estaciones
La palidez de las luces
recuerda a cómo nos saltamos
los renglones de cada cicatriz,
en octubre.
Esa mirada tuya que
podía vencer la hipotermia,
y mis ganas de ser
un subsuelo en tus ojos,
poder entregarte mis sueños
envueltos en la piel turbulenta de mis labios.
Avisarte que la ciudad estaba apagada
y en mi cuerpo un taxi esperando
tu llegada.
Mis manos aunque heladas de frío
aún respiraban un agosto
en noviembre,
aún son elásticas como la fragilidad
de las sirenas fuera del mar.
Pero saben que despertarse en el prado
frenético de un nuevo junio
perlado de lluvia en tu pecho
es lo más real
parecido a un sueño.
Que volver a ser una torre de cartas inquieta
entre tus brazos cuando me tocas,
es la misma sensación
que sentirte escribiendo un poema.
Que los meses a tu lado
son como respirar azahar en la Alhambra,
o como tener un nido de jazmín
lirios y mirtos
que despiertan cuando estoy contigo.
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