleras destartaladas, cerrando la puerta de la prisión, es decir, sótano.

***

Dominick.

< - En este lugar debe haber algo -> pienso mientras busco entre los estantes de la porquería de casa en la que se aloja el grupo de mi padre.

En cuanto comprobé que Bill bajó a entregarle su comido a Ann, salí de la casa. Él no me habría dejado venir, y mucho menos si supiera lo que estoy buscando. Es un riesgo que estoy dispuesto a tomar, y no podría involucrarlos a ellos.

Lo bueno de mi padre y sus corderos es que los libros son muy importantes para ellos, en algunos hay anotaciones de antepasados. Incluso de las personas que contactaron a Hades. Pero yo busco algo en específico. Un libro que me dé alguna salida.

Escucho un ruido y cierro los ojos conteniendo la respiración.

< - Me han descubierto -> Empiezo a sudar frío.

A mi padre no le importaría que sea su hijo, o que en algún momento lo haya querido tanto que podría haber dado la vida por él. Si me encontrasen aquí probablemente me matarían.

Y no puede pasar. Aún no.

Los pasos se acercan tanto que estoy a punto de evidenciarme y salir corriendo pero me detengo. Trato de tranquilizarme y acortar mi respiración sin hacer mucho ruido. Me bajo es pasamontañas con lentitud y me agazapo.

Luego de largos minutos donde el corazón casi se me sale por la boca, aquellos pasos se alejan dejándome solo y en silencio nuevamente. Espero unos minutos más, por si las pisadas regresan. Nada ocurre, así que continúo la búsqueda.

Encuentro un libro de portada muy interesante y empiezo a hojearlo tratando de buscar dibujos importantes que digan mucho. Conforme voy buscando aquellos dibujos sonrío al imaginar la expresión de Antonella al enterarse que busco dibujos en un libro. Sonrío más divertido aún y me desconcentro por un tiempo de mi objetivo.

Después de unos minutos de estupidez de hombre, logro volver al tema.

< - Debe haber algo sobre eso, alguna ley o algo que impida que Antonella sea sacrificada -> pienso desesperadamente mientras sigo buscando en el libro.

Sigo volteando páginas. Veo una imagen de un sacrificio dibujado a mano en una hoja suelta. Abajo tiene un párrafo extenso. Trato de leer las palabras pero solo logro leer la palabra “cambio”. Abro los ojos y trato de descifrar lo que dice.

Cuando termino de leer el desconcierto se apodera de mí. Frunzo el ceño contrariado. Guardo el libro en la mochila para analizarlo mejor en casa y empiezo la huida.

< - Hay una forma, una maldita forma ->.

Conduzco de vuelta al escondite de Ann. Paso todo el camino mirando por el retrovisor para ver si alguien me sigue, pero antes de meter el auto en la cochera escondida que tiene la casa, doy un par de vueltas alrededor tratando de despistar por si alguien me sigue. Estaciono, bajo del auto y finalmente ingreso.

Abro la puerta y bajo las escaleras del sótano.

Busco a Ann con la mirada y la encuentro tirada en la cama con respiración lenta así que supongo que está durmiendo.

Según lo que me dijeron, April iba a llegar para el almuerzo. Bill cuidaría a Ann, junto conmigo. Y Jack con Jeremy irían a buscar provisiones y algunas cosas para la casa. Mi madre y Sara llegarían dentro de tres días. Pero ni Billy ni April están con Ann.

Me volteo y emprendo el camino de regreso para buscarlos.

—Para qué has venido—escucho murmurar a Antonella contra las almohadas.

—Quería ver si estás bien—respondo culpable.

—Estoy perfectamente—gruñe.

—Eso es genial—me oigo decir—bueno entonces me voy.

—Lárgate—dice fuerte.

—Antonella—cierro los ojos con fuerza—. Yo no te quiero, ya no. Probablemente nunca te he querido. Solo eras un reto para mí. Es mejor que haya acabado ahora. He tratado de ser sincero en cuanto me di cuenta que he dejado de quererte.

Muerdo mi lengua antes de arrepentirme por lo dicho.

— ¿Nunca me has querido? —La veo levantarse de la cama furiosa y acercarse a mí— ¿Me has mentido cabrón? —Me empuja—Eres un idiota—me empuja con más fuerza—, mentiroso—grita.

—No te merezco, solo te atraje hasta ellos—le respondo en un grito que me deja en evidencia.

— ¡No me grites! —Grita con histeria—eres el menos indicado.

—Ann, por favor—suplico acercándome hacia ella—discúlpame.

—No. Me. Toques.

Bajo las manos con impotencia y salgo de aquella habitación sintiéndome la peor mierda del mundo.

¿Por qué me alejo de ella? Se puede arreglar, podríamos hablar como personas civilizadas. Pero no, yo me he entercado en hacerla sufrir, y al final el que sufre soy yo.

***

Antonella.

Dominick sale por la puerta con una expresión que no puedo reconocer. Aprieto la mandíbula fuertemente conteniendo las ganas de llorar. Cada vez que el abre la boca, sale algo que me lastima.

No llores. No llores. No llores. No llores.

Dominick es injusto conmigo. Fingir cariño… ¿Con qué propósito?

Me tiro en la cama y empiezo a gritar contra la almohada con frustración. Deseo llorar pero las lágrimas no fluyen, lo único que fluye dentro de mí es la molestia, la frustración y por supuesto el dolor por todas las cosas que pasaron y pasaran. Prefiero llorar por las cosas que pasaran después. Así que cuando esas cosas lleguen, mis lágrimas se habrán terminado.

Extraño reírme. Y cuando no te ríes… Te sientes vacía. Muy vacía.

Me calmo y me dispongo a esperar a April.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro