Solo para conocerte mejor
Capítulo 16
Solo para conocerte mejor
En esa mañana de viernes, algunos días después de la fugada de la escuela y el estrés cerca de los tres días previos de los examenes, MinHo se encontraba en su mañana antes de jornada de clases para su planificación de la segunda ronda del Dance Revolution porque, aunque no lo esperaba, estaba más cerca de lo que esperaba.
La ansiedad no lo dejaba dormir, porque los aconteceres de haber perdido y recuperado el Real King en proporcionalidad de su salud mental lo estaban dejando agotado, como la dificultad de poder concentrarse en sus movimientos en algo que tuviese sentido.
Debía de hacerlo bien. Debía de ser perfecto. Mientras sus amigos se preocupaban por sus propios futuros, MinHo era el encargado de preocuparse por el presente.
Había llegado al club cerca de las seis de la mañana, realizando la planificación de cerca de siete coreografías que eran grabadas por la cámara y su laptop.
Canción tras canción. Idea tras idea. La mayor parte del día se veía a él con las canciones, imaginándolas y soñando despierto. Caminaba con la imagen del escenario del Dance Revolution en su mente, totalmente sofocado por la contención creativa que su propio cuerpo no podía resguardar. Él iba más allá de lo que podía imaginar.
Así que, desde las seis, él se mantuvo generando las coreografías que imaginaba, que sentía musicalmente. Con teorías en las posiciones, sobre el rol que cada uno podía tener; sobre el espacio que cada uno podía tener para lucirse en el escenario.
Aun así, MinHo no podía encontrar la canción perfecta.
¿De qué era el estrés o la falta de inspiración? Tal vez de la gran cantidad de movimiento y concentración que ha tenido respecto al trabajo con el club de animadores, o de la forma en la que su entorno se cambiaba para ser el desastre se encontraba. Cosas que antes no le encontraba sentido ahora eran parte de su día a día.
Como JiSung.
Eso sí que era un sinsentido. Hablar con JiSung era una cosa; fugarse con él del hospital era otra; saludarse en las mañanas y despedirse en las tardes, entablando pequeñas conversaciones coherentes antes de que cada uno fuese por caminos separados con sus propios grupos... ni siquiera debería de existir.
Era una presión que se generó él solo. Antes, le daba igual compartir aula con él y mucho menos interesarse sobre la opinión que JiSung podía generar de él sobre sus comentarios que daba a la hora de clase. No obstante, ¿ahora? Oh, parecía que un yunque lo golpeaba en la cabeza cada que creía que era mirado por él, o cuando se cuestionaba sus propias palabras en los espacios de reflexión creyendo que decepcionaría a JiSung con algo que ni siquiera debía de importarle.
Era una presión indescriptible, como el mismo yunque. ¿Amistad era lo que tenían, o complicidad? Hablar, bailar y reír. Era la dinámica favorita de MinHo con cualquier persona y aun así lo hizo con quien consideró la persona más irritante del lugar. Alguien a quien...
Alguien a quien podía aun traicionarle.
«La gente del White Tiger es mala. Con M mayúscula —se recordó MinHo—. JiSung no se escapa de la norma».
Aunque le contó que vivía con sus abuelos, sobre sus canciones y películas favoritas. Y ambos se fueron escuchando a Bruno Mars de regreso a Sevit.
«¡Ah! —MinHo se tapó el rostro—. ¡Soy tan débil!»
Su baile y martirio se vio interrumpido por la puerta del club abriéndose. MinHo saltó junto a su corazón, incluso un poco esperanzado de la idea de que JiSung le hiciera compañía en esa larga mañana.
Sin embargo, solo era Bang Chan el que estaba ahí. Con sus libros, su estuche, y su mal carácter.
—Esto no es la biblioteca —dijo MinHo.
Claro que Chan ni siquiera se dignaría en darle explicaciones. Tomó uno de los pupitres que se movían durante el día para ubicarse y comenzar a estudiar. MinHo no se limitaría por la presencia de Chan, así que reprodujo Dirty de Christina Aguilera.
Bueno, no es que MinHo tuviese problemas de convivencia. Podía tararear la cabeza en su mente o simplemente bajar el volumen, pero ese era su espacio que Chan quiso invadir no solo esa mañana, sino desde que le dio por jugar a una amistad solo para utilizarlo en un fin que ni siquiera conocía.
Y era triste. Chan lo colocaba muy triste.
¿Qué hizo MinHo como para que Chan lo traicionara? ¿Acaso en su vida estaba muy ensimismado en su victoria, que no podía pensar en el resto? ¿O en verdad MinHo era tan estúpido como la gente lo decretaba, y era fácil sacar provecho?
Del suelo limpio y cuidado que rechinaba en sus gastadas zapatillas, a sus inherentes jadeos de cansancio para seguir con la voz de Christina Aguilera en el fondo. Nada parecía molestar a Chan.
Lo que lo perturbaba. ¿Qué estará planeando él, entonces?
No tuvo respuesta. Solo eran los dos en el mismo espacio. Hace semanas atrás tendría su comodidad intacta, pero ahora solo sentía la tristeza dentro del ambiente.
Durante la jornada, Chan no hizo ningún ataque directo hacia MinHo. Casi parecía convivir como una persona normal con él luego del caos que quedó cuando comenzó con los animadores. MinHo no bajó la guardia- ni en la clase, ni cuando el profesor Kim dio ese viernes el conteo de puntos de demérito (donde, una vez más, MinHo logró el primer lugar), o si quiera para la hora de almuerzo.
Desde lejos lo veía a él, en la cafetería. MinHo ni siquiera lograba almorzar por sus defensas, guiando sus palillos con arroz hacia su mejilla mientras no despegaba la mirada de Chan quien, en unas mesas más atrás, almorzaba con Lia sin siquiera prestarle atención a lo que ella le decía por estar enfrascado en su estudio.
—Tengo miedo —confesó MinHo.
Yeji, quien estaba enfrascada en un dorama que veía en su celular, se despegó. —¿De quién?
—«¿De quién?» Christopher.
—¿Te hizo algo?
—«¿Te hizo algo?» A ti te hizo algo.
—Pero, ¿te lo hizo a ti?
—«Te lo hizo a ti».
—Responde.
—«Responde». Hoy, mientras ensayaba en el club, él llegó.
Yeji esperó a que MinHo continuara con sus palabras, solo para no terminar la oración.
—¿Eso?
—«Eso» —MinHo movió su cabeza, consternado—. Solo eso. Llegó y nada más. Estudió mientras yo ensayaba. ¡Fue loco!
Yeji sostuvo su mirada en MinHo un instante antes de regresar con su dorama. MinHo detuvo el video.
—¡Hablo en serio!
—No le busques la quinta pata al pato, y disfruta esto que se llama vida escolar.
—«Vida escolar», pero él me ignoró. No hizo nada. ¡Siempre me ataca, y ahora nada!
—Pues, gózalo —Yeji volvió a reproducir su dorama—. Hay algunos que no pueden identificarse conque su némesis lo deje tranquilo, en especial a ti- su poder adquisitivo puede comprar China, mientras que el tuyo no te alcanza para un chicle.
MinHo solo pudo repetir lo último como un murmullo amurrado, frustrado de que Yeji no lo comprendiera. Las cosas no podían ser tan difíciles, ¿cierto? Porque MinHo sí justificaba sus alzas de defensa, y aunque no quería mantenerlo con el resto, sí le...
Ups. Sus ojos se guiaron hacia la entrada de la cafetería, en donde JiSung ingresaba con SeungMin. MinHo se preguntó por qué demonios SeungMin no se sacaba su chaqueta de béisbol de su equipo, si en mayo estaban asándose de calor. Aunque no pudo concretar la hipotética (y obvia) respuesta cuando la necesidad de esconderse bajo la mesa y subirse en ella se hicieron igual de proporcionales cuando los dos amigos comenzaron a ver el menú de ese día.
—¿Qué te pasa? —Yeji preguntó a MinHo, tras su congelamiento—. ¿Quieres cagar?
—«¿Quieres cagar?» Creo que la comida no está del suficientemente buena. Iré a comprar a la tienda.
—Tu beca alimenticia se te va a acabar-
Yeji ni terminó la oración cuando MinHo, inclinando su espalda hacia adelante, salía de la cafetería por el lado contrario. No sabía del pánico, o del nerviosismo. No sabía por qué tenía incesantes ganas de escapar de JiSung si es que él ya lo vio en clase, y prontamente lo haría en el club.
Aun así, escapó.
Durante los últimos bloques de clase tras el almuerzo lo pasó él sin querer girarse para ver a JiSung. Dibujaba garabatos en su cuaderno a la par que el profesor de inglés explicaba la clase, y repetía en su cabeza la escena en el mercado.
Los dos bailando, riendo, con la interpretación a karaoke de la canción más trillada en el romanticismo en la historia del cine. Era terriblemente catastrófico y, desde el fondo de su estómago, divertido.
Luego de la última clase, el salón 3-A aprovechó la instancia para la limpieza de Sevit. ChangBin daba órdenes de qué parte limpiar, y como MinHo estaba teniendo un magíster en la limpieza de suelo, aprovechó el gusto para poder librar su nerviosismo tallando a la perfección todo el pasillo, hasta dejarlo lujoso. Sus manos estaban alteradas, y su cuerpo estaba descoordinado. Si es que podía apostar por lo que pasaba en su cabeza, significaba que existía un punto de inflexión.
Y si había inflexión, significaba que existía marca.
Ya para cuando dio la tarde, todos se reencontraron en el club. El Real King, preparados con su ropa deportiva, elongaban con ayuda mientras conversaban en voz baja.
Para qué decir los estados de los demás. Tanto que ni MinHo tenía ánimos de burlarse del White Tiger por lo penoso y doloso que lucían. Lia pestañeaba con fuerza frente a su texto, mientras que Yuna murmuraba con su cabeza pegada en la pared algún tipo de ecuación que MinHo no entendía. ChangBin estaba parado de cabeza, y caminaba con sus manos con grandes intenciones de que la sangre le llegara al cerebro. JeongIn parecía al borde del llanto, murmurando un mantra mientras sujetaba con fuerza su rosario. Chan lucía invisible en un rincón del club. SeungMin, finalmente, terminó por romper su texto de estudio por la mitad.
—Vaya —MinHo soltó, apenado, hacia Yeji—. Ni siquiera lucen humanos.
—Ese luce como mono —apuntó a ChangBin.
Un estruendo fue en la puerta. JiSung se desapegó de la lectura de Volando Solo de Roald Dahl tras chocar con ella y se sacó su auricular inalámbrico.
—Ni siquiera lucen humanos —comentó JiSung.
—«Ni siquiera lucen humanos». Yo dije lo mismo —le golpeó MinHo, nervioso.
—Oh, vaya. Preocupante.
Aun con su tono sarcástico, JiSung tendió su auricular a MinHo. Él, vacilante, lo tomó para colocárselo en su oído. Ni siquiera sabía qué esperar en la continuación, porque JiSung volvió a pegar su vista en el libro para irse a sentar junto a SeungMin, sin soltar la canción When You're Gone de Avril Lavigne en el auricular.
Cuando MinHo se sentó junto a Yeji, ella le sonreía con burla.
—¿Qué? —preguntó MinHo.
—Gay.
—«Gay». No. ¿Por qué?
—Gay.
MinHo quiso volver a preguntar, pero la entrenadora Sharon ingresó al club en compañía de, para su sorpresa, el profesor Kim.
—¿Qué hace acá? —preguntó RyuJin enseguida—. No nos puede dar puntos de demérito acá. Es zona sagrada.
—En virtud de que el TvN estará dando vueltas algunas veces por el club, la directora Ahn quería asegurarse de que no dejaran una mala imagen a la escuela —contestó el profesor Kim, calmado—. Por eso, yo les haré compañía de aquí a que termine el club.
—Ojalá sea luego —murmuró Felix.
—¿No es hacer trampa con lo que quieren mostrar en la televisión? —preguntó Lia—. Sería mejor que esto fuese un reality.
—Son el rostro de Sevit —aclaró el profesor—. Las cosas que ustedes hagan no solo puede afectar a la reputación de la escuela, pero sino también a las de ustedes. Muchos años construyéndola puede destrozarse en un solo segundo.
—En especial cuando los del White Tiger tienen prostíbulos y tratas infantiles a sus nombres en la herencia —agregó MinHo.
SeungMin le lanzó la mitad del libro a la cabeza.
—¡Ya, ya, ya, ya! —Sharon aplaudió para llamar la atención de los dos grupos, luego de que se MinHo se abalanzara hacia SeungMin—. Por dios santo, son peores que los reos.
—Esta es la imagen que a los adultos no les gusta ver —acotó el profesor Kim—. De hecho, considero invasivo que la existencia de TvN venga voluntariamente a la escuela para-
—Que sí, que sí —cortó Sharon, y volvió a aplaudir—. Aquí venimos a lo importante, chicos: ¿hicieron su tarea?
—¿En serio tenemos que hacer esto? —preguntó ChangBin.
—What do you mean?
—Preguntará si la hicimos, le diremos que no. Usted se enojará, nos dirá que la haremos. Todos aquí sabemos que no es verdad. El ciclo se repite.
—No dejaremos de hacer eso.
—Entonces, no la hicimos.
—Podríamos hacer una actividad para eso —dijo el profesor Kim—. Una dinámica de grupo. Cada uno escoge a una persona del otro club, realiza la pregunta, se genera la respuesta y se van intercambiando parejas. ¿Les parece bien?
—¡Ay, profesor! —Sharon palmeó el brazo del profesor Kim—. ¡Tan inteligente que es! ¿Y sabe cómo podemos hacer eso? ¡Con un juguete especial que tengo en mi auto! ¡Acompáñeme!
—No creo que sea necesa-
Sharon se largó del club junto con el profesor Kim, con un fuerte portazo que hizo resonar el eco por demasiado tiempo. Por un tramo se sostuvo el silencio, tanto que incluso MinHo olvidó que este existía porque Avril Lavigne cambió a-
—¿Hannah Montanna? —espetó MinHo—. ¿Tienes trece años o qué mierda?
Nadie del club tenía idea a lo que se refería, y por supuesto que JiSung ni siquiera se despegó del libro. Prefería dejarlo morir solo de la vergüenza antes que decir algo al respecto.
—No, bueno —RyuJin alentó a MinHo—. ¿Ensayaremos para el Dance Revolution o qué?
Y así pasó, demasiado el tiempo con cada uno metido en su mundo. MinHo no se quitaba el auricular por nada en el mundo, lo que daba el golpe de la vergüenza por lo devoto a la estupidez, al mismo tiempo que era compensado por su fantástica habilidad de baile y no perder el ritmo con las coreografías propuestas hacia el Real King.
MinHo presentó diversas propuestas, trasladados hacia el espacio que en un inicio fue del Real King. El suelo pulido que el padre de JiSung colocó era aprovechado al máximo, pero el lugar se seguía sintiendo ajeno; podían ser las paredes blancas o los textos educativos e informativos del White Tiger lo que les quitaba la identidad.
Sin embargo, cuando la música sonaba, el espacio se reclamaba. O era por al convivencia o costumbre que MinHo notó que el White Tiger no reclamaba sobre el ruido, además de que el resto del Real King lucía bastante serio con las decisiones que MinHo tomaba ante las posibles coreografías.
El tiempo terminó por pasar rápido en aquel vacío. El único con el cable a tierra afirmado era JiSung, quien, tras terminar su libro, miró alrededor del club.
—¿En serio nadie se ha dado cuenta?
Ghost de Justin Bieber sonaba en el auricular inalámbrico, que contradecía a Fireball de Pitbull en el pequeño parlante de Chaeryeong como propuesta coreográfica. Fue su voz más alta que lo normal lo que generó que todos le dirigieran la mirada. Inclusive Chan, quien tan silencioso en una esquina se encontraba.
—¿De qué? —preguntó Lia, mientras consumía de las vitaminas que Yuna le ofrecía.
Entonces, MinHo se dio cuenta. Llegaron cerca de las cuatro al club, y ahora ya estaba oscureciendo.
—Nos dejaron encerrados —JiSung apuntó hacia la puerta—. No nos dejarán ir hasta que hayamos hecho la actividad.
De Justin Bieber pasó hacia baladas coreanas como lo era los soundtracks de doramas que MinHo tenía desde el fondo de su cabeza y no recordaba de haber sido tan fanático de ellas, como Sweet & Sour de Lovelyz. Para MinHo, era divertido observar cómo JiSung tomaba una posición de liderazgo y seriedad cuando la canción daba un romance demasiado dedicado a la acción.
El que se levantó fue ChangBin, quien, como el buen líder que era, rectificó la información que JiSung mencionó.
Solo sacudió la puerta antes de gritar.
—¡Estamos encerrados!
Comprobaron con la puerta de ingreso en Real King, para encontrarla igualmente trancada. Las ventanas que daban hacia los pasillos estaban cerradas, y aunque las murallas fuesen de papel, ninguno pareció atreverse a hacer algo más que alegar en voz alta del encierro.
—¡¿Eh...?! —RyuJin soltó—. ¡¿Encerrados?! ¡¿No es ilegal?!
—¿Qué clase de psicótica trajiste para que nos entrenara? —JeongIn le preguntó a Chan.
Chan, sin mutarse, se encogió de hombros. —Una buena.
Fue del caos dentro del club que hizo que MinHo mirase a JiSung, tal vez en la espera de que, con su cabeza brillante, pudiese coordinar algún plan para escapar de ahí. No obstante, JiSung le correspondió la mirada, y MinHo no pudo sentirse más idiota por esperar algo de él que, como era de esperarse, le hizo entrar en pánico.
Así que hizo lo más razonable para huir de ahí.
Saltar por la ventana.
Caminó hacia los ventanales, donde sus marcos estaban construidos para guardar los costosos libros que donaron al White Tiger. MinHo abrió un ventanal, bajo la mirada de todos, y comenzó a plantearse si es que una caída desde el tercer piso dolería mucho, porque el cemento del patio de la escuela podía ser de tan buena calidad que ni reventaría con el cuerpo de MinHo estrellado ahí.
Pero prefería ser un insecto aplastado a que volver a considerar algo de JiSung.
—¿Saltarás de verdad? —le preguntó Yeji.
—¡Haz una voltereta! —pidió Felix.
—Si cierro los ojos, seré una pluma —murmuró MinHo—, solo debo-
—¡Oigan!
De la fuerte voz de un megáfono, a metros de donde MinHo fijaba su caída, Sharon les llamaba con el profesor Kim a un lado de ella, con una gran cantidad de bolsas plásticas.
—¡No pensarás en tirarte! ¡¿O sí?! —preguntó Sharon.
—¡Les traje pollo frito! —el profesor Kim alzó las pesadas bolsas—. ¡Y papas con queso para HyunJin! ¡Y dos ensaladas para Yuna y Lia!
MinHo, sin saber qué contestar, se giró para ver al resto del grupo. Ellos lucían igual de desconcertados, por lo que tomó el liderazgo de la situación.
—¡¿Por qué nos tienen encerrados?! —gritó MinHo—. ¡Es ilegal!
—¡Tengo sesión de estudio chino en media hora más! —JeongIn también gritó por la ventana.
—¡Y yo un torneo de League of Legends! —acotó Felix, enfurecido.
—¡Miren, malcriados! —rugió Sharon—. ¡Esto se llama proximidad forzada! ¡Si no son capaces de saber el color favorito, marca de toalla sanitaria o el supositorio favorito del otro, los dejaré encerrados todo el fin de semana! ¡Escucharon!
Yuna empujó a Felix para gritar de vuelta. —¡Llamaré a mi padre si haces eso!
Sharon solo movió su cuerpo con falsos escalofríos.
—No me pagan lo suficiente para esto —murmuró el profesor Kim, cansado.
—A ninguno nos paga lo suficiente —concordó Sharon, con el megáfono apagado.
—Pensé que la señora Bang veía tu sueldo.
—Lo hace, y tiene varios ceros. No lo suficiente como para vivir como quiero.
—¿Qué están haciendo?
—¡Ah! —saltaron los dos cuando el profesor Hwei apareció junto a ellos.
El profesor Hwei, al notar a los alumnos gritar desde el club, abrió la boca con indignación. —¿Encerraron a los estudiantes?
—Es por una causa educativa —aclaró el profesor Kim.
—Manejo de grupo —secundó Sharon.
—¡Se van a pasar del toque de queda! —reclamó el profesor Hwei—. ¡Y la directora no va a aceptar que-
—Hwei —cortó el profesor Kim—. Vamos, ¿crees que le interesa esto? Conociéndola, prefiere tener a todos ellos encerrados en un club a que tenerlos libres de ahí.
—Va a dar una mala imagen a Sevit.
—Sevit ya tiene una mala imagen por sí sola.
En el interior del club, los chicos gritaban exigencias y órdenes hacia Sharon y el profesor Kim, pidiendo dejarlos salir de ahí. Si es que el ambiente podía ser más caótico, era también en colaboración con ellos.
Y MinHo, sinceramente, consideraba lanzarse por la ventana.
JiSung, quien solamente se había quedado parado detrás de todos, se dirigió hacia Chan.
—¿No crees que es pertinente que hagas uso de tu posición para controlar la situación? —preguntó JiSung.
Chan, cansado, decidió cerrar su texto de estudio e ir hacia el grupo de la ventana. Sin mayor cuidado, arrastró a MinHo del cuello de la camiseta, llamando la atención del resto.
—Organiza la actividad para que salgamos todos de acá —ordenó Chan a MinHo—. Ya que te gusta ser el centro de atención.
—«Centro de atención», ¿qué me importa a mí todo esto? —preguntó MinHo—. Organiza tú, que tienes un currículum que decorar.
Chan respiró hondo, furioso. Su mirada de reojo se dirigió hacia Yeji quien, al igual que el resto del grupo, esperaban a que algo hicieran. Exhaló sus sentimientos y asintió.
—Entonces, haremos esto rápido. ¡Todos! —Chan les gritó al grupo—. ¡Siéntense en un círculo, por el amor de dios!
Incluso MinHo hizo caso enseguida, ubicándose entre Yeji y HyunJin. La separación continuaba en un lado el Real King y en el otro el White Tiger, por lo que la vista de tener a JiSung en frente de él continuó anudándole el estómago, con una preponderancia emocional más fuerte dirigida hacia él a que su molestia hacia Chan.
Sumado a eso, las canciones infantiles continuaban reproduciéndose. ¿Cómo pasaban de Lovelyz a High School Musical? Bueno, al menos eran canciones que le gustaban a MinHo...
Chan repasó en su cabeza actividades de autoconocimiento, las cuales aprendió durante su campamento a los trece años para trabajar las habilidades blandas. Ese campamento había sido de infierno, pero esperaba que el resto del equipo trabajara lo suficiente como para desestresarse.
—Será sencillo, esto no solo ayudará a conocer al otro, sino que ayudará a no hablar con el otro. Comenzarán la premisa con "Alguien de acá..." y lo rellenarán. Cada quien se sienta identificado, alzará también su mano. ¿Fácil? ¿Entendible? Fantástico. Comienzo yo. "Alguien de acá estudia en Se-
—¡Aburrido! —le gritó Felix—. ¡Haz algo más divertido, entonces!
—¿Para ti qué sería, imbécil?
—"Alguien de acá se ha fugado de Sevit".
No fue de asombro que el Real King alzara su mano, sin embargo, cuando Lia alzó la suya. Yuna con JeongIn jadearon a su lado.
—Ay, por favor, fue cuando nos colocaron las sanciones por culpa del imbécil de allá —apuntó a MinHo—. Tenía una sesión de ballet que no podía dejar pasar.
—¡Oh, qué divertido! —notó HyunJin, emocionado—. ¡Alguien de acá hace manualidades!
Él alzó su mano con orgullo, solo para ser secundado por un hastiado y cansado SeungMin.
—¿Qué? —Felix se burló—. ¿Pulseras de mostacilla y esas cosas?
—Bufandas. —SeungMin abrió su mochila y sacó un rollo de lana—. Lo recomendó la profesora de artes para canalizar la rabia, pero puede servir para ahorcarte.
—Uy, inténtalo.
JiSung tuvo que atajar a SeungMin antes de que se levantara.
—Alguien de acá ha ido a un concierto de k-pop —optó Yuna, sin emoción.
Con orgullo, RyuJin y Chaeryeong alzaron la mano. Yuna las quedó mirando, y siguió.
—Y alguien de acá siguieron al grupo de k-pop hacia el hotel donde residían.
—¡Fue la mejor experiencia del mundo! —dijo RyuJin, sin vergüenza—. Okey, storytime: con Chae fuimos el año pasado al concierto de TXT, uno que realizaron en Busan porque Chae es de Busan, y encontramos el hotel que se alojaban, así que las dos ingresamos por el estacionamiento- ¡y los vimos en la recepción! Quisimos hacernos las interesantes y las que no los conocían, así que esperamos detrás de ellos y escuchamos el número de su habitación. Cuando se fueron y fue nuestro turno para hablar con la recepcionista, le dije que mi padre había hecho una reservación justo para ese dormitorio, y la recepcionista dijo que no había ninguno- y con Chae justo habíamos visto en el estacionamiento a una mujer con el unifrome del hotel, así que dijimos su nombre y que inclusive nos saludó cuando se fue por el cambio de turno- ¡Y Choi SooBin escuchó la conversación! Le dijo al mánager sobre lo que pasaba para que lo arreglaba y- yo me rehusaba a dar el nombre de mi padre, solo insistía de que él había confirmado el pedido en la mañana. Entonces, el mánager ofreció el cambio de habitación nuestro, pero yo reclamé diciendo que no pagaríamos la diferencia por un sobrecupo realizado.
—Y estuvimos a punto de lograr tener una habitación de hotel completamente gratis si no fuera porque Choi SooBin vio la carcasa de mi celular donde llevaba una photocard de él. —Como forma de evidencia, Chaeryeong mostró su celular al grupo—. Enseguida creyeron que éramos unas acosadoras-
—Sí lo eran —interrumpió ChangBin.
—Así que trajeron a los guardias para sacarnos de ahí. No aguantamos el pánico así que escapamos. Nos persiguieron a través de las cámaras de seguridad y quedamos atrapadas en el tejado. ¡Fue genial!
—Terminaron en urgencias por hipotermia —recordó HyunJin.
—¡Y valió la pena! —concordaron las dos.
Yuna colocó sus ojos en blanco. —Son patéticas.
—Alguien de acá lloró por una calificación —jugueteó Felix.
MinHo no consideró aquel un tema sensible, por lo que alzó su mano junto a Yeji con orgullo. No obstante, de la sorpresa, el White Tiger mantuvo las manos bajas.
—No me compraré el cuento de que no han llorado —les dijo Felix—. Sacrifican tanto que es probable que tengan baja tolerancia a la frustración.
—Al contrario —Yuna jugó con los cordones de sus zapatillas—. Uno se esfuerza para estar en la cima. Uno solo se frustra cuando no alcanza lo que quiere.
—Entonces, reformulo: he llorado por no haber cumplido lo que he querido.
De nuevo, MinHo y Yeji alzaron la mano. HyunJin secundó.
—Lloré el año pasado, cuando no ganamos en el Dance Revolution.
—¿Y contamos anécdotas traumáticas, ahora? —preguntó Yuna, de nuevo.
Lia alzó su mano. MinHo notó cómo el White Tiger le daba miradas de reojo.
—Yo lloré porque debí desistir en la producción musical de ballet de este año- desistir del protagónico —aclaró Lia con soberbia—. Seré bailarina de apoyo, pero es el primero que no protagonizo desde los doce años.
—¡Yo he llorado! —JeongIn alzó su mano, orgulloso—. ¡Once años tenía! ¡El cura no me consideró como un leal seguidor para la iglesia, así que le pidió a otro para acompañarlo durante la eucaristía!
—Yo también he llorado —concordó ChangBin—, cuando-
—¿Cuando me rompiste el corazón, terminando conmigo por ser demasiado tonta? —interrumpió Chaeryeong.
—No. Lloré con el discurso de Yoon SukYeol cuando asumió el mandato presidencial —ChangBin se colocó una mano en el pecho—. Nunca escuché a un hombre ser tan inspirador.
—Entonces —Chaeryeong alzó su mano—. ¡Alguien de acá terminó con su fantástica novia, a inicio de ciclo, por considerarla demasiado tonta!
—Al tipo que estafé por una skin de League of Legends pensó que era demasiado tonta —contó Felix, mientras alzaba la mano—. En especial cuando se enteró que yo no era una chica.
—Ay, por favor —ChangBin obvió por completo la historia d Felix para fijarse en Chaeryeong—. ¿Cuándo lo vas a superar? Fue a inicio de año.
—¡Alguien de aquí solo demora tres minutos en la cama!
—¡Oye! ¡Tres minutos es demasiado tiempo!
—¿Hablaremos de sexo? —preguntó HyunJin—, porque- no he tenido mucho.
—No has tenido nada, virgen —le dijo RyuJin.
—¿Por qué creyeron que esto sería una buena idea? —preguntó MinHo a Yeji, mientras el resto del grupo se volvía a sumir en una nueva discusión.
Yeji le miró, igual de aburrida. —No tengo idea. Me gustaría hacer algo para avivar el caos.
—«Avivar el caos», ¿tienes algo?
—Ajá, aunque es un poco sucio.
—«Un poco sucio», dispara, hermana.
Yeji alzó la mano. Chan, quien medaba la actividad, colocó los ojos en blanco. —No tienes por qué pedir la palabra.
—Es que se me ocurrió algo un poco subido de tono —confesó ella.
—Da igual. Dilo, si quieres.
—Alguien de acá se masturbó en los camerinos de hombres.
MinHo soltó un grito esporádico, a la par que el grupo lanzaba un fuerte jadeo de sorpresa. Vaya, inclusive JiSung prestó atención a la actividad ante al acotación de Yeji quien, en su encanto, lucía igual de tranquila.
—¿Cómo dices eso? —JeongIn preguntó—. ¿Acaso hay que tener conversaciones de índole sexual? ¡Eso es privado!
—¡Y loco! —Felix se asomó—. Suelta la sopa, amiga, ¿quién fue?
—JeongIn tiene razón, la sexualidad es privada- y soltar algo como la «masturbación» sin el consentimiento de la persona es ir demasiado lejos —dijo Yuna—. Deberías de estar avergonzada, Yeji.
—¿No lo hice yo, cierto? —preguntó HyunJin a Yeji.
—¿Masturbarte en los camerinos? —MinHo rio—. Hombre, ¿quién te crees que eres? ¿Exhibicionista? ¿Actor porno?
—Te gustaría verme en una porno.
—¡Dejen de hablar de eso, por favor! —pidió JeongIn—. Es de mal gusto.
—Y la virgen llora cuando hablan de sexo —bromeó Felix.
—Cambien el tema, por favor —pidió Chan—. Lo ideal es hacer lo más cómodo y rápido posible.
—Eso dijo tu madre conmigo anoche —burló MinHo, y el Real King estalló en risas.
Chan, quien no cambiaba su semblante de serio, a la par que el White Tiger lucía más consternado de las burlas, quiso agregar.
—Alguien de aquí es virgen.
Todas las risas se acabaron.
Fue JiSung quien tomó la palabra.
—¿En serio tomarán eso como una mala señal? Por favor, no porque estemos todos encerrado en un internado significa que por obligación debes tener sexo. Solo debes de estar preparado para hacerlo —dijo JiSung—. Si crees que a esta edad el sexo lo es todo, necesitas madurar más.
—Silencio, virgen —atacó Chaeryeong.
—Si nos guiamos por las probabilidades dentro de este club, hay predominancia en un ámbito normal —dijo JiSung—. Solo de tres a cuatro integrantes han tenido relaciones sexuales. El resto es virgen.
—No, no. Yo soy virgen. Lo decidí el día en que ese imbécil testarudo mononeuronal seudo político me terminó —aclaró Chaeryeong—. Reconstruí mi feminidad y me consolé conmigo misma. Solo tomaré encuentros sexuales que si contribuyan a mi persona- y que duren más de tres minutos.
—¡Que tres minutos es demasiado! —se defendió ChangBin—. ¿O has embestido mejor que yo por más tiempo?
—Mi versión masculina lo hace. Y tengo el pene más grande.
—¿Y quiénes son los otros dos? —preguntó Lia a JiSung.
—Bueno, estoy tomando el acto sexual per se, nada de sobajeo —aclaró JiSung—. La otra persona sería-
—Yo —RyuJin se enderezó, orgullosa—. Uno sucumbe a los deseos.
—¿Les metiste a una de tus chicas el per se o qué? —HyunJin se burló de RyuJin.
Ella lo miró un momento antes de jalarle el cabello.
—¡Alto, alto, alto! —Yuna, quien lucía más emocionada de repente, interrumpió—. La cuarta persona debe de ser alguien con energía sexual, imponente y fuerte. Alguien que lo quiere todo, alguien que...
Las miradas del grupo se fueron hacia Bang Chan. Incluso MinHo se sorprendió, tapando su boca. «Por supuesto que tiene sentido, alguien como Bang Chan...»
—¿Qué lo miran a él? —interrumpió JiSung—. Hablaba de SeungMin. Él tuvo novia.
—Ah...—soltó el resto del grupo, decepcionado.
—Claro, tiene sentido.
—Por supuesto.
—Aquí no son muy inteligentes... —murmuró SeungMin, centrando su rabia en el tejido con palillos de la bufanda roja.
No obstante, MinHo no quiso dejar ir a Chan.
—¿Eres virgen? —preguntó MinHo—. ¿Tú? ¿Virgen? ¿No me dijiste que tuviste un romance este verano?
—¿Tomas en serio todo lo que te dije alguna vez? —contestó Chan, aburrido.
—«Todo lo que te dije alguna vez», disculpa por ser alguien coherente y asumir que en una amistad se cuentan cosas de verdad.
—Nunca fuimos amigos.
—«Nunca fuimos-
—No, esperen —Yuna interrumpió. Mientras más se adentraba a desenredar la conversación, más se emocionaba. Ella se inclinó hacia adelante para ver a JiSung y a SeungMin—. ¿Novia? ¿Él tuvo novia?
—En primer año —contó Lia—. En segundo se fue de intercambio. Duraron cerca del año.
—¿Tú cómo sabes eso? —preguntó SeungMin, sin despegar al vista de su tejido.
—Hemos sido amigos desde primer año, también. ¿Qué te extraña?
—¿Amigos?
Lia lució bastante ofendida, solo que no fue del interés de Yuna.
—¿Con Lee SooJin? —preguntó ella—. Ella ahora está en Estados Unidos, colaborando en una investigación.
—Lo sé, fui el exnovio.
—Pero yo siempre pensé que salía con JiSung.
El corazón de MinHo dio un vuelco tan grande que olvidó la discusión parcial con Chan para concentrarse en aquello.
¿Novia? ¿JiSung con novia? A MinHo ni siquiera se la había pasado por la cabeza que él gustase de alguien en ese instante- ¡Y no es como si le interesara! ¡Claro que no le importa! ¡¿Por qué le importaría?!
«Porque si ahora es tu seudo y entre comillas "amigo", deberías de saber si es que está en pareja o si mínimo gusta de alguien —se justificó MinHo—. Así que, todo bien, todo tranquilo. Nada que me interese».
Pero, ¿cómo no interesarle? Si no fuera por la salida del lunes, MinHo ni siquiera creería que JiSung tenía más emociones hasta en ese momento porque, en el vuelco de su estómago, notó cómo es que JiSung se sonrojaba por completo- al mismo tiempo que SeungMin, también por primera vez, lanzaba una burlesca carcajada.
—Ay, qué incómodo... —murmuró SeungMin.
—¿Cómo dices eso? —le preguntó JiSung a Yuna, totalmente abochornado—. Era la novia de mi amigo. No tienes por qué malinterpretar las cosas.
—¡Ay, perdóóón! —Aunque Yuna no lucía para nada rencorosa—. Es solo que, no sé, cada que los veía ustedes don lucían lindos juntos. Es esa cercanía que incluso te da vergüenza mirar. Se lo dije a JeongIn en su momento, también.
—Como no me importaban, no le di importancia —soltó él.
MinHo lo pensó, avergonzado. Fue Yeji la que lo dijo en voz alta:
—A JiSung le gustó Lee SooJin.
Vaya. Escuchar la palabra «gustar» junto con el nombre de JiSung se sintió raro en el interior de MinHo. Tal vez era la forma en la que ambas no eran ideas que cohesionaban, o que el amor era un significativo raro para alguien quien siempre lució tan lógico. No fue hace mucho en la que JiSung peleaba con MinHo por ser muy emocional y llevado a sus ideas, para solo caer en el mismo juego impulsivo de gustarle la pareja de su mejor amigo.
Y, de nuevo, vaya. En especial porque lo raro era apuntado a lo disgusto.
JiSung estaba sonrojado, sin perder la cordura pero tampoco manteniendo su personalidad. SeungMin reía a su lado, mayor contento de lo que MinHo alguna vez lo vio, tan peculiar era el ambiente que inclusive desestabilizó el orden natural de las cosas; el grupo gritó, e inclusive Chan alzó sus cejas de la impresión.
—Esto no es tema de conversación para ustedes —se apresuró a decir JiSung entre las burlas.
—Acabaste de hacer un discurso metódico sobre las relaciones sexuales- tenemos el derecho de burlarnos —le dijo RyuJin.
—¡Y es tan raro! —concordó Chaeryeong, con la cara tapada.
—¿Y estuviste con ella? —ChangBin le preguntó a JiSung—. ¿Le pusieron los cachos?
—Cuando Dios creó al hombre y a la mujer, fue uno para cada uno, JiSung —JeongIn lo vio con suma decepción—. No tuviste que meterte en medio. Ser el cacho es pecado.
—¡Nunca fui el cacho!
—Esas son amistades de verdad —alentó HyunJin, y palmeó la espalda de RyuJin—. Por eso, deberías de aprender y compartirme de tu ganado.
—Jamás, Hwang HyunJin, porque nosotros no tenemos el mismo tipo que ellos —apuntó RyuJin con burla a JiSung y SeungMin.
—¿Y nunca se pelearon por ella? —preguntó Lia—. ¿Cómo fue? ¿Quién lo dijo primero? ¿Se traicionaron o qué?
—Yo no voy a hablar de eso —dijo JiSung, apresurado—. No hablaré-
—Conocimos a Lee SooJin en la escuela media, llegó al último año de tercer año- antes de ingresar a Sevit —contó SeungMin, finalmente. JiSung lo miró, ofendido—. Los dos estábamos enamorados de ella. Y Lee SooJin-
—¡Ahhh...! —El resto terminó por chillar.
Y MinHo quería chillar también, pero le era un poco incómodo que su sonrisa fuese tan forzada y que no pudiese encontrar la gracia de la burla. Solo reía por cortesía, porque mientras JiSung golpeaba a SeungMin por haberlo delatado, en el auricular sonaba Everytime de Britney Spears.
—¡Ay! —chilló HyunJin—. ¡Alguien de aquí le rompieron el corazón!
—¡Buuu...! —Apuntaron a JiSung.
Él, totalmente avergonzado, se terminó por tapar el rostro. No soportaba la pena hacia él mismo.
SeungMin, como buena forma de consuelo, palmeó la espalda de JiSung antes de hablar:
—Alguien de acá orinó la cama en su primera noche de segundo año en Sevit.
La risa de HyunJin se apagó.
—¡Dijiste que nunca lo sacarías en cara! —bramó, enojado.
—Me importa una mierda, HyunJin.
—¿Mojaste la cama? —RyuJin abrazó a HyunJin por los hombros, y lo arrulló—. Ay, pobre bebé. ¿Te dio mucho miedo estar fuera de casa?
—Alguien de aquí se depiló el vello púbico con navaja, se le infectó y tuvo que ir de urgencia para que la vacunaran contra el tétano.
RyuJin se tapó la boca, colorada. El resto ni siquiera alcanzó a reír cuando HyunJin agregó con lentitud:
—Y el profesor Kim tuvo que acompañarla.
Las carcajadas se hicieron más fuertes, en especial por parte del White Tiger. RyuJin, enfurecida, apuntó a Lia.
—Alguien de aquí iba a tener relaciones sexuales per se en una sala de estudio, pero se desmayó de la anemia.
Lia dejó de reírse, desconcertada. —Esa no fui yo.
—¡Ay! —Yuna graznó, avergonzada—. ¡¿Cómo te enteraste de eso?!
—¡¿Tú?! —MinHo le preguntó—. ¡Pero si eres una niña!
—Bueno, alguien de aquí se hizo viral en su momento por YouTube por intentar hacer un paso de breakdance y pateó a una niña de seis años en la cara.
—¡En mi defensa! —Felix aclaró—. ¡La mocosa se lo merecía!
—¡Es una patada, hombre! —le dijo Chaeryeong—. ¡¿Cómo le pateas la cara?!
—¡Era muy descortés!
—Alguien de acá se masturbó en los camerinos de hombres —repitió Yeji.
—Eso ya lo dijiste. Cambia el tema —le dijo ChangBin.
—Alguien de acá fue arrestado usando un corpóreo...
Era obvia la respuesta. Aun así, esperaron a que Yeji continuara con la oración antes de que MinHo quisiera enterrarse vivo.
—... Por perturbar a la paz tras hacer un baile y karaoke con Careless Whisper de George Michael...
—Jamás- y quiero aclarar que jamás sentiré vergüenza por eso —dijo MinHo, con su mano en el pecho—. Además-
—... Y se hizo viral —terminó Yeji.
—¡¿Tú eras el oso con delantal de ese restaurante?! —le gritó JeongIn.
—¿Por qué no me has hablado de eso? —JiSung le preguntó, con descaro.
«¿Y por qué no me contaste que estabas enamorado de una chica? Ah, ¿qué te importa, MinHo? ¿Y qué te importa, JiSung? ¡¿Qué te importa, JiSung?! ¡¿QUÉ TE IMPORTA?!»
Y, claro que MinHo no contaba eso. Su segundo año de escuela fue lo más irónico como icónico, entre su evento en el Dance Revolution, su evolución como miembro en el Real King, y el pasar desapercibido en Sevit, había sido casi un alter ego aquel video que se hizo viral un momento en el que la seguridad ciudadana del barrio de MinHo lo estaban subiendo a un retén mientras que cantaba a todo pulmón, con micrófono en mano, el puente de Careless Whisper solo para promocionar el restaurante de su mamá.
Luego de haber revisado el video de la detención, MinHo se rehusó en contar la historia. Yeji solo lucía bastante contenta por la complicidad, y porque la única persona capaz de poder soltar algo vergonzoso de ella era él. Pero MinHo quería demostrar que era mejor persona.
Aunque las risas de JiSung le daban demasiado enojo. El resto reía, claro, parte de la diversión. Pero, ¿con JiSung? ¿Qué derecho tenía él de reírse?
—Bien. —Chan terminó por cortar el ambiente, igualmente serio, deseando en cualquier parte estar salvo ahí. Comprobó la hora en su celular y notó que eran pasada de las nueve de la noche—. ¿Terminamos? ¿Exigimos salir de acá?
—Por favor —Yuna se levantó del suelo—. Si no alcancé a mi clase de chino, al menos alcanzo el repaso de medianoche.
—¿No quieren comer algo? —ofreció Lia.
—Los examenes son el lunes, ¿cómo piensas en comida?
Chan le marcó al profesor Kim para que les abrieran la puerta, lo que hizo que llegara cerca de diez minutos después, aun con las bolsas pesadas de plástico, y con Sharon.
—So? —Sharon lucía orgullosa—. ¿Lograron forjar unión de grupo?
—JiSung y SeungMin gustaron de la misma chica, Chaeryeong con RyuJin son acosadoras. MinHo y Felix se hicieron virales en internet. HyunJin se orinó en la cama, y alguien se masturbó en los camerinos —resumió Chan.
—¿Quién se masturbó?
—¡Eso no se pregunta! —el profesor Kim atajó, consternado.
—Fueron cuatro —informó Yeji.
—¡Ya! —El profesor Kim alzó las bolsas—. ¡Les traje la cena!
—Lo siento —Yuna se cruzó su mochila—. Tengo que estudiar.
—Nosotros igual —informó ChangBin junto a JeongIn, y salieron con Yuna del club.
Chan ni siquiera se despidió. SeungMin guardó su tejido en la mochila mientras que JiSung lucía vacilante en qué hacer.
—¿Nos vamos? —le preguntó SeungMin.
—Eh... claro —JiSung revisó la hora en su celular—. Aunque es tarde. Me iba a casa durante estos días.
Escuchar eso hizo que MinHo sintiera el nudo mucho más fuerte. Como si el amarre lo hubiesen hecho con enojo, apretándolo se forma brusca, solo para también deshacerse con suma sencilles. ¿Qué era esa ambivalencia?
—MinHo —JiSung le llamó—. ¿Me regresas el auricular?
MinHo se lo lanzó a la cabeza.
Solo el Real King con los maestros quedaron en el club, revisando las bolsas y compartiendo la comida entre ellos. Era pollo frito, y HyunJin tenía un pote de papas con queso solo para él. Pudo haber sido un buen retaso de convivencia si no fuera porque, desde la puerta, Lia los veía.
Aunque a MinHo no le agradaba, le llamó la atención.
—¿Quieres cenar? —ofreció.
—¿Y comer todas esas porquerías que te arruinan la cara? —contestó ella, reacia.
—«Arruinan la cara». Ajá, claro.
Lia lo pensó un instante, para enseguida dejar su mochila en el suelo y acercar un plato de plástico lleno de ensalada. MinHo y Yeji comían pollo con miel junto con guantes, mientras que el resto del Real King se metía en conversaciones respecto a la presentación del Dance Revolution.
—¿Es una competencia? —preguntó Sharon al equipo.
—El Real King participa, religiosamente, cada año —explicó RyuJin—. HyunJin y MinHo se metieron a Sevit por eso.
Sharon, con total incredulidad, les dirigió la mirada a ellos dos.
—¿Eeehhh...? —volvió a abrir un ojo más que el otro—. ¿Ingresaron por un club de baile?
—«Por un club de baile» ajá —MinHo mascó el pollo frito—. El Real King era un buen club.
—Yo los vi en una presentación de una plaza cerca de mi casa —contó HyunJin—. Estaban juntando fondos para una competencia en Japón, hace cuatro años atrás. Eran geniales, y quise participar. Me dijeron que estaba muy pequeño para entrar, y que solo se permitían a alumnos de Sevit. No supe en lo que me metía hasta que tuve que ver con el trabajador social de mi escuela media qué becas podía optar.
—A pesar de que Sevit sea una escuela bastante exclusiva y privada, tiene un programa de becas muy amplio para aquellos alumnos de bajos recursos que desean ingresar —explicó el profesor Kim a Sharon—, porque, aunque no se note, en Sevit la educación se-
—«En Sevit, la educación se» lucra de todas formas —interrumpió MinHo—. No pagaremos mensualidad, pero pagamos matrícula. Dependiendo de la beca depende también tu renovación de ella. Cuando yo ingresé, me comprometí a hacer formalmente, una vez al año, un examen general para poder tener continuidad con la beca, a la par que mi madre paga la ridícula matrícula en once cuotas.
—Es porque no hay un ingreso estatal —continuó el profesor Kim—. Como es una institución no solo importante, pero privada, es que sucede lo que pasó con TvN.
—¿Tener a la tele pegada a nuestras narices? —consultó Chaeryeong.
—Tener un amplio sistema de investigación adentro. Es muy común que sucedan irregularidades que se salen del marco de lo legal, y que se genere negligencias de comportamiento por fenómenos de corrupción o coerción —el profesor Kim hizo un ademán con sus manos alrededor del club—. ¿Qué opinan ustedes? ¿Creen que esto debería o no ser regulado?
—Bueno, si el estado no produce estas escuelas, supongo que está bien que lo haga la gente con dinero —opinó Felix—, pero las irregularidades son una mierda.
—«Las irregularidades son una mierda». Es que no está bien —le criticó MinHo—. Dejar que solo privados trabajen acá es dejar que hagan lo que quieren. Por eso la madre de Christopher nos tiene con las manos y bolas atrapadas acá. Por eso tenemos a TvN acá. Por eso tenemos al subsecretario del Ministerio de Educación metido acá. JiSung dijo que lo que la madre de Christopher hizo es ilegal, y yo estuve en esa reunión de inversionistas. No les importamos.
—Claro que les importamos —discutió Lia, tomando la conversación por primera vez.
—«Claro que les importamos» y una mierda. Tú le importas a ellos porque tus padres financiarán la construcción de los techos o qué se yo. Pero yo no pago más allá de una matrícula dividida en once cuotas. Estuve ahí y, si pudieran, me habrían expulsado en el instante en que di un paso adentro.
—Tampoco tuviste que haber entrado, sinceramente... —consideró HyunJin.
—«Sinceramente, sinceramente». Para ellos, para tu familia —apuntó a Lia—, y para el resto de los inversionistas- e inclusive para los alumnos, la escuela es un domicilio de paso. Esto es transitable, porque ingresar a una escuela exclusiva ayuda a sus currículums escolares, por eso hay tantas actividades y flexibilidad para créditos extras. Para ellos, esta es la parte fácil. Para personas como yo, lo es todo. No entraré ni a al Ivy League o a la Sky League, pero a lo mejor me tomarán en cuenta para una escuela técnica o un trabajo mediocre del que no necesite título universitario. La educación escolar, para la gente como yo, lo es todo.
—No lo sería si le echaras más ganas —discutió Lia.
Antes de que MinHo bramara la rabia de esas palabras, el profesor Kim interrumpió con suma calma.
—Hay veces que las ganas no son suficientes. Todos nos construimos en base a nuestro contexto cuando hay cosas que, por defecto, te benefician por tu contexto —enfatizó el profesor Kim—. Apelar al esfuerzo es injusto. Claro, no invalida que algunos puedan y otros no, pero sigue siendo injusto.
—«Sigue siendo injusto» como yo —retomó MinHo—. Me consideran intelectualmente discapacitado por no poder leer y entender.
—No es porque no sepas leer o entiendas lo que leas- hay otros medios de evaluaciones en los que te va bien —aseguró el profesor Kim a él.
—«En los que te va bien». Pero a quién le importa las otras evaluaciones si soy tonto como ostra.
—No eres tonto —le dijo Yeji—. Eres inteligente.
—«Eres inteligente». Soy tonto —insistió MinHo—. Es difícil comprenderlo porque no están en mi cabeza, ni ven las cosas que me dificultan, ni que puedo leer una oración sin trabarme. O decir una oración sin repetir todo.
—Bueno, si tú dices si es que las calificaicones no importan, ¿qué relevancia tiene que seas tonto? —increpó Lia, irritada—. Debes estar agradecido de que estás en esta escuela con suma tranquilidad, mientras que el resto se mata estudiando.
—«Se mata estudiando» son decisiones que tomas.
—No son decisiones que tomo. ¿O crees que algún de acá quiere, voluntariamente, leer hasta desmayarse? Eres un ignorante —moduló ella con elegancia, y dejó su ensalada en el suelo para colocarse recta—. Vives en una burbuja de simpatía y acompañamiento. Claro que da igual que seas tonto como ostra, si es que tienes a una amiguita diciéndote lo contrario. ¡¿Sabes lo valioso que es tener eso?!
—«¿Lo valioso que es tener eso?» ¿Qué cosa? —MinHo apuntó a Yeji—. ¿A una amiguita?
De la frustración, Yeji movió sus manos.
—¡Eres tonto como ostra!
—«Eres tonto como ostra» —coincidió MinHo.
—¡Te puedes dar el lujo de ser tonto! ¡En esta escuela, cargada de lujos que pronuncias tú, eres quien más lo abusa! ¡Estás becado, lo que significa que nosotros pagamos tu techo, tu comida, te damos tu cama y el suelo donde caminas! ¡Mierda! ¡Inclusive te cambiaron el suelo de tu lado del club!
—«De tu lado- de tu lado del club» —MinHo repitió, nervioso—. Claro, y eso fue porque hice un favor.
—¡¿Y eso no te hace pensar?! —Lia lucía asombrada—. ¡Solo porque hiciste algo amable fue que te cambiaron el suelo! ¡Tú eres el que vive en una burbuja porque estás rodeado de gente que te sostiene esa burbuja!
—«Te sostiene esa burbuja» Solo porque tengo a gente que le agrado de verdad y no se me acerca por mis apuntes de clases no quiere decir que tengo una burbuja alrededor —discutió MinHo—. Y te lo dije en la enfermería la otra vez, Lia. Critica todo lo que quieras mi estilo de vida, pero en esa ocasión, aun cuando tuviste a un miembro de tu club en la enfermería, él no fue por ti. Fue por mí. Y lo que nos diferencia de ti y de mí es que, Lia, tú estás sola.
La forma en la que el cabello caía sobre la cara de Lia daba una cortina de ira, bastante pesada e insostenible por su respiración enlentecida. El profesor Kim llamó la atención de MinHo por sus duras palabras, pero él las ignoró. Estaba hartado de que hijos de inversionistas se creyeran mejor que él.
Porque no podía considerar privilegio lo que era de su vida diaria. ¿Estar rodeado de gente? ¿Recibir apoyo? ¿Es que la molestia que Lia manifestaba solo era una carencia de su vida real? Porque, si era verdad, entonces la vida de Lia y de todos esos hijos era bastante miserable.
En especial porque, en la cortina de ira de Lia, a través de sus ojos, se pudo notar cómo las lágrimas se acumularon y, de forma estrepitosa, se lanzó al suelo a llorar.
—¡Tienes razón...! —sollozó Lia, extendida en el suelo del club—. ¡Estoy sola...!
Lia sollozaba, berreaba y sorbía sus mocos con demasiado dramatismo, tanto que incomodó al resto del club. Sharon, impresionada, continuaba cenando pollo frito al mismo tiempo que el profesor Kim sacaba un pañuelo del bolsillo y gateaba para estar junto a ella.
—JiSoo... —El profesor Kim le tendió el pañuelo—, vamos, límpiate la cara.
—¡No!
—JiSoo.
—Esto es horrible —RyuJin tenía su boca tapada, impresionada, mientras se escondía detrás de HyunJin para evitar ver la escena—. No quiero mirar. Da demasiada vergüenza.
—A mi me da pena... —lagrimeó HyunJin.
Felix sacó su celular y comenzó a grabar la escena. —"Chica linda llora desconsoladamente". Será un buen clickbait.
—¿Para qué página?
Pero MinHo ni siquiera sabía qué hacer en ese llanto. Lia solamente sollozaba en voz alta, tan alterada sobre su temor de pasar el resto de su vida sola que incluso le apretujó el corazón.
MinHo no podía empatizar del todo con ella, en especial porque ese temor a estar solo nunca se le pasó por la cabeza. Haberse criado con Yeji le hizo asegurarse de que la compañía sería permanente, tan natural como lo era respirar. Sin embargo, con Lia en ese estado, hizo preguntarse si es que aquellos chicos que creyó que eran unos soberbios, no eran más que unos individuos temerosos con interactuar con el resto porque, tal como a MinHo, los habían traicionado.
Lo cual fue triste, sinceramente. Lia lloraba y lloraba, con el profesor Kim sin saber qué hacer para calmarla. No había precio para sus lágrimas hasta que, luego de cinco minutos, se calmó.
—¿Quieres Pepsi? —ofreció RyuJin, finalmente.
Lia, incorporándose, negó. —No tomo nada que no sea dietético.
—Cara con grasa y azúcar en la bebida. Son cosas de la vida, mujer —insistió RyuJin, irritada.
Con lentitud, Lia aceptó la bebida en lata y le dio un trago, lento. Sus ojos estaban hinchados, y el profesor Kim aun sostenía el pañuelo a su lado para que ella se enjuagara el rostro.
—Y pensé que solo Chae lloraba demasiado —comentó Felix, terminando por guardar su celular—. Como cuando ChangBin le terminó.
—¿Se acuerdan de eso? —RyuJin le comentó al grupo—. Fue horrible. Sus lágrimas se mezclaron con sus mocos, y vomitó un poco.
—Que divertido es recordar esos bellos momentos, sinceramente —murmuró Chaeryeong, irritada.
Pero MinHo no despegaba la mirada de Lia, quien solo continuó bebiendo de la coca-cola, sin saber si es que esperaba algo más de esa situación.
(=˘ ³( ,,>ᴗ<,,) ~♡
—¿Ya te vienes?
—Ajá, pero voy solo , Yayo—informó JiSung al teléfono, terminando de ordenar su mochila.
—¿SeungMinnie no? —preguntó su abuelo, y suspiró con decepción—. Quería jugar un poco...
—Lo siento —SeungMin, quien estaba en la cama de JiSung, enfrascado en su texto, contestó—: debía de estudiar. Iré después de los examenes.
—El que estudia, es quien desconfía de sus conocimientos.
—No desconfío de mis conocimientos. Desconfío de los golpes de mi padre.
—Ja, ja —JiSung simuló pistolas con sus dedos antes de quitar el altavoz—. Me voy enseguida.
—Bien, déjame pedirte el auto y...
—Ah- eh... —JiSung no supo por qué, pero el nerviosismo se posó en su cuerpo. Creía que inclusive era una mala idea, porque desde ese instante, nada tenía sentido en su cabeza—. Iré en transporte público.
La otra línea quedó en silencio.
—¿Eh?
—En transporte público. —Inclusive SeungMin le miró—. Puedo tomarlo para llegar, ¿no?
—¿Sabes usarlo?
—Tengo dieciocho, Yayo. Claro que sé usarlo. Nos vemos.
JiSung colgó la llamada, y fue hacia su desordenado escritorio para seleccionar el otro libro infantil para leer durante el viaje. Como HyunJin y Felix continuaban en el club, ellos tenían el dormitorio solos.
SeungMin se recostó más en la cama de JiSung. —¿Por qué tomarás el transporte público?
—Algo de uso deberé de darle a la tarjeta estudiantil, ¿no te parece?
—¿Es por la escapada que te hiciste con MinHo?
—¿Qué? No.
Pero antes de apartarse del escritorio, su mano chocó con su montaña de libros infantiles, el cual se desparramó en el suelo de forma estrepitosa.
—Ay, no... —SeungMin lamentó—. Te gusta MinHo.
—No me gusta MinHo.
—Te va a gustar MinHo —decretó, entristecido—. No..., JiSung.
—Oye, no tienes derecho a juzgarme —JiSung lo apuntó, acusatorio—. Lo que hiciste en el club no estuvo genial. ¿Hablar de mi vida privada frente a ellos? ¿Y sobre SooJin? Debería de estar furioso contigo.
—¿Por qué? ¿Te arruiné el ligue con MinHo?
—¡No!
—Mira —SeungMin se sentó en la cama y, afectivo, tomó la mano de JiSung—, sabes que te apoyo en todo. Te apoyé cuando me dijiste que te gustaba SooJin, de la misma forma en la que me apoyaste cuando comencé mi relación con ella.
Las mejillas de JiSung estaban encendidas, avergonzado.
—¿Y bien? —alentó.
—Te apoyaré también si es que te gusta MinHo, pero con psicoterapia.
JiSung se zafó con fuerza al tiempo que SeungMin se derrumbaba de la risa sobre la cama.
Porque, vamos, no es como si JiSung decidiera irse en transporte público hacia su casa solo porque se escapó con MinHo. Eso sería muy patético de su parte, además de vulnerable.
Y apresurado. Demasiado apresurado. JiSung no gustaba de MinHo.
—¿Seguro que no te quieres ir conmigo? —preguntó JiSung, una vez que terminó de guardar sus dos textos infantiles en su mochila.
SeungMin tomó su texto de estudio, y negó. —Debo repasar.
—Te sentará bien despejarte unos días.
—Cuando terminen los examenes. ¿Ahora? Solo quiero estudiar.
—Vale —JiSung se colocó su mochila—. Sabes donde están mis apuntes, de todas formas.
—En un rato les echaré una hojeada. Gracias.
JiSung revolvió de forma afectiva el cabello café de SeungMin antes de abandonar el dormitorio. Quedó plantado un instante fuera de la puerta, con la proyección en su cabeza, y con la pregunta de SeungMin aludiendo si es que gustaba de MinHo.
«Claro que no me gusta. Me conozco gustando de alguien, y no he estado sintiendo nada parecido a eso», concluyó JiSung.
»Ahora... ¿Cómo demonios me voy a mi casa?»
Demoró alrededor de una hora más de lo que normalmente lo hacía en auto hacia la casa de sus abuelos, ubicado en los campos a las afueras de Seúl. La caminata desde la parada de autobuses hacia su casa sumo alrededor de veinticinco minutos más, a lo que les hizo la compañía musical de su lista de reproducción que, en reflexión, le hizo sentir vergüenza de él mismo.
Sin sentido alguno tenía eso, porque avergonzarse por algo tan banal como lo era el gusto musical no era coherente si es que ya lo había mostrado a una persona que no era su cercana. MinHo conocía su lista de canciones, aun cuando escuchar música juntos daba un indicio de unión.
Y no solo la música. En su trayecto donde los abuelos, su mente repitió, tal como toda la semana, la presentación en el mercado. La forma que MinHo tenía para expresarse, de saludar al resto, de hablar con su madre, de enseñarle sobre otras cosas y de empujarlo hacia un escenario fomentaba el estar vulnerable. Solo horas antes de estar cantando con él, ambos estuvieron ahorcándose en un box del hospital. Era el trayecto confuso lo que, valga la redundancia, confundía.
Sin embargo, sus pensamientos por MinHo se esfumaron cuando, tras llegar a la casa de sus abuelos, divisó una camioneta negra demasiado familiar.
Ni siquiera lo pensó dos veces. Sus pies se dieron de regreso, pero el sensor de movimiento de las luces se activó, evidenciando su llegada. Masculló una grosería antes de acelerar el paso; salvo que, en su escapada, la puerta de la casa lo asustó.
—¿JiSung?
Caminó más rápido, pero su padre se apresuró en abrir la reja del jardín e ir hacia él.
—¡JiSung! —le llamó su padre—. ¡No te vayas!
JiSung frenó de golpe, y se giró para encararlo.
—Entonces, lárgate —ordenó.
Ambos eran parecidos, en la altura y en la cara. Sin embargo, JiSung era mucho más delgado, lo que daba la sensación de altura, sumado con su mentón permanentemente en alto. El cabello de su padre era liso, y JiSung se lo había ondeado. Su padre tenía barba, y JiSung se encargaba de afeitarse todas las mañanas. Su padre usaba cuero, y JiSung usaba lana.
JiSung se esforzaba del todo para no ser como su padre.
—Solo vine a verte —dijo su padre—. Como he estado pasando más días en la escuela-
—Me da igual —JiSung apuntó hacia la casa—. Ellos te han dicho de que estoy bien. La escuela también te lo han dicho. Y ya me ves. Lárgate.
—Hannie-
—Lárgate, y déjame descansar —pidió—. Y no me vuelvas a llamar así.
Empero, el temperamento era parte de la herencia, por lo que el señor Han, terco, negó. —Solo quiero hablar un momento contigo. Supe que tuviste un accidente en la escuela y-
JiSung rodeó a su padre para ir hacia la casa, con las fuertes pisadas de sus pies en el camino de tierra. El señor Han, sin importancia, tomó a JiSung del brazo.
Se libró del movimiento, simple, junto con un grito atascado en su garganta.
—¡Suéltame! —espetó JiSung—. ¡Lárgate! ¡Déjame!
Azotó la reja del jardín al entrar, sin importar si es que la cerró de verdad. Caminó con grandes zancadas hacia el interior de la gran casa, donde la cuidadora de sus abuelos abrió la puerta con rapidez.
—Joven Hanji, ¿qué-
JiSung se sacó sus zapatillas con rapidez y caminó hacia la sala, donde sus abuelos tendían a encontrarse la mayor parte del tiempo. Vacío, con algunos muebles y decoraciones de los viajes que ellos hicieron luego de su jubilación, con las tres tazas de té humeantes sobre la ratonera de vidrio del centro.
Sus abuelos maternos, el señor y la señora Youm, miraban a JiSung con notoria culpa.
—Está bien, cálmate —la señora Youm se acercó hacia él—. Se enteró sobre el accidente. Estaba preocupado.
—Pero no tenía que venir —discutió JiSung, con un tono de voz más agudo de lo normal—. ¿Qué me importa a mí que se preocupe?
JiSung no quería sentirse más alterado, porque no quería darle ese poder. Sin embargo, era el peso fuerte en su corazón el que lo asustaba- de la culpa, del terror, de la furia y de la tristeza. La calma no era su aliada cada que su padre se asomaba para hablarle.
¿Y era difícil comprender eso? Desde su raciocinio, se preguntaba si es que su padre lo odiaba tanto como para empujar esos sentimientos negativos a flor de piel, siendo un medio de rencor y de venganza, o tal vez de castigo. Su padre disfrutaba lastimarlo.
La señora Youm acarició los brazos de JiSung. —Está bien. Él no va a volver, ¿sí? Él no-
—¡No! —JiSung se encontró infantil, y más pequeño—. Siempre me dicen eso, e igual aparece. No porque sea mi padre significa que debe verme. ¡No debería verme!
Su abuelo ya no estaba dentro de la sala. No le importaba si es que estaba con su padre en la calle; con la energía cambiada, el sueño ya le pegaba de forma abrupta.
Una hora más tarde, pasada de la medianoche, JiSung se encontraba en su dormitorio leyendo "El Gran Gigante Bonachón". Era amplio, tanto para tener una pequeña sala de estar donde le acompañaban diversos juegos de mesas y enciclopedias de animales e insectos. Tenía un escritorio hecho a mano, donde se dedicaba a realizar sus reportes de libros pesados que leía de pequeño, junto con la guitarra que su madre le regaló a los diez años.
Las paredes, contrariados con su personalidad, estaban cargadas de póster. A su abuela no le gustaban demasiado, por lo que todos estaban enmarcados; algunas propagandas de sus películas Ghibli estaban ahí, como pancartas autografiadas por sus artistas favoritos como Zico, Akmu o One ok Rock. En el tablero de corcho entre los cuadros destacaba sus más grandes recuerdos, como fotografías con sus abuelos en vacaciones, o las visitas anuales que hacía en verano en Ginebra, Suiza, a su madre. Algunas entradas de eventos de béisbol pasados con los que asistió con SeungMin, y la fotografía de graduación de la escuela media.
Eran sus retratos, sus partes y su convivencia. Poco de lo que no era él se encontraba fuera de su dormitorio, por lo que, la presencia de su padre tras llegar a casa lo había alterado de sobremanera.
Y no había forma de tratarlo. Intentaron con psicoterapia, un psicoanalista famoso con el que trabajó año y medio a los doce años que terminó siendo un fiasco. La señora Youm lo llevó a una limpieza de aura, lo cual no sirvió demasiado y JiSung justificaba el fantasma que lo acompañaba algunas veces que lo adquirió en ese momento. Lo último que hizo, hace dos años atrás, fue revisar su constelación familiar para poder sanar en ella, para solamente decirle a la mujer que lo atendía que era una estafadora y que ningún gato que habla le cambiaría la vida porque los gatos no hablaban.
Así que, en esos detalles, JiSung era lo que conllevaba a tomar la emocionalidad al siguiente nivel: sin preocupaciones, hastiado de la madurez emocional. Él actuaba como aquel adolescente que se albergaba en el corazón para despotricar todo el odio que sentía.
Para qué ser maduro, si estaba en la edad para no serlo. Preocuparse por apariencias era algo que tampoco le interesaba, pero aunque sí admitía que sería vergonzoso hacer la escena que hizo hace un momento frente a más personas, él se podía dar el derecho de poder odiarlo.
Sobre todo porque tenía legalmente prohibido de hablar de ello.
El señor Youm golpeó la puerta, bajo el ritmo de pam-pampampam-pam-pampam que hacía desde que era niño. JiSung bajó de la cama y le abrió, solo para notarlo con una bandeja de ramyeon.
—Y es de res —agregó el señor Youm.
—Gracias. —JiSung tomó la bandeja y se adentró al dormitorio, seguido por su abuelo—. ¿Ya se fue?
—Hace rato —dijo. JiSung ubicó la bandeja sobre la cama para poder cenar, acompañado por su abuelo frente a él—. Era por el accidente de la ventana, sobre todo.
—Sin razones para venir. No morí desangrado.
—Estaba molesto porque se enteró en la nómina de gastos de la escuela- preguntó a Ahn por qué figuraba un vidrio roto, y ella le contó.
—Tan mala para cerrar la boca que es esa mujer. —JiSung revolvió los fideos para reventar el huevo, y suspiró—. Bueno, mejor venir hacia acá a que topármelo en la escuela.
—¿Lo has visto?
—Sí, pero no tanto. La directora Ahn me convocó en una reunión con los inversionistas, pero envié un reemplazo.
—¿Un reemplazo? —su abuelo rio—. ¿Tienes un secretario?
—No, solo un... un tipo con el que nos debemos favores.
—Supe que Sevit estaría siendo investigado por Kim RyooNah, el de TvN, por coerción.
—Ajá. Irán algunas veces a los ensayos de los animadores para verificar que no es un lavado de dinero.
—Me sorprendió cuando tu Yaya dijo que con Minnie se metieron —confesó el abuelo—. Dije- «ah, ¿esos dos? Claro, Minnie puede moverse. Pero, ¿Hannie? No coordina ni para caminar».
—Ya... —Las mejillas de JiSung se sonrojaron—. Lo sé, pero- qué sé yo, es crédito extra.
—No necesitas crédito extra.
—Sevit está con la propaganda de actividades físicas para que haya mejor rendimiento académico —explicó JiSung, sin querer darle más importancia—. Y los animadores lucen algo fácil. Estamos con un grupo de baile- eso hará que al menos me saquen del reflector por un rato.
Su abuelo asintió, pero frunció el ceño enseguida a la par que miraba hacia arriba. JiSung le siguió con la mirada, antes de sentir a su abuelo apretujarle la nariz.
—Te crecerá la nariz como pinocho —acusó él.
—¡Es verdad! —se defendió JiSung—. Debíamos de estar en algo, y a SeungMin le ha dificultado mantenerse en el equipo de béisbol porque le han dolido las muñecas. Estamos en el club de animadores porque, además, todo el White Tiger está ahí.
—¿Y no será porque también está ahí el muchachito con el que te escapaste?
La sonrisa de su abuelo era amplia y burlona, mostrando la costosa prótesis relucir en los enganches. JiSung dejó caer un poco del caldo de su boca ante la vergüenza.
—No me diga que Yaya...
—Ella conecta los puntos al instante- en especial porque tu papá había delatado con la reunión de inversionistas.
—Ay, no...
—Te fugaste de la escuela con el mismo muchachito que te reemplazó en la reunión, y que también pertenece al club de animadores —dijo el abuelo—. Tu Yaya compiló toda la información de él.
—No quiero-
—Tiene beca de arancel, beca alimenticia, seguro médico caducado. Penúltimo lugar de la generación. Vive cerca del mercado central, su madre tiene un restaurante. Tiene problemas de aprendizaje y trastorno del lenguaje. Ha estado en grupos de baile desde pequeño, con educación pública hasta que terminó la escuela media. Y quedó en primer lugar en un torneo deportivo escolar parte del equipo de baloncesto.
—¿Algo más que necesite saber? —preguntó JiSung—. ¿Signo zodiacal? ¿Tipo de sangre? ¿Intervenciones quirúrgicas? No —JiSung detuvo a su abuelo—. No me lo comente, por favor.
—Es agradable de que hayas hecho un nuevo amigo.
—Sí, genial. —El nivel de nerviosismo del cuerpo de JiSung lo estaba descolocando—. Lo sé, por eso me fugo con él.
—Además-
—Yayo, por favor —pidió JiSung—. No crean que hablándome de él se me desquitará el disgusto por ver a mi papá acá.
—Creí que te mejoraría el ánimo.
JiSung terminó de beber el caldo del ramyeon, y dejó el plato sobre la bandeja.
—Gracias por la comida. Me iré a dormir.
El señor Youm volvió a apretarle la nariz.
—Pinocho.
—Buenas noches, Yayo.
—Buenas noches, Hannie.
¿Por qué lo molestaban con MinHo? Él continuaba con su postulado de pie: no le gustaba. MinHo no era su tipo, y mucho menos lo encontraba interesante más allá de pasar una larga tarde conversando con él. Claro que no.
No obstante, aquel le hizo entrar en el pensamiento: ¿cuál era su tipo? Tras ducharse, mientras secaba con cuidado su cabello con la toalla, quedó mirando la fotografía de la graduación de la escuela media. Veinte alumnos estaban ahí, de familias igualmente adineradas, de uniformes prolijos y rostros bastante joven.
SeungMin y él estaban hombro a hombro, detrás de una chica de pelo negro, largo y naturalmente linda. Ya había pasado tiempo desde la última vez que pensó en Lee SooJin.
¿Cuáles fueron las cualidades que hicieron que JiSung gustara de ella? Tal vez su mente brillante, la forma natural y encantadora que tenía para hablar; lo risueña que era en su día a día; lo silenciosa que podía llegar a ser cuando quería estar tranquila; el pensamiento de una mujer madura, que sacaba lo más crítico de las cosas incluso superficiales.
Fue demasiado el tiempo que pasó desde la última vez que la recordó, o desde que supo algo de ella. De su cabello negro que caía sobre su hombro, de sus pestañas largas y sus labios delgados, coloreados por una tinta delatadora que solo se manifestaba cuando daba un beso a SeungMin, para dejar rastro de ella en él.
Solo fueron dos ocasiones en las que JiSung quedó con el rastro del beso. SeungMin solo sabía de una.
Cuando se quedó dormido, JiSung soñó con un gato que hablaba.
(=˘ ³( ,,>ᴗ<,,) ~♡
[1] MinHo es como si el minho de mr.brightside y el jisung de la caza del mago hubiesen tenido un hijo, y JiSung es como si el jisung de mr.brightside y el minho de la caza del mago hubiesen tenido un hijo.
[2] Nada que ver, pero creo que se me nota un poco mucho cuánto me gusta escribir amistades.
Lamento la demora, pero ahora sí que sí actualizo más seguido jssjs les amo, gracias por la espera.
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