Un día, estaba con mi madre en el auto, nos dirigíamos a casa después de comprar sushis, en el camino, brotó el tema de la "bisexualidad" fue entonces cuando me convenció de que solo eran confusiones y no existía el amor al mismo género, así cómo también me dijo que Dios quiere que honre a mi madre y a mi padre y si ellos no están de acuerdo yo tampoco debo estarlo, eso se resguardo en mi mente en los días siguientes hasta el día en el que me devolvieron mi celular.

Me encontraba en mi habitación sentada en la silla de mi escritorio, estaba nerviosa, tenía el celular en la mano, los sostenía con fuerza, tenía miedo y nervios de entrar a ver, en lo único que pensaba en esos momentos era en ella.

Suspiré y lo desbloqueé, abrí WhatsApp, entré al chat de Zayu y vi los mensajes. Hoy solo me acuerdo que decía "te esperaré por siempre" había más mensajes pero solo bastó con leer ese para que un sentimiento fuerte sacudiera mi corazón, apretándome, haciendo que caigan lágrimas de mis ojos pero no de tristeza, no sé ni siquiera de qué, no podría ponerle nombre a lo que sentí, pero en ese momento solo quería decirle que la extrañé con toda mi alma, que yo no fui la que le escribió ese último mensaje, que me perdonara, que me gustaba que era mía... que la amaba.

Esa vez después de lo sushis creí que estaba completamente convencida de que no sentí amor, pero me di cuenta que no es verdad, mi corazón me decía que fue amor verdadero, no tengo palabras para describirlo, solo lo sabía, cómo si fuera un conocimiento previo y comprobado aunque no tenga pruebas para ustedes, fue amor y de alguna forma estoy segura de eso.

Pero había un problema, creía que Diosito estaba enojado conmigo por eso, creía que estaba mal, así que... aunque ese día fue el más feliz de mi vida por haber por fin hablado con Zayu no quise retomar la relación.

Aceptaba que me gustaba, que me hacía sentir cosas muy fuertes, pero no quería que Diosito se enfadara por mis actos, así que las cosas desde entonces se limitaron a "me gustas" y nada más.