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L: Permiso


Sirius daba vueltas en el gran patio de la Madriguera esperando a que Remus volviera, odiaba aun no poder salir con toda la tranquilidad del mundo, deseaba ya poder comprobar su inocencia y poder llevar una vida normal.

Observo al pelirrojo, que estaba seguro que se trataba de Fred ya que era el que se encontraba más pálido y ojeroso a comparación de su gemelo, movía la pierna de arriba abajo con nerviosismo mientras le daba unas cuantas caladas al cigarrillo entre sus manos, esa acción le recordó a él en su juventud. Últimamente ya no fumaba tanto como hace años, pero era un vicio que no lograba eliminar al cien por ciento.

—¿Tardara mucho Remus?

Pregunto por quinta vez en el día.

—Probablemente ya venga de regreso — Sirius se dejó caer sobre el pasto junto al pelirrojo—, llegando él nos iremos.

—Sirius — llamo Fred terminando el cigarro, el azabache lo observo dándole a entender que lo escuchaba— ¿Sabes? La quiero, quiero a tu hija — hablo con sinceridad el pelirrojo —, nunca considere tener nada serio con alguien o tan siquiera enfocarme en todo lo que conlleva una relación, pero cuando volví a ver a Anirak en la casa Black todo eso se fue al carajo —hizo una pausa al ver la ceja enarcada de Sirius, él no sabía que Fred y Anirak se habían conocido antes—, la conocí en los mundiales de Quidditch de hace dos años, una maldición casi le da y yo la empuje, estaba un poco asustada pero se veía hermosa a pesar de estar llena de polvo... nunca pensé volver a verla.

—Sí, me conto que alguien la salvo, nunca pensé que fueras tú.

Fred puso una sonrisa triste al recordar cuando tomo su pequeña mano, no supo a quien le sudaba más la palma si a ella o a él por lo nervioso que se puso al sostenerla.

—Desde esa vez me gusto — encendió otro cigarrillo —...no sé qué fue lo primero que vi en ella, si sus ojos o lo bonita que es, simplemente me volvió loco y hasta la fecha estoy dispuesto a hacer cualquier cosa por ella, a ceder en todo lo que ella quiera y nunca me cansaría de adorarla — las palabras de Fred estaban cargadas de honestidad a pesar de todo él no la dejaría de querer tan fácil—...Anirak lo es todo, es mi todo, Sirius...si ella no se casa, si ella lo acepta, déjame estar a su lado.

—¿A qué te refieres comadreja?

Sirius entendía sus palabras, pero quería que fuera directo.

—Quiero una relación formal con ella — Fred lo observo fijamente a los ojos, su rostro estaba serio y lleno de seguridad —, cuando vuelva le explicare todo, y no me importa lo que me cueste quiero estar con Anirak.

El Black solo sonrió, sabia el chico a veces solía ser un idiota, pero quería a su única hija, de hecho, le recordaba a él en su juventud.

—Depende de ella...si Anirak quiere te aceptara.

—¿Me estás dando tu permiso?

Fred le dio una calada al cigarro.

—Rómpele el corazón y yo te romperé la cara, comadreja.

Sirius palmeo su espalda para ponerse de pie cuando vio que el licántropo se acercaba a paso rápido.

—La encontramos — fue lo primero que dijo Remus al estar frente a ellos —...sabemos dónde está, iremos Tonks, Moody y yo, pero Dumbledore también permitió que tú vinieras.

—Bien, vamos ¿Dónde está?

Fred se acercó a los adultos para interrumpirlos.

—Yo también iré.

Sirius parecía apunto de decir algo, pero para sorpresa de los dos, Remus fue el que hablo

—: George se está alistando junto con Tonks, prepara tu varita y vienen con nosotros, en menos de cinco minutos nos vamos a la vieja casa de la familia de Perenelle.

Fred asintió para entrar corriendo a la madriguera, se sentía extremadamente nervioso, pero no se iba a detener hasta que la azabache regresara con él o hasta que ella le dijera que realmente quería a Draco y por eso se casaba, como anteriormente lo dijo: no iba a permitir que nadie la obligara a casarse.







—¿Listo, Fred?

George apretó su hombro cuando apareció a su lado, observaron la mansión, tenía una estructura muy antigua y era enorme que parecía un castillo francés.

—Listo, George.

Asintió con una pequeña sonrisa para sacar la varita de la bolsa trasera de su pantalón.

—Atención — hablo ojo loco—, quiero que todos estén en alerta permanente ¿entendido? ¡Ninguno se distraiga, no sabemos a qué nos enfrentamos, pero si tiene relación con la familia Malfoy es obvio que tiene que ver con los mortifagos!

Todos asintieron con un movimiento de cabeza.

—Lo principal es ver que Anirak no esté en ningún peligro y que realmente sea su decisión y no esté siendo controlada por nada ni nadie ¿De acuerdo? — ahora fue Remus el que hablo —...Sirius, Fred ustedes dos son los más impulsivos, por favor traten de controlarse o los regresaremos a la madriguera.

Sirius gruño como perro mientras Fred solo movía la cabeza en señal de entender lo que le decían.

—Remus y Tonks irán a la delantera — los mencionados comenzaron a caminar —, Sirius, vienes conmigo y los gemelos nos siguen.

—¡Entendido!

Hablaron todos para caminar a la gran mansión por el delgado sendero que en su mayoría estaba cubierto por pasto descuidado, había muchos árboles alrededor dándole un aire más siniestro.

—Fred, te cuidado —musito George a lado de su hermano —...no hagas nada estúpido.

—No lo hare, Georgie, confía en mí.

Hablo en voz baja sin dejar de caminar, movía la varita de forma inquieta entre sus manos, estaba nervioso.

—Siempre te descontrolas cuando se trata de Anirak, no piensas antes las cosas.

El gemelo menor tenía razón, Fred no utilizaba su autocontrol cuando se trataba de la azabache, era capaz de cualquier cosa por ella y eso aterraba un poco a George, ya que conociéndolo pondría su vida en riesgo.

—Te prometo que todo estará bien ¿sí?

—Si tú lo dices.

George no parecía muy seguro, entraron a la mansión siguiendo a Sirius y Alastor, por dentro el aroma a viejo y humedad se hizo presente, todo el lugar.

Varios murmuro se escuchaban en el salón principal, todos trataba de hacer el menor ruido posible, Sirius y Fred eran los más ansiosos por ver que la azabache se encontrara bien





Draco observo todo alrededor, el salón principal era viejo, no tenía ningún mueble, y algunos cuantos mortifagos estaban ahí, tanto Perenelle como Bellatrix parecían muy felices por lo que estaba por suceder.

—¿Todo bien, Draco?

La dulce voz de su madre llego hasta sus oídos.

—Si — soltó un suspiro a pesar de querer seguir con las ordenes de su padre no estaba muy seguro de si esa era la mejor forma—, todo bien.

—¿Tienes listo el anillo?

A Narcissa Malfoy tampoco le agradaba mucho la idea, estaba feliz cuando le dijeron que la chica Black estaba comprometida con aquel pelirrojo, pero cuando regreso Bellatrix para informar que el compromiso de Draco continuaría todo su mundo se puso de cabeza, era demasiado con el hecho que Lucius estuviera encerrado y ahora tener que afrontar una la boda de su único hijo.

Le apenaba ver el estado de la chica Black, quizá no tenían una relación cercana pero tan solo era una niña...a la que estaban controlando para sus propios beneficios.

—Claro que sí, madre — Draco metió la mano dentro del bolsillo de pantalón—, todo está en perfecto orden.

Perenelle desapareció de su vista, pero después de unos cuantos minutos regreso seguida de la azabache, el rubio no podía negar que era una mujer hermosa y con el sencillo vestido blanco lucia muy bien, pero, al ver su expresión vacía y sus ojos sin ningún brillo o sentimiento algo se estrujo dentro de él, el agradaba el carácter rebelde y arrogante de Anirak, pero ahora no había rastro de él.

—Querido, Draco — Bellatrix le hablo con dulzura falsa—, sabes lo que tienes que hacer, harás la proposición cuando ella te acepte haremos el juramento inquebrantable de esa forma Anirak siempre estará de acuerdo en todas las decisiones que tú elijas, la podrás poner al servicio de nuestro amado señor Tenebroso y siempre será fiel ¿entendido?

—Sí.

Contesto, pero no parecía seguro.

Anirak se detuvo frente a él.

—Comienza.

Perenelle parecía muy alegre con toda esa escena, a pesar de que el elixir de la vida ya se hubiera terminado, teniendo el control de Anirak ella pronto le entregaría la última ración para brindarle unos cuantos años más, quizá lograría obtener otra forma de seguir viviendo.

—Cásate conmigo, Anirak — Draco se postro en una rodilla sacando la pequeña cajita y mostrando un delicado anillo con un diamante pequeño pero brillante—, nunca tendrás que estar sola... te amo.

Cada palabra que decía era una vil mentira practicada tan solo dos minutos antes, los ojos de Anirak estaba fijos en él, pero era como ver el vacío, como si le estuviera haciendo una promesa a una muñeca sin vida.

Draco nunca rogaba o pedía algo, pero en esos momentos imploraba a Merlín que algo detuviera esa farsa.

—Vamos, Anirak, contéstale a Draco — ordeno Bellatrix a la azabache —, sabes que eso quieres.

El rubio paso saliva, sabía que la Black estaba siendo controlada por un imperio, la iban a condenar a una vida que ella no deseaba.

—¡Anirak, no te puedes casar! ¡Te lo prohíbo!

Una voz masculina y seis personas entraron de golpe al salón, Draco y Narcissa soltaron un suspiro al verse interrumpidos.

—¡Tú, estabas muerto! — grito con ira Bellatrix al ver a su primo entrar y le lanzo una mirada a Perenelle —, encárgate de terminar el juramento inquebrantable entre Anirak y Draco, yo me encargare de esos estúpidos.

—De acuerdo — Perenelle se acercó a los dos chicos con una sonrisa —, bien Anirak, sabes lo que debes de hacer.

Se escuchaban distintas voces, gritos y hechizos, los mortifagos se encargaban de que ningún miembro de la orden del Fénix se acercara a donde estaban.

—Anirak — musito Draco en voz demasiado baja apenas audible, se alegraba que Perenelle fuera una anciana que apenas y escuchaba—...tú no quieres esto, reacciona...

A pesar de que el cuerpo de Anirak estaba presente, su mente divagaba en una sensación maravillosa, se sentía como flotando y toda preocupación o pensamiento desaparecían de su cabeza, solo una felicidad vaga la invadía. Estaba tan inmensamente relajado, que no era consiente de todo lo que sucedía a su alrededor, escuchaba murmuros demasiado lejanos.

La mano de Anirak se extendió a Draco, ella no decía nada.

—Vamos, Draco, ponle la sortija a tu prometida.

Pidió Perenelle.

—¡Maldita sea, Anirak! ¡No puedes casarte! — la voz de Fred rezumbo por todo el salón a pesar de estar peleando contra un mortifago con ayuda de George aun tenia energía para tratar de hacer en razón a Anirak—... ¡No puedes casarte con Draco porque no lo quieres! ¡Muchas veces lo dijiste, tú querías casarte con alguien que te hiciera feliz y no solo por un estúpido compromiso!

La voz de Fred penetro en los oídos de Anirak, por un momento su mente dejo de divagar tratando de concentrarse en él, sentía como controlaban sus acciones obligándola a acercarse a Draco.

—Anirak, escucha a la comadreja — murmuro Draco al ver como ella parpadeaba—...reacciona.

—¡Cierra la boca, ella no te escucha! — Grito Perenelle molesta viendo al pelirrojo— ¡Siempre tienes que arruinar todo, desaparécete!

—¡Black, tú me quieres como yo te quiero a ti! — Fred trataba de acercarse, pero el mortifago no los dejaba en paz, a pesar de que eran los dos contra él, él tenía mucha más experiencia en un duelo llevándoles una ventaja— ¡Tú eres mía, lo dijiste esa vez en mi departamento, también dijiste que me querías, me lo demostraste de muchas formas, prometiste estar a mi lado, no puedes dejarme de querer y casarte con cualquier otro!

—Anirak, acepta a Draco.

Ordeno Perenelle.

Cada palabra hizo eco en la cabeza de la azabache, de repente fue como si algo hubiera roto las cadenas que sostenían el control sobre su cuerpo, parpadeo un par de veces y pudo reconocer a Draco viéndola fijamente mientras movía los labios diciéndole que reaccionara, se dio cuenta de todo, todos los ruidos y voces eran claras.

—Anirak, ya hazlo.

Y la voz de Perenelle, recordó lo último que hizo, su abuela la encontró en un pequeño pueblo de Escocia después de entregarle el objeto que tanto quería Dumbledore, Perenelle le confeso todo: como había hechizado a Fred para hacerla creer que la había engañado, la anciana se disculpó diciendo que eran sus últimos días de vida y no quería irse con ese cargo de conciencia, pero de repente todo se volvió negro...todo fue una trampa.

Ahora, no tenía varita, su abuela la controlaba con su propia varita, todos parecían pelear con mortifagos, Perenelle podría usar cualquier hechizo sobre ella.

—Anirak — llamo Draco y al ver que de nuevo parecía se ella —, hazlo.

Anirak enarco la ceja, pero lo entendió todo en el momento que Draco le lanzaba la varita y se ponía de pie para alejarse rápidamente e ir con su madre.

—¡¿Draco que crees que haces?! — rugieron Perenelle y Bellatrix con ira.

Anirak no espero mucho para atacar a Perenelle, que salió volando unos cuantos metros, aprovecho ese momento de distracción para alejarse de ahí y pararse detrás de un pilar al ver como Bellatrix le lanzaba una maldición, probablemente algún crucio.

La varita de Draco no le respondía muy bien, necesitaba lograr desarmar a alguien o conseguir la suya que estaba en manos de su abuela.

Fred soltó un suspiro de alivio al ver a Anirak correr lejos y ocultarse, lo más probable es que estuviera desarmada.

—Fred, George — Sirius logro lanzar a Bellatrix lejos de ahí, ya habían logrado controlar a la mitad de los mortifagos, solo quedaban dos y Lestrange —, me encargare de ese mortifago y ustedes vayan con Anirak, sáquenla de aquí.

—Sí, vamos.

Hablaron al unísono, el mayor comenzó a atacar al mortifago al que los gemelos se enfrentaran y ellos comenzaron a correr a donde estaba la Black, Fred tomo la delantera para llegar detrás del pilar donde la vio esconderse.

Pero ninguno se dio cuenta que Perenelle llego antes a lado de la menor, sus planes tendrían que ser cambiados, ya estaba aceptando su muerte, pero no se iría sola.

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