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XVI: Segunda Cita.

Fred se alejó unos centímetros mientras bajaba con delicadeza los brazos de la chica, sentía como todo su coraje había sido expulsado en ese beso salvaje que le había dado a la Black, inclusive sus labios dolían y hormigueaban por haberla besado de esa forma aparte de que ella lo había mordido un par de veces.

Puso ambas manos en sus mejillas para acariciarlas y comenzó a dar pequeños besos en los labios de Anirak, ella por su parte tenía los ojos cerrados disfrutando de las caricias de Fred y de sus besos, su pecho subía y bajaba de forma rápida. Sentía que todo el enojo había desaparecido.

Fred detuvo sus besos para ver su rostro, sus labios estaban rojos e hinchados por el beso anterior.

—Anirak...

El pelirrojo puso su frente sobre la de ella, esperando que abriera los ojos.

—¿Mmh? — no quería abrir los ojos y enfrentarse a la realidad, estaba casi segura que todo lo que acababa de pasar era una alucinación por el golpe en la cabeza.

—Veme, por favor.

Soltó un suspiro y los abrió lentamente, topándose con el rostro de Fred muy cerca de ella.

—Tenemos que volver a la sala común.

Susurro tratando de evitar la mirada marrón.

—Anirak — Fred estaba tan cerca que podía sentir el aroma a cerveza de mantequilla y tarta de melaza que emanaba —, quiero que estés consiente de algo — el pelirrojo tomo su mentón obligándola a verlo a los ojos —, a la única chica que quiero besar es a ti, muñeca. No sabes cuánto me arrepentía por no haberlo hecho antes.

Anirak contuvo su respiración por unos segundos, mientras sus piernas temblaban debido a la emoción que sentía por esas simples palabras del Weasley frente a ella.

—Fred...

El pelirrojo no la dejo hablar ya que la interrumpió.

—Y no eres ningún juguete — Fred le sonrió burlonamente —, al que viste besando a Angelina fue George, yo estaba en mi habitación terminando de escribirte.

—Pero Ron...

—Se lo que dijo Ron — el pelirrojo hizo una pausa buscando las palabras correctas —, el año pasado salí unas cuantas veces con ella, pero realmente no fue nada importante, y ahora George y ella, creo que están saliendo.

La azabache sintió la culpa recorriendo su cuerpo, pero es que eran tan idénticos que si no se fijaba bien en ellos los confundía fácilmente.

Fred soltó una risita al ver como parecía que ella se había quedado sin palabras, así que sin pensárselo más la volvió a besar, esta vez de forma más calmada tomándose todo el tiempo posible por saborear su boca, le gustaba la manera en la que sus labios se unían, y como ella le devolvía el beso de la misma forma, también le agradaba sentir esas pequeñas manos jalando y despeinando el pelirrojo cabello que tenía en la nuca.

Estuvieron un rato más besándose hasta que la falta de aire se hizo presente y tuvieron que separarse.

—Creo que tendré que comprarte un banco o tacones.

—¿Por qué?

Anirak lo veía con confusión.

—Cada que te bese voy a terminar con el cuello adolorido — Fred se estiro para enderezar su espalda mientras sobaba su cuello —, sí que tienes la estatura de un elfo, al menos no tienes la cara de uno porque sería algo asqueroso, imagínate que tuvieras parecido con Kreacher — el pelirrojo hizo una mueca de asco —, seria horrible.

La chica soltó una risa ante sus comentarios, solo a Fred Weasley se le ocurriría decir eso después de una sesión de besos.

—Enserio que eres un tonto, Weasley.

Anirak se alejó de la pared para comenzar a caminar.

—Tonto por ti —Fred comenzó a seguirla —, ¿A dónde vamos?

—Cuando te conocí ya lo estabas, a mí no me eches la culpa — se encogió de hombros —, con los demás chicos, solo desaparecimos sin decir nada.

Fred la alcanzo rápidamente y tomo su mano.

—Tengo una idea mejor.

—¿Cuál?

—Sígueme.

El pelirrojo le sonrió entrelazando sus dedos con los de ella para caminar en dirección al castillo.

Caminaron hasta el tercer piso sin soltarse de las manos, en el camino Fred le iba contando algunas bromas que había hecho a lo largo de su estancia en la escuela, en inclusive en algunos momentos aprovechaba para robarle unos cuantos besos cuando algún chico la observaba por más de dos segundos sin importarle si algún profesor los veía.

Anirak sentía algunas miradas sobre ella y casi siempre eran mujeres que la veían con recelo, cuando llegaba a cruzar mirada con alguna de ellas estas le hacían muecas o caras de asco, por lo que Anirak se paraba más recta como pavoneándose y solo las barría con la mirada para volver a centrarse en el pelirrojo.

—Pareces ser muy popular.

—¿Me has visto? Soy guapísimo, cariño.

Fred le guiño el ojo mientras se detenían frente a una estatua de una bruja encorvada.

—Pero que ego te cargas, Weasley.

—Solo digo la verdad.

—No sé, eh visto algunos chicos muy guapos por aquí, quizá podría preguntarles sus nombres.

—¡Oye! — Anirak comenzó a reír cuando Fred la jalo apegándola a él — Enserio, que debo de darte una lección para que no veas a ningún otro chico.

La voz del pelirrojo se volvió más ronca cuando hablo en voz baja en su odio, la azabache se estremeció al sentir su aliento rozándola, Fred sonrió y dejo un húmedo beso en la blanca piel que estaba debajo de su oreja.

—Fred — ella lo miro directo a los ojos con una mirada que el mencionado no pudo descifrar —, no inicies un juego que no vas a poder terminar.

—¿Y quién dijo que lo voy a querer terminar?

Anirak lo jalo de la camisa haciendo que estuviera a su altura para besarlo, Fred gustoso siguió con el beso, pero para su sorpresa ella parecía tener el control, sus manos rodearon su cintura, agradecía que casi nadie pasara por ese pasillo los domingos.

Pero poco les duro el gusto ya que ambos fueron empujados por un hechizo a las paredes.

—Queridos —el pelirrojo arrugo la nariz al escuchar esa voz que tanto odiaba —, ¿Qué son esas muestras tan vulgares de cariño? — Umbrige dirigió su mirada a Fred —, Señor Weasley, no me sorprende de usted, siempre tiene que estar dando espectáculos para llamar la atención, ¿no? — Fred soltó un gruñido de molestia, evitando contestarle, no quería meter en problemas a Anirak —y usted, señorita — la bruja de traje rosa miro de arriba abajo a la Black y le apunto con la varita—... nunca la había visto en Hogwarts, ¿Quién le ha permitido entrar?

—¿Y usted quién es?

Anirak alzo el mentón mientras levantaba la ceja, Fred alcanzo a ver como inclusive tomaba su varita por si la vieja bruja intentaba hechizarla.

—Dolores Umbrige — la chica hizo una mueca al escuchar su nombre y también porque su poca paciencia se estaba acabando por ese exagerado tono agudo en la voz de la bruja mayor —, la Suprema Inquisidora de Hogwarts, así que ahora querida, dime quien eres y porque estás aquí.

El chico se acercó a Anirak ya que temía que en cualquier momento Umbrige la atacaría o inclusive se la llevaría a su despacho a hacerle quien sabe qué cosa.

—Anirak Black y estoy...

Los tres presentes guardaron silencio al ver como Albus Dumbledore se acercaba a ellos.

—Oh, Dolores, veo que has conocido a mi invitada — Dumbledore se puso a lado de los chicos mientras sonreía amablemente —, es Anirak Black, espero la trates con toda la calidez que siempre ha caracterizado a nuestro colegio.

—No menciono nada acerca de que tendría una invitada y menos que sería una perteneciente de la familia Black.

—Cierto, pero ya conoces como somos los ancianos, se nos suelen olvidar algunas cosas — el tono calmado del profesor hizo sonreír a los chicos —, espero te acostumbres a su presencia ya que ella estará muy seguido por aquí.

—Ha mencionado que se apellida Black — Umbrige observo a Anirak con algo de aso por lo que Fred instintivamente se puso frente a la azabache —, no creí que quedaran más Black aparte del ruin prófugo Sirius Black, a Cornelius le interesara saberlo.

—¡Mi padre no es ningún ruin!

Anirak salto, pero Fred fue más rápido y la sostuvo antes de que intentara atacar a la vieja.

—Así que es su padre, no estoy segura si debería de estar aquí podría intentar que Black volviera a entrar

—No te preocupes por eso, Cornelius sabes de la existencia de esta chica — el anciano bajo con la palma de su mano la varita de la menor —, Anirak es una persona que tiene toda mi confianza, por cualquier cosa o incidente que pase cuando este ella yo tomare toda la culpa, así que no importa — Dumbledore volteo a ver a los dos chicos —, ahora, si recuerdo, Señor Weasley usted tenía planeado llevar a la señorita Black a algún lugar o una cita quizá —palmeo la espalda de Fred el cual tenía el rostro tan rojo como su cabello —, así que nosotros los dejamos, por favor, Dolores vamos — hizo un gesto con su mano indicando que caminara —, oh, el amor joven es tan precioso, ¿No lo crees Dolores?

Ambos profesores desaparecieron de la vista de los jóvenes.

—¿Enserio pensaste en atacarla? — Fred seguía sin quitar los brazos de la cintura de la azabache —, sí que estás loca.

—Llamo ruin a mi padre, aparte le hizo una horrible cicatriz a Harry.

—Pero no puedes atacarla, te meterás en problemas con el Ministerio.

—Para lo que me importa — dejo caerse de espaldas un poco sobre Fred, y cuando vio las grandes manos del chico que la abrazaban por la cintura noto dos cicatrices iguales a las de Harry —, tú también las tienes, esa vieja loca me va a escuchar.

Anirak comenzó a removerse dispuesta a ir a gritarle unas cuantas cosas a ese viejo y horrible sapo rosa, por lo que Fred la apretó más contra él levantándola unos centímetros de suelo.

—¡Tranquila fierecilla! — el pelirrojo recargo su barbilla sobre el hombro de ella —, ya no me duelen, fue un castigo, inclusive George también tiene una, así que cálmate.

—¡Eso es tortura, Fred! ¡Alguien tiene que ponerla en su lugar!

—Lo sé, pero cálmate — comenzó a repartir besos en la piel descubierta frente a él haciendo que Anirak comenzara a relajarse en sus brazos —, no puedes solo intentar atacarla, después George y yo nos encargaremos.

—Pero Fred...

—No dejes que ella arruine tu día de visita en Hogwarts — los besos de Fred subieron al cuello de Anirak, la que dejo escapar un suspiro —, vamos, te llevare a un lugar que te gustara.

—Está bien

Ella se paró bien y Fred volvió a tomar su mano, se fijó que los pasillos estuvieran completamente vacíos y se acercó a la estatua de la bruja.

—Dissendium— Susurró e inmediatamente la joroba de la bruja se abrió revelando un pequeño tobogán —, sígueme.

Fred fue el primero en entrar seguido de la chica.

Anirak se levantó y observo todo alrededor, parecía ser un sótano donde había muchas cajas.

—¿Dónde estamos?

—Un lugar que te va a gustar — Fred la tomo de los hombros para guiar el camino —, vamos, vamos.

La azabache fue empujada hasta una puerta, por la cual el Weasley se asomó durante unos segundos para hacerla salir.

Los ojos grises recorrieron el lugar, había mucha gente, y tenía muchos detalles en color verde aqua y las paredes parecían estar ocultas detrás de filas de estanterías rebosantes de dulces, Anirak no cabía de la felicidad, en el pueblo mágico que estaba cerca de su instituto también tenían una dulcería, pero era mucho más pequeña y no tenía un surtido tan extenso.

—¿Te gusta?

Escucho a su lado la voz de Fred a su lado.

—Claro que si —no cabía la emoción en ella —, ¿Dónde estamos?

—Honeydukes.

—¿Dónde se hace el chocolate?

Ella lo vio con un brillo en los ojos que Fred sentía que había traído a una niña pequeña con él, lo que le causo ternura y pellizco las mejillas de la chica.

—Así es —El pelirrojo le dio un pequeño beso en los labios, ya se le estaba haciendo manía besarla cada que pudiera, pero es que a él le encantaba la suavidad de sus labios —, anda, ve a verlo todo.

Ella le sonrió por última vez para comenzar a indagar en los dulces.

Fred agradecía internamente haber ahorrado un poco de dinero en esos últimos días ya que podría permitiese pagar por los dulces que ella quisiera e inclusive llevarla por algunas cervezas de mantequilla a las tres escobas, había medido más sus gastos y gracias a la venta del surtido salta clases tenía más dinero del que habría juntado con el que le habían dado sus padres antes de regresar a Hogwarts, realmente ya le urgía salir del colegio para abrir la tienda en el Callejón Diagon.

Observo a la chica que estaba muy concentrada en los chocolates, Fred había salido con varias chicas anteriormente pero no era lo mismo, Anirak provocaba que él se pusiera nerviosa cosa que nunca antes había pasado, y, de hecho, desde que la vio por primera vez hace un año en el Campeonato Mundial de Quidditch no había dejado de pensar en ella, aparte que con ella todo surgía tan natural que no necesitaba si quiera pensar un tema de conversación.

Anirak fue a la caja dispuesta a pagar, cuando Fred llego atrás de ella.

—Yo invito.

—¿Qué? No, Fred, yo pago.

—Tengo dinero, yo pago.

El dueño de Honeydukes que era el encargado de cobrar solo los observaba con diversión.

—Yo también tengo dinero, puedo pagar.

—En la cita pasada tú pagaste — Fred le extendió las monedas al señor frente a ellos —, en esta me toca pagar a mí.

—Pero, Fred...

El pelirrojo tomo la bolsa que le extendían y la mano de la chica para salir del lugar, mientras escuchaba como Anirak decía algo sobre que ella podía pagar.

—Ya, luego tú pagas —Fred le sonrió deteniéndose frente a ella —, tenía planeado que para nuestra segunda cita podríamos recorrer Hogsmeade, ya que no lo conoces yo seré tu guía, y después podríamos ir a las Tres Escobas.

—¿Esta es nuestra segunda cita? — una sonrisa surco el rojo de la más baja —, ¿desde cuándo la planeaste?

—Realmente pensaba que nuestra segunda cita seria en vacaciones, pero ya que estas aquí podríamos aprovechar — Fred carraspeo la garganta y puso un rostro más serio para alzar la mano de Anirak y dejar un pequeño beso en el dorso de esta, la chica sintió como el calor comenzaba a subir a su mejilla —, Anirak Black ¿Me harías el honor de tener una segunda cita conmigo?

La azabache rio por el gesto del chico.

—, Acepto.

—Bien, no está permitido enamorarse del guía.

Le guiño el ojo para comenzar a caminar.

Ambos adolescentes se dedicaron a recorrer el pueblo, Fred le hacía algunas bromas a la chica la cual no paraba de reír a su lado, pasaron a la tienda de artículos de broma Zonko en la cual ambos estuvieron mucho tiempo debatiéndose que comprar, Fred le recomendó las bombas fétidas y los polvos para eructar que eran sus favoritos, al final Anirak compro unas bombas fétidas, polvos para eructar y una taza que muerde la nariz y no permitió que el colorado pagara ganando reclamos por parte de este.

Salieron de ahí y continuaron su recorrido, en un lapso Anirak tuvo que huir de Fred ya que este amenazaba con lanzarle una bomba fétida porque por error lo había golpeado en el estómago cuando él trato de hacerle cosquillas.

Su respiración subía y bajaba rápidamente, mientras recargaba sus manos sobre sus rodillas tratando de inhalar más aire, había corrido bastante.

—Enserio, muñeca —Fred llego tras ella —, corres demasiado rápido.

—O tu eres demasiado lento — Le sonrió mientras se paraba bien —, ¿Qué es eso?

Señalo la vieja casa que estaba varios metros alejada de ellos, parecía abandonada.

—La casa de los gritos — Fred se acercó a ella, Anirak se fijó en que ya había guardado las bombas fétidas por lo que no se alejó —, esta embrujada.

—¿En serio?

—Sí, George y yo hemos tratado de entrar, pero nunca lo logramos —soltó con un suspiro —, si pudiéramos hacerlo, créeme que te llevaría ahí para besarnos o hacer algo más interesante.

Las mejillas de Anirak se volvieron rojas, entendía a lo que Fred se refería.

—¡Weasley!

Lo empujo juguetonamente cuando él intentaba besarla.

—¿Qué? Yo me refería a que me ayudaras a practicar para mi clase de encantamientos — Fred se rio viendo su rostro rojo —, ¿qué pensabas, pequeña cerda?

—Tonto.

Se quedaron un rato más platicando de cualquier cosa que se le ocurriera, por ultimo Fred la llevo a las tres escobas y estuvieron ahí hasta que el reloj que tenía Fred en la muñeca marcaba las ocho de la noche, casi corriendo fueron a Honeydukes, en donde con mucho cuidado regresaron como llegaron.

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