Caminé minutos antes del qué el timbre sonara por todo el instituto y avisara a los estudiantes su momento más deseado para salir.

Arrastré mis pies sin fuerzas, mi cuerpo caminaba sobre el rígido piso, toqué mis mejillas y limpié las lágrimas qué corrían como manantiales por mis mejillas, y hoy es un día más en que mi alma quiere abandonar mi cuerpo, irse lo más lejos posible, ir aún lugar en donde haya paz, llegué hasta el final de uno de los pasillos miré mi objetivo y recosté mi cabeza en el frío metal, suspiré no una, sino varias veces, alce la cabeza y me encontré con un pequeño objeto negro qué estaba implementado en el metal, miré los números rojos y me dispuse a poner la contraseña para abrir mi locker.

Al abrir mi pequeño espacio personal, en dónde guardaba mis libros, estos los cambiaba día por día por las materias que me tocaban al día siguiente, tenía una única foto junto a mi padre pegado en la puerta, unas letras doradas debajo de esta con la frase «Be Happy» estoy pensando en quitarla porqué esa teoría de la felicidad no está en mi estilo de vida.

Entré el libro de Arte en el cajón y saqué el libro de historias, al tomarlo en mis manos una hoja blanca doblada en dos calló al suelo, me arrodillé y la tomé en mis manos, no dudé en abrirla y averiguar de qué apunte se trataba aunque no recordaba haber anotado algo en algún papel. Al redoblar la hoja vi qué contenía un párrafo, más bien parecía una nota, miré hacia ambos lados y el pasillo seguía limpio y sin ningún ruido, me levanté, acomodé mi falda azul oscuro pasando una mano para qué quitara cualquier arruga, cerré mi locker y me dispuse a leer recostándose de este.

Hola, Leigh-Anne.

Hace mucho tiempo he querido hablarte pero soy un cobarde, quiero decirte que te quiero mucho, me gustas desdé la primera vez que te vi, con tu hermosa sonrisa y tu perfecto cabello, recuerdo que ese día llevabas un hermoso collar con tu nombre, ese día grabé tu nombre en mi memoria.

-Anónimo

Arrugué el papel en mis manos, el timbre sonó y comencé a caminar de vuelta a mi refugio «la biblioteca» no sin antes arrojar el papel en el zafacón más cercano.