XXXVII: Bellatrix
Bellatrix Lestrange, la prima de su padre al cual odiaba y amaba torturar gente, una mortifago completamente fiel a Voldemort, y por si eso fuera poco también odiaba a su madre por ser una "traición" a Slytherin
—Veo que sabes de mi — la mayor sonreía y tomo el brazo de Anirak obligándola a levantarse —, pero párate.
La Black apenas y podía sostenerse de pie, sus piernas se sentían como gelatina.
—¿Qué haces aquí?
Tenía miedo, pero trataba de controlarse, sabía que en cualquier situación el miedo era su peor aliado.
— Solo quería conocerte, la última vez que te vi eras solo una bebé.
Anirak no apartaba la mirada de su tía, mientras estiraba un poco la mano.
<<" Accio varita, Accio varita">>
Era lo único que pensaba, no podía estar desprotegida frente a ella.
— Nos hubiéramos conocido antes, si ya sabes.... No hubieras terminado en Azkaban.
La varita pego contra su palma, agradeció mentalmente lograrlo. Ellie las observaba fijamente, de todas las personas nunca pensó que ella estuviera del lado de los mortifagos.
—Tienes todo el físico de una Black —pareció ignorar su comentario —, pero sigues esas asquerosas costumbres de juntarte con sangre sucias y traidores — Anirak hizo una mueca de no entenderla — ¡Incluso besas a ese asqueroso traidor en la noble casa Black! ¡¿Dime acaso te acuestas con él manchando el apellido de nuestra familia?!
Bellatrix estaba completamente molesta mientras movía la varita de un lado a otro entre sus manos, parecía demasiado ansiosa.
—Bueno, es mejor que seguir las ordenes de un calvo sin nariz — la mayor soltó un alarido — ¿No te cansas de ser su perra?
Bellatrix alzo la varita con furia, Anirak parecía prever eso por lo que rápidamente lanzo un protejo contra la luz brillante que venía con gran velocidad hacia ella.
—¡Tú! ¡Insolente mocosa! ¡¿Cómo te atreves a insultarme así?!
Anirak sabía muy bien que a Bellatrix no le importaba matar o torturar durante un duelo o lo que sea que Lestrange planeara, decidió permanecer con la varita en alto apuntando a su tía.
—Solo dije la verdad, Bellatrix.
Bellatrix comenzó a lanzar maldiciones a diestra y siniestra hacia la chica, la cual desviaba alguno y otros los lograba esquivar por poco, corrió hacia un gran árbol para esconderse detrás de él.
Escuchaba como Ellie reía disfrutando de todo eso.
—La pobre bebé Anirak, no sabe defenderse y tiene que esconderse — gritaba Bellatrix riéndose junto con Ellie —, deja de ser una cobarde como tu padre y sal de ahí.
Anirak apretó la varita, con hechizos normales no lograría librarla.
<<" La magia oscura es mala, pero si la controlas tendrás una buena herramienta para defenderte">> Recordó las frases que tantas veces le había repetido Longbride.
Vio otra ráfaga centelleante que paso a su lado y soltó un suspiro, sabia usar las maldiciones imperdonables y más artes oscuras, las podía controlar, podía con eso, quizá no matar a Bellatrix, pero si poder escapar de ella.
—¡Crucio!
Apunto con su varita en el momento que salió, y la ráfaga verde salió de la punta, Bellatrix parecía extasiada ante esa escena y lanzo otro hechizo causando que se desviara.
—Me alegro que sepas usar verdaderos hechizos, Anirak.
—¡Cierra la boca, Bellatrix!
La risa de Lestrange se escuchó más fuerte y los hechizos comenzaron a ir de un lado a otro, pero a pesar de todo Anirak iba muy a la par con la mortifago que parecía sorprendida por las maldiciones que la menor usaba, cada que lanzaba una nueva Bellatrix reía feliz de la vida.
El fueo salió de la varita de Anirak, tomando la forma de una gran serpiente.
—Fuego maldito — Bellatrix parecía completamente loca dando pequeños brincos — ¡Sorprendente! Yo a tu edad no podía controlarlo y tú pareces muy confiada con él.
Anirak estaba concentrada en que la llamarada fuera directamente a Bellatrix, la que lanzaba hechizo di minuendos tratando de hacer su tamaña no más chico.
El ardor recorrió el cuerpo de la Black, como si su piel se desgarrara nuevamente y la sangre comenzó a escurrirle de la nariz, fue tanto el dolor que soltó la varita y cayó al suelo retorciéndolos, veía la sangre que salía de su cuerpo, giro levemente el rostro mirando a Ellie que había lanzado la maldición sobre ella, tenía una sonrisa de superioridad y la veía con asco.
—Vas a estar como siempre tuviste que estar, muerta.
Bellatrix pudo contener el fuego maldito y apagarlo rápidamente para acercarse a las chicas.
—¡Te dije que ella era mía! ¡Mi señor la necesita viva!
Comenzó a regalar Bellatrix a la menor que parecía asustada ante ella, los ojos de Anirak pesaban, estaba segura que se estaba desangrando, trato de llevar la mano al collar con elixir de la vida que su abuelo le había dado, pero no llego a alcanzarlos, sus brazos no le respondían.
—¡¿Ellie?! — a lo lejos escucho una voz de mujer — ¡¿Anirak?! ¡Por Merlín! — los pasos se acercaban — ¡Lestrange!
Lo último que alcanzo a ver Anirak fue como la profesora Longbride y Bellatrix iniciaban un duelo, después todo se volvió completamente negro.
Fred y George se reían mientras arrastraban sus baúles dentro de la Madriguera cuando la matriarca Weasley apareció frente a ellos, tenía el rostro rojo por el enojo.
—¡Fred y George Weasley! — ambos gemelos se quedaron completamente quietos viendo a su madre — ¡¿Qué demonios hacen aquí?!
—¿Sorpresa? — hablaron al mismo tiempo —, nos dieron vacaciones por ser muy buenos estudiantes.
—¡¿Qué hicieron?!
—Decidimos dejar el colegio — comenzó a explicar Fred.
—Para utilizar nuestros conocimientos fuera de ahí —a completo George.
Antes de que alguno pudiera hacer algo, la mayor los tomo de las orejas para hacerlos caminar hacia la sala.
—¡Mamá, duele! — se quejaban ambos.
Arthur y Bill solo veían la escena divertidos, Molly los hizo sentarse en el sillón de dos piezas.
—¡¿Cómo que dejaron Hogwarts?! ¡¿Qué piensan hacer de sus vidas?! ¡No podrán encontrar un buen trabajo en el ministerio! — la voz de la mayor sonaba afligida — ¡Están dejando todo!
—Mamá, cálmate — trato de tranquilizarla el gemelo menor —, estaremos bien.
—Sí, nosotros no queremos trabajar en el ministerio — Fred se sobaba la oreja —, ya tenemos todo planeado, abriremos Sortilegios Weasley.
Molly pareció desmayarse, Arthur al darse cuenta la sostuvo.
—Chicos — comenzó a hablar el patriarca de la familia —, debieron de haber pensado las cosas antes de escaparse, así como así....
—Papá, nosotros ya no podíamos seguir ahí no es donde pertenecemos — George hablaba antes de su hermano para que no fuera a decir nada impulsivo —, tenemos otros planes y estos no se llevaran a cabo si seguíamos en Hogwarts.
—Aparte, estábamos hartos de la vieja vaca rosada.
—¡Pero no están pensando en su futuro! — exclamo Molly mientras les daba una mirada decepción que los gemelos no pasaron desapercibida — ¡¿Y si las tiendas no funcionan que piensan hacer?!
—¡¿Por qué no puedes confiar en nuestra decisión?! — Fred ya estaba alterado — ¡¿Cómo apoyaron a Charlie para que se fuera a estudiar dragones y a nosotros no nos pueden apoyar con esto?!
El pelirrojo mayor no espero respuesta y se levantó del sillón para tomar sus cosas y subir molesto a la habitación, George se quedó tratando de calmar a sus padres.
Al entrar a la habitación aventó sus cosas, para pasar la mano entre su cabello con mucha frustración, no entendía porque sus padres no podían apoyar sus sueños, ellos no querían trabajar en el aburrido ministerio.
Querían abrir esa tienda para divertirse y divertir a le gente.
Con un movimiento de varita abrió el baúl para sacar sus cosas, quería concentrarse en otra cosa y no pensar en sus papás y en sus miradas de decepción.
Cuando llego al final de todas sus cosas reconoció dos cajas perfectamente guardadas, la primera era más grande donde guardaba todas las cartas importantes y la segunda era un regalo de navidad, el más importante, ambas cajas tenían cosas que le había dado la misma chica...
Anirak.
La única que los apoyaba para cumplir su sueño.
Soltó un suspiro y abrió la pequeña caja de regalo, una sonrisa adorno su rostro al ver una fina corbata naranja y la pequeña nota que tenía.
"Freddie:
Espero y la utilices cuando abran Sortilegios Weasley (le agregue algo para la suerte), estoy segura que les ira muy bien.
Feliz navidad, y aunque esperaba decírtelo en persona, quiero que sepas que me gustas.
—Anirak Black.
Pd: Mas te vale apartarme turrones sangra narices cuando abran la tienda, estoy segura que se acabaran."
Tomo la corbata y observo el pequeño pin que la adornaba, era uno con forma de letras "FW" y brillaba como si se tratara de fuegos artificiales.
Decir que no le gustaba Anirak Black era mentirse a sí mismo, sus sentimientos por ella eran mucho más fuertes conforme pasaban los días, todo lo que inicio por una simple atracción ahora era cariño.
Quería a Anirak.
Desde la primera vez que la vio en el campeonato mundial de Quidditch robo toda su atención.
Volvió a guardar la corbata en la caja, sin duda la usaría ese gran día.
—Freddie.
George entro a la habitación cuando el pelirrojo mayor terminaba de guardar las cosas en el cajón de la ropa.
—Georgie — observo a su gemelo, estaba pálido y parecía nervioso — ¿La pelea con mamá fue muy fuerte?
—No — pareció pensar lo que diría por unos segundos —, llegó Remus, tenemos que ir a Grimmauld Place de inmediato.
—¿Por qué? ¿Le paso algo a Sirius?
—No, él está bien.
—¿Entonces? ¿Tiene que ver con — lo pensó unos segundos, pero era imposible, ella estaba en el Instituto de la Brujas de Salem, estaba segura y Anirak le había contado que no saldría hasta que terminaran las clases porque tenía muchas tarea y exámenes —...Anirak? No, ella está en su instituto.
—Fred — George soltó un suspiro —, será mejor que bajes.
—George...
—Vamos, Freddie.
El gemelo menor tomo su brazo para hacerlo salir de la habitación.
Cuando llegaron a la cocina, todos tenían un rostro de preocupación, pero el licántropo parecía demasiado afectado.
—Fred — Arthur lo miro —, tenemos que ir a Grimmauld Place.
—Eso me dijo George... ¿Pero por qué? ¿Sirius está bien? ¿Paso algo en la Orden?
—Sirius está bien — respondió Remus que tenía una taza en entre sus manos, la cual temblaba—, todos los de la Orden estamos bien...
—¿Entonces?
No sabía porque, pero su corazón latía de forma rápida y sus manos sudaban, comenzó a sentirse angustiado.
—Atacaron a Anirak.
No supo quién lo dijo, pero fue como un balde de agua fría sobre sucuerpo, sintió sus ojos humedecerse y como algo presionaba su pecho, le fallo la respiración sintiendo sofocarse.
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