Capítulo 32.- No aún (+18)
~Aviso, CONTENIDO S3XUAL AQUÍ, así que si no lo queréis leer os recomiendo o pasar hasta el * o simplemente saltar el capítulo (aunque dónde dejo el coso hay un mensaje bonito para aquellas personas que no se sientan cómodas con su cuerpo). Ahora sí, disfruten <3~
-----------------------------------------------------
Mi mundo desaparece a mi alrededor como si fuera humo, mi mente vuela y solo pienso en una sola cosa: sentirla hasta que nos quedemos sin aliento, sentirla hasta cansarnos mutuamente, sentirla hasta... dejar esta adicción.
El placer se puede emplear de distintas formas: no mediante el sexo (que también), sino también por lo que amas, por lo que haces que te sienta tan complacida, por lo bien que puedes sentirte... Y qué coño, necesito hacerla gemir por mí.
Bajo mis manos hacia su camisa y la traigo hacia mí, llevándola hacia un cuarto de baño cerrado y limpio para poner seguro en la puerta y sentarme, mirándola y dando palmas en mis piernas para que sea ella quién se siente en mis piernas.
–Evelyn... –me llama algo insegura, sabiendo con la mirada lo que estoy pensando.
–Puedo ser poca cosa, puedes pesar muchísimo más que yo.
–Peso noventa kilos y tú cuarenta y uno –me interrumpe, asustada.
–Quiero que te sientes en mis piernas y tomarte de ese precioso culo que tienes mientras beso al amor de mi vida, y no solamente los labios de arriba –le sonrío coqueta, pero al ver que sigue preocupada, la tomo del rostro para que mire solamente mi rostro-. Tesoro, todo irá bien, ¿de acuerdo?
–Pero peso mucho y te puedo hacer daño –empieza a llorar sin sacar aún las lágrimas, aunque le falta muy pero muy poco.
–¿Por qué piensas eso cielo mío?
–Es que... Con una ex que tuve yo quise sentarme encima suya y cuando me apoyé empezó a gritar y a llorar que le estaba haciendo mucho daño, y es que peso mucho y no quiero hacerlo y...
–Ey –acaricio su rostro para limpiar las lágrimas al fin libres de sus hermosos ojos, brillantes por estas mismas-. Iremos lentas, esa chica solo estaba exagerando, conmigo no va a pasar, eso tenlo claro, ¿vale?
–Pero si peso mucho...
–Peses o no, te amo y eso no va a pasar, aparte que si me duele te lo diré, ¿sí?
–¿Me lo dirás?
–Lo haré, te diré si me duele y no lo haremos.
–¿Lo prometes?
–Lo prometo.
Se lo piensa unos segundos y, cerrando los ojos, se va posicionando, poniendo sus temblorosas piernas alrededor mío y bajando lenta, temblando cada vez más y parando a los pocos centímetros para hacerme la misma pregunta:
–¿Te duele?
–Ni un poco cielo, sigue.
Vuelve a respirar hondo, le cuesta, sé que le cuesta y por mí está intentándolo. Espero de todo corazón que lo haga mayormente por ella, para dejar ese miedo en el pasado y se tumbe encima pidiéndome abrazos con una gran sonrisa, como lo golosa que ella es. Como las golosas que somos juntas.
Finalmente llega a posicionarse, sin dejar de temblar y notando cómo de tensa estaba. No está cómoda y lo entiendo, por ello tampoco voy a presionarla.
–No me duele, tranquila, puedes relajarte conmigo.
Y, como si le sirvieran esas palabras, noto cómo sus músculos se destensan, cómo sus ojos buscan algún rastro de dolor, sufrimiento o cualquier cosa que la pongan en alerta, pero lo único que puede encontrar en mí es el orgullo de que lo ha conseguido.
–¿Seguro que no te duele? ¿Me levanto? Mira, mejor me quito, yo...
Se levanta tan rápido como su cuerpo le deja y no insisto, solo la miro, me levanto y la abrazo tan fuerte como puedo hacer ahora mismo, sin llegar a hacerle daño.
–Lo has hecho muy bien, mi niña, estoy muy orgullosa de ti, Mar.
–No digas eso, idiota –se hunde más en mi pecho al igual que me abraza con más fuerza, notando la humedad de sus lágrimas caer y su voz rota ante las emociones que no sé cómo describir-. ¿Seguro no te hice daño?
–Claro que no, más bien me ha encantado, y quiero hacerlo más. Puedo ser una canija de cuarenta kilos y tú pesar noventa, pero si puedo aceptar el amor que me das sin incomodarme, puedo tenerte encima de mí sintiendo tu calor y estando muy cómoda.
–Pero puedo ahogarte amor.
–Ahógame con esos muslos y muero feliz como una perdiz –bromeo para conseguir sacar esa sonrisa que me enamora, y menos mal que lo he conseguido.
Nos mantenemos abrazadas un largo rato. Cualquiera podría tomarlo como "aburrido", que tan poco "romántico", entre otras cosas que no me importan, pero el estar con alguien que realmente estás tan cómoda te hace sentir de una manera que, aunque esté llorando, temblando y preocupada de si me ha hecho daño, sigue siendo el mejor momento para estar a su lado.
El mejor momento para enamorarme de todos sus lados, sean buenos o malos.
Al relajarnos, Mar se separa un momento de mí para tomarme de la cadera y empujarme suavemente hacia el váter, haciendo que me siente y ella poniendo sus piernas a los lados para sentarme.
–Mar, ¿estás...?
–Sí, estoy lista –me interrumpe directa, tomando aire.
–Pero lo estás haciendo por mí, ¿te sientes presionada?
–No, más bien me siento libre de poderlo hacer sabiendo que me guiarás para no hacerte daño.
No digo nada más, solo asiento y miro cómo baja, cómo ella misma intenta relajarse, cómo lucha contra ese miedo respecto su peso, cómo me hace sentir más y más orgullosa de ella por cada segundo que pasa.
Termina de sentarse y posiciona sus manos en mi pecho, aprovechando para yo pasar mis manos por su espalda hasta llegar al culo. O eso creo.
–Evelyn –se ríe Mar, llegando la vergüenza a mis mejillas al saber lo que me va a decir.
–Esto no es tu culo, ¿verdad?
Se ríe más fuerte y me uno a ella, interrumpiéndome cuando me besa los labios y ella misma baja mis manos a su culo, aprovechando para acercarla aún más a mí y tener una muy buena vista de lo que viene siendo su pecho.
Dios, por una vez te voy a agradecer que me hayas hecho medir 1.48 metros porque hasta sentada le llego a esa zona, y al cuello.
–¿Puedo besarte? –le pregunto, soltándolo de golpe, a lo que ella inocentemente no entiende dónde.
–Pues claro que sí, ¿llegas a mis labios o tengo que besarte yo?
–Me refería aquí, mi osita –acerco mi rostro a su cuello y dejo suaves besos por la zona, notando cómo Mar mueve la cabeza por el placer, aunque me impida un poco que pueda seguir-. Mar, déjame espacio para besarte.
Bufa y acata mi orden, sonriendo mientras empiezo a dejarle aún más besos, esta vez apoyando mejor mis labios, succionando suave para no marcar y, finalmente, lamiendo lento, que obviamente le saco ese jadeo que quería oír.
Subo suave a su oreja, sin prisas, mordisqueándola suavemente para no hacerle daño y susurrarle en el oído, notando cómo reacciona por mea culpa.
–Estoy tan locamente enamorada de ti, Mar, que haces que no pueda controlarme y necesite sentirte.
–¿Quién te dijo que no quisiera sentirte también?
Esa fue una señal para encender a mi cuerpo, notar cómo las mariposas de mi cuerpo no solo revolotean, sino que arden y hacen que el calor baje a una zona que está empezando a mojar.
Mis besos siguen lentos, bajo hasta su pecho, donde con solo mirarla a los ojos ella misma se baja la camisa y el sujetador para que haga lo que tanto nos encanta: ser una bebé y tomar teta.
Paso mi lengua suavemente por su pezón, escondido hasta que me lo meto en la boca y succiono a la vez que muerdo, escuchando los gemidos que tanto me fascinan de mi ama. Su cuerpo empieza a arder y, ante el placer que siente, toma mi pelo y me empuja hacia ella, haciendo que no pueda salir de aquella zona, aunque esa opción no estuviera en mis planes.
Con mi otra mano tomo su otro pecho y empiezo a manosearlo y golpearlo porque sé que aquello le fascina, olvidando todo a nuestro alrededor. Olvidando que estamos en los baños del instituto, olvidando el problema que aún hay que terminar de solucionar, olvidando hasta quienes somos.
Solo importa el vivir ahora y sentirse libres, sentir emociones fuertes que solo con aquellas personas específicas puedes liberar y sentirte tú mismo, volando por alta mar, sin viento, sin olas, solo tú y el mar.
No puede esperar más y toma mi rostro para besarme, rápida y hambrienta mientras pellizco sus pezones y, de vez en cuando, nalgueo su culo cada vez más fuerte y sacando más gemidos de su interior.
Nuestros cuerpos bailan en un compás en el que no hace falta música para seguir un mismo ritmo. Nos dejamos llevar, subimos y bajamos nuestras manos a la vez que nuestros cuerpos solo se buscan para sentirse más, y más.
Desabrocho finalmente su pantalón y meto mi mano, buscando el preciado tesoro que deseo probar y que no pude en su momento, ese pequeño pero hermoso tesoro que necesito probar, aunque el miedo de hacerlo mal esté presente.
Muevo mis dedos con desconocimiento, investigando hasta que encuentro su punto clave. Solo me hace falta hacer un poco de presión y moverlo para que ella empiece a gemir contra mi oído, un sonido tan hermoso como el canto de una sirena o el propio sonido del mar. Sin embargo...
El sonido más hermoso que puede existir es el de su propia risa, el de su voz cansada o incluso llorando, todo de ella es tan hermoso que hasta sus gemidos reemplazan mi música favorita.
Sigo aumentando la velocidad mientras ella solamente me suplica por más, tomándome del rostro para una mezcla de besos en sus labios y succiones en sus pechos, dos lugares que empiezo a conocer tan bien y cada vez son más adictivos.
Mi calor aumenta, y aunque quiero que también me dé, no es el momento de centrarse en mí. Quiero demostrarle que ella también puede recibir esa atención y placer que tanto me fascina, que tanto me emboba y tan enloquecida me tiene.
Finalmente ella termina en mis dedos, temblando y apretando sus piernas que, por la posición que manteníamos, no puede cerrar. Su respiración entrecortada es interrumpida al darme pequeños besos, tan cortos, pero a la vez tan rápidos que hacen que mi risa reine el lugar. Cómo me encanta que ella me bese así.
–Eres tan hermosa, Mar –le suelto, acariciando su mejilla mientras limpio con mi boca los dedos mojados por ella.
–Idiota, no hagas eso –me riñe avergonzada y solo puedo reírme, amo que se sonroje ante la mínima muestra de amor que le doy.
–Hacer... ¿qué? ¿Esto? –tomo su rostro y me acerco a besarla, lentamente para saborearla a la vez que ella termina de morderme el labio inferior, tan traviesa como siempre, y notando cómo sus manos bajan a mi pantalón. Ya sé con qué intenciones van-. Ahora no, princesa, aún no.
********
Detengo sus gestos al momento y me mira confusa, aún nerviosa por lo que acaba de pasar.
–¿No quieres que te lo haga?
–Sí quiero, pero creo que no es el momento.
–Claro, ¿y para tú hacérmelo sí? –reímos juntas y volvemos a besarnos, manteniendo esa complicidad que solo ella me brinda.
Amo cada punto de ella, amo cada centímetro de su ser al punto de que, aunque tenga carne de más, aunque pese mucho más que yo, aunque tenga esos ojos color "kk", aunque tenga defectos como esa terquedad, esa desconfianza en ella misma y más cosas que ahora no recuerdo, ella sigue siendo ella, y es la única que me hace sentir tan viva como tan enamorada de cada "defecto".
¿Qué digo defecto? Son virtudes en su ser, cada parte de ella es diferente y única, sus miles de marcas por los cambios de piel, cada pelo, cada grano, cada centímetro de piel, cada kilo, todo de ella son tales virtudes que la hacen ser ella y es fascinante.
No digo que sea bueno, pero tampoco digo que sea malo, solo es un cuerpo y hay que saber cómo apreciarlo. Y, ahora que he intentado transmitirle lo mucho que me gusta su cuerpo, quiero demostrarle que también me antepongo a mí misma.
¿Y de qué forma? Solucionando mis problemas de una vezpor todas.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
~Hola a todxs!! Sean bienvenidos a todxs a este nuevo capítulo que espero fuertemente os haya dejado un buen mensaje, y no es del meme de 'Manuéh, la manita relajá'.
Estoy escribiendo el capítulo 34 para al fin poder corregir anónima y... PRESENTARLO A LOS WATTYS!! TENGO MUCHÍSIMA EMOCIÓN ENCIMA Y MUCHAS GANAS, A VER SI HAY SUERTE!!
Aparte que poco a poco estamos llegando a más personas y eso me inspira a poder terminar esta hermosa historia (y también porque mi novia me lo ordena, y sólo en esta historia manda ella, ya os explicaré porqué y sólo espero que no comentéis un 'awww que lindo' porque no lo es (o sí).
Así que, los reclamos de que siga escribiendo le escriben a Key__04 (aparte que la amo con locura, y más cursilerías que prefiero decirle en persona y se sonroje jeje).
Sin más que decir, bye bye!!~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro