Maquiavelo estaría orgulloso de JiSung
Capítulo 12
Maquiavelo estaría orgulloso de JiSung
Por supuesto que lo primero que hizo JiSung en la mañana siguiente fue ir al dormitorio que estaba tres pisos más arriba que el de él, donde MinHo compartía cuarto con Chan, ChangBin y JeongIn. Tras golpear y esperar a que JeongIn le abriera la puerta, pensó en el mejor plan para sacar a MinHo de la cama ese lunes en la mañana.
—Hanji —le saludó JeongIn, a medio vestir—, buen día. ¿Qué necesitas?
—¿Dónde está MinHo?
—¿Lee MinHo? ¿El imbécil de acá? —se asomó ChangBin cepillándose los dientes—. Ni idea. Creo que se fue al club.
Detrás de ellos, JiSung logró notar cómo Chan terminaba de guardar sus cosas en su escritorio. «Perfecto...»
—Ah, Hanji —llamó JeongIn antes de que se fuera—, ¿me prestas tus apuntes de bioquímica?
JiSung se largó de ahí en silencio.
Caminó (o trotó, más bien) fuera del dormitorio para dirigirse al edificio central. Tal como los otros días, los estudiantes corrían con velocidad para tomar el lugar más cómodo de la biblioteca y repasar antes de la jornada de clase; notó a un grupo de amigas que repetían una de las evaluaciones en voz alta con interrogaciones; a un chico quitarle la mochila al otro; dos alumnos de primer año correteando con lo que lucía la laptop del profesor Hwei; al profesor Hwei con su varilla alzada para golpear a los de primer año. Todo normal en temporada previa a los examenes.
Tras ingresar al edificio central, caminó al ala de los clubes. Fue impresionante cómo tras llegar al pasillo, la música desde el club del White Tiger ya sonaba con The Way de Ariana Grande con Mac Miller.
Quiso ingresar de golpe, pero a JiSung le llamó la atención la forma en la que MinHo bailaba en su interior. Verlo bailar en la zona del White Tiger le hizo recordar que debía quitar el alfombrado de la zona del Real King, porque a MinHo se le fue más fácil colocar su laptop sobre el costoso librero y una pequeña cámara conectada a su lado, mientras hacía algo parecido a un baile.
—Bien- y entonces HyunJin puede dar la vuelta por acá y Felix por adelante —indicó MinHo en la cámara, mientras hacía cada uno de los movimientos—. Y entonces..., eh- tras el giro, RyuJin se coloca en el centro hacia adelante y... Y de ahí improvisamos algo.
—¿Qué haces?
—«¡¿Qué haces?!» —MinHo chilló, asustado, y bajó la pantalla de su laptop—. ¡No me asustes! —graznó, sonrojado.
—¿Qué haces? —le preguntó de nuevo, esta vez ingresando al club.
—«¿Qué haces...?» —MinHo miró su laptop, pareciendo meditar en si hablarle o no a ese idiota—. La segunda ronda del Dance Revolution es el primero de junio, y aunque con los chicos somos super geniales para dejar todo a última hora, realmente queremos pasar a la final.
—¿Así que...?
—Así que, como el buen capitán, me dispongo a hacer borradores de coreografías potencialmente buenas para la segunda ronda- claro, tomando en consideración los criterios anteriores. Mira.
MinHo subió la pantalla de su laptop y comenzó a indagar en sus carpetas, solo para caer en cuenta con lo que hacía. La cerró de golpe.
—Mejor no mires.
JiSung le chasqueó la lengua y subió la pantalla. En la carpeta, estaban guardado los videos de lo que parecía ser las coreografías de las competencias anteriores; los nombres de cada video presentaban al grupo, la canción y el año en que presentaron.
—Por más que me gusta el estilo libre, todo sigue una fórmula implícita. Canciones populares, coreografías captativas en el centro femenino, una que otra pirueta- todo lo necesario para ser fantásticos —bromeó MinHo. JiSung mugió de interés antes de, burlesco, cliqueó un video.
—Real King. Dance Revolution. 2023 —JiSung leyó en voz alta.
MinHo murmuró la repetición, sin agregar algo más. Bastante intimidado ya era tener a JiSung ahí como para estar mostrándole todo su trabajo, junto con la presentación que los hizo quedar en tercer lugar en el año anterior.
—¿Quiénes cantan? —preguntó JiSung.
—«¿Quiénes cantan?» —MinHo repitió, incrédulo—. ¿Vives bajo de una roca?
—Con mis abuelos- es algo parecido.
—«Algo parecido». Daddy Yankee —explicó—. La antigua capitana dijo que con algo más urbano sería revolucionario, pero la revolución no consta tan buena si es que es un estado autoritario con elementos tan ordinarios que no gusta la renovación —elaboró. JiSung esperó a que continuara elaborando—. ¿No hay pelea?
—No estoy en desacuerdo —confesó.
—«No estoy en desacuerdo». Nice! Quisimos innovar, pero a los jueces no les gusta la innovación si es que no le ganan al primer lugar. Justo, bien justo, por eso estoy planificando una innovación en sus propias reglas y, así, cambiar las reglas —con dramatismo, MinHo cerró la laptop—. ¡Será genial!
JiSung no supo ni siquiera qué decir, en especial porque pareciera ser la primera vez que MinHo le dirigía la palabra sin algún índice de ataque- claro, aunque aquella conversación lucía más como un monólogo de un villano explicando su malévolo plan al héroe. Sin embargo, era demasiado amable y gracioso todo.
Casi se sintió mal por querer cerrar el Real King.
Casi.
—Primera vez que te oigo decir algo con sentido —le dijo JiSung—. Es cierto lo que dice Lia: los pobres tienen creatividad.
—«Los pobres tienen creatividad», obvio, primer lugar. Si no, ¿quién sacaría el país adelante?
—El capital. La gente que distribuye las riquezas.
—«El capital, el capital» —MinHo se sentó en el librero—. No creo que tengas otra opinión, si naciste en cuna de oro.
—No nací en cuna de oro —aclaró—. Solo en una familia bien acomodada.
—¿«Familia bien acomodada» se le dice ahora?
—Cállate. Te vine a contar algo.
MinHo colocó su mano en el pecho, dramático. —«Contar algo» ¿A mí? ¿Me vienes a hablar por voluntad propia? ¿No terminará conmigo suspendido de nuevo?
—Ninguno de nosotros —y, con orgullo, JiSung sacó la cajetilla de cigarros de ahí—, pero sí alguien.
MinHo lució sorprendido, para enseguida entrar en pánico. Tomó la cajetilla y lo escondió detrás de su espalda.
—«Sí alguien». ¿Estás loco? ¿Sacar eso acá? —regañó MinHo—. ¡¿En verdad quieres que yo termine suspendido?!
—¿Acaso esto trata de ti?
—«¿Acaso esto trata de ti?» Si el profesor Hwei nos encuentra a los dos con esto, créeme que no seré yo el que salga invicto ni por más argumentos y evidencias le entre-
—Cállate —cortó JiSung—. Utiliza la cabeza, simio. ¿O no has hablado con tu querida Hwang Yeji?
—«Hwang Yeji», ¿qué la metes a ella? Si el hiciste algo, juro que-
—Cállate —repitió, solo para esbozar su sonrisa—. Es un plan pequeño, nada fascinante. Así nos libraremos todos del jodido grupo de animadores porque, ¿conoces a otra persona que fume de forma compulsiva?
—«Fume de forma compulsiva», varios —reconoció MinHo, para volver a ver la cajetilla. Solo costó un instante antes de sorprenderse—. ¿Se lo robaste a-
—Fue una ofrenda voluntaria de Bang Chan a Yeji, y corrió la coincidencia de verlos —JiSung le quitó la cajetilla—. La vida te sonríe cuando haces lo justo.
—¿«Cuando haces lo justo...»?
MinHo no supo a qué se refería JiSung hasta que lo vio sonreír aun más ancho, orgulloso, y se giró sobre sus talones cuando Bang Chan ingresó al club.
Solo bastó el contacto visual con Chan para que él supiera a lo que se enfrentaba.
—¿Te dedicas a fumar? —le preguntó Chan.
JiSung, con calma, caminó hacia Chan mientras sacudía la cajetilla con una mano.
—Yo no, pero tú sí —le reconoció JiSung.
Chan, sin cambiar su aburrido semblante, se encogió de hombros. —No estoy demasiado interesado en eso, sinceramente.
—Puede que sea verdad —aclamó—. Digo, es una cajetilla sin nombre, ¿a quién le interesa de quién es el dueño real?
JiSung intentó pasar a su lado, pero Chan se giró. —¿Dónde se supone que vas?
—Con la directora Ahn. Hay que notificar que hay una cajetilla suelta en la escuela.
—¿Eres infantil? ¿Me quieres culpabilizar? —increpó, enojado—. Eso no es mío. No entiendo por qué me vas a culpar por eso- no te he hecho nada.
—Tu madre solo coacciona para que estemos en el ridículo grupo de animadores que le servirá a tu mediocre currículum —JiSung soltó con todo el veneno sus palabras—. ¿Acaso no me involucra? ¿O no me genera algún problema?
—Deberías estar agradecido de que mi mediocre currículum rellena el tuyo.
—No lo hace. Mis aspiraciones no son tan soñadoras como las tuyas, Bang Chan.
MinHo creyó que Chan caería ante la provocación, pero siguió con la mantención de su cara seria. Finalmente, se encogió de hombros.
—Haz lo que quieras —cedió—. Suerte con la directora creyéndolo.
—Gracias. ¿Vamos, MinHo?
La cabeza de Chan se giró con rapidez hacia la de MinHo, para que toda la mirada desinteresada y tranquila fuese modificada en un instante. MinHo era un nervio anarquista dentro de todo el plan de Chan, y tenerlo en su contra fue un riesgo que debió tomar si es que quería cumplir con sus metas.
Más no esperaba a que siguieran ambos cayendo tan bajo.
—¿Qué? —Chan, diferente a su forma de enfrentar a JiSung, se dirigió a MinHo—. ¿Ahora son amigos y se aliaron para esto?
—«Para esto...» —MinHo balbuceó, confundido—. No sé de qué ha-
—¿Acaso me ves como competencia que me quieres sacar de la escuela? Porque esto no puede ser una alianza para proteger a tu estúpido club —Chan caminó hacia él—. ¿En serio me quieres sacar de la escuela? Tú no eres nada en Sevit.
—«Tú no eres nada en Sevit» —repitió MinHo, sin querer agregar algo más.
Lo que molestó a Chan.
—¿Vamos? —JiSung insistió a MinHo.
—¡¿E irás?! —le gritó, cuando MinHo (aun sin entender la mitad de las cosas que sucedían) caminó en dirección a JiSung. Chan lo sujetó del brazo—. ¡¿Tú irás?! ¡Por favor! ¡Eres una basura en este lugar! ¡Es tu palabra contra la mía!
—Y es tú palabra contra la mía —agregó JiSung, fascinado.
Era terrible la ruptura de orgullo de Chan en ese instante, porque por más que quisiera construir el mundo a su manera, había cosas que eran reales. Su vergüenza fue alzada para cuando caminó hacia JiSung, le quitó la cajetilla de las manos y la guardó en su mochila.
—Basuras —espetó Chan antes de salir de ahí.
Contento de su ida, JiSung regresó con pequeños saltitos hacia MinHo. —¿Ves que soy bueno planeando?
MinHo tuvo que corroborar tres veces lo que vio, antes de soltar un bramido escandaloso.
—¡¿«Bueno planeando»?! ¡¿En serio no hay ningún favor tuyo que no termine conmigo como víctima?!
—Ay, por favor, esto no es nada —JiSung le restó importancia.
—«Esto no es nada». Fue un plan estúpido y que además falló —agregó, y se dirigió hacia su laptop para al fin guardarla en el casillero que tenía su nombre. Las clases ya iban a empezar—. ¿Eso ibas a hacer? ¿Acusar de forma arbitraria a Christopher? Pensé que tenías una mejor idea. Eso fue estúpido.
Mentira. JiSung no era un estúpido.
(=˘ ³( ,,>ᴗ<,,) ~♡
Cerca del mediodía, el estómago de MinHo rugía en el aula. Las clases iban más centradas en la preparación de los examenes de medio término, y sin contar el colapso nervioso que Lia tuvo cerca de las diez de la mañana, nada entretenido había sucedido.
Además, el profesor Kim continuaba con su clase. Algoritmo estaba pasando (¿O era logaritmo?), y por más que lo explicara de una forma que hacía a MinHo entender la materia, junto con el entretenimiento de graficar en su cuaderno planos cartesianos, estaba muerto de hambre.
Divisó a ChangBin dos puestos más adelante, serio. Sentado de los primeros y colaborando con las explicaciones del profesor Kim como si fuera una clase personalizada. MinHo rasgó una hoja y escribió:
«Por favor, pídele al profesor Kim un pequeño receso. Me muero de hambre. Te compro algo».
Claro que ChangBin no era nadie para hacerle favores a MinHo, pero ambos compartían cuarto; algo debía de nacer en haber dormido bajo el mismo techo los últimos tres años, ¿no? Aunque ChangBin le haya querido hacer la vida imposible.
Arrugó el papel y lo lanzó a la perfección hacia su cabeza. El papel rebotó antes de caer en el escritorio de ChangBin. Él, vacilante, lo abrió (esperando una carta bomba o alguna amenaza presidencial); tras leerlo, se giró hacia MinHo.
—¿Estás de joda?
MinHo juntó sus palmas, implorando. Se desmayaría de la fatiga en cualquier momento, y no tenía muchos ánimos de acompañar a Lia en la enfermería.
ChangBin bufó con desgano. —¿Profesor Kim?
—¿Sí, ChangBin?
—¿Podemos tener un pequeño receso de cinco minutos? El día ha sido intenso por lo que sucedió con Lia, y tenemos hambre. ¿Cierto, compañeros?
Se escucharon varios «oh, sí» dentro del aula. El profesor Kim, cansado, dejó su texto de clase en su pupitre.
—Bien, pero me traen-
—Un café cortado —interrumpió RyuJin, mientras se levantaba de su puesto—. Lo sabemos.
Glorioso, MinHo pegó un salto de su asiento para poder salir; sus piernas le temblaban del hambre, y si esperaba un poco más, seguramente-
—¿Profesor? —JiSung alzó su mano—. Me robaron.
Se escuchó la queja colectiva, al igual que el del maestro Kim.
—¿Qué te robaron, JiSung? —preguntó él.
—No encuentro mi billetera —JiSung se palmeó los bolsillos—. La dejé acá; creo que desapareció cuando con SeungMin llevamos a Lia a la enfermería.
—¿Robo? —De forma espontánea, el profesor Hwei ingresó al aula—. ¿Alguien dijo robo?
El profesor Kim tampoco lucía contento con el ingreso del profesor Hwei, y todos los alumnos se quejaron más fuerte.
—Bueno, bueno, ya saben qué hacer —el profesor Hwei batió su varilla—. Saquen todas sus cosas. Revisión de mochila.
—Pero- tengo hambre... —se quejó MinHo.
No solo recibió un golpe de varilla en su nuca, pero también fue el primero al que le revisaron la mochila.
Sin embargo, se podía reconocer las tensiones desde el otro asiento. Mientras le profesor Hwei revisaba las cosas de MinHo y le daba puntos de demérito por cada cosa que no pertenecía al material escolar, MinHo notaba cómo es que Chan se quedó totalmente congelado.
Porque Chan, desde su punto de vista, no pudo considerarse más que un estúpido.
¿Cómo no vio venir eso? ¿Notar cuál era el plan de JiSung respecto a los cigarros? Si es que el profesor Hwei o el profesor Kim lo encontraban, sus padres lo matarían.
Podía notar cómo su entorno se enlentecía, entre las quejas de los estudiantes, los regaños de los maestros y el ruido de las cosas hurgadas. Chan podría esconder la cajetilla bajo la manga de su camisa si esta fuese lo suficientemente grande, y por nada en el mundo podría moverlos hacia su bolsillo sin levantar la sospecha de alguno de sus traidores compañeros.
—¿Qué son estos? —el profesor Hwei preguntó en el hombro de RyuJin.
—Cartas de amor —se desinteresó ella.
—Mentira. Nadie recibe tantas cartas de amor.
—Que en su escuela no le haya gustado a alguien no quiere decir que a mi no me qui- ¡Ay! —El profesor Hwei le interrumpió con un varillazo en la cabeza.
Los oídos de Chan se taparon, y su cuerpo comenzó a sudar. Continuó planificando en su cabeza el mejor lugar para poder guardar los cigarros, pero la cercanía de los maestros le concedió a que, finalmente, estaba en un callejón sin salida.
—JiSung ya la encontró.
La espalda de Chan se tensó por la voz, enojado.
—¿Qué? —El Profesor Kim se giró para comprobar con JiSung—. ¿Lo encontraste?
JiSung negó. —No sé dónde está.
—Lo dejaste bajo tu pupitre, cuando te llevaste a Lia —le dijo MinHo—. ¿Cómo no te diste cuenta?
Chan no sabía el complot que los dos tenían, pero lo enfurecía. Para mantener un buen plan a la racha bajo el control de la gente, una alianza era lo que desestabilizaba su poder.
En especial como lo era una alianza con MinHo y JiSung. Casi la ironía que ambos extremos de la generación estaban en su contra. En su contra. En su contra. En su contra.
Chan solo quería cumplir su objetivo- ingresar a Harvard para estudiar leyes. ¿Por qué las cosas se las ponían difíciles?
JiSung, atontado, metió su mano en la rejilla bajo su pupitre, y sacó la billetera de Doraemon el Gato Cósmico. De forma torpe, rio.
—Ah- ahí estaba.
La queja colectiva se escuchó de nuevo, junto con el suspiro de alivio del profesor Hwei.
—Es bueno saber que no hubo hurtos acá —halagó el profesor Hwei—. Los días han estado muy tensos, si saben a lo que me refiero. Qué les parece si, para relajarnos, el profesor Kim da actividades en su libro durante lo que queda de la clase-
—Deja que los chicos vayan a comer algo —pidió el profesor Kim, mientras sacaba su propia billetera de su bolso—. Yo también tengo hambre.
Por la bruma, los estudiantes salieron del aula. RyuJin se montó en la espalda de HyunJin e hicieron carreritas con Yeji hacia la cafetería, pero chocaron con SeungMin y ChangBin a propósito, lo que resultó en una estrepitosa huida por el pasillo perseguido por ellos dos.
MinHo, sin ningún tipo de sutileza, miró a JiSung y apuntó hacia afuera. Ahí, en el pasillo, JiSung le alzó los brazos con frustración.
—¿Ahora sientes pena? —preguntó JiSung—. ¿Con todo lo que hizo?
—«¿Con todo lo que hizo?» Ni siquiera quise esto en primer lugar —aclaró MinHo—. Chan iba a estar metido en problemas.
—No shit, Sherlok, ¿qué esperabas?
—«¿Qué esperabas?» Y no me notshitsherlokees —MinHo le apuntó con el dedo—. Acabar con un grupo de animadores no equivalía a dejar a Chan expulsado de Sevit.
—Tu corazón es demasiado bueno para este tipo de confrontaciones.
—«Confrontaciones», y tú eres demasiado sucio. ¿No tienes otro plan que no termine con alguien expulsado?
JiSung rio, incrédulo. —¡¿Crees que soy tu jodido archivador de planes malévolos?!
—¡«Planes malévolos»! ¡Pues claro! ¡Si eres tú el que los hace!
—¿Por qué quieres proteger a Chan? —preguntó JiSung—. Te ha estado haciendo la vida imposible desde inicio de ciclo. Te recuerdo que estás metido en esto por su culpa.
Claro, era una pregunta válida por parte de JiSung realizarla si es que MinHo actuaba tan contradictorio respecto a Chan.
Frustrado y tímido, se cruzó de brazos.
—«Estás metido en esto por su culpa» —repitió, intentando que aquello quedase gravado en su cabeza—. He visto demasiado de él, no sé si accidental o a propósito por su parte, pero la manera en la que él ha vivido los años en los que hemos compartido dormitorio... Me da pena. Él da pena. No tiene amigos. No tiene soporte. Es solo un chico patético y rabioso. Hacer esto es jugar en las reglas suyas que solo alguien igual de patético podría ca-
La ira de Chan le acompañó casi al instante, tras salir con velocidad hacia MinHo para propinarle un puñetazo en la cara; el cuerpo de MinHo chocó con la pared, a punto de perder el equilibrio. JiSung, con rapidez, tomó con ambas manos el brazo derecho de Chan, solo para ser sacudido con una penosa facilidad para que lo soltara.
—¡¿Qué te pasa?! —le gritó JiSung enseguida, colocándose frente a MinHo—. ¡Él no está metido en esto!
Pero como JiSung no era la mejor persona para hacerle frente a Chan, él solo lo tomó del cuello del uniforme para zamarrearlo. Se podía ver a JiSung inclusive estar de puntas.
—Deja de involucrarte y hacerme la vida difícil —espetó Chan con cercanía a JiSung—. Te estoy dando todo el bandeja, y tú solo te dedicas a joderme.
Apartó con facilidad a JiSung de su camino para dirigirse hacia MinHo, quien aun parecía digerir el puñetazo que recibió cerca de su boca.
—Me voy a vengar, MinHo. Te haré lo imposible hasta que te largues de acá —amenazó Chan.
—¡«Hasta que te largues de acá»! ¡¿Qué mierda te hice yo?! —le gritó MinHo, finalmente, también intentando enfrentar a Chan. JiSung se encargó de retenerlo, aunque tampoco se le fue muy fácil—. ¡Me he preocupado por ti desde el día en que llegaste a esta puta escuela! ¡Eres un hijo de puta, Bang Chan!
Por los gritos, el profesor Kim apareció corriendo para poder alejar a Bang Chan de ahí, al instante en que JiSung continuaba reteniendo a MinHo.
Porque, ¿qué se creía ese imbécil? ¿Acaso MinHo debía de pagar con todo esto? Ah, no, porque Bang Chan le propinó un puñetazo en la cara sin razón aparente. ¡Incluso peleados, MinHo se encargó de protegerlo!
¡Pero ya no más! ¡No abogará por ese infeliz ni aunque la maldita Jessica Bang le pagase todos los estudios de nuevo!
—Vamos a la enfermería —le dijo JiSung—, vamos-
—No, no —MinHo, más fuerte, caminó hacia el salón, produciendo que JiSung fuese arrastrado en el proceso—. Le iré a volar los dientes a ese hijo de puta.
Después de otros tres minutos de forcejeo, donde finalmente HyunJin apareció para llevárselo junto a RyuJin y a Yeji, MinHo terminó en la enfermería.
Y, de nuevo:
¡¿Cómo es que cada cosa que guiaba hacia JiSung, terminaba con MinHo metido en problemas?!
¡Ya era el colmo en la situación! ¡JiSung realizaba un plan contra Chan, y terminaba con MinHo golpeado! ¡¿Es que no podía tener más mala suerte?!
—¿Cómo es posible que el imbécil de Christopher me tenga tanta bronca? —preguntó MinHo, mientras caminaba de izquierda a derecha en la enfermería. Dos alumnos de segundo que colapsaron estaban dormidos con tapones luego de la tercera solicitud a MinHo para que se callara; HyunJin con RyuJin y Yeji estaban sentados en otra cama, escuchando a MinHo—. No he hecho nada- ¡Nada! ¡Limpié su parte del dormitorio! ¡Lo cuidé! ¡Le recordaba las comidas! ¡Alianza! ¡Eso éramos, una alianza!
—Una vez nos compró pollo frito —concedió Yeji.
—Cuando dije que el Real King sería mi misión final en Sevit- mantenerlo y enraizarlo, ¡no pensé que eso dificultaría tanto la existencia de Christopher! ¡Del carajo! —bramó, frustrado—. ¡¿Por qué Christopher odia tanto el Real King?!
—Porque eres un estúpido.
MinHo giró su cabeza hacia una de las camas de la enfermería. Ahí, Lia estaba recostada con un paño húmedo helado en su cabeza. Para poder hablar, se sentó y dejó el paño en su regazo.
—«Porque eres un estúpido» —reiteró MinHo—. ¿A qué va eso?
—Tu obstinación por el Real King va en contra de las estrategias de Bang Chan —explicó ella, impasible—. ¿No es obvio?
Los otros cuatro pestañearon sincrónicos, sin tener idea.
—Son unos ignorantes —se quejó Lia—. Desde hace años que Sevit ha querido cerrar el Real King, pero nunca tuvieron una excusa. Los recursos hacia el club eran una pérdida de dinero-
—Ganamos competencias. Tenemos muchos trofeos —interrumpió RyuJin.
Lia la miró feo. —No me interrumpas mientras hablo, por favor. La presencia de MinHo es una ofensa en sí misma, incapaz de mantener la tranquilidad ya que, por su culpa, el Subsecretario del Ministerio de Educación asomó su nariz dentro de la ordenanza institucional. La importancia de las actividades extracurriculares y artísticas demarcaron un punto de inflexión con MinHo, lo que hace que su relevancia dentro del juego de Bang Chan sea una amenaza.
Como MinHo recordaba, Lia lucía igual que sus padres; mortificada, seria, pálida como un cadáver y desinteresada por la vida. Cuando le dirigió la mirada, MinHo pensó que era la misma Parca quien se lo llevaría.
—Eres una figura de odio para Bang Chan. No esperes respeto cuando tú también le hiciste la vida miserable.
—«La vida miserable», ¡yo no he hecho tal mierda! —le gritó MinHo, sorprendido—. ¡Hice todo lo contrario! ¡Yo me preocupé!
—Está criado para correr una carrera en un solo carril. Cualquier interferencia es una molestia, y la molestia constante te hace miserable. Tu supuesto altruismo le causó más problemas que beneficios —acusó Lia.
—Qué penoso —le dijo HyunJin—. ¿No pueden tener a alguien preocupándose porque ustedes, hijos de papis, se ofenden?
—El camino de la vida es un camino en soledad y doloroso, donde las alianzas se denominan en virtud de los costes y beneficios. Actuar de la manera impulsiva y hormonal como lo hacen ustedes, solo conlleva al fracaso —Lia se sentó en su cama—. Podrían aprovechar este tiempo para aprender de la disciplina de nosotros.
—«De la disciplina de nosotros», ¿y qué? —MinHo la apuntó—. ¿Quieres que terminemos así? ¿Internados en la enfermería porque te dio por saltarte las comidas para estudiar un poco más?
—Cuando tengas algún tipo de dominio o propiedad por donde caminar, notarás cuán duro es mantener tu propio camino —discutió Lia—. Es parte de tu escases de recursos que se vieron forzados a trabajar en comunidad, pero cuando tengas algo hecho por tus propias manos, sabrás el valor de las cosas.
—«Los dominios adquiridos están acostumbrados a vivir bajo un príncipe o a ser libres» —La discusión se interrumpió ante la presencia de JiSung en la enfermería. Los dos alumnos colapsados despertaron finalmente del sueño, bajo la narración de JiSung—. «se adquieren los dominios por las armas propias o por las ajenas; por la suerte o por la virtud».
—¿El Señor de los Anillos? —intentó adivinar HyunJin.
—El Príncipe de Maquiavelo —corrigió JiSung—. Una lectura más moderna diría de que las apropiaciones nacen de la suerte, porque no hay forma que el dominio en esta escuela sea transferido por herencia.
—Espera, estoy perdida —cortó RyuJin—. ¿Nos ponemos a citar a autores? ¿Eso qué tiene que ver conque ustedes, White Tiger, sean unos jodidos prepotentes estirados?
—Significa que, porque tienen dinero, creen que la vida en soledad es mucho más fácil —explicó MinHo, sin ver a su amiga o a JiSung, quien con notoria culpa quería hablarle. Su vista, sin embargo, estaba fijada en Lia—. Puede que nosotros hayamos tenido que vivir en comunidad, Lia, pero eso nos ayudó a que ambos estamos en la enfermería, y uno está más acompañado que el otro.
Pudo notar cómo en los ojos de Lia mostraba cierto vacile entre sus palabras finalmente, junto su mentón titubear para el siguiente ataque.
—Hay cosas más difíciles que estar en una enfermería —terminó por decir ella, antes de regresar hacia su cama.
Fue incómodo, porque Lia fijó su vista en JiSung y en la forma en la que, en vez de ir hacia ella, se dirigió hacia JiSung con notorio rostro de lástima.
—En serio lo sien-
Entregado por Yeji, MinHo tomó la almohada y comenzó a golpear a JiSung con ella.
—¡Muérete! ¡Muérete! ¡Muérete! —le gritó MinHo entre cada golpe—. ¡Jodido idiota! ¡Me golpearon en la cara! ¡Mi cara! ¡Muérete!
—Nunca me había dado cuenta de cuán pequeño es JiSung —HyunJin comentó entre la pelea. RyuJin asintió a su lado—. O sea, no sé si es porque ya pasamos demasiado tiempo con él, o nunca me di cuenta de cuán débil lucía.
—Es el mentón en alto y el dinero —explicó Yeji, en un rincón de la cama, con cuidado de no ser tocada—. Los ceros en tu cuenta bancaria te dan algunos centímetros de altura.
—Tiene sentido eso —concedió RyuJin.
—¡MinHo! ¡Lo siento!
—¡Muérete, hombre!
. . .
MinHo déjese querer pt. 2
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