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Marinar a gusto hasta que el sabor se intensifique

Capítulo 27

Marinar a gusto hasta que el sabor se intensifique

"Averiguaremos dónde guardaron las tizas,

Y haremos dibujos groseros en el pizarrón.

No es un insulto,

Somos revoltosos."

Revolting Children; Matilda, el musical

MinHo sabía que el clímax estaba próximo a estar presente. Lo sabía, lo sentía- tanto que sus parches de lidocaína estarían por acabarse, tal como el tiempo para el Dance Revolution y el despido del profesor Kim.

El White Tiger tenía su propio plan- uno que a MinHo no le causaba mucho ruido, pero era eficiente a largo plazo. Claro que no importaba la cantidad de firmas que tendrían si es que no se consideraba la calidad de ellas. Supuso que al fin la desigualdad serviría para algo bueno en esta escuela.

No obstante, no dejaba aquello calmarlo. La situación límite en su confrontación lo mantenía con las manos amarrados. Chan lo delató, por lo que su temor de hablar sobre las estrategias que estaba tomando como parte de su club le hacía replantear más su decisión. Chan podía ser una buena ayuda como también podría arruinarlo todo, y MinHo no sacrificaría su carta eficiente solo para informarle a ese hijo de puta.

—¿Por qué Chan me sigue traicionando? —preguntó MinHo en voz alta, junto al horno del restaurante—. Digo- tenía sus razones para delatarme con Ahn, pero no creí que lo haría a mis espaldas sin hacerme lucha en la cara.

—Supongo que es porque no le importas tanto —opinó su madre Holli, mientras terminaba de hacer inventario—. A él solo le importa su vida. ¿Por qué tendría que tomarse el trabajo y la energía de discutir contigo a la cara, cuando perfectamente podía hacerlo a tus espaldas? No seas ingenuo, bebé.

MinHo amurró su labio en su repetición, y terminó por tomar los guantes acolchados para sacar el pollo asado del horno. Lo dejó sobre un mesón y comenzó a cortar las partes para armar el plato. Aquel domingo en media mañana estaba más tranquila que los otros fines de semana que ha rondado por ahí.

—¿En serio cree usted que mi plan fue malo? ¿El de hablar con Kim RyooNah?

—Un muy pésimo plan- me faltan espárragos. ¿Dónde estarán? —Holli miró a todas partes—. Ah, da igual. Lo cubriré con los champiñones.

—«Champiñones». Mamá-

—¿Ah? Ay- perdón. No, la verdad es que no lo encuentro una mala idea —aseguró Holli—. Digo, sí te habría castrado si es que te expulsaban, pero tus intenciones eran buenas.

—«Eran buenas». Parece que a nadie le interesa si es que no saca buenos resultados.

—¿Importa en realidad los resultados si lo que hiciste era bueno? —preguntó Holli—. Tenías tus intenciones, y nadie las respetó. Christopher te apuñaló por la espalda sin contemplar cómo eso te afectaría.

—«Te afectaría», también le habría afectado a él- negativo, muy negativo. Aunque sus acciones también estaban afectando —discutió MinHo. El pollo trozado fue separado en distintos platos, y los entregó hacia el siguiente cocinero que dormitaba a un lado de los quemadores—. Él no logra ver al resto de las personas y sale invicto. Yo me preocupo, y salgo afectado. ¿Es que eso tiene sentido?

—Para el tipo de personas con el que te relacionas, sí. Te juntas con un montón de víboras, claro que mientras menos molestes al resto, mejor te estará yendo.

—¡«Estará yendo!» ¡Eso no tiene sentido! —exclamó MinHo, impresionado—. Christopher hizo lo que hizo, y nos afectó a todos. Él solo- él solo lanza la bomba y uno termina muerto producto de la onda expansiva. Yo soy diferente a él, me preocupo por los demás, intento que las guerras que peleo tengan un sentido para el resto.

—Bebé, desde que amenazaron con cerrar Sevit que te has estado concentrado y estresando por eso. ¿Quieres seguir con eso? —preguntó Holli—. Te han suspendido, castigado, dado tantos puntos de demérito que me hicieron firmar un consentimiento de que soy consciente de que mi hijo es un tornado. Ay, pareciera que no cambiaste desde que te ingresé en la sala cuna- como que había tenido flashbacks y esas cosas-

—«Esas cosas» ¡Mamá!

—Ay, me volví a ir. Quiero decir, comprendo tu frustración, y al menos logro reconocer el valor de tus buenas intenciones, pero estás rodeado de gente que valora más los resultados a que tus intenciones, MinHo. Puedes compararte con Christopher todo lo que quieras, sin embargo, él es el que genera los resultados que a la gente le agrada.

Claro, porque Chan era de ese tipo de gente que podía coexistir con los demás en Sevit. Chan era el que tenía una reputación, ser el segundo lugar junto con la presencia de sus padres siendo tan relevante desde la comunidad escolar hasta las infraestructuras. Chan era una persona cuya opinión era de valer, y que sus decisiones tomadas para hacer algo dentro de la escuela tenían una razón porque- vamos, es Chan, ¿en serio alguien cuestionará lo que él quiere hacer?

Por otra parte, MinHo era el problema. Desde primer año que ha roto récords de puntos de demérito, casi nunca respetando el uniforme, con sus orejas perforadas y participando en un club de baile que era tan insulso para los demás estudiantes, que lo preferían acabado y borrado antes que participante de la comunidad.

Era obvio que habría diferencia en lo que Chan y MinHo podían hacer.

—«Le agrada- le agrada los resul-» —MinHo chasqueó su lengua, enojado—, pero eso es lo que ya importa, ¿no? En cómo resultan las cosas. Probablemente habría hecho un desastre- el profesor Kim habría sido despedido, yo habría salido expulsado, cerrarían el Real King y habré defraudado a todos por no haber podido mantenerlo abierto. ¿Por qué tengo que ser tan estúpido?

—Ay, no eres estúpido, mi bebé —Holli fue enseguida hacia él.

—«Mi bebé». Soy estúpido. Pienso con cualquier cosa menos con la cabeza- o tal vez soy tan estúpido que por eso razono de esta forma. Soy muy estúpido. Soy tan- soy estúpido —insistió MinHo, frustrado—. Quiero hacer algo, pero tengo al White Tiger teniendo mejores planes que yo- porque ellos son inteligente, son el primer lugar. ¡Yo soy el último porque soy estúpido!

—Okey- basta. —El tono suave de Holli cambió de forma abrupta—. No tolero tu agresividad. No porque tengan distintos planes significa que los tuyos sean malos. Quisiste hacer lo mejor que te daba la situación.

—«La situación». ¡Pero no eran buenos! ¡No eran lo suficientemente buenos como para hacer algo! ¡Y siento que he estado así todo el semestre, mamá! —lamentó MinHo, aun más frustrado—. No he podido hacer nada bueno, y lo que creo que tiene potencial termina siendo aplastado. ¡Soy tan estúpido que aun no entiendo cómo funcionan las cosas!

Ahn se lo dijo. Chan se lo dijo. Todos en algún punto le han dicho cuán estúpido es él como para entender lo que pasaba. Por eso sus planes fallaban, y nadie parecía tolerar lo suficiente con toda su dedicación a querer hacer un cambio.

A veces, MinHo solo quería soltar las cosas y volcarse a lo importante: Dance Revolution, el Real King- carajo, inclusive terminar la escuela era relevante. ¿Por qué se desgastaba tanto en pequeñas cosas escolares que solo afectaban a unos pocos? MinHo debía de comenzar en centrarse en él mismo y, así, dejar de ser un idiota.

Frustrado, quedó un momento ahí. Dos cocineros y el chef le dieron miradas de reojo mientras continuaban con su perezoso trabajo.

Holli, desanimada por ver a MinHo en ese estado, terminó por empujarlo desde la espalda.

—¿Por qué no vas donde los postres, mejor? —ofreció Holli—. Puedes hacer pan de leche. Te quedan deliciosos- y así, logran desestresarte un poco.

MinHo dudó en primera instancia; tenía en unas horas ensayo con los animadores, y quería llegar temprano para abducir al White Tiger para perfeccionar Dirrty. No obstante, le gustaba el pan de leche. Si es que dejaba que las cosas cuajaran por su cuenta propia, entonces así podría tener un poco más de fe.

Una vez que terminó, su madre le permitió robarse unos panes, por lo que llegó a Sevit con un pote cargado de pan de leche, mientras apreciaba como era el mediodía de un domingo entre los demás estudiantes.

Era agotador verlo; como algunos trotaban y se ejercitaban, mientras que otros ocupaban los espacios verdes para seguir estudiando. En su mayoría eran alumnos de tercer año, porque ellos tenían las materias más interiorizadas y lucían más dominantes en el tema; los de primer año, por otra parte, era de dominar la biblioteca. Los salones de estudio, las grandes mesas, los altos estantes cargado de libros eran los espacios para refugiarse, tal vez un poco más poético si es que ellos necesitaban una infraestructura alrededor de sus mentes para mantener el conocimiento en su lugar, mientras que los de tercer año estaban tan ad portas de dejar la escuela que necesitaban liberar todo lo que sabían.

MinHo no creía haber aprendido mucho- o del todo, sinceramente. Conoce sus evoluciones, sus avances; luego de su accidente, la dificultad de leer y escribir hizo que tuviese demasiados episodios de llanto durante las clases, los cuales fueron aliviados con acompañamiento psicopedagógico y demasiadas terapias complementarias para el desarrollo. Ahora, en Sevit, era capaz de generar ensayos y responder preguntas elaboradas, pero continuaba cayendo en las mismas alternativas o premisas verdaderas y falsas que solo jugaban con su cabeza. Mientras veía a los chicos de tercer año en los jardines, le fue inevitable preguntarse si es que algunos de ellos también tuvo el mismo problema que él.

¿Era desesperante buscar empatía por el resto de los estudiantes? Estudiaban en grupo, pero ninguno se hablaba. Todos cargaban sus propias cosas- sus propios apuntes, estuches, textos e incluso bebestibles; ninguno cedía algo al otro, solo parecían afiliarse entre ellos en beneficio del buen rendimiento.

«Ya están en tercer año, por dios. ¿Cuánto tiempo actuarán así?», se preguntó MinHo, luego de batear su mano a un grupo del 3-D que lo quedó mirando.

«¿Ellos me considerarán igual de estúpido, o un ingenuo?»

—¡Linoring!

Tropezó cuando RyuJin lo tacleó en su espalda y, amorosa, se aferró a su brazo. Gracias el calor, sus prendas de cuerina estaban mucho más cortas, con su falda negra y un corsé que era complementario a una blusa de franela negra. A MinHo siempre le gustó el estilo de RyuJin.

—¿Y ese milagro de no tener a Yeji a tu lado? ¿Se te perdió en el mercado? —bromeó ella.

—«En el mercado». Había salido con su mamá, se vendrá directo a la escuela. ¿Y tú? Pensé que te quedarías este fin de semana.

—Cumpleaños de mi padre. Quiso hacer un desayuno porque- y escucha: si celebra su cumpleaños en el desayuno, los del gobierno no sabrán que lo está, así no podrán rastrearlo- un desayuno no es lo mismo que una cena. Nadie le presta atención a los desayunos.

—«A los desayunos». Oye, no lo había pensado de esa forma.

—No sé qué tanto se persigue, si ni siquiera hoy es su cumpleaños.

Un poco del malhumor hizo a MinHo finalmente reír de lo irrisorio de la familia de RyuJin. —«Su cumpleaños...». ¿Y qué? ¿Le tuviste que explicar eso a Lia?

RyuJin miró a MinHo, consternada.

—¿A Lia? ¿Por qué tendría que hacerlo?

—«Hacer- hacerlo», porque es tu novia, ¿no? ¿No tienes que llevarla a conocer a tus padres o algo así?

—Lia no es mi novia. ¿Qué te hizo pensar eso?

MinHo abrió la boca, impresionado. —Pensar eso..., ¿estás de broma?

—¿Qué?

—«¿Qué?». Me tomas el pelo. Se besuquean cada que se ven.

—Eso no quiere decir que somos novias. Puedes besarte con quien quieras si es que la otra persona está dispuesta —RyuJin agitó su cabello sobre sus hombros—. No malpienses las cosas.

—«Las cosas». Lamento malpensarlas. Para mí, los besos significan algo.

—¿Me lo dices a mí? Te besuqueaste a Felix en Boryeong. ¿Significa que te gusta?

—«¿Te gusta?» ¡No! —saltó MinHo, con sus orejas hirviendo—. ¡Claro que no! ¡Yo no-

—Ay, es cierto —RyuJin lamentó con falsedad—. Lee MinHo no se enamora. Demasiado traumado como para que su mente pueda procesarlo.

—«Procesa- procesarlo». Disculpa, pero yo no me enamoro. No lo hago, simplemente, porque soy alguien sencillo. Por eso, como persona sencilla, creí que agarrarte a besos con alguien era señal de noviazgo.

—Eres tan virgen, MinHo —sonrió—, podríamos agarrarnos a besos y eso no sería nada, ¿y sabes por qué?

—«Porque» eres lesbiana.

—Yo me enamoro, MinHo —confesó RyuJin, solo para que su sonrisa fuese un poco más traviesa—, pero soy muy enamoradiza. Muy enamoradiza. Por eso no tengo novia. Porque soy enamoradiza.

MinHo no entendía por qué RyuJin repetía aquello de forma incesante- como si quisiera explicar algo para malpensar. MinHo no la culpaba por ser enamoradiza, en especial porque no lo entendía, pero quedó en mitad de la repetición en el aire cuando lo captó.

—Ay, no.

RyuJin alzó sus cejas antes de ver el pote de la mano de MinHo. —¿Pan de leche? ¡Qué rico! ¿Me das uno?

Cuando MinHo llegó al dormitorio, no fue sorpresa encontrarse a Chan ahí. Lo vio tomarse uno de sus medicamentos y continuar con su atención enfocada en su laptop, tecleando algo que MinHo no entendía. No se preocupó en hacer ruido por sus cascos antisonoros, así que se derrumbó en su litera de arriba un momento.

¿Quién entendía el amor? RyuJin parecía tener sus decisiones claras, mucho más madura (o inmadura) para alguien de su edad. No es como si MinHo dudara de él mismo, pero autopercibirse como alguien estúpido claramente no le daba los mejores ánimos, en especial cuando consideraba que, de verdad, eso sería lo único que él se convertiría.

Porque era estúpido, y Yeji se centraba en su estúpido compañero de dormitorio. RyuJin jugueteaba con Lia de una forma en la que solo ellas dos sabían. Chaeryeong continúa vagando en los pasillos como viuda porque ChangBin le rompió el corazón. Han JiSung inclusive tuvo su primer beso con esa chica que lo tuvo demasiado enamorado.

¿Qué estaba mal en MinHo? ¿El amor era tan complejo, y por eso lo rechazaba? ¿Porque él era un estúpido?

No es como si le gustaría enamorarse. Él conocía los límites del amor romántico- de como arrasaba con todo y lo único que hacía era destrozar lo bueno que se construía. El amor romántico era una basura, y, sin embargo, todo el mundo quería experimentarlo.

Miró hacia su lado; Bang Chan ni siquiera parecía estar al tanto con su presencia. A MinHo le habría encantado preguntarle sobre esas cosas- del amor, de esa persona que en un campamento lo dejó encantado, y de cómo sobrellevar esos traumas del pasado para poder sentirse mejor con un hecho tan natural como lo era amar.

No lo hizo, claro está. No era una duda que le sacaba del sueño, por lo que se cambió de ropa y se dirigió hacia el club. Canceló mentalmente aquel ensayo con el White Tiger porque necesitaba bailar solo un rato.

Más no se encontró del todo solo. Felix veía desde fuera del club cómo MinHo ensayaba algunos tutoriales que encontraba en YouTube para matar el tiempo. Si es que Felix tuviese que poner su admiración en MinHo, sería reconocer las fortalezas de aprender solo observando videos de YouTube. Además, era un buen amigo- tomar el cargo del Real King con su burda obstinación era impresionante.

MinHo era impresionante.

Por ende, para Felix, mantener aquel secreto que lo llevaba atormentando todo el fin de semana le corrompía sus verdaderos pensamientos. Él no era un mal amigo- alguien impulsivo, sí, razón por la que terminó en Corea del Sur, pero Felix no traicionaría a alguien solo para mantener un secreto. No quería que MinHo se enojara con él como efecto de la onda expansiva.

Sin embargo, antes de abrir la puerta, sintió dos carraspeos detrás suyo.

—¿Dónde se supone que vas?

Temeroso, Felix se giró. JiSung no era de temer, claro, aunque él fuera culpable de todo- pero JiSung apenas y tenía carne en el cuerpo, Felix podía con él.

Con quien no podía era SeungMin.

—Iba a... I don't speak kore- ¡No!

Ni siquiera pudo defenderse cuando JiSung y SeungMin lo arrastraron del pasillo para alejarlo de ahí.

¡¿En qué se metió Felix cuando aceptó a fuerzas que mantendría en secreto?!

Cuando JiSung y SeungMin alejaron a Felix lo suficiente del club, reconocieron la buena instancia para hablar.

—¡No tiene sentido! —gritó Felix, indignado—. ¡¿Por qué yo soy al que atacan?! ¡Yo soy la víctima! Oh, jodidos motherfuckers-

—¡Teníamos un trato! —alegó JiSung—. ¡Dijiste que te quedarías callado!

—¡No! ¡Me callaron! ¡Yo quiero ser un buen amigo y decirle toda la verdad a MinHo! —apuntó, alterado—. ¡¿Qué me importa a mí tu traición o tu crush?! ¡Damnificas mi relación con MinHo!

—Ay, por favor, él es dulce como una foca, te va a perdonar —le dijo SeungMin.

Felix negó muchas veces, serio. —No. Na-ah. Hanji, nosotros no nos queremos tanto como para que me pidas seguir mintiéndole a MinHo por ti. ¿Por qué no puedes decirle la verdad?

—¿Quieres que lo repita de nuevo? —JiSung lucía cansado, sucumbido ante su sonrojo—. Por favor, Felix. Yo se lo diré.

—¡Falacia!

—Y es una buena coartada de que Chan sea el que lo delató —opinó SeungMin—. No es algo que no podría pasar. Y si a MinHo le da por decirle a Chan "hey, tú me traicionaste", Chan dirá "uh- ¿cuál vez?"

—Deshonesto. Deshonestidad en su máxima potencia. Oh, el primer lugar es un mentiroso y traidor, ¡y hace que los pobres tengamos que seguirle el juego! —bramó—. ¡El rico siempre humillando al pobre!

—Te humillas solo, mocoso.

—Felix, te prometo que se lo diré a MinHo —JiSung interrumpió a SeungMin, y tomó a Felix de los hombros—. Pero, en serio, por favor no digas nada. Yo le diré la verdad a MinHo.

—¡¿Y cuándo?! ¡No puedo ocultar tu sucia mentira por mucho tiempo!

—¡Pronto! —Vaya, ni JiSung creía eso—. ¡Pronto se lo diré!

Sin embargo, la mirada que Felix le entregaba estaba clara que todo el dramatismo de la situación se esfumó cuando se apartó de JiSung y, totalmente serio, aseguró:

—JiSung, me da igual tus sentimientos por él. No puede importarme menos. Y esos sentimientos no colindan con la mierda que hiciste.

Era cierto. JiSung no podía por qué refugiarse en sus tormentosos sentimientos a sabiendas que lo que hizo fue en virtud del raciocinio- uno muy calculador y perjudicial, pero racional de todas formas.

—Sé lo que voy a hacer —aseguró JiSung—, solo necesito tiempo-

—MinHo no tiene idea de lo que hiciste.

—Y es porque no hubo consecuencias graves para él —«solo un par de insultos»—. Felix, por favor...

Como pareciendo considerar el proclamo de JiSung, Felix chasqueó su lengua.

—Con una condición, Hanji.

Aunque SeungMin iba a precipitarse ofendiendo a Felix, JiSung asintió.

—Lo que sea, Felix.

—Le dirás ambas cosas —aclaró—. Le dirás que lo traicionaste, y que te gusta.

El mentón de JiSung tembló del nerviosismo, y negó. —No- lo dijiste: una cosa no tiene que ver con la otra.

—No puedo mantener el secreto de ninguno de los dos. Si le dices uno, yo preguntaré y le diré lo otro- o soltaré uno sin importar las consecuencias —la voz de Felix se agravó—. Los dos o nada, JiSung.

¿Los dos o nada? ¡JiSung apenas tenía solucionado uno! Sabía que MinHo se enojará con él, lo insultará y es probable que le deje de hablar- ya lo había visto actuar así.

Sin embargo, ¿confesar sus sentimientos? ¡Con suerte los digería! Era tan difícil adentrarse a los mares del amor cuando la persona por la que estaba cayendo estaba tan loca como una cabra. Mencionar ambas cosas, al mismo tiempo, solo será caótico.

Y era la condición de Felix para quedarse en silencio.

Atrofiado, finalmente, asintió.

—Vale —JiSung escuchó a SeungMin bufar de decepción—. Los dos o nada.

—¡Y hazlo rápido que no sé guardar muy bien los secretos, Hanji!

Para cuando se juntaron por horario en el gimnasio, a practicar para las regionales, Sharon lucía demasiado emocionada en comparación de otros días.

—¡Ya puedo saborear el último lugar! ¡Todas esas ganas de querer hacer algo bueno! ¡Yum! ¡Directo a la basura!

MinHo no tenía demasiada estima con los regionales. Él quería salir de la tramitación lo más rápido posible, por lo que, cuando Sharon dio indicio, 4 Minutes comenzó a sonar.

Sin embargo, Yuna detuvo la música.

—Ay, baby, no nos hagas esto —le discutió Sharon—. ¿No ves que es la primera vez que veo a ustedes trece motivados con algo?

—Será corto —prometió Yuna—. ¿Podemos comenzar con un tema antes?

Los doce le prestaron atención. El viernes estaría Kim RyooNah y el camarógrafo presente, por lo que ella encontró pertinente tener la conversación ahora. Fue enseguida hacia su bolso deportivo en las gradas, y sacó un periódico de ahí; MinHo fijó la vista y se dio cuenta que era una nueva edición de Se-Vitalicio.

—Es la edición de mañana —informó Yuna, y entregó la copia directamente a MinHo—. Me gustaría que lo revisaran- no quise hacerlo tan explícito como una portada, pero un artículo sería lo suficiente como para llamar e incitar a la junta de firmas.

—¿Firmas de qué? —preguntó HyunJin. Felix le golpeó la cabeza.

—Presta atención a la historia, idiota.

—Lo que sí me tiene un poco alterada es que no es información legítima —continuó Yuna—. Es información dada por un medio informal, por lo que la veracidad para el resto de los estudiantes puede dudar, como también podemos meternos en problemas por esto.

—Hablan como si estuviesen metidos en el congreso —apuntó RyuJin, impresionada.

—Disculpa por estar haciendo más que ustedes ahora —atacó Yuna.

—Oye, no te estoy ofendiendo —se defendió RyuJin—, solo digo que en serio están haciendo cosas que no pensé que lo harían- y lo hacen como si fuera la cosa más diplomática del mundo.

—Necesito que lleguemos al consenso de hacer esta presión y del nivel de problemas que estaremos metido cuando lo hagamos —Yuna terminó por ignorar a RyuJin, irritada—. Denme opiniones.

Aunque MinHo tenía la aprobación en la punta de su lengua, se arriesgó por hacer algo más desentonado y leer el artículo primero. Sintió la presencia de otros del club sobre sus hombros, igual de impacientes.

«Despido del profesor Kim SeoGoh: ¿real o invento de los pasillos? Escrito por Shin Yuna, dirigente del equipo periodístico de Se-Vitalicio.

Desde la semana pasada que se ha corrido los rumores del despido del profesor Kim, profesor de matemáticas y maestro titular del aula 3-A. El rumor ha tomado potencia a medida de que no se ha desestimado la amenaza, por lo que se debería de tomar un espacio amigable para poder conversar lo que significa el despido de un maestro.

En virtud de estar a finales de primer semestre, su renovación de contrato no sería ejecutado, por lo que el nuevo semestre traería consigo a un nuevo docente, con una nueva práctica de enseñanza y una forma de hacer educación que deberá de estar a prueba, pero los examenes de medio término son irremovibles por la dificultad de organizar con las otras diez asignaturas impartidas en Sevit. ¿Es eficiente?

Los rumores se han hecho potentes. Las ansiedades han aumentado. Preocupar a la comunidad estudiantil a dos semanas de acabar el primer semestre también perjudica en las evaluaciones de los alumnos. Pero algo a recabar que se ha ignorado por parte de la dirección es que, más allá de ser maestro de matemáticas, es maestro titular de un salón.

Aula 3-A. Clase conocida por su naturaleza conflictiva y contener a los mejores como a los peores alumnos de Sevit. Dicha fusión estratégica para potenciar a las debilidades ha sido ejecutada durante los últimos dos años y medio que, en visto en resultados, no ha funcionado demasiado. ¿Aquel deja al profesor Kim como un mal docente, o hay que apelar a la autonomía de los estudiantes que generan de forma independiente su resultado? Cabe agregar que la dirección escolar está arriesgando la monotonía y costumbre de la educación de alumnos de tercer año por un nuevo docente.

¿Cuál es la razón por la cuál deciden no renovar el contrato del profesor Kim? ¿A qué hecho está vinculado? ¿Se debe de arriesgar la educación de toda la escuela, en especial el rendimiento de alumnos de tercer año, por este despido? Porque, si el equipo periodístico indaga más, se podrá tomar en consideración inclusive como parte de la limpieza que dirección ha intentado adoptar a raíz de la presencia del equipo de TvN y el programa Informe Especial. ¿Podemos, como alumnos, tomarla como una? ¿O simplemente son hechos aislados que surgen de forma paralela? Porque, para el resto del alumnado, sería probable tomarlo más de forma perpendicular.

Por lo que, a raíz de esta finalización de contrato, el presidente del Centro de Estudiantes: Seo ChangBin, ha propuesto la integración de buzones en cada aula para poder fomentar la participación estudiantil opinando sobre este tema. No podemos permitir que nuestra educación se vea perjudicada, más si es una relevancia como lo es el despido de un docente.

Si deseas realizar alguna acción concreta, más allá de una opinión anónima, Seo ChangBin ha propuesto una colecta de firmas una vez que se haya corroborado la información de este artículo.»

—¡Hey! —Lia gritó, indignada—. ¡Fue idea!

—Necesitábamos un poco de legitimidad y resonancia. No eres tan importante en la escuela como para colocar tu nombre —Yuna restó importancia.

—A veces las mujeres no dominamos espacios, simplemente —Sharon la abrazó por los hombros.

Lia, amargada, la apartó. —No me toque, vieja loca.

Claro que MinHo debió de leerlo un par de veces más, haciendo oídos sordos al resto de las opiniones que podían surgir en virtud de lo leído. Podía reconocer la bulla, los distintos tonos de voces que aprobaban o reprobaban el artículo, pero MinHo aun así tomó más su tiempo en poder leer y entenderlo hasta que, con impaciencia, Chan le arrancó el periódico de las manos.

—¿Pensaste bien en las consecuencias que puede traer esto? —inquirió Chan—. En todo lo que nos afectará. Inclusive podrá colocar el jaque con la investigación de Kim RyooNah.

—Lo sé, por eso les pedí la opinión —obvió Yuna—. Yo tampoco quiero salir damnificada de todo esto, por lo que lo escribí de la forma más ambigua posible para no elevar dudas.

—¡Eleva muchas!

—¿Y tú qué harías? —SeungMin se aventuró en preguntar, tan serio y tosco que, aunque no parecía tampoco de acuerdo con la temática, sí parecía capaz de desafiar a Chan—. Intentamos hacer algo que te puede perjudicar, inclusive. ¿Cómo solucionarías esto?

—Ni siquiera lo abarcaría, en primer lugar —aseguró Chan—. Es una pérdida de tiempo. No es algo que nos compete- es decisión administrativa.

«Tan administrativo que me delataste con Ahn», pensó MinHo con remordimiento.

—¿No te afectará académicamente? —siguió SeungMin, pareciendo buscar la instancia para pelear contra él—. O cualquier otro cambio que te modifique el cronograma. Vamos, Bang Chan, que a ti siempre te ha molestado los cambios.

—Intento ser racional.

—La racionalidad la tienes en el culo. Sé sensato y, si no quieres que te investiguen porque, recordando que toda esta mierda es culpa tuya, entonces cierra el hocico.

La tensión en la mandíbula de Chan fue lo suficientemente fuerte como para que JiSung tomara a SeungMin del brazo para traerlo hacia él. De pronto, a MinHo le agradó SeungMin.

—Tiene razón —agregó MinHo—. Debes dejar de sabotear lo que intentamos hacer por él.

—Intento ponerme en la contraparte, también —agregó Chan.

—«También- contraparte», pero ya es demasiado, hombre. Esto no lo hacemos para afectarte. Deja de esforzarte en que echen al profesor Kim.

—¡Yo no quiero que lo despidan! —se defendió Chan—. ¡Pero no ando llorando como tú por los pasillos!

—«Por los pasillos». ¡¿Y por eso te es más fácil boicotear lo que intentamos hacer?!

—¡¿De qué mierda hablas?!

Un fuere bocinazo silenció a todos. Sharon, de alguna parte, sacó un megáfono y lo hizo sonar. El grupo entero calló con susto, viéndola como si estuviese más loca que cuerda.

—¿Por qué no pueden hacer cosas decentes sin pelear? —preguntó ella, cansada—. Digo, al inicio era divertido- se odiaban y todo eso. Pero ahora literal son un grupo disfuncional. Del carajo de disfuncional. Replican tanto sus estructuras familiares que ya solo da pena.

Los demás quedaron colgados, con murmullos intentando justificarse que hizo que Sharon hiciera sonar de nuevo la bocina.

—¿Pueden enfocarse en lo importante, por favor? Ya llegaron al consenso: Yuna, publica lo que quieras. De todas formas, será ignorado. Ahora, dedíquense a lo importante: las regionales de los animadores.

—Lo voy a publicar —aseguró Yuna, con su vista fija en todos—. No me importa si están en contra. El plan de los White Tiger firmando por la quedada del profesor Kim se hará igual. Nadie modificará lo que ya planeamos.

—¿Y no nos pedirás la opinión a nosotros? —preguntó HyunJin. Felix le volvió a golpear en la cabeza.

—A nadie le importamos, motherfucke.

—¿Qué opinión le vamos a pedir? —le dijo Chaeryeong, decepcionada—. Si nosotros no contamos para nada ni influiremos en lo que el White Tiger pueden hacer.

—Supongo que pueden usar eso a su favor —apeló ChangBin, suave.

Chaeryeong le levantó el dedo del medio.

—Tienen razón. —Finalmente, MinHo concedió. Chaeryeong se vio ligeramente decepcionada—. Si esto nos ayuda a mover montañas, hay que aprovecharlo. Nadie quiere que el profesor Kim sea despedido. Usaremos lo recursos que tenemos para hacer lo necesario.

—¿Desde cuándo te convertiste un seguidor de ellos? —le consultó RyuJin.

Pero MinHo no sabía muy bien cómo contestarlo, o cómo abordarlo. Aunque su motivación por querer hacer que el profesor Kim permaneciera en Sevit, le era imposible no considerar su conversación con su madre en el restaurante, como también hacerle replantear el rol de líder del Real King que solo terminó por reducirse a los favores que el White Tiger podía hacer.

Claro, no era el fin del mundo. Solo era un movimiento académico dentro de una escuela. Una vez que se graduara, sus acciones no afectarían a la vida real- al mundo real. Sin embargo, no podía evitar sentirse un poco traicionado a él mismo en virtud de aquello tan doloroso que era delegar cargos a personas con mejores capacidades que las de él.

Porque Lee MinHo era, lamentablemente, un tonto.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

En el momento en que salió la nueva edición de Se-Vitalicio a la luz, MinHo esperó algo catastrófico como lo era una demanda, o que desde el Ministerio de Educación llegase la notificación y generara un caos que lograse retribuir el cargo al profesor Kim.

Más nada de eso sucedió, o al menos durante los primeros bloques en la mañana. MinHo solo veía desde su pasillo a los demás alumnos que, mientras algunos estaban enfrascados en el periódico escolar, todos comentaban más sobre el titular y la nueva renovación de Software de la escuela que impedía los hackeos.

Sin embargo, el regaño cayó luego de la hora de almuerzo. Por horario, el profesor Kim no debía de estar ahí- pero lo estaba, y estaba bastante furioso.

—¡Y no me digan que no fue uno de ustedes, porque lo fue! —fue lo primero que dijo, severo—. ¡Siempre es uno de ustedes! ¡Uno de los míos! ¡Los reconozco!

Todos en el aula quedaron callados, con sus hombros encogidos o la falta de contacto visual. Más el profesor Kim no era un tonto, por lo que solo bufó en desespero.

—¡Yo los conozco!

—Fue Shin Yuna la que habló, profesor —dijo HyunJin, en voz baja—. No tenemos nada que ver con eso.

RyuJin le dio un golpe en la nuca.

—No pueden estar difamando a la directora o acciones que no fueron corroboradas, así como así —insistió él—. Ya están grandes- tienen dieciocho. Pueden recibir demanda por parte de la directora si es que a ella le apetece.

—«Le apetece», pero —MinHo alzó su mano—, ¿es mentira?

—Da lo mismo si es mentira.

—«Mentir- mentira». Usted habla constantemente de cómo debemos empoderarnos y liderar la situación. ¿Por qué ahora se echa hacia atrás? ¡Estamos en nuestro derecho de querer reclamar estas cosas!

—Afectan a la educación —concordó ChangBin, intentando atajar la radicalidad de MinHo—. Profesor, no debe considerar esto como un movimiento de alguna Causa, pero sí como algo que nos perjudica. Tal como se pronuncia en el periódico.

El profesor Kim no estaba a gusto de la decisión o respuesta dada por el grupo, por lo que terminó por despedirse de los alumnos antes de dejar el aula. El estómago de MinHo se removió por gran incomodidad.

—Esto es injusto —MinHo susurró para que Yeji le escuchara—. Si hubiese dado la entrevista-

—Habrías sido expulsado —reiteró Yeji, dándose vuelta—. ¿Cuántas veces te lo tienen que decir? ¿Le comentaste esto a tu mamá, al menos?

—Al menos ella me apoyó. Ah- hice pan de leche. ¿Quieres?

—¡Yap!

Hizo bien, pero aun sentía que no hizo demasiado. Tal vez el no haber visto consecuencias inmediatas le dejaba un poco colgado

Tras girarse para buscar su pote de pan de leche, divisó los ojos de JiSung desde su puesto. JiSung desvió su mirada enseguida hacia su cuaderno, fingiendo que algo estaba ahí. MinHo no le pudo parecer más rarito, por lo que chifló para llamar su atención.

—Pan de leche —ofreció a JiSung.

JiSung carraspeó, incómodo, y pareció darle una de sus miradas telepáticas a SeungMin antes de levantarse e ir hacia MinHo.

—Pan de leche —repitió JiSung, y tomó uno—. Wow. No sabía que hacías.

—«Que hacías». Restaurante de mi madre.

—Setenta y tres michelín, ¿no?

—«No», setenta y cuatro. Son deliciosos. ¿Cierto, Yeji?

Yeji ya les había dado la espalda.

JiSung no se movió del lado de MinHo mientras comía del pan de leche, quien tan callado era inclusive raro para él, por lo que MinHo le llamó la atención con una suave patada.

—¿Por qué sigues raro? —le preguntó MinHo—. Yuna publicó en el periódico, y Kim nos regañó. Es el mejor desenlace para esto de lo que pudiste tener.

—Hm- solo me preocupo por otras cosas —dijo JiSung—, como el Dance Revolution.

MinHo saltó del asiento. —¡Dance Revolution! ¡Me había olvidado! Ah, y el viernes vendrán los de TvN. Bueno- da igual, es en dos semanas. Ensayaremos hasta sangrar los pies y tú, guapetón —apuntó a JiSung—, te conseguiré un justificativo para que faltes ese día.

JiSung le miró, decepcionado. —Pero, ¿por qué? Me he estado esforzado- en serio.

—En serio no se nota.

—¡MinHo!

—¡MinHo! —cedió el pote—. ¿Otro pan?

¿Por qué JiSung se veía decepcionado cada que MinHo le decía que bailaba mal? Es decir, era un hecho objetivo. JiSung debía de superarlo.

Y tal como superar, MinHo debía de enfrentar aquella adversidad. Mientras el periódico cuajara lo suficiente en Sevit, él se enfrascaría en el Dance Revolution.

Lástima que cuajara muy rápido.

En la oficina de la directora Ahn, como siempre, su portalápices y libretas volaron por todas partes. El profesor Hwei debió de esconderse detrás de los sofás para que ninguno le diera en la cabeza.

—¡¿Qué carajos es eso?!

—¡No es nada! —el profesor Hwei intentó calmarla—. ¡Es solo el estúpido periódico escolar!

—¡No! ¡No! ¡Esto es terrible! ¡Han JiSung! —la directora Ahn quiso ir hacia el equipo de sonido de la oficina—. ¡Han JiSung! ¡Venga enseguida a la oficina de-

El profesor Hwei corrió para apagar el equipo, asustado. —¡¿En serio hará eso?! ¡Puede despedirnos a todos desde la subsecretaría!

—¡¿Y qué se supone que tengo que hacer, Hwei?! ¡Estos mocosos me están faltando el respeto a la autoridad! —graznó—. ¡Organizarse para esto! ¡Para defender a un maestro!

—Estamos hablando de eso- organización —el profesor Hwei habló con suavidad—. Los chicos de Sevit no se organizarán- es una escuela muy competitiva. A nadie le importará si es que el profesor Kim se larga o no.

—El viernes vendrá TvN, Hwei. Necesitaremos dar respuesta.

—Y las tendremos como un mal rumor ante un malentendido por la falta de concordancia con el término "no renovar contrato".

—Pero Kim RyooNah y el subsecretario verán que hay algo raro cuando, para el nuevo semestre, no aparezca el profesor Kim.

—Pero el tiempo pasará, directora Ahn —recalco—. TvN desaparecerá después de las regionales. El subsecretario verá que el club de animadores es legítimo. Ya para Septiembre nadie estará pendiente de nosotros.

Era un buen argumento- porque era verdad. El equipo de animadores ya se habrá estructurado lo suficientemente fuerte como para validar y eliminar todo rastro de coerción que se denunció hacia el Ministerio de Educación. El subsecretario quedará tranquilo lo que, por consiguiente, la investigación de TvN también quedará concluida.

Solo tenía que esperar a que las cosas cuajaran.

Mientras MinHo enfrascaba su atención en el Dance Revolution, notó en primera instancia que no hubo movimiento dentro de Sevit. Le preguntó a ChangBin si es que los buzones estaban siendo llenados, solo para leer algunas acotaciones que entregaban los chicos de primer año- más destinado al enlace académico antes que una opinión respecto a la situación del profesor Kim.

—¿Y qué podemos hacer para influir? —preguntó MinHo, ese martes en la noche—. ¿No podemos hacer nada para que se motiven?

—No si es que no hay nada en juego —lamentó ChangBin.

¿Qué podría tenerse en juego que fuese lo suficientemente llamativo para que los alumnos dejaran de ver un instante sus libros y pudiesen prestar atención a lo que realmente sucedía? Era casi un acertijo o una pregunta. Necesitaban algo para generar mayor presión.

JiSung fue lo primero que se le vino a la mente.

—¿Quieres que hable con los alumnos? —preguntó JiSung, mientras escupía su dentífrico en el lavabo. Estaba tan incómodo con la presencia de MinHo que ni siquiera había tenido tiempo para sacarse las dos coletas que sujetaban su flequillo.

MinHo, detrás suyo en el baño, asintió. Acariciaba a Jiniret mientras que SeungMin peleaba con HyunJin para que dejara de esconderle la ropa interior, mientras que Chaeryeong en el pasillo gritaba para apresurar a Felix en vestirse.

—Hables con los alumnos. Eres su gurú, su Samuel Jackson.

—Nelson Mandela —corrigió JiSung.

—Nelson Mandela. ¡Ellos te escucharán!

—Si no está funcionando ahora, no puedo seguir presionando —JiSung se giró y se apoyó en el lavabo—. No soy tan influyente como crees, MinHo. Sé realista.

MinHo juntó sus manos en plegaria, y agrandó sus ojos mientras un pequeño puchero se formaba en sus labios. JiSung intercaló su vista entre él y el sapo de su hombro que parecía tener la ridícula misma expresión.

—«Sé realista». Por favooor —pidió MinHo—. Te haré un ramyeon. Te llevo con mi madre. Por favooor.

—Ugh... —JiSung lamentó—, haré lo que pueda.

MinHo le plantó un beso en la mejilla, sonoro y fuerte, y se largó del dormitorio con un «gracias» que dejó a JiSung tan encandilado que ni siquiera se dio cuenta que Jiniret estaba en su hombro.

Frustrado, JiSung se rascó la cabeza. Era insufrible.

Su mejor plan era ahorrar energía- no quería hacer mucho, en especial porque quería hacer lo suficiente para llamar la atención. ¿Qué quería que MinHo hiciera? ¿Subirse en la mesa del comedor y gritar que todos firmaran la petición? Podría hacerlo, pero tal vez MinHo lo consideraría exagerado y un tonto, por lo que tenía que ser cool.

Y, si es que todos apelaban por el nivel de influencia que él emanaba en su capacidad, se dirigió a la hora de almuerzo junto a SeungMin para, con la mesa más cargada de alumnos de primer año, sentarse jun to a ellos.

—Oh, vaya, que estoy cansado de mis clases y de toda la controversia que ha habido estos últimos días —exclamó JiSung en el tono más monótono que pudo salir de su voz—. ¿No es así, mejor amigo SeungMin?

—Toda la razón —concordó SeungMin, en el mismo volumen. Ni siquiera tenía el ánimo de secundar a JiSung—. ¿Qué podríamos hacer en esta situación, mejor amigo JiSung?

—No lo sé, SeungMin. No se me ocurre alguna idea —miró hacia su derecha, donde el grupo de primer año no apartaba sus ojos de él—. ¿Alguno tiene alguna idea?

Espero a que alguien propusiera algo respecto a lo que se leyó en el Se-Vitalicio. Un poco idílico, la verdad, pero al menos así JiSung podía tantear en cómo abordarlos.

Más no esperó a que una chica alzara su celular.

—¿Podemos sacarnos una foto con usted? —preguntó ella.

—¿Eh?

—¿Me firma mi texto de biología? —preguntó un chiquillo, deslizando el libro sobre la mesa—. La profesora dijo que tendríamos puntos extras si recibíamos un autógrafo suyo.

—¿En serio le ofrecieron una beca en la UNS? —preguntó alguien más, igual de tembloroso e incrédulo de ver a JiSung ahí—. Dijeron que de medicina, pero otros dicen que es de abogado. ¿De qué irá?

JiSung y SeungMin compartieron contacto visual.

«Ay, no...», lamentó JiSung.

SeungMin, calmado, bebió de su jugo mientras la retribuía el sentimiento. «Lo que haces por amor».

Algo que JiSung no proyectó en hacer durante su estadía en la escuela era- ¿qué? ¿Firmar textos escolares y sacarse fotografías? ¿Desde cuándo que él era un idol dentro de Sevit? Claro que usaban su cara para campañas fuera de la escuela, y había escuchado esos rumores de que alumnos ingresaban a la escuela para estar más cerca de él y verlo por los pasillos, pero como nadie lo había abordado directamente, creyó que solo eran rumores.

Muy malos rumores, porque JiSung le dificultaba dimensionar algún tipo de panorama donde lo colocasen a él en esa situación. Parecía que el trabajo dentro de Sevit al ser el primer lugar lo encandiló lo suficiente como para no notar cómo el resto se sentía respecto a él.

Y, claro que a JiSung no le interesaba. Pero estar ahora pidiendo ayuda a los demás menores le hacía sentir un poco... no sé, tal vez se sentía sucio, o desleal.

Inclusive abusando de poder.

—Entonces —después de la duodécima fotografía sacada, JiSung miró a los chicos de primer año—. ¿Qué piensan ustedes sobre el despido del profesor Kim?

—Oh, sí, es muy malo —dijo una chica, más complaciente que opinión propia—. Algo se debería hacer.

—¿Y por qué no firman un petitorio? —ofreció—. Dar voz a su opinión puede ayudar con mejor influencia, ya que ustedes son muy importantes para la escuela.

JiSung creyó que hizo un movimiento encantador al acariciar el cabello de un chico de primer año, aunque en realidad se vio como si palpara un lagarto. El chico, desconcertado, miró a sus amigas para asentir.

—Podemos firmar.

SeungMin terminó por ceder la planilla de firmas. —Aquí, por favor.

«Quién diría que el plan de MinHo iba a funcionar», opinó JiSung, antes de sentir cómo un falso litio pasaba por su garganta.

La imagen de Felix ululaba en su cabeza, a medida que con SeungMin colectaba las firmas. Un Felix disfrazado de ángel, que parecía con insistencia querer sentarse en su hombro para poder susurrarle en su oído:

—Hipócrita, Hanji. Debes decirle la verdad a MinHo. Dile la verdad.

Y, por otra parte, podía tener un diablo sentado en el otro hombro, probablemente luciendo como SeungMin, quien le decía:

—Lobomotízate.

Ambos eran igualmente perturbadores.

Sin embargo, fue gracias a la intervención de JiSung que poco a poco comenzó a adoptarse el tema dentro de Sevit. MinHo le regalaba deslumbrante sonrisas cuando se lo topaba en los pasillos hablando con otros estudiantes. JiSung necesitaba vomitar cada que lo atrapaba viéndolo más tiempo, y perdía el hilo de la conversación un instante antes de continuar en personaje. De todas formas, JiSung era el primer lugar, nadie dudaría de su palabra.

Lo cual le hacía carcomer más la culpa.

Para el miércoles después de la práctica para el Dance Revolution y las regionales de animación, JiSung se intentó dirigir hacia su dormitorio junto a SeungMin para poder tomar una ducha, solo para ser interferido por MinHo.

—Puedes ducharte después —le dijo MinHo, arrastrándolo hacia el edificio principal.

—Pero- pero huelo mal.

—«Huelo mal». No más que de costumbre.

JiSung no sabía si es que estaba haciendo algo más aparte de lo que MinHo estaba incitándolo a hacer. No creía encontrar una motivación real u honesta para proteger al profesor Kim, pero era tan importante para MinHo que le hacía a JiSung sentirse mucho más injusto.

Injusto e hipócrita. MinHo lo llevó hacia la sala de Economía Doméstica con la intención de preparar un ramyeon desde cero. JiSung no soportaría tanto tiempo junto a MinHo sin que la verdad se escapara de su boca, por lo que, mientras MinHo sofreía la verdura y cocinaba la carne, le entregó uno de los auriculares inalámbricos para poder escuchar música juntos, para así JiSung concentrarse más en la lectura de su libro El Cuento de la Ardilla Nuececita de Beatrix Potter.

—¿Cuál es tu cantante favorito? —preguntó MinHo, más atendido por la carne—. Porque cada que escuchamos tu música, nunca dejas como a ninguno fijo.

—¿Hm? ¿Cantante favorito?

—Cantante favorito.

—No sé, nunca he sido muy fan de la música de alguien. —JiSung no era como SeungMin, que parecía matar por Laufey.

—«De alguien» pero, tienes Spotify Premium. Durante el fin de año, ¿qué es lo que más te aparece?

—No sé —JiSung sacó su celular del bolsillo para revisar—. Eh- Michael Jackson, pero creo que es porque repetí Say, Say, Say como- muchas veces.

—«Muchas veces». Pone a George Michael.

—¿Cuál?

—Cuál ya sabes.

Era contraproducente hablar con MinHo, porque JiSung ya sentía que no era sincero. Traicionar a MinHo no era solo delatarlo ante Ahn, pero generar sentimientos hacia él era una traición en sí mismo. Alguien que parecía verlo con otro tipos de ojos lucía una forma de no responder a lo que ambos construyeron inicialmente. JiSung no podía ser tan patético como para caer por alguien quien solo era amable con él.

Bueno, no amable. Cocinar ramyeon, hablar de cosas, escuchar música o pasar tiempo juntos. Eso no era necesario como para hacerlo caer por alguien- o sea, hacía todo ese tipo de cosas con SeungMin desde la infancia, y a él no podía verlo como una entidad que le generase atración.

Lee SooJin, por otra parte...

¿Qué tenía en común MinHo con Lee SooJin? Bueno, aparte del apellido.

Distrayéndose de la ardilla nuececita, sus ojos se desviaron hacia MinHo. Él tarareaba las canciones que JiSung reproducía mientras comenzaba a hervir los fideos, más percatado dentro de su propia concentración como cocinero en vez de darse cuenta que JiSung tenía sus ojos en él. Lee SooJin no cocinaba.

Lee SooJin no era una chica muy distinta a las demás académicas del círculo que conocieron con SeungMin en la escuela media. Era de cabello monótono, estilo sin estilizar, demasiado temerosa para utilizar aretes o una falda más corta como la utilizaba RyuJin ahora. Lee SooJin era silenciosa, solo prestaba atención a sus clases, estudiaba con ellos y cumplía con el rendimiento dado. Después, a medida que la niñez se sepultaba en la escuela media, comenzó a adoptar personalidad. Su seguridad se instauró a final de segundo año de escuela media, cuando ganó en la escuela un torneo de ensayo transgeneracional.

Ella era silenciosa, delicada; le gustaba las cosas populares y tenía mayor contenido de conversación. Cada que hablaba parecía dar cátedra, y esperaba con paciencia a que la otra persona respondiera para poder refutar o sustentar su réplica.

¿Y MinHo?

—Okey, no sé mucho de Paul McCartney, pero conozco algo de los Beatles, y te digo que son basura —le comentó MinHo entre la charla cuando JiSung cambió la canción a Help—. Digo- suenan viejo. Suenan raro. Suenan... blanco. ¿Me explico?

—Sigue siendo una revolución musical-

—«Revolución musical» y basura. Siguen siendo basura. Si hilas fino con la historia de la música, no es la gran cosa.

—Como Elvis Presley.

—¡«Como Elvis Presley»! —concordó MinHo—. Basura musical.

—Creí que te decían que eras el Elvis de tus barrios.

—«De tus barrios», bueno, eso no quita lo uno o lo otro.

Aunque, de todas formas, Lee SooJin podía ser su enamoramiento eterno que no pudo concretar. Ella escogió a SeungMin por tener mejor personalidad que él, o tener una mejor apariencia, o simplemente él lucía alguien más interesante de lo que era JiSung.

¿MinHo escogería a alguien más? ¿O JiSung sería opción para él?

No, porque con lo que ha hecho JiSung, MinHo no le volverá a hablar.

»—Hazlo —escuchó la voz de Felix a su lado—. Dile la verdad. Es lo más honesto. MinHo tiene un buen corazón, no te odiará si le explicas tus intenciones.

»—¿No has pensado leer otro libro? —la voz de SeungMin sonó del otro lado, tan altivo y desinteresado—. Digo, algo más maduro- ah, ¿consejo con lo de MinHo? No es mucha la pérdida.

MinHo terminó de preparar el ramyeon, con dos platos cocinados a la perfección.

—Para el mejor orador motivacional —cedió MinHo.

JiSung tomó el plato, y MinHo se sentó junto a él en el mesón de cocina. El huevo estaba bien cocinado, y el cebollín estaba en la cantidad que le gustaba. No fueron muchas las situaciones en las que MinHo le cocinó a JiSung, pero sí pareció memorizar cómo le gustaba.

—Mis Yayos me hacen ramyeon cuando estoy de bajo ánimo —contó JiSung.

—«Bajo ánimo», pero esto no es por desánimo. Es un premio —informó MinHo—. ¿O te deprime ayudar al prójimo?

—Demasiado. Va más allá de mi estructura de personalidad.

—«De personalidad- personalidad». Agradezco que hagas esto por la gente, la verdad. No pensé alguna vez aliarme contigo.

JiSung no pudo evitar sonreír. —¿Aliar? ¿Por qué? ¿No colindábamos, acaso?

—Acaso- porque no colindábamos —reiteró MinHo, obvio—. No me interesabas. Eras un raro aparte. Primer lugar que nunca veía hacia abajo- ¿cómo me verías a mí, si es que era de los últimos lugares? Estábamos a demasiada distancia del otro.

«Ahora también, y aquí estamos».

—No seas dramático —le dijo JiSung—. Agradece por lo que tienes, solamente. Era cuestión de tiempo que ambos interactuásemos.

—«Intera- interactuásemos». No pensé que verías por sobre tu hombro para mirarme.

«¿Cómo no mirarte?», pensó JiSung, solo para fruncir su ceño con molestia. No era la primera vez que MinHo decía ese tipo de palabras.

—¿Lo haces a propósito? —preguntó JiSung.

—¿A propósito? ¿Qué cosa?

—Esto- decir cosas tan románticas como si tuviesen doble intenciones —explicó—. Te gusta decir cosas que se pueden malinterpretar.

—«Malinterpretar» —MinHo lanzó una risa burlesca—. ¿De qué hablas? ¿Qué puedes malinterpretar? La mitad de mi lenguaje es sarcasmo y la otra mitad son chistes sin gracia. No me puedes tomar en serio.

Bueno, JiSung cedió el punto. No contestó y continuó con su ramyeon hasta que se descolocó por el codazo que MinHo le pegó.

—¿O qué? —la sonrisa de MinHo no se iba—. ¿Te coloco nervioso? ¿Ese chupetón en Boryeong quieres repetirlo?

—No, no, no, no, no —JiSung se movió a un lado cuando MinHo se le acercó, y derramó un poco de caldo en su pantalón—. Quiero decir- me refiero-, ¿no te parece raro que digas todo eso? Con una persona equivocada podría hacerse raras ideas.

—«Raras ideas». Menos mal que estoy con la persona correcta, entonces.

—¿MinHo?

—¿MinHo?

—Tengo que confesarte algo.

—«Confesarte-» Ay, no —MinHo lamentó enseguida—. ¿Tendremos esta conversación de nuevo? Tú no me gustas, supéralo.

—Ni tú a mí, es otra cosa.

—«Otra cosa». No parece. Estás todo tímido, con patas chuecas y a mi lado. Estás más tímido que de costumbre. Vas a confesarme tus sentimientos y tendremos que pasar por el embarazoso momento de que no te correspondo. Y tú estarás eternamente enamorado de mí porque seguiremos siendo amigos.

—¿Amigos? ¿Aun si te he traicionado y estoy irremediablemente enamorado de ti?

—«Estoy irremediablemente enamorado de ti».

¿Cómo es que MinHo tenía la oportunidad de hacer cada instancia íntima una burla, o burlarse como sentido de intimidad? MinHo sonreía, y lo veía como si nada de lo que era capaz tenía algún deje de seriedad. Decía las cosas más ridículas sin cortar el contacto visual, y JiSung sentía la sangre drenar por un instante de tu cuerpo.

—No me gustó tu ramyeon —confesó JiSung, finalmente.

La coquetería se esfumó en MinHo, solo para quitarle el plato con un palabrerío en su boca.

—«Tu ramyeon», bastardo infeliz. No te mereces nada bueno.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

Durante el transcurso del jueves, MinHo se paseaba entre aula y aula durante los recesos en compañía de Yeji. Visitó a los de segundo año, los más preocupados por la escuela, y se colaba en el aula para comprobar los buzones- solo para sacudirse de alegría ante la cantidad de papeles que tenían en su interior.

—¿Qué haces acá? —el presidente del 2-C le preguntó, molesto—. ¿Al fin se dieron cuenta que no perteneces al tercer año?

—«Al tercer año», solo tenía curiosidad —dijo MinHo, y metió la mano en la caja.

—¡Oye! —otra chica se levantó de su asiento—. ¡Eso solo lo puede ver los miembros del Centro de Estudiantes!

—«Centro de Estudiantes». Duermo con el presidente, así que soy miembro honorífico.

Tras sacar un papel, MinHo lo leyó:

«Me preocupa no saber qué hacer con mi futuro».

Al encontrar la opinión tan mierda, sacó otra:

«Creo que la presión está acabando conmigo».

«¿Por qué se preocupan por profesores y no por estudiantes?»

«¿Se pueden extender las vacaciones de verano?»

«Me agotaré más si cambian al profesor Kim».

—Aquí hay opiniones basuras —MinHo le dijo a Yeji—, solo uno referente al profesor Kim.

—¿Dices tú? —Yeji sacó otro papel para leerlo. Los chicos que estaban el aula jadearon, ofensivos—. Oh, vaya, otro grito de ayuda.

—«Grito de ayuda». ¿No se enfrascan en lo importante?

—O tal vez tú no lo haces —Yeji le guiñó el ojo, juguetona—. ¿Y cómo van con las firmas?

—«Las firmas». Lia se encarga de eso. Así, salgo del foco de Ahn —concedió, sarcástico.

—Nunca me comentaste qué fue lo que te dijo Ahn cuando te citó la semana pasada.

—«Semana pasada», nada de lo que quiera repetir.

—Ay, no...

—«Ay, no» —MinHo le sonrió, y sacó otro papel—. A veces me pregunto por qué ella es directora, y luego pienso- oh —leyó el papel—: «me gustaría que las clases fueran más cortas para estudiar», y se me pasa todo.

—¿Te citó por tu plan? ¿Por el de la entrevista a TvN?

—«Entrevista a TvN», ajá, Chan me delató y Ahn me regañó.

—¿Chan? —Yeji quedó descolocada—. ¿Cómo eso? ¿Por qué dices que él te delató?

—«Él te delató» porque es obvio. Si hacía la entrevista, tendría que contar todo desde cero- incluyendo la corrupción de su madre. Tenía todas las de perder, por eso me acuso.

—Él dijo que no se iba a meter más contigo.

—«Más contigo». ¿Qué? ¿Te lo dijo a ti? —MinHo rio con sarcasmo—, no seas incrédula. Te dije: él es malo. Mentirte no será nada del otro mundo y- ¿qué conversación tenías con él? ¿Eran del tipo...? —sacó otro papel y leyó—: «creo que dejaré la escuela porque no soporto la presión». Carajo, qué deprimente.

—Conversaciones de pasillo, nada más. ¿Seguro que fue él?

—«¿Seguro que fue él?» ¿No me crees? —Yeji negó—. Chan es mentiroso. No tiene problemas en lanzarme al frente para salvarse el pellejo. Además, solo fue un poco de abuso verbal por parte de Ahn- nada de lo que no haya aprendido a sobrevivir.

Aunque Yeji quedó amargada después de eso, MinHo no le dio importancia.

Por otra parte, y en continuidad, era Lia era quien coordinaba las juntas de firmas, porque si era su idea, quería ser la que tomase el centro de atención. Ella se ganaba en el comedor durante el receso del almuerzo, con un stand improvisado entre las mesas y una pancarta hecha por HyunJin con material que le sobraba a la profesora de artes.

—¡Usa tu poder como estudiante! —Felix gritaba junto a Lia—. ¡Empodérate de la situación!

—Colocas tu nombre, tu identificación, tu salón y tu firma —explicó Lia a un dúo de amigas del 1-E.

—¿La directora no nos dirá algo por firmar esto? —preguntó una de las chicas—. ¿No nos meteremos en problemas?

—Mientras más firmas haya, menos daño colateral recibirás.

—¡Derroquen a la dirección escolar! —insistió Felix—. ¡Anulen todo! ¡No voten!

—¿Puedes silenciarte? Espantas a la gente con cerebro —le regañó Lia.

—Solo te estoy apoyando.

—Sacaré fotografía de esto —informó HyunJin, para sacar su celular y enfocar en el cuadro a los dos chicos más la pancarta—. Lo pondré en mi portafolio fotográfico, también. Para que vean que estoy involucrado en la política estudiantil.

—Esto no es política estudiantil —discutió Lia—. Solo estamos cubriendo nuestros derechos a la educación.

—¿Y eso no te parece política?

—¡¿Qué significa este desastre?!

El comedor murmuró del susto ante la presencia del profesor Hwei, ofendido, corriendo hacia el stand.

—¡¿A quién le pidieron autorización para hacer esto?! ¡¿Por qué creen que pueden hacerlo?! —el profesor Hwei apuntó a los tres chicos con sus varillas—. ¡Esto falta al reglamento de convivencia escolar! ¡Todos ustedes, diez puntos de demérito para cada uno!

—¡¿Diez?! —gritó Lia—. ¡No me puede dar diez! ¡Jamás he recibido puntos de demérito!

—¡Pues debió de haberlo pensado antes de hacer esta... esta...!

—Barbarie —ideó Felix.

—¡Barbarie! ¡Todos ustedes son unos bárbaros! —el profesor Hwei intentó leer el cartel—. ¡¿Y qué se supone que es esto?! ¡¿Una protesta?!

—Juntamos firmas para que no despidan al profesor Kim —informó HyunJin, y entregó una planilla—. ¿Se une?

Rojo de la ira, el profesor Hwei quitó todas las planillas de la mesa y la que HyunJin tenía en las manos.

—¡Me quedaré con esto! ¡Nada de esto está autorizado! ¡Y todos los que firmaron quedarán con deméritos!

Oh, my. Oh, my. What is this?

El professor Hwei saltó a la presencia de Sharon, tan curiosa del alrededor que, tras caer en cuenta, lanzó una sonrisa.

—¿No me digan que esto es lo que estuvieron planeando? —preguntó Sharon. HyunJin asintió mientras que Lia negaba, al borde del llanto—. ¡Ay, qué simpático!

—Señorita Sharon, hoy ni siquiera tiene horario —le informó el profesor Hwei.

—Es que escuché que había mucho movimiento en Sevit, y me vine a dar una vuelta —confesó Sharon. De la gran cantidad de planillas que el profesor Hwei tenía en brazos, tomó una—. ¿Y esto? ¿Aquí es donde se firma?

—¡Señorita Sharon-

—Ay, no me grites, Hwei. ¿Quién tiene un lápiz?

Del dúo de amigas del 1-E, una gritó:

—¡Nos dijeron que no nos darían puntos de demérito por esto!

—¡Sí! —gritó otro chico de segundo—. ¡Que dirección no nos haría nada si es que firmábamos!

—Yo firmé porque Han JiSung me lo pidió —confesó otro chico de tercer año.

—¿Nos va a dar puntos de deméritos? —otros alumnos de primer año le preguntaron a Hwei.

—¡Absolutamente! —obvió el profesor, enojado—. ¡Esto va a faltas de las normas!

—¿Eh? Entonces yo les desquito los puntos —informó Sharon, entre su firma.

—Usted no puede eliminar puntos de demérito —el profesor Hwei, ofendido, discutió. Nadie le llevaba la contraria, muchos menos los maestros—. Ni siquiera está facultada para intervenir con los demás estudiantes.

—Los chicos están haciendo un bien por un colega suyo.

—Solo es información sin fundamentos.

—Entonces, ¿al profesor Kim le renovarán su contrato para el siguiente semestre?

La pregunta dejó al resto de los estudiantes expectantes, inclusive al equipo de animadores, quienes tomaron cercanía a la conversación de los docentes.

Nervioso, el profesor Hwei se aferró más a las planillas.

—¡No es asunto de nadie más allá de la directora y del profesor Kim! ¡Pero les aseguro que, después de esto, muchos estarán en problemas!

—Vamos, haz algo —incitó Felix a Lia, empujándola.

—¿Qué? —Lia tenía sus ojos cargados de lágrimas, sin creer los puntos de deméritos—. No- no, no. No puedo meterme en problemas. Mis padres-

—Son dueños del Servicio Médico Legal y de una parte de esta escuela —le dijo HyunJin, y también la empujó—. Ve. Eres intocable, princesita.

—Princesita —incitó Felix.

—No me digan así, por favor —pidió Lia, vacilante.

—¿Entonces? ¿Reina?

—No —Lia elevó su mentón—. Llámenme: soberana.

Y caminó hacia el profesor Hwei.

—Que cringe —soltó Felix. HyunJin solo le chistó con desespero.

—Profesor Hwei. —Aunque su tono de voz fuese bajo, Lia se acercó a él sin bajar su mirada—. Por favor, devuélveme las firmas.

—No, irán con la directora para que castigue a todos-

—Profesor Hwei —la voz de Lia se agravó—, regréseme las firmas, por favor.

—Regrese las firmas, profesor —insistió también Sharon, y tomó una de las planillas—. No son solo estudiantes suyos los que está metido en esto, ¿sabe? También es su colega.

—Yo solo cumplo con mi deber como educador —dijo el profesor Hwei.

—Y ella como estudiante —Sharon, con su fuerza, quitó finalmente las planillas y se las entregó a Lia—. Todos los chicos tienen derecho a expresar su opinión, y usted no puede interferir contra eso.

El profesor Hwei aún estaba colorado, pero no realizó réplica. Fijó su mirada en Lia, como si quisiera forjar sus palabras en contra de algún castigo severo hacia ella- pero no había, no, porque ella era una buena alumna, miembro del White Tiger. Alguien debía de estar manipulándola.

Y la directora Ahn había informado de quién quiso confabular en contra de ella hace poco.

Además, Hwei notó que estaban montando una escena en ese instante. Los demás alumnos miraban en alerta, y los celulares asomados anunciaban que habría un peor desastre del que estaba formado.

—¿Qué se supone que haremos para mañana? —preguntó el profesor Hwei a Ahn, dentro de la oficina de ella.

La directora Ahn, perseguida, observaba desde la ventana hacia el patio mientras se llevaba a cabo la última hora de jornada escolar del día.

—Los de TvN interrogarán por todo el movimiento. Quise quitar la pancarta del comedor, pero el chico Hwang dejó una rana custodiándola. ¡¿Por qué tiene una rana?!

—No creí que iba a suceder esto —aseguró Ahn, seria—. No pensé que esto pasaría. Ni en un millón de años...

—¿Qué cosa, directora? ¿Qué se unieran?

Enfurecida, Ahn fue hacia uno de los cojines y se lo lanzó a Hwei.

—¡Usted me dijo que no se unirían ni se organizarían! ¡Confié en usted!

—¡¿Cuántas iban a ser las probabilidades, directora?!

—¡Agh! —De la frustración, lanzó otro cojín—. ¡Esto no puede estar pasando! Cítame a Shin Yuna para mañana temprano- antes de que llegue TvN.

—¿Shin Yuna? ¿No fue Lee MinHo quién hizo todo esto?

—Necesito que Shin Yuna me corrobore eso para poder expulsarlo. ¡Que me tiene harta ese mocoso infeliz!

—¡Pero, directora! ¡¿Cómo sabe que fue él quien lo dijo?!

—El profesor Kim tiene alianza con él- los he visto, y usted también, profesor Hwei.

Además, la directora Ahn sabía que Han JiSung no era una persona leal.

Para el viernes, la convocatoria hacia Shin Yuna hizo que ella, desde el aula 2-A, caminara con rapidez sin generar contacto visual con nadie y rogando a no toparse con el profesor Hwei. Tras llegar al 3-A, atrapó justo la instancia en que la maestra de Ciencias Sociales llegaba al aula.

—¡Necesito a MinHo! —pidió ella, nerviosa. La profesora, un poco atontada, le miró—. Y a- eh, a JiSung también, por favor.

La profesora se dirigió a los dos chicos, extrañada. —¿Por qué al primer y último lugar al mismo tiempo? Bueno- sin ellos no es mucha pérdida, de todas formas.

—Auch —soltó MinHo, y salió junto a JiSung del aula.

En el pasillo, Yuna temblaba como gelatina. Sus ojos estaban acuosos, y una posible taquicardia generaba su respiración más rápida y superficial.

—La directora Ahn me notificó hacia su oficina ahora. O sea- a las nueve- que es en quince minutos más —informó Yuna—, qui-quiere que- oh, me va a expulsar. Seguro me expulsa. Me va a expulsar, ¿cierto? Me expulsará-

—«Expulsará», cálmate, Yunita, ¿por qué va a hacer eso? —interrumpió MinHo.

—Porque hice lo del periódico- el artículo lo escribí yo- tuve que haber puesto el nombre de otros. Cree que todo es mi culpa. Es mi culpa- y vendrá TvN y-

—¿Por qué estoy acá? —JiSung preguntó al aire.

MinHo le miró, ofendido. —«Estoy acá», ¿no ves que la niña está en pánico? Hay que calmarla.

—Pero yo no soy su amigo.

—«Amigo». Yunita, no te van a expulsar- hiciste bien —MinHo se dirigió a ella—. Supiste defenderte, además-

—MinHo, no me pueden expulsar. —Yuna terminó por sujetarlo del cuello de la camisa, desesperada, y lo comenzó a zarandear—. Si me expulsan me enviarán a un convento, ya me lo dijo mi padre. Él no tendrá a una hija que haya sido expulsada de la mejor escuela de Asia- MinHo, te juro que me convertiré en monja-

—Te estás poniendo sentimental, Yuna —JiSung terminó por interponerse, pero como Yuna tenía más fuerza que él, fue empujado a un lado—. Yuna- deja de ser tan emocional.

—Seré una monja-

—Solo será una advertencia o probablemente te saquen del cargo del periódico escolar —terminó por elaborar—. No debes de ser precipitada.

—¿Entran conmigo? —preguntó Yuna, con sus ojos cafés grandes y saltones, incapaz de soltar a MinHo—. ¿Por favor?

—«Por favor». Seguro —accedió MinHo—. Aunque Ahn me insultó la última vez que estuve ahí. No creo que me quiera ver.

—No, no entraremos —negó JiSung enseguida—. Es algo que tienes que enfrentar sola, Yuna-

—No fue solo plan mío, JiSung.

—Te vamos a acompañar —MinHo discutió, por otro lado—. Ni siquiera me gusta esta clase.

—No- MinHo —JiSung lo agarró del brazo cuando lo vio marchar con Yuna—. ¿Quieres que Ahn te repita todo? La última vez saliste llorando.

—¿Lloraste? —Yuna consultó, más aterrada todavía.

—«Lloraste». Hey, no lo andes ventilando —MinHo le correspondió a JiSung, molesto—. Y si Yuna necesita apoyo, lo haré. Esto es algo que todos estamos colaborando- y tú también deberías de estar ahí.

JiSung negó. —No iré con Ahn.

—«No iré con Ahn». Okey, entonces iré yo. Haz lo que quieras.

Yuna vomitó un montón de agradecimientos cuando dejaron a JiSung plantado en el pasillo para ir hacia la oficina de Ahn.

MinHo no negaría su nerviosismo en volver a enfrentar a Ahn, porque sentía que sus heridas no se habían compuesto desde la última discusión. Era su deber acompañar a Yuna porque era su compañera, su aliada; eso debía de convertirlo en alguien más fuerte.

Aunque, a medida que se acercaba a la oficina, más necesitaba escapar de ahí.

Yuna, nerviosa, arregló su uniforme antes de golpear la puerta. Se alisó la falda, arregló su cabello castaño, y respiró profundo para regular la taquicardia. Sin embargo, fue un ligero contacto visual con MinHo en donde su mentón tembló y comenzó a negar.

—No puedo entrar. No puedo. Decepcionaré a mi papá —lamentó Yuna—. Me dijo que hiciera lo correcto, y ahora-

—«¿Y ahora?» —MinHo no sabía en qué parte sacaba la valentía, porque quería huir junto a Yuna de la situación—. ¿No crees que lo haces?

Porque lo hacía. Hacer lo correcto. Luchar por guerras que tenía probabilidades de ser ganadas, por más que Ahn se esmeraba en hacerlas perdidas.

—Lo correcto es subjetivo —dijo Yuna—. Nada afirma que tengo o no razón. O que mi papá crea o no que la tengo...

Antes de que MinHo golpeara, Yuna le sujetó la muñeca.

—Soy hija única, y soy la única niña de mi casa. Vivo con mi papá, mis tíos y sus abuelos- todos trabajan, todos con familias separadas. Y todos con cargos importantes. No pueden expulsarme. Dejarán de quererme si me expulsan y más por esto...

Yuna terminó por tapar su rostro para llorar, asustada. MinHo, en lo que entendió de sus sollozos, solo pudo consolarla en silencio por aquel rato, pensando en el genuino terror que ella tenía.

Bang Chan lo traicionó, delatándolo ante Ahn. ¿Él también habrá sentido ese pavor que manifiesta Yuna? ¿Continuará con su llanto esporádico, su estrés y su malestar? ¿Con su nariz sangrada sobre la funda de su almohada y más amigos de la infancia suicidados?

MinHo ha estado al borde de la expulsión ese ciclo más veces de las que le gustaría fanfarronear, y en ninguna creyó que su madre dejaría de amarlo si es que sucedía. ¿Era aquello para Yuna una amenaza real, o como Chan solo eran ideas imaginarias? ¿Tus padres podían dejar de amarte si es que te iba mal en la escuela?

—No te van a dejar de querer. —Decirlo en voz alta era irrisorio. Puro dramatismo sentimental, como consideraría JiSung, pero era MinHo quien lo pensaba—. Los padres no dejan de querer por cosas así.

Yuna graznó de terror cuando MinHo golpeó la puerta de Ahn, y negó cuando se escuchó el severo «adelante» del otro lado. MinHo también tenía miedo de ingresar.

Una vez adentro, la directora Ahn solo se fijó en MinHo.

—La reunión es con la señorita Shin —le recordó ella.

—«Señorita Shin». La vine a acompañar —informó MinHo, solo para agregar—. Lo del periódico fue mi idea.

—No... —Yuna negó, enjuagando sus lágrimas—. No, fue la mía. Mi idea.

—Yuna entregó el medio, pero yo quería hacer esto —insistió—. Era mi plan. No quiero que eche al profesor Kim por mi culpa.

—Lee, salga de la oficina, por favor.

—«Por favor», directora, nunca me ha querido escuchar. Hemos tenido oportunidades para hablar y solo me ha ignorado como también insultado. Usted tendrá que, en algún momento, oírme.

La directora Ahn, condescendiente, ladeó su cabeza. —¿Qué es lo que dirás que merecerá ser escuchado por mí? Lárgate de acá.

—¿Qu- qué me va a hacer? —Yuna preguntó a la directora.

—Dado a que rompiste con tus acuerdos al ser concedida como la directora del periódico escolar, te revocaré del cargo —decretó Ahn—. Usted, Shin, sabía que no podía emitirse opiniones políticas o que fuesen en favor de alterar el orden de la escuela.

—«De la escuela». Yuna solo estaba informando un suceso, y otorgando propuestas para que los alumnos entregasen una opinión —insistió MinHo en querer ser escuchado.

—Tendremos también una reunión con su padre, señorita Shin, y le solicitaré que retire cada pancarta de comedor y buzón de opinión para el final del día.

—«Del día». No puede impedir que la gente opine. Solo estamos siendo estudiantes ordinarios —siguió.

—Y no participará en ninguna práctica de animadores cuando TvN esté presente —decretó Ahn, finalmente—. Usted es peligrosa, señorita Shin, debemos de controlarlo si no queremos estar en más problemas, ¿cierto?

MinHo quería gritarlo. Bramar: «¡No le hable así!» porque Yuna estaba pálida, su cabello pegado a su cara por las lágrimas y asentía a cada oración concluida. No era justo para Yuna, ni para él, ni para nadie de esa maldita escuela.

—Y usted —la directora Ahn se dirigió a MinHo—. ¿Quieres que te expulse? ¿Quieres que haga un escándalo porque no puedes quedarte tranquilo? Creí que nuestra última conversación había sido suficiente, pero realmente hay que explicarte las cosas varias veces, ¿no es verdad?

—«No es verdad» —MinHo negó—. Yuna quería apoyo-

—Solo querías llamar la atención —lamentó Ahn—. Me aburres, MinHo. Me tienes genuinamente aburrida. No vas a hacer nada para que cambie la decisión y, si necesitas seguir buscando culpables: tú. Tú lo eres. Despido a SeoGoh por tu culpa. ¿Quieres oír eso? ¿Quieres dejarme como la mala de esta situación?

—«Esta situac-»

—Cállate —pidió Ahn—. Cállate y no vuelvas a hablar. Te escucho repetir algo más, MinHo, y juro expulsarte. ¿Te quedó claro?

Los ojos de MinHo también orbitaban, con su mentón apretado. Ahn se inclinó hacia adelante, aún más seria.

—Contéstame —ordenó ella.

—Nos quedó-

—Silencio, Shin —chistó Ahn—. MinHo, ¿te quedó claro? Contéstame. ¿Te quedó claro?

—Directora.

Los tres saltaron en la oficina. El profesor Kim estaba ahí, asomado, igual de sorprendido por ver a los otros dos adentro.

La directora Ahn, agotada, bufó. —¿Qué quiere, profesor Kim?

—Escuché que mis chicos estaban en problemas —informó él, mientras ingresaba—. Quería saber qué sucedía.

—Shin Yuna no es alumna titular suya.

—Pero soy el docente a cargo del equipo de animadores.

El profesor Kim se ganó frente a los dos chicos, y aunque MinHo podía notar el vacile en su acción, el profesor continuó adelante. MinHo no pudo evitar encontrarse un cobarde canalla, incapaz de siquiera contestar como una persona normal por tener la inconsciencia contaminada por su ecolalia.

—Por favor, deje de castigarlos —pidió el profesor Kim a Ahn—. No volverán a interferir.

—Señor Kim, no será favorecedor que usted los represente —advirtió Ahn—. Buscan problemas generados por usted. Mantenerse al margen los ayudará a todos.

—Lo tengo entendido, directora. Hablaré con ellos para poder disciplinarlos.

—Usted no es el ideal para hacerlo, razón por la que estamos en esta situación inicial —concedió Ahn, amarga—. Su capacidad de docencia, profesor, es incompetente con los márgenes pedagógicos que exige esta escuela. No pudo controlarse usted ni jurar lealtad a su institución, y podrá controlar a unos mocosos sucios que no piensan lo que hacen. Su ejemplo ha perjudicado Sevit.

—Lo entiendo, directora-

—No lo entiende. Nada. Ninguno de los tres —aseguró Ahn, finalmente, y los apuntó con un bolígrafo mientras se inclinaba hacia delante de su escritorio—. Si no logran controlarse, me saltaré todo papeleo burocrático y los desvincularé de... ¿De qué?

Knock, knock. Aunque la puerta estuviese abierta, ChangBin golpeó de todas formas.

—¿Disculpe, directora? ¿Está ocupada? —preguntó ChangBin.

—Ocupadísima.

—Pues pareciera que..., bueno, permiso...

ChangBin se inclinó, y con un ademán, ingresó junto a lo que era el White Tiger con el Real King cargando los buzones de información y las planillas de firmas ante los petitorios generados durante la semana. Cada uno dejó su carga sobre el escritorio de la directora Ahn, forjados en un incómodo silencio.

—Uh- no sé si cuenta, pero traje esto... —informó HyunJin, con su pancarta hecha enrollada y dejada junto al Bonsai.

El corazón de MinHo se aceleró ante la situación, tanto por la boca abierta de Ahn como el desconcierto del profesor Kim. Yuna inclusive dejó de llorar por la impresión, probablemente con la misma pregunta que MinHo se tenía en la cabeza sobre qué demonios sucedía.

Entonces, cuando sintió la presencia de JiSung a su lado, tuvo un irremediable sacudón en cada célula de su cuerpo cuando le dijo:

—Lo siento, fue lo único que se me ocurrió.

«¿Se te ocurrió? —pensó MinHo, mientras mordía el interior de su mejilla—. ¿Me estás diciendo que esto fue tu plan?»

—Si puede explicarme qué es esto, señor Seo... —pidió la directora Ahn, más arrinconada en su silla.

—Buzones de opinión de los alumnos sobre el caso del profesor Kim —contó él—. Fueron entregados a cada delegado para que lo colocara en su aula, y fueron rellenados durante la semana. También, las firmas juntadas para que el contrato del profesor Kim no fuese terminado.

—¿Y usted permitió todo esto? —Ahn se dirigió al profesor Kim.

—Les insistí en que no lo hicieran —aclaró el profesor Kim—, pero- no he podido controlarlos tan bien y-

—Fue decisión estudiantil —insistió ChangBin, seguro, con su vista fijada en Ahn—. Es lo que nosotros opinamos de la situación. Juntamos los necesarios para que fuesen importantes.

—Nada de esto pasó por el protocolo formal de peticiones de Sevit, es todo extraordinario —enfatizó Ahn—. Están en un grave aprieto. No aprobé ni esta decisión para el Centro de Estudiantes, ni para el periódico escolar.

—Estoy consciente, directora, pero las medidas nos han llevado a esto —lamentó—. Destituir al profesor Kim perjudicará la educación de nosotros, como también la moral. Si logra leer alguno de los buzones, sabrá que los alumnos se encuentran desanimados y-

Con rabia, la directora Ahn empujó los buzones y las planillas al suelo.

—Ni aunque reúnan cien papeles de mentiras me harán cambiar de opinión —decretó Ahn, más furiosa, sin intenciones siquiera de levantarse de su escritorio—. Yo soy directora por una razón de eficiencia, coordinación y concordancia. Ustedes no están por sobre mí.

—Por eso, señora directora, y se lo comentamos con sumo respeto —reiteró ChangBin de nuevo—, pero sabemos que nosotros no estamos por encima de usted. Más sí nuestros padres.

Fue la aclaración que hizo a la directora Ahn sonreír por completo, totalmente ofendida.

—¿Me está amenazando?

—Coaccionando —corrigió MinHo, solo para esconderse detrás del profesor Kim.

—No creo que a ninguno de nuestros padres le agrade la idea de que estemos aliándonos porque usted quiere despedir a un profesor —dijo ChangBin—, es una situación muy rara para que estemos de acuerdo. ¿No dirá algo sucio?

—Dudo que a sus padres les interese demasiado sobre esto —aseguró Ahn—. Ustedes están en un internado. La preocupación de ellos a ustedes-

—Mi mamá... —interrumpió esta vez JeongIn, un poco vacilante—, mi mamá no estuvo de acuerdo con la propuesta de Jessica Bang a la hora de formar el club de animadores.

Ahn frunció el ceño. —¿Y eso que tiene que ver?

—Que aun hay padres en contra de todo esto —recordó ChangBin—, y no solo la Diputada Yang, pero también el Juez Shin estuvo en contra, ¿no es cierto, Yuna?

Yuna, quien había ya dejado de llorar, pero su nariz estaba tan sonrojada como Rodolfo el Reno, asintió.

—Ah- sí, mi papá estaba en contra de esto...

—Y en especial por hoy —agregó esta vez JiSung, sin apartarse del lado de MinHo—. En unas horas llegará TvN, preguntándose por qué hay más desastre en Sevit que de costumbre. Informaremos de todos, y a nosotros sí que no podrá expulsarnos. Y esto no solo adopta al grupo de animadores, directora Ahn, pero las firmas hacen lo suficiente como para involucrar también a parte de la escuela.

Era presión lo que se encontraba en el aire. La directora Ahn miraba a cada uno de ellos con su labio inferior mordido, jugando con el lápiz para parecer un medio de reflexión ante la complejidad total del asunto.

Los buzones y las firmas estaban en el suelo, pero ninguna se había desarmado. El profesor Kim carraspeaba para hacer avanzar la conversación, sin embargo, la directora continuaba en silencio. Pensando.

Pensaba demasiado.

—No tendrán a sus padres toda la vida para que los salven —terminó por decir la directora—. Deben de crecer. Madurar. Los que son de tercer año están a pocos meses de graduarse. Deben aprender que a veces la vida no se soluciona llamando a sus padres.

—Por eso lo aprovechamos ahora —ululó JiSung, aun desde atrás—. Creo que ese es el punto de todo, directora.

—El punto de todo... —Finalmente, la directora se levantó de su asiento—. Lárguense de acá. Todos. Fuera. Ahora.

El grupo quedó en desconcierto, inclusive el profesor Kim ladeó su cabeza sin entender.

—¿Directora?

—Que se vayan —insistió ella—. Olvídenlo. Olviden todo. Lárguense, por favor.

—¡Espere! —MinHo alzó su mano—. Como soy el más tonto de la manada, necesito rectificar que- ¿entonces, se queda el profesor Kim?

—Que sí, que sí. De todas formas, aun no llamábamos al abogado. —La directora Ahn aleteó una vez más—. ¡Largo!

Con rapidez, el grupo y el profesor Kim salieron de la oficina de la directora, cerrando la puerta con tal lentitud y silencio que inclusive el grupo del Real King quedó colgado ante la reacción.

—¿Y? —incitó RyuJin—. ¿Qué dijo Ahn?

—¿Que qué dijo? —el profesor Kim contestó, colocó sus manos en su cintura y miró al resto del grupo—. ¿Qué demonios? ¿En serio hicieron eso? ¡Les dije que no debían de meterse en esto! ¡Es un tema de adultos!

—¡Tenemos dieciocho! —discutió Lia.

—¡Y dieron una solución infantil! ¡Ahn tiene razón cuando dice que sus padres no podrán solucionarle todo!

—Ay, profesor —interrumpió HyunJin—, son estos pequeños momentos donde debemos de gozar del nepotismo. Goce de ellos. ¡Siguió con el trabajo!

—A no ser que quería de verdad ser despedido —murmuró SeungMin—, y todo esto fue una pérdida de tiempo.

—Ah, pero no fue tan así —discutió el profesor Kim, y colocó una mano en su hombro—. Digo, no fue algo que sinceramente esperaba, pero- independiente de todo, no puedo evitar sentirme orgulloso de ustedes por haberse unido en una misma meta. Son increíbles las cosas que se hacen cuando trabajas con alguien más.

La incomodidad se volvió a posar en el aire, junto con un extenso silencio que terminó por cortarse por MinHo.

—Profesor Kim, no diga cosas cursis, por favor —pidió él—, es embarazoso.

Aunque MinHo no podía evitar sentirse igual de contento- demasiado. Aun atemorizado, pero bastante contento. El grupo estaba incómodo, con grima probablemente, por lo que cedieron el espacio cuando el profesor Kim ordenó que finalmente se pudieran ir a clases tranquilos.

MinHo se quedó atrás, solo un poco. Se dirigió hacia el profesor Kim con una sonrisa que oscilaba entre la emoción y lo opacado por su tristeza.

—¿No será despedido, finalmente? —preguntó MinHo.

—Las cosas son más complejas de lo que crees, MinHo, pero sé que, al menos, esto disminuyó las resistencias para una mediación —aclaró el profesor Kim, y le sacudió el pelo—. Pero, ¿qué te dije? Te enfrascaste en mi consejo.

—«En mi- en mi consejo». ¿En buscarme un amigo de verdad? Por favor, profesor. Al White Tiger apenas los tolero y creo que ni siquiera vi a Yeji acá —apuntó MinHo—, solo fue un burdo trabajo en equipo bajo un mismo fin.

—Es solo orgullo de ver cómo han crecido desde primer año —comentó, nostálgico—. Disculpa que lo mencione, pero lo encuentro divertido. Apenas tenías dieciséis cuando te conocí y no recibías ayuda de nadie, como también conocí a JiSung y él no ayudaba a nadie.

—«¿No ayudaba a nadie?» —MinHo inquirió—. ¿Y ese idiota qué tiene que ver?

—¿Qué? Fue él quien me buscó al aula —obvió—. Me dijo que me necesitabas. Me agrada saber que te hiciste amigo de él.

—«Amigo de-» Profesooor —se quejó MinHo, mientras se tapaba el rostro—. No digas esas cosas. Deje la cursilería de lado. Mejor, me voy a clases.

Aunque eso no evitaba conque MinHo quisiera hacer pan de leche más seguido.

«Alto —MinHo cayó en cuenta, finalmente—. Yeji no estuvo durante la intervención, y mucho menos Chan».

»¿Dónde mierda se fueron esos dos?»

(=˘ ³( ,,><,,) ~

Ay que lindo final de climax, aunque aun quedan como 143 capítulos de historia, ji. Lamento el slow burn.

Termino mi carrera el 10 de enero, así que, o actualizaré muy seguido, o me borraré de la existencia, ji.

¡Gracias por leer!

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