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Jueves 🌻


—¿Dónde te metiste? —habló una vez visualizo al chico en la entrada de la casa quitándose los zapatos.

—Lo siento Babá, me quedé sin batería—le explicó mostrándole su celular completamente muerto—Y acompañe a alguien a casa.

Aún así, la preocupación no había abandonado por completo la mirada de aquella viejita

—Lo siento ¿Si? —dijo abrazándola para tratar de tranquilizarla—Estoy bien abuela.

—No se que haría si te pierdo a ti también, Park —susurró tomando su mejilla con ternura.

Sus suaves palmas desprendiendo su calor.

—Eso no pasará. No vas a perderme. No te desharás de mi tan fácil.

—De acuerdo, ahora...—mencionó divertida, más relajada—¿Quién es? —habló dulcemente.

—¿Eh? ¿Quién?

—Dijiste que acompañaste a alguien a casa, ¿Es tu noviesita esa? —cuestionó mirándolo con desagrado.

El otro soltó una carcajada. A ella nunca le había agradado Roseanne, decía que su personalidad sólo se basaba en lo superficial e interés, cuando le platicó de nuestra ruptura fue la persona más feliz del universo. Si, compartían una muy buena relación.

—Babá, no me mires así, das miedo —le reclamó riendo—Y no, no es Rose, tranquila, es un amigo.

—Pero te gusta ¿No es así? —miro casquivana.

—Abuela, qué tonterías dices—soltó nervioso y con el colorete en adornándoles las mejillas—¡Es un chico!

—¿Y eso que? Mientras te guste y el corresponde. ¿Hay problema con eso?—exclamo riendo, caminando de vuelta a la estancia—Es el mismo chico con el que te mensajeabas ayer, por el qué tropezaste en las escaleras. Oh vamos, si te gusta.

—¿Qué? Estaba distraído —se defendió recordando su trasero azotar en los escalones—Ah, solo, olvídalo, voy a mi habitación.

Esquivando esa conversación a toda costa, decidió que lo mejor era desaparecer, así que subió las escaleras de dos en dos con rapidez.

—Pero no lo negaste —susurró —Tráelo a comer un día de estos —gritó desde la planta baja—¡Quiero conocerlo!

No escucho nada más, entro a la habitación cerrando la puerta detrás para darle a entender que ya había dada por terminado ese tema en cuestión.

«Vaya día». Suspiro tumbándose al medio de la cama, posando la vista en el techo grisáceo.

—Jeon Jungkook —murmuró—Peligroso Jeon Jungkook, ¿Qué me estás haciendo?

Ellos que empezaron a salir con el tiempo límite de una semana.

¿Quién había decidido el tiempo límite?
«Solo quedan 4 días» Pensó.

—¿Porqué te extraño si eres un desconocido para mí? ¿Por qué te extraño si recién acabo de verte?

Otro suspiro se escapó de su boca, se levantó de la cama para caminar al baño y tomar una ducha para refrescar sus pensamientos, pero algo sobre la mesita de noche lo hace detenerse.

—No puede ser—maldice al observar el calendario—Mañana será un largo día.


Jueves 9:30 a.m.

—¡Park Jimin! —gritó su amiga descaradamente, llamando la atención de muchos alumnos cruzando el pasillo.

—Shhhh —le obligó a guardar silencio al cubrirle la boca —Qué parte de ser discreta ¿No entendiste?—le reclamó exaltando quitando las manos de sus labios.

—No puede ser, ¡Están saliendo! ¿Por qué no me dijiste nada?—se quejó golpeándolo en el pecho—¿Desde cuándo?

—Todo empezó el domingo, por la fiesta, fue la primera vez que hablamos —contestó sujetándola de las muñecas—Y sabes perfectamente porque no lo hice, nadie debe enterarse, ni siquiera Yugyeom.

—¿Se lo has dicho a tu madre? —preguntó sumamente emocionada—A ella le va a encantar.

—Sobre eso...

—Jungkook, debes decirle, es tu madre.

—Para ti es fácil decirlo, pero te aseguro que no es sencillohacerlo—soltó con brusquedad cerrando el casillero.

—Es lo menos que puedes hacer por ella, te ha cuidado, te ha alimentado, te dio estudios.

—Lo sé, lo sé, y le estoy eternamente agradecido pero... —frenó bajando la mirada.

—¿Pero qué?

—Sólo imagina, que su único hijo sea así, anormal...

—Ella no va a juzgarte Jeon, eso lo sé —sonrió calmándolo por completo—Debes decirle, es mi mejor consejo —ella cerró su casillero de igual manera—Vamos a clase.

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El profesor entró al salón llamando la atención de todos los presentes, aún así, el de cabello plateado no se molestó en prestar atención, observó a través de la ventana a su izquierda. Era un día hermoso, sin duda. Pero no podía evitar sentirse nostálgico.
Tenía muchas imágenes de ella, de él, ocupando gran parte de los pensamientos en toda su cabeza.

Pero de pronto, apareció una completamente diferente. Ahí se encontraba, cruzaba la cancha de fútbol al lado de sus amigos con los bolsillos dentro del pantalón, la cabeza en alto, con esa postura imponente y esa seriedad tan penetrante.

—¿Qué estás haciendo? —susurró para si—Quizá, ¿Vas a clases? ¿Será está tú hora libre? ¿Jugarás fútbol? Me encantaría verte jugar fútbol.

Entonces, se detuvieron un momento cuando el viento revolvió los papeles de su amigo, haciendo que se esparcieran por todo el pasto. No podía escucharlos, pero por la expresión de su rostro sabía que estaba irritado y una que otra maldición se escapó de sus labios, sin embargo su querido compañero sólo rió y prácticamente se aventó a los brazos de Jeon haciendo que Park se tensara al instante.

—¿Qué haces? Sepáralo, está muy cerca—murmuró nuevamente, observando cada acción realizada por esos tres. Fue ahí donde la tal Irene irrumpió alejándolos bruscamente y tomó la oreja del chico entre sus dedos para arrastrarlo, dejando a Jungkook en medio de la cancha.

El siguió admirándolo.

—Voltea Kook—pidió por lo bajo—Voltea y mírame, estoy aquí—volvió a decir.

—¡Señor Park!—interrumpió una voz haciendo que brincara del susto—¿Todo en orden? Al parecer hay algo más interesante afuera.

—Eh. Si, todo, todo en orden—dijo regresando su vista al libro para desviar la atención del profesor.

Sin embargo, cuando giró nuevamente hacía el campo, Jeon Jungkook ya no estaba.

En una vida complicada y confusa.
Si repentinamente piensas. "¿Qué podrías estar haciendo?" Excluyéndote. Pensando en alguien más primero, mientras resuelves tus  propios problemas, solo eso puede ser Amor.

Dicen que el Amor comienza cuando ni siquiera lo sabes. Después se absorbe dentro de ti.

Y una vez que reaccione.
El.
Ya estaba dentro de su corazón.



—Jeon—una mano detuvo su camino, el contrario la miró serio y se safo con algo de brusquedad ante ese repentino y molesto contacto—¿Podemos hablar un momento?—continuo algo incomoda por tal reacción.

—Lo siento pelirroja—habló Yugyeom sosteniendo unas cuantas hojas en desorden—Tenemos que...

—Está bien —le interrumpió mirando a ambos —Adelántense, los alcanzaré en un momento.

—¿Seguro? —preguntó Irene mirando a la chica de mala gana, pero Jungkook solo asintió—Bien, te esperamos en el jardín.

Aguardó en silencio un par de segundos, hasta observar cómo sus dos mejores amigos se perdían al doblar el pasillo.

—Y bien...¿Qué necesitas Roseanne?

—Bueno—comenzó aclarándose la garganta—He notado que tu y mi novio se han vuelto algo cercanos y...

—Ex novio, Rose —le interrumpió para corregirla.

—Novio —respondió con seguridad, demasiado firme para su gusto —Yo decido cuando terminar la relación. El solo está confundido y te pediré que lo dejes tranqui...

—No quiero —soltó descaradamente.

Una risita sarcástica y nerviosa salió de ella.

—No quería llegar a esto, pero no me dejas otra opción —pasó un mechón de su cabello detrás de su oreja —Aléjate de Park Jimin o yo, le cuento a todos, tu sucio secreto.

—¿Qué quieres decir? —le preguntó entrecerrando los ojos.

—Lo sé Jung, sé que, tienes otras preferencias, te oí hablar con tu amiga esa—menciono acercándose amenazante —Y el simple hecho de pensar que una persona como tú, pase tiempo con Jiminie, no me gusta.

Vaya que la pinta de su ingenuo y dulce rostro, no hacía más que ocultar la bruja y personalidad podrida que llevaba dentro.

—¿Por qué? —cuestionó acercándose a ella con los puños cerrados a mis costados —¿Te sientes amenazada? ¿Tienes miedo?

Tenía que controlarse, no podía dejar que sus sentimientos le cegaran y cometiera una tontería ahí mismo.

—¿Por qué debería?—respondió seria.

—No lo sé, tal vez este "anormal" terminé de separarlo de ti. Después de todo, le haría un enorme favor.

—¿Cómo te atreves a...

—Olvídalo Park Roseanne, acabo de perder mi valioso tiempo contigo —finalizó separándome frustrado —Me voy.

Jungkook siguió con su camino ignorando el llamado de su parte.
Su mente a este punto ya era un completo lío y las ganas de golpear, gritar o llorar comenzaban a hacerse presente.

Y aunque trato de evitarlo, ese inesperado suceso le acompañó todo el resto del día.

—¿Paso algo? —preguntó confundido —No te he oído hablar desde que salimos de la escuela— hablo el de cabello plateado.

«Nada importante, sólo tú loca ex novia que podría arruinarme la vida por completo» quiso responderle. 
Aún así no dijo nada, simplemente siguió por aquel camino rocoso afuera del instituto. Quería llegar a casa lo antes posible.

—No, no pasó nada. ¿Qué me dices tú?

—¿Yo? —frunció el ceño por su repentina pregunta.

—No has sonreído desde que salimos de la escuela, ¿Sabes lo preocupado que estoy gracias a eso? —le dijo dejándolo un poco atrás.

—Jungkook...

—¿Qué haremos hoy? —preguntó con una ligera sonrisa—Preguntó, porque de lo contrario yo debe...

—Sobre eso...¿Te gustaría conocer a alguien el día de hoy?

—¿A quién?

—Lo sabrás si aceptas mi invitación —el chico sonrió de lado y se echó a correr sin más.

—¡Eres un tramposo Park! —le gritó comenzando a correr detrás suyo.

Después de un par de calles persiguiéndolo y luego tomar el autobús, ambos llegaron frente a una enorme casa color gris.

—Jamás mencionaste que eras rico —le dijo admirando la bonita fachada que está tenía.

—Claro que lo dije, tú no prestaste atención, eso ya es otra cosa—respondió sonriendo—Adelante, entra.

Ambos se adentraron  al lugar quitándose los zapatos primero. Era una muy bonita casa, todo era completamente blanco, acompañado de muebles grises y cuadros adornando toda la sala. Había cuadros de pinturas realmente fascinantes, un olor a lavanda se desprendía del piso.

—Babá, estoy en casa —gritó el peli plateado.

—¿Qué pasó? —salió una señora de la tercera edad casi corriendo de la cocina luego de unos segundos, su pelo corto era de color negro acompañado de unos cuantos cabellos grisáceos, de muy baja estatura y un rostro que revelaba ternura, completamente parecido al chico que tenía a su lado.

—El es Jeon Jungkook —lo presento sonriendo de oreja a oreja.

—Un gusto—habló acompañado de una reverencia.

—Oh, educado —se acercó a el observándolo de pies a cabeza —Es muy guapo y... —luego lo tomó de los brazos —Muy fuerte —dijo sorprendida —Lo apruebo.

—¡Abuela! —espetó Jimin avergonzado —Vas a asustarlo y lo alejarás de mi.

Podrían pasar muchas cosas, pero Jeon no se creía capaz de alejarse de él.

—Le agradezco, estoy muy halagado.

—Ven —pidió llevándolo a la estancia y el simplemente se dejó conducir— Ya casi está listo.

—¿Q-qué está..—entonces, guardó silencio abruptamente al saberlo. Frente a el, se hallaba una pequeña mesa con platillos muy elaborados como tteok o jeok. Y las fotografías de dos personas, a quienes podría reconocer en cualquier lado.

Entonces, Jimin y su abuela se hincaron, luego se pusieron de pie, y así repitieron la misma acción unas cuantas veces más.

—Kook, ¿Quieres saludarlos?—cuestionó el chico indicado con su mirada que se acercara.

Algo indeciso hizo lo que pidió, y me hincó a su lado.

—Hola—saludo honoríficamente acompañado de una reverencia—Mi nombre es Jeon Jungkook. Hijo de Jeon Joon Gi y  Kim Yu Jin. Soy amigo de su...hijo.

—No hace falta ser tan formal, Jungkook—le interrumpió el chico divertido.

—Oh, está bien—asintió avergonzado—Soy un buen amigo de Park, él ha crecido bien, una gran persona se ha encargado de ello. No sé salta las comidas, es buen estudiante y posee un gran sentido del humor—continúo sonriendo—No quiero alargarme mucho, sólo quería dejar en claro que...es feliz.

Finalizó volteando a mirarle. Pero unos ojos cristalinos fue lo único que recibió.

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—¿Es tu habitación? —cuestionó sonriendo mientras admiraba todo con detalle —Me preguntaba cómo era.

Caminó un poco sobre el piso de madera, la cama era espaciosa, las paredes eran color blanco y el techo gris, con póster de varias bandas y figuras de acción coleccionables. Muy parecida a la suya en realidad.

—Bueno, no es nada del otro mundo —dijo el chico con una expresión confusa para el.

—Es agradable, muy acogedora —respondió, pero la confusión llegó a él cuando observó al expresión en su rostro—Oye, sé que lo que preguntaré es estúpido pero, ¿Realmente estás bien? —soltó directamente y le miró serio.

—Lo siento —soltó de la nada.

—No tengo ni idea de porque te estás disculpando conmigo.

—¿Lo has sentido? —preguntó mientras salía al balcón y se sentaba en una de las sillas que había ahí.

—¿Sentir qué? —le siguió y tomó asiento al frente.

—Sentir que estas solo, a pesar de estar rodeado de personas, sentir tanto dolor por dentro al punto de quedarte en silencio, porque sabes que si hablas las lágrimas explotaran sin ninguna expresión en tu rostro —explicó primeramente observando al frente, luego, lo miro a los ojos —Sentir que todo el mundo avanza y tú te quedas estancado, ¿Lo has sentido?

—¿Sucede algo? Estás asustándome.

—Todos tenemos secretos Jeon, el mío es éste —suspiró con pesadez—No he superado la muerte de mis padres —confesó y giró su cabeza mirando nuevamente al frente.

Y ahí es donde comprende.

—Mamá me hizo quererla cuando iba a morir, todas las noches me preguntaba, ¿Por qué la única persona que me entendía en todo el mundo se ha ido? Era tan doloroso

Jungkook sin saber exactamente cómo actuar, que decir, posó su mano en su hombro. De su boca no podía salir ni una sola palabra y en ese momento sus pensamientos decidieron jugar a esconderse.

—Hace 8 años, hubo un accidente de auto—dijo levantándose nuevamente para dirigirse a un cajón—Una mujer de 32 años murió ahí, se dirigía a su trabajo, el causante salió ileso.

Mencionó sacando una hoja de periódico para mostrársela.

—Tenía 15 años cuando ocurrió. Mi padre no pudo soportarlo.

Aquello último se quedó impregnado en mi cabeza.

»No pudo soportarlo« se dijo.

—Vivo con mi abuela, así que por ella he fingido que todo esta bien, pero no es así, nada está bien, nunca lo ha estado —dijo algo alterado —Perdón Jungkook, quería olvidarlo pero....—suspiró con pesadez dejándose caer sobre la cama—Entiendo si quieres irte.

El pelo negro se quedó en silencio un momento. Tomó su mano repentinamente y su acto lo sorprendió un poco.

—Park Jimin —le llamó esbozando una sonrisa—Si cuando estas triste, me voy y te dejo... ¿Qué derecho tendré para estar contigo cuando invadas al mundo con tu escandalosa risa?—susurro riendo ligeramente —¿Quieres hacerte pasar por el dolor? Entonces me quedaré contigo porque...¿Sabes? De alguna manera te comprendo, como tú has dicho, todos tenemos secretos.
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«He aquí un gran ejemplo» pensó.

—Una vez me preguntaste, porque siempre uso estas cosas—dijo señalando los auriculares—Son para minimizar los sonidos.

El rostro del peli plateado se tornó confundido.

—Cuando era pequeño, me asustaba todo el tiempo—comenzó—Siempre me tapaba los oídos, porque el ruido era...atroz.

—Jungkook... —murmuró con una expresión que le decía, que no era necesario contarle nada.

—Salir me provocaba el llanto. Mis padres se asustaron tanto, que me llevaron con diversos médicos. Y resultó que, tengo una gran hipersensibilidad al ruido. No todos lo saben.

—Lo siento. No sabía y aún así yo...

—Tú secreto estará a salvo conmigo si tú prometes que guardarás el mío —me interrumpió lo que fuese que planeaba decir.

—Lo prometo—respondió sonriéndole.

«Aunque lamentablemente Park, no es el único secreto que guardo.» pensó.

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