Evelyn Sheir

Espero en el pasillo caminando de lado a lado esperando mi turno de hablar, Mar se encuentra en la enfermería mientras que yo debo esperar en este maldito pasillo para contarle mi versión al director por segunda vez en tres días, es acojonante.

Llamé a mi padre hace algunos minutos explicándole todo lo que había sucedido, desde el beso entre Mar e Ingrid hasta lo que acababa de suceder hace no más de veinte minutos, él solamente sabía que me habían expulsado por haber saltado en una pelea, a lo que le digo que aún no me sentía a gusto de contarle el por qué y, aunque no lo entendiera del todo, aceptó.

Y pensé que me reñiría, siempre me había dicho que si en algún punto me expulsaban o le llamaban por estar en problemas me daría una muy buena charla, no le gustan las peleas ni los gritos y no aguantaría que yo estuviera metida en ellos.

Sorprendentemente, me escuchó y me apoyó, aclarándome que era normal que terminara saltando, que, aunque él no hubiera llegado a los golpes, sabía de esa impotencia y que enseguida vendría para hablar él mismo con el director.

Sinceramente eso me importa lo de menos, solo quiero saber cómo se encuentra Mar, mi océano, la chica que me contó hasta el mínimo detalle de todo para que no lo malentendiera (aunque no le pidiera explicaciones de nada), la que para protegerme tuvo que obligarse a "amar" a alguien, la que me demuestra que estará para mí en mis peores momentos, como aquella noche en su habitación. Qué coño, cada segundo lo ha demostrado.

La chica de la que estoy tan jodidamente enamorada hasta el punto de perder la cabeza por y para ella. Porque es como dicen:

Es muy fácil morir por algo o alguien, pero cuando te enamoras ya no solo morirías, sino que vivirías por tal de compartirla con esa persona que te hace sentir vivo y especial.

Y quien mejor que mi estrella más brillante para que caliente mis días e ilumine mis noches como ninguna otra puede hacer.

Los segundos parecen minutos, los minutos a su vez parecen horas y las horas, días. Bueno, no tan exagerado, pero estoy cansada de esperar. Mientras miro por centésima vez el reloj escucho de fondo unas voces acercándose, reconociendo claramente quienes son.

–Señor, no puede pasar sin cita previa.

–Dejen de copiarse de Hacienda y dejen que vea a mi hija.

Oh, papá, tan típico de ti.

Me levanto de la silla y me dirijo a Carmen, la secretaria del instituto.

–Está bien, Carmen, igualmente el director tiene que hablar también conmigo, no le causaremos problemas, por favor.

Nos mira un momento antes de suspirar y asentir, al menos algo que ha salido bien.

–Está bien, pero por favor, no hagan mucho ruido.

–Está bien, no se preocupe –se va a sentar mi padre mientras le resta importancia, al igual que iba a hacer yo cuando me toma del brazo y me habla con voz suave.

–No te preocupes, irá todo bien.

La miro con una sonrisa y tomo su mano para apretarla suavemente, me devuelve la sonrisa y finalmente bufo, girándome hacia mi padre mientras me siento a su lado y hablo bajo.

–¿No te han dicho que debes ser amable con las demás personas, papá?

–¿No te han dicho que no te metas en peleas y más cuando está en peligro tu privacidad?

–Touché, no esperaba que vinieras.

–No tengo opción, iban a llamarme de todos modos, ¿no crees?

–¿Y qué crees que pase? ¿Le quitarán el móvil y la obligarán a borrar lo que sea que tenga? –río sarcástica para rebajar mi enfado al mínimo, al menos con él puedo ser así de sarcástica y malhablada.

–No lo sé, pero sea lo que sea vamos a ir a por todas, ¿entendido?

Sin esperarlo me toma del hombro y me abraza, hace meses que no lo hacía y sinceramente eso no me molesta. Tenemos ese tipo de relación, en la cual no somos nada cariñosos, pero sí nos demostramos que nos queremos y confiamos en el otro, cosa que me gusta. Acepto su abrazo y no puedo evitar soltar algunas lágrimas.

Es tan complicada la vida y eso que aún me queda toda la vida "adulta" por delante, el tener más responsabilidades, más proyectos, menos vida y más preocupaciones. Y eso me asusta. No quiero pasar por más cosas, solo quiero vivir y no rendirme, conseguir lo que me proponga, y lo que quiero es ser feliz.

Tener esa familia que siempre deseé tener, un lugar seguro donde estar y ser feliz.

Y esas tres cosas me las ha hecho sentir esa misma persona.

No digo que por ella ya me siento feliz, al contrario, solo es mi acompañante de vida, en quien me apoyo y con quien comparto nuestros momentos para que la vida no sea tan aburrida y absurda, para sentirnos a gusto, aparte de mejorar nosotras mismas como personas.

No soy feliz por ella, sino por mí misma por querer serlo y demostrármelo cada día de mi vida.

Me separo de mi padre y le doy una sonrisa, recibiendo a cambio algunas bromas sarcásticas de su parte que hacen que yo también le bromee de la misma forma y nos sintamos menos tensos. Es todo lo que necesito en este momento.

Finalmente, la puerta del director se abre y deja a la vista a Ingrid con una mirada rencorosa hacia mí que, si las miradas matasen, conmigo no lo hubiera conseguido porque he ganado la guerra y eso le jode.

Camina hacia el pasillo y yo me levanto para caminar hacia el director que también sale, sin embargo, me frena en seco.

–Aún no hablaré contigo, señorita Sheir, antes tengo que hacer algo. Señor Sheir, por favor venga conmigo.

Eso me saca de órbita... ¿Cómo? ¿El qué? ¿Más importante que tratar una pelea de dos alumnas de tu instituto donde, de forma legal, también debería asistir la policía? Ya sí que no entiendo nada.

–Pero, entonces, ¿cuándo hablaremos sobre...? –no termina mi padre la pregunta cuando el director interrumpe y nos deja con las palabras en la boca.

–Eso ya lo hablaremos, pero antes acompáñeme.

Pero... ¿Y para esto debía esperar aquí todo este maldito rato en el que podía comprobar la integridad física y emocional de mi novia? ¿Es en serio?

–Malditos institutos públicos –se lamenta mi padre en voz alta, con mucha razón.

–Bueno, ya que estoy sin más que hacer por aquí, me voy a ir a...

–Ni se te ocurra –me interrumpe, interponiéndose delante mío para que no me vaya-. Será mejor que esperes aquí mientras le sigo, ¿sí?

–¿Seguro? ¿No te echarán bronca por estar merodeando por el instituto con el director?

–Eso será problema mío, solo no te muevas, ¿bien?

Suspiro y asiento, no estoy entendiendo nada y entre los nervios, mi preocupación por Mar y tener que quedarme aquí sin hacer nada me estoy molestando mucho más de lo normal. ¿Por qué no me dicen nada?

Se van y por la cara de estreñido que posee en todo su esplendor el director sé que es algo importante, ¿pero tiene que ir mi padre? Anda que no hay profesores o gente que pueda ocuparse, eh.

Pero bueno, me vuelvo a sentar en la misma silla y empiezo a ojear el teléfono, mirando algunos mensajes de los cotillas de clase, de mis amigos, pero me llama la atención una persona en particular. Me ha escrito diez mensajes que no dudo en leer.

Y aquí es donde toda mi cordura y mente se colapsan al punto de corromperse.

Si Dios existe, yo debo ser la peor hija de todas,porque todo me está cayendo a mí.

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~Hola a todxs!! Espero que estéis genial.

Primero, avisé que hoy subiría anónima en cuanto llegara a casa y eso es lo que hago, sin embargo, pensaba que era desde el punto de vista de Ingrid y ahora veo que no JAJAJAJ.

El siguiente RETO será de 20 votos y aviso que el capítulo 32 tiene contenido +18, sin embargo, para los que no quieran leerlo tendrán una anotación al final del cap para podéoslo saltar y leer el mensaje que quiero transmitir.

No diré nada más porque estoy reventada de caminar con Key__04 casi 20.000 pasos en un sólo día, os quiero mucho y bye <3~