22.
Lo que hay que hacer es unirlo, unirlo lentamente con su omega. Quizás pueden hacerse visitas sin que se dé cuenta, leves, que también estén los amigos para que no se sienta tan presionado por los demás. A pesar de todo, no sabemos cómo podría reaccionar ante su omega, pero sospechamos que al final todo terminará de buena manera.
Y la idea era esa, comenzar a unirlos de a poco como había recomendado el doctor, no obstante los padres de JeongGuk se habían dado cuenta del tremendo cambio que había tenido su hijo. Al ser anormal, había sido retraído y callado, quizás con YoonGi le habían visto, de vez en cuando, feliz, pero nada más. Era un muchacho tímido, inseguro y bastante silencioso. Su madre, cada ocasión que llegaban sus chismosas amigas, tenía que sacarlo de su falda porque no se atrevía.
Pero diablos, ahora no.
Su hijo estaba más enérgico que de costumbre, cantaba y bailaba por los pasillos de la casa como si nada, como si no le avergonzara hacerlo. Y tenía una linda voz, pensó la mujer al escucharlo cantar. Por el momento no estaba su marido, debido a que estaba de nuevo en la empresa para que JeongGuk se pudiera quedar hasta que estuviera de mejor forma. Una que otra ocasión se quedaba callado, y sabía que eran por los dolores, ya fuese irritación o por los mareos, cuales fuera, la mujer iba a socorrerlo para que pudiera sentarse.
Esa misma tarde tenía que ir al supermercado, así que decidió que para no dejarlo solo, se lo llevaría. En el camino al mismo todo estuvo bien, Jeon se había quedado tranquilo en el asiento mirando por la ventana, pero las cosas habían dado un giro cuando se bajaron del automóvil. JeongGuk intentó mantener la postura, pero le dolía demasiado la cabeza. Su madre le dijo que podía quedarse en el auto, pero el hijo negó, diciendo que se estaba comenzando a sentir mejor. Así que ella creyó en él, caminando hasta la entrada así como más personas que iban a comprar de igual forma.
Y allí fue que su hijo se descontroló. Al ver a cualquier muchacha, sin siquiera pensar si eran omega o alfas, les coqueteaba. Les sonreía repleto de travesuras a las jóvenes, quienes también hacían lo mismo al ver a un muchacho tan bonito por allí. JeongGuk parecía ser todo un Donjuan, dando piropos que aunque nadie pedía, ellas se sonrojaban. Inclusive, una mujer por el camino mientras que la madre buscaba par de tomates, le dio el número telefónico a su hijo, sonriente y llena de un hambre voraz a otra cosa que JeongGuk supo discernir bastante bien.
Otra cosa extraña, porque JeongGuk siempre le había temido al sexo.
Fue toda una odisea de mujeres lloviendo de un lado al otro, y cuando salieron, su hijo llevaba un manojo de papelitos con números de mujeres desesperadas por tener un poco más de lo que ese hombre al parecer podía ofrecer. Su madre tomó los papeles de un manotazo, rompiéndolos. JeongGuk hizo un puchero antes de enojarse.
—¡Eran mis citas!
—¡Primero, no me grites! Y segundo, creo que no recuerdas, pero ese anillo en tu dedo no significa que estás libre como para hacer lo que pretendías. Estás casado.
El alfa hizo una mueca, mirando a otro lado mientras caminaban para dirigirse al transporte.
—En realidad, no sé cómo se les ocurrió que era buena idea casarme con... ese intento de omega —comentó con enojo—. Es todo lo opuesto a como lo son los omega. Mal hablado, gordo, feo y gritón. Es odioso, sí, creo que lo odio.
La mujer negó, no podía creer lo que estaba saliendo de la boca de su hijo. Él jamás hablaría así de cualquier persona. No obstante, no dijo nada. A pesar de que pudiese pelear con él a cerca de eso, no cambiaría nada, así que lo dejó quieto. JeongGuk, mientras, observaba a otro lado que no fuese su madre.
Mierda, dolía.
Cerró sus ojos, viendo por segundos a su alfa interior. De ojos rojos y fuertes, salvajes. Este le miraba, mostrando sus dientes mientras gruñía, seguro fue debido a las palabras que había usado para referirse al supuesto omega con quien estaba casado. Él, siendo un hombre tan guapo... ¿Con un omega tan poco agraciado? ¿Tan poca cosa? ¿Y su alfa estaba de acuerdo con eso?
Sus padres en serio no tenían cerebro.
Abrió sus ojos, encontrando con que el omega del cual estaba pensando, venía justo delante suyo, pero un poco más lejos. No estaba pendiente a él, eso podía notarlo. Hablaba con alguien que no se había aparecido. Hasta que logró verlo. Era un muchacho más alto que el gordo, de buen físico, que no había visto antes. Este le sonreía con ternura al omega, mientras acariciaba su rostro y parecía querer protegerlo.
JeongGuk se escondió con rapidez detrás de un automóvil, mirando la situación con curiosidad, porque no sabía quien era el otro. No había aparecido en el hospital en ningún momento, por lo que asumió que no le conocía. Notó que el hombre tomaba uno de los carritos de compra que los clientes dejaban por ahí, y quitaban todo lo que tuviese dentro. La mujer, que ya iba más adelantada, se percató que su hijo no estaba allí de repente. Algo asustada se volteó, pero no encontró a nadie, su hijo no estaba en ningún lugar.
¿Dónde se habría metido? ¿Le habría pasado algo?
El alfa anormal se escondió aún más al ver que estaban a punto de pasar por su lado. Cuando lo hicieron, se giró del lado contrario, observando sus espaldas. El muchacho alto parecía tener una gran confianza en el gordo. Y a JeongGuk no le importó, pero...
Pero a su alfa sí.
Por ende no pudo evitar moverse detrás de ellos, observando cada acción que hacia el dichoso hombre. Y notó con molestia como lo tocaba, y como se reían juntos como si nada, como si él no existiera ni lo hubiese hecho jamás en su vida. El alfa volvió a entrar en el supermercado, esa vez ignorando a las mismas mujeres a las cuales les había coqueteado, quienes estuvieron un tanto aturdidas al querer coquetear con él, pero sin recibir respuesta alguna. El alfa estaba con los ojos fijos en ciertas personas, atento a todo lo que pasaba delante de él, a par de metros.
TaeHyung, quien era un completo desconocido para JeongGuk, se giró buscando algo que seguramente YoonGi necesitaba, y notó al alfa mirarlos, pero este desvió la mirada, haciendo como que iba a ir a otro lado, desinteresado en el dúo. Con cuidado escogió lo que quería, dándose vuelta. Así, sonrió de forma emocionada. No sabía que los estaba persiguiendo, ni siquiera sabía que estaban en el mismo lugar a la misma hora, por eso se había sentido extraño, como si alguien los mirara mucho tiempo, y gracias a los dioses del Olimpo, ¡había sido JeongGuk!
Se acercó hasta el omega quien veía qué cosas comprar, pero no le dijo nada para así poder tener reacciones auténticas. Si JeongGuk no recordaba, seguro que su alfa sí y por algo estaba allí, persiguiendo al omega. A menos que fuese que estaba con su mamá. Cualquier cosa, haría como que le gustaba YoonGi. Pasó uno de sus brazos por su hombro, sonriéndole.
—Oye, YoonGi.
—Mmm.
—¿Dormiste bien a mi lado? —preguntó, casi pareciendo gritar. La gente a su alrededor les ignoró aunque había uno que otro interesado por allí ya que el tono era demasiado alto como para no poder escucharse si estaba a par de metros.
El omega se giró, viéndole con una expresión extraña por la pregunta. Ni siquiera habían dormido juntos, pensándolo bien. TaeHyung se había quedado sentado a su lado mientras se dormía, encogiéndose de hombros pocos segundos después. No era un tema interesante porque sabía lo que había pasado. Quizás eran cosas extrañas de Tae. Porque claro, él era medio extraño. JeongGuk, quien estaba atrás, gruñó, molesto. Había escuchado aquello del hombre al lado de quien decían era su esposo, parecían estar los dos de lo más bien, contentos. ¿Ese era el supuesto hombre que debía respetar tal cual decía su madre? Mierda, pensó que no, que no merecía respeto alguno y lamentó que su madre le haya roto todos los papeles con números que podían haber traído cosas buenas a su vida.
Quiso irse, pero al ver que este tomaba su mano para plantar un beso en la misma le hizo quedarse estoico, observando lo que estaba al frente suyo como si fuese un dorama. YoonGi arrugó la cara, un tanto confuso, por otra parte, algo asqueado de que de la nada empezará a comportarse de esa forma. TaeHyung estaba actuando demasiado extraño. Este se le acercó, sonriendo.
—JeongGuk nos está mirando —susurró, travieso.
Los ojos de YoonGi se abrieron impresionados y quiso mirar para donde seguramente estaba. Quizás detrás de ellos. Su corazón se aceleró, pero luego bajó la mirada al darse cuenta de algo. Seguro que JeongGuk seguía sin recordar nada, y tendría el pensamiento de que no era su omega, por lo que no le importaría buscarlo. TaeHyung dejó de sonreír al ver su rostro triste.
—Ya... Déjame buscar las fresas, quiero ver si están en buen precio.
TaeHyung notó cómo YoonGi se iba y lo dejó hacerlo. En vez de seguirlo, se giró, observando los ojos de JeongGuk escondidos en uno de los estantes del lugar. Este intentó alejarse para que no se diera cuenta, pero TaeHyung era más listo. Por lo que se acercó a este, sonriendo con maldad. No habría nada malo con que el alfa pensara que ellos dos eran pareja. En realidad, podría ayudar.
Este le miraba mientras se acercaba, con molestia.
—Hola, muchacho, ¿quién eres?
—Eso me pregunto, quién soy, digo, quién eres —dijo, alzándose de mejor manera para extender el brazo—. Me llamo JeongGuk.
El beta extendió de igual forma su brazo, sonriente.
—TaeHyung, un gusto. Pero... me percaté de que nos estabas mirando, ¿sucede algo?
El alfa anormal negó, como si no hubiese hecho lo que dijo, aunque se notaba un tanto nervioso. La cara de repente se le había puesto sudorosa y blanca.
—No, sólo... Sólo tu compañero se me hacía conocido y pensé que era alguien... bueno, ya sabes, cuando no sabes si alguien es alguien quién en verdad conoces.
—Oh, no lo sabía. Pensaba que nos estabas persiguiendo, ya sabes, hay gente loca en todos lados —se rió, quitándole importancia. JeongGuk sonrió leve.
—¿Y... son pareja?
—Lamentablemente no, pero me gusta demasiado. Su corazón tiene a alguien más por el momento alguien a quien intento quitar —comentó, mirando hacia donde se había ido YoonGi. JeongGuk apretó la mandíbula, preguntándose por qué le molestaba tanto el tema ese de que su supuesto esposo estuviese con alguien más—. ¿Tú tienes a alguien?
El castaño miró el anillo, para quitarlo de su dedo y guardarlo. TaeHyung se alertó. Parecía no importarle que dijera todas esas cosas. Ni siquiera se notaba afectado.
—Tenía, no creo que lo tenga por el momento.
—¿Por qué? ¿Qué pasó?
El otro dudó. Al final de cuentas, era un completo extraño, y estaba con un interés amoroso en quien decía ser su cónyuge. Quizás podía decírselo, pero no, también dudó. Suspiró a lo último.
—Nada, sólo... problemas que tengo que no me permiten verlo. Eso. Creo que tampoco me quiere.
TaeHyung no dijo nada en esos segundos, volteándose.
—Siempre intenta buscarlo, al final, supongo que te quiere más de lo que puedes pensar —susurró, pero fue bastante claro con ello. Se largó de allí, dejándole solo. Pero luego JeongGuk se preguntó, ¿cómo era posible que le diera un consejo, si justo la persona con la que estaba, era la que decían que necesitaba?
Se dio la vuelta, caminando hasta la salida y su madre ingresaba, enojada con haber perdido el tiempo buscándolo.
—Hombre, te llevo buscando hace tiempo, ¿qué hacías de nuevo aquí?
—Tsk, nada. Vámonos.
Ella se confundió, viendo cómo salía como si nada. Aún así, se alzó de hombros, yendo detrás de él. Luego le preguntaría a fondo.

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