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La segunda ronda, parte 1

Capítulo 28

La segunda ronda, parte 1

Grande fue la coincidencia de solicitar por parte de la profesora de ciencias sociales pedir una actividad en parejas para la clase. Yeji habría salido junto a los demás a hacer lo-que-sea-que-tenían-en-mente, pero como JiSung convocó al Real King y al White Tiger, y Yeji no era miembro de ninguno de los dos clubes, se quedó sentada en el aula.

De la misma sorpresa de ver a Chan sentado en su lugar de siempre, al fondo, más entretenido con su texto de clase a que con las indicaciones que la profesora daba.

—Ah, no traje más guías de trabajo —informó ella, con lástima, y contó a los pocos estudiantes en el aula—. Eh..., júntense en parejas para esto. Recibirán bonificación si es que lo entregan antes de que suene la campana.

A veces Yeji trabajaba junto a MinHo, y otras se dedicaba a trabajar con RyuJin. Inclusive HyunJin era su último recurso. Pero como ninguno se encontraba en el aula, y notaba que el jodido Christopher Bang no estaba interesado en hablar con alguien más, ella tomó su silla y se ganó frente a él.

—Haremos esto en parejas —informó Yeji.

Chan, sin despegar la vista de su texto, se encogió de hombros. —Me da igual.

Las indicaciones eran sencillas: la guía de estudio entregaba distintos casos, y se debían de descifrar si es que eran problemas penales o civiles, además de dar una hipótesis de cómo afectaba socialmente la condena. A Yeji no le interesaban mucho las ciencias sociales, y como Chan lucía más entretenido en resolver todo a una sola leída, no se demoraría mucho tiempo.

Lo cual era bueno.

—Pensé que dejarías de molestar a MinHo —susurró Yeji, aunque el resto en el aula había tanto ruido—. ¿Y por qué no saliste ahora?

Chan apartó su mirada de la guía. —¿De qué me hablas?

—JiSung convocó al White Tiger, pero no saliste.

—Ni tú.

—Yo no soy de ningún club.

—Todo lo que tenga que ver con "reunión en el equipo" es un problema mayor. No tengo tiempo para juegos infantiles —explicó Chan, para luego apuntarla con su mentón—. ¿Y a qué va lo primero?

—¿Qué?

—¿Molestar a MinHo? Ni nos hemos hablado.

—No tienes que hablarle como para arruinar su vida. Ya eres lo suficientemente cruel en tu día a día como para ser, además, un soplón —Yeji pronunció con velocidad, acercando su cabeza hacia él mientras que, al mismo tiempo, alejaba sus rodillas bajo el pupitre para no sentir ni la sombra de su cuerpo—. ¿Por qué se lo dijiste a Ahn?

—¿Decirle a Ahn qué? —Chan miró a Yeji con ojos desorbitados, dramáticos. La tachaba de tonta—. ¿Por qué te gusta acusarme de cosas sin contextos?

—Cállate. Le dijiste a Ahn sobre que MinHo quería hacer la entrevista a TvN —terminó por acusar Yeji, enojada—. Ahn lo llamó y amenazó con expulsarlo. Solo para salvarte el pellejo de todo lo que hiciste- porque sabías que MinHo, para salvar al profesor Kim, tendría que contar todo el origen del grupo de animadores porque sabías que, todo esto, fue por tu maldita culpa. ¿Cómo pudiste ser tan soplón y egoísta? Pensé que tenías un corazón más blando- o eras más diplomático para tus ataques. Te subestimé, claramente.

Yeji había susurrado con tanta velocidad que Chan se vio perdido en la conversación, sin entender tanto cuál era el punto como a su vez el problema que ella traía sobre el pupitre, dejando toda la discusión vomitada sobre la guía de trabajo que Chan, desconcertado, bajó inclusive su bolígrafo.

—¿De qué me hablas? —preguntó Chan—. ¿Qué me culpas? ¿Qué mierda?

—No te hagas el tonto, Bang Chan.

—No es mi pasatiempo favorito, Yeji. Genuinamente, no sé de lo que me hablas.

—Y te atreves a mentirme —Yeji se apoyó en el respaldo de la silla, frustrada—. Sé que no somos amigos, pero tampoco creí que serías capaz de mentirme en mi cara. Esperaba un límite tuyo.

—No sé de qué me estás hablando —insistió Chan una vez más—. No he delatado nada, Yeji. No he hablado con Ahn ni he ido a su oficina, y mucho menos he querido hacer algo en contra de MinHo. No está en mi agenda.

Sin embargo, la notificación de Yeji sí le hizo removerse con cierta incomodidad. Ella había mencionado algo que pudo haberse escapado de la vista de Chan.

Por lo que, en la honestidad de sus palabras, Yeji aun lo apartó con cautela.

—¿No? —Yeji negó—. Me mientes.

—No eres nadie como para mentirte.

—Auch.

—Quiero decir- no, ¿por qué me justifico? No he hecho nada de lo que me culpas.

—¿Por qué no te creo?

—Porque no es problema tuyo. E, insisto, no he hablado con Ahn de nada de lo que MinHo ha hecho. —Chan no era una persona de mucha paciencia—. ¿Quedó claro?

Yeji estaba cautelosa. Chan podía estar diciendo la verdad- de todas formas, él no le debía mentiras; nunca le ha ocultado lo mala persona que puede llegar a ser. Por lo que, podía tener coherencia.

Entonces, ¿por qué MinHo pensó en eso?

—¿No te has hablado con MinHo? —preguntó Yeji, luego de un tramo de silencio donde Chan se dedicó a continuar con la guía.

—No desde que me encontré con él en la carretera.

—¿Nada de nada?

Chan le volvió a mirar, aburrido. —¿Por qué indagas tanto? ¿Por qué eres tan aprensiva con él?

—Porque es mi mejor amigo, claro. No sé si conocías el concepto de amistad antes.

—Solo es dramatismo.

—Me dices que no delataste a MinHo, pero ahora estás a la defensiva. ¿Debo de creerte?

—Sí, aunque de igual a final de todo —aclaró Chan, para imitar a Yeji y apoyarse en el respaldo—. Que MinHo crea que fui yo, eso no cambia nada.

Yeji le iba a conceder el punto, pero cerró su boca con fuerza.

—¿Entonces quién habrá sido? —se preguntó ella.

—¿Qué me importa, Nancy Drew?

—Alguien hizo algo en tu nombre que puede perjudicar tu reputación, si es lo que más te interesa.

Chan iba a realizar una réplica sarcástica, solo para repensar en la misma actitud que Yeji trajo la conversación. Incluso era golpe al orgullo decir que ella estaba en lo correcto.

—Un poco raro, si te lo digo —mencionó Chan, pensativo—. No creo haber dado razones para que me quieran arruinar la reputación.

—¿Bromeas? Te quieren muerto.

—Eso me pone contento, pero no sé quién pudo haber delatado a MinHo en mi nombre sin querer ser afectado con eso —Chan sonrió, sardónico. En un momento, le pareció encantar esa situación—. Digo, es obvio echarme la culpa, si mi conflicto es contra MinHo.

Yeji meditó un poco las palabras de Chan, como si ambos intentaban descifrar un puzzle tan divertido que, por primera vez, Chan sonreía de forma abierta desde que ese ciclo había comenzado. Yeji no podía sentirse más aterrada.

—¿A quién propones, entonces? —preguntó ella.

—Pudo ser cualquiera- inclusive tú. Con un poco de terror, cualquiera puede delatar —concedió Chan—. Que divertido.

—Psicópata.

—Vamos, ¿no te parece gracioso saber que no soy el único que le da por hacer estrategias para sobrevivir a esta basura? —Chan se inclinó hacia adelante—. Se llenan la boca tachándome de un imbécil, cuando replican exactamente mi comportamiento.

—En ese caso, debieron de haber tenido una buena razón para delatarlo con Ahn —discutió enseguida Yeji, molesta—. Estaban en una situación límite.

—Límite, pero no imposible. Vaya, si MinHo quería dar esa entrevista para contar todo, ¿a quién más, aparte de a mí, le afectaría todo esto?

Era una pregunta retórica tan divertida que Chan, en su personaje, golpeó con la punta de su bolígrafo su mentón, tan pensativo que esperaba con paciencia a que Yeji dijese alguna teoría. Ella no quería colaborar con esa complejidad.

—No lo sé —dijo Yeji—. No sé a quién le afectaría tanto la historia completa del club, aparte de a ti.

Terrorífico era presenciar la sonrisa de Chan, quien no marcaba sus hoyuelos porque aquellos solo aparecían en la sinceridad real. La forma sádica de su actuar removió el estómago de Yeji, asqueada de la situación, y de cómo él ladeaba su cabeza hacia dos pupitres en conjunto que se encontraban vacíos.

Para hacer seguimiento, Yeji también se giró. Los asientos eran de JiSung y SeungMin.

—¿Esto te divierte? —terminó por decir Yeji, con sus brazos cruzados—. Eres una pésima persona.

—Lamento encontrar divertido las ironías —se disculpó Chan—, es solo que, vamos, ¿acaso MinHo no puede pensar más allá que su propia nariz?

—Tú tampoco, si es que nunca se te pasó por la cabeza que la entrevista que MinHo habría dado, también te hubiese delatado a ti.

La sonrisa de Chan se esfumó enseguida, imitando la posición de Yeji.

—¿Qué quieres que te diga? —Chan se encogió de hombros—. Soy humano, tengo deslices.

—Esto habría perjudicado con totalidad lo que construiste en el grupo de animadores- solo para rellenar tu currículum universitario —enfatizó Yeji cada palabra—. Habrías estado en un problema gordo- mucho más grande de lo que SeungMin y JiSung pudieron estar metidos. Pareciera más que fue un autosaboteo.

—Tú no me conoces-

—¿Crees que es difícil hacerlo? Eres de manual —le apuntó Yeji—. Lo pensé luego de haber tenido una charla con Felix el año pasado. Él sospechó de que tú serías malévolo.

—¿El año pasado? ¿Lee Felix? ¿Qué demonios estás hablando?

—Él mencionó sobre sus pesares de ser un migrante en esta escuela, y a pesar de que se postuló por accidente, siente una presión de querer terminar la escuela e ingresar a una universidad en su país —contó, paulatinamente más lento y de falsa comprensión- bajo el mismo tono que Chan utilizó con ella hace un momento atrás—. Además, es el mayor de su familia. ¿Tú también lo eras, no? MinHo me lo comentó. Eres el mayor que también migró a Corea del Sur, y mientras tu padre es un filántropo, tu madre es reclutadora universitaria. Tienes todas las cualidades como para ser alguien que simplemente está estresado.

—Bien, interesante teoría —concedió Chan, sin verse agraciado—. ¿Y el autosaboteo por qué?

—Dos opciones: o estás cansado y quieres acabar con todo esto, o inconscientemente te estás diciendo que te detengas-

—Ay, no el argumento del inconsciente.

—No puedes negar eso. Estás tan estresado que tu inconsciente pide detener todo esto, porque en el fondo tú sabes que lo que hiciste está mal.

—Arrepentirse es de cobardes. Yo consciente cada acción que cometo —aclaró Chan, ofendido.

—Mentiroso.

—¿Y por qué tendría que mentirte, Yeji?

—Porque me diste una beca, Chan. Haciendo eso ya destruye toda tu fachada de chico malo.

—No soy un chico malo, y no tengo una fachada. Además, las buenas acciones pueden coexistir. No porque una persona haga cosas buenas significa que sea buena persona.

Yeji no replicó, aunque las palabras estaban en la punta de su lengua. Discutir con Chan era una pérdida de tiempo si es que él no se dedicaba a bajar esas resistencias que lo dejaban tan terco y encerrado como potencial narcisista.

—Aunque no me negaste ninguna de mis teorías —siguió Yeji—, ¿sabes lo que significa?

—¿Qué? ¿Mi inconsciente te pide ayuda a gritos?

—Oh, iba a decir que eran reales, pero si me pides ayuda, podré ayudarte.

—¿No sería traición a tu relación codependiente con MinHo?

—No, él también colabora. Los dos nos reunimos cada luna llena a hablar mal de ti y hacer macumbas para que no se te pare.

—Eres infantil.

—E igual me diste una beca.

Ahora fue Chan quien se mantuvo en silencio, un poco más cauteloso de lo que se debía manifestarse junto a Yeji. Claro que era amiga de MinHo, por lo que nunca estaría del lado de Chan en lo que sea que hiciera; sin embargo, que ella haya pesquisado aquellas debilidades solo generaba en Chan la sensación de querer erradicarlas.

Lo último que quería era verse débil ante alguien. Tras MinHo, se prometió que nadie más lo vería vulnerable.

—¿Coloco tu nombre en la guía? —preguntó Chan, finalmente.

Yeji sonrió. No era la sonrisa sádica de Chan, era uno mucho más amable, demasiado raro en su rostro porque era de mantener siempre un mismo semblante en todas partes. Yeji asintió, gustosa.

—Por favor —dijo ella.

—Te he hecho ganar bonificación para tus calificaciones.

—Eso es genial, ya que te gusta relacionarte con la gente a través de favores.

El club se sumó a la clase después de que Yeji regresara a su asiento, con los ojos de MinHo desorbitando en dirección hacia su mejor amiga.

—¿Qué me miras? —preguntó ella, mientras se daba vuelta en su silla para verlo.

—Me miras- traidora —susurró MinHo—. ¿Dónde estuviste? Hicimos un Avenger Assamble y ni siquiera estuviste presente para ver el derrocamiento de Ahn.

—¿Derrocaron a Ahn? Eso es genial.

—«Genial- genial», solo metafóricamente. Renovarán el contrato del profesor Kim y nosotros no hablaremos con TvN de todo lo que sucedió.

—No sé si tratar eso como algo bueno o malo.

—Bueno o malo —MinHo le miró mal—. Cállate. Sé que te quedaste con la morsa fea. JiSung convocó tanto al White Tiger como al Real King. ¿Por qué no apareciste?

—Porque no soy de ninguno de los dos clubes —obvió Yeji—. ¿Cómo iba a salir?

MinHo colocó sus ojos en blanco. —«Salir». Por supuesto que tomas un pensamiento concreto cuando se te da la gana. ¿Sabes qué tipo de gente tiene pensamiento concreto?

—¿Esquizofrénicos?

—Esquizofrénicos. Traidora.

Aunque Yeji imitó a MinHo con su movimiento de ojos, una risa soltó para aligerar el ambiente. Podían hacer un buen clima tras regresar a prestar atención a la clase mientras que la maestra preguntaba a ChangBin qué fue lo que sucedió. Así, Yeji se pondría al tanto.

Sin embargo, sus ojos se guiaron hacia su lado izquierdo, aquel dúo del salón que trabajó en la guía enseguida, con rodillas y cabezas pegadas. JiSung y SeungMin eran cómplices del otro, más de lo que MinHo le gustaba regodear junto al primer lugar. Si uno de los dos había delatado a MinHo, Yeji sabía que uno de los dos destrozaría el corazón más fuerte a su amigo.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

El trato se cumplió, y eso se pudo apreciar durante la tarde con la visita de TvN dentro de Sevit.

Absolutamente nada había ocurrido como para llamar la atención de Kim RyooNah.

Entonces... —La cámara enfocaba a MinHo, fuera del club—. ¿Qué se supone que preparan ahora? ¿Las regionales?

¿Las regionales? —MinHo rio a la cámara, y negó con simpatía—. No, no. Algo más importante: el Dance Revolution.

Las siguientes dos semanas fueron las más intensas para MinHo, más dedicado a poder hacer que los chicos del White Tiger pudiesen coreografiar Dirrty de Christina Aguilera de una forma decente sin caer en lo vulgar o lo suficiente como para perder aquella ronda.

Las semanas que MinHo ha estado pasando fueron demasiado intensas, donde destrozaron su autoestima y jugaron con sus sentimientos. La seriedad de poder trabajar con algo que él era devoto le reconstruía poco a poco su propia identidad, mejorándolo considerablemente de ánimo a la par que se acentuaba la victoria de mantener al profesor Kim dentro de la escuela.

Además, el resto de la escuela se movilizaba dentro de su normalidad. El trabajo entre las últimas evaluaciones del semestre y las adentradas del calor, la actitud de los estudiantes era un poco más activa, en especial cuando para los alumnos de tercer año la cuenta regresiva hacia el ingreso a la Universidad estaba más latente que nunca.

MinHo lo presenció con su salón, utilizando el espacio de la clase de matemáticas para que el profesor Kim pudiese guiarlos con las pruebas de ingreso a cada universidad y carrera, cumpliendo con los requisitos que estos requerían. La mayoría eran examenes de ingresos de cada universidad, y otros pedían exigencias acorde al campo, como lo era para HyunJin quien debería de estar en una capacitación durante las mañanas en el verano para la Universidad de Artes; Yeji también hablaba mucho de su ilusión para entrar a la universidad, y revisaba junto a una amable miss Sharon las opciones deportivas de cada institución.

—Ni siquiera quiero estudiar algo tan exigente, ¿sabe? —explicó Yeji a Sharon luego de una práctica de animadores. MinHo les hacía compañía—. Yo solo quiero poder jugar y, si dios quiere, entrar a una liga nacional.

—La Universidad de Mujeres de Ewha es un buen campo para postular —contó Sharon—. Hice animación ahí en mis años mozos, tal vez puedo-

—No. Quiero entrar a una universidad mixta —decretó ella, segura—. Si logré que Sevit se flexibilizara, podré hacerlo también con un equipo universitario.

MinHo creyó que era una idea demasiado fantasiosa, pero tras notar la sonrisa de Sharon ante las palabras de Yeji, supo que podía hacerse realidad.

Y el problema con las universidades era un tema que a MinHo no le interesaba demasiado. Suerte que tenía a su lado también a un desinteresado JiSung, por lo que, en las instancias en la que el profesor Kim (o cualquier docente, a estas alturas de la vida) se volvía a hablar sobre el ingreso universitario, JiSung le lanzaba un auricular y ambos se sumergían en un mundo musical compuesto por George Michael y la banda sonora de JiSung.

Claro que quienes más lucían interesados en el tema eran los miembros formales del White Tiger. ChangBin insistía en la carrera de derecho en la Universidad Nacional, y aunque el profesor Kim intentaba proponerle algún plan de respaldo, ChangBin estaba convencido de cumplirlo. Lia, por otra parte, había tenido una revelación que comentó durante las prácticas con Sharon.

—Con la convocatoria para el profesor Kim, me di cuenta que no quiero ser una súbdita —comentó ella con seguridad, mientras RyuJin la tomaba de la mano y asentía a cada una de sus palabras—. No quiero dejarme mandar- quiero mandar. Quiero hacer algo bueno por la gente, hacer una ayuda real. Ya sé lo que quiero hacer, y sé que irá en contra de la idea de mis padres, pero...

ChangBin casi murió de la taquicardia por una potencial rival, y MinHo solo tuvo interés en ello por el dramatismo que HyunJin y Felix le dieron que no esperó la respuesta.

—Estudiaré Administración de Empresas.

—¿Qué tiene que ver es con hacer algo bueno por la gente? —bramó Felix, indignado y estafado.

—Di que eres de derecha, idiota —concordó HyunJin.

RyuJin no planteaba tampoco interés, con su meta de querer trabajar en retail y, con el dinero, abrir una cafetería. MinHo no iría a comentar la notoria mueca de disgusto de Lia cuando RyuJin lo contó.

Finalmente, durante una actividad durante la última semana de clases, MinHo fue emparejado con SeungMin para preguntas respecto al futuro que no le dieron demasiado contenido para hablar.

—No sé —decretó SeungMin.

MinHo le miró. —No sé.

—No sé.

—No sé.

—Ajá, no sé.

—«No sé», basta- o entraremos en un bucle —detuvo MinHo—. Eres un estirado, ¿cómo no sabes qué estudiar? Te planeaste toda la vida.

—No me la planeé yo- la hicieron mis padres —aclaró SeungMin. Su actitud tan desinteresada hizo a MinHo siquiera verlo con un cigarro en mano al hablar, pero en verdad solo jugaba con su lápiz de forma desinteresada—. Ahora, no sé si tengo techo o dónde estar. Lo veré una vez que esté el segundo semestre.

—«Segundo semestre...» —MinHo revisó el cuestionario, todo era visto desde las planificaciones a corto, mediano y largo plazo. Ninguna era contestable con lo que SeungMin decía—. Bueno, genial- supongo. Al fin un White Tiger sin ansiedades por el futuro.

—Aquí todo lo estamos.

—«Lo estamos». No me metas en el saco.

—Lo hago. También estás ansioso. —SeungMin apuntó hacia un lado de la sala, donde Yeji realizaba la misma entrevista a ChangBin—. Tu amiguita tiene un lugar preparado para ella. ¿Dónde cabes tú, en ese entonces?

—«Entonces» yo me iré a trabajar al restaurante de mi madre —MinHo le sonrió con suficiencia—. ¿O te parece muy extraño que alguien como yo tenga algo que hacer después de esto?

SeungMin abrió la boca para contestar, pero premeditó mejor su respuesta. Observó a MinHo por un instante, cauteloso, y terminó por asentir.

—Supongo que tus metas son mucho más estables que las que tenemos todos nosotros —admitió SeungMin—. No lo había pensado de esa forma.

La sonrisa de MinHo no se esfumó, y se removió con simpatía. —«De esa forma». Ay, SeungMin, es la primera vez que me dices algo lindo.

SeungMin solo colocó sus ojos en blanco.

Sin embargo, aquello también dejó a MinHo atrapado. Su pensamiento se direccionó hacia JiSung por la natural curiosidad de que, con un chico tan inteligente y que destacaba sobre el resto, ¿acaso tampoco esperaba tener algo planeado para más adelante?

No había hablado de eso con él, en especial porque le costaba atraparlo solo o tranquilo. Entrenaba para los animadores y bailaba para los ensayos del Dance Revolution, pero no opinaba o comentaba respecto a todas las convocatorias universitarias que se propusieron durante las jornadas. JiSung era un enigma en un futuro que MinHo se preguntaba cuánto conocía de él y si es que, a lo mejor, tenía esas mismas dudas o desintereses que también sentía.

A diferencia de JiSung, sin embargo, MinHo sí tenía una preocupación a corto plazo.

La segunda ronda del Dance Revolution.

—¿Por qué quisiste convocarnos hoy? —se quejó Yuna mientras elongaba en el club, incómoda.

Antes de que MinHo pudiera contestar, el Real King graznó gritos y lanzó aplausos a lo loco, sentados a los pies de los casilleros del aula. Mientras, el White Tiger se encontraba con su uniforme caro y prolijo, nerviosos y notorio incómodos por ser el centro de atención. MinHo, quien seguía con su uniforme rosa y más animado, colocaba la música en el reproductor creado por Chaeryeong.

Viernes cuatro de Julio, un día antes del último día del semestre, y dos días antes de la segunda ronda.

—Quiero grabar esto —dijo HyunJin, mientras sacaba su celular—. Forzosamente me obligué a no prestar atención a esto, pero tengo que verlo.

—¡Reina! —gritó RyuJin, y le lanzó un beso a Lia.

—Lo veo en mi lugar. No solo rompe conmigo, pero también reemplaza mi lugar —bufó Chaeryeong, asqueada. Felix pasó un brazo por los hombros de ella.

—Eso es signo de egocentrismo. Muy egocéntrico, hermana.

—No entiendo por qué no quisiste bailar —Yeji le comentó a Chan, divertida—. Habría sido un lujo verte.

—Ni siquiera estoy acá por voluntad propia —le contestó él, sin despegar su mirada del manual legislativo de Estados Unidos.

—¡Bien! —MinHo dio un aplauso para poder llamar la atención de todos. Con simpatía, estiró sus brazos hacia la entrada del aula, donde el profesor Kim y miss Sharon se asomaban—. Quiero dar la bienvenida también a los maestros que, sin ellos, esto no sería posible.

Awww... —Sharon se colocó una mano en el pecho, conmovida—. Gracias, mis polluelos.

—Era sarcasmo —le agregó Lia, irritada.

—Lo sabía.

—Como no me voy a arriesgar a pasar una mala racha para este sábado, necesito que estos idiotas estén en frente de un público juzgador mientras bailan —indicó MinHo, sonriendo de par en par. Era obvio que el White Tiger se veía intimidado, pareciendo querer arrepollarse aun cuando no eran tan emocionalmente unidos—. Por eso, ustedes, mi gente, serán el público juzgador.

—¡Buuu! —Chaeryeong y Felix gritaron al mismo tiempo.

—Esto es un complot —ChangBin le dijo a MinHo—. Y tortura medieval. No podemos hacerlo-

—«Hacerlo». ¡Sí pueden! —MinHo alentó. Colocó el final de la canción Dirrty y se ganó en el centro. Al notar que nadie se movía, chasqueó con fuerza sus dedos—. ¡Muévanse!

La suave voz de Redman sonó, indicativo inicial de comenzar la coreografía. El Real King gritó de apoyo, al igual que los maestros. La timidez estaba ubicado en el cuerpo de cada uno del White Tiger, ligeramente intimidados por la seriedad con la cual MinHo cambió su parecer y, en el instante en que Christina Aguilera comenzó a cantar, su personaje se transformó totalmente.

Si había algo que a MinHo le gustaba hacer en sus coreografías, era hacer destacar a sus chicas. Tener a Lia como arma era beneficioso, quien, aun inhibida, intentaba lucir de mejor manera la letra para poder equiparar la personalidad que MinHo mostraba, mientras que Yuna se esforzaba para seguir el ritmo.

A MinHo le había complicado trabajar con la timidez de ellos, porque lo que más era él era un descarado. Que los chicos viviesen en su timidez solo enlenteció el trabajo de la coreografía, sumado a que tanto la canción como lo que MinHo realizaba era bastante alterado en comparación de lo que ellos estaban acostumbrados. MinHo no podía burlarse más del nivel de mojigatos que eran en el White Tiger.

Para cuando llegó el interludio de Redman, MinHo había propuesto un espacio libre para que los demás chicos se lucieran. Trabajar con ellos de forma individual ayudó demasiado, por lo que ante cada solista aparecido, el Real King aplaudía con dramatismo.

Claro, hasta que JiSung llegó al centro y quedó paralizado.

¡Wow! —gritó HyunJin—. ¡Eso! ¡Muéstranos nada!

JiSung regresó a su posición para continuar con la coreografía grupal, y quiso ser tragado por la tierra cuando la canción terminó.

El Real King aplaudió junto a los profesores. Inclusive Chan apartó la mirada un instante de su texto para ver la coreografía.

—¡¿Y bien?! —MinHo miró a su público—. ¡¿Pasaremos a la final?!

—¡¿A la final?! —RyuJin sonrió abiertamente entre aplausos—. ¡Ni de chiste!

MinHo bajó sus brazos, frustrado. Él tenía esa idea, y el golpe de realidad era lo que necesitaba. No obstante, eso no lo libraba de la tragedia de que sus esfuerzos estaban siendo en vano.

«¡No! —se detuvo MinHo—. ¡No te deprimas a dos días! ¡Lo que más necesitan ellos es apoyo!»

—«Ni de chiste». ¿Sabes? Yo sí creo que pasaremos a la final —desafió MinHo—. Han tenido un muy buen avance. Pasaremos.

—Sí que nos tienes fe —murmuró Lia.

—¡Fe! ¡Claro que tengo fe! —insistió—. ¡Han hecho un buen trabajo, cada uno de ustedes! ¡Realmente merecemos pasar a la siguiente ronda!

—Yo opino que están bien encaminados —terminó por hablar el profesor Kim. Miss Sharon solo se tapaba el rostro a su lado—. Tienen la motivación suficiente, además de que es un gran mérito que ustedes, chicos que nunca han bailado, puedan hacer esto.

—Les falta personalidad —dijo Felix—. Estos motherfuckers les falta carisma, y eso solo se adquiere con la experiencia.

—Bueno, no tendremos demasiada experiencia porque esta será la primera y última vez que haremos algo parecido —dijo ChangBin—. No puedo ser candidato al congreso y tener como antecedentes una competencia de baile.

—O el último lugar de una competencia de baile —agregó HyunJin.

ChangBin quiso levantarles el dedo del medio, pero solo logró que MinHo fijara su vista concentrada en Chaeryeong, quien junto a RyuJin, no quería dar la opinión por buena persona.

—¿Qué opinas, Chae? —preguntó MinHo—. ¿Tenemos potencial?

—Las intenciones no valen si es que no resultan en algo bueno —opinó ella. MinHo pudo sentir un deja vú en la conversación—. No obstante, aunque individualmente lucen precarios, como grupo sí logran destacar.

—¡Logran destacar! —MinHo se dirigió al White Tiger—. ¡¿Ven?!

—Sin embargo...

Los ojos de Chaeryeong fueron al centro del grupo, al igual que el resto. De pronto, JiSung se dio cuenta que todos los ojos estaban sobre él, lo que le hizo sonrojarse.

—Me he esforzado —dijo JiSung. Al notar que nadie replicó, continuó con el reclamo—. ¡En serio me he esforzado!

—Literalmente, hay una instancia de solos y te quedaste paralizado —le reclamó HyunJin—. Si no pasaremos a la siguiente ronda, será tu culpa.

—¡Me he esforzado! —reclamó JiSung, y miró a MinHo—. ¡Diles!

Pero MinHo no podía, porque genuinamente le dificultaba mentir. Claro que JiSung se había esforzado, eso era objetivo. Sin embargo, que haya hecho algún avance significativo... Eso era de ilusos.

A raíz del silencio de MinHo, el grupo rio. JiSung no pudo más que notarse ofendido y traicionado.

So sad —lamentó Sharon, para captar la atención del grupo—. Pues, bien, como nos enseñaron absolutamente basura en este instante, me gustaría que pudiesen aprovechar esta instancia con alguna acrobacia o truco para las regionales. La coreografía cedida por el Real King y Bang Chan está construyéndose segura, pero aun quedan algunos eslabones débiles —fijó su vista en JiSung—. Espero que lo usen de manera sabia para mañana.

—¿Mañana? —RyuJin preguntó—. Es el último día de clases. No nos hará ensayar, ¿o sí?

—Además, ¿cómo lo haremos? —consultó HyunJin—. Digo- ¿designaremos un horario para venir a Sevit durante las vacaciones? ¿O nos reuniremos en algún punto?

—¿Hm? ¿De qué hablan? —Sharon se dirigió al profesor Kim—. Ay, profesor, ¿acaso no les comentó a los chicos?

El profesor Kim, desconcertado, ladeó la cabeza. —¿Qué cosa?

—¡He consigo autorización de todos los padres! ¡Los chicos se quedarán en Sevit durante el verano!

El caos se desató en el club.

Luego de que oscureciera, el club mantuvo sus luces encendidas. JiSung y MinHo se habían cambiado de ropa a prendas más cómodas, y el conserje terminaba de hacer una última limpieza antes de confiar las llaves del club al primer lugar, porque si de algo MinHo era bueno, era cumpliendo promesas que se acentuaban en su terqueza.

Por lo tanto, MinHo sacaba de uno de los casilleros las colchonetas que usaban para practicar en el club de animación, mientras que JiSung conectaba por bluetooth su celular con el equipo de música de Chaeryeong.

—¿Tenías planes para el verano? —preguntó JiSung.

—«Para el verano». Iba a trabajar donde mi madre, e ir a la casa de los abuelos de Yeji durante algunos días. Viven en la playa —contó MinHo. Dejó las colchonetas en el suelo y las distribuyó con patadas, para luego sacarse sus zapatillas—. ¿Y tú?

—Con mis Yayos. Supuse que íbamos a pasar el verano peleando con el padre de SeungMin —lamentó JiSung.

—«El padre de SeungMin». Me suena a un buen plan —bromeó, y dio una palmada—. Bien- ven, primor. Te enseñaré algo bueno.

JiSung no quiso. Arrastró sus pies hacia la colchoneta, se sacó sus zapatillas, y se ganó nerviosamente junto a MinHo.

—No es necesario que me enseñes algo —dijo JiSung—. No sé hacer nada. Soy una ostra. Pueden saltarse mi solo y continuar con la coreografía.

—«La coreografía». No, no. Aquí todos tenemos un espacio para lucirnos —aseguró, y lo tomó por los hombros—. No puedes simplemente quedarte atrás- aunque nos harías un favor como grupo.

—MinHo-

—«MinHo». Tú realmente deshaces el baile.

—MinHo... —volvió a lloriquear JiSung—. ¿Y qué se supone que haré yo? No puedo hacer una vuelta de carro- eso lo hará ChangBin. Y JeongIn solo se moverá de un lado a otro. ¿Por qué tengo que hacer algo?

—«Hacer algo». Porque eres un chico inteligente, bueno, y si no tienes un solo, te romperé la pierna para que no vayas el sábado —aseguró MinHo, y apretujó entre sus manos las mejillas de JiSung—. Dime, cariño, ¿quieres que te rompa una pierna? —JiSung negó—. Genial, entonces- asistirás a la competencia, y harás una acrobacia. No te preocupes, estarás en buenas manos.

—MinHo, necesito tener músculos para hacer algo —dijo JiSung mientras se separaba de él—. No tengo músculos, soy puro pellejo.

—«Puro pellejo». Conozco algunos movimientos que te ayuden a improvisar, sin necesariamente hacer piruetas —MinHo colocó la camiseta de JiSung bajo el buzo, afirmándola—. Déjate ayudar.

—No. —JiSung no sabía cuántas veces lo repetiría, en especial porque no estaba con intenciones de querer seguir teniendo a MinHo tan cerca como lo estaba ahora—. ¿Por qué no puedes dejarme tranquilo? ¿Tanto te gusta forzarme a hacer cosas en contra de mi voluntad?

—«De mi voluntad». JiSung, deja de ser dramático. ¿Tanto te pega en el orgullo que yo te deba enseñar algo?

JiSung calló, y las mejillas de él se sonrojaron. MinHo esperó un momento más por la respuesta cuando, antes de notarlo, cayó en cuenta de lo que sucedía.

—Te duele le orgullo.

—No —JiSung volvió a negar enseguida, brusco—. ¿Orgullo? ¿Por qué orgullo?

—Porque orgullo es lo único que mantienes recto, y ahora, enfrentándote a algo que no eres bueno, te frustras —MinHo sonrió, burlesco—. Te duele el orgullo que yo sea mejor que tú en algo.

—No.

—«No~» —coqueto, MinHo le picó el abdomen—. Eres un lindo, Han JiSung. Tan tímido y ridículo que ni te atreves a pedirme ayuda en esto.

—¿Sabes? Creo que sí prefiero que me rompan esa pierna...

MinHo rio más fuerte cuando el rostro de JiSung se colocó totalmente colorado, junto con su respiración que se entrecortó en el instante en que MinHo tomó a JiSung de los brazos y, como si de un gato se tratara, los hizo estirar hacia arriba, colocando sus pulgares cerca de las axilas y apegando más su cuerpo con el de él.

—«Esa pierna». Hay que elongar —recomendó MinHo—, o, si no, tendremos calambres.

Era impresionante la forma en la que MinHo podía tocar a JiSung sin algún acto pudoroso o algún índice de mala intención, lo que dejaba a JiSung con una frustración un poco fuerte desde su estómago cuando las manos de MinHo se ganaban en su abdomen, en su espalda baja, en sus brazos o inclusive en sus piernas. MinHo daba las indicaciones con tanta suavidad, y presionaba sus manos como si el afecto estuviese en aquellas partes donde deseaba tocar.

MinHo le enseñó algunas técnicas de elongación, y lo ayudó con pasos simples que iban al ritmo de Dirrty. JiSung se esforzaba tanto para no sentirse como una marioneta, al igual que se dedicaba a seguir las instrucciones de MinHo.

—¿Te puedes parar de manos?

—¿Luzco como si pudiera?

Inclusive MinHo pensó con seriedad hacer un interludio en parejas o simplemente desplazar a JiSung hacia el fondo, pero con el Real King tendían a tener tanto el reflector compartido que, simplemente ignorar a JiSung le sentaba mal.

Aunque JiSung lo implorase.

—Te vas a parar de manos, ¿bueno? Te sostendré las piernas.

—¿Podrás sostener todo mi peso?

—«Mi peso». JiSung, pesas menos que mi primo de siete años. Seguro que te puedo.

Era trabajar con poco. Poca fuerza y poco tiempo. Cada que MinHo sostenía JiSung de las piernas o del abdomen sentía que sus brazos se debilitaban, más cuando MinHo se esforzaba para que JiSung hiciera lo que parecía ser una parada de manos que veía en la gimnasia artística sobre un caballete.

—MinHo —gimió JiSung, con sus brazos temblando por soportar su peso—. No creo- no creo poder más...

—«Poder más». Sí puedes, campeón. Levanta la cabeza a la par que te doblo las piernas.

—¡¿Qué me qué?!

Finalmente, después de dos prolongadas horas de ejercicio, práctica y entrenamiento, MinHo decidió quitarle el reflector a JiSung.

—Es que, es increíble. —De forma abrupta, MinHo soltó las piernas de JiSung, sin importarle que el otro cayera rápido sobre la colchoneta—. Digo- hay gente que no nace con dotes para el baile, pero tú naciste sin dotes para hacer cualquier cosa salvo caminar.

—¡Ay! —JiSung se doblegó en la caída—. Estuve en el equipo de atletismo cuando tenía ocho años. ¡Puedo correr!

—«¡Puedo correr!» A los ocho años, idiota.

MinHo también se derrumbó al lado de JiSung, ya con Dirrty repitiéndose de manera enfermiza sobre sus cabezas. MinHo se estiró hacia el celular para poder cambiarla, colocando una playlist mucho más relajada para la intensidad de los últimos días y semanas.

Porque, aunque MinHo no lo pensara demasiado, tenía ideas que rumiaban sus intenciones un poco alteradas. Entre la inhibición del acto junto con seguir con su naturalidad le generaba una especie de desoriento de él mismo, dificultoso de poder reconocerse. Todo porque, desde el inicio de ciclo, las cosas no paraban de dar vueltas a su alrededor.

Todo avanzó demasiado rápido, y MinHo aun aseguraba no haberse dado el espacio de dejar caer las piezas en su lugar para poder entristecerse. En primera instancia, cierran el Real King; luego, Chan lo traiciona; le siguen distintos aconteceres que se culminan en la humillación por parte de la directora Ahn, y aunque su madre Holli lo encuentre como alguien leal y de buenas intenciones, MinHo aun sentía que no tenía la inteligencia suficiente para esa escuela.

Habrá sacado un cien en el examen de medio término de Ética y Filosofía, pero qué importaba eso cuando la propia directora te trataba de estúpido y eras el último lugar de la escuela.

Ahora, con la segunda ronda del Dance Revolution a dos días, ni siquiera estaba seguro de poder considerarse un buen bailarín. Lo que significaría que, al perder aquella arista, ni siquiera se reconocía como una persona propia.

—¿En qué estás pensando? —preguntó JiSung, tras recostarse junto a MinHo en las colchonetas. El silencio se había prolongado demasiado para alguien que no podía mantener la boca cerrada.

MinHo negó, aun con su vista en el techo. —«Estás pensando...». Solo estoy preocupado.

Al no haber agregado más, JiSung también fijó su vista en el techo. —Entiendo.

Al igual que cada uno se encontraba en su propio universo, en distintas partes de Sevit. Algunos encontraban ansiedades al esperar el último día de clases del semestre, mientras que otros se mantenían bastante expectantes por su organización durante las vacaciones de verano. Sería cerca de dos meses en los que cada uno de Sevit tendría un espacio para desarrollarse como un mejor estudiante.

Postulaciones universitarias, capacitaciones, estudios y créditos extras. Ensayos para torneos de animación, vacaciones en casa y dos días previos al Dance Revolution.

MinHo supuso que en algún momento quedó dormido, tan acomodado en el suelo del club, sobre una colchoneta, en la compañía de la música suave de la balad de Wham! junto con la respiración calmada de JiSung a su lado, igual de somnoliento y cansado.

—Después del sábado, no tendremos que bailar con ustedes, ¿cierto? —aseguró JiSung.

—Cierto —MinHo se estiró por completo, solo para dejarse caer—. Agh, que agotador. Tengo sueño, pero me da pereza moverme al dormitorio.

—Nos van a regañar si es que vamos.

—Vamos- entonces no vamos. —Una vez más, MinHo se estiró sobre la colchoneta y giró de lado con sus ojos cerrados. JiSung lo encontró parecido a un gato—. Tengo pereza~

—Iré a apagar la luz, entonces —informó JiSung, mientras se incorporaba de la colchoneta. Ni sabía qué horas eran.

—Apagar la luz, apagar la luz..., ¿puedo hacerte una pregunta? ¿De corazón-a-corazón?

—Seguro.

—Seguro- ¿Soy muy difícil de habla?

—¿Hm? —JiSung cerró la puerta del club con llave y apagó la luz. Las estrellas del cielo se podían reflejar en las despejadas y grandes ventanas del club—. ¿En qué sentido?

—Sentido- en ese sentido —concedió, sin moverse—. Sé que soy agotador para la gente que no me conoce, pero, ¿lo seré, genuinamente? ¿Cansaré a la gente?

JiSung arrastró sus pies de camino a la colchoneta y se dejó caer a su lado, cansado y con su cuerpo adolorido. —¿Por la ecolalia? —MinHo asintió—. O sea, en un principio.

—«En un principio» la gente no sale de ahí.

—¿Por qué? No serán sinceros si es que continúan en busca de un beneficio. Es un buen filtro.

—«Buen filtro- filtro», pero delata que soy tonto, hasta cierto punto.

—Vamos, no eres tonto-

—«Tonto». No mientas. Tengo el diagnóstico —confesó MinHo—, degeneramiento cognitivo leve por casa de contusión cerebral. Solo una caída para ser raro.

JiSung se apoyó en su hombro, con su vista fijada en MinHo. Él, tras notar que lo miraba, le frunció el ceño.

—¿Qué? ¿Nunca te lo he contado?

—A lo mejor no sobrio.

—«No sobrio». Te he contado —insistió MinHo—. Me presenté el primer día de clases de primer año así: hola, soy Lee MinHo, si repito las palabras como loro es porque estoy medio rarito, me caí del tobogán de pequeño.

—¿Y resultó ser verdad? —inquirió.

—«Verdad» —asintió—. Era un tobogán de una plaza cerca de nuestra casa- de Yeji y de mí —aclaró—. Íbamos solos porque ya teníamos ocho años, y más niños se encontraban ahí. Con Yeji nos gustaba mucho escalar cosas- escalábamos árboles, la casa, el restaurante y los juegos. Y un día, Yeji estaba arriba del tobogán- arriba de la estructura, y yo la fui a molestar. Ella estaba de muy mal humor- ni idea de qué, creo que quiso ver un programa y su madre la mandó a la plaza- ni recuerdo eso. Le dije que fuéramos a jugar, y la comencé a jalar. La jalé y ella me empujó, ya hartada, y... Bueno, me caí.

—¿Te empujó? —preguntó JiSung, confundido—. O sea, te tocó. ¿Cómo te...?

—«Te tocó». Sí..., supongo que fue trauma compartido. No sé cómo caí yo, pero me golpeé la cabeza. Estuve toda la noche y el día siguiente inconsciente y, cuando desperté, enseguida supe que había algo malo conmigo. No podía- no podía elaborar oraciones, no podía decir cosas que ya reconocía. Era como si mi cabeza hubiese sido dividida por un pedazo de concreto, donde el pensamiento y el lenguaje no se podían conectar. Le dijeron a mi madre que podría quedar así, que el daño fue profundo. No sería típicamente normal.

»Volver a la escuela fue lo peor. No es como si hubiese tenido las mejores calificaciones, pero sí podía defenderme. Entonces, cuando estaba sentado ahí, en mi pupitre, y quería participar en la lectura en voz alta- no podía, simplemente no salían las palabras. Balbuceaba cuando quería hablar con alguien. No podía formar un pensamiento y- y eso era tan terrorífico porque sabía que podía hacerlo. Yo podía pensar. Pero no podía demostrar que lo sabía hacer. Hasta mi madre creyó que el MinHo que crio se perdió en esa caída.

La última oración dejó a JiSung bastante marcado, intentando imaginarse a un pequeño MinHo que no comprendía lo que pasaba por su propio cerebro. Quiso colaborar con algo cuando MinHo se giró sobre su hombro para verlo.

—¿Notas lo bizarro que es tener a un niño de ocho años con una crisis de identidad? Y, carajo que me hubiese gustado que fuese una crisis religiosa o existencialista, pero era una crisis que me hacía preguntar si es que te hacía persona el cuerpo o el cerebro, y de cómo todo lo que está en tu mente es inmaterial hasta que intentas pronunciarlo en voz alta. ¿Cómo sabes que ese alguien es honesto en su totalidad? Y si esa inhibición es por algo más tildado a la represión, o porque eres intelectualmente discapacitado.

—¿Cómo puedes decir que, a quien conozco, no lo es en realidad? —preguntó JiSung—. Eres muy sincero. Siempre vas de frente con lo que quieres-

—«Con lo que quieres». ¿Y si es todo lo que puedo mostrar?

—No creo que muestres poco —se sinceró—, eres un chico extraordinario, de buenas intenciones. Cualquiera que no puede verlo es un idiota.

—«Es un idiota». Ay- cállate, no te lo digo para que te compadezcas —aclaró MinHo, mientras se incorporaba—. Es una sincera duda, y te lo comento de amigo-a-amigo. No tienes por qué ser complaciente.

—No soy complaciente —JiSung le imitó, y las rodillas de ambos chocaron—. Solo soy honesto. No tengo interés en la gente que no me interesa. ¿Creerías que me esforzaría por complacerte, en ese caso?

MinHo frunció el ceño. —En ese caso, ¿te intereso?

Los ojos de JiSung se abrieron, titilantes, tan dilatados que MinHo ya los había visto con anterioridad.

—Como amigo —aclaró JiSung—. Y, como tu amigo, te digo que eres- eres genial. Hiciste que un montón de tipejos tiesos hicieran una coreografía para una competencia de baile.

—«Competencia de baile». Bueno, un tipejo se me quedó afuera en el esfuerzo, ah.

MinHo lo empujó con su codo, y JiSung solo se sonrojó de la vergüenza. Ante la falta de ataque, MinHo lo abrazó por los hombros y restregó su mejilla junto a la de él.

—¡Ay, Hannie! ¡Deja de tomarte las cosas tan a pecho! —se burló MinHo, mientras lo apretujaba—. No todos somos buenos para algo, y eso está bien. Realmente valoro tu esfuerzo.

—Déjame —JiSung se intentó zafar—. Te pido que me enseñes más de lo debido, y aun así me insultas. Realmente te detesto, MinHo.

—«MinHo, te detesto» No lo haces. Me amas.

—¡No!

Pero era buena la compañía, era bueno el consuelo. Era bueno tener de banda sonora una variación con Michael Jackson tratando el ambiente en la insistencia de no poder evitar amar, como si fuese cada parte de los muros del club construidos para retener aquella relación que MinHo se sentía contento de tener con JiSung.

Sin embargo, JiSung sí encontraba su respiración más atrofiada y su corazón más débil. MinHo le hablaba sobre cosas, y JiSung agregaba con varias trivialidades personales más. La noche era demasiado larga como para quedarse dormidos, por lo que JiSung le mostraba fotografías de sus abuelos, y MinHo contaba de aquella mascota que tuvo desde la infancia y que falleció hace dos años atrás.

—Por eso no tendré gatos. Veo un gato y me deprimo.

—Mis Yayos tenían un pastor alemán precioso que fue envenenado —contó JiSung—. Ellos tampoco quisieron tener otra mascota.

—«Otra mascota». Te tuvieron a ti.

—Por nombre de la ley, si no, habría sido un niño institucionalizado —antes de que MinHo hablara, JiSung negó—. Okey, no lo habría sido. Tengo más familia.

—«Más familia». ¿Cuánta? ¿Cómo son?

—Igual de estirados, aunque- de forma irónica, tengo mejor relación con la de mi padre. Bueno, con quienes no me dicen "dale una oportunidad a tu papá que quiere ser mejor hombre y tú no lo dejas". Más bien mi relación es con ellos que me dicen "ay, él es un imbécil. Se habría sentido orgulloso del hombre que eres ahora."

—«Eres ahora». Oh, wow —MinHo sonrió—. ¿Eres un hombre?

JiSung le golpeó, lo que generó una fuerte carcajada en MinHo.

—¡Quiero decir! ¿Te encuentras un hombre, hecho y derecho? ¿Alguien que merece recibir orgullo?

Con cuidado, JiSung reflexionó la respuesta. —Uh- no tengo idea.

—«Idea». ¿Cómo no? Eres primer lugar de Sevit.

—Sí, pero —se encogió de hombros—, no sé, no he hecho nada bueno por mí o algo para hacer sentirme orgulloso. SeungMin llegó a las finales de béisbol el año pasado, y Lee SooJin debe de ir como en su quinta investigación publicada-

—«Publicada». Cuarta. Saldrá en octubre.

JiSung no pudo evitar darle una rara mirada a MinHo, quien solo fue contestada por un chasqueo de lengua.

—¿Qué? ¿Acaso eres el único que sabe usar Google?

—Como sea..., no. No he hecho algo para sentirme orgulloso- de hecho, para la reunión con los demás delegados de Sevit, ellos me sacaron la conversación —contó—. Estoy en primer lugar sin fijarme en nadie, solo en mí. No hago nada, no peleo por nada, no tengo ni siquiera estima de lo que haré cuando entre a la universidad- porque es un hecho que entraré —dijo con sarcasmo, y MinHo asintió en el mismo rol—. Y yo solo seré... exitoso. Tengo dinero, soy inteligente. Soy el rostro de la escuela, y mis Yayos me comentan todos los posibles trabajos que puedo tener una vez que salga de la Universidad. Incluso en el extranjero estaría mejor.

—«Estaría mejor»- ¿en el extranjero? —preguntó MinHo—. ¿Quieres irte de acá?

—O sea, siento que son un poco retrógradas —confesó JiSung—. Si no fuera por SeungMin, me animaría a irme de acá.

—«Irme de acá». Pero- pero dejarías a tus Yayos y a- y a SeungMin.

—Yo voy a dónde SeungMin va —JiSung sonrió—. Si él dice que quiere irse en dos años a Estados Unidos, me iré con él.

Sin saber por qué, a MinHo le perturbó la idea. Le removió el asco desde el fondo de su estómago, preguntándose por qué se iría con SeungMin y no se quedaría con MinHo.

«Eres un estúpido- no puedes compararte con SeungMin», pensó MinHo, amargo.

—«Me iré con él», ah, qué bien. Yo soy más sensato —siguió MinHo—. Irme a trabajar al restaurante de mi madre. De todas formas, Yeji sabe qué quiere hacer con su futuro. Yo no me arraigo a nadie.

—Eso es gen-

—Porque sé que con ella estaremos juntos, sin importar donde el otro esté —MinHo sacudió su cabeza, infantil—. Porque somos, ya sabes, maduros.

Al captar el chiste, JiSung rio. —Ridículo.

—Ridículo.

¿Qué era ese ambiente? Esa canción de Eric Clapton con Tears in Heaven estaba en el reproductor, y con JiSung hablándole a MinHo sobre lo que sería de su futuro le entristecía por no tenerlo contemplado a él ahí.

¿Por qué debería?, se preguntaba MinHo. Tal vez se conocen desde primer año, primer día de clases, donde MinHo y JiSung rotaron asientos para estar cerca de sus amigos, o cuando jugaron en el torneo de ajedrez en una exhaustiva competencia. Sin embargo, poder hablar con él, conocerlo, descubrir que la careta del primer lugar no era más que una punta de lo que en verdad JiSung podía ser, generaba en MinHo la profunda tristeza de no haberlo podido conocer desde hace tiempo atrás, y que, por consiguiente, el siguiente semestre sería aun más corto para ellos.

Y ese temor que obtuvo gracias a Chan se terminó por desplegar, porque el cabello rizado de Chan no era igual a la onda que a JiSung le caía en el flequillo frente a sus ojos; porque la sonrisa apagada de Chan no era igual al emblema de corazón que JiSung representaba al mostrar los dientes.

Porque con Chan solo tenía la tristeza en su pecho, y con JiSung tenía una felicidad instaurada en el corazón. MinHo no creía que sus sentimientos por Chan podrían adoptarse a cómo estaba con JiSung. A MinHo nunca se le pasó por la cabeza, durante las veces que dormía junto a Chan, en abrazarlo para sentirlo más cálido; tampoco se le pasó por la cabeza tenerlo más cerca de su cuerpo, incapaz de dejar de tocarlo; y mucho menos decepcionarse por sentires como lo era que JiSung no considerase a MinHo en su futuro.

MinHo sabía que el futuro de Chan era brillante, y que él podría quedarse atrás si es que así se daban las circunstancias. Pero, con JiSung, MinHo no quería ser dejado de lado.

MinHo quería estar con JiSung.

Y aquella realización le hizo sentir un poco de miedo, un poco de pánico. Mientras JiSung hablaba sobre anécdotas de su infancia y de promesas que hizo con SeungMin, MinHo se preguntaba cuál era la definición de «estar» más correcto para la situación de ellos dos.

¿Quería estar con JiSung como estaba con Yeji? ¿O quería estar con él de la forma en la que ChangBin y Chaeryeong estuvieron? Esa forma en la que sus padres lo estuvieron también en su momento, y la forma en la que JiSung quiso estar con Lee SooJin si es que ella no hubiese escogido a SeungMin.

¿El estar romántico? ¿Estar de querer? ¿Estar de amar? Estar románticamente enlazado a alguien entregaba toda la radicalidad del sentir, justificando el resto de las acciones como válidas porque todo era justo en la guerra y en el amor. ¿Por qué entonces el amor que conoció MinHo, el justo, era un campo de batalla?

Y, ¿de qué servía estar con alguien si es que JiSung no quería estar con él de esa misma forma?

JiSung le hablaba a MinHo, y movía sus manos al hacerlo. Ambos, recostados y con hombros pegados, por lo que el movimiento era incómodo. Los ojos de MinHo se fueron a la mano libre de JiSung, quien hacía amagos y afirmaciones. Era incómoda la mano levantada.

Por lo que, para calmarlo, MinHo levantó la suya y la tomó, entrelazando sus dedos.

—Ah- eh... —JiSung tropezó con sus palabras; forzaba a no bajar la vista entre ellos.

—Sigue —incitó MinHo, en voz baja. La música no podía apagarlo por completo—. Es solo que, te mueves mucho. Continúa.

Codos apoyados, manos levantadas. JiSung retomó su anécdota, con el volumen mucho más disminuido. MinHo ya no se encontraba incómodo por los movimientos, solo ligeramente melancólico porque JiSung sujetaba su mano con fuerza, más seguro de la forma en la que MinHo se sentía. Un pulgar arriba del otro, con dedos descansados, hombros tocados, y contacto visual que forzaba a ignorar lo que sucedía en el entorno, inclusive a sus propias manos.

Las historias continuaron entre ambos, al igual que las discusiones. Charlaron con las manos tomadas, recostados sobre las colchonetas. Las estrellas se vislumbraban fuera del club de la misma forma en la que a ambos les parecía extraño ver. MinHo no quería que el sentimiento fuese prolongado, porque el amor romántico destruía todo a su paso, y por primera vez él se sentía contento de haber construido algo lindo con JiSung.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

[1] qué lindo era aquel tiempo en el que este fic era una adaptación de un dorama y no una novela completamente original, pero hey, advertí que sería adaptación libre.

Quienes son más codependientes: minho y yeji, o jisung con seungmin.

Como sea, muchas gracias por leerme. Les amo. Gracias, gracias, gracias.

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