I- ROSE
— ¡Rey!
Audrey giro en el acto, sus ojos rápidamente se encontraron con los de su hermana gemela, quien troto a su lado. Le ofreció a Elena una débil sonrisa, quien le devolvió la misma. Había sido una noche larga para las hermanas Gilbert, y ambas estaban más que felices de ver la parte de atrás de la fiesta de los Lockwood después de todo. Tomando la decisión de mantener a Elena y Audrey en la oscuridad, Stefan y Damon habían tratado de matar a Katherine, con la ayuda de sus amigos y su hermano pequeño. Sin embargo, como lo había estado desde que regreso a Mystic Falls, Katherine Pierce había estado dos pasos por delante de todos ellos.
Como resultado, tanto Elena como Audrey casi mueren, después de que se descubrió que Katherine tenía a las dos gemelas vinculadas a ella. Todo lo que le sucedió a ella, les sucedió a ellas, y habrían muerto si no fuera por Jeremy y Bonnie. Sin embargo, no elimino a Audrey Gilbert en lo más mínimo. Desde que descubrió la verdad sobre los vampiros, sobre los que realmente eran Stefan y Damon, las experiencias cercanas a la muerte se habían convertido en algo habitual. La muerte en su conjunto se convirtió en algo inusual, y lo fue desde el accidente que se cobró la vida de Miranda y Grayson Gilbert.
— ¿Cómo te sientes? — Elena preguntó con preocupación, mientras sus ojos revisaban a su hermana. — ¿Ha ayudado el hechizo de Bonnie?
— Lena, estoy bien. — Audrey asintió y aparto las manos. — De verdad, estoy bien. Estoy cansada.
— Si, conozco el sentimiento. — La mayor de las gemelas suspiro, frotándose la cara con las manos. — Jeremy nos vera después en casa, va a llevar a Bonnie de regreso a su casa.
— Bien. — Por un momento, las dos caminaron hacia su auto en silencio, hasta que al final Audrey lo rompió. Ella podía decir que por la expresión del rostro de Elena, algo más estaba mal. No solo por lo que acababan de pasar. — ¿Supongo que hablaste con Stefan?
— Si... — Se interrumpió con un asentimiento, dejando escapar otro suspiro. — No volemos a estar juntos, antes de que lo preguntes.
— ¿Por qué no? — Audrey preguntó sin rodeos, ganándose una mirada de sorpresa a cambio. La gemela mas joven simplemente puso los ojos en blanco. — Oh, vamos, Elena. Solo intento asesinar a su ex novio psicópata por ti. Creo que se ha ganado el titulo de novio de nuevo. — Elena solo miro hacia abajo. — Mira, Katherine se ha ido, ya no hay nada que se interponga en el camino para ustedes dos. No solo lo estas torturando ahora, sino que se están torturando a si mismos. Así que termina con tu miseria y ve a buscar a ese chico.
Sus palabras pusieron una pequeña sonrisa en el rostro de Elena. — Si... se que tienes razón. — Ella admitió, antes de asentir lentamente. — Esta bien, hablare con el. Pero no ahora. Todo lo que quiero ahora es ir a casa e ir a mi cama.
— Ahora, a eso, si puedo decir que conozco el sentimiento.
Antes de que cualquiera de ellas pudiera dar otro paso hacia el auto, cada uno de ellas sintió un brazo envolver sus cinturas, otro cubriendo sus bocas antes de que pudieran gritar. Audrey se agito demasiado fuerte, hasta que sintió que un paño se deslizaba por su rostro, el olor que inhalo hizo que sus parpados se sintieran pesados. A pesar de sus mejores esfuerzos, su cuerpo pronto quedó flácido en los brazos del extraño, el mundo se volvió negro cuando sus ojos se cerraron.
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Audrey recordó haberse despertado después del accidente. Se despertó en una cama de hospital, con un Jeremy lloroso sentado a un lado de ella, aferrándose con fuerza a su mano. Su tía Jenna estaba sentada a su otro lado, agarrando su mano libre con una mano, su otro brazo envuelto alrededor de una Elena igualmente llorosa. En ese momento, con toda honestidad, había sido el peor momento de la vida de Audrey. Pensó que casi se ahogaría, pero se entero que había sobrevivido mientras sus padres habían muerto. Nadie sabía como Elena y Audrey sobrevivieron a ese accidente, no hasta que Stefan finalmente admitió la verdad, que las había sacado antes de que pudieran morir.
No estaba segura de por que estaba pensando en ese día.
No había pensando en ese día en meses, sin embargo, estaba al frene de su mente cuando Audrey abrió los ojos. A diferencia de cuando despertó en el hospital, no había luces brillantes que le quemaran los ojos, ni tampoco el fuerte olor que venia al estar hospitalizada. Frotándose los ojos, la chica Gilbert se obligo a sentarse, mirando alrededor de su nuevo entorno. Primero miro a su hermana, que yacía inconsciente a su lado. Las ventanas de la habitación estaban delimitadas, con delgados rayos de luz que entraban por los huecos, polvo y telaraña esparcida por todas partes.
— Lena — Audrey sacudió el brazo de su hermana levantando la voz tranquila. — Elena, despierta.
Elena dejo escapar un pequeño gemido, frotándose los ojos mientras se levantaba lentamente. — ¿Rey? — Se obligo a sentarse y miro a su alrededor. — ¿Estas bien? ¿Ella te lastimo?
— ¿Ella? — Repitió Audrey confundida. — ¿Quién demonios es ella?
— Una de las personas que nos trajo aquí. Me desperté cuando nos estaban trayendo, ella nos estaba comparando con Katherine. — Elena explicó, poniéndose de pie. Se dirigió directamente hacia la gran escalera, apoyando las manos en la barandilla mientras escuchaba atentamente. — Creo que puedo oírlos.
Audrey se puso de pie, caminando detrás de su hermana para escuchar por si misma. Rápidamente escucho las voces también, un hombre y una mujer por lo que pudo distinguir. Las gemelas intercambiaron una mirada, antes de subir las escaleras lo mas silenciosamente posible, dirigiéndose a la dirección de donde provenían las voces. Las hermanas se detuvieron al final del pasillo, mirando con atención a la vuelta de la esquina mientras escuchaban, tratando de ver a las dos personas que las habían secuestrado.
— ¿Recibió o no e mensaje Elijah, Rose? — El hombre estalla en un tono frustrado.
La mujer, Rose, no pareció inmutarse por su tono. — Dicen que lo recibió.
— Maravilloso, ¿Qué mas?
— Solo eso Trevor. — Rose le dice con cala. — Si lo recibió o no. Solo tenemos que esperar.
Trevor se mordió el labio con ansiedad, frotándose la cara con las manos. — Mira, no es demasiado tarde. — Dice después de un momento. — Podemos dejarlo aquí. No tenemos que seguir adelante con esto.
Rose perdió los estribos ante eso. — ¡Estoy harta de huir!
— ¿Si? Bueno, huir evita que muramos. — El respondió, su mirada coincidiendo con la de ella.
— Elijah es de la vieja escuela. Si acepta nuestro trato, somos libres. — Audrey sintió que su respiración se atascaba en su garganta, mientras Rose se giraba y entrecerraba los ojos hacia ellas, una tabla chirriante bajo los pies de Elena las delataba. — ¡Ustedes dos! No hay nada por aquí en millas. Si creen que están saliendo de esta casa, están trágicamente equivocadas. ¿Entendido?
— ¿Quién es Elijah? — Audrey pregunto con valentía, mientras las dos hermanas aparecían completamente a la vista.
Rose dejo escapar una risa seca, los mas pequeños indicios de simpatía en su rostro desapareció mientras las miraba a las dos. Sin embargo, se fue rápido como apareció, cuando ella respondió; — Es tu por pesadilla.
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— ¿Por qué estamos aquí?
Rose levantó la vista de lo que estaba haciendo y vio que tanto Elena como Audrey estaban paradas en la puerta. Ella puso los ojos en blanco ante la pareja. — Sigues haciéndome preguntas como si yo fuera a responderlas.
— ¿Por qué no quieres? — Elena respondió.
Ella puso los ojos en blanco una vez más.
— Nos tienes, ¿de acuerdo? No es como si pudiéramos ir a ningún lado. — Elena señalo, Audrey permaneció en silencio a su lado. A diferencia de su hermana, pensó que era mejor no poner a prueba a los vampiros que las habían llevado. — Lo mínimo que puedes hacer es decirnos lo que quieres con nosotras.
— Yo personalmente no quiero nada. — Rose les dijo honestamente. — Solo soy un servicio de entrega.
— ¿A Elijah? — Audrey adivino a sabiendas.
— Oh, entonces ella habla. — Rose tarareo, mirándola ligeramente divertida. Audrey le devolvió la mirada en blanco. — Pero, dos puntos para las entrometidas.
— ¿Quién es? ¿Es un vampiro?
— Es uno de los vampiros. — Ella corrigió. — Los originales.
Elena pareció confundida. — ¿Qué quieres decir con los originales?
— De nuevo con las preguntas — Rose suspiro, sacudiendo la cabeza. — ¿No te han enseñado los Salvatore historia de vampiros?
— No personalmente. — Audrey negó con la cabeza, apoyándose contra la pared detrás de ella.
— ¿Así que conoces a Stefan y Damon? — Elena pregunto, ignorando la pregunta por completo.
— Yo se ellos — Rose corrigió una vea más, negando con la cabeza. — Hace cien años, una amiga intento que saliera con Stefan. Dijo que el era uno de los buenos. — Ella se encogió de hombros, con una pequeña sonrisa tirando de sus labios. — Aunque a mi me atraen mas de los chicos malos, pero estoy divagando.
Audrey hizo una mueca y se apresuro a intentar cambiar de tema. — ¿Quiénes son los originales?
La respuesta que les dio Rose las confundió aún más. — Trevor y yo hemos estado huyendo durante 500 años. Estamos cansados, queremos que termine. Las estamos usando para negociar nosotros mismos para salir de un viejo lío.
— ¿Pero por que nosotras?
— Por que son unas doble Petrova. Son la clave para romper la maldición. — Dijo como si fueran obvio, su mirada pasando de una a la otra.
— ¿La maldición? — Elena repitió con una mueca de confusión. — ¿La maldición del sol y la luna?
— Oh, conoces su historia. — Ella arqueó una ceja.
— ¿Qué quieres decir con que somos la clave?
— Me equivoque. — Rose negó con la cabeza. — Solo una de ustedes es la clave. Solo se necesita un doppelganger para romper la maldición. — Las hermanas Gilbert se miraron, Rose miro entre ellas una vez mas. — Solo ha habido un doppelganger vivo a la vez. Katherine, siendo un vampiro, se convirtió en la excepción. ¿Pero los doppelgangers gemelos? Es inaudito.
— Eso lo hemos escuchado. — Audrey dijo en voz baja, su mente pensando en Katherine. No era la primera vez que escuchaba eso. Incluso había intrigado a Katherine cuando conoció a las gemelas. Ahora, estaba empezando a tener sentido. Lo empujo al fondo de su mente, concentrándose en lo que Elena dijo de su viaje a Duke. — La piedra lunar es lo que rompe la maldición.
— No, la piedra lunar es lo que une la maldición. — Rose respondió a sabiendas. — El sacrificio es lo que lo rompe.
Elena parpadeo ante sus palabras. — ¿El sacrificio?
— La sangre del doppelganger. Ustedes son los doppelgangers. Lo que significa que, para romper la maldición, una de ustedes tiene que morir.
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Buenas. Este es el primer capitulo, no me aguante a esperar hasta mañana, solo que tuve que dividir el original para que no fuera tan extenso. Por que no se a ustedes, pero no me fascinan los capitulas tan largos. Por eso ya subo la segunda parte de este capitulo, ya esta traducido, je.
En el siguiente capitulo ya aparece nuestro hombre Elijah Mikaelsonnn
¡Gracias por leer!
Guadi.
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