¿Pueden creer qué llevo un día entero sin comer?

Pues así es, anoche el imbécil de mi padrastro me dejó sin cenar porqué según él, puse los ojos en blanco. No desayune, no comi por estar haciendo la tarea de Liam y sus amigos, y encima me quedo sin cenar.

Siento qué en cualquier momento voy a desfallecer, no aguanto más el hambre, las tripas rugen, me gritan por alimento, así qué solo camino directo a la cafetería un poco mareada y sin energía.

Tropecé con mis pies y sentía como me cuerpo caía directo al piso, me estampe contra este y solo pude lloriquear bajo por el dolor.

-¿Qué haces ahí? -escuché una voz conocida -vamos levantate. -giré un poco mi cuerpo y me encontré con Harry extendiéndome su mano.

No la tomé pero si me levanté del suelo.

-¡Que orgullosa eres! -exclamó entre risas.

Lo dejé ahí parado y seguí mi camino, minutos más tardes pude saciar mi hambre, pasé mi tarde tranquila, Liam y sus amiguitos no me molestaron y eso me daba un poco de alivio.

Salí en busca de mi casillero, era el último cambio que haría, una clase más y tendré qué ir directo al infierno, ese lugar es mi casa.

Puse mi clave, y vi como una nota perfectamente doblada para entrar por el orificio de mi casillero se encontraba a la orilla de este, la tomé antes de se que cayera al suelo. La desdoblé y leí:
Hola, Lee Lee.

Sé qué no es tu nombre pero así te apode, bueno me tomé ese privilegio de hacerlo.

¿Te han dicho lo perfecta qué eres?

Eres inteligente, bella y tú sonrisa aunque no la muestras siempre pero cada vez qué lo haces es como sí el mundo se iluminara por completo, es realmente hermosa.

-Anónimo.

¿Otra vez está mierda? ¿Qué consiguen con enviarme estás notas?

La arrugué con fuerza y la lancé con enojo centro de mi casillero, mañana vendré y la sacaré para votarla directo en la basura.