Capítulo 26.- Segunda parte
Mar Hernández
Esa noche no pude dormir una mierda. No hice más que girar y girar en mi cama, pensando en el terrible error que había cometido, en lo que aceptar ese trato conllevaba. ¿Realmente estaba preparada para abandonar a Evelyn? ¿Para dejarla atrás? La respuesta estaba clara: no. No lo estaba y no sabía si algún día lo estaría.
Después de una hora y media de sueño tuve que levantarme para ir al colegio. Antes de ir a la universidad decidí pasar por el edificio de ciclos, donde mi querida Evelyn y mi odiosa Ingrid estudiaban. Como esperaba, me encontré con Ingrid. Parecía que llevaba tiempo esperándome.
–¿Pero a qué hora llegas tú al colegio? –me preguntó nada más verme.
–Te recuerdo que no estudio aquí, solo tengo la taquilla.
–Ya... En fin, creo que es hora de mostrar al instituto con quién estás ahora, ¿qué te parece?
–¿Qué quieres decir? –dije mientras abría el casillero.
Ingrid sonrió de una manera que me revolvió el estómago. Algo tramaba. Señaló con la cabeza a la puerta. Por ahí entraba mi niña, mi chica, mi bebé, mi amor, mi Evelyn.
–Por ahí viene... Bésame.
–¿Qué? ¿Estás loca? ¿Demente, tal vez?
–¿Quieres que publique las fotos de tu novia?
Miré de nuevo a Evelyn. Entraba sonriente. Tal vez esperaba verme, como hacíamos cada día. No sabía qué hacer. Claramente, besar a Ingrid no entraba en mi lista de planes futuros. En cambio, correr y abrazar a esa enanilla sí lo era. Pero otro plan que tampoco entraba en mi lista era que todo el mundo pudiese ser capaz de ver ese tesoro llamado cuerpo que su ropa ocultaba. Ese era un privilegio que ella misma debía dar, nadie más. Y era un privilegio que yo pude obtener, aunque fuese por un corto tiempo.
Y mientras pensaba todas esas cosas, Ingrid se abalanzó a mí y empezó a besarme, cogiéndome de la camiseta del mismo modo que Evelyn había hecho otras muchas veces. Sabía lo que eso significaba. Había tardado mucho en tomar una decisión, por lo que ahora debía dejar que me besara si no quería que llegase a más. Así pues, dejé que lo hiciese. Intenté pensar en que era Evelyn, que los labios que rozaban los míos no eran los de una asquerosa y sucia mentirosa, sino los de mi hermosa y bella princesa. Lamentablemente, sus labios ásperos y expertos no tenían nada que hacer contra los suaves e inexpertos que me enamoraban. El agarre de sus manos era mucho más fuerte, mientras que mi niña se dejaba llevar demasiado por el placer y a veces me soltaba un poco. Los ojos de la manipuladora me miraban fijamente, amenazándome; en cambio, los de mi ternurita estaban cerrados, esperando el siguiente beso.
Ingrid no tenía ni punto de comparación con Evelyn.
Por eso, cuando Ingrid me soltó y se separó de mí, no dudé ni un segundo en escupir en el suelo y limpiarme los labios.
–Qué asco –soltamos a la vez.
–Bueno, parece que a alguien le ha afectado mucho lo que acabamos de hacer....
–Calla, Ingrid.
–Iré a hablar con ella. Más te vale defenderme si pasa algo, cielito.
–Cierra la puta boca.
Y así se fue, dejándome sola, pensando en la gilipollez que acababa de cometer. Recordé el rostro de Evelyn mientras se marchaba. Intentaba ocultar sus lágrimas, pensando en que no debía llorar por nadie. Y, si bien es cierto que eso me hace sentir orgullosa, una parte de mí quería que dejase rodar esas lágrimas. Había sido una hija de la gran puta, estaba jugando con sus emociones, actuando como no debía hacer. A mi mente vuelve el momento en el que ella me contó lo que Ingrid le había dicho. El voto de confianza que ella me había dado y yo había cogido y había destripado en mil pedazos al no contarle lo que estaba pasando. Por esa razón, pensaba explicarle todo lo que estaba sucediendo.
Así pues, me dirigí al baño, el lugar en el que el amor de mi vida y nuestro mayor obstáculo se habían escondido. Esperaba encontrar una conversación calmada con algunos insultos, pero en cambio me encontré con lo siguiente seguido de más gritos y golpes:
–¡MALDITA ZORRA! ¡ERES UNA HIJA DE PUTA, NI SE TE OCURRA TOCARLA! ¿¡ME OYES?! ¡ERES UNA CABRONA Y MENTIROSA DE MIERDA!
Entré en el baño, acercándome a Evelyn para separarla de Ingrid y evitar que llegase a más. Jamás la había visto así y pensé que ese momento no llegaría jamás, pero ahí estaba, viendo ese pequeño cuerpo que me fascina golpear otro, hiriendo el suyo y el de la otra persona. Hiriendo...
"Más te vale defenderme si pasa algo, cielito."
La hija de la gran puta sabía perfectamente que esto iba a suceder.
–¡NI SE TE OCURRA TOCARME MENTIROSA! –me gritó soltando con fuerza mis manos. Muy a mi pesar me vi obligada a decir:
–Entonces no te acerques a ella.
–Oh claro, ¿¡TE CREES QUE SOY GILIPOLLAS?! –bajó el tono de voz. –Eres una mentirosa de mierda, una egoísta de pacotilla que pensé que me quería, pero ya veo que todo lo que pasó entre nosotras solo era una farsa para follar y que aquí no haya nada más.
Eso fue más de lo que pude soportar. Esa lluvia de insultos me llegó más de lo que imaginaba. Noté cómo las lágrimas querían salir, pero no quise. Si Ingrid veía que quería llorar lo usaría en mi contra, así que intenté justificarme:
–Evelyn, eso no es cierto, yo...
–Ni se te ocurra tocarme, esto se ha acabado y ni se te ocurra acercarte a mí de nuevo, ¿me has entendido?
Y lo que quería evitar a toda costa sucedió. Mi niña había dicho las palabras que más temía, las palabras que menos quería oír, las palabras que más daño me hacían.
–¿Me has entendido sí o no? –me repitió.
–Pero...
–Adiós, señorita Hernández.
Señorita Hernández. A eso había quedado reducida. Ya no era su océano, ni su bichito, ni su niña, ni su amor, ni su princesa, ni su osita. Solo era la señorita Hernández.
Cuando Evelyn se fue, Ingrid se levantó y se acercó a mí, sonriendo. Posó una mano en mi hombro, diciendo:
–Buen trabajo. Lo siguiente que debemos hacer...
Me solté de ella bruscamente, empezando a sollozar.
–Ya tienes lo que querías, no se va a acercar a mí. Déjame en paz y elimina las imágenes. Déjanos en paz. Y vete a tomar por culo.
Así fue como la dejé, sola y herida en el baño. Del mismo modo que yo salí de él. La única diferencia era que no pensaba quedarme así. Ya tenía lo que quería, pero yo no. Yo no quiero quedarme así. Quiero estar con ella, aunque la haya cagado. Aunque la haya herido. Quiero hacerla feliz, quiero verla sonreír. Y eso es lo que haré.
Y aquí es donde nos quedamos. Una frente a la otra. Es la única oportunidad que tengo. El único momento en el que puedo decirle lo que siento, lo que pasó y lo que haremos para solucionar mi cagada. Juntas, como siempre.
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~Hola a todxs!! Espero que os encontréis bien!!
Aquí nuevo capítulo por haber llegado al reto de votos, de nuevo GRACIAS, aunque esté llorando porque ya se va acercando el final y no quiero ayuda JAJAJAJAJ. El próximo reto será de 20 votos para atrasar un pelín más la historia (o no, depende de vosotros)
De nuevo, este capítulo está escrito por la hermosa Key__04 que tan embobada me tiene y escribe arte, en serio pasaros por su cuenta e historias, no os vais a arrepentir.
También aviso, estoy escribiendo el cap 29 y creo que para el final le falta poco menos de 3 si es que todo avanza bien (no quiero, ayuda no quiero acabarlo nunca), y después habrán algunos extras, ya sea una cita especial, como algunos puntos de vista de Mar en algunas ocasiones.
Déjenme aquí en cuál momento quieren ver el punto de vista de Mar:
Ahora sí, sin más que decir, nos vemos en el próximo capítulo, os amoooo <3.~
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