AÑORANDO LAS ESTRELLAS
Mi mirada de añoranza envolvía aquellos puntos brillantes que estaban perdidos en la extensión negra de la más oscura y penetrante noche.
Yo me sentía pequeño e insignificante al lado de esas luces salvadoras.
Ellas eran tan frágiles que sería imposible bajarlas sin dañarlas para conseguir que la yema de mi dedo rozara la sombra de su luminosidad.
Pero también eran fuertes y no se rendían nunca; brillaban durante décadas y habían conocido la historia del mundo. Esto me hacía sentir menudo y sin vida.
Empezaba a oscurecer, a hacerse opaco el que había sido un cielo negro y cubierto de luces.
Esto me hizo bajar la cabeza y devolver mi visión a la humilde ciudad en la que vivía pero mi deseo fue cumplido en seguida por la última voluntad de mis amigas nocturnas: mi mirada se posó en la estrella más bonita que hubiera poblado nunca el cielo, la tierra o el mar.
Tu pelo liso caía acariciando tus hombros y tu espalda mientras una bata rodeado todo tu estelar cuerpo.
No distinguía tus facciones pero no me importó. Lanzaste un rayo de luz directo a mi corazón del que no puede escapar. Tampoco quería.
El hielo de la chispa que me impactó quemaba a la vez que el fuego me congelaba.
Sé que eres lo que yo tanto necesitaba, lo que yo tanto anhelaba y esa mirada elevada de añoranza se convirtió en una perpendicular de necesidad y deseo.
De repente, te levantas del tejado donde te encontrabas y no consigo distinguir tu silueta en la oscura noche. Tus pies descalzos rozan las tejas y dejan un rastro luminoso, estos giran sobre sí mismo y... ¿me observas?
No estoy seguro pero sé que tu corazón desprende luz y que no se ha unido el destino y las estrellas.
Tus amigas.
Mis amigas.
Nuestras amigas.
Ya no estás, desapareciste y mi corazón se queda vacío.
Sé que volverás, tengo la certeza, pero si no lo haces te he vendido mi alma.
Ahora te siento, pero no te veo. No dejo de mirar el lugar en el que yaciste antes de irte pero puedo asegurarte que salvaré esos pocos metros que separan nuestros tejados y así conseguir fusionarlos en uno solo.
Sé que podremos.
Juntos, atados bajo la luz de la estrella que nos unió.
Levantó la mirada con un nuevo propósito que me impulsa.
Te doy las gracias bonita estrella por iluminarme siempre el camino.
Gracias a ti, hoy dormiré con el corazón ardiendo y la mente ansiosa.
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