7. Gemas
Uno de los lugares más característicos de Brawl Stars son de hecho sus conocidas minas. Allí comenzaron los clásicos eventos de Atrapagemas, que todos en Brawl Stars disfrutan y aman.
Precisamente allí estaba Shelly, entrando a las minas, pues buscaba a los más profesionales en el área para el siguiente punto en la lista.
Antes de poder siquiera decidir por cual túnel comenzar a buscar a las personas que necesitaba, escuchó un fuerte estruendo que hizo temblar el suelo y que incluso la llegó a aturdir unos segundos.
—¿Qué rayos fue eso?—, se preguntó a si misma la pelimorada, tratando de recuperar la compostura debido a lo fuerte que se remeció el suelo.
Seguido de eso, comenzó a escuchar unos fuertes gritos provenientes de uno de los túneles. Shelly sonrió, pues supuso que los brawlers que buscaba serían las responsables de esos gritos.
Siguió los sonidos que la guiaron por varios túneles, hasta que los fuertes estruendos comenzaban a ser más audibles y los gritos más entendibles.
—¡JACKY! ¡YA BASTA DE RUIDOS!
—¡Y SI NO ME CALLO, ¿QUÉ ME VAS A HACER, ENANO?!
—¡YA DEJEN DE PELEAR!
Sí, definitivamente eran ellos.
Shelly llegó finalmente al lugar de donde todo ruido provenía. Allí habían 3 brawlers minando.
Uno era un hombre mayor, de cabellos blancos y barba igual. Tenía un casco minero con un gran foco en él y vestía una camisa rojiza con unos clásicos jeans. Portaba un barril lleno de dinamita en su espalda y un canario lo acompaña en su hombro.
Otro era un robot, igualmente con un casco minero que era gran parte de su cara, dos enormes focos que serían sus ojos, vistiendo de overol, una pequeña corbata de moño roja, con una picota en mano y un carro minero junto a él con una gran cantidad de gemas.
No muy lejos de él, había una joven de cabello oscuro atado en dos coletas. Vestía igualmente con un overol pero de color rojo, usaba un gran casco con una lámina de protección para sus ojos y unos audífonos rojos en sus orejas que iban de acuerdo al estruendoso ruido que provocaba el taladro que ella tenía.
El pequeño robot parecía molesto, —¡Jacky, eres demasiado ruidosa! ¡No me puedo concentrar!
Jacky, la joven del taladro frunció el ceño, —¡Vaya, no sabía que tenías que concentrarte para clavar una picota en la tierra! ¿Acaso les preguntas a las piedras si están de acuerdo a que las extraigas? ¡Eres un ñoño de primera!
—¡Incorrecto! ¡Que me apasione la geología no me convierte en un ñoño!
—¡Me están poniendo de mal humor! ¿Acaso quieren un poco de TNT? Mas vale que se callen—, gruñó el hombre mayor, mientras alzaba la mano para que su canario pudiera volar desde su hombro hasta su dedo.
—¡Él/Ella empezó!—, gritaron los dos mineros en conflicto al unísono.
—Umm... ¿Llego en mal momento?—, preguntó Shelly ya entrando en la cueva donde los brawlers mencionados anteriormente estaban minando.
Los tres brawlers en cuestión se voltearon conmocionados ante la nueva voz en la cueva, y al toparse con Shelly, los tres sonrieron instantáneamente.
—¡Shelly!—, exclamaron los mineros al mismo tiempo.
—Je, je, hola chicos—, saludó riendo la pelimorada al ver como estos brawlers habían olvidado sus problemas al ver una cara nueva.
—¿Qué haces por aquí, Roquita? Es un lugar peligroso para ti—, comentó algo preocupado Carl, el robot minero amante de las rocas.
—No seas llorón Carl—, se quejó Jacky caminando hasta un rincón de la cueva, en una gran caja de implementos que ellos tenían. Acto seguido tomó un casco de la caja, y caminó de vuelta hasta la pelimorada, —¡Tenemos cascos de sobra! La seguridad es lo primero, Shelly.
La de bandana aceptó agradecida, y se puso el casco de inmediato. Sabía que la minería era una profesión algo arriesgada y que los mineros frente a ella tenían sus razones para recomendarle que se protegiera, —Gracias chicos.
—¿Y qué se te ofrece, Shelly? Dudo que hayas venido a vernos minar—, sonrió Dynamike, el hombre mayor de la dinamita, mientras levantaba su casco para que su canario se escondiera allí y así volver a ponerse el casco.
—¡Oh sí, vine por algo puntal! Tampoco quiero hacerlos perder el tiempo, veo que tienen mucho que trabajo—, dijo Shelly, acomodándose mejor el casco prestado.
—¡Así es! ¡Esas rocas no se excavarán solas!—, rió el robot mientras hacía girar su picota en mano de manera presumida, —Pero siempre tenemos tiempo para ayudar a una amiga.
Shelly sonrió ante esto, —¡Genial! Porque venía a pedirles un favor, para la bienvenida del nuevo brawler.
—¡Que emocionante! ¡Suéltalo ya!—, se quejó Jacky, apoyándose en su taladro.
—Queremos recibir al nuevo brawler con una caja para él, que incluya monedas, una skin, además de algunas gemas—, dijo Shelly finalmente, —Y quienes mejor que ustedes para esta tarea.
—¡Oh, que amable!—, sonrió el hombre mayor, saltando un poco del entusiasmo, —¡Me encanta la idea! Para mi no es problema colaborar con algunas gemas.
—¡Oh, es hora del taladro! Eso es pan comido para mí—, rió Jacky, sacudiendo el polvo de sus guantes con aires de grandeza, —Cuenta conmigo.
—¡Rocas ardientes! ¡Realmente innovador!—, celebró el robot montándose en su carro minero, encima de las gemas anteriormente recolectadas, —¡Yo también quiero aportar!
—¡Vaya, me alegra su entusiasmo chicos!—, se animó Shelly, —Tengo que irme ya, pero me hace feliz que ayuden al nuevo brawler a sentirse bienvenido.
Shelly estaba a punto de quitarse el casco para entregárselo nuevamente a Jacky, pero Dynamike la detuvo al poner una mano en su hombro.
—Oh Shelly, quédatelo. Lo necesitas por seguridad al salir de la cueva. No te preocupes por devolverlo, nosotros tenemos varios.
La pelimorada sonrió ante esto y se acomodó nuevamente el casco mientras caminaba hasta el túnel por donde entró, —Está bien, gracias chicos. ¡Nos vemos esta noche en la fiesta!
—¡Bien, hora de trabajar!—, exclamó Jacky apenas Shelly se hubiera ido, mientras se montaba en su taladro y comenzaba nuevamente a taladrar abruptamente.
Los otros dos mineros no tuvieron ni tiempo de reaccionar cuando los estruendos provocados por el taladro comenzaron a sonar.
Todo el suelo comenzó a remeserse, y tanto el robot como el hombre de cabellos blancos trataron de sujetarse como podían.
—¡Actividad sísmica detectada!—, exclamó aterrado el pequeño robot mientras se escondía en su carro.
—¡Jacky, detente!—, suplicaba Dynamike, mientras se sujetaba el casco para que su canario no saliera lastimado, —¡No te metas con mi canario!
Carl ante esto, sacó su brazo del carro y le lanzó su picota a la chica del taladro como si de un boomerang se tratase.
Apenas este impactó en el casco de la chica de cabello oscuro, la botó del taladro.
—¿Alguna vez aprenderás, Jacky? Hmm, altamente dudoso—, se burló Carl como resultado cuando su picota volvió a su mano.
La joven levantó la mirada desde el suelo indignada, —¡Tú! ¡Tú maldito-!
Solo se escuchó un sonido de taladro.
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