9. capítulo
No vio a su marido en toda la mañana. Comió sola y después se decidió a llamar a su amiga. Abrió Skype y se conectó. Enseguida, la sonriente cara de Breena apareció en la pantalla.
-Hola Jana-saludó-¿cómo va todo?
-Hola Breena-la chica forzó una sonrisa-las cosas van...bueno, podrían ir mejor,
supongo.
-Evasivas de hada. Mal asunto, amiga. Cuenta.
Anjana se mordió el labio sin saber cómo empezar. Al final se decidió a contarle lo ocurrido con Beck.
-Jana, ¿en qué estabas pensando? Conoces a mi hermano desde hace años. ¿Creías que iba a dejar pasar eso?
-No lo sé, Breena. Simplemente no lo pensé. Yo sólo quería despedirme de mi vida anterior.
-¿Estás bien?
-Sí. Ahora estoy bien.
-¿Te ha hecho daño?
Jana no contestó. Solo apretó los labios.
-Iré allí y le cortaré las pelotas-aseguró la hermana de Alyan.
-No, Breena. Para ser justa sólo me hizo daño la primera vez. Luego ha sido...
-Para, para. No me des detalles. Es de mi hermano de quién hablamos.
Las chicas se quedaron calladas durante un momento.
Luego, Breena suspiró.
-Mira amiga. Pasé por algo parecido con André. Seguramente, si hubiese aceptado lo inevitable desde el principio, todo habría sido más fácil con él.
-No voy a aceptar no ser más que la sustituta de mi hermana, Breena. No puedo
aceptar eso.
-¿Cómo puedo ayudarte, Jana?
La reina negó con la cabeza.
-No puedes hacer nada respecto a esto, Breena. Pero puedes echarme una mano con otra cosa. Necesito que hables con André de algo.
Le contó el ultimátum de los demonios y Breena prometió hablar con André y
Damon lo antes posible. La cara de Breena cuando cerró el ordenador estaba muy seria.
-Pareces preocupada, pequeña-los brazos de André la rodearon desde atrás y sus manos se posaron en el voluminoso vientre.
-Acabo de hablar con Jana- explicó el hada volviéndose para abrazar a su marido-las cosas no van bien en casa.
-¿Quieres contármelo?- las manos del vampiro se habían deslizado por debajo del vestido y acariciaron el prieto trasero de la chica.
Ella negó con la cabeza con aire travieso.
-Luego hablaremos con Damon-aseguró-pero ahora no es hablar lo que quiero.
André sonrió y la levantó contra él para llevarla a la cama. Breena le rodeó la cintura con las piernas y le besó. Rápidamente, André la apoyó en la cama, la quitó las braguitas y se introdujo en su suave interior.
-No quiero que te preocupes-advirtió-no es bueno para el bebé ni para ti.
-Me encanta que quieras cuidar de mí, mi amor. Pero las hadas embarazadas somos poderosas. Nuestra magia aumenta con la nueva vida.
El vampiro la besó.
-¿Será por eso por lo que me tienes cada vez más hechizado?-preguntó con voz ronca.
-Estás hablando demasiado, vampiro-aseguró la chica subiendo la cadera para
incitarle.
André sonrió antes de volver a besarle y empezar a moverse en su interior. No hubo más conversación en un rato en la habitación.
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