Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Las malditas regionales, al fin

Capítulo 32

Las malditas regionales, al fin

¿Estás sintiendo la adrenalina?,

Si es así, entonces creo que sé lo que estás pasando.

¿Nos estamos enamorando?

Dime, ¿sí o no?

¿Estás pensando en nosotros?,

Si es así, entonces creo que sé lo que está pasando.

¿Nos estamos enamorando?

Dime, ¿sí o no?

Yes or No; Jeon JungKook.

JiSung sacudía sus rodillas debajo de la mesa, concentrado en la forma en que el vaso de agua se sacudía. El servicio temblaba. El pan sobre el canasto tiritaba hasta botar migas. Se designaba una forma de movimiento tan azarosa que JiSung quedó hipnotizado un instante en querer predecir el siguiente movimiento.

Hasta que su mente se conectó con la realidad. Su madre, Youm InSook, entró al restaurante.

—¡Hannie!

JiSung se levantó y recibió el abrazo de su madre, tan atrofiado y ligeramente incómodo que se separó enseguida para tomar asiento. Su madre, con rapidez, se sentó frente a él y llamó con su mano al camarero, sin apartarle la vista.

—Ah, que gusto verte —dijo ella enseguida—. Vine volando del aeropuerto. Fue difícil tomar un taxi con este calor- no recordaba que fuese tan ahogado acá —agitó una servilleta cerca de su rostro—. ¿Tus Yayos te dieron mi paquete?

—No, me he estado un poco impedido en ir a casa, la verdad —confesó—. Deberé ir en unos días —«Si es que Sharon nos suelta».

Pidieron la comida al camarero, con la mesa sacudida de forma ligera. Mientras esperaban, InSook comentaba sobre su vuelo, las cosas que dejó a cargo en su trabajo, y de cómo un fin de semana sin ella ahí solo generaba catástrofes al resto de sus colegas.

—Detesto que dependan de mí —dijo ella, con el movimiento de su cabello miel sobre su hombro, despejando también su flequillo—. El mundo sigue girando. No me gusta tener tanta carga porque, después, si regaño las cosas se ponen mal. Ah, cómo detesto ser empática.

JiSung quiso corresponder, pero la empatía era una cualidad que aprendió hace poco. Le colocaba un poco nervioso saber que la forma en la que su madre se desenvolvía era un patrón que él repetía de forma inconsciente, porque se encontraba más parecido a ella que a su padre.

«Ni de chiste me parezco a mi padre».

InSook pidió un gran menú ejecutivo de comida coreana, alardeando de su falta de alimentación simple del país y que estaba atareada de la occidentalización de su dieta. JiSung solo comió del pollo frito a la naranja en silencio, solo aportando en respuestas para demostrar que continuaba presente. No obstante, no lo estaba.

Estaba alejado de la tierra.

Sus piernas aun temblaban por lo bajo de la mesa y, con imágenes rápidas, JiSung podía ver, oír y oler toda la escena que lo dejó con problemas del sueño en los últimos dos días.

Fuera de casa de MinHo, con un montón de sentimientos evocados en las palabras emitidas, más abrupto y explícito que de lo que él había ensayado durante su trayecto en tren hacia su casa. Solo bastó tener contacto visual con MinHo para saber que estaba completamente perdido.

Y era injusto, omitiendo que MinHo lucía bien en rubio y eso lo atrapó con la guardia baja. Fue injusto porque JiSung dijo todo- bueno, no todo, pero sí lo necesario como para sentir que debía recordarse que había que respirar y, en cambio, MinHo solo le entregó un pan de leche para el regreso a la escuela. Una vuelta de la vergüenza que, cuando se topó con el profesor Kim de camino al dormitorio, debió de hacer un gran esfuerzo para no lanzarle el pan a la cabeza.

Porque fue su plan. Claro que fue su plan. Durante la ida hacia la oficina de la directora Ahn- porque querían hacer un comercial con su cara, aquel fue el espacio en el que JiSung quiso correr lo más rápido posible, alejándose de aquel falso deje de paternidad con el cual el profesor Kim lo quiso rodear en sus hombros antes de comenzar con la frase más cursi y trillada de los clímaxs:

—Te he visto distinto estos últimos meses...

JiSung no había querido escucharlo. Hizo oídos sordos hasta que llegó donde Ahn, quien le entregó todo el sistema formativo, guion y una variedad de basura para ser el rostro de Sevit. A JiSung le habría gustado negarse, pero eso habría significado salir de la oficina y volver a enfrentar el discurso formativo del profesor Kim, y JiSung no iba a caer por la banalidad.

Sin embargo, él insistió de regreso.

—Es mi rol como profesor preocuparme por mis alumnos —argumentó el profesor Kim, una vez que JiSung le preguntó con rapidez de por qué le hacía dicha intervención.

—No. El docente le habla al alumno solo durante la jornada escolar. Esto supera todos los límites —dijo JiSung—. No tiene por qué estar involucrado en mi vida personal.

—Hemos pasado situaciones onde he estado ahí —recordó el profesor—. Los limites se transgredieron hace tiempo, JiSung. Y esto es solo para mostrar mi preocupación-

—Pues, con todo respeto, no lo haga —JiSung se detuvo de forma abrupta en su caminata, nervioso—. No quiero escuchar un sermón sobre la importancia de la amistad u otra basura así. Yo no soy ese tipo de chico.

—Bueno —con la misma calma que lidiaba las situaciones, el profesor Kim escondió sus manos en los bolsillos de su pantalón—, solo para el registro, como tu profesor titular, debo de estar al tanto de las relaciones románticas dentro del aula porque-

—¡¿Qué?! —JiSung sintió como si le hubiesen dado una patada en el trasero—. No estoy en una relación romántica. No estoy noviando. No diga esas cosas, profesor. Por favor, no diga eso. Cruza la ética profesional-

—JiSung —el profesor Kim detuvo todo el discurso dramático de él, haciéndolo sentir aun más tonto—. Intento regresarte la mano- por lo que hiciste por mí con la directora Ahn- evitando que no me renovasen el contrato.

—No, yo no colaboré. Todo fue plan de MinHo. Yo no tengo que ver ahí.

—¿Y con la última reunión con la directora? Cuando me fuiste a buscar porque MinHo y Yuna fueron llamados por ella-

—Evidencia circunstancial. Nada sostiene que lo hice yo.

—Literalmente le dijiste a MinHo que eso fue lo mejor que pudiste hacer-

—Se estaba jugando su contrato, ¿en serio le prestó atención a eso? —interpeló, nervioso. Al notar la mirada agravada del profesor Kim por la falta de respeto, JiSung se removió su pelo—. Escúcheme, profesor. Sea como quiera verlo, lo de esa vez... yo ya le estaba regresando la mano. Por lo de SeungMin y todo eso.

—¿Por la noche en la que desapareció?

—Por todo, en realidad. Que haya mantenido el secreto ante su padre, y nos fuera a rescatar severas veces... Discutir con Ahn era regresarle la mano. No me debe nada.

—Bueno, digamos que esto no es solo algo para deberte, sino también a MinHo-

—¡¿Y por qué volvemos con él?! —preguntó, estallado—. Mire, entiendo que a usted le guste adoptar chicos sin padre- pero yo soy diferente. No necesito guía espiritual o figura paterna-

—De hecho, no quiero que-

—Así que, lo que sea que pasó con MinHo... Ya no quiero que más gente se meta —aclaró JiSung—. Miss Sharon me llama Lover Boy, y todos se ríen porque fui rechazado ante ellos. Además, también me culpan porque MinHo no quiere volver. No me pueden hacer responsable de... de las cosas que, efectivamente, fueron mi culpa.

El profesor Kim no cambió su ceño fruncido, extrañado. —No tiene sentido lo que dices. Estás perdido en tu propio desastre.

—¡No es desastre, profesor! Yo solo digo que- hice algo malo, y eso estaba vinculado por cómo me sentía. Y, de pronto, todos- incluido MinHo, encuentran igual el haberlo delatado ante la directora como tener sentimientos hacia él. ¡Eso es un desastre!

Y, antes de notarlo, JiSung ya hablaba más de la cuenta con el profesor Kim.

—Gustar de MinHo ha hecho que ni siquiera me reconociera —confesó JiSung, finalmente, queriendo volver a mantener la calma en su tono de voz—. No sé qué me pasó. Era inteligente y, ahora, tomo las peores decisiones del mundo- y actúo como un mononeuronal. Con él he tenido un retroceso gigante, profesor.

—¿Un retroceso? ¿Y no creerás que solo sacó lo que tenías oculto?

—¿Oculto? —Hasta JiSung logró reír con sarcasmo—. Por favor. Nadie me conoce mejor que yo —«y quizá SeungMin»—. ¿Qué sacaría MinHo de mí?

—Lo mejor —opinó el profesor Kim, antes de esbozar una burlesca sonrisa—. O, por tu manera de enfrentar las cosas, lo peor.

Lo peor. MinHo sacó lo peor de JiSung, razón por la que esa noche no pudo conciliar el sueño y mucho menos estar pendiente del entrenamiento de miss Sharon, lo que hizo que fuese el blanco de sus diversas burlas.

Y así fue como terminó en la ridícula casa de MinHo, con un viaje de dos horas y media más pérdidas, como también lidiar con la terrible hora punta. Ni siquiera esperaba algo de aquella conversación, solo quería expresar todo lo malo que MinHo generaba en JiSung, y aunque sí quería algo mucho más verbal antes que un pan de leche, creyó ingenuamente que las cosas se calmarían.

HyunJin había regresado al día siguiente, con Jiniret en su hombro, con un silbido de la canción Can You Feel The Love Tonigh de Elton John, y sin querer pronunciar algo de lo que vio. Sin embargo, durante la práctica del viernes, HyunJin y Yeji compartían miradas tan discretas y burlescas que dejaba a JiSung con taquicardia.

Esa era su emoción predominante en los dos últimos días: taquicardia. Taquicardia para el desayuno, almuerzo y cena. Taquicardia intranquila que le dificultaba dormir y concentrarse. Taquicardia que incluso SeungMin debió de preguntar con un tono de voz mucho más emocional para saber si es que le pasaba algo malo. Y no. Nada malo pasaba.

Solo era Han JiSung siendo un imbécil.

—¿Pasa algo? —InSook preguntó, mientras comía cerdo—. Pensé que estarías más emocionado por verme.

—Han sido unas vacaciones algo trabajólicas —confesó JiSung.

—¿Estás viendo el tema de las universidades? Aún siguen reclutando durante el verano, ¿no? ¿Ya sabes qué programa de la Universidad de Seúl tomarás? ¿O cambiaste de Universidad?

—¿Hm? No, todavía no sé qué estudiar.

—Ah- bueno. Pídele al Yayo que te haga un hueco en su trabajo mientras ves hacia dónde va la brújula. ¿Manejas Excel?

—Sí, es que- eh, quería ver hacia dónde iría SeungMin —volvió a confesar, avergonzado.

—Claro, él iba a la Universidad de Seúl. Medicina —recordó InSook—. ¿Cambió de parecer?

—Ya le dije que me lo quería traer a la casa —contó, casi como si aquellos sucesos hubiesen ocurrido hace diez años—. Él, al fin, accedió. No sé si eso le cambia también la visión o... o no sé, la verdad. Haré lo que él quiera.

InSook miró a JiSung con una sonrisa en sus labios, demasiado cómplice y divertida.

—¿Dejarás que tu futuro sea decidido por tu mejor amigo?

—Es que, no sé qué hacer. —Y era patético no saberlo—. Es normal para gente como yo estar abrumado de tener muchas opciones, así que quiero tomarme mi tiempo... Nadie me presiona.

—¿Y qué opina SeungMin respecto a eso?

—Nada. ¿Qué opinaría él? Aceptará todo.

—Él es un chico con una culpa muy cargada. Desde muy pequeño, si mal no recuerdo. Ser hijo único es una presión fuerte, en especial en un matrimonio de ancianos que no podía tener hijos. Culpa por adopción, culpa por el desgaste económico, culpa porque no rinde lo suficiente para su padre. Culpa de no ser el hijo perfecto —apuntó InSook, enseguida—. ¿Quieres aumentarle esa culpa?

—¿Qué? No. —JiSung ni siquiera lo había pensado de esa manera, tanto que lo dejaba en pánico—. No quiero que él se sienta mal por las decisiones que tomo, por eso yo...

—... tomas la decisión acorde a lo que haga SeungMin —completó InSook—. Delegas responsabilidad a un chico que tradicionalmente maltratan, y Paine menciona cómo la tradición solo es una atarjea abuso. No seas perezoso, JiSung.

—¡No lo soy! —aseguró—. ¡Es solo que, no sé qué hacer!

—¿Ver algo por cuenta propia, tal vez? —obvió ella—. Puedes hacer lo que quieras, ¡Eres Barbie! Oh, vi Barbie el otro día, y la postura feminista neoliberal se sostiene tan-

—Es que, ¿no es un poco injusto? —preguntó JiSung—. Digo, tengo tantas opciones que, al no saber por dónde empezar, puedo hacer lo que quiera. Puedo dedicarme a la música y ser fotógrafo- todo porque tengo dinero.

—Claro, como dices: es porque tienes dinero. No debes de volverte humilde. Ya no lo eres, y la consciencia de clases no ayudará en tu posición.

—¡Trabajas en la ONU!

—¡Exacto! Yo debo tenerlo porque estoy dedicada a un trabajo comunitario a nivel sistemático- ese es mi tema, mi movimiento, mi intervención. Por otra parte, tú nunca me has demostrado tener algo de eso más allá de leer a Han ByungChul solo porque Pinocho te parecía muy aburrido para quedarte dormido. Un autor no te hace constitutivo en toda tu ideología.

—Mamá, eso no me da respuesta para nada.

—De nada sirve la respuesta si no eres crítica con ella —le apuntó con sus palillos—, utiliza más recursos. Lee más. Deja esos libros infantiles y dedícate de lleno a autores de verdad, donde puedes aprender algo.

—Con Matilda aprendí que debemos ejecutar a la directora-

—Oye, sí, hablando de eso. Me gusta mucho tener conversaciones sobre tu futuro, Hannie, pero no sé nada de tu pasado en estos últimos seis meses. ¿Qué demonios pasó? —preguntó—. ¿Por qué de repente estás siendo investigado por TvN?

Y ahí, JiSung supo que no podía decir la verdad.

Él no era de mentirle a su madre- bueno, no más de lo que un adolescente normal le miente a ella. Cuando le preguntó sobre su viaje a Boryeong, JiSung contestó que estuvo fantástico omitiendo por completo su abrazo con el inodoro luego de llegar a la escuela por una resaca mortal. No le contó cuando probó el cigarro a los quince años. Modificó la historia de un libro que leyó porque era demasiado erótico. Inclusive la mancha rara que estuvo en su pantalón a los doce años fue mentida, aun cuando su madre sabía la verdad pero JiSung jamás la diría.

También, otras veces, le decía a su madre que estaba bien cuando le echaba de menos; que no sentía rencor por su padre cuando la cólera estaba en sus venas; que estaba bien con sus abuelos cuando, muy en el fondo, tenía el deseo de que su madre le dijera que se fuese a vivir con ella a Europa. Eran mentiras blancas, sin intención de dañarla.

Por lo que, ahora, debió de sacar sus mejores dotes actorales.

—Sevit propuso mayor intervención en clubes con enfoque a actividades físicas a los alumnos para mejorar la concentración, y el club de estudio en el que estoy: el White Tiger, lo evolucionaron para hacer un grupo de animación.

—¿Animación? ¿Animación digital?

—No- eh —«eso habría estado mucho mejor»—. Animadores. Cheerleader.

InSook golpeó el puño a la mesa ante cada aire que tomaba cuando soltaba la carcajada.

—¡¿Animadores?! —preguntó ella. Las demás personas del fino restaurante los estaban mirando—. ¡Animadores! ¡¿Y hacen porras con rimas?!

—Ojalá no llegar a eso —admitió JiSung, sonrojado—. Y- bueno, como la mayoría del club se conforma por chicos de tercer año, se corrió el rumor que se abrió solo para mejorar currículum. Y ahí... —Su lengua se enredó un instante en que pensó en MinHo y su historia con el grupo, el cual colindaba de forma relevante y casi como efecto mariposa. «No digas su nombre. Si lo haces, será peor. Omítelo»—... Y ahí creyeron que, como era coerción, TvN quiso investigar a fondo. Ha sido entretenido, la verdad —agregó JiSung con rapidez—. Es como en The Office y esas cosas. En las regionales del otro sábado dictarán si es que fue o no coerción. Si lo es, nos vamos todos a la cárcel. Si no lo es, quedará un lindo recuerdo de mi último año.

—Es una buena anécdota —consideró InSook—, en especial porque no quieres que me involucre.

—¿Por qué no querría?

—Porque la coerción es ejercer fuerza en alguien para que tome una decisión. Me gustaría saber quién podrá ser, en este caso.

—No yo —aclaró JiSung con rapidez—. No aplican fuerza en mí. Yo...

—Te gusta mucho el deporte, ¿no? Te fascina —burló—. Tan fanático que hasta el día de hoy me pregunto cómo aprobabas tus clases de deportes.

—Hacía lo justo y necesario...

—¿Por qué no me dices la verdad? —preguntó InSook, con sus brazos cruzados—. No puede ser tan mala si está involucrado un grupo de animadores, ¿cierto? Ah, pero como utilizaste la palabra «coerción», me haces poner en duda. ¿Recuerdas lo que era la coerción?

JiSung se sonrojó. —Una forma de forzar a alguien a hacer algo en contra de su voluntad.

—Y si la voluntad es del grupo de animadores...

—Mamá, por favor, no quiero indagar en eso —pidió—, así son las cosas en la escuela, ya está. Son cosas que no me competen.

—Hm, entonces, me encantaría saber la magnitud de esa mentira —sonrió—. Ya sabes, ver cuánta verdad no hay en tu anécdota. A cruzar los dedos para que el documental vea la luz.

—No verá la luz porque no hubo coerción —aclaró, para corresponder a la sonrisa—, así que, se quedará con lo no sabido.

—Mocoso ingrato.

—De todas formas, seguirá siendo una buena anécdota —acotó, y regresó a su comida—. Cuando todo termine probablemente te cuente.

—Me parece bien. Siguiendo con el tema de los animadores, ¿por esa razón no te has ido con los Yayos?

—Ajá. La entrenadora nos prohibió salir de la escuela- o, bueno, irnos a casa durante el entrenamiento —corrigió—. En Sevit se quedan muchos chicos durante el verano, la verdad. Los profesores hacen clases complementarias para quienes necesitan, y al menos los de mi generación se han dedicado a las entrevistas o reforzamientos a los examenes universitarios. Algunos están cotizados.

—¿Y qué hay de ti? ¿Te han cotizado?

—Sí —confesó—, pero- ya le dije, nada decidido. No quiero pensar en eso, la verdad.

—No creo que lo hagas, si has tenido otras cosas en mente durante el último tiempo.

—Ya le dije, el grupo de animadores fue..., ay, no.

Porque InSook ya tenía esa sonrisa de mejillas rellenas, tan cómplice que lucía como su Yaya. JiSung solo pudo suspirar y esperar a que viniera lo peor, porque su Yaya pudo delatarlo como también sus rodillas sacudidas bajo la mesa.

—¿Quién es tu amiguito?

—No le- ¡No le diga así! ¡No tengo amiguito! —se apresuró en decir JiSung, con el abrupto nerviosismo—. No es nadie. Nada.

—Tu Yaya me dijo que tiene un restaurante, es pobre, y está en el lugar ciento noventa y nueve en la escuela.

—Doscientos —corrigió JiSung, casi automático—. Y no es nadie. ¡No es nadie!

—JiSung...

—No es nadie —insistió, enfatizando cada sílaba—. Así que, olvídelo. No preste atención a lo que dice Yaya. Está senil.

—No hables así de tu abuela.

Pero el recuerdo continuaba ahí, junto al tupper ubicado sobre el desorden de su escritorio en el dormitorio de varones. JiSung no podía encontrarse aun más tonto, totalmente idiotizado por todo lo que MinHo producía en él.

Porque JiSung se confesó, y a cambio recibió un pan de leche. Sabía que no debía de tomárselo personal, más si es que tenía la bendición de Yeji. No obstante, dudaba, y dudaba tanto que no podía quedarse tranquilo.

Estaba necesitado de MinHo. Quería verlo más seguido, durante tiempo prolongado, igual de cercano a como estuvieron esa mañana cuando se quedaron dormidos en el club.

Y sabía que no lo estarían, porque MinHo era jodidamente difícil. Ya solo considerarlo lo entristecía de sobremanera, y que la forma en la que lidiaba con la situación sea estar tembloroso en la cena con su madre, y que el único pensamiento coherente era él cuando a su madre no la veía en meses..., JiSung estaba acabado.

Tan acabado que su madre solo se burlaba. Ella podía hacerlo, y JiSung podía disfrutarlo. Continuar con la sonrisa de su madre era agradable antes de que ella volviera a irse.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

Para estas alturas, Yuna tenía su propio micrófono de TvN.

La cámara viajaba a todos lados en el gimnasio, captando la esencia de ese instante de cada uno de los chicos del equipo que, en la evolución de las últimas semanas de las vacaciones, el ambiente había mejorado.

No considerablemente, pero sí un poco.

—¡¿Van a trotar?! —gritó Sharon al megáfono, mientras los doce corrían en los límites de la cancha del gimnasio—. ¡Corran! ¡Corran! ¡Corran!

Tal vez fue la décimo séptima vuelta en la que Sharon sopló el silbato para detenerlos, lo que hizo que se fueran a desmayar hacia las colchonetas.

—¡Esto no es bueno! —ChangBin gritó, agotado—. ¡Uno no puede trotar más de quince vueltas antes de la rutina! ¡Nos agotamos!

—Hm, sí, ¿y a mí qué? Solo necesitan un poco de apoyo —Sharon apretó sus puños—. Vamos equipo, no hay nada de malo que hagan un último esfuerzo antes de lo peor.

—Lo peor son las regionales, ¿cierto? —corroboró Lia—. No viene nada después de eso. Debo concentrarme en mi ingreso universitario.

Sharon miró a la cámara con una risa nerviosa. —Nada después de las regionales, nothing, nothing.

Por otra parte, derrotado del cansancio, Chan se acostó sobre una de las colchonetas con sus ojos cerrados y, en menos de tres segundos, un ronquido salió de su boca. La cámara acercó a su rostro antes de dirigirse hacia Yuna quien, con micrófono en mano, imitaba la sonrisa de Kim RyooNah.

Se ha dedicado a estudiar en los tiempos libres que tenemos, pero para Christopher Bang, el tiempo libre no es más que una construcción social. Fuentes cercanas a él informan que se quedó hasta las siete de la mañana haciendo un repaso para los examenes SAT que dan en yankeelandia —habló Yuna a la cámara—. Algunos creen que colapsará dentro de poco.

Lo he visto medicándose. —JeongIn contó desde las gradas, enfocado en la cámara individual—. No sé qué es, pero lo ha mantenido más relajado. Y duerme bien. O, bueno, ahora duerme.

¿Por qué me preguntan por él? —dijo SeungMin, con sus brazos cruzados—. Por mí, que se muera.

Es decir, está más relajado, ¿qué se yo? —RyuJin se encogió de hombros—. Ayer me quise hacer la simpática, y le lancé una manzana roja porque no me gustan las rojas, y se estrelló en su ojo. Ni se dio cuenta que tuvo un derrame.

No puede importarme menos su existencia —agregó SeungMin.

No almuerza con nosotros, ya no interactúa en el dormitorio, y a veces, antes, ayudaba a JeongIn con sus tareas- ahora no pasa nada de eso —reconoció ChangBin—. Es preocupante. Como presidente del Centro de Estudiantes, tengo una real consternación ante alumnos que sienten este nivel de agotamiento- en especial durante las vacaciones de verano. Después de los buzones, he pensado mucho sobre cómo podemos mejorar el clima educacional, para así tener un mejor rendimiento y salud-

Realmente no me importa —siguió SeungMin—. Más afecto le tengo a los hongos de mi pie de atleta que a él.

Digo, no solo él se ha esforzado. Tooodos aquí lo hemos hecho —dijo Felix, indignado—. Estamos metidos por su culpa, ¿y él es quien está cansado? Pues, que haya pensado mejor en sus acciones si es que no...

El gimnasio entero se silenció. La cámara se giró de Felix hacia las colchonetas, donde el resto del grupo lo miraba, para regresar a Felix. Él, nervioso, tartamudeó.

Eh... creo que no debí haber dicho eso.

Para la hora de almuerzo, en el comedor, un grupo de primer año intentaba reparar algo de un experimento de química; unos chicos practicaban con tarjetas de memorización; dos hacían una competencia de memoria; y trece chicos más la entrenadora ocupaban gran parte de las mesas mientras le gritaban al extranjero de turno.

—¡¿Tanto molestamos para que se te soltara así?!

—¡¿En serio no piensas antes de hablar?!

—¡Vas a mostrar ese culo, hombre!

—¡Nos vamos a meter en un gran problema por tu culpa!

Stop, stop, stop. —Después de demasiado abuso verbal, miss Sharon decidió intervenir—. Como el profesor Kim está ausente, yo seré su compás moral.

—Viva —murmuró Lia con sarcasmo.

—No pueden atacar al niño por un simple desliz —Sharon tomó a Felix de los hombros—. Los lapsus freudianos son una cosa bárbara. Razón inicial por la que terminé en la cárcel. No pueden culpar al chico por soltar un par de cosas que, admitámoslo, a nadie le interesa.

—Teníamos un pacto, e hicimos un contrato —explicó Chaeryeong, y apuntó a Felix—. Te acusaré con mi mamá.

—Atrévete, motherfucker —Felix agravó su voz.

Yuna, quien de nuevo no sabía qué bando tomar, terminó por codear a JiSung quien, asustado, se tragaba sus fideos.

—Di algo —alentó.

—¿Por qué tendría que...?

—¿Realmente creen que un pacto estúpido como lo es mostrar el culo reparará el daño que hizo? —preguntó Chan, enfurecido, y se dirigió a Felix—. Dejaste un hueco. Nos van a ver por ahí y estaremos todos metidos en problemas.

—Por culpa de quién —agregó SeungMin.

—Esta no es la instancia para echarnos la culpa de las cosas —interrumpió HyunJin—. Que Chan haya sido un bastardo narcisista fue a inicio de ciclo. Esto nos concierne a todos- creí que ya habíamos quedado de acuerdo con eso, ¿no?

—Nunca es un mal día para recordarlo.

—Miren, y sé que soy un bastardo —aclaró Chan enseguida, antes de continuar—, pero como dice HyunJin, mi narcisismo ya es cosa del pasado. Ahora estamos todos tan metidos en la mierda que cualquier cosa nos joderá a todos- ¡Y sí, por mi culpa será! —se apresuró en decir tras ver a RyuJin abrir la boca—. ¡Lo tengo bastante claro! ¡Pero no pueden simplemente echarme la culpa porque ustedes no saben cerrar la boca! ¡Debemos de generar una estrategia para ocultar la verdad!

—¿Y cuál sería tu verdad, número dos? —preguntó Chaeryeong—. ¿O debemos de planearla por ti?

—Es un buen plan —ChangBin opinó—. Generar una verdad. Una más verdad que la verdad.

—¿Crees que tomé cursos de literatura creativa para esto?

—¡Yo tomé! —Yuna alzó la mano—. ¡Hice una capacitación durante la navidad del año pasado! ¡Todo para mejorar el periodismo!

—Creo que eso es ilegal...

—¡Ay, princesita! —Miss Sharon soltó con brusquedad a Felix para abrazar a Yuna por los hombros—. Me encantan todos ustedes, capaces de arreglar sus problemas sin un adulto presente.

—Eso pasa cuando te mandan a un internado a los doce años —murmuró JiSung.

—Pero una buena creatividad necesita una buena verosimilitud —continuó ella—. ¿Felix dijo que todo esto es por culpa de Chan? Bummer!, ¿qué puede funcionar para que todo tenga una buena cohesión?

JiSung ni siquiera tenía su cabeza funcionando, lo que le hizo sentir mayor frustración cuando notó que todos estaban esperando una respuesta de él- inclusive SeungMin quería ver su siguiente movimiento. Pero no, lo que le hizo agitar sus manos con sarcasmos.

—Oh, Han JiSung no tiene un plan para esto —JiSung se sacudió con un tono de voz agudo—. ¿Qué haremos? ¿Qué haremos?

—No dependemos de ti —atacó Chan.

—Sí lo hacemos —coreó el grupo.

—Miren, a no ser que le cortemos las cuerdas vocales a Felix, crear una verdad sobre la verdad es complicado- más si es que pendemos de un hilo para perder el sentido —argumentó JiSung—. A no ser que traigamos a un mentiroso profesional, no podremos...

Sí podían, porque a JiSung sí se le ocurrió el plan. Era malo- muy arriesgado, y sería pisar su propia cola. Tanto tiempo peleando contra ese ridículo plan para que, finalmente, fuese el más probable a que diese resultados.

MinHo debía de tener la entrevista.

Bien, no era dar la entrevista propiamente tal, pero sí algo parecido. Si algo que más odiaba JiSung aparte de enterrar su orgullo, era que lo hacía por MinHo.

Y más cuando miss Sharon sonrió en continuación de JiSung, con su característica costumbre de simplemente querer arruinar la vida de los estudiantes.

—Entonces, lo haremos a la manera tradicional —se alegró ella, mientras abrazaba esta vez a JiSung por los hombros—. De la mejor manera posible. ¿Qué opinas, Lover Boy?

«Que me quiero matar».

Mientras se elaboraba el plan, Yeji tomó sus cosas para largarse. Chan, tras notarlo, vaciló un instante antes de también irse con ella.

—Pensé que estarías presente en lo que sea que involucrase a MinHo —comentó Chan, mientras salían del comedor—. Ya que eres su representante legal, mientras se esconde en su casa.

—Incluso MinHo sabe que tengo limites —contestó ella, revisando su celular—. ¿Sabes cómo llegar a la Universidad Ewha?

—¿Por qué irías allá?

—Reclutamiento universitario. Juego con un montón de chicos por un lugar —Yeji hizo el amago de querer picar el brazo de Chan—. Se me es fácil estar en la cancha cuando no tienes a nadie saboteándote o generándote un ataque de pánico.

—Entonces, asumo que te está yendo genial —Chan murmuró, sarcástico. Yeji asintió, animada—. Genial, no sé. ¿Puedes pagarlo?

—Por eso es el reclutamiento: para optar a becas. Se me habría sido más fácil si es que no me hubiesen sacado del equipo. —Yeji colocó su mano en el mentón, pensativa—. Así, no estaría pensando en cómo llegar a la Universidad de Ewha evitando este calor.

—Pues, toma un auto.

—No tengo dinero.

Chan se sorprendió por la audacia de Yeji, en especial cuando ella tenía sus ojos puestos en él junto con una burlona sonrisa. Tan burlona era que se notaba distinta, por lo que Chan sacó su celular.

—Me lo debes —le dijo Chan.

—Lo sé. Es la única forma que tienes de interacción, ya me dijiste tu trauma —bromeó, para luego rebotar en sus talones—. ¿Y tú qué harás? ¿Llorarás porque Han JiSung tuvo un mejor plan que tú?

—Tengo a la noche una entrevista con Harvard sobre cuándo rendir el examen de admisión —contestó sin verla, más concentrado en colocar la dirección de la universidad en Uber y evaluar qué tarjeta de crédito usar para el pago.

—Wow, Harvard. Serás como Ellen Woods- solo que castaño —consideró Yeji—. Hm, no. Serás un Warren.

—Gracias.

—O un Emmett, si fueses mejor persona.

—¿Sabes? No es divertido que la gente te llame «psicópata» todo el tiempo.

—Oye, yo te defiendo. Pero tú no colaboras mucho.

Chan colocó sus ojos en blanco mientras guardaba su celular. —Llegará en ocho minutos.

—Genial, ¿me acompañas a la entrada, entonces?

No quería, pero de todas formas caminó junto a ella hacia la entrada de Sevit, donde el conserje lucía bastante consternado por ver dos alumnos de miss Sharon largarse de nuevo. En la espera del auto, la charla amena abarcaba la obsesión de Chan por querer entrar a Harvard y la fascinación pasivo-agresiva que Yeji tenía para interactuar.

Lo que hacía a Chan sentirse incómodo al interactuar, inclusive incorrecto. Ella parecía omitir ciertas cosas de su comportamiento que hacía preguntar a Chan cómo es que reaccionaría Yeji si es que se enterase que fue él quien filtró los videos de MinHo.

¿Se arrepentía? Sí, pero su yo de esos meses, quien lo hizo, seguramente estaría satisfecho por la reacción de MinHo. Ahora, solo era un sobredramatizo enfermizo que ensordecía los oídos de Chan, abrumándose de su propia crueldad.

Pero no quería abordarlo. Eso sería enfrentarlo, y traer de nuevo las turbulentas semanas que hubo durante los entrenamientos. ChangBin había sido recibido de nuevo tras el perdón irónico de Chaeryeong, y como los más complicados tuvieron su visita con MinHo, lucía como si el ánimo de grupo mejoró de forma considerable. Empeorar aquel humor solo damnificaría el equipo, y Chan solo debía de sobrevivir hasta ese fin de semana para poder olvidarse de todo.

Aunque quería recordar algunos aspectos.

—Serías el único menor de edad —opinó Yeji, luego de que Chan le dijera que viviría en los dormitorios de la universidad—. O sea, ¿no es que todos entran ya mayores ahí?

—Depende del proceso. No hay edad para entrar a la universidad —consideró Chan.

—¿Y es necesario que entres ahora? ¿A tus dieciocho?

—Diecinueve. Di dos veces el tercer grado —confesó. Al notar la mirada de sorpresa de Yeji, se encogió de hombros—. ¿Qué? Justo me vine a Corea. No me lo convalidaron.

—Yo nunca he repetido —contó ella—. Pero sí es tuve en peligro- en cuarto grado, creo. O tercero. Fue cuando me dio la hafefobia.

Sí, Chan lo sabía. MinHo se lo contó justo después que Chan le dijese que repitió tercer grado. Sabía la historia, pero no quería escucharla de nuevo por el mismo sentimiento incómodo que tenía en su pecho; no obstante, ella continuó con naturalidad.

—Conocí la ansiedad y el pánico desde pequeñita. Si me tocaban o yo tocaba a alguien- cosas malas pasarían —agitó sus manos para efecto sombrío—. O eso me dijo mi mamá. Fue traumático- no poder interactuar con nadie porque siempre vendría el siguiente paso: el tacto. Vivir sin tocar fue perder, también, y olvidé varias cosas naturales como lo es la calidez de un abrazo —y frunció su nariz—, aunque no era mucho de ser abrazada.

—Mis condolencias. Los psicoanalistas estarían fascinados contigo- ya sabes, por el yo-piel y yo-pensante.

—No lo sé, la verdad.

—Es un fenómeno interesante- debes de pasar por algo en tu piel para que se logre comprender en tu mente —resumió—. A falta de tacto físico, estarías...

—... Rarita.

—Peculiar, sería la mejor palabra —corrigió Chan—. Interesante para los psicoanalistas.

—Genial. Después de las regionales, me internaré en un psiquiátrico.

—Aquí hay muchos chistes sobre eso, ¿no? ¿Sevit tiene convenio con alguno?

—Sería genial, al menos así logran captar a los chicos a punto de matarse para meterlos al psiquiátrico Sevit.

Aunque Chan quiso reír, no pudo evitar pensar en sus primeros días de vacaciones.

—Un amigo mío estuvo internado —contó Chan—. Un amigo de la escuela media. Después, dejó la escuela.

—Huh, curioso —reconoció Yeji—. No sé qué decir ante eso. No pensé que tenías amigos durante la escuela media.

—Tuve un grupo, y de tanto en tanto nos hablamos. Somos cuatro- bueno —la corrección fue tan impulsiva que se sintió un tonto, más cuando la atención de Yeji se captó—, bueno... éramos cuatro.

Los hombros de Yeji bajaron, al igual que su actitud juguetona. Inclusive sus trenzas lucieron mucho más tristes.

—Vaya —soltó ella—, lo lamento.

—Está bien- no es el primer amigo que se me suicida.

—Eso no suena bien.

—Lo acabo de notar.

Cuando el auto llegó, Chan resistió el impulso de abrir la puerta de copiloto; simplemente comprobó la identidad del chofer, y dejó que Yeji se subiera.

—¿Y te tengo que pagar un auto de regreso? —le preguntó Chan, mientras ella ingresaba y cerraba la puerta.

—Ah, no es necesario —Yeji se colocó el cinturón—, me iré donde MinHo, después. Gracias por el auto.

Y, de forma sorpresiva, una pequeña caja de leche voló de la ventana hacia sus manos. Chan apenas logró atajarla cuando el auto ya se marchó.

Era extraño, como también lo era pensar en YuGyeom. Su respiración se sintió mucho más pesada, demasiado trancada, por lo que se regresó a su dormitorio para, junto a la caja de leche, tomar cuatro pastillas de venlafaxina y, cuando no soportó el mareo en su escritorio, decidió recostarse en su cama.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

MinHo llegó a Sevit dos días antes de las regionales, con su estómago hecho un desastre, con el rubio brillando a la luz del sol, ante el apogeo de la mañana de aquel verano.

Jueves ocho de agosto regresó a Sevit, y la escuela no había cambiando ni un poco. No sabía qué tanto cambio pudiese encontrar en aquel lugar, en especial en un mes, pero aquello simplemente no eliminaba su decepción.

Ya estaba dado de alta de su bota, pero caminaba con cautela. Ante la última revisión con el médico, había logrado robar un par de parches de lidocaína, pero necesitaría dinero de alguna parte para poder comprarlos. Podría pedirle a algunos de los niños ricos que veía en el jardín, o trotar para poder liberar sus ideas. Inclusive los chicos de primer año se abrieron paso cuando entró a la residencia masculina, con la fantástica idea de que ahora, con su cabello rubio, MinHo podría ser un matón.

Un nuevo MinHo, uno mejor o peor. Daba igual. Podía ser alguien distinto para, así, dejar de llamar la atención de los demás.

«Aunque es bastante irónico, si me tinté el pelo rubio —bromeó con él mismo, mientras subía con lentitud las escaleras—. Ahora, Lee MinHo no tiene límites. Mi meta para este segundo semestre será llegar a los mil puntos de demérito sin que me expulsen- aunque eso es demasiado optimista».

Al abrir la puerta, vio a JeongIn pronunciar palabras en chino mientras caminaba alrededor del dormitorio, al mismo tiempo que ChangBin hacía abdominales en el suelo. Tras verlo, detuvieron sus acciones.

—¡MinHo! —llamaron, con una sorprendente alegría.

MinHo se encogió por la atención. —«MinHo...» He regresado.

—¿Cómo está tu pie? Te quitaron la bota —observó ChangBin, mientras ayudaba a MinHo a cargar el bolso hacia su camarote. A MinHo le dificultó soltarla—. ¿Qué traes acá? Está pesado.

—«Pesado». Pan de leche.

—HyunJin regresó hace unos días. ¿Te diste cuenta? —consultó JeongIn.

—«Diste cuenta». Más o menos, JeongIn. Y- mi pie está bien, gracias. —Aunque MinHo no sabía cómo eliminar la incomodidad. «¿Me convirtieron en mártir, en mi ausencia?»—. Eh..., ¿y a qué hora es el entrenamiento?

—Estás muy atrasado. Estamos con pompones y todo eso —dijo JeongIn—. Miss Sharon no quería que grabásemos la rutina para ti por miedo a que le llegase una denuncia por propiedad intelectual, y seguro te quiebre el otro pie por-

—Pero seguro miss Sharon estará feliz de verte —cortó ChangBin, finalmente—. Tiene pensado un par de cosas para ti.

—«Para- para ti». Sí, Yeji me lo contó: decir la verdad sobre la verdad. ¿No podían se-ser más rebuscados? ¿A quién se le ocurrió ese plan? —bromeó.

—A JiSung.

Vaya. Distinto era escuchar su nombre salir de la boca de Yeji a salir de la boca de JeongIn y ChangBin. Distinto era cada vez oír su nombre. Distinto era cada vez pensar en su nombre.

La necesidad impulsiva de querer huir de la escuela estuvo en él desde que salió de casa. Con su corazón taquicárdico y su visión mareada del resto del mundo. No podía concentrarse más de lo que no podía hacer, porque las palabras de JiSung eran un símil al despertar de su día inconsciente luego de golpearse la cabeza.

Era parecido a un retroceso en su mente- vago, sin entender lo que leía, sin poder reflexionar porque todo estaba dirigido hacia el flash espontáneo que era ver a JiSung fuera de su casa, verborreico a morir, solo para concluir con algo que fue parecido a una confesión de amor.

Pero, ¿lo fue?

Luego de que JiSung se fuera, con Yeji desglosaron punto por punto de la confesión. Desde JiSung explicándole la razón por la que MinHo debía de regresar a la escuela, de lo que sucedió con Ahn para, finalmente, decir que le quería.

—Pero es un «te quiero» de querer. Aprehensivo —debatió MinHo enseguida.

—No, yo creo que es uno emociona. «Te quiero». «Yo también te quiero».

—Te quiero aprehensivo.

—Te quiero emocional.

No llegaron a ningún consenso hasta que apareció de nuevo la oración. JiSung referenciando sus sentimientos hacia MinHo, luego de que Felix lo delatara en el Teatro como la verdadera razón por la cual JiSung lo acusó con Ah..., es que era simplemente irrisorio.

Y, ahora, su rostro se sonrojaba solo porque no quería repetir su nombre. ChangBin y JeongIn lo esperaron a que continuara, pero MinHo solo asintió y fue hacia su camarote para poder cambiarse de ropa. Ni sabía cuánto Sharon le exigiría durante ese día, así que guardó en su mochila los parches de lidocaína que le restaban. Mierda, sí que debería comprar más.

ChangBin y JeongIn parecían querer agregar más a la conversación, pero el ausentismo de MinHo les hizo regresar a sus actividades sin apartarle mucho rato los ojos de encima. MinHo sentía la presión inminente sin mucho sentido, así que avisó a Yeji que él había llegado para poder verse (porque nunca era suficiente).

Sin embargo, cuando abrieron la puerta, MinHo sintió un golpe en su abdomen tras presenciar a Chan ingresar luego de su trotada matutina. No pareció importarle la llegada de MinHo, por lo que se encerró en el baño enseguida. Lo que era una pena, MinHo tenía demasiados retorcijones.

—Y, entonces... —MinHo quiso generar ambiente en el dormitorio. Ni recordaba cuándo comenzó a llevarse bien con los otros dos—. ¿De qué me he perdido?

No fue mucho, más que anécdotas aisladas que hicieron reír a MinHo. Entre las chicas cayendo porque no alcanzaban a atajarla, entre la sospechosa actitud de miss Sharon, y un Sevit de vacaciones que no estaba diferente al del resto del año, hizo a MinHo notar que no se perdía de demasiado. Más si es que extendía la hora de salir del dormitorio.

Fue cuando Yeji llegó al cuarto que, con emoción, alentó.

—¿Vamos?

—«Vamos». No.

ChangBin y JeongIn solo eran cómplices de silencio, notorios interesados en el tema que no daban la opinión. MinHo solo quería extender su llegada al gimnasio lo más que podía.

—No seas cobarde. Sharon no te hará nada malo porque ya hay trece inscritos para la competencia —bromeó Yeji, mientras ingresaba al cuarto para tomar la mochila de MinHo—. Tal vez sí te mate para después, quién sabe. ¡Vamos!

—«Vamos». Lo he pensado bien —detuvo MinHo—. Y- creo que no es necesario que vaya a las regionales, ¿cierto? Soy prescindible. Sin mí serían un número par, y además...

MinHo se calló cuando la puerta del baño se abrió; Chan salió de ahí, con su toalla envuelta en su cadera, demasiado concentrado en ir por su ropa que obvió por completo la presencia de una chica ahí. Cuando lo notó, aparte de que el sonrojo de sus orejas compartiera tonalidad por las marcas de su cuerpo del agua hirviendo, intercaló su mirada con MinHo.

—¿Te lo vas a llevar? —le preguntó Chan a Yeji, sin moverse, sin andar, solo juntando sus brazos en la orilla de la toalla. MinHo podría decir que era para impedir que se le cayera, pero la flexión de sus brazos no engañaba a nadie.

—No quiere irse —lamentó ella, tan falso que MinHo quiso vomitar.

—Me marcho —MinHo anunció finalmente. Enfrentar a JiSung no era tan malo como ver a su mejor amiga coquetear con un bastardo sin ropa.

Yeji le siguió de cerca, divertida, sin ápices de culpa. —No me mires así. No es nada de lo que no haya visto.

Antes de que MinHo gritara ofendido de la impresión, le detuvo.

—¡Boryeong! —le recordó Yeji—. ¡Se sacó la ropa en Boryeong! Jugábamos Verdad o Reto con el grupo. Carajo, sí que estabas borracho.

—Borracho... —Incluso a MinHo le regresó el alma al cuerpo—. Sí, sí, tienes razón.

Demasiado, tanto que olvidó Boryeong y la forma en la que tuvo a JiSung encerrado en aquel baño- oh, dios. MinHo no era alguien fuerte.

No quería aparecer en el gimnasio, mucho menos con aquel recuerdo en la cabeza. Si veía a JiSung, era probable que se derritiera en sus pies por una incomprendida atención, tal como en Boryeong. Oh, MinHo se sentía de rodillas.

«Pero no me gusta —se aclaró—. No, no. Él no me...»

¿Qué pasa si le pedía una respuesta? Pensó que sería lo primero que enfrentaría tras llegar al gimnasio, solo para notar que estaba vacío; Yeji le explicó que iban al club en búsqueda de colchonetas, por lo que MinHo aprovechó esos minutos de ventaja para poder pensar mejor en toda la situación con JiSung.

¿Qué iba a pasar ahora?

Si JiSung le pedía una respuesta- estaría en un gran aprieto. Muy grande.

—No puedo corresponderle —MinHo susurró a Yeji en las gradas del gimnasio, nervioso—. Me traicionó.

—Por un bien —aclaró Yeji.

—Bien que resultó que hizo que dejara la escuela. Así de bien me hace... —murmuró, consternado.

—Puedes comenzar digiriendo tus sentimientos. Pídele un tiempo para pensar.

—«Para pensar». Pero no quiero pensar, Yeji. No quiero que me guste ni estar en una relación con él- ¡No! ¡Eso sería peor! —exclamó—. ¡Noviazgo! ¡No, no, no! ¡Eso sí que no!

—¡Vamos! ¡Es el orden natural de las cosas!

—De las cosas del diablo, será. Es decir- sí, traspasamos una línea —enumeró MinHo. Yeji asentía a cada cosa que decía—. Dormimos juntos. Le hice un chupetón. Nos dimos un beso. Dijimos de forma ambigua que queríamos estar con el otro. Le dediqué la mitad de mis pajas y la otra mitad de mis llantos. Pero eso no quiere decir que debemos de noviar, ¿cierto?

Yeji alzó a la perfección su ceja. —Me estás severamente jodiendo, Lee MinHo.

—Lee MinHo... —Pero era más complicado que eso. Más complicado que todo—. Yeji...

—¿Sí?

—Si sabes que hay algo malo contigo, no te gustaría mostrarlo, ¿cierto? —Yeji asintió—. Yo... yo estoy enojado, pero también triste. Estoy confundido, y eso es un problema porque me cuesta entender las cosas. JiSung rompió todos los esquemas que tenía de él. Es una persona mucho más genial y divertida de lo que pensé, y disfrutaba pasar tiempo juntos. Pero no puedo evitar pensar que es igual al resto, quien solo saca provecho de mi estupidez para dañarme.

—Lo que hizo fue-

—Fue con sentido, lo sé, pero aún así aprovechó —explicó—. No puede llegar a decirme que hizo todo eso porque le gustaba- porque, ¿por cuál tipo de persona me toma? ¿Alguien a quien puede mentirle de forma descarada porque le soy fácil mentir? ¿Independiente si es que le gusto? O sea, tú y yo sabemos que... sabemos que, aun cuando la gente quiere, hace daño. Y hace daño de verdad, porque te conoce, y el amor se mezcla con el odio con una sencillez que ni siquiera se puede notar. Y no sé qué tanto puede diferenciarse con él el amor y odio, de la misma forma en la que no puedo diferenciarlo en mí.

Yeji mugió en entendimiento, aunque pareciera no estar de acuerdo. MinHo la miró en búsqueda de su opinión, pero ella solo se encogió de hombros.

—Tú sabes qué hacer. Ya tienes al idiota con su corazón en bandeja hacia ti —se dio a entender ella—. ¿Quieres actuar por lo lógico o emocional?

—Lógico o emocional... —murmuró, a la par que veía al grupo ingresar al gimnasio con las colchonetas—. Él me dijo que dejara de ser tan emocional.

—Bueno, haz lo que quieras.

El recibimiento de MinHo fue cálido, aunque él no estuviese acostumbrado de ser el centro de atención y aun cuestionaba parte de sus métodos para interactuar con los demás. Las chicas le halagaron el rubio, y el Real King pareció complacido de querer verlo de nuevo.

—No hemos avanzado nada para el Dance Revolution —confesó Chaeryeong, mientras lo abrazaba por los hombros—. Gloria a Dios por tu llegada.

—«Por tu llegada». No, no. Yo sigo sin ser líder —informó MinHo—. No tomo la capitanía. Chaeryeong la mantiene.

—¡Pero!

Antes de que ella reclamara, RyuJin la abrazó por los hombros. —Deja que se acomode, primero. Él volverá.

Chan ni lo sopló, claramente, pero quien le llamaba la atención era SeungMin y JiSung quienes, aun cuando tenían a Felix ululando alrededor, ambos lucían apartados.

No había tiempo para eso. Miss Sharon ingresó con su bocina, contenta.

—¡Cómo está, equipo! —cantó ella a través del megáfono—. ¡Penúltimo día de entrenamiento, y último día en el que viene TvN! ¡Ya saben qué hacer!

MinHo alzó su mano. —Yo no sé-

—Ah, tú das igual. Solo habla basura para que el resto te invalide.

No es como si el plan le hubiese gustado, y tuvo demasiadas quejas cuando Yeji le contó; sin embargo, entre muchas vueltas, idas y venidas, creyó que ser invalidado y saldar todo como una riña entre adolescentes sí podía ayudar con la reputación de todos ellos.

No obstante, era clara la señal cuando se dedicaba el mundo a confabular en contra de MinHo, por lo que, mientras Sharon hacía al resto elongar antes de que TvN llegase, JiSung debió de apartar a Bang Chan y a MinHo.

—Comprendo que no somos las mejores personas como para lidiar con esto —aclaró JiSung enseguida, pareciendo querer romper un poco el hielo. Sus ojos iban de forma compulsiva hacia MinHo, de reojo—. Así que, haremos esto corto. Ustedes dos solicitarán entrevistas individuales con Kim RyooNah para poder contradecir lo que el otro diga para, así, poder invalidar también lo que Felix dijo- tras echarle la culpa a Chan. Lo ideal es que tú —miró a Chan— seas lo más convincente que puedas. Tú eres quien carga la verdad.

MinHo notó que Chan lucía bastante contento en que las cosas dependieran del juicio de él, irritándolo mucho más que el sentimiento abstracto de no querer fijarse en que JiSung aun lo miraba. Además, MinHo no podía evitar pensar en lo injusto que era aquella situación; el cómo él quiso delatar en beneficio del profesor Kim y terminó siendo afectado antes de tiempo, para finalmente el mismísimo Han JiSung encontrara que era pertinente hacerlo en ese instante solo para salvar a otro bastardo.

Ese tipo de gente se protegía entre ellos, aun en contra de su voluntad y sin siquiera agradarse.

—Entonces —retomó JiSung—. ¿Qué dirán?

—«Dirán» Que yo no quería ingresar porque me había peleado con Chan, aun cuando él me pidió amablemente que ingresara para que tuviésemos un mejor rendimiento —relató MinHo, rencoroso—. Al final, nosotros, de buen corazón, accedimos a entrar.

—Y que la verdad es que MinHo se tomó personal la pelea, y quiso sabotear este proyecto que inicialmente tuvimos a inicio de curso- cuando éramos amigos —continuó Chan—. Al final, cedieron a mi petición.

—«Petición». Uy, que te gusta sonar como el héroe.

—Aun hay cosas más importantes que las apariencias, MinHo.

Antes de que MinHo gritara para pelear, JiSung ya había chistado.

—¿Ven? Fácil y sencillo. La verdad sobre la verdad —dijo JiSung—. Suenen lo más convincente posible, e intenten no demostrar tanto odio- crearán que están sesgados.

—«Sesgados». ¿Y no es ese el punto, genio?

MinHo se sintió pequeño cuando JiSung lo vio, y su corazón más grande cuando asintió.

—Okey, entonces- lo que sea pertinente.

Chan se fue con rapidez para seguir elongando, dejando a MinHo y a JiSung a solas.

No se podían evitar las miradas que les regalaban desde el grupo, pero MinHo solo se quería desaparecer. JiSung, tampoco cómodo en querer decir algo, se dio media vuelta- solo para hacer saltar a MinHo cuando, una vez más, JiSung se giró hacia él.

—El pan estaba rico —halagó, tan brusco como si alguien le comandara para que hablara—. Aunque sabía distinto al anterior.

—«Al anterior». Supongo que la ira en la masa cambian las cosas —opinó MinHo. «Por favor, que alguien me llame».

Pero no, ni siquiera Sharon lucía como si quisiera interrumpirlos. Solo eran JiSung, MinHo, y una gran burbuja de incomodidad.

«¿Deberé de hablar ahora? —pensó MinHo—. Vamos, lógico o emocional. Lógico o emocional...»

Pero antes de que MinHo pudiese decidir, JiSung volvió a hablar.

—Lo que dije en tu casa... todo eso —aclaró—. Olvidémoslo, ¿sí? Nos hará un favor a ambos.

—«A ambos...». —¿Olvidarlo? ¿JiSung quería que MinHo olvidara aquello? ¿Qué se supone que tenía que hacer con esa información? Más si es que... Ah, claro, MinHo notó que hasta el cuello de JiSung estaba sonrojado, y por las miradas furtivas que veía desde HyunJin y Yeji en el centro del gimnasio, supo que la cosa estaba siendo genuinamente difícil—. Entonces, deberás de volver a disculparte.

—¿Eh?

—¿Eh? Eh- claro, si quieres que lo olvide todo, debes darme tus disculpas otra vez —alentó, intentando aligerar el ambiente—. Las disculpas eran parte del todo.

Era una forma muy patética de poder calmarlo, pero MinHo también necesitaba hacerlo. La presión en el cuerpo era demasiado fuerte; en cualquier momento pincharía sus dedos para que se fugara los sentimientos.

JiSung pareció vacilar con la broma, con su vista intercalada entre el grupo y él hasta, finalmente, decidirse.

—Prefiero que quede en el olvido —siguió JiSung—. Fue muy dramático todo. No estaba pensando bien. Creo que estaba en una fase hipomaniaca en ese instante- estuvo muy fuera de mí —se justificó—. Y mezclé muchas cosas para solo pedirte disculpas, así que, quédate con lo que quieras de ese día y... y eso.

—«Eso...» —repitió, pasmado. Pensó en su conversación con Yeji, en lo que era mejor para él, y en escoger la lógica antes que la emoción—. Entonces, me quedo con las disculpas. Solo con las disculpas.

Lo dijo lento, capaz de darse a entender. Y como JiSung lo hacía, lo entendía, asintió.

—Okey, genial —JiSung lucía aliviado—. Eso me- me pone feliz. No quería que la amistad se tornase incómoda por-

—«Por» ¿Amistad?

JiSung, como si hubiese pronunciado algo mal, repitió. —Ajá, amistad...

No. MinHo no los denominaba así. No creía que entre ambos estuviese una amistad tan potente como para querer recuperarla, pero tampoco consideraba que fuese algo inexistente lo que los unía.

Los límites fueron traspasados, y ahora, por malas decisiones y errores, todo se generaba un caos. Uno que MinHo no lo produjo.

—Amis- okey —se cortó MinHo—. Amistad. Somos amigos

—Amigos —repitió JiSung—. Sí. Genial.

—Genial.

—Genial.

—Ge- No. El bucle —recordó MinHo—. Mejor- eh, mejor entrenemos.

TvN no demoró en aparecer, junto con la continuidad de la controversia que ellos también notaron en la última entrevista. SeungMin dio la idea de amordazar a Felix durante el entrenamiento, y al no haber gente en contra, un lindo lienzo rodeaba su boca y su cabeza; él tampoco pareció muy en contra.

A MinHo le había olvidado la presión de tener las cámaras grabando su entrenamiento. Él iba con lo que recordaba de los entrenamientos, sin saber muy bien cómo mover los pompones y aun temeroso de hacer un mal movimiento que hiciese tronar su pie. JiSung también estaba en su cabeza de forma obsesiva, y algo debió de generar su desconcentro que miss Sharon ni siquiera lució enfurecida o capaz de querer insultarlo más de tres veces.

En la mitad del ensayo, con fascinación, Yuna miró a la cámara.

Sí, así como sus ojos lo ven, Lee MinHo regresó a la escuela. Porque nada es imposible para él —dijo Yuna, emocionada—. No es la primera vez que se va, y mucho menos la que vuelve. Lee MinHo siempre vuelve.

—No te desconcentres, Yuna —regañó Kim RyooNah.

Perdón. —Aunque volvió a posar a la cámara—. Sin embargo, no todo está cerca de la felicidad. A parte del Lover Boy por excelencia quien no le quita los ojos de encima —la cámara enfocó al grupo para evidenciar—. También ha traído un par de cosas mejores, necesitamos que tengan demasiado énfasis y no pierdan nada. ¿Escucharon? ¡Nada!

Durante el entrenamiento, MinHo intentaba seguir los pompones, quejándose de lo tonto que era la rutina. Felix le callaba con demasiado ánimo, enseñándole la rutina. Mientras, HyunJin parecía criticar algo junto a RyuJin y Lia, a la par que Chaeryeong elongaba a su lado; ChangBin se derrumbó junto a ella y, en un acto de amabilidad, Chaeryeong le entregó una botella de agua antes de seguir con lo suyo. JiSung parecía querer encerrarse en su burbuja, pero con una bizarra timidez JeongIn entablaba una conversación con él. Finalmente, la cámara fue hacia una esquina de las colchonetas, donde Chan le corregía un paso a Yeji.

Oh, no, no. No vayas hacia allá. Ese no es un drama nuestro —detuvo Yuna enseguida, y movió la cámara para guiarla entre MinHo y Chan—. Ahí está el drama. ¿Supieron que discutieron? Sí, antes eran amigos y ahora no. Fue difícil poder seguir con el grupo si es que ellos dos estaban peleados.

—¿Qué? —Kim RyooNah bajó la cámara—. ¿Seguir con el grupo? ¿Dices que los animadores tienen longevidad?

—O sea, no tanto para ser un legado —mintió Yuna—, pero-

—El grupo fue formado el veintinueve de abril —el hombre leyó sus notas en su celular—. No hay registros videográfico de una interacción de los dos.

—Y es porque ustedes aparecieron a finales de mayo —les recordó ella, contenta, y abrazó su micrófono—. ¡Hm! ¡Se perdieron tanto material!

Aunque Kim RyooNah pareció un poco incómodo por la corrección que una alumna le hizo, le fue inevitable no fijar su ojo periodístico entre Lee MinHo y Bang Chan. Ambas entidades que no interactuaban, que eran lejanas, que desaparecieron en un instante y que, por supuesto, parecía que el grupo revoloteaba alrededor de ellos dos.

Por lo que, apareció la entrevista individuales fuera del gimnasio.

¿Vacaciones? —MinHo miró a la cámara—. Eh- estuvieron bien- no sé. Tenía una pata mala y un autoestima por el suelo. Pero, como dice el dicho- por detrás me difaman y por delante me la ma-

¿Mis vacaciones? —Por otra parte, Chan solo se fijaba en Kim RyooNah, independiente de la presencia de la cámara—. Tranquilas, aparte de esto. He estado haciendo capacitaciones para el ingreso a Harvard. Tuve una reunión hace poco donde los dejé impresionados. He estado bien.

Ah, ¿Christopher? —La toma regresa a MinHo—. Sí, él es un dolor en el culo.

Podemos vivir perfectamente bien sin Lee MinHo —opinó Chan.

Claro que todo este grupo de animadores lo hicimos para beneficiarlo. Los tipos como él necesitan rellenar currículo.

Han JiSung lo dijo: el deporte genera mejor disciplina. Con Minho planeamos el año pasado realizar este grupo de animadores, pero nos peleamos a inicio de ciclo.

Nos peleamos por estupideces —explicó MinHo—. Ser compañeros de cuarto tensa mucho la convivencia. Me cansé de olerle los gases.

Tampoco es que él fuese un buen compañero de cuarto —aclaró Chan—, pero la pelea fue multifactorial. No hay por qué echarle la culpa a un solo hecho.

Me delató con un profesor —acusó.

Él es muy inmaduro para mí.

Y yo no quería hacer este grupo- después de que él hiciera eso —continuó MinHo, serio—. Pero... pero ya había sido un proyecto- un plan. Algo que Christopher incluso conversó con Ahn.

Se había llegado a un acuerdo, se había destinado el financiamiento, y se propuso para este ciclo —elaboró Chan, con un elegante movimiento de manos—. No se agregó en el cronograma del año porque no estábamos seguros si tendría la convocatoria suficiente como para mantenerse abierto.

Giro de trama: se mantuvo abierto post-pelea —aclaró MinHo, finalmente—. Así que, sí, todo es culpa de Chan. Él y su terqueza por cumplir todos sus objetivos. Ugh, tan irritante.

Así que, solo para resumir —habló Kim RyooNah tras la cámara para MinHo—. ¿El grupo se formó desde antes? ¿Lo planearon desde antes?

Lo planearon desde antes.

¿Y a qué se debió aquella acusación? Digo, si no se han hablado desde ese entonces —apuntó—. ¿Por qué se generó todo ese caos?

Y MinHo, malhumorado, supo que tenía que decirlo.

«Todo ese caos» comenzó porque Christopher envió una fotografía mía arrimado a Han JiSung —acusó, con nombre y apellido—. Ya sabe, lo que hacen los adolescentes: encerrar a besuquearse.

¿Eso estabas haciendo?

Pero como MinHo no quiso contestar, solo escapó de ahí.

El plan pareció estar bien ejecutado. Luego de las entrevistas y la recapitulación por parte del resto del grupo, el entrenamiento a dos días previos de las regionales se llevó a cabo.

MinHo no quería expresar el ligero temor que sentía al estar más atrasado que sus compañeros. No sabía cómo manejar muy bien los pompones, su temor por la lesión y JiSung estando en su mente eran factores potentes, como también su constante enojo hacia Bang Chan, la confusión hacia el resto del equipo y el reflexionar si es que valía la pena continuar ahí.

Por lo que, para poder aclimatarse un poco, le pidió a Sharon poder realizar un ensayo con él vigilando. Bang Chan no estuvo muy a gusto, pero Sharon accedió, por lo que MinHo tomó su alma de excapitán del Real King para poder hacer retroalimentaciones para opacar el sentido de que él aun no sabía por qué estaba ahí.

Fue cuando terminó el entrenamiento que, durante los demás regresaban las colchonetas al club, Sharon tomó a MinHo del brazo.

—Dime, polluelo mío —dijo ella—, ¿has visto Glee?

(=˘ ³( ,,><,,) ~

Para el día de las regionales, Han JiSung había pasado de su bolsillo una magnífica tarjeta de crédito que, gracias a ella, consiguieron un autobús para no solo el equipo de animadores, pero también para miss Sharon, el profesor Kim, el profesor Hwei y, para sorpresa de todos, la directora Ahn.

—Si hubiese sabido que usted también iba, nos habríamos coordinado para el gasto del autobús —comentó JiSung a la directora, con la sonrisa corcheteada en sus mejillas.

—Está bien, puedo arreglar esto con su padre, joven Han.

La forma tan petulante de la directora Ahn tuvo al hablar hizo que el estómago de JiSung se retorciera de forma innata, tomándose un momento antes de subir al autobús.

Las regionales eran en Daegu, y era un maravilloso viaje de tres horas hacia la otra ciudad. Junto con el viaje, el verano traía consigo las fuertes tormentas de temporada, por lo que, para cuando todos montaron el autobús a las siete de la mañana, el sueño sucumbió en virtud del cansancio.

Para ser un autobús, aun había demasiados asientos vacíos. Yeji estaba en uno de los primeros, oculta en varias capas de ropa mientras dormía. Un poco más al fondo, Felix y Chaeryeong se estaban depilando las piernas con bandas de cera que, sinceramente, mucho sentido no tenía, pero estaban aburridos. RyuJin y Lia estaban en otros, demasiado cómodas con la otra que JiSung debió de apartar la mirada. HyunJin tomó una ventana y veía de forma distraída en ella, mientras que JeongIn, demasiado duro y tieso a su lado, no se movía del nervio. Yuna también estaba sentada sola, dormida con un kit de belleza puesto en su rostro para la comodidad. Chan estaba utilizando su tiempo para poder estudiar. SeungMin veía un viejo partido de béisbol en su celular. Y, finalmente, en el fondo, MinHo y ChangBin conversaban sobre propuestas estudiantiles, ya que a ChangBin pareció querer mejorar sus habilidades y, por alguna razón, necesitaba el consejo de MinHo para eso.

Era una real calma durante la mañana.

Y como JiSung no había podido conciliar el sueño desde que se confesó, y MinHo parecía muy a gusto de querer tener esa barrera de amistad entre ambos, por lo que, si él no estaría tranquilo, entonces nadie lo estaría.

—Están muy calmados para ser día de regionales —dijo, mientras regresaba a su asiento junto a SeungMin—. Digo, considerando que el Ministerio de Educación estará ahí, y que será transmitido por TvN. Yo estaría más nervioso.

Solo debió de vivir un momento de pausa antes de que todos reaccionaran.

—¡¿Qué?!

Llegaron a Daeguo pasada de las diez de la mañana, llegando al gimnasio donde llevarían a cabo el encuentro. La directora Ahn y el profesor Hwei bajaron con suma rapidez, dejando a los trece adolescentes ansiosos a cargo de Sharon y el profesor Kim.

—No deben asustarse, lo han hecho bien —intentó decir el profesor Kim, pero los gritos se sobreponían a su voz—. ¡En serio lo han hecho genial! ¡Podrán lograrlo!

—¡¿Lograr qué?! ¡Seremos la humillación! —gritó RyuJin.

—¡No he hecho mi rutina en su totalidad! ¡No puedo lucir tan fea! —espetó Lia.

—¡Esto va a afectar a mi futura candidatura! —reclamó ChangBin.

—Sabes —Sharon le susurró al profesor Kim—, en mi bolso tengo un poco de ron. Podríamos darles un poco y-

—¡No! —le gritó el profesor.

—Seremos el hazmerreír. La burla del resto de la escuela y de la gente —se perturbó HyunJin—. Y del país. Me mudaré a norcorea.

—¡Y va a ser televisado! ¡Lo va a ver mi mamá! —exclamó JeongIn, y se tapó el rostro con horror—. ¡Sabrá que soy gay!

El grupo quedó en silencio, con miradas de reojo, antes de regresar al griterío.

—Bien- ¡Alto! —gritó Sharon—. ¡Lo que haremos ahora será que, mientras yo los inscribo, ustedes se cambiarán acá! ¡¿Vale?!

—¡Nooo...!

Pero como Sharon hacía lo que ella quería, arrastró al profesor Kim fuera del autobús. Corrieron bajo la lluvia hasta el techo cercano, donde vacilaron un instante en entrar.

—¿Sabes? Vi cerca de acá una tienda de convivencia —dijo Sharon—. ¿Te parece si vamos después de inscribir a los chicos? Seguro ellos tendrán demasiado que decirse arriba del bus.

—¿Tienda de convivencia? —el profesor Kim suspiró en lamento—. Sharon, estoy estresado. Ahn no aprueba ninguna de mis ideas de planificación de aula, y el hospital de mi madre aumentó el arancel. No creo-

—Sí, sí. Mucho llanto. Vamos, honey.

En el pasillo se encontraba ubicado el gran bolso con el uniforme perfectamente tallado para cada uno, y se escondieron entre los asientos para poder cambiarse. La ansiedad continuaba en el aire, entre las conversaciones y las quejas de la arbitrariedad del asunto. JiSung solo se las había arreglado para terminar de cambiarse y quedarse fijo en la ventana, viendo cómo es que la lluvia continuaba.

—Bien, esto es injusto —dijo Felix—, no se me ven las piernas. ¿Pasé por una depilada de cera por nada?

—Fuiste solidario con el dolor ajeno —Chaeryeong le palmeó la espalda, mientras lucía sus piernas—. La vida es bella cuando eres linda.

Motherfucker.

If you want it, you've already got it —cantaba HyunJin, mientras Yuna, JeongIn, Lia y ChangBin seguían con la coreografía—. If you feel it – it must be real – just – say the word and I'ma give you what you want.

—¿Qué pasa si me caigo? Eso sería ridículamente vergonzoso —dijo RyuJin—. Pero que en mi primer Dance Revolution.

—¿Qué te pasó? —preguntó Lia.

—Se le rajó el traje por atrás. Todo el culo al aire —contó HyunJin.

—¡¿Al aire?!

—La antigua capitana dijo que uno se movía mejor si es que bailaba sin ropa interior —explicó RyuJin, reacomodándose el top del traje—. Por eso estoy sin sostenes.

ChangBin y JeongIn se miraron un instante antes de desabrocharse los pantalones.

SeungMin se metió en el grupo enseguida. —No.

Por otra parte, MinHo solo veía a JiSung. Yeji había ideado un maquillaje compuesto de brillos en forma de pegamento, por lo que algunos se colocaban en exceso mientras que otros se rehusaban. MinHo miró los brillos de su mano y, vacilando un poco, decidió sentarse a su lado.

—Hey, amigo —saludó MinHo, y le dio un incómodo golpe en el hombro—. ¿Cómo estás, hermano?

JiSung despegó su mirada de la ventana para darle una apenada sonrisa. —No te esfuerces, hombre. No es necesario.

—«No es necesario» —MinHo se relajó en el asiento—. Me parece bien. Oye, noté que no te has colocado brillos, ¿no quieres-

—No, gracias —cortó JiSung—. Antes muerto que colocarme eso.

—«Colocarme eso». Si te lo hubiese pedido en el Dance Revolution, lo habrías hecho.

—Era obvio el por qué —consideró JiSung, notorio en su complicidad.

Aunque solo hubiesen pasado dos días del regreso de MinHo, los dos seguían sin tener una interacción normal. Y por más que JiSung fantasease con un regreso donde los dos tenían algo serio, mucho más alimentado por lo que Yeji le dijo, le era inevitable no sentirse apenado por la decepción y la incomprensión que todo le generaba.

Por lo que, como le gustaba alterar la calma, también lo haría con la de MinHo.

—«Por qué». JiSung-

—No- digo, es confuso. Todo es confuso —aclaró JiSung—. No me pidas que actúe con naturalidad. Es difícil los primeros días. Se me pasará.

—«Se me pasará». ¿Qué cosa? —consultó MinHo, nervioso.

—Esto- digo, todo —aclaró—. Que me gustas, sobre lo que te hice. Me siento culpable- más por pedirte que hablaras en la entrevista, fue injusto para ti. Pero también me enferma sentirme culpable porque- porque no hice nada malo, ¿sabes? —le miró—. No me arrepiento y- y perdón porque Ahn te haya hecho llorar ese día, pero era lo necesario. Te dije que los dos estábamos juntos en esto, desde el inicio. Entre contenernos porque Yeji y SeungMin son prácticamente almas gemelas del trauma, en estar metidos en este equipo en contra de nuestra voluntad, en todo. Te he secundado tanto como me has respaldado. Estábamos juntos en esto, MinHo, y, si era así, ¿por qué creíste que habría sido capaz de traicionarte tan deliberadamente? ¿Por qué, si eras mi amigo, se te fue tan fácil que lo hice con mala intención?

Bien, era obvio que MinHo no esperaba aquello. Él solo estaba impresionado, queriendo interpretar las palabras de JiSung lo más fidedigno a lo que quería decir porque, dentro de la terqueza, MinHo no había pensado la situación de esa forma.

Porque era verdad, los dos estaban juntos en eso. MinHo le reclamó a JiSung porque no le pidió ayuda en buscar a SeungMin, y JiSung llevó a Minho a comer ramyeon luego de que Yeji regresara de su accidente porque a JiSung lo que más le anima es el ramyeon. Eran pequeños apartados de complicidad que tuvieron desde el inicio de ciclo que MinHo ignoró de forma deliberada, imponiendo sus sentimientos ante la realidad de las cosas.

«Vaya, resulta que sí que soy emocional», pensó MinHo.

Sin embargo, como JiSung lucía conocerlo, negó.

—No quiero que te calientes la cabeza —dijo JiSung—. Entiendo tu- tu trauma con Chan y esas cosas. Como también de que ni tú te entendías. Créeme que lo entiendo y, por eso, no te lo quería sacar en cara. Pero, sinceramente, creo que me dejas de forma arbitraria cuando ya teníamos algo lo suficientemente bueno. No puedes pedir que olvide lo que dije cuando lo digo en serio. ¿Quieres que me olvide del algo en el que estamos?

¿JiSung se estaba confesando de nuevo? ¿Confesando sus sentimientos, en el asiento de un maloliente autobús? HyunJin pasaba un palo santo a todos para la buena suerte, mientras que la cera quemada era vertida en el bigote de Felix para arrancárselo. El fijador de pelo de Yuna hizo ahogar a todos, y ChangBin se quejaba de que el traje le apretaba el trasero. Todos estaban metidos en su mundo porque las confesiones de amor no detenían el mundo.

Lo que hizo a MinHo preguntarse cómo es que funcionaban las confesiones. Él nunca se ha confesado, nunca se ha permitido querer románticamente. El daño colateral que dejaba el amor era tan grande que impresionaba a MinHo que el mundo no se detuviese, que todos continuaban con sus vidas.

Tal vez MinHo debía de continuar con la suya, también.

Por lo que, al no poder contestar, alzó su mano derecha hacia la mejilla de JiSung. Los ojos de él se volcaron en redondez, como las canicas oscuras que eran, temblando por su acuosidad; JiSung alzó su mano hacia la que MinHo le sujetaba y, con cuidado, se inclinó hacia adelante.

Una lástima que MinHo le corriera la cara.

—No te librarás de los brillos —dijo MinHo, y comenzó a pegar alrededor del ojo de JiSung—. Aquí somos un equipo. Todos nos colocaremos brillitos porque brillamos. We shine.

—Te estás juntando mucho con la miss, MinHo —murmuró JiSung.

Y por más que MinHo quisiera romper la burbuja de intimidad, simplemente no podía. Los dos ya construyeron algo que no podía ser arrasado por el amor romántico, y aunque MinHo tuviese sus largas dudas y vaciles, se inclinó para dejarle un beso en la mejilla.

—«MinHo». Gira tu cara —ordenó MinHo—. Debo colocarte al otro lado.

JiSung tenía un natural puchero en sus labios, decepcionado por la falta de respuesta y notoriamente confundido por la actitud de MinHo. Giró su rostro, más cercano a la cara de MinHo, lo que hizo que el otro se inclinara de lado para poder pegar brillos en el otro ojo.

Y, como la primera vez, JiSung se inclinó con rapidez. El suave tacto entre sus labios para romper en un chasquido; tan silencioso como veloz dejó el fantasma de la calidez en la boca de MinHo que, sonrojado, le apuntó con el dedo.

—Hey, nada de besos sin ser consentidos —discutió MinHo—, que es un mal augurio eso.

—Mal augurio... —JiSung rio—, ¿recién te das cuenta que traes la mala suerte? Eres un gato negro.

—«Gato negro» eres tú. ¿Te enumero la lista de tragedias que me han pasado desde que me acerqué a ti?

—Te escucho.

—Ejem...

MinHo y JiSung notaron cómo el bus quedaba en silencio, con la obviedad de su vista puesta en ellos dos. MinHo quiso ser rescatado por Yeji, pero ella solo bebía de su leche de fresa con suma diversión. JiSung quiso hacer lo mismo con SeungMin, quien solo negaba con notoria decepción en su rostro.

Lo bueno fue que el profesor Hwei interrumpió con su gran megáfono y ganas de querer joderles la vida.

—¡¡¡¿Por qué aun no han bajado?!!! —gritó el profesor Hwei—. ¡¡¡Los quiero a todos, peinados, ordenados, formados abajo!!! ¡¡¡TvN y el Subsecretario de Educación están presentes!!! ¡¡¡No quiero mal comportamiento, ni chismes, ni comportamientos que alteren la moral!!! ¡¡¡¿Quedó claro?!!!

En el interior del gimnasio había una cantidad temerosa de reales animadores que entraban en competencia. Con trajes de profesionales, pompones profesionales, actitud profesional y sabor de competencia real. JiSung los veía a todos altos, atléticos, gritones y bastante seguros de ellos mismos.

Mientras, el equipo de Sevit era pequeño, tímido, con brillos en el rostro. JiSung no pudo interpretar eso más que un gran baño de humildad a todos ellos. En especial cuando un grupo de una escuela los vio, leyó el nombre en el uniforme, y lanzaron grandes carcajadas.

—Como si fueran a hacer eso —dijo una chica.

Como no sabían a dónde ir, decidieron mantenerse en el fondo. Las gradas del gimnasio estaban llenas de escuelas, equipos, familiares e invitados, pero los que más llamaban la atención era el subsecretario de educación junto con Kim RyooNah, donde su leal camarógrafo iba acompañado por dos hombres más, ubicados en puntos estratégicos para grabar el encuentro.

—Nos van a descubrir —dijo SeungMin a JiSung, finalmente—. Nos van a atrapar. Sabrán que el grupo fue una farsa- se nota.

—No, no se nota. Ellos tienen la presencia, pero no significa que sepan lo que hacen —aclaró JiSung—. Nadie compra un lugar acá.

—Oh, sí lo hicimos —dijo Chan, al otro lado de JiSung. Él y SeungMin saltaron del susto—. Costó cincuenta dólares. Es fácil ser corrupto si te lo dejan así.

—Bastardo —atacó SeungMin, y con JiSung huyeron de ahí.

Aunque JiSung quería ir con MinHo, él lucía bastante entretenido con HyunJin y RyuJin, quienes realizaban la introducción de Triunfos Robados con coreografía incluida (aunque parecía ofensivo para las otras escuelas).

—¿Alguien sabe cuándo salimos? —ChangBin le preguntó a JiSung—. No encuentro ni a miss Sharon o al profesor Kim. Y me aterra ir con Hwei o la directora.

—Esperaremos el llamado del señor, asumo —murmuró JiSung, ausente. Como ChangBin se le quedó mirando, solo hizo pistolas sus dedos—. O no. Ja, ja.

—Ya, JiSung. Ya...

Sharon y el profesor Kim aparecieron, agitados, pero aparecieron, e informaron que eran el quinto grupo en presentar. No el último ni el primero, lo que le hacía tanto peor como mejor al pasar desapercibidos de la vista de los demás.

Solo debían de comprobar que eran un grupo de animadores ordinarios. Debían de convencer lo suficiente para que TvN y el subsecretario creyeran que son reales.

No intercambiaron conversación con nadie. Carajo, ni siquiera hicieron contacto visual. Estaban tan nerviosos que nadie traía a la calma, viendo desde un lado de las gradas cómo los demás equipos generaban perfectas y distintas presentaciones de animadores, con acrobacias mucho más arriesgadas, mezclas de canciones que hacía al público gritar. El equipo de Sevit no se podía comprar con ellos.

Por lo que, cuando faltaba un grupo por salir, ni siquiera estaban seguros de hacerlo.

—Me duele el estómago.

—Vomitaré.

—La falta de ropa interior me da picazón.

—Creo que se me bajará el azúcar.

—¡Alto! —MinHo fue quien se atrevió a llamar la atención de ellos—. Si quieren vomitar, háganlo ahora, pero ahí en la cancha no lo aceptaré porque no somos Pitch Perfects, ¿entendieron? Somos un grupo de animadores- somos sexys, lindos, inteligentes y ninguna es una ramera —apuntó—. Solo debemos ser convincentes, ¿entienden? Convincentes. Den lo mejor de ustedes porque nos estamos jugando la reputación en este instante.

—¿Y por culpa de quién? —murmuró Felix.

—Suficiente —detuvo MinHo—. Demasiado tiempo pasamos en esto como para echarlo a perder. Después de esto, el White Tiger y el Real King volverán a ser grupos independientes; esa es nuestra meta, ¿entienden? Volver a la normalidad, y lo haremos cueste lo que cueste.

Era un buen discurso en la cabeza de MinHo, solo para notar que la disolución del grupo no fue un tema bienvenido dentro de ellos.

E inclusive a JiSung le llamó la atención porque, ¿era verdad? Si los grupos se separabn, todo volvería a ser como antes.

Pero, ¿querían?

Por lo que, al notar el silencio, MinHo se quejó.

—Ay, no. Se pusieron cursis —dijo, y estiró su mano hacia el centro—. Bien- manos aquí o lo que sea. Hagámoslo rápido para que sea menos doloroso.

Once de las trece manos se colocaron en el centro, y tras complementarse con un sencillo y rápido «fighting», los chicos se ganaron cerca de la cancha para que el otro equipo terminase su rutina.

Sin embargo, JiSung perdió a MinHo de vista un momento. Cuando llamaron al equipo de Sevit, escucharon los gritos de Sharon y el profesor Kim, junto con la notoria incomodidad de la directora Ahn al estar sentados junto al subsecretario. Yuna saludó a Kim RyooNah. Yeji aun faltaba en la fila. El corazón de Chan cayó al suelo cuando notó a Jessica Bang en las gradas.

—Alto —HyunJin miró alrededor—, falta-

La canción sonó, y la introducción de Timbaland hizo que comenzasen la rutina. Aun faltaban dos en el equipo cuyo vacío se hizo presente durante la introducción hasta que, finalmente, Timbaland dejó de cantar y las trompetas sonaron.

¡¿Cómo está, gente de Daegu?!

«Ay, no...»

Como MinHo perdió severas semanas de entrenamiento, miss Sharon respetó (para sorpresa de todos) la gran inhibición que tuvo al volver a bailar. Nadie sabía qué pasaría con eso, como tal vez un milagro para que MinHo volviera a bailar con normalidad. Claro que ninguno se esperaba a que, la mejor forma de incluirlo en una atrasada rutina, era hacerlo cantar las partes de Madonna, mientras que Yeji, al ser la única chica sin ser lanzada, ocupaba la voz de Justin Timberlake; ambos luciendo unas fantásticas gafas de sol, micrófonos y, claro, un esfuerzo sobrehumano para no sonar agitados.

La sinergia de ambos era buena, probablemente verosímil con las historias que MinHo le contaba sobre las coreografías que hacía con Yeji de pequeños para tener pijamadas.

Además, para JiSung, MinHo era el único que podía ponerse a cantar en una presentación grabada para posterior ser televisada. Era capaz de comerse el mundo si es que se lo proponía.

Y eso no lo podía dejar más loco.

Time is waiting —cantó MinHo.

We only have four minutes to save the world —siguió Yeji.

No hesitating. Grab a boy.

—Go grab your girl.

—Time is waiting

We only have four minutes to save the world.

JiSung ni siquiera podía captar la reacción de los demás por estar concentrados en sus pasos. «Muévete así. Ahora por acá». JiSung iba contando en su mente el ritmo mientras escuchaba cómo MinHo dramatizaba su tono y Yeji le seguía alentando al público. Oh, público. JiSung ni siquiera podía oírlos por lo fuerte que estaba todo.

Para cuando la canción terminaba, los pompones volaban y las acrobacias acababan, Yeji regresaba a su posición original para, en colaboración con quienes eran el Real King, realizaban un outro en la parte final de la canción.

Tras el silencio de los parlantes, JiSung escuchó el ruido de los aplausos. Algunas escuelas apoyaban con gritos, mientras otros lucían más por cordialidad. Sintió a su lado un fuerte golpe cuando notó que Yuna lo abrazaba, tal como el resto del equipo se mostraba contento de finalizar.

Una vez más, MinHo tomó a ChangBin de la mano (más próximo a él) y, con una simple orden, el equipo se inclinó ante los presentes. A JiSung aun le llamaba la atención esa costumbre que tenía el Real King de inclinarse ante los demás.

MinHo apuntó hacia las cámaras de TvN, y luego al subsecretario de educación para, con descaro, formar un corazón con sus dedos. HyunJin debió de golpearle la cabeza para que todos finalmente se regresaran para esconderse entre las gradas. Era absurdamente adrenalínica la situación.

Más cuando llegó la directora Ahn con ellos.

—¡¿Canto?! ¡¿Canto?! —preguntó Ahn a MinHo—. ¡¿Te pusiste a cantar?!

—«A cantar». Fue una buena idea —se defendió MinHo enseguida, aunque usó a Chaeryeong como escudo—. Ya que no estaba muy al corriente- esto ayudó.

—Tenían que convencer al subsecretario y TvN que eran un grupo ordinario de animadores. ¡No que eran el puto High School Musical!

—De hecho, luce más como Glee para mí pero- sí, okey, me callo —murmuró Chaeryeong, escapando entre el grupo para dejar a MinHo en el frente.

Sin embargo, Sharon intervino enseguida, abrazando a MinHo por los hombros.

—Ah- lo hicieron genial —dijo Sharon, y estiró su mano hacia Yeji—. Dame los cinco, mi niña- ay, verdad que eres rara. ¡Lo hicieron tan bien! —miró al resto del equipo—. ¡Tenía la barra tan en el suelo que genuinamente me sorprendieron! ¡Las maravillas de la presión social!

—¡Señorita Sharon! —gritó la directora Ahn—. ¡¿Sabe lo que hizo?!

—Dar un vuelco a la presentación.

—¡Exponernos! ¡Si nos metemos en problemas por esto, le juro que-

—Mamá.

—¡¿Qué?!

Pero no, solo era Chan quien soltaba las palabras como si un niño que aprendió a hablar se tratara porque, en su elegancia, Jessica Bang caminaba junto al subsecretario de educación y, por supuesto, a Kim RyooNah. El grupo se inclinó como loco hacia ellos.

—Venía a felicitarlos —el subsecretario sonreía, con sus arrugas alrededor de sus ojos—. Muy bonita presentación, bastante creativa. Colaborativa, también —aludió a MinHo y a Yeji—. Se nota que ha habido una mejoría en la fusión de grupos.

—Voluntaria. Fusión de grupos voluntaria —agregó Ahn.

El subsecretario sonrió, más tenso que amable, y se dirigió a Kim RyooNah. —¿Usted qué opina, señor Kim?

—Oh, fascinante. Tuvieron un semestre tan acontecido que, este trayecto de estar investigándolos, ha sido bastante contundente —dijo Kim RyooNah—. Hay un buen material de futuro entre los alumnos, qué decir. Dedicados, organizados, amables-

—¿Amables? —murmuró el resto.

—Es que el equipo de Sevit está compuesto por grandes profesionales —dijo Jessica Bang—. La composición de ellos, junto con su disciplina y rendimiento, es de envidiar. Lograr hacer esta rutina con sus exigencias, los hace superior que al resto de la escuela.

—Secundaría eso, pero más porque quiero destacar el trabajo en equipo —explicó RyooNah, con un brillo travieso en su cara—. Todo surgiendo por sus mismos ideales, fue increíble verlos pelear con la dirección para que mantuvieran a un docente en la escuela. Es de destacar, como dice la señora Bang.

El subsecretario, extrañado, miró hacia el equipo y, finalmente, a la directora. Fue inevitable para el equipo querer dar pasos en retroceso, más cuando Sharon se colocó frente a ellos.

—¿Iba a desvincular a un maestro? —preguntó el subsecretario a Ahn—. ¿A cuál?

Con el mejor tiempo de ingreso, el profesor Kim saltó para abrazar a HyunJin y a Felix de los hombros.

—¡Son tan buenos, tan geniales! ¡Ustedes...!

Pero el profesor Kim calló al ver a la junta de profesionales frente a ellos, tan extrañados.

—Ahora no, profesor —chistó Felix—, que lo están tirando al frente...

—¿Iban a desvincular al profesor Kim? —el subsecretario preguntó a Ahn—. Uh, es curioso. ¿Por qué tomaron esa decisión tan abrupta, sin haber siquiera terminado el semestre?

—Fue un conflicto administrativo —explicó Ahn con rapidez—. Pero está todo solucionado. Se ha renovado el contrato del profesor Kim y sus actividades continúan como siempre.

—¿Cuáles fueron esos conflictos?

JiSung notó a MinHo brillar de repente, con la idea posarse con claridad. No alcanzó a atajarlo cuando MinHo ya había ido al frente.

—El profesor Kim denunció mi protesta —MinHo escapó de la espalda de Sharon para ganarse en frente, con su vista fija en la directora Ahn—. La directora quiso despedirlo porque él denunció.

La mirada de Ahn se volvió rotundamente sombría, severa, pero MinHo lucía demasiado impasible ante ella, decidido de su respuesta que mantuvo el mentón en alto hacia el subsecretario.

«No debí decirle todas esas cosas de que era valiente —pensó JiSung, atemorizado, planeando en cómo sacar a MinHo de la situación—. Ahora se cree el cuento».

—¿Y usted cómo supo eso? —preguntó el subsecretario.

Sin embargo, Ahn apuntó enseguida a JiSung. —Él le contó. Han JiSung fue a mi oficina una mañana, mintiéndome a la cara, preguntándome sobre un montón de basura. Me dijo que estaba consternado por su educación, y yo cumplí mi rol de directora en tranquilizarlo- en que no pondría en juego su educación para-

—No —interrumpió MinHo—. JiSung no me lo dijo. Yo estuve escondido en su oficina esa vez. JiSung no tiene nada que ver en esto.

—Me creeré que no fue él quien lo dijo-

—«Él quien» no lo hizo —insistió MinHo—. Él no me dijo nada. Yo estuve colado en esa conversación, directora. ¿Qué sentido tendría en decírmelo, si usted misma sabe lo que pasó después?

Y estaba en la mirada de MinHo, en lo temerario de poder enfrentar a la autoridad, transmitiéndole todos los dichos que la directora Ahn le dijo en aquella oficina. Todas las ofensas, los insultos y la amenaza; inclusive durante la discusión por el profesor Kim estaba latente alrededor, del gran deseo de Ahn por querer deshacerse del malgasto económico institucional.

Lamentablemente, MinHo no se iría a cualquier parte.

Mientras el subsecretario se restregaba el rostro con cansancio, y Kim RyooNah (con Yuna desde el fondo, sutil) sonreía, el silencio se pesó en el gran grupo. Ni siquiera Jessica Bang intervenía, quien parecía estar atenta para poder intervenir y salvarse cuando fuese necesario. ¿Salvar a Ahn? Claramente no estaba en sus planes.

Para cuando el subsecretario se colectó, le habló al gran grupo.

—Haré una clase rápida de protocolo de denuncia para todos, tanto para docentes, padres y futuros colaboradores de la educación —habló el subsecretario; tenía un tic nervioso, aun bajo su tonalidad tranquila—. Cuando realizan una denuncia al Ministerio de Educación, la institución que se realiza la denuncia se aísla del sistema escolar, es decir, se toma en caso en particular para tratarlo. Para eso, no solo se aplica el principio de confidencialidad para los denunciantes, pero también el principio de protección de amparo durante el periodo de investigación. Hay dos protecciones de amparo dentro de la escuela —enumeró con sus dedos—. Docente y alumno. Cuando se realizó la denuncia, se notificó a la escuela sobre esto. La dirección está impedida de desvincular cualquier trabajador o alumno hasta que la investigación no se haya llevado a cabo, en especial si hay un alumno vinculado.

Cuando JiSung notó que las miradas estaban sobre él, negó. —No, yo no he hecho ninguna denuncia.

—Yo tampoco —aclaró MinHo, tras la pesada vista de Ahn sobre él—. En serio no he hecho anda.

—¿Qué decía la denuncia? —preguntó HyunJin—. ¿De qué era?

—Pudo ser cualquiera. Son más de trescientos alumnos en Sevit —obvió Lia.

—Espere —MinHo le habló al subsecretario—. ¿Nadie puede ser expulsado de Sevit? ¿Nadie?

El subsecretario negó. —No hasta que la investigación haya acabado. Ahí, junto a dirección, se tomarán las medidas necesarias.

Una vez más, MinHo miró a Ahn para luego girarse hacia JiSung. Podía verse como una bruma de confusión que, finalmente, acabó con una traviesa y burlesca risa.

—«Se tomarán las medidas necesarias» —MinHo miró a Ahn de pies a cabeza—. Okey.

—Pero, aunque la investigación de las denuncias estén bien, el equipo de animadores está libre, ¿no? —La señora Bang cambió de tema enseguida—. No habrá más investigación.

—Bueno, han develado distintos hechos que parecen pertinentes revisar —aclaró el subsecretario—. Los mantendremos informados cuando hayamos llegado a un consenso.

—¿Y TvN? —preguntó Yuna, tras notar que la cámara los estuvo grabando todo ese tiempo—. ¿Ellos también continúan?

El subsecretario asintió, antes de inclinarse. —Ajá. Hasta que haya acabado la investigación.

Sin embargo, antes de que el subsecretario se retirase con Kim RyooNah, apuntó hacia la cancha. —Ah, creo que sería bueno para los chicos que fueran a la cancha. Seguro dentro de poco darán los lugares para las nacionales.

Pero ninguno se movió de lugar, demasiado desconcertados de lo que acababa de suceder. JiSung miró a MinHo, como si en él buscase una respuesta de todo, mucho más cuando el murmullo del equipo se hizo más fuerte ante la incógnita de quién denunció a la escuela en primer lugar.

—¡No se desconcentren! —Finalmente, el profesor Kim tomó la palabra—. Estas son cosas de adultos, chicos. El subsecretario tiene razón- ustedes deben de estar en la cancha.

—Pero- ¿no nos pueden expulsar? —preguntó RyuJin—. O sea, ¿a nadie? ¿Estamos bajo protección?

¡Por favor, todos los equipos vengan a la cancha! —llamaron en los parlantes—. ¡En tres minutos se darán los resultados!

—Ay, vamos —Sharon alentó—. Tal vez tenemos buena suerte y quedamos, ¿quién sabe? O tenemos aun mejor y acabamos con esto.

—No van a hacerlo —interrumpió Jessica Bang, severa—. Si la investigación continúa, el club también.

Era obvio, pero escucharla del epicentro del problema era diferente. La forma en la que Jessica no vacilaba de su ingenio y crueldad para ver bajo su nariz al resto de los alumnos generaba en JiSung un escalofrío especial, tal como el que sintió cuando la conoció en la reunión de inversionistas de inicio de ciclo.

Finalmente, MinHo decidió moverse en frente, y todos lo siguieron. JiSung quiso también avanzar, pero la directora Ahn lo sujetó del brazo para apartarlo del resto.

—No le conviene tenerme de enemiga, Han —aclaró Ahn—. Puedo hacerle la vida imposible si se me apetece, y no me importa que su padre sea un gran inversionista o usted sea el primer lugar de esta escuela. No más privilegios.

—Cómo quiera, directora —JiSung se zafó del brazo—, pero usted sabe que yo no le soy leal a nadie.

Tras llegar a la cancha, el ánimo de Sevit contrarrestaba la ansiedad de las otras escuelas por conocer las posiciones. Era notorio, y para el profesor Kim no le generaba mucho más que lástima.

—¿Por qué debe de pasarles esto? —lamentó Kim SeoGoh, mientras Sharon le aplaudía al equipo—. ¿No pueden quedar tranquilo todo alguna vez? O desvincular a Ahn, como mínimo.

—Creo que vuelas muy alto —opinó Sharon—. Ya están grandes. No son polluelos, SeoGoh, son aves. Más de la mitad se graduará, y ya toman decisiones de adultos. ¿Es necesario sentir pena?

—Pero, míralos... —El grupo saltó de la sorpresa cuando otra escuela quedó en el lugar décimo segundo en la competencia nacional—. Lucen tan desorientados.

—Pero no están solos —Sharon codeó a SeoGoh—. Además, ya te lo dije: TvN no iba a detener la investigación si es que pasaban a la siguiente ronda.

—¿Y por qué crees que-

—¡En el décimo lugar! —habló el animador—. ¡De la escuela Sevit, el equipo de animadores pasa a las Nacionales!

El equipo Sevit era el único que no celebraba. Es más, Lia pegó su cara en el suelo con un potente sollozo mientras que HyunJin pegaba un grito de agonía al cielo. La mitad se tapaba el rostro de decepción, y la otra solo parecía incrédulo ante la posibilidad de haber pasado a las Nacionales. Solo Bang Chan parecía estar contento con eso.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

El viaje de regreso a Seúl, con la lluvia y la melancolía, estuvo acompañado del dormir y tristeza del resto del equipo.

MinHo despertó una vez que cruzaron el río Han hacia la escuela, para el barrio alto de Seúl. A su lado estaba Yeji, pegada con un dorama en su celular. Se levantó para ver cómo iban sus demás compañeros, y notó a JiSung solo, dormido profundamente, mientras que SeungMin parecía querer escapar del lado de HyunJin quien solo lamentaba todo lo que pasaba.

Con un poco de agitación, MinHo se dejó caer en el asiento vacío junto a JiSung. Pensó que el golpe lo despertaría, pero ni siquiera picadas en sus mejillas o arrancarle los brillos del ojo le llamó la atención. Finalmente, decidió meterle un dedo en la boca.

—¡Ugh! —JiSung despertó, asustado, y se sacó un auricular inalámbrico—. ¿Qué pasó?

—¿Qué pasó? —MinHo miró con sarcasmo el resto del autobús—. Tú qué crees.

Aun aburrido, JiSung se restregó la cara con una mano mientras que, con la otra, le entregó el auricular a MinHo. Casi resultó nostálgico, más cuando Like I Can de Sam Smith sonaba.

Estuvieron callados un instante, escuchando el murmullo de dormir de ChangBin al otro lado del pasillo y una canción que sonaba desde el fondo del bus. La forma en la que JiSung tamborileaba sus dedos al ritmo de la canción y la incesante gana que MinHo tuvo para querer tomarle la mano le hizo querer iniciar la conversación.

—No creo en el amor romántico —comenzó MinHo. JiSung le había prestado atención enseguida—. Eso es una basura para mí. Yo creo en la amistad, en la familia, en lo consolidado. El amor romántico, tener pareja, amores platónicos y todo eso es una basura para mí. Lo siento, se me es difícil cambiar de opinión cuando cada cosa que me rodea se desarma por eso.

JiSung, asustado por el abrupto tema, asintió. —Okey.

—Okey. No obstante —aclaró—, creo en ti. Creo en la complicidad que tenemos, en que tengamos la espalda del otro. Creo en el algo nuestro —aludió con sus manos al espacio que los separaba—. Por favor, entiéndeme. Esto se me es difícil, y tengo un montón de dudas, de temores, de- de todo. Luego de Christopher, me prometí no volver a relacionarme con ninguno que fuese su semejanza, y luego te conocí y- y me esforcé tanto para que no me importaras, pero me sorprendiste, Hannie. Me sorprendió tu originalidad, tu mente, tu ayuda genuina cuando estás interesado en algo que..., que fue agónico que me hayas delatado con Ahn. Por eso, si te pido que seamos amigos, no lo digo para ignorar del todo lo que tenemos, si no que es para dejar que... para que las cosas vayan como deban ir, ¿entiendes?

—¿Y hacia dónde tienen que ir? —se atrevió a preguntar JiSung.

Difícil elaborarlo, pero era claro. MinHo solo sonrió y, para JiSung, por primera vez, le pareció ser suficiente.

Cuando llegaron a Sevit, todos demoraron en bajar. Los ánimos estaban por el suelo y la decepción por las nubes. Bajaron uno por uno en el bus hasta que, finalmente, MinHo decidió que era turno de ellos.

Sin embargo, cuando iba a salir, JiSung lo jaló del brazo para adentrarlo más al bus.

—Entonces, ¿qué? —preguntó JiSung—. No somos novios, ¿pero somos...?

—Somos... —Como MinHo no sabía cómo elaborar, solo se encogió de hombros.

—Genial, muy explícito, gracias.

—«Gracias». Te di toda una explicación mía, ¿para que lo ignores así? No me prestas atención.

—Eres confuso, MinHo. No quiero que tampoco cambies de parecer.

—De parecer no cambiaré porque eres con quién más he avanzado —aclaró MinHo—. Así que, no pienses estupideces. Solo gózalo.

—Solo gózalo... —murmuró JiSung, y quiso avanzar en el bus. Sin embargo, MinHo no lo dejó pasar—. Vamos, muévete. Quiero darme una ducha.

Pero MinHo no se movió, emocionado. Claro que JiSung no le entendía, pero pronto tendrían más tiempo para entenderse. Tenían aun el resto del verano para aprovecharse del otro.

MinHo finalmente decidió agarrar a JiSung de la cintura y, de forma efusiva y bien digna, plantarle un beso en la boca.

JiSung extendió sus brazos en primera instancia, sorprendido; seguido, solo entrelazó sus dedos tras la nuca de MinHo y, correspondió bajo el mismo sentimiento aquel beso. Un buen beso. Uno confuso, torpe, emocionado y estimado. Más salivoso que el que MinHo le dio a Felix en Boryeong, pero probablemente el que iba destinado a aquella noche, en primer lugar.

Ni MinHo ni JiSung sabían hacerlo bien, y reían de la torpeza del otro. Hubo una espontánea caminata hacia el fondo del bus donde, tras levantar los posabrazos, JiSung se dejó caer en los asientos para atraer a MinHo arriba de él. Una posición bastante símil a lo que los metió en aquel problema en primer lugar.

Pero, qué importaba. Era un gran beso. Uno que eliminaba la tristeza de la lluvia y el cansancio del verano. De la decepción de aquel día, con cosas inesperadas, un beso arreglaba demasiado.

Los besos eran arrasadores.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

[1] Y ACABÓ LA PRIMERA PARTE DE LA HISTORIA. No se asusten, no haré un Menú de Dios con esta historia, las actualizaciones continuarán como se deben, pero es para separar la historia en primera parte – segunda parte. Así que, estoy más que abierta para opiniones.

Además, esta historia la subo un 31 de diciembre del 2024. ¡Feliz año nuevo a todos!

Muchas gracias por leerme. Espero que continuemos en el 2025. Les amo, gracias.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro