20.
Información sacada de https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/concussion/symptoms-causes/syc-20355594
Nada de lo que está escrito, es de mi propio conocimiento y/o autoría. Créditos a su respectivo)(s) autor.
"La conmoción cerebral es una lesión cerebral traumática que afecta las funciones del cerebro. Por lo general, los efectos son temporales, pero pueden consistir en dolores de cabeza y problemas de concentración, memoria, equilibrio y coordinación.
En general, la conmoción cerebral es causada por un golpe en la cabeza. Sacudir la cabeza y la parte superior del cuerpo de manera violenta también puede causar conmoción cerebral.
Los signos y síntomas de una conmoción cerebral pueden ser sutiles y no manifestarse inmediatamente. Los síntomas pueden durar días, semanas o incluso más tiempo.
Los síntomas comunes después de una lesión cerebral traumática con conmoción son dolor de cabeza, pérdida de la memoria (amnesia) y confusión. La amnesia normalmente implica olvidar el evento que causó la conmoción cerebral".
Según páginas que he leído sobre esto, la amnesia que se supone que sufra JeongGuk es la amnesia anterógrada es una donde sí recuerda a quienes le rodean, pero NO lo que sucedió en el momento de su accidente y las cosas nuevas que sucedan, claro, se da en pocas ocasiones y es temporal. Sin embargo, es mí historia, y hago lo que crea conveniente para crear más drama, por lo que va a tener amnesia retrógrada.
¿Quién... soy?
YoonGi se quedó mirando su rostro en el marco de la puerta. No. Se dijo en su mente. No podía ser aquello. No era que JeongGuk tuviese un gran sentido del humor. Quizás era posible que quisiera quitarle esa cara que llevaba a que había visto un muerto. Sí, seguro eso era. Cuidadoso entró, viendo que su esposo se ponía alerta cuando no le respondió su pregunta. Seguro era una broma, sí.
—Te he preguntado quién eres —demandó, con una fuerza que el omega no había conocido antes. Pero no se dejó asustar. JeongGuk tenía muchas ganas de hacerle las bromas pesadas. Se acercó a la cama, buscando tranquilizarse y no sentir que sus manos temblaban más que una gelatina.
—Hombre, d-déjate las bromas. Sabes bien que no me gustan y que si me entero que lo has hecho con el propósito de verme rabiar, te voy a partir la cara —comentó con sus labios temblorosos, deseando ver de repente la sonrisa de su cónyuge. Pero... él no sonrió en ningún momento. Su corazón se aceleró. ¿No le recordaba en serio? Tragó fuerte, poniéndose una mano húmeda en su pecho, su corazón estaba bombeando más sangre de lo normal—. JeongGuk, soy yo, YoonGi.
—¿YoonGi? —preguntó, y se quedó varios minutos en silencio, hasta que notó la indiferencia en su rostro—. No sé quién eres.
Se alzó, nervioso.
—Soy YoonGi, JeongGuk. ¡YoonGi! ¡¿Por qué me estás haciendo este tipo de bromas?! ¡¿Acaso es porque te molesto?!
El alfa se indignó. Mira, que un muchacho tan lindo viniera a gritarle cuando él estaba tranquilo. No iba a permitir que viniera a alzarle la voz siendo él un alfa hecho y derecho. ¡Era un completo desconocido!
—¡No me vengas a gritar! ¡Y no te conozco, maldita sea! Qué descaro el tuyo venir a donde mi a decirme este tipo de cosas. ¡Largo! No tengo porque estar soportando a una persona que es extraña para mi —zanjó, mirándole con odio. YoonGi apretó con violencia sus labios, suspirando para irse dando tumbos. El castaño observó como el muchacho se iba hecho toda una fiera, y sonrió, porque le había parecido tierno a pesar de todo.
YoonGi salió de allí, encontrándose rápidamente con JiMin y TaeHyung al bajar al primer piso. Sus suegros estaban a su lado. Cuando le vieron pasar quisieron detenerlo, pero lo siguió sin siquiera verlos un segundo. Estaba enojado, ¡maldita sea! Enojado, ¡rabioso como una maldita ardilla! Quería darle una cachetada, no, una no. ¡Cien! Darle cien para que pudiera ver de que él era quien le gritaba, y no el otro.
Caminó y caminó hasta alejarse y poder ver las rejas que rodeaban el hospital. Era de noche, todo estaba helado. Las hojas verdes se movían poco por el viento, y la Luna no estaba, sólo las estrellas. Se detuvo allí, sentándose en uno de los pocos bancos, y con el riesgo de que algún imbécil no lo viera porque estaba en medio de la oscuridad. Cerró sus ojos, escuchando pisadas apresuradas.
—YoonGi —susurró TaeHyung sentándose a su lado. El omega abrió sus ojos entonces, recordando el rostro de su esposo, siendo indiferente y frío. Tembló, no le gustaba—. YoonGi, ¿Qué pasó?
—N-nada —murmuró, observando sus manos blancas—. Sólo... Sólo no me recuerda, eso.
El beta le miró con pena. Sabía bien que YoonGi de a poco había intentado cuidar como loco a JeongGuk. Como si los papeles se hubiesen invertido con la naturaleza. Sin dudas, YoonGi hubiese sido un alfa perfecto, que cuidaría de JeongGuk hasta lo último. No, no era que notara que lo amara, sólo que... YoonGi lo respetaba, y lo quería a su manera, había podido notarlo desde el principio. Entonces, sin quererlo, sintió sus ojos cristalizarse, y se echó a llorar. El omega le observó, dudoso. ¿Ahora por qué lloraba?
—Eh, ¿por qué lloras?
El beta se detuvo, mirándole.
—¡E-es que t-tiene que s-ser f-feo que t-te olviden! —gritó, llorando como un niño. YoonGi iba a reírse, lo hubiese hecho antes porque parecía ridículo. No obstante los gritos en su mente de JeongGuk y la ira no le dejaron hacerlo. Algo... Algo le molestaba en el pecho. Y no quería, no quería tener que admitir que era la molestia de verse siendo ignorado, de que JeongGuk no pudiese recordar de que él era su esposo, y no una persona desconocida. Hombre, qué molestia.
—Ya, tampoco tienes porque llorar —dijo, mirando el hospital delante suyo—. Supongo que... que volverá en sí pronto.
El beta no le respondió por seguir llorando. Y YoonGi deseó que todo aquello fuera un simple sueño donde podría abrir sus ojos, para encontrar a JeongGuk dormido a su lado, como todas las madrugadas.
Mientras, JeongGuk estaba con sus ojos grandes puestos en quienes decían ser sus padres. Quizás la mujer le daba un leve recuerdo, así que sí la aceptó como su progenitora. También el hombre. Podía recordar su rostro en varios momentos. El doctor estaba presente también. Entonces miró a un muchacho rubio, alfa, quien estaba serio desde que llegó, con un gesto cansino, como si no le gustara estar allí. Le enojó eso, pero no dijo nada. El hombre de bata blanca empezó a hablar.
—Como se sabe, el joven Jeon ha sufrido de lo que se conoce como una conmoción cerebral. Suponemos que fue una caída fuerte, porque no hay otras heridas por el cuerpo. Hasta ahora ha mostrado unos cuantos síntomas que son amnesia, dolor de cabeza, irritación y visión borrosa. Es posible que estos síntomas se vayan con el tiempo y que regrese su memoria. Me han notificado que el paciente está casado, pero... ¿Es usted?
Señaló al alfa normal, quien negó.
—No, yo no.
—¿Y dónde se encuentra?
El alfa estaba confundido. ¿Él tenía una esposa? Un poco adolorido por la cefalea fue que observó a las tres personas que estaban allí. Bajó sus ojos hasta su mano, notando un anillo en su dedo anular. Los abrió, atónito. ¿Entonces sí estaba casado? Sonrió, imaginando la linda omega que seguro estaba con él. Debía ser toda una ternura.
—Pues la verdad, salió. No sé —respondió el padre de JeongGuk, recordando bien cómo se había ido YoonGi del hospital. Y se sorprendió. Al parecer había sido un golpe duro para el omega. Luego sonrió contento. Las cosas con ellos dos al parecer iban bien, claro, si no fuese por eso que estaba ocurriendo.
—Necesito comunicarme con él, es importante para que el paciente vaya recordando y sintiéndose mejor —dijo, suspirando. JiMin decidió llamarlo, aunque obtuvo respuestas cortas y molestas.
—Ya viene. Cuidado, no se pase de palabras.
El doctor ya se sospechaba que era un omega anormal, así que asintió. En menos de diez minutos YoonGi entró, con una cara de perros antes de mirar al doctor y sentarse en silencio. El alfa castaño se alertó al ver a quien se había presentado en la habitación, moviéndose incómodo.
—¡No lo quiero aquí!
Todos le miraron, sorprendidos del grito, menos YoonGi, quien azotó la puerta antes de sentarse con cara de pocos amigos.
—Jeon, hijo, ¿cómo dices eso? —preguntó indignada su madre—. Es tu-
—No se preocupe, doña. La próxima que su hijo me vaya a gritar, tendrá que verle la cara al doctor de nuevo. Le daré una estadía duradera por esta camilla.
El alfa no se vio amedrentado por lo que le dijo el omega. Entonces, el doctor se le acercó.
—¿Es el cónyuge del paciente?
—Sí, estamos casados hace poco —respondió. JeongGuk negó, rabioso. ¡No, no quería!
—¡NO, ESO ES MENTIRA!
—¡MentiRA MIS HUEVOS! ¡¿TE CREES QUE EL ANILLO ES DE DECORACIÓN, CABRÓN?! —gritó, alzando su mano para que viera su anillo.
—Por favor, abstengan los comentarios subidos de tono —suspiró—. Joven Jeon, necesitamos que la recuperación de su esposo sea en su casa porque-
—No tengo paciencia, terminaré matándolo si se pone ridículo. Que lo cuiden sus padres a lo que se recupera —le interrumpió.
—Señor, lo mejor para el alfa de su esposo sería que usted lo cuide. Aunque él no recuerde, su Al-
—Su alfa me vale mierda. ¡No lo quiero cerca mío a menos que usted desee tenerlo de nuevo acá! Mire el lado económico, sale beneficiado si lo traen de nuevo por mis manos.
—Es su esposo, señor. Se supone que lo cuide, es su omega.
YoonGi se rió, tocándose el estómago. JeongGuk observaba todo con enojo. Le molestaba esa actitud tan altanera.
—¿Yo?... ¿Se supone que si soy su omega lo tenga que cuidar? Yo no me casé con JeongGuk por amor ni nada de esas tonterías, por Dios. Estamos casados por obligación. En realidad, no amo a nadie. Es una molestia que asuman que el matrimonio es puro amor, y no un contrato donde salimos bien los dos.
El alfa anormal apretó su mandíbula al escucharle, pero algo, algo dentro suyo se había quebrado con tanta fuerza que comenzó a temblar. Sus padres le observaron angustiados al verle llorar de la nada. Su lobo comenzó a desesperarse, y no sabía porque. ¡A él no le importaba ese hombre que decía ser su esposo! Quizá lloraba por el dolor de no poder recordar bien a sus padres, o quizás alguno más dentro suyo. Le dolía, algo, pero le dolía. Todo su corazón. El doctor se dirigió donde estaba.
—Ya, cálmese. Bien, lo mejor será dejar al paciente por unos días con sus padres, sin embargo, volverá inmediatamente luego a donde está su omega. Aunque no se amen, es obvio que al alfa del paciente no se le ha olvidado quien es usted y por eso su olor puede volverse un tanto ácido al igual que su carácter. Espero que usted, por favor, pueda comprender la situación. Ahora, salga.
YoonGi se fue sin siquiera mirarlo. Y JiMin le siguió por detrás. TaeHyung les esperaba afuera sentado y se alzó con una sonrisa que se vio sin terminar debido a la tensión que sintió entre ellos dos.
—YoonGi, mierda, te pasaste -le regañó JiMin, haciendo que se pudiera más irritable.
—¡¿Y qué querías?! ¿Qué dijera que sí? Yo no amo a JeongGuk, punto.
El beta les observó contrariado, sin tener idea de porque parecían querer matarse con la mirada. Nunca les había visto así. Bueno, esa mirada era normal en YoonGi, siempre estaba echando fuego, pero no en JiMin, quien era una bola de azúcar al lado del omega. Este último se acercó, amenazante, pero YoonGi no de intimidó.
—Sí, pero no tenías que decirlo frente a sus padres, o al menos hubieses pensado en él.
—Frente a sus padres y frente al mismísimo Papa en Roma si quieres. No voy a mentir sobre lo que siento. No amo a JeongGuk, ¿bien?
—O-oigan, n-no...
—¡No estuvo bien! A JeongGuk sí le gustas, ¡por algo comenzó a llorar! ¿no crees? ¡Eres un jodido insensible! Eso es. No sé cómo es que JeongGuk en serio se fijó en ti siendo tan despreciable.
—Oh, ¡claro! Lo dice alguien que ni me conoce y sólo se deja llevar por palabras que posiblemente estén influenciadas bajo mi enojo. ¡Si no te gusta, te vas!
El alfa no soportó más aquello, y se fue rabioso. El beta le observó irse, triste, pero se giró donde el omega. Cuando lo hizo, notó que se estremeció, y por primera vez le vio llorando. Parecía como un niño, escondido, para que nadie lo viera, como si temiera llorar a su lado. Y YoonGi nunca, nunca lloraba, estaba seguro. Entonces se enojó con JiMin. ¡Hombre poco honesto y malo! Hizo llorar a su amigo. Le tomó de los hombros con cuidado, abrazándolo.
—Ya, yo te apoyo. ¿Bien? No eres un insensible por no corresponder los sentimientos de otra persona. Estoy seguro que has hecho todo lo posible para mantener contento a JeongGuk, y sé que cuando regrese a ser el mismo, estará más que feliz por saber que estuviste a su lado todo el tiempo —susurró, haciendo que YoonGi callara sus lamentos—. También estoy seguro que te duele más que a nadie, más que al mismo JeongGuk. Pero... Pero va a ser el mismo pronto.
YoonGi apretó las manos que se ceñían en sus hombros, mirando el piso con sus ojos rojos. Su omega estaba tranquilo, extraño, como si en serio hubiese dicho algo malo.
Y... temió por lo cruel que podía ser.
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