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DOS

"Nos vemos en dos horas??"

Recibió el mensaje y se sentó en su sofá para leerlo, subió las piernas al mueble como era su costumbre desde que era niño, movió los dedos de sus pies como acto reflejo encogiéndolos y expandiéndolos por turnos. No comprendía por qué la gente buscaba reafirmación para planes que ya habían concretado, era algo usual que casi todos hacían, menos TaeHyung, quizas porque ya lo conocía. 

Respondió de cualquier manera sabiendo que era costumbre:

"Claro, por qué no?"

"Es que es mi casa."

"Ya hemos estado en tu casa."

"Siii... pero no así."

JiMin mordió su labio inferior y se encogió entre sus hombros, ¡¿qué significaba eso?!, juntó más sus piernas deseoso de tener a alguien que pudiera explicarle, apresó el teléfono entre sus manos.

"Es muy serio lo que me quieres decir???"

"Sí."

El omega se recostó entre los dos únicos cojines de colores dispares,mismos que forraría próximamente con fundas tejidas a mano por él mismo para conservar la armonía estética. Pataleó en el aire apresando la mullida tela entre sus dedos, suspiró  como acto reflejo y, antes de responder, miró la ventana ¿qué podría requerir verse en otro sitio?

¿Qué sucedían en los sitios públicos aparte de charlas cotidianas?

¡Oh! ¡Quizás el temor sea el rechazo!, pensó... YoonGi era tan atento que temía ponerlo en una situación difícil, por lo que sería más sencillo salir lejos de una cafetería que de su casa.

"Podemos vernos en la cafetería que está a dos cuadras de tu casa"

Observó el subtitulo de "leído" en su mensaje y, por algún motivo, se impacientó. Quizás había interpretado mal, no era bueno leyendo entrelineas, usualmente las cosas las asimilaba tal como eran expresadas. Sin embargo, habiendo encontrado problemas al entablar relaciones, aprendió a meditar el significado detrás de las palabras, comprendió que la entonación y la expresión corporal contaba mucho a la hora de interpretar, ¡pero eso no era posible por mensajería!

Usualmente éste ejercicio le requería mucho tiempo y esfuerzo emocional, así que era resguardado para la gente que apreciaba y con la que, sentía, deseaba mantener esa paz.

Así que detuvo sus emociones para saber si acaso lo había leído mal. Respiró hondo y volvió a leer.

"Eso sería bueno, prefiero no ponerte tan incómodo."

Recibió la respuesta mientras aún vacilaba sobre lo que el alfa estaba pensando, qué podía significar decir algo "serio" que requiriera la privacidad urgente de verse ese mismo día, salvaguardando las reservas necesarias como para buscar la seguridad de una multitud que impidiera el marco de algo más, algo desconocido. 

Paseó su dedo índice sobre sus naturales labios abultados, tiró suavemente del inferior en un gesto auto-pacificador, aún tenía los pies en el aire que se removían con inquietud. Aún podía oler el café que se preparó hace poco y eso perturbó su estómago encogiéndolo en una maraña de nervios, quizás porque el perfume le recordaba mucho a YoonGi.

"Está bien, pero me estás asustando jeje"

"Lo siento, yo invito todo ¿ok?"

"Es tu cumpleaños, no es justo."

"Me gusta invitarte a comer."

JiMin se levantó del sofá como si su cuerpo estuviera lleno de resortes, en medio de su vacía sala comenzó a brincar de alegría y emoción, su cabello, aún despeinado por la noche, bailaba con él. Hacía mucho nadie llenaba su corazón de tanta esperanza y cariño. Esa pequeña frase significaba que, aquel enorme "secreto", no podía ser tan malo al final, YoonGi lo seguía queriendo y seguía preocupándose por su bienestar, anhelaba consentirlo como siempre.

Después de su pequeña racha de alegría, contestó casualmente:

"Oki."

Se colocó la ropa que escogió junto a TaeHyung la noche anterior, su cuerpo abrazó la camisa blanca y su short café claro, el verano estaba por finalizar, así que quedaba aún mejor, había ropa específica que le incomodaba, sobre todo la que se ajustaba mucho a su figura, prefería tener un poco de libertad porque la piel le picaba con determinadas texturas, más en épocas calurosas. Además... se veía lindo, eso era lo que más le gustaba.

Peinó su cabello frente al espejo, luego colocándose sus lentes de sol a la par que hidrataba sus labios con un poco de bálsamo sin color. Tomó el bolso café oscuro, redondo del ventre y recto del lomo que tenía una pequeña lengueta con un broche sencillo para bloquear el interior y una correa del mismo material: cuero falso; ya tenía algunas esquinas ligeramente desgastadas, pero él la adoraba, la había usado toda la universidad y aún se negaba a dejarla ir aunque le hubieran regalado nuevas y "de mejor calidad".

Al salir se colocó los audífonos sabiendo lo posiblemente tedioso del transporte: una caminata hasta el subterráneo, cuatro estaciones y otro recorrido hasta la cafetería, haría aproximadamente treinta o cuarenta minutos si es que alcanzaba a tomar el primero, sino, podía extenderse hasta una hora. Sacó su celular sabiendo que llevaba el tiempo a su favor, precavido como siempre. Colocó "Molchat Doma", algo tranquilo para no sentir tanta adrenalina, suficiente tenía con la que naturalmente su estómago mandaba.

El transporte era recurrido, una amalgama de personas que se atravesaban entre las calles y en los callejones buscando sus propios rumbos, por suerte aún tenía los espacios exclusivos para omegas, mismos que siempre estaban disponibles. Al entrar en el vagón se recargó contra una de las paredes del mismo, sintió sus hombros chocando contra más gente que se removía en masa y, queriendo distraerse, sacó nuevamente su teléfono, movió los dedos al ritmo de "Human Tetris", abrió la aplicación de chat y encontró los mensajes con el alfa. Los leyó nuevamente en su ejercicio habitual para encontrar algo que hubiera podido obviar horas antes, sin embargo, aparte de no hallar evidencia que lo contradijera, se sintió tímido por poder emular la voz del hombre en su mente, sobre todo cuando leyó: "me gusta invitarte a comer".

Parpadeó incómodo con su propia timidez, miró hacia el resto de las personas y, anhelando desahogarse por la presión del resto de la gente, abrió el chat con TaeHyung.

"Dijo que quiere verme en un café."

De inmediato obtuvo respuesta, incluso se preguntó si su mejor amigo estaría anhelando actualización.

"¿Ya no irán a su casa? :( ¿ no seré tío?"

JiMin soltó una risa nerviosa apenas exhalada en un suspiro para evitar llamar la atención.

"Dijo que no quería incomodarme"

"Quizás tema que lo rechaces con gritos"

JiMin frunció el ceño con delicadeza, él casi nunca gritaba, sólo cuando algo lo ponía increíblemente incómodo o alterado, y eso se suscitaba en circunstancias específicas, con personas específicas, después de eventos específicos...

"¡Yo no gritaría!"

"¿Sabe de tu pasado adolescente?"

"No."

"Bueno... igual se intuye."

"¿Cómo lo intuyes?"

"Hueles a peligro."

"Los alfas te ven y saben que tendrán momentos difíciles."

"¡Qué grosero!"

"..."

"¿A qué huele el peligro?"

"A manzana..."

"No entendí."

"Adivinaaaaaa"

"¡Ya entendí!"

"Es por lo del fruto prohibido y eso???"

"c:"

"Te quiero mucho, Chimi, nunca cambies <3"

"¿eso significa que no entendí?"

Al no obtener más respuesta regresó al chat con el alfa para repasarlo como si de estudiar para un examen se tratase.

El resto del camino fue típico, aislándose en su propia música y pensamientos con los que pudo ignorar a la gente y sus múltiples olores. Al estar fuera de la cafetería detuvo la música con un pequeño toque a sus audífonos. Colocó una mano sobre su pecho y suspiró, uno, dos, tres, resguardó todas sus emociones para no explotar en nervios y exhaló el aire contenido en su estómago.

Se adentró esperando haber llegado primero, revisó con rapidez los rostros de las pocas personas, lo hizo evitando enfocarse en los ojos o las bocas que se movían extrañamente al comer. Sonrió cuando no encontró al alfa esperándolo, siempre era mejor llegar antes y prepararse mentalmente.

El sitio era acogedor, tenía plantas falsas adornando los ventanales que causaban sombras delicadas sobre el azulejo café del suelo, las lámparas en medio de las mesas eran de estilo clásico, simulando ser de queroseno, con un pequeño foco led que bailaba mimetizando al fuego. Del techo se desprendían luces amarillas que ahora estaban apagadas pero, sabía, daban un aire bohemio en la noche, lo había experimentado uno que otro ocaso cuando iba con el alfa.

Se abrió paso a una de las mesas posicionada a lado de una de las ventanas que daba vista a un callejón discreto, uno transitado apenas por unas pocas personas cada tiempo. Percibió el aroma a incienso y lavanda, ambos probablemente venidos del disipador de olores que evitaban la proliferación de las feromonas alfas y omegas.

Sacó su celular, faltaban veinte minutos para la hora acordada, quizás caminó demasiado rápido por los nervios que aún picaban las plantas de sus pies.

Rápido, queriendo distraerse, mensajeó nuevamente a TaeHyung.

"Estoy en el café."

"Bueno... si quieres dime si respiras."

"Afirmativo, respiro."

"ERA SARCASMO."

"ESPECIFICA LA PRÓXIMA VEZ."

Dejó el celular en la mesa con un suspiro. Con su mano comenzó a apreciar el movimiento de las sombras proyectadas sobre su piel, las hojitas falsas convertían la iluminación en un verde pálido que hacía un buen contraste con su tono natural, era como llevar pintura delicada que se transformaba en desplazamientos lentos. Quizás pasó demasiado tiempo ensimismado con el espectáculo orgánico autoimpuesto que, cuando levantó la mirada, encontró a YoonGi. Estaba recargando sus manos sobre el respaldo de la silla opuesta, con la mirada suave y una sonrisa ladina.

— ¿Interrumpo?

Llevaba una chaqueta negra y una playera blanca sencilla, su pantalón amplio, abierto de los muslos, permitía a sus rodillas asomarse entre movimientos, exhibiendo la piel pálida que tanto le gustaba. En su rostro portaba un cubrebocas ya amoldado en la barbilla, algo típico en él cuando salía.

JiMin encogió la mano que tenía extendida y maldijo internamente por lo atractivo que le pareció.

— Hola. No, lo siento, me distraje. —El omega murmuró con la voz liviana y la mirada tonta enfocada en el alfa.

— ¿Es divertido? —sonrió y se sentó frente a él. Extendió su palma hacia las sombras y la movió con curiosidad, el omega analizó su accionar, enfocándose en la mano pálida, pensando posteriormente lo bien que se sentiría si la tomaba. Siempre le gustó la diferencia entre ambos, tanto de tamaño como de temperatura— mmh... ¿quieres un café? —lo escuchó decir—, ¿un pastel?

— El pastel sería para ti. —JiMin afirmó para observar su rostro, desviando su atención hacia la nariz, era más fácil concentrarse en una conversación de esa forma, más porque los ojos del alfa eran lindos y fácilmente se distraía— eres el que cumplió años.

— Pero te gustan más que a mí.

El omega sonrió, miró de nuevo a las sombras en la mesa. Sintiéndose animado por el ambiente y la confianza que el alfa le brindaba, continuó:

— Podríamos pedir uno para ti, si no te gusta me lo das. —Afirmó sonriente.

— Oh... —lo señaló asintiendo— chico listo.

Pidieron café y un pastel de fresas, ambos lo compartieron con cucharitas delicadas, largas y pesadas. Al omega le agradó demasiado la forma que se sentía sobre sus manos y la delicadeza con la que se hundía en la crema dulce. Mientras tanto hablaban sobre un compañero en común del trabajo, quizá lo hacían para amenizar lo que vendría. Terminaron con el postre, más rápido de lo que hubieran esperado, del que sólo quedó una fresa envuelta en una capa de caramelo. El alfa empujó discretamente el plato hacia su acompañante.

El omega aceptó la última de las frutas aún pensativo.

— Entonces... ¿Es... es muy malo? —murmuró con la voz suave— lo que quieres decir, me refiero.

— ¿Mmh? —El alfa subió las cejas, entonces negó comprensivo— no, bueno... no sé.

— ¿Quieres decirlo ahora? —Ofreció, girando la fresa en el plato, no queriendo comerla porque, si era tan malo lo que se avecinaba, endulzaría su propia lengua con ella para evitar soltar palabras agrias o llanto desconsolado.

— Sí..., lo que ocurre... —enfocó sus ojos en las manos del menor— es que no quiero arruinar nuestra amistad.

El omega sintió que desfallecería, ¿estaba a punto de recibir una confesión?, ¡¿una confesión?!, se acomodó en la silla, deseaba poder subir los pies para encontrar una posición cómoda, pero era un "código prohibido", así que se conformó cruzando las piernas.

— No creo que puedas decir algo que arruine nuestra amistad. —Le confió, sonriéndole para tranquilizarlo.

— Mmh... —YoonGi no parecía seguro.

— ¿No confías en mí? —Murmuró el omega con un ligero gesto ofendido.

— No, no... no es eso, confío en ti, pero no confío en mí. —Se encogió entre sus hombros.

— Sólo... sólo dilo. —Se preocupó. El hombre frente a él no olía a emoción y ansiedad de deseo, por el contrario, encontró toques de desasosiego y tristeza, podía saborear el toque amargo de las hojas pudriéndose en el agua. Su nariz se frunció por instinto y su lenguaje corporal indicó recepción: bajó los hombros y ladeó ligeramente el rostro.

Estaba dispuesto a aceptar lo que fuera.

El alfa observó a su mejor amigo, tenía el cuerpo totalmente girado hacia él, los ojos paseándose en distintos puntos de su rostro, con los labios entreabiertos, apenas un poco, pensó en el diente ligeramente partido que notó después de algunas pocas salidas, a la quinta, para ser específicos, lo recordaba bien. Era una cualidad adorable que resaltaba cuando reía con la boca abierta sin pena, exponiendo las partes más tiernas y orgánicas de sí.

Inhaló entrecortado, JiMin había sido uno de los pocos que no lo veía únicamente como un alfa en cuestiones sociales. La primera vez que salieron juntos a beber tuvo sus reservas, la parte más oscura de su conciencia le recitaba todo lo malo que podía ocurrir, sin embargo, lo encontró con el rostro sonrojado por el alcohol, hablando explícitamente de lo mucho que odiaba a un hombre del doble de su edad, mismo que se encontraba siempre en la recepción, aunque no fuese secretario sino directivo.

"Es un bastardo que no me deja en paz, siempre dice 'JiMin, ve por esto', 'JiMin, ayer ví un chiste que trata de ', 'JiMin, cómprame un café'. Huele horrible además, Tae dice que hay que bañarlo, yo creo que hay que incinerarlo."

Esa, y las demás noches, rió con cada insulto gratuito, le complació el corazón ser tomado en cuenta y, sobre todo, le gustó sentir un cuerpo a su lado que no buscase algo más profundo, sólo su mera compañía. Yendo en el taxi inhaló con discreción el aroma que se mantenía apaciguado, desde entonces supo que le encantaba tenerlo así.

Temía tanto herirlo, le aterraba tanto romper esto tan valioso que se había cultivado como una semilla que es abandonada en medio de un lote baldío y que, en contra de todas las pésimas posibilidades, se abrió camino hacia el agua, encontró el suelo fértil y tomó el sol suficiente para ir creciendo con ramas aún jóvenes pero fuertes. 

Ambos, teniendo contextos sociales distintos, pudieron enternecer los corazones mutuos, realmente no quería perder esto.

— Bueno... —carraspeó decidido, no quería mentirle, nunca lo había hecho, con JiMin no sentía esa necesidad, aunque sí resguardaba cosas que aún le daban vergüenza— te involucré en algo que no debí —juntó sus propias manos y jugueteó con sus pulgares, este acto pareció llamar la atención de quien lo escuchaba, ya que posó sus ojos en sus dedos ansiosos. Mejor así, sintió, sería más fácil explicar su bochornosa realidad si no lo miraban fijamente— lo siento, pero... es que... mis padres son estrictos con las parejas y... ellos querían juntarme con alguien.

— Es porque eres un Min, ¿verdad? —Preguntó curioso aún enfocándose en las uñas ajenas.

— Sí.

— Ah... —asintió, paseó su mirada hacia las sombras de la mesa que comenzaban a brillar un poco menos por la tarde asentada— y... ¿qué ocurre con eso?

— Yo... —cerró los ojos, odiaba tanto exponer lo que él en realidad era— dije que estaba interesado en ti, les... les mostré una foto tuya y dije... dije que... éramos amigos, pero... que me gustas... y bueno, eso. —Levantó los hombros, esperando haberse explicado en tan pésimo resumen, deseó no oír el chirrido de la silla siendo arrastrada por el piso, indicando el abandono.

El menor abrió los ojos sorprendido, se acomodó en el asiento y se recargó en la mesa, miró sus propios dedos y detalló sus uñas que debía recortar pronto. Eso, pensó, significaba muchas cosas: "YoonGi tiene mucha presión familiar y pensó en mí para ayudarlo, soy valioso para él", "YoonGi no me ve como algo serio, por algo no me ha elegido como omega", y "YoonGi, en sí, no quiere un omega, por eso miente".

Todas esas dudas no podía responderlas por sí mismo, menos por suposiciones absurdas, así que decidió aclarar.

— Y.... entonces, ¿eso es mentira? Lo... —carraspeó— lo de tu interés en mí.

YoonGi sintió un nudo en el estómago, no quería ser visto como un alfa que no puede mantener una relación con un omega sin verlo como algo potencial, deseaba ser un buen amigo antes que todo. Aún cuando sabía y comprendía el gran atractivo, físico, mental y emocional que poseía JiMin, no se sentía con la aptitud para ser un alfa. El corazón se le achicó en vergüenza y timidez por saberse externo, con los músculos frescos por primera vez.

— Lo siento. —Se encogió entre sus hombros.

El omega sintió que podría llorar ahí mismo, sin embargo, el aroma a presión y ansiedad que estaba emanando el alfa lo detuvo, le preocupaba más el bienestar del mayor que el suyo propio.

— Y... ¿por qué necesitabas decírmelo?

— Bueno... es probable que ellos quieran conocerte.

— Oh... —se acomodó un mechón de cabello mirando por el ventanal, encontró una bicicleta que había sido apresada en un poste a resguardo de su dueño, la llanta amplia formaba sombras más extrañas que las de la mesa, sus ojos delinearon cada fino detalle mientras continuó hablando— ¿necesitas que finja que... somos pareja?

— No lo sé, creo que sí. —El alfa abrió los ojos, sorprendiéndose cuando encontró a JiMin relajado, asustándose a la vez cuando no encontró aroma en él más allá del natural. No había rechazo, pero tampoco comprensión.

Varias veces lo había encontrado haciendo eso, ocultando su propio aroma en un mundo interno al que, parecía, nadie más tenía acceso. Solía hacerlo con frecuencia cuando llegaban los jefes directos, también cuando estaban atravesando los pasillos amplios de un bar o encontraban un sitio cómodo en medio de un recital. Al principio pensó que era para no llamar demasiado la atención, con el tiempo aprendió que lo hacía para no dar más información de la que él mismo podía comprender, lo veía como si el omega encapsulara sus emociones para, después, saber cómo expresarlas.

Fue consciente de esto cuando, saliendo de una junta, se acercó para preguntar cómo estaba, ya que habían metido más presión a su departamento. El omega levantó los hombros y mencionó: "no sé, te lo diré después", y percibió exactamente ese mismo mutismo en su perfume, para cuando volvió a verlo escuchó sus quejas, sabiendo que eran genuinas pues empatizaban con el picor de su olor ahora transformado.

Por lo tanto, siendo consciente de un actuar mecánico en su mejor amigo, le preocupó haberlo molestado, estuvo por atravesar la mesa para tomar su mano, decirle que no era necesario, quiso pedirle ir a casa a sólo mirar una película y olvidar el tema.

Pero sólo lo observó tomando el bolso, el mismo que siempre llevaba y parecía una parte esencial de él.

— Tengo que ir al baño. Vuelvo en seguida. —Habló rápido, moviéndose como si tuviera una urgencia.

YoonGi no dijo mucho, lo vió yéndose y suspiró para tapar su rostro entre sus palmas, frunció el ceño aún cubierto queriendo maldecirse, ¿por qué no era más fácil sólo decir: "papá, lo siento, no tengo celo, por lo tanto, nunca haré feliz a un omega"? ahora estaba pagando las consecuencias de su cobardía con una persona tan preciada como JiMin.

El omega, por otro lado, estando ya dentro de un cubículo del baño, tomó su celular para llamarle a su mejor amigo, escuchó los tres tonos y la voz gruesa lo tranquilizó.

— "¿Hola?"

— ¡El quiere que finjamos ser pareja! —Gritó, con el pecho alterado y los ojos indecisos que se movían entre los azulejos blancos.

— "¿Qué?"

— YoonGi, él quiere que nosotros finjamos ser pareja frente a sus papás... —habló de forma más relajada pensando qué haría ahora. Necesitaba a alguien que fuese su bastón, él, si tuviera que elegir, probablemente ayudaría a YoonGi por el estima que le guardaba, pero había visto que, muchas veces, no podía confiar en sus propios instintos, sus relaciones habían terminado mal a causa de ello.

— "Ay no, ay no, ay no." —Lo escuchó suspirando, saturando la bocina en un momento, se encogió entre sus hombros pensando que había hecho algo malo— "quiero decir... ay sí." —JiMin frunció las cejas al no entender el cambio de ánimo— "¡Estás viviendo mi sueño de la adolescencia!, ¡Estás viviendo mi mayor fantasía!, ¡Estás en un tema romántico cliché!"

El omega suspiró, el cuerpo se le destensó y miró hacia el techo donde el foco lleno de polvo le brindaba un poco de iluminación, la justa para no sentirse agobiado, pero nunca proyectando las sombras naturales que brindaba el sol.

— Pero ¿no es malo? —Titubeó, tomó la orilla de su playera y jugó con ella entre sus dedos— no le gusto, sólo quiere que finjamos. No puedo fingir, lo sabes.

— "¡Por eso es fantástico! No tienes que fingir, sólo tienes que ser tú."

— Pero no quiero ser injusto conmigo. —JiMin habló tenue, miró un botón de su camisa y titubeó— ¿cómo podría saber que lo ayudo sin herirme? Yo... es difícil para mí poner límites. Lo sabes.

— "Okay, antes que todo... ¿por qué me llamaste? ¿Qué quieres oír de mí?" —La voz, que hasta entonces era extremadamente animada, se transformó en una tersa, cuidada y amable. TaeHyung ocupaba ese tono cuando algo lo saturaba.

— Quería saber tu opinión. —Respondió francamente.

— "¿Cuál fue tu primer pensamiento?"

— Mmh... —JiMin tomó entre sus dedos el botón blanquecino y lo apresó sintiendo el plástico contra sus yemas— estuve triste porque no le gusto..., pero huele a mucho estrés, creo que está siendo muy pesado para él, y bueno... quise ayudarlo. Quiero ayudarlo.

— "Y ¿para qué me llamas?" —Murmuró, de nuevo, con la voz tranquilizadora.

— Porque no quiero volver a caer en entregar todo a alguien sin recibir nada a cambio. Sin ser querido. —Afirmó recordando a su ex-pareja, misma que solía manipular su olor a conciencia, sabiendo de antemano cómo lo afectaba. 

— "¿Quieres la versión más sana o la más honesta?"

El omega apresó más el botoncito, colocó un tercer dedo en el medio para sentir las hebras de hilos que lo unían a su camisa.

— La versión sana.

— "Bueno... creo que él comprendería si no lo ayudas, YoonGi es así, le preocuparía más incomodarte, al menos el YoonGi que conozco. Pero... tú no lo comprenderías, dentro de ti aún lo quieres ayudar ¿no?" —Dejó un espacio de unos segundos, JiMin lo interpretó como una búsqueda de afirmación a lo que asintió, aunque nadie lo estuviera viendo, y murmuró: "ajá"— "entonces creo que deberías hacer lo que tu corazón siente, quizás sería bueno decirle tus sentimientos pero... considerando el panorama, eso puede dividir la relación. Así que... mi consejo es que..." —Lo escuchó reír, apenas un suspiro de sus labios, típico en él cuando hablaba de forma cariñosa— "te permitas ser un buen amigo antes que una buena pareja."

El omega dejó el botón y sonrió tranquilizado, le aliviaba tener a alguien que podía leer las hileras de su mente y le ayudara a poner orden a aquel desastre. Sintiéndose más relajado, se animó a soltar una risa.

— Oh y... ¿cuál era la versión honesta?

— "Permíteme, déjame hago algo antes de decirla..." —Entonces, entre el teléfono, pudo percibir el sonido de los pájaros, supo que salió de su pequeño departamento, asumió, habría caminado hacia el pasillo exterior— "¡Estás viviendo mi sueño desde que tenía quince años y leía mangas!, ¡odiaría ver una oportunidad de oro desperdiciada así!" —La voz entonaba tintes dramáticos—. "Tienes veintisiete, ¡¿a cuántos omegas de veintisiete se les da la oportunidad de fingir una relación con el alfa que tanto han deseado, Park JiMin?!"

El omega soltó una risa, amaba mucho la excentricidad de su amigo.

— Okay, okay... bueno... ¿cuál es el plan, entonces?

— "¡Presta atención!" —Respondió fuerte con voz autoritaria de capitán, misma que hizo que JiMin se enderezara como acto reflejo— "aceptas, se toman fotos como pareja, hacen videollamadas con sus papás, vas a las cenas formales, duermen juntos, amanecen abrazados, presumes de una relación con sus primos envidiosos, te vistes bonito con sus tías y tíos, ayudas a cocinar su abuelo o abuela que dirá qué buen muchacho se ha conseguido mi nieto." —Imitó la voz senil que provocó una risa en JiMin—. "Te confiesas en año nuevo, esa misma noche consigues ese nudo, ¡y tu final feliz!, ¡Y yo soy el amigo que aparece en todas las fotos siendo increíblemente bello!"

— ¡Tae! —Lo regañó aún riendo, sintiendo un sonrojo abrió la puerta esperando no haber sido oído, suspiró en alivio cuando se encontró en total soledad— escucha... —se metió de nuevo y cerró la puerta con seguro— YoonGi es más que un nudo.

— "Ay, ya sé pero es parte de la trama romántica."

— Mmh... —Frunció las delicadas cejas y abultó los labios. TaeHyung, del otro lado de la línea, soltó una risa pensando en lo mucho que a JiMin le molestaba cuando hablaban así de la gente.

— "Okay, es más que un nudo, pero... he visto demasiadas películas que van de esto. Tu confía en mí."

— Mmh... —Repitió.

— "¡Aish! ¡Tú confía!" —Gimió ofendido.

— Okay, okay... —rió suave— bueno... tengo que regresar. —Levantó los hombros, sabiendo que tomaría el primer consejo, aquel que hablaba de seguir al corazón.

— "¿Regresar?"

— Vine al baño para escuchar qué pensabas. —Aclaró saliendo del cubículo para mirarse en el espejo donde estaban los lavamanos, ya no estaba sonrojado, pero aún así quería lavarse la cara, lamentablemente no podía, se correría su rimel.

— "¡¿Qué?!, ¡¿Dejaste a tu próximo alfa solo en la mesa?!"

— ¡Le dije que iba al baño! —Frunció el ceño escuchando el reclamo.

— "¡Ay, por dios! ¡Llevas como diez horas aquí!" —Gimió incrédulo— "ve por él."

— No fueron diez horas... —Suspiró.

JiMin colgó y salió del baño con la tranquilidad que sentía. Observó en la mesa al alfa jugueteando con una cucharita, seguramente la del café que ordenó mientras él estaba encerrado en el cubículo. Tenía la mejilla recargada en su palma y los ojos más tristes que le hubiera notado. Se detuvo detrás de uno de los pilares y lo analizó con más profundidad, parecía aún taciturno, triste y decepcionado, no podía obtener su olor desde esa distancia, pero eso indicaba su expresión corpórea. Colocando una mano en su pecho supo que quería ayudarlo.

Se encaminó a la mesa observando al mayor ajustar su postura, con los ojos bailando en varias zonas de su rostro intentando obtener información que no pudiera abstraer de las palabras.

YoonGi inhaló discretamente, ahora el menor sólo olía a él mismo: miel y manzana. Apresó sus manos entre sí, esperaba no estar percibiendo una fachada.

— No-,—murmuró el pálido— no te comiste tu fresa antes de irte. —Señaló el platito donde la fruta seguía intacta.

— Ah... —sonrió tímido, sentándose de nueva cuenta— sí, lo siento.

— No, yo lo siento... —lamentó extendiendo su mano sobre la mesa, deseando colocarla sobre la del omega pero, sintiéndose totalmente absurdo, la apresó en un puño encapsulando sus propios sentimientos como estaba acostumbrado— ¿te puse muy incómodo?

— Nop. —Negó con un gesto sencillo— sólo... —miró la fresa, decidió tomar la cucharita y partirla para comer un poco, deseando endulzar sus palabras y dudas que aún lo aquejaban pese a saber que lo ayudaría— tuve que ir a pensar.

— ¿Pensar?

— No es fácil para mi mentir. —Razonó, omitiendo la información de haber hablado con TaeHyung, mentir no era lo mismo que no decir.

— No tienes que hacerlo. —Se encogió entre sus hombros queriendo recuperar lo que había "echado a perder"— lamento haberlo dicho, tal vez si... si les explico...

— Pero... eres un Min. —Recordó, partió otro poco de fresa y lo comió— eres un alfa de una casta pura.

— No es tan pura, en realidad.

— Lo es. —El omega asintió— lo eres. Por eso tus padres quieren conseguirte pareja. —Lo miró discretamente, parpadeando lento. YoonGi se sintió cohibido, el omega serio le causaba intimidación ajena, muy superior que cualquier alfa que hubiera visto con anterioridad.

— Sí. —Afirmó, animándose a observar los ojos del omega, notando cómo este desvió la mirada segundos después.

— Pero hay algo más. —Trozó una vez más, viendo cómo lo que quedaba de fresa ya era ridículamente pequeño, metió el pequeño pedazo a su boca y lamió sus propios labios— si somos honestos... los alfas siempre han podido escoger. Siempre nos ven a los omegas como carne de producción, nos valoran por el físico, edad, fertilidad y, por último, la personalidad. Usualmente nos quieren serviles y tan jóvenes como la legalidad lo permita. —Hablaba con la misma seriedad que lo hacía en la oficina, el alfa negó, no deseaba ser visto así— no entiendo por qué no eliges un omega como el resto. —Murmuró metiendo el último pedacito a su boca— ¿por qué mentir en esto?, ¿te gustan los alfas?

— No. —Susurró viendo cómo el omega paseaba la cucharita por el plato vacío.

— ¿Los betas?

— Tampoco.

El omega no comprendía bien el actuar de aquel hombre, sólo lo observó con duda.

— No entiendo qué ocurre, entonces.

YoonGi, viéndose acorralado, se removió de su asiento para sacar su cartera.

— ¿Podemos hablar esto en mi casa? —Murmuró para levantar una mano y pedir la cuenta— es... es algo que me gustaría contarte.

— Mmh... —JiMin miró las manchas rojizas en su plato y asintió.

El camino a la casa del alfa fue silencioso, ninguno mencionó mucho, ambos perdidos en sus propios pensamientos y emociones dispares.

El departamento era pequeño como la mayoría en aquel sitio: con una cocina y comedor en el mismo espacio, un sofá-cama y un baño además del único cuarto, mismo que debía ser ocupado como habitación, que había sido equipado para tocar el piano y la guitarra. El omega se sentó en el mueble que ahora fungía como sofá y quiso nuevamente subir sus pies, deseaba estar en una posición cómoda que no le impidiera ser él mismo, más en un momento tan tenso , pero volvió a conformarse cruzando sus muslos.

— ¿Agua? —Ofreció el pálido.

— No, gracias. —Negó con una sonrisa.

El omega observó al alfa caminando hacia la pequeña cocina, escuchó el chorro del agua siendo servida y miró sus propias manos, mientras aún estaba solo se atrevió a sacar su teléfono, se sentiría mejor si TaeHyung lo sabía.

— ¿Sabes por qué me gusta Bikini Kill? —Murmuró desde lo lejos el alfa.

— Uh... —sorprendido por el cambio de temas, dejó el teléfono en su regazo, se giró y colocó su barbilla en lo que, por ese momento, era el respaldo del sofá, analizó del otro lado la espalda ancha y los brazos gruesos del alfa, inclinó ligeramente su mejilla contra el mullido material y suspiro pensando lo guapo que era— no, nunca hemos hablado de eso.

— No puedo atribuirme al movimiento, soy un alfa, después de todo. —Giró y llevaba entre sus manos dos vasos de agua, el omega pensó en lo extraño del acto si él no quería agua, aún así siguió su figura— pero hay letras que resuenan conmigo. —Colocó dos porta vasos hechos de lana tejida, encima de estos puso ambos vasos que tenían, además, cubitos de hielo.

— ¿Qué tipo de letras? —Murmuró curioso, deseando tocar la textura de los pequeños círculos hilbanados a mano.

— "Don't need you". (No te necesito).

— Oh... —JiMin se inclinó sobre el sillón queriendo oírlo mejor— ¿qué parte resuena contigo?

— Toda. —Se sentó a su lado y miró la mesa para que hablar fuera más sencillo, sus ojos delinearon algunas marcas viejas, siendo éstas normales dado que el mueble venía de una tienda barata de segunda mano— "i don't need your dick to fuck" (no necesito tu pene para follar). —Murmuró la letra.

— La conozco, pero... —Frunció ligeramente el ceño— perdona... no entiendo.

— No soy un alfa normal. —Carraspeó— cuando tenía trece años supe que había algo mal en mí. Solía imitar lo que otros alfas hacían, decían, pensaba que era normal, que era una etapa que ocurría en todos pero, en realidad, muchos se comportan como quieren y sienten, pocos se cuestionan si lo están haciendo bien o mal.

El omega no dijo mucho, sólo escuchó en silencio.

— A los quince debía tener mi primer celo... no lo tuve, ni a los dieciséis, ni a los dieciocho—juntó sus manos— no tuve uno nunca.

— ¿Cómo? —Preguntó, tratando de entender— ¿No tienes... celo? Es decir... ¿no tienes ciclos?

— La primera vez que me revisaron los médicos tenia veintidós —inhalo entrecortado— no tengo esos deseos, las veces en las que tengo un "celo" oficial es porque lo finjo. —Soltó una risa avergonzada— lo siento. Es por eso que no puedo elegir a un omega.

— Porque... —buscó comprenderlo mejor.

— Porque sería injusto. No puedo dar ese paso que ellos-, que ustedes quieren. —Levantó los hombros desesperanzado— mis... mis relaciones fallaron por eso mismo.

— ¿Es algo médico? —Preguntó con curiosidad.

— No lo sé, los doctores me dijeron que debía tomar suplementos... y lo hice, pero no cambió mucho. —Tomó el vaso de agua dándole un trago pequeño suspirando al final— así que fue más fácil mentir respecto a mi sexualidad.

— Oh... —asintió aún si tenía dudas.

— Si le digo a mis padres... ellos querrán meterme a tratamiento.

— Okay... —JiMin carraspeó— ¿Puedo hacer algunas preguntas?

— Claro. —Asintió.

— ¿No... no sientes nada físicamente o...?

— Bueno, eso depende. —Levantó los hombros avergonzado— tengo reacciones físicas pero... eso no significa que sea algo que desee —soltó una risa avergonzada— no tengo deseo en mí... no de ese tipo.

El omega asintió, él comprendía esa sensación, las veces que tuvo a los alfas encima suyo creían estar complaciéndolo sólo por estar húmedo, cuando se trataba de una mera reacción corporal. Había hablado de eso varias veces con TaeHyung, sobre cómo el cuerpo y el deseo son dos cosas totalmente independientes.

— Lamento decirte esto... —murmuró el alfa— no quise presionarte, en realidad es todo lo contrario, sentí que debía darte un por qué. No quiero que pienses mal de mí...  no deseo presionarte a ayudarme, ahora... ahora entiendo que fui muy estúpido. Lo sientto, debería... decirles y-...

El omega observó el cuerpo de su mejor amigo, tenía los hombros juntos y las manos unidas en firmeza, como sosteniendo entre sus dedos gruesos y limpios todo lo que quedaba de su dignidad. Parecía tímido consigo y  con el secreto que había contado. Pensó en las veces que él mismo, como omega, se había sentido extraño, ajeno a la sociedad a la que, se suponía, él pertenecía, rememoró las tardes que no entendía por qué no entraba en ese estándar que los demás parecían tratar con naturalidad.

Lo comprendió superficialmente, entendió qué significaba exponer una parte indeseada sólo por presión a no estar en el estándar, descifró por qué trajo dos vasos, se estiró para tomar el suyo y bebió un poco para aclarar su garganta.

— ¿Ahora tengo que decir un secreto mío? —Murmuró dejando el agua.

— Ah... —el alfa negó riendo con tristeza— no, no es necesario.

— Sí. —Asintió emocionado, extrañando al hombre a su lado— déjame... yo... tengo ganas de subir mis piernas en tu sillón, pero me da vergüenza. Quería hacer lo mismo en el restaurante, pero la gente me vería mal.

— Ah... —soltó una risa amplia, no comprendiendo a dónde iba con esto pero siguiendo el ritmo sólo porque lo hacía sentir bien escucharlo hablar con el mismo tono de siempre— puedes subirlas, no pasa nada.

— ¡Gracias! —JiMin se acomodó encima del sillón y colocó sus piernas sobre el sofá, las abrazó y ladeó el rostro aún pensativo— creo que... si no afecta tu salud... no entiendo por qué deberías ser como el resto.

El alfa no dijo mucho, sólo guardó el sentimiento de vergüenza dentro de sí, no quería exponer un diálogo que él mismo había tenido en soledad tantas noches por el miedo de estar enfermo y ser incapaz de hacer una vida como el resto.

— ¿Sabes? El movimiento OMEGA es para nosotros... —recargó la mejilla en su rodilla— y, de verdad creo que es importante hablar de la hipersexualización de los omegas. —Sonrió confiado, de forma dulce y amigable— pero también creo que deberían abrir diálogos entre ustedes, los alfas.

— Lamento haberte involucrado en esto. —Susurró volviendo al tema original, sintiéndose cohibido por la introspección que estaba realizando.

— Está bien... —sonrió tranquilizadoramente, mostrando el adorable diente ligeramente estrellado en una de sus esquinas, apenas perceptible para las personas detallistas como él— los amigos estamos para ayudarnos, ¿verdad?

El alfa no dijo mucho, sólo lo miró lleno de vergüenza, las puntas de sus orejas enrojecidas y sus ojos amenazando en soltar lágrimas por el bochorno.

— Si las cosas fueran al revés ¿no estarías dispuesto a ayudarme? —Preguntó JiMin.

— Por supuesto. —Afirmó convencido con la voz suave.

— Entonces... es lo mismo.

— Gracias. —Sonrió queriendo llorar, era la primera vez que le confesaba a alguien más su carencia de celo.

JiMin dejó sus piernas y se acercó en el sillón para abrazar al alfa que le correspondió el toque gentil, se escondió en su cuello e inhaló entrecortado, al menos ahora se sentía un poco más aliviado. 

Ahora... ¿qué debía hacer con su familia?

— "¡Cuéntamelo todo!"

— Es difícil de decir, Tae... —JiMin se recargó en su propio sillón— no quiero ser grosero con él.

— "¡¿Cómo?!"

— YoonGi me confió un secreto... no se siente bien decirlo a los demás. —Razonó mirando sus pies desnudos, estirando y encogiendo sus dedos aún recordando cómo se sintió abrazarlo, lo cálido del cuerpo ajeno que no le disgustó y el aroma mixto que le inundó el pecho.

El omega siempre había sido especial alrededor de olores y sensaciones, aún recordaba físicamente la primera vez que YoonGi lo tomó de la mano, siendo que el calor corporal de otros lo hacía sentir mal esperaba alejarlo, pero la palma se sintió correcta, en medio de la muchedumbre y el estruendo de las voces, entrelazó sus dedos, sonriendo al sentirse correspondido.

— "¿Es muy grave?"

— No es grave, pero es algo que aún le cuesta procesar. —Murmuró aún pensativo, analizando cómo podría ayudarle.

El silencio se asentó del otro lado de la línea, mismo que a los segundos fue cortado por un suspiro.

— "No me gusta que guardes secretos de esa forma..." —confesó— "¿El te pidió no decir nada?"

— No, él no me pidió eso. —Le aseguró sonriendo. Entendiendo de dónde venía el temor, continuó— le preguntaré si puedo decirte.

— "Mmh... ¿es muy personal?"

— Creo que sí.

— "Y..." —suspiró nuevamente— "aún quieres ayudarlo, ¿verdad?"

— Sí.

Se escuchó un "mmmh" por unos segundos escasos.

— "Entonces no le preguntes, sólo... prométeme que-, que si algo te incomoda o te hace sentir mal... me dirás." —Hablaba con las pausas necesarias como para hacerse entender— "cualquier cosa, incluso si tienes dudas, si tienes miedo. Lo que sea, no importa qué."

— Lo prometo. —Le confirmó.

— "Bien." —Confirmó.

— Gracias por preocuparte.

— "Mhh.... sólo dime..." —murmuró, escuchó la voz tornándose alegre con el mismo toque de siempre— "¿tendrás ese nudo?"

— ¡Tae!

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