—¡Hola, hola!—, saludó alegremente el sheriff al entrar al viejo taller de las Junker.
Allí, reparando lo que sería su torreta sanadora, estaba Pam, una mujer mayor y robusta, pelirroja y con un tatuaje en el hombro. La mujer, apenas vio a uno de sus muchachos favoritos entrar al taller, lo recibió con los brazos abiertos.

—¡Colt querido!—, exclamó alegre la pelirroja, —¡Que gusto verte! Tan guapo como siempre.

El sheriff ante esto solo le guiñó el ojo a la mujer, mientras se apoyaba con una seguridad desbordante en uno de los mesones del taller, —¡Lo sé, ¿no?! Cada día me veo mejor. No sé qué hacer con esta maldición.

Eso le causó una carcajada a la mujer mayor, que le dio unas palmaditas en la espalda a su invitado, —Ya lo creo, tesoro.

Dicho esto, Pam invitó a Colt a tomar asiento en una de las sillas metálicas junto a la mesa donde ella estaba trabajando. Colt accedió sonriente, y se sentó mientras observaba como la pelirroja volvía a ponerse manos a la obra. Entonces, ella le sonrió;

—Y bueno Colt, ¿qué te trae con mamá Junker? Hace tiempo no te veía por aquí.

El comisario simplemente habló algo avergonzado, rascándose la nuca, —Oh bueno, he estado ocupado... Ya sabes...

—¿Y cómo te ha ido con ese chico Bull?

—Oh... Bueno... ¡E-Eso no importa, no vine aquí para hablar sobre mi triste vida amorosa!

—¡Ah, entonces sí hay algo entre ustedes!

La cara del sheriff se puso tan roja como un tomate, —¡No, no! ¡No es lo que quise decir!

—¡Ja, ja! ¡Ay que divertido eres Colt querido!—, la pelirroja reía a carcajadas, tratando como podía de calmar sus espasmos por la risa. Mientras Colt se moría de la vergüenza e intentaba esconder su rostro sonrojado, finalmente Pam pudo parar un poco sus carcajadas, —Pero bueno, volviendo a lo importante... ¿Para qué dijiste que venías?

—¡Oh sí, necesito de tu ayuda y la de Jessie...! A propósito, ¿y Jessie?

Pam suspiró mientras se cruzaba de brazos, recordando lo que recientemente le había pasado a su hija Jessie, una niña ingeniera de cabello pelirrojo como Pam, peinado en trenzas, —Oh bueno, tuvo una pelea con su mejor amiga. Ellas tuvieron una pijamada aquí anoche. En la mañana temprano, su amiga salió corriendo de la casa enfadada y desde entonces Jessie no ha querido salir de su habitación.

—¿Mejor amiga?

—Ya sabes; Penny—, aclaró la sanadora, mientras dejaba salir otro suspiro y se sentaba junto a Colt, —Yo le insistí a Jessie que los problemas se resuelven charlando, pero ella es tan testaruda... Supongo que necesita su tiempo de estar sola, así que no la molesto.

—Oh, es una pena—, suspiró Colt, un poco avergonzado de tener que pedirles un favor en esa situación, —Espero que Jessie se encuentre mejor luego, ella es una chiquilla muy entusiasta. Es alguien que contagia alegría, a cualquier brawler le saca una sonrisa.

—Sí, ya se le pasará. La juventud y sus dramas, ¿no?—, rió Pam, dándole un codazo amistoso al pelirrosa, —¡En fin! ¿Dijiste que necesitabas nuestra ayuda? ¿En qué podemos ayudar?

Colt sonrió, —Oh, bueno. Esta noche será la fiesta de aniversario de SuperCell, será un gigantesco evento, todos están invitados. Y verás, me preguntaba si podrían ustedes ayudar con los efectos especiales para el show. Ustedes son increíbles con cualquier maquinaria, de eso no hay duda.

Pam al instante sonrió, dándole una fuerte palmada en la espalda a su muchacho, casi botándolo al suelo, —¡Pero claro que ayudaremos, tesoro! De hecho, tengo algunas máquinas viejas que podrían ayudar, pero tendré que echarles una revisada antes, pues hace tiempo no se usan. Seguro Jessie sabrá más que yo lo que se usa ahora en las fiestas... ¡Pero de todas formas, nosotras nos encargaremos, cuenta con ello!

El sheriff, intentando sobarse la espalda por la fuerte palmada, se puso de pie de su asiento y feliz exclamó, —¡Oh, muchas gracias Pam! ¡Sabía que podía contar con ustedes!

—Je, siempre puedes contar con mamá Junker...