VI- EL SACRIFICIO: parte 2
Rose frota la mano de Alice reconfortante mientras Alice intenta recuperar la compostura. La vampira se levanta y entra en otra habitación donde Elena esta vertiendo agua caliente en una taza de te, frunciendo el ceño a su hermana, que estaba robando las galletas que había puesto en un plato.
— Lo encontró unos minutos antes que nosotras. — Rose les dice, mientras se sienta a su lado.
Elena frunce el ceño con tristeza. — ¿Cómo esta ella?
— Reaccionando de forma exagerada. — Audrey se atraganto con la galleta en su boca, parpadeando ante las palabras de Rose con sorpresa.
— Su novio acaba d morir. — Elena espeto en defensa de Alice. — No existe tal cosa como reaccionar de forma exagerada.
Rose simplemente puso los ojos en Lanco. — Esas lágrimas son para ella. No le importaba Slater. — Elena mira a Rose con curiosidad. — Ella solo estaba saliendo con él el tiempo suficiente para ver si la convertía. — Elena se da vuelta y mira a Alice. Agarrando la taza de té, Elena sale de la habitación hacia la chica que lloraba y le entrega la taza. La vampira dirigió su atención al doppelganger restante. — ¿Qué esta haciendo?
— Usar las lagrimas d cocodrilo a su favor. — Audrey dice, moviéndose para sentarse a su lado. — Mi hermana tiene esa forma de encontrarla siempre la manera de conseguir lo que quiere.
— ¿Qué hay de ti? — Audrey ladeo la cabeza confundida. — ¿Qué quieres de todo esto? Esta claro que no tienes interés en aprender más sobre Klaus.
— Porque ya se como termina la historia, Rose. — La chica Gilbert dijo simplemente. — Al final, una de nosotras va a morir en este sacrificio, y las probabilidades de que sea Elena son escasas. Stefan y Damon encontraran la manera de mantenerla viva, y mi vida será un daño colateral, a pesar de lo mucho que discutan que están tratando de proteger a las dos. — Audrey se encogió de hombros. — Es como siempre ha sido, y como siempre será.
— Te has rendido. — Rose se dio cuenta, una mirada de simpatía apareció en su rostro.
— No. — Audrey negó con la cabeza ante sus palabras. — Acabo de aceptarlo. Renunciar y aceptar la verdad, son dos cosas completamente diferentes.
Rose abrió la boca para decir algo mas, antes de lanzar una mirada de desdén, sus ojos mirando hacia donde Elena estaba sentada con Alice. Antes de que Audrey pudiera cuestionar que pasaba, vio que Alice se ponía de pie rápidamente y se sentaba frente a la computadora. Las tres se acercaron por detrás, mirando como ella se conectaba a la computadora de Slater con facilidad.
— Alguien ha estado aquí. — Alice les dijo. — El disco duro esta completamente borrado.
— Si, probablemente quien lo mato. — Rose dijo con obviedad.
— Por suerte para ti, Slater estaba paranoico. — Alice continuo, mirando brevemente por su hombro mientras trabajaba. — Todo esta respaldado en un servidor remoto.
— Sabes que ella no se va acercar a mi sangre, ¿verdad? — Rose murmuro suavemente, mirando a la gemela Gilbert mayor.
—Lo se. Ella no. — Elena pasa junto a Rose, quien sonríe ante el engaño de Elena.
— Como dije. — Audrey se acerco a ella. — Ella tiene una forma de conseguir lo que quiere.
— Kristen Stewart. — Alice resoplo, mientras se desplazaba por la lista de archivos, las gemelas se movieron para pararse a ambos lados de ella. — Dios, era obvio.
— ¿Todos esos son pistas de vampiros?
Alice continúo desplazándose por los archivos. — Slater estaba obsesionado. Casi tanto como yo.
— ¿Qué hay de ese? — Rose señalo por encima del hombro, a un archivo en especifico. — Cody Webber. Intercambiaron docenas de correos electrónicos sobre Elijah.
— ¿Podría llamarlo? — Ofrece Alice.
Elena tomo el teléfono y se lo entrego. — Dile que estamos tratando de enviarle un mensaje a Klaus. La doppelganger esta viva y esta lista para rendirse. — Sus ojos parpadearon brevemente hacia Audrey. — Pero solo menciona que hay una de nosotras. No necesita saber sobre mi hermana.
Los ojos de Alice se agrandan por la emoción, mientras mira a las gemelas, al mismo tiempo que Rose y Audrey miran a Elena. — Oh Dios mío, sabía que te reconocía.
— Dale el mensaje. Por favor. — Con eso rápidamente sale de la habitación.
Audrey no dudo y la siguió, agarrando el brazo de su gemela y tirándola hacia atrás. — ¿Qué demonios estas haciendo? — Ella exige, mirándola como si estuviera loca. En este punto, Audrey estaba bastante segura de que lo seria. — Si Klaus sabe que estás viva, te encontrara y te matara. Elena simplemente la mira sin decir nada. Pero esa mirada le decía mucho a Audrey. — Que es exactamente lo que querías desde el principio.
— Soy yo o toda nuestra familia.
— ¡O soy yo! — Ella respondió. — ¡Esta no era tu elección, Elena!
— ¡Si, lo era! — Elena le respondió bruscamente, tirando del agarre de su brazo. — ¿No lo entiendes, Rey? Esta es mi elección. Este es mi problema con el que lidiar. Yo soy la que trajo todo esto a nuestras vidas. Me involucre con Stefan, traje vampiros a nuestras vidas. Nunca pediste nada de esto. — Ella sacudió su cabeza. — Comencé esto, así que termina conmigo. Klaus solo necesita a una de nosotras, así que voy morir y tú vas a vivir.
Esto fue. Este fue el extraño giro del destino que Audrey pensó que era imposible. Ella miro a su hermana, con lágrimas en los ojos. — Lena... — Sintió que se le formaba un nudo en la garganta.
Elena tenía lágrimas formándose en sus ojos mientras colocaba sus manos sobre los hombros de su hermana, dándole un suave apretón. — Se que piensas que no lo veo. — Comenzó con tristeza. — Que no me doy cuenta de la frecuencia con la que tu cuello se arriesga por mí. Creo que simplemente lo ignore. Como si lo ignorara, realmente no estaría sucediendo. Mi hermana no estaba a punto de morir solo por salvarme... — Las lagrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. — Bueno, ahora es mi turno de salvarte.
No sabia que decir, pero su garganta no dejaría escapar las palabras, incluso si lo hiciera. En cambio, dio un paso adelante y envolvió sus brazos alrededor de Elena, abrazándola con fuerza. En segundos, Elena estaba devolviendo el abrazo, sin tener que hablar para saber que pensaba la otra. Fueron tres palabras que en ese momento, ambas sabían que no decían lo suficiente.
Te amo.
Alice entro a la habitación en ese momento, Rose la seguía. — Cody esta en camino y realmente quiere conocerte.
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El tiempo que pasaron esperando a Cody se sintió como una eternidad.
Audrey se sentó a la mesa, con las manos envueltas alrededor de una taza de té, aunque hacia un frío en ese momento. Olvidada por completo por la chica Gilbert, que estaba perdida en lo profundo de sus pensamientos. Siempre tuvo la impresión de que Elena no tenia idea, que realmente no vio lo que sucedió justo frente de ella. Sin embargo, ahora estaba arriesgando su vida y estaba dispuesta a asumir el destino del doppelganger sobre si misma.
Todo se sintió mal. Como si estuviera esperando que el centavo cayera por completo, o que alguien le arrancara la alfombra de debajo de sus pies.
— ¿Qué estas haciendo aquí?
Audrey miro hacia arriba, para ver a su hermana mirando fijamente a Damon, quien estaba de pie con una expresión poco impresionada en su rostro. Sus ojos se entrecerraron en la gemela mayor. — ¿Qué estas haciendo con ella? — Elena respondió, su rostro lleno de confusión. Rose entro en ese momento, y la ira lleno el rostro de Elena mientras la miraba. — ¡¿Lo llamaste?!
Rose la miro con un poco de culpa. — Lo siento, Elena.
— ¡Dijiste que lo entendías!
— Ella mintió. — Damon la interrumpió antes de que pudiera responder, lo que obligo a Elena a mirarlo una vez más.
— Damon Salvatore. — Alice camino hacia delante, mirándolo con total asombro.
Damon hizo una mueca, mirando a Rose. — Sácala de aquí.
— De ninguna manera... — Alice soltó, mientras rose la sacaba de la habitación.
— Pequeña Gilbert, levántate. — Damon miro a Audrey, antes de volver a mirar a Elena. — Vamos. Nos vamos.
— No. — Elena se negó al instante.
— Dije que nos vamos.
— Bien. Puedes irte, y puedes llévate a Audrey. No iré contigo.
Audrey suspiro, frotándose la cara con las manos con cansancio. — Aquí vamos... — Murmuro, mirando a la pareja.
El Salvatore de cabellos azabache lentamente se enojo, mas con ella. — Ya no puedes tomar decisiones.
— ¿Cuándo he tomado una decisión? — Elena pregunto con una burla. — Tú y Stefan hacen eso por mí. Ahora, esta es mi decisión
— ¿Quién te salvara la vida mientras tomas decisiones? — Él se burlo en respuesta.
— No me estas escuchando, Damon. No quiero que me salven. No si eso significa que Klaus va a matar a todas las personas que amo. — Elena le dijo sin rodeos. — No voy a dejar que mi hermana muera solo para que yo pueda vivir, cuando soy yo la razón por la que ella esta acá atrapada en todo esto en primer lugar. ¿Tú y Stefan quieren salvar a alguien? Entonces sálvala.
Fue cuando el centavo cayo y la alfombra fue arrancada de sus pies. En todo esto, Audrey había ignorado la última cosa que siempre había sabido. Stefan y Damon nunca la dejarían morir, sin importar el noble sacrificio que Elena estuviera dispuesta a hacer. Amas hermanas estaban enamorados de ella, demasiado profundamente enamorados como para permitirle morir.
El gesto fue agradable, aunque solo fuera por un momento. Pero eso es todo lo que alguna vez seria.
Un gesto.
Damon agarra del brazo de Elena con fuerza. — Saca tu trasero por la puerta antes de que te arroje sobre mi hombro y te lleve yo mismo.
— ¡No! — Apretando su puño, lo balanceo hacia delante mientras trataba de romper su agarre, pero Damon tomo su puño en su mano con facilidad.
Elena dejo escapar un pequeño grito ahogado de dolor cuando él se acerco más frente ella. — No vuelvas a hacer eso nunca más. — Dejo caer su puño y se alejó dejando a Elena parada allí en estado de shock.
Las tres chicas estaban sentadas esperando cuando volvió a entrar, cerrando un par de puertas dobles detrás de el. — Es hora de irse. Alice esta durmiendo profundamente y no recordara ni un momento de este día horriblemente estúpido.
De repente, las puertas de entrada se abren de golpe y tres hombres entrar al apartamento. Damon gira la cabeza para mirarlos mientras Rose, Audrey y Elena se ponen de pie. — Estamos aquí para conocer al doppelganger. – El que estaba al frente, posiblemente Cody, dijo mientras miraba al pequeño grupo.
— Gracias por venir.
Elena intenta caminar hacia ellos, pero Damon la empuja hacia atrás. — Te romperé el brazo. — Susurra con seriedad, antes de mirar a Cody. — No hay nada aquí para ti.
El hombre en la parte de atrás cae repentinamente al suelo, muerto, revelando a Elijah parado detrás de él. Los oros dos vampiros miran a Elija, quien acelera hacia ellos mirando de uno a otro. Rose jadea y sale a toda velocidad del apartamento, mientras Elijah mira a Damon y a las gemelas. Sus ojos se encontraron con los de Audrey, quien sintió que esa sensación burbujeante reapareciera en su estomago, al igual que el día que lo conoció. Sus labios se torcieron en la más pequeña de las sonrisas, antes de romper su mirada.
— Te mate. — Damon dijo, confundido y sorprendido. — Estabas muerto.
Elijah sonrío. — Desde hace siglos. — Volvió su atención a Cody. — ¿Quién eres tu?
— ¿Quién eres tu? — Pregunto el vampiro, despistado.
— Soy Elijah.
El rostro de Cody palideció levemente, cuando se dio cuenta de con quien estaba tratando, el tono duro desapareció de su voz mientras hablaba. — Íbamos a traerla contigo. Para Klaus. Ella es la doble. No se como existe, pero lo hace. Klaus querrá verla. — Él asintió con la cabeza mientras miraba a Elena. — No sabíamos que eran dos, el mensaje solo decía uno. Las habríamos traído a las dos.
Elijah arqueo una ceja. — ¿Alguien mas sabe que estas aquí?
— No. — Sacudió la cabeza.
— Bueno, entonces, has sido increíblemente útil. — Elijah hunde el brazo en el pecho de los dos vampiros, ambos gruñeron mientras Elijah les arranca el corazón. Los dos vampiros caen al suelo, muerto, y Elijah deja caer el corazón de sus manos.
Luego, sus ojos se posaron en los tres, ignorando a Damon, quien dio un paso delante de manera protectora. Su mirada se encontró con la de Audrey una vez mas, y en un abrir y cerrar de ojos, desapareció como si nunca hubiera estado allí.
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No tengo nada que decir... solamente espero que les haya gustado.
¡Gracias por leer!
Guadi.
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