Había pasado una semana y me sentía completamente aliviada, Liam no me había molestado aunque algunas veces no podía decir lo mismo de sus inseparables amigos Harry y Zayn, palabras fuera de lugar, alguna broma pesada pero nada que no pudiera sorportar.

Sobre las notas, cada día estaban en mi casillero, a veces corría hasta este para encontrarme emocionada por ver aquél delicado y especial papel, todos los días, siempre a la penúltima materia del día se encontraba una carta de algún desconocido dentro de mi cajón personal en el instituto.

Allí me encontraba nuevamente con una sonrisa boba, leyendo cada fina palabra qué estaba impregnada en la hoja.

Hola, mi Lee Lee.

Me encanta verte más feliz, tu sonrisa me alegra el alma y me hace sentir paz, estaba pensando en darte alguna pista para qué descubras quién soy, pero la verdad no puedo, no sé como reaccionarías y me da mucho miedo saber qué no me quieres  no soportaría tu rechazo.

Te quiero mucho, Leigh-Anne.

-Anónimo

Guardé la carta junto a las demás qué coleccionaba y fruncí el ceño. ¿Quién eres anónimo? ¿Por qué piensad que te odiaría o incluso te rechazaría? ¿Por qué me envías cartas a mi? ¿Qué tengo de especial para qué llamara tú atención? ¿Eres real? Tengo tantas preguntas y sin posibles respuestas, no tengo idea de quién es la persona que me envía cartas.