Entre sábanas de estrellas

me puse a pensar en ti

en tu caligrafía y tu manera

de escribir.

En acariciarte que es

como si estuviera tocando

las cimas de las teclas

de una máquina de escribir

porque te toco

y ya soy lluvia y letras.

A veces imprudente,

a veces Vía Láctea,

camuflando sentimientos

como si yo fuera cristal.

Me rompo constantemente,

y soy frágil

como las cuerdas de los raíles

de los andenes que se tensan,

las vías del tren

de tu espalda,

¿ cómo llegar a ellas sin caerme

en altura?

Estoy llena de inspiración

cuando me escribes,

y las estrellas brillan intensas

ahora que escribo esto.

Saturno prepara las cartas,

y yo voy generando la calcomanía del papel

con mis manos.

Tu espalda está de espaldas a las estrellas,

no sé si es el universo o eres tú

quién se está dando la vuelta.

Aries es el Ala Delta,

tú la montaña rusa

de Cassiopea.

Tus ojos, algoritmos brillantes

de los diamantes de Pólux.

Tu cintura es Virgo

y yo sería Vestal

con tal de brillar luces de Neón

dentro de tus constelaciones.

Cuando no estás, te ves tan alejada

como ellas,

que vistas desde la cruz de un mapa

el Everett marca la distancia.