Capítulo 20.- Empezamos
¿Cómo? ¿Que qué?
–¿Cómo has dicho? –insisto seria, mirándola fijamente.
–Pues que seamos novias –repite. Al ver que estoy en una especie de shock, explica. –A ver, tú estás enamorada de mí y te atraigo, tú a mí me atraes mucho y nos llevamos muy bien, ¿y si probamos?
Lo pienso un momento y, a ver, buenísima idea es, desde luego.
–A ver, es verdad que ya con la actitud que tenemos entre nosotras mucha diferencia tampoco es que vaya a haber –pienso en voz alta.
–Por eso mismo, aparte que nos entendemos muy bien y lo hablamos todo.
–Aparte que cómo dejar escapar a un bellezón como tú, si es que eres preciosa –se ríe, sin embargo, yo no lo hago. –Hablo en serio idiota, eres hermosa y me sorprende que sea yo quién vaya a tener el privilegio de tenerte como novia.
–Pues solo falta que aceptes para tenerme.
Me hago la pensativa mientras ella se ríe, tomándome de las manos.
–Pero yo nunca he tenido interacción física con alguien, hermosa –le advierto, sin tomarlo en cuenta.
–¿Y? Mejor para mí, así puedo mimarte como te mereces.
Miro todo su rostro y, al ver su emocionada sonrisa, su mirada expectante de mi respuesta, asiento.
–Te vas a cagar conmigo, no soy nada cursi, ya te lo digo –me río, abrazada a ella por la emoción.
–Como si eso me importara ahora que tengo novia –reímos de vuelta y le devuelvo el abrazo, estamos tan a gustito.
Todo está tan tranquilo, esto es tan especial y eso que es bastante temprano, todo está yendo demasiado bien... Espera, mierda.
–Ostia, que tengo que ir al hospital –me separo y tomo la chaqueta rápido, seguida de ella. –Ya sabía yo que iba todo demasiado bien y tranquilo.
–Anda tira, lindura, vamos en tren.
No tardamos más que un minuto en salir de su casa para dirigirnos al hospital. Hoy sabríamos si todo iría bien, si le dan el alta o tiene que permanecer un tiempo más hasta que vaya mejor, solo espero que no haya sido a peor.
...
–Papá, ¿podrías dejar de ser tan terco?
Gruño por centésima vez por la misma razón, querer levantarse para largarse del hospital, aunque le hayan dicho que le darán el alta esta noche si todo va bien y, si sigue siendo así de terco, mañana.
–Pero si estoy bien, solo están ocupando una cama para nada.
–Papá, ¿te recuerdo que casi te mueres?
–Eso siempre le pasa a todo el mundo y no nos quejamos tanto.
–¿De qué hablas ahora?
–Cuando decidimos ir en coche sabemos que hay peligro de tener un accidente y morir, o yendo en tren, o incluso caminando, una mala caída y muerto, ¿qué más da que se arriesguen a darme el alta?
Bufo ante su terquedad y me tumbo en el sillón, pasándome las manos por mi cabeza.
–Dios, dame paciencia –hablo para mí misma, cerrando los ojos.
–Los dos sois unos cabezones –ríe Mar, recibiendo una mala mirada por nuestra parte.
–Ni de coña lo somos –decimos a la vez, continuando yo. –Aparte, mira quien habla, la que se le mete algo en la cabeza y la que, si piensa que tiene razón, la tiene, aunque esté más equivocada que mi padre.
–Oye, a mí ni se te ocurra meterme que buenos consejos te doy, sino no estarías con ella –se defiende, sacando mi risa sarcástica.
–Oh, vamos, si el único consejo que me has dado es que vaya a cotillear de quién era la nota anónima de mi mochila.
–Pero bien que fuiste.
–Ya, pero no era de Mar, aparte, ¿cómo catalogas aconsejar con aumentar mi lado "maruja de pueblo"?
Sí, mi padre y yo somos directos y parecemos dos niños pequeños "discutiendo". Lo bueno de todo esto es que ninguno de los dos nos lo tomamos seriamente y, por la cara que está poniendo Mar de preocupada, ella es la única seria de aquí.
Madre mía, la paciencia que debe tener conmigo.
–Pero, eh, aquí estáis las dos juntas acompañando a un posible cadáver de tanto esperar a que salga de este lugar, normal que lo llamen "el segundo cementerio", con lo que te hacen esperar te mueres aquí mismo.
No tardo en reír mientras él suspira y también se ríe, ¿se nota a quién he salido? Porque desde luego a mi madre no.
–Madre mía, que os van a oír –interrumpe mi novia, pero bien que se está riendo mientras nos ve.
Dios, qué bien suena. Mi novia. MI. NOVIA. Dios, esto es algo a lo que no me voy a acostumbrar.
–¿Y qué? Estar a mi lado es pasar vergüenza y querer que la tierra te trague asegurado, al igual que este hospital con mi padre. Solo que sin el ataúd.
–Gracias, al fin alguien que lo dice –volvemos a bufar a la vez mientras ella se ríe. No puedo resistir en mirarla.
Se ve tan hermosa riendo que es imposible no verla.
Su sonrisa es como una hermosa playa, tranquila y deslumbrante que no cualquiera disfruta, sin embargo, para mí es el paraíso en el que quiero quedarme por toda la eternidad.
Mira por acto reflejo a mi padre y me dirige esa típica mirada de que lo sabe y yo solo le sonrío girando los ojos, sin negarle nada.
Y, como a veces el muuuy inteligente que es (nótese el sarcasmo), va y habla por hablar:
–¿Por qué no vais a tomar un paseo las dos? Digo, puede iros bien ir las dos... solas.
Algún día la vida acabará con mi padre, y ya no sé si llorar o preparar una fiesta para celebrarlo. Ok no, eso es pasarse, pero él también se pasa.
–No te dejaremos solo, Jose –niega Mar, a la vez que mi padre la interrumpe.
–No aceptaré un no como respuesta. Igualmente, Evelyn no conoce mucho esta ciudad, solo el camino para ir y volver del instituto, mucho más tampoco conoce, ¿no?
Me mira con una sonrisa que me conozco a la perfección, la de cuando sabe que alguien me gusta; así que, entendiendo sus intenciones, solo suspiro y asiento.
–A ver, es verdad que solo conozco una muy pequeña parte de Girona para ir y venir, pero no quiero molestar tampoco.
–A ver, a mí no me molesta, es solo que no quiero dejarle solo –insiste Mar, sin conocer cómo de terco es mi padre.
–Déjalo Mar, él es muy terco y hasta que no nos vayamos no dejará de insistir –me levanto de mi asiento y me pongo la chaqueta, dirigiéndome a mi padre antes de salir. –Luego me cuentas cómo se encuentra la Juli, ¿vale?
–Claro, pasadlo bien –nos anima y terminamos de despedirnos.
Salimos de la sala y caminamos en silencio hasta el ascensor donde observo que Mar está pensativa, pero no oculta su hermosa sonrisa de que algo se le había ocurrido.
–¿Y bien? –llamo su atención, cuando me mira pregunto mejor. –¿Adónde piensas llevarme?
Me sonríe y justo cuando las puertas se abren entra una luz que resalta su belleza aún más, empezando un cosquilleo en mi pecho al que no termino de acostumbrarme. De repente, ella da un paso para adelante para quedar en frente de mí y me ofrece su mano.
–¿Confías en mí?
Notando cómo el calor llega a mis mejillas, asiento y tomo su mano, encaja perfectamente, como había imaginado. Se siente tan bien, tan suave que no puedo evitar acariciar con mi pulgar a lo que llego de su mano, haciendo que mis piernas empiecen a temblar.
–Confío plenamente en ti, mi bichito.
Y así, con un simple gesto, salimos del ascensor tomadas de las manos y dejándome guiar por la modelo de mi novia.
Y solo esto, estaba a punto de comenzar.
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~Hola a todxs!! Espero que os encontréis bien.
Estoy súper emocionada de anunciar algo que me hace ilu, y es que en ig la cuenta de embajadoreswattpad hicieron una dinámica de poner la música que identifique a la protagonista + el link de tu historia.
¡¡Y MI HISTORIA ESTÁ AHÍ PUBLICADA!! Me hizo mucha ilusión esa tontería, pero me hizo tremendamente feliz.
Volvemos a los RETOS, y para publicar el siguiente cap antes del sábado habrá que llegar a 15 votos, así que denle caña.
Bueno, sin más que decir, OS QUIEROOOO!! BYE BYE!!~
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