Ⅳ- KATERINA: parte 2
— ¿Qué tiene que ver el linaje Petrova con Klaus?
Elena le acerco otro vaso de sangre a Katherine, quien la tomo rápidamente. — Es realmente tedioso pero... — Ella bebió la sangre y aplasto el vaso con sus manos. — La maldición fue hecha con la sangre de una Petrova, que es un hechizo brillante. El doppelganger fue creado para poder deshacer la maldición. Cuando el doppelganger reaparece, es cuando la maldición puede romperse.
—Por eso te sorprendió, ¿no? — adivino Audrey, mirándola a los ojos. — El día que te conocimos, te sorprendió que fuéramos dos. Sabía que el sacrificio solo requería a una de nosotras, así que el hecho de que hay dobles gemelas...
— Te convierte en una anomalía es este brebaje de brujas. — Katherine la interrumpió con un asentimiento. — Solo s supone que haya un doppelganger a la vez, así que estará fascinado cuando te conozca.
Elena miro a su hermana, quien parecía perdida en sus pensamientos y volvió al asunto que tenia entre manos. — ¿Así huiste antes de que asesinara?
Katherine frunció los labios con un pequeño encogimiento de hombro. — Algo así. — Reflexiono, antes de continuar contándoles toda la historia.
Les contó como había terminado en la cabaña de la que Trevor le había hablado, y allí conoció a Rose y a una anciana. En lugar de ayudarla como dijo Trevor; en el momento en que Rose vio a Katherine y la piedra lunar, la encerró para llevársela a Klaus en a primera oportunidad que tuviera.
— Rose nunca término llevándote de regreso con Klaus, ¿verdad?
— No. — Katherine admitió, sacudiendo la cabeza. — aunque no porque haya cambiado de opinión.
Encerrada en la habitación en la que Rose la puso, Katherine se lastimo hasta el punto de desangrarse, dejando a Rose sin mas remedio que curarla. En ese momento, para ella, la muerte era mejor que volver a estar con Klaus. Entonces cuando Rose se distrajo con el regreso de Trevor, recurrió a la ultima opción que le quedaba.
Se ahorco para morir y comenzar la transición a vampiro.
— ¿Te suicidaste? — Elena pregunto alarmada, con los ojos muy abiertos antes la idea.
— Klaus necesitaba un doppelganger humano. — Ella les explico, defendiendo su elección como si fuera la respuesta obvia. — Como vampiro, ya no le servía de nada
— Pero no funciono. — Elena respondió. — Realmente no escapaste, has estado huyendo de Klaus desde entonces.
El juicio obvio en el tono de Elena no conmovió a Katherine. — Subestime su espíritu de venganza, pero vivir con una maleta es mejor que morir para que puedas derramar tu sangre sobre una pequeña atonta piedra.
Elena todavía se veía enferma ante el pensamiento, y Audrey simplemente permaneció en silencio, sin una expresión en su rostro.
— ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo de que tenga razón? ¿No quieres morir? Hay otra salida — Katherine se pasa la uña por la muñeca, se corta y la extiende hacia ella. — Mejor apúrate. Tu oportunidad se va, se va, se va y se fue. — Deja caer la muñeca cuando se curo. — Yo tome esa salida.
Luego pasó a explicar lo que sucedió después con Rose y Trevor, una vez se despertó en la transición.
— Rose y Trevor pasaron los últimos 500 años huyendo porque los usaste. — Elena dijo enojada. — Trevor acaba de ser asesinado.
Katherine pareció un poco impresionada. — No creí que durara tanto.
Elena s burlo con incredulidad. — Ni siquiera te importa que hayas arruinado sus vidas.
— Estaba cuidándome a mi, Elena. Siempre me cuido a mí. — Dijo mirando entre las gemelas. — Si son inteligentes, ambas harán lo mismo. — Advirtió antes de darse vuelta con el libro en su regazo y comenzar a hojear las páginas.
Audrey pareció pensativa una vez más. Sabía que Stefan y Damon morirían antes de que eso se convirtiera en una opción para Elena, y Caroline haría todo lo posible para proteger a Audrey, pero no podía evitar la molesta sensación que tenia. Que quizás, de alguna manera, Katherine tenía razón. En comparación a su hermana, Audrey no tenia vampiros de dos siglos, dispuestos a arriesgar sus vidas por ella. si por algún extraño giro del destino ella no moriría como sabia que lo haría, tendría que cuidarse a si misma.
Elena se puso de pie y comenzó a caminar por el pequeño espacio que tenían. — Entonces, ¿Cuánto de tu pequeña historia es verdad?
— No tengo ninguna razón para mentir, Elena. — Ella arrastro las palabras. — No tengo ninguna razón para hacer nada más que sentarme aquí y leer y pudrirme.
— Esta bien, asumiendo que sea parcialmente cierto. — Ella le dio el beneficio a la duda. — Esa es la razón por la que regresaste, ¿no? Porque querías ser u quien nos entregara a Klaus.
Agarrándose de la pared, Katherine se incorporo y dejo caer el libro cerrado al suelo. — 500 años huyendo, pensé que tal vez estaría dispuesto a llegar a un acuerdo.
— Que optimista de tu parte. — Audrey reflexiono con un suspiro, arrojándole lo que quedaba de la botella de sangre.
Katherine sonrío mientras tomaba la botella, arqueando una ceja ante la gemela as tranquila. Audrey simplemente le devolvió una mirada aburrida, antes de mirar a su hermana, quien lentamente estaba tratando de reconstruir todo.
— Así que hiciste que Mason Lockwood te buscara la piedra lunar. — Dijo Elena.
— Correcto.
— ¿Qué mas necesitas para romper la maldición? — Le pregunto ella. — No solo yo, o Audrey, o la piedra, ¿verdad? De lo contrario, no habría razón para desencadenar la maldición del hombre lobo en Tyler Lockwood.
— Las brujas y sus hechizos. — Katherine tarareo. — Tantos ingredientes, tanta gente que sacrificar.
— ¿Entonces necesitas un hombre lobo?
— Lo crean o no, son difíciles de conseguir.
— Déjame adivinar, ¿luego necesitas una bruja? — Audrey se dio cuenta, cuando las piezas empezaron a encajar en su lugar también para ella.
Katherine asintió una vez más. —La mía se fue, pero Bonnie es buena opción.
— ¿Qué mas? — Elena pregunto de nuevo.
— Un vampiro. — Ella respondió con simpleza.
Una mirada de horror apareció en el rostro de Audrey, poniéndose de pie mientras la miraba. — Por eso convertiste a Caroline... ella es el vampiro.
— Podría haber sido cualquiera, supongo, pero me gustaría que fuera Caroline. Katherine confirmo, sin rastro de remordimiento en su rostro.
Elena camino al lado de su hermana, a pesar de todo lo que había pasado, todavía conmocionadas por las acciones de Katherine. — Así que nos ibas a entregar a todos para que nos mataran.
— Mejor ustedes que yo. — Y con esas palabras flotando en el aire, se dio la vuelta y regreso a la tumba, dejando a las gemelos solas.
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Al final resulto que, quedaba más en la historia de lo que Katherine les contó. Cuando Stefan llego para llevarlas a casa, habiendo descubierto lo que estaba haciendo, Katherine reapareció para contarles el resto. Como venganza por huir de él, por evitar que pudiera romper la maldición, Klaus mato a toda la familia de Katherine. Ese fue su castigo por traicionarlo, junto con una eternidad de estar asustada por su propia sombra. Klaus no era un cuento para dormir, era real y no había nada que pudiera impedirle conseguir lo que quería.
Había matado a cualquiera que lo hubiera intentado, y si Elea y Audrey intentaban lo mismo que Katherine, probablemente mataría a la totalidad de Mystic Falls.
Esta vez no habría forma de evitarlo, ningún giro afortunado del destino. Elena o Audrey iban a morir, junto con Tyler, Caroline y Bonnie.
— Aquí — Caroline se dejo caer a su lado en el sofá sosteniendo un cuenco y una cuchara. — Menta con chispas de chocolate, tu favorito. Una disculpa por que Stefan averiguara donde estabas antes.
Una pequeña sonrisa tiro de los labios de Audrey. — No es tu culpa. — ella se encogió de hombros y le quito el cuenco de helado. — Lo intentaste, y que tuviera en la misma oscuridad era mas un deseo de Elena que le mío. Gracias por ayudar.
— Bueno, no es que tuviese elección. — Caroline la miro, agitando se dedo anular hacia ella. Gilbert le dedico la misma sonrisa triunfal que hizo antes, riendo entre dientes. — Pero no hay problema, Sabes que haría cualquier cosa por ti. — Agarro la manta que ellas compartían, colocando un poco sobre su regazo mientras se ponía cómoda, agarrando el control remoto. — ¿Clueless o The Notebook?
— Clueless. — Audrey respondió fácilmente. — Estoy de humor para un joven Paul Rudd.
— Buena elección.
Cuando la película comenzó a reproducirse, Audrey esparció el helado derretido alrededor de su cuenco, sin concentrarse realmente en la pantalla. Sus ojos se posaron en Caroline, con un sentimiento de culpa brotando dentro de ella. — ¿Care?
— ¿Si? — La rubia se volvió para mirarla.
— Yo... — Se callo, dejando escapar un suspiro. No se atrevió a decírselo. No todavía, de todos modos. — Sabes que te amo, ¿verdad?
— Por supuesto. — Caroline sonrío y apoyo la cabeza en el hombre de Audrey. Audrey dejo su cuenco sobre la mesa y se acurruco mas, apoyando suavemente su propia cabeza sobre la de Caroline. — Yo también te amo.
Y a pesar de lo mucho que trato de ignorarlo, un pensamiento pasó por la cabeza de Audrey.
Realmente serian mejores amigas hasta que murieran.
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Holis... y no tengo nada para decir je.
¡Gracias por leer!
Guadi.
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