Retrópolis.

Un barrio dentro de Brawl Stars parecido a una gran ciudad retro, valga la redundancia. Llena de llamativas luces neón era por donde caminaba Shelly, yendo directamente al lugar más destacable del barrio; El Bar de Bull.

Una vez frente al establecimiento, cruzó los dedos para encontrar a las personas que necesitaba y se dispuso a entrar. Dentro, lo primero que vio fue una cantidad de gente razonable, disfrutando de la comida del lugar. Acto seguido desvió su mirada a la barra en el centro del local, donde allí pudo ver a tres brawlers que le llamaron la atención. Detrás de la barra, atendiéndola y limpiando algunas copas de cóctel, estaba Bull, un bandido motociclista de físico corpulento y de peinado retro. Junto a él, estaba Barley, un simpático robot cantinero de aspecto amigable y algo anticuado, quién se encontraba limpiando el mesón. Y del otro lado de la barra, sentada sirviéndose unas papas fritas, estaba Bibi, una muchacha de rasgos asiáticos de la misma pandilla de Bull, de cabello oscuro peinado hacia atrás, y varios accesorios destacables, incluido su bate de béisbol.
Shelly sonrió al encontrar a quienes buscaba, y rápidamente se acercó a la barra para llamar la atención de los presentes.

—...Y fue entonces cuando le dije, "Pues entonces, saluda a Mr. Bate, que con gusto te dará una lección". Y bueno-, ¡Oh, hola Shelly!—, la muchacha motociclista, Bibi, interrumpió la historia que le contaba a sus amigos cuando vio llegar a la pelimorada.

—¡Hola, chicos! ¿Qué cuentan?—, saludó Shelly a los demás, sentándose en la barra junto a Bibi.

—Aquí estamos, aprovechando el descanso de Bull para charlar un rato—, sonrió Bibi, empujando su canasta de papas fritas hacia la morena, ofreciéndole estas, —¿Quieres algunas, Shelly?

—¡Vaya, gracias Bibi! Dios, necesito un pequeño descanso—, suspiró la pelimorada, cogiendo un montón de papas fritas de la canasta y comiéndolas vorazmente.
Eso sorprendió a los otros brawlers. Bull la observó algo disgustado, mientras que Barley se preocupó bastante, antes de rápidamente buscar los ingredientes para prepararle un jugo de frutas a la morena.

—¡Cielos, Shelly!—, exclamó el robot bigotón, mientras reunía los ingredientes que necesitaba, —Te ves fatal, ¿eso a qué se debe?

—Oh, lo lamento chicos—, se disculpó la pelimorada avergonzada, tratando de limpiar las migajas de las comisuras de sus labios lo más rápido posible, —Es que anoche no dormí nada y tampoco he comido desde la madrugada... He estado muy ocupada con la organización de la fiesta de esta noche.

—Oh my gosh! ¿La fiesta de aniversario?—, exclamó Bibi entusiasmada, —¿Es esta noche? ¡Que emocionante!

—Pero si es esta noche, ¿eso no te deja muy poco tiempo para hacer todo?—, preguntó Bull, dejando ya de limpiar las copas para poner máxima atención a la conversación.
De las copas limpias frente al hombre pelinegro, Barley le quitó una para servir el jugo de frutas natural recién hecho para luego empujárselo a Shelly con una sonrisa amable.

—Esto es de parte de la casa, Shelly-— dijo el robot cantinero, llevándose una sonrisa de la morena, —Debes estar agotadísima... ¿Hay algo en lo que te podamos ayudar?

Shelly suspiró con pesar y lentamente tomó un sorbo del jugo que le preparó Barley, dándose unos instantes para recuperar fuerzas. La verdad es que estaba muy exhausta, pero no podía darse por vencida. Colt contaba con ella, e igualmente los brawlers que ya se habían comprometido a ayudar. Pensar en ello le conmovió, y le hizo reunir sus fuerzas. Enseguida recuperó su carismática sonrisa, y suspiró dándose ánimos a si misma.

—La verdad es que si pueden ayudarme, de hecho, justamente a eso venía.

Los tres brawlers se sorprendieron y automáticamente se miraron entre ellos confundidos.

—¿En serio?—, preguntó la chica de rasgos asiáticos.

—Más que nada, necesito la ayuda de Bull y Barley—, aclaró Shelly, llevándose otra vez un gesto de sorpresa de parte del motociclista, pero un gesto amable del robot, —Me preguntaba si podían encargarse de las bebidas para la fiesta. Todo tipo de bebestible es aceptable.

Barley rió contento, —Pero Shelly, si sabes que ser barman es mi vida, está en mi código. Ayudaré con gusto, no te preocupes.

—¡Muchas gracias, Barley! ¡Eres el mejor!—, exclamó la pelimorada bastante entusiasmada, pues no se esperaba una respuesta tan positiva. Acto seguido se volvió al hombre robusto pelinegro, —¿Y qué hay de ti, Bull? ¿Puedo contar contigo?

—¿Colt va a estar ahí?

Eso tomó por sorpresa a la morena, —Eh... Pues claro.

—Entonces acepto.

—¡Increíble! ¡Muchas gracias, chicos!—, agradeció la morena mientras agarraba su jugo y de un sorbo se lo terminaba de beber al seco. Dejó la copa en la barra mientras se limpiaba los excedentes de sus labios pasándose el antebrazo, —Ya me tengo que ir, aún queda mucho que hacer. ¡Pero muchas gracias por todo! ¡Los veré esta noche!

Shelly rápidamente se puso de pie y se despidió con un gesto de mano antes de correr por la salida del bar. Nuevamente los tres brawlers se quedaron solos.

—Así que... Colt, ¿huh?—, se burló Bibi, a lo que Bull rápidamente frunció el ceño y desvió la mirada para esconder su evidente sonrojo.

—Ni una palabra, Bibs.

—Uy si~—, rió la muchacha, antes de susurrarle a Barley de una manera audible para el otro pelinegro, —Te apuesto veinte gemas a que Bull ni siquiera se va atrever a sacarlo a bailar.

Eso enfadó al motociclista, logrando bufara como un verdadero toro, —¡NO SOY UN COBARDE!

—Jamás dije que lo fueras, tu mismo lo insinuaste—, se burló Bibi, poniéndose de pie del taburete frente a la barra, —Supongo que tendrás que probar que no lo eres.

Bull se quejó en voz alta, antes de dirigir su intimidante mirada a la chica pelinegra, —No dudaré en hacerlo.

—Oh vaya, será una velada emocionante...—, rió el robot cantinero, observando atentamente como los dos motociclistas se daban miradas retadoras entre ellos.