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La justa desigualdad

Capítulo 23

La justa desigualdad

Para la reunión mensual del Centro de Estudiantes, Seo ChangBin tomaba el podio principal mientras encaraba a los representantes de las aulas de todo Sevit (Bang Chan incluido como delegado del aula 3-A) junto con su cordada y equipo que lo secundaba a sus lados.

Ese mes se evaluarían las últimas actividades antes de ceder a las vacaciones de verano. ChangBin, como el hombre responsable que era, mediaba entre las resoluciones traídas por los estudiantes y respuestas dada por el equipo docente y dirección de Sevit para así, llegar en un consenso de comunicación activa.

A raíz de esto, todo el grupo se preguntaba qué era lo que hacía Han JiSung en ese lugar.

—En serio juro no saber por qué estoy acá —prometió JiSung a los demás alumnos, que lo miraban con suma cautela—. Me arrastró ChangBin.

—Trajimos la presencia de Han JiSung, primer lugar de la generación, para poder conocer sus opiniones respecto a las contingencias de la actualidad que aborda Sevit —informó ChangBin—, a petición de los delegados de primer año.

JiSung no podía estar más incómodo, sentado a un lado de ChangBin con una humilde libreta en su regazo y el auricular derecho sonando con Belinda Carlisle: Heaven is a Place on Earth. En un momento se encontraba leyendo en el jardín junto a MinHo, que arreglaba las plantas de Sevit; y en otro estaba ahí, adentro, tan asustado por la vista intimidante de Bang Chan en su propio pupitre.

«Por supuesto que este imbécil no quiere verme. Le encantaría quemarme la cara —pensó JiSung, evitando por completo la mirada de él—. Ah- ¿en serio estás paranoico? Tus manos se recuperaron y aun compartes clases con él. No tienes diez años como para asustarte de un simple zamarreo».

JiSung levantó ligeramente la mirada de la libreta. Chan seguía sin apartarle los ojos de encima.

«Me matará».

La voz de una chica carraspeó: la vicepresidenta del Centro de Estudiantes. Era una chica de segundo año, de rostro demasiado infantil y con una voz chillona. JiSung se preguntó por qué demonios aun se encontraba ahí, hasta que se leyó el acta por completo.

—Ante lo sucedido la reunión anterior: se abordó el tema del festival deportivo, dividiendo los salones en tres equipos de generaciones mezcladas: verde, rojo y azul. En consiguiente, se habló sobre el uso de los megáfonos de la escuela, y la propuesta radial de informar a través de las fuentes de Se-Vitalicio e interludio musical con propuestas estudiantiles- el cual, tras una reunión con la dirección escolar, fue descartado por fomentar a la desconcentración en los recesos y espacios de retroalimentación estudiantil.

Se escuchó un suspiro de decepción.

—Ante estas respuestas dadas por dirección, Se-Vitalicio trajo consigo una edición de esta semana, donde se encuentra información para abordar en esta sesión.

—¿Hablaremos de que Lee MinHo, del 3-A, rompió el récord de doscientos puntos de deméritos? —preguntó el delegado del 2-E, mientras mostraba la portada de la nueva edición de Se-Vitalicio: una fotografía de MinHo tomaba el cuarto de la página, de él cruzado de brazos, con un pie de imagen que decía "ser el peor de todos, es también ser el mejor de todos".

—Por favor, si pudieran ir a la página siete del periódico... —informó ChangBin.

JiSung escuchó el sonido mecánico de las páginas moverse, tan sincrónicos y rectos que le generó un revoltijo en el estómago. Los demás chicos leían el periódico, tan iguales al resto: con uniformes pulcros, cabellos oscuros, limpios y ordenados; apariencias que podían destacar en las fotografías de propaganda de Sevit. Parecían ser militares que usaban el emblema de la escuela con orgullo.

«Todos estos matarían por su patria».

—El equipo de periodismo de la escuela realizó una investigación cuantitativa sobre el descenso y descanso de los estudiantes post examenes de medio término —explicó ChangBin—. De la totalidad de la población de la escuela de trescientos estudiantes, un 85% contestó no sentirse agotado luego de la ronda de examenes.

—Oh, eso es bueno —coincidió el grupo.

—Para posterior el 74% afirmaron que mentían con la afirmación anterior.

—Oh, eso es malo.

—¿Y yo estoy aquí porque...? —preguntó JiSung.

—¿Tomarán como ciencia verídica las respuestas de la encuesta de un periódico escolar? —preguntó Bang Chan a ChangBin, omitiendo la pregunta de JiSung—. La circunstancia de Sevit tras los examenes, y los sentimientos de cansancio, contaminaron las respuestas. Esto es meramente posverdad.

—A raíz de eso, tras la salida de los resultados de los examenes de medio término, Sevit disminuyó un 16.4% su rendimiento en comparación con los examenes de medio término del año pasado —informó ChangBin.

De nuevo, el suspiro de pena colectiva inundó el salón. JiSung continuaba sin entender lo que pasaba, en especial porque el hijo de puta de MinHo cambió la balada por I Want You Back de The Jackson 5.

Fuera del aula donde se llevaba a cabo la reunión, MinHo no podía evitar bailar al ritmo de la canción en el pasillo, sin alejarse demasiado para no cortar la señal de Bluetooth de los auriculares del celular que él mismo tenía.

When I had you to myself – I didn't want you around – Those pretty faces always made you – stand out in a crowd. —Al notar la presencia de Chaeryeong acercándose al aula, MinHo le apuntó para cantarle—: but someone picked you from the bunch – one glance was all it took – Now it's much too late for me – to take a second look- ¡Como dice, reina!

—¿Qué demonios haces acá? —preguntó Chaeryeong, cortando por completo el estilo de MinHo—. Aquí hay académicos. Te hace mal para la salud estar cerca de ellos.

—«Estar cerca de ellos». Estaba cumpliendo mi castigo de jardinería con JiSung, y de pronto ChangBin lo llamó para una reunión extraordinaria. Como prohíben teléfonos en estas cosas, me quedé con su celular —contó MinHo, mientras mostraba el celular de JiSung y su carcasa de Ponyo—, y no me he alejado de acá para que no pierda el fantástico gusto por la música.

Chaeryeong abrazó su iPad, observando a MinHo con cautela. —Eso es demasiado romántico.

—«Demasiado romántico». Solo hago apoyo moral. ¿Supiste que aparecí de nuevo en la portada del Se-Vitalicio? Espera- ¿qué se supone que haces acá?

—Siempre vengo a las reuniones —informó Chaeryeong—. Escucho la conversación desde afuera y, cuando sé que están en un momento crítico, activo la alarma de incendios. Creí que ya sabías.

—«Creí que ya sabías». O sea, no pensé que lo hacías todos los meses.

—No hay que dejar gobernar a este tirano del demonio.

En el interior, JiSung quería golpearse el rostro por las canciones que MinHo colocaba a distancia, no teniendo sentido si quiera lo que quería llegar a eso.

—... Esta baja en el rendimiento ha sido desglosado por parte de todos los profesores, queriendo corregir el error que cometieron en sus mecánicas de enseñanza para que hubiese este decaimiento —continuó informando ChangBin en el interior—. Hicieron una simulación, inclusive, y el margen de error no era lo suficiente como para este descenso, así que, los responsables de esto somos nosotros, los estudiantes.

—¿Y yo por qué estoy acá...? —quiso insistir JiSung, pero volvió a ser ignorado por la intervención de una delegada de primero.

—¿Y se sabe de dónde es la concentración? —preguntó ella, del 1-A—. ¿En qué grupo se concentra más este descenso?

ChangBin pareció vacilante al querer contestar, e inclusive le regaló una mirada de reojo antes de pronunciar:

—Tercer año.

Los cursos menores bufaron tanto de alivio como de frustración, junto con la pesada tensión entregada por los otros cinco delegados de tercer año.

—¿Y eso qué quiere decir? —preguntó el delegado del 3-C—. ¿Es nuestra culpa que la reputación académica de Sevit baje?

—No es la reputación académica —explicó ChangBin—, es la ponderación de promedio total al ingreso a la universidad. Sevit tenía el pronóstico de tener un 20% de ingresos a la Ivy League, y un 40% a la Sky League. No obstante, con este descenso, el pronóstico se ha... oscurecido.

—O sea que las posibilidades de ingreso a las ligas altas han disminuido —dijo Chan.

—No se han disminuido —JiSung interrumpió, finalmente—. Se han acotado.

—¿Y no es eso lo mismo?

—«Disminuir» es solo una manera pesimista y mediocre de definir lo que significa este descenso —dijo JiSung, y lamentó enseguida su respuesta agria; pudo notar cómo la mirada de Chan se oscurecía sobre él—. Se han acotado los cupos de ingreso.

—Me estás jodiendo —soltó la delegada del 3-D.

—Es solo una teoría: desciende el rendimiento académico de Sevit, desciende el interés. De todas formas, no es como si las grandes ligas tuviesen una política de políticas de egreso de Sevit. Ninguna de esas universidades le asegura el puesto a ninguno.

—¿Y qué más quieren? —preguntó la delegada del 3-B—. ¿Quieren que nos matemos estudiando?

—Es un mal momento para ser alumno de tercero —burló el delegado del 1-C.

—Si a nosotros se nos reducen las posibilidades, a ustedes se les cerrarán. Dependen de su futuro nuestros rendimientos —amenazó la misma delegada.

—¿Y esto por qué nos llega a concernir como escuela? —preguntó Bang Chan a ChangBin—. Cada uno es responsable de su propio ingreso.

—No solo como delegados, pero ingresar a las grandes ligas nos coloca en posición como estudiantes dentro de las universidades —explicó ChangBin—. Por lo que, al haber esta baja-

—Tenemos estudiantes mediocres —aclaró Chan—. Estudiantes que se toman esta escuela como un chiste. Los ránking no sirven para nada si es que el último lugar tiene un cero como promedio general. Nosotros no somos el problema —apuntó al resto de los delegados—. La culpa lo tienen quienes nos arrastran hasta el fondo.

—¿Y qué quieres? ¿Matar a los últimos diez lugares? —le preguntó la delegada del 3-B.

—Muy irónico de tu parte, si es que gracias a ellos te mantienes en el lugar en el que estás hoy —murmuró JiSung, lo suficientemente fuerte como para que Chan lo escuchara.

Chan aun tenía la mirada oscurecida, pero movió su mano en forma diplomática.

—Lo que quiero decir es, ubicar a los eslabones más débiles y, si no seremos capaces de potenciarlos, entonces deberíamos suprimir su presencia en los momentos importantes —propuso Chan—. No pueden evaluar algo que no existe. Ausencia de los peores promedios de Sevit en la ronda de examenes, se generan las calificaciones, se ingresan al sistema, se sube la posición de Sevit y, si quieren, claro, pueden evaluar a los peores- ya sin afectar el rendimiento de los que sí hacen algo por estar acá.

Se escuchó un murmullo aprobatorio de la idea de Chan, en donde el secretario de ChangBin y la vicepresidenta anotaron todo con rapidez.

Claro, hasta que JiSung intervino.

—No puedes considerar aquello como buena idea —discutió—. Es completamente discriminatoria. No hay igualdad.

—Pero hay equidad: lo necesario para cada uno acorde a nuestro contexto —argumentó Chan—. Estoy seguro que aquellos que no les interesa sus calificaciones, estarán contentos de tener, de ahora en adelante, una semana de vacaciones.

—O podemos caer en tu propuesta de potenciar estos estudiantes débiles para que mejoren el rendimiento —elaboró JiSung—. Porque, de todas formas, ¿qué te hace pensar que el descenso en las calificaciones fue por estas debilidades?

—Porque está claro.

—¿Y por qué no pudo ser un colapso nervioso colectivo que hizo que el rendimiento bajara? No podemos continuar con estas rutinas de evaluación-clase-evaluación-clase sin sentir que la fatiga nos acabará en algún instante. —JiSung ni siquiera sabía por qué estaba actuando como un orador motivacional para la situación, aun cuando MinHo cambió la canción de forma indiscriminada a Man in the Mirror de Michael Jackson. «No le tuve que haber pasado la contraseña de mi celular a este imbécil»—. No es que haya gente débil, es que estamos cansados. No es que nosotros de tercer año seamos estúpidos: estamos cansados.

—Ay, no seas hipócrita —dijo el delegado del 3-C—. Tú eres el mayor exponente de esta competencia. Todos nos vamos a querer superar para ser el mejor si es que sabemos que existe el mejor.

Como JiSung no entendía por qué aquello era culpa suya, miró a ChangBin en busca de respuestas.

—El espacio competitivo dentro de Sevit otorga una valuación a las premiaciones de ser un primer lugar. No es que seas una mera persona utilizando un lugar, para eso estamos nosotros. El primer lugar es la representatividad, el estándar, la cohesión de las ideas perfectas de la sociedad y el punto de comparación eterno en las siguientes generaciones —explicó ChangBin—. Fotografías con alcaldes, rostro de la escuela, la expectativa completa y el hijo perfecto. Claro que eres una presión.

—Agradece que nadie ha querido matarte —dijo la chica del 3-B, tan tranquila que colocó a JiSung los pelos de punta—. Tenemos todos los motivos para hacerlo.

Aunque a JiSung le hubiese gustado tomar aquello como una broma por las risillas que sacó el resto del salón, no pudo evitar sentir un fuerte nudo en su estómago mientras dirigía su vista hacia Chan.

Chan entrecerró los ojos. —¿Crees que te voy a matar?

—Me hago una idea.

Chan colocó sus ojos en blanco.

—Tu promedio genera un estándar —informó Chan a JiSung—, me sorprende que no lo supieras. Mientras mejor te va, más subes el estándar de la escuela, ergo subes la estima de las grandes ligas a nosotros. Si tienes un promedio general excelente, esperarán de nosotros lo mismo, pero no interesará que el lugar 131 de la escuela tenga un promedio de 90.1. Importa que es el lugar 131. Importa que tú seas el primer lugar.

—Sigue sin tener sentido —insistió JiSung—, no es responsabilidad mía si es que sigo en primer lugar. No dejaré de esforzarme solo porque te sientas mal.

—Puedes hacer lo que quieras, JiSung, si, de todas formas, estás tan sobre nosotros que ni siquiera te debe de importar por qué estamos convocados acá —Chan se inclinó hacia adelante—. La única razón por la que ChangBin te trajo es porque toda la información que se dio, lo diste tú hacia los inversionistas. Tú eres el rostro de la escuela. Tú eres el responsable de estre descenso.

—Y he dado soluciones que parecen demasiado revolucionaros para este sistema educativo- Sevit debe de potenciar las debilidades.

—Sevit debe eliminar las debilidades.

—¿No entiendes lo ilógico que es eso? —interpeló JiSung, asombrado de la terqueza de Chan—, alguien utilizará su reemplazo. Los últimos lugares existen para ser utilizados, sin discriminar si es que tienen un mejor o peor rendimiento.

—Sostengo mi idea de eliminar estas debilidades que nos perjudican como escuela. JiSung, comienza a pensar en el resto: no es lo mismo un último lugar de alto promedio, que eleva el estándar de Sevit, a la basura que tenemos hoy en día. No es justo para ninguno de nosotros que esto suceda cuando la gente no se esfuerza lo suficiente.

—Tú no puedes medir el esfuerzo en una evaluación estandarizada.

—Somos criados con evaluaciones estandarizadas. No haber aprendido a contestarlas a esta edad se puede considerar, de forma legítima, una vergüenza. Nadie obliga a ellos a estar acá, a sufrir en un ambiente altamente competitivo solo porque no saben lo que quieren. Tenemos que velar por nuestra propia reputación, nuestro propio rendimiento.

—Chan, los resultados de los examenes es una muestra de agotamiento, no de debilidad.

—No reconocerías ninguna de las dos si es que te las colocaran al frente —atacó Chan, finalmente—, estás tan alejado de la realidad que no eres capaz de visualizar el problema real. Tus ideas se sustentan en utopías políticas, no en lo que es justo.

—¿Y lo justo es eliminar lo que nos hace débiles?

—Si por culpa de ellos se damnifica la reputación que tanto nos costó construir a todos nosotros, entonces sí. —Finalmente, Chan posicionó su dedo sobre la mesa, inclinado hacia adelante, tan enmendado en cada una de sus palabras que JiSung tuvo que apoyarse en el respaldo de su silla para no sentirse intimidado—. Si no vas a ser capaz de poder mediar, en las reales necesidades que tenemos como estudiantes, no eres más que un iluso narcisista que vela por su propio futuro.

Era una situación para dejar a JiSung frustrado, y, por primera vez, desconfiado de su propio conocimiento. Tuvo situaciones donde una habitación pensaba lo contrario a lo que él creía, pero la convicción a sus palabras y a su inteligencia era lo que mantenía seguro de sus decisiones. Ahora, con palabras que construían ideas que no estuvo reflexionadas anteriormente, le generaba un fuerte sentido de estupidez dentro de su cabeza.

Porque no tenía mucho sentido, ¿cierto? A JiSung no podía importarle menos el resto- especialmente en Sevit. Si los demás delegados querían respuestas de JiSung, ¿por qué estaban en contra de sus propias ideas? ¿Es que ellos lo admiraban por la figura que constituía y no por como era?

Pareciera que, en tres años, al fin caía en cuenta lo que significaba ser el primer lugar de una escuela emblemática. Ahora sentía responsabilidad en sus palabras, en pensar en el resto, en tomar como consecuencias cosas que él mismo propuso en un inicio.

«¿Propuse? —discutió JiSung—. Yo no he propuesto nada. Solo me dedico a reproducir lo que me piden que digan. No tengo interés de mostrar opinión en algo tan banal como lo es en representación de Sevit».

—¿Y bien? —Fuera del aula, MinHo le preguntó a Chaeryeong luego de estar suficiente tiempo aburridos sentados en el suelo—. ¿Por qué estás acá?

—Normalmente espero los momentos donde hay más tensión para activar la alarma —explicó Chaeryeong—. Así, las actividades del Centro de Estudiantes se ven interrumpidos y no llegan a ningún consenso. Es una forma de destruir el gobierno desde adentro.

—«Destruir el gobierno desde adentro». Demasiado inteligente como para alguien que está en los últimos lugares —consideró MinHo—. ¿Nunca te han atrapado?

—A la vieja de Ahn le perturba más que no tenga buenas calificaciones más que mis habilidades, sinceramente —lamentó Chaeryeong—. Traje una copa a casa en el último torneo de robótica, y aun así no fui suficiente. Ah, linoring, mi inicio de año fue catastrófico.

—«Fue catastrófico» y que lo digas. Razón por la que sigues obsesionada con ChangBin.

—¡No estoy obsesionada con él! —ofendida, Chaeryeong colocó una mano en su pecho—. ¡No sabes cuánto me afectó todo esto!

—«Todo esto» Quiero decir-

—Llego a mi segundo año, y me echan del club de robótica porque no tengo buenas calificaciones; amenazan con cerrar el club de baile; no puedo bailar en la segunda ronda del Dance Revolution, ¡y mi novio termina conmigo porque me encuentra demasiado tonta como para estar con él! —el grito ofendido hizo a MinHo encogerse—. ¡¿Sabes lo pésimo que la he pasado?!

—«He pasado» Lo sé, Chae, he estado contigo-

—No, no has estado. Agh, ni siquiera puedo contárselo a mi mamá sin que Felix esté asomado por la casa —Chaeryeong bufó, para luego apoyar con cuidado su espalda en el muro—. Es decir, claro, sé que todos nosotros somos amigos, pero tampoco he querido hablar de mis sentimientos. Me da pena.

—«Me da pena». Me imagino, porque tú-

—No pensé que ser tonta era un defecto tan grande, MinHo. Ahora te entiendo.

MinHo quedó con las palabras en la boca, sorprendido. Cuando Chaeryeong cayó en cuenta con lo que dijo, comenzó a negar enseguida, nerviosa.

—Quiero- quiero decir. No es que seas tonto, me refiero a que te traten de tonto —se corrigió enseguida—. Hay tantos puntos a tu alrededor donde te dicen eso que, bueno...

—«Bueno», es inevitable pensar que también eres tonto —completó MinHo—, pero, Chae, tu eres una puta genia.

—Vamos...

—«Vamos». Construyes aparatos electrónicos desde cero. Has hackeado todo sistema que se te pone al frente. Puedes controlar toda la tecnología de Sevit, y gastas ese potencial en fastidiar a tu exnovio.

—Es que —Chaeryeong se encogió de hombros—. ¿Qué quieres que te diga? Es la única forma en la que puede notarme.

MinHo quiso golpear su cabeza ante aquella aclaración, tan estúpida como proveniente de la nada.

—¿«En la que puede notarme»? —repitió—. ¿Por qué querrías que te note? ¡Te rompió el corazón! ¡Terminó contigo de la noche a la mañana! Carajo, no había pasado ni una semana de clases cuando te dio esa estúpida excusa de su carrera política. No puedes estar hablando en serio.

—Ay, MinHo, no lo entenderías.

—«Entenderías». Tengo sentimientos, y a veces me obsesiono con cortometrajes. Claro que sé lo que es repetir las cosas porque nos hicieron sentir bien.

—Sí, pero esto está en otra liga.

—«Otra liga». ¿Qué tan diferente es enamorarse a que te guste alguna canción o un cortometraje?

—No lo sé, MinHo. ¿Alguna vez te has enamorado?

¿Alguna vez? No, MinHo nunca ha tenido el interés de hacerlo. Él conoce el amor, sabe cuán abrasador él, y la forma en la que todo se condice por aquello no era razón como para caer en la banalidad del amor.

A lo mejor MinHo era tonto, pero no era taaan tonto.

—«Enamorado» —soltó una risilla—. Vamos, ¿me preguntas eso a mí? Sabes que encuentro el amor una basura.

—Vamos, ponte en mis zapatos —Chaeryeong zarandeó el brazo de MinHo—. No quiero sonar como una patética arrastrada.

—«Patética arrastrada», ya lo suenas. ¿Aun enamorada de ChangBin? ¿Tan difícil es superar a alguien?

—¿Qué tanto conoces de la teoría del amor?

—«Teoría del amor». Nada. Sin intenciones. Ya suena ridículo cuando lo dices en voz alta —MinHo arrugó su nariz—. Da pena ajena.

—Ni siquiera puedes creer otra cosa que no sea a esa persona —explicó Chaeryeong, con un tono mucho más suave—, es quien te comprende, te hace sentir especial, te contiene y te genera algo que no sabía que existía dentro de ti. Cohesiona una conectividad en tu interior que simplemente te hace funcionar.

—«Te hace funcionar» Pero, Chae, el amor arrasca con lo bueno y con lo malo, ¿por qué querrías ceder a eso? Me dices que el amor te hace funcionar, pero eso no es más que codependencia. —Y MinHo sabía cuánto podía afectar la codependencia en una relación—. Ahora te encuentras sufriendo por ChangBin. ¿Por qué alguien querría enamorarse y ceder tu capacidad de funcionamiento a alguien más?

—Ah, ahí sí que no sé —alzó sus manos—. Solo sé que es algo tan normal que ni siquiera puedo pensar en un argumento. Amar es respirar: no lo piensas cuando lo haces, solo lo haces.

MinHo simuló una arcada. —«Solo lo haces». Es lo más patético y cursi que he escuchado de ti en mucho tiempo.

—Y es razón por la que me encuentro tan triste. —Con pena, Chaeryeong estiró sus brazos, pareciendo querer alcanzar algo que le mejorase el ánimo—. Tanto tiempo enamorada de alguien a quien ahora, ¿qué? Activo alarmas de incendios para que me grite. Así, al menos sé que me piensa un momento.

—«Al menos sé que me piensa un momento...» —murmuró MinHo, sin ánimos de querer agregar algo más a la conversación.

Porque, ¿qué era ese fenómeno infantil de querer llamar la atención de alguien? Claro, podía entender lo que es ser mirado por alguien que te quiere, ¿pero por alguien que quieres? ¿Quién quieres? ¡Es irrisorio! Era un fenómeno sin pies ni cabeza, de una pulsión naciente desde su estómago que solo cumplía caprichos sinápticos.

MinHo se puso a reflexionar, recordando si es que pasó aquello alguna vez. No tenía el recuerdo de hacer algo estúpido para llamar la atención de alguien, y eso era porque no era lo suficientemente estúpido como para hacer algo estúpido y te vieran como estúpido. Si querías llamar la atención de la persona que te gusta, no tenías por qué ser estúpido.

Al final, MinHo decidió pasar un brazo por los hombros de ella, apegándola a su cuerpo. —Lo siento, Chae, no puedo empatizar contigo. No comprendo estas necesidades innatas y sentimentales del amor.

—Bueno, el amor no es para todos —consideró ella, mientras se apoyaba en MinHo—. Como yo, por ejemplo.

—«Por ejemplo» ¿Tú? —le miró—, debes estar jodiendo. Eres una chica enamorada.

—Y no por estarlo significa que sea para mí.

—«Para mí» Entonces, no entiendo. ¿Cómo no puede ser para ti si es que estás enamorada?

—Ay, MinHo-

—«MinHo» E, igual, si me dices que no es para ti, entonces tampoco tendría sentido. Te gusta alguien. Quieres a alguien. El amor no es para ti, es para ese alguien más.

Burlesca, Chaeryeong terminó por darle un codazo en las costillas. —¿Y esa forma tan romántica de hablar? Ah~, ¿no será que Lee MinHo al fin cayó por alguien?

MinHo lanzó una sincera carcajada. ¿Caer por alguien? Ni aunque Everywhere de Fleetwood Mac sonase en el auricular de JiSung le haría generar mejor ambiente como para rechazarlo por completo. Con simpatía, negó.

—«Cayó por alguien». Yo no caigo, Chae. El amor esa una basura y, si es para algún tipo de gente, no es para mí.

—¿Por qué tan negado, Linoring?

—«Linoring». Por cosas de la vida. A lo mejor soy muy absolutista para verlo, pero evitaré a toda costa poder enamorarme.

—Min-

—Los estúpidos son los que caen —MinHo golpeó con su índice la punta de la nariz de Chaeryeong—. Y yo no soy estúpido, soy tonto.

Chaeryeong pareció reflexionar sobre las palabras de MinHo, observando por un instante el iPad donde tendía a hacer su movida. Finalmente, suspiró de lástima.

—Supongo que me iré a ensayar un poco —informó ella, e hizo el amago de levantarse.

—Ah, ¿ensayar un poco? —MinHo también se levantó—. No, no, no, Chae. Activa la alarma. Quiero que JiSung salga de ahí.

—¿El primer lugar está adentro? ¿Por qué?

—«¿Por qué?» Ni idea, yo estaba cuidando mis plantitas mientras él me hacía compañía, y el parlamento me lo sacó de mi lado. Me dijo que lo rescatara luego de veinte minutos de reunión, pero me entretuve charlando contigo y...

MinHo y Chaeryeong se asomaron por las altas ventanas de los pasillos que daban hacia el aula. Ahí, se podía apreciar cómo es que JiSung se afirmaba de la libreta mientras deseaba ser tragado por la silla.

—¿Sabes? No sé si JiSung lo odio o me agrada —confesó Chaeryeong—. Creí que era más estirado, ya sabes. Por ser el primer lugar y esas cosas. Pero ahora que pasamos más tiempo con él- no sé, se me hace lindo.

—¿Lindo? —El cuello de MinHo tronó tras girarse.

—Sí, es un chico lindo. No como decir "oh, con razón todos babean por él", pero sí con ganas de que sea mi nieto.

MinHo rio ante la aclaración; no había pensado en JiSung como una persona que fuese agradable a raíz de su ternura.

La imagen del baño en la casa del retiro, en donde MinHo le sostenía la mejilla y JiSung se inclinaba más hacia el lado. La sensación de derretirse sobre el lavabo se posó de nuevo en su cuerpo.

—«Sea mi nieto» —repitió MinHo—. Seh, veo esa ternura.

Ambos observaron un rato más el interior del aula. ChangBin hablaba con demasiada decisión, tanto que se podía observar a los delegados de primer año asombrados por la capacidad de liderazgo.

De nuevo, el cuello de MinHo tronó.

—¿Babean por él? —preguntó—. ¿Quién demonios babea por él?

—Los de primer año —obvió Chaeryeong—. Escuché de una chica que se había metido a Sevit solo para verle la cara.

—La cara, pfff —MinHo volvió a ver al interior del aula—. Si supieran que es un nerd. Tiene un sentido del humor absurdo. Además, recién se hizo un arete. Es un ñoño.

—¿Y por qué quieres que lo rescate?

—«Rescate, rescate», porque es mi ñoño. Vamos, activa la alarma de incendios.

Chaeryeong no se dejó esperar más. Presionó unas teclas en su iPad y, en menos de quince segundos, la alarma de incendios del interior del aula sonó con fuerza, al mismo tiempo que todos los rociadores se activaban.

Los alumnos corrieron de ahí, con los de primer año asustados; los de segundo con una caminata veloz; los de tercero sin mucho interés para ir a sus actividades posteriores. El agua empapó el cabello de Chan, que desactivó el gel y sus rizos se asomaron como resortes.

—¡Chaeryeong! —se escuchó el potente grito de ChangBin.

Bye. —Y Chaeryeong se largó de ahí.

Para cuando JiSung alcanzó a MinHo, totalmente empapado, soltó un suspiro.

—Ya no quiero hacer nada. Me iré a acostar —informó JiSung, deprimido.

JiSung emprendió la caminata en dirección al dormitorio de hombres, lo que hizo que MinHo le siguiera paso cerca. —«A acostar». ¿Qué tanto te pudieron chupar ahí dentro? ¿Qué pasó?

—Ya nada. He perdido el sentido a la vida. Creo que me esconderé un poco antes las prácticas de la tarde.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

Dentro de la oficina de la directora Ahn, un sobre café se encontraba sobre su escritorio. Ella, sentada y con sus manos cruzadas, no despegaba la vista de ahí.

Hasta que al puerta se abrió de repente.

—¡Dejé toda el área prohibida! —informó el profesor Kim, mientras cerraba las persianas de la oficina—. Nadie puede entrar. Nadie nos molestará.

—¡Ay! ¡Hwei! —bramó Ahn, furiosa—. ¡Deja de asustarme!

—¡¿Abrió el sobre?!

—¡Aún no! ¡Y no me alce la voz!

Era tenso desde el fondo de su estómago, tan estancado como aquellos espacios que ella debió de rellenar. Si es que Kim RyooNah estaría investigando todos los aspectos de Sevit sobre el caso de corrupción, entonces debía de eliminar todo tipo de evidencia.

Sin embargo, había una evidencia que estaba clara; una evidencia que cedía un punto vulnerable que, si se lograba reajustar, retorcer e indagar, haría que todo el plan que la señora Jessica Bang planeó para Sevit se iría al carajo.

Y aquella fue la denuncia generada en el Ministerio de Educación por la protesta unipersonal del estudiante Lee MinHo.

Hasta el mismo estudiante era la hipótesis de haber enviado aquella denuncia. Él era capaz de escurrirse por sus propias manos. El haberse esforzado de marginar a Lee MinHo solo hizo que atacara por su espalda; un autogol, a ciencia cierta, tan peligrosa que debió de haberse fijado en él en primer lugar.

Con aquel sobre en frente, tendría su rectificación; la validación. Un detective privado era suficiente como para que indagara un poco en aquella falla para, así, tener todos los argumentos y expulsar a Lee MinHo. Oh, las cosas serían más fáciles sin él en el camino. El tipo que generó todos los problemas, aun recibiría su merecido.

Por lo que, emocionada y tiritona, sostuvo el sobre café entre sus manos. Lee MinHo tenía demasiado en su historial- solo debía de seleccionar algo y lo expulsaría. Lo eliminaría.

—¿Y si no es Lee MinHo? —preguntó el profesor Hwei, sentado en frente de ella.

—Haremos que sea él —aseguró la directora Ahn—. Tal vez no podamos deshacernos de Han JiSung, pero sí a Lee MinHo —rasgó el sobre y sacó el papel en el interior—. Será tan fácil. Taparemos los huecos vacíos. TvN no hará tantas preguntas. Y Sevit volverá a tener su cal...ma...

Porque no era un solo nombre que tenía el sobre.

Sus manos temblaron, y su cuerpo tiritó por completo. Sintió la rabia acumulada en su mentón, con un pequeño gemido que, por tercera vez, le hizo levantarse y lanzar todas las cosas de su escritorio.

—¡¡¡Por la mierda!!! —exclamó ella.

El profesor Hwei intentó cubrir su cabeza de los objetos que volaban, pero era imposible. El descontrol de la directora Ahn era una furia tan símil de una quimera mitológica.

Entre los objetos y manotazos, el profesor Hwei se abrió paso para alcanzar los dos nombres. Tuvo que enfocar su vista para identificar el nombre del profesor Kim SeoGoh y del estudiante Bang Chan.

—¡Ah! —graznó la directora Ahn—. ¡No tiene sentido! ¡Ningún sentido! ¡Ah...!

La directora Ahn se tapó el rostro, frustrada. Se volvió a sentar y lanzó un prominente sollozo, necesariamente dramático e impotente.

—¡¿Qué hice mal?! —preguntó la directora Ahn—. ¡¿Dos denuncias por el mismo caso?! ¡¿Dos?! El alumno Bang Chan y- oh, el profesor Kim. ¡¿Cómo pudieron hacernos esto?! ¡Creí que estaban de nuestro lado! ¡Del lado correcto!

—E-ellos no son capaces de medir el lado correcto, si es que hicieron lo que hicieron —el profesor Hwei argumentó—. No son de fiar, directora. Ellos deben de-

La directora Ahn colocó su mano en uno de los dos papeles con los nombres. En ellos, el registro de información de los dos denunciantes más la denuncia se encontraban ahí, ambos con la fotografía de los carteles de MinHo que pegó en algún momento alrededor de Sevit.

Con cuidado, la directora Ahn atrajo el papel. Aun tembloroso, leyó la denuncia:

"Centro institucional cierra clubes artísticos sin aviso previo. Decisión que genera irrupción en la casa de estudio y distracción severa. Debe de ser penalizado por no cumplir con los derechos de la calidad de estudio de la carta fundamental de los Derechos de las Infancias, y de los Deberes Institucionales que plantea Sevit"

—Vas a quemar esta hoja, ¿entiendes? —la directora Ahn tendió la denuncia de Bang Chan al profesor Hwei—. Nadie la vera- ¡Ni siquiera usted, señor Hwei! ¡Préndale fuego!

El profesor Hwei, vacilante, tomó la hoja entre sus manos. —P-pero fue el alumno Bang Chan quien denunció, directora Ahn. Él es un punto vulnerable de-

—No. No es vulnerable —interrumpió Ahn—. Él es crucial. No podemos cederlo como un punto vulnerable.

—P-pero, directora Ahn-

—Señor Hwei, lamento decirle que estamos en un momento de nuestra carrera en la que hemos caído bajo —reconoció la directora Ahn—. Todos los trabajos tienen este tipo de secretos. Esto enojará a los directivos- al superintendente. Al Ministerio de Educación. Dios santo, Hwei, llegará a alcanzar a nivel ejecutivo con todo lo que hemos hecho. Debemos de eliminar toda evidencia, y aprehendernos a lo que nos hace fuerte. Bang Chan no querrá ser cómplice de todo esto- aun cuando él es la razón por la que hemos hecho todo esto. Hwei, su trabajo depende de eliminar esto.

No era la mejor vida que había decidido el profesor Hwei optar una vez que terminó la universidad. El rol de la docencia y la pedagogía dentro del aula era completamente flexible y subjetiva, pero una parte de él reconocía que aquella situación no se acercaba a ser lo mejor o lo más legítimo.

Sin embargo, algo que ya estaba entregado era a la complicidad de la directora Ahn. Ser su cómplice, su confidente, su compañero. Su alma máter dentro del trabajo. No hay mejor rol que ser lacayo de la directora.

Y sabía que debía de ceder, dejar sus valores de lado para poder caer en aquella fluctuación moral y saber lo que es correcto para él. A raíz de eso, atrajo el basurero de la directora Ahn, sacó un encendedor, y prendió fuego la denuncia realizada por Bang Chan.

Nadie los haría caer. Nadie sería capaz de ver aquellos puntos débiles que ellos mismos visualizaban. Y, si lo hacían, deberían de eliminarlos.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

Era agotadora la forma en la que Chan trabajaba con el Real King.

Yeji no era una buena bailarina por excelencia, pero se esforzaba desde pequeña por tener rutinas de baile con MinHo para pedirle permiso a sus madres a hacer una pijamada. Además, Yeji acompañaba a MinHo a los talleres o clases libres de distintos tipos de baile, donde por inercia ella también aprendía. Es decir, bailaba por osmosis.

Por ende, todas las habilidades que Chan requería para la rutina de animadores era simplemente de otro mundo.

—Así será la organización, ya que lo requieren también los otros —informó Chan, con su iPad en mano—. Nuestra primera hora será práctica de animadores, luego tendremos quince minutos de descanso en donde el White Tiger vendrá al gimnasio y, después, otra hora de animaciones. ¿Vale? Genial. ¿Vieron los videos que envié?

—Es contraproducente —atacó RyuJin enseguida, con sus brazos cruzados—. Esto no tiene sentido. Nosotros no deberíamos de estar acá. Deberíamos estar en nuestro club, preparándonos.

—Son órdenes de Sharon.

—¿Y desde cuándo le hacemos caso a ella?

Miss Sharon tiene todas las facultades y competencias de las docencias para entablar órdenes. —Desde las gradas, el profesor Kim corregía sus examenes—. Como también la facultad de entregar puntos de demérito. ¡No hagamos que ella se enoje más de lo que está, por favor!

—¿Puntos de demérito? —murmuró HyunJin a Felix—. Por eso he tenido más castigos este último tiempo.

—Coerción —moduló Felix—. Merecemos asesinato.

—No, no.

—Ejecución.

—Felix, no.

—Atención, por favor —Bang Chan les llamó, con su voz monótona y tranquila. Su cabello estaba cubierto por una gorra, a raíz del desastre de la alarma de emergencias de esa mañana que desarmó todo su gel—. ¿Realizaron las actividades y ejercicios que ordené? Es necesario mantenerse en forma para poder lanzar a gente por los aires.

—No sé si las matemáticas te calzan, pero no podremos hacer eso —informó Chaeryeong—. Necesitas al menos a tres para sujetar a la que vayan a lanzar, y somos tre- doce —corrigió enseguida, dando una mirada de reojo a Yeji.

—Puedo hacer una pirueta en distracción si es que la chica lanzada se cae —ideó Yeji.

—Eres tan linda.

—Oye, pero- vampiro diurno —RyuJin llamó a Chan—. Muchas órdenes tuyas y lo que tenemos qué hacer. Pero, ¿qué canción tenemos que bailar?

—¿Es necesario ver eso ahora? Si ni siquiera pueden manejar los movimientos básicos.

—Bailar sin música es como ver un ángel sin alas, Bang Chan —explicó HyunJin.

—O sea, un ángel —dijo Felix. HyunJin le tapó la boca.

Miss Sharon tenía algunas propuestas —informó el profesor Kim, de nuevo desde las gradas—. Pero ella quería que manejaran el ritmo base.

—Construir una coreografía sin una canción desde antes hace perder la identidad a la coreografía —explicó RyuJin—. Necesitamos la canción.

—Mientras sepan los movimientos bases, todo estará bien-

La conversación fue interrumpida por la puerta del gimnasio siendo abierta. Todos se giraron a ver cómo el profesor Hwei miraba con cautela a la parte del club, vacilante.

—Hwang Yeji —llamó el profesor Hwei—. Te busca la directora.

—¿Sucedió algo? —preguntó el profesor Kim.

—No es información que usted deba manejar —atacó el profesor Hwei, antes de ver a Yeji una vez más—. Apresúrese.

Nerviosa, Yeji siguió el paso fuera del gimnasio. Ni siquiera sabía qué es lo que hizo, o si es que MinHo hizo algo que también la metió en problemas. ¿Será por la pérdida de su beca deportiva? Eso tendría más sentido, o quizá le detectaron el uso de ChatGPT en la última tarea de Ciencias Sociales- en su defensa, estaba demasiado cansada y, ¿a quién le importaba los derechos del hombre cuando ella era mujer? O, efectivamente, MinHo hizo algo que le echaron la culpa.

Un montón de pensamientos la acompañaron en la eterna caminata hasta la oficina de la directora Ahn, donde, para su sorpresa, su madre SaRai se encontraba en la pequeña mesa de café que tenía la oficina, junto con la vieja Ahn y, por alguna razón, un hombre encerrado en la computadora.

—¿Mamá? —llamó ella, asustada.

—Señorita Hwang, tome asiento —ordenó la directora Ahn, más simpática de lo que normalmente se dirigía a ella.

Yeji tomó asiento junto a su madre a una distancia prudente. SaRai ya no hacía el amago de querer tocarla, como lo mostraba en la infancia, solo mantenía ambas manos en su regazo.

Señorita Hwang —el hombre encerrado en la computadora le habló—. Me presento: soy Marcus Bang. Uno de los inversionistas de Sevit.

—¿Me van a hacer pagar lo que debo? —preguntó Yeji enseguida.

SaRai la miró. —¿Cómo que lo que debes? ¿Qué debes?

No, no, no —Marcus Bang tenía hoyuelos, un cabello castaño ondulado, y una mirada demasiado simpática como para desconfiar—. Estamos aquí para celebrar un contrato, señorita Hwang.

—Como la señorita Hwang ingresó a Sevit a través de una beca deportiva, su estadía fue costeada en cuanto rindiera con el equipo —explicó la directora Ahn a la mirada desconcertante de SaRai—. Sin embargo, la beca no abarca al estudiante luego de ser expulsado del equipo-

—¿Te expulsaron del equipo? —SaRai preguntó a Yeji.

—Por eso, considerando que este es el último año académico de la señorita Hwang, el señor Bang fue notificado.

Yo soy el presidente de la Fundación Futuro Estudiantil, donde nos dedicamos a proteger los derechos del estudiante en cualquier institución educativa —explicó Marcus Bang—. Uno de los derechos que resguardamos es poder acabar la escuela, independiente de la situación en la que el estudiante se encuentre. Me presentaron su caso, en donde a raíz de su discapacidad aun fue aceptada en el equipo de baloncesto, recibiendo una beca deportiva para estudiar, y he de reconocer que el rendimiento en su equipo, a través de las estadísticas, ha sido demasiado bueno.

—Incluso a mí me llegó a sorprender sobre la expulsión —rectificó la directora Ahn.

Yeji la miró de pies a cabeza. «Hipócrita».

Su expulsión cae dentro de cláusulas de expulsiones arbitrarias, discriminándola abiertamente —continuó Marcus Bang—. Por eso, a raíz de esta vulneración y la denuncia cometida, ingresa a esta causa para poder completar su año de estudio, sustentado a través de la fundación.

Como Yeji no entendió, debió de mirar a SaRai.

—¿Qué?

SaRai había pasado por distintos cambios de facciones a raíz de la información que se le iba comentando, para finalmente quedar totalmente aliviada y sorprendida.

—¿Le otorgará una beca a mi hija? —preguntó SaRai a Marcus Bang—. ¿A cambio de qué?

—Sí, sí- no puedo recibirla —dijo Yeji—. He bajado en el ranking. No tengo nada que entregar-

Ya la razón de su expulsión es una condicionante que puede escalar inclusive a una denuncia en el Ministerio de Educación —elaboró Marcus Bang—. Fue una discriminación arbitraria que tanto el equipo como la escuela colaboraron, por lo que-

—No llegaremos a una denuncia —interrumpió la directora Ahn—. Por eso, aceptamos este financiamiento por parte del señor Bang para que usted, señorita Hwang, continúe sus estudios en Sevit.

Yeji quedó un momento pasmada, sin saber de dónde había sacado la suerte como para que le hablaran en ese instante. Su madre también lucía impactada, sin habla, aunque la mayor razón podía ser por la presencia de un ricachón hablándoles directamente a ellas.

—¿Por qué no me dijiste que te quitaron la beca? —preguntó SaRai.

—Iba a esperar a que me expulsaran para contarte —confesó Yeji.

Marcus Bang rio a través de la pantalla, por consiguiente Ahn le siguió. El boqueo sorpresivo de Yeji se mantuvo por tiempo prolongado hasta que, finalmente, se apoyó en el respaldo del sofá.

—Muchas gracias... —logró decir Yeji—. Señor Bang- muchas gracias.

La directora Ahn dejó una lapicera azul sobre el contrato, sin lucir del todo orgullosa, pero lo suficiente como para querer continuar todo el proceso formal.

Sin embargo, un deje de nerviosismo hizo la mano de Yeji temblar al tomar la lapicera. Volvió a mirar a la pantalla de la laptop, por sus hoyuelos tan característicos en donde ella intentaba buscar un poco del rastro de Bang Chan ahí.

No pudo encontrarlo, así que solo firmó.

Mientras, en el club, la situación sí se encontraba drásticamente inadecuada.

—No, no, no, ¡dios mío!

Christina Aguilera calló en la misma frustración de MinHo, quien solo se tapaba el rostro con suma decepción mientras veía el grupo. MinHo perdió la cuenta del número de ensayos que había tenido con Dirrty, y podía notar que el White Tiger se encontraba peor que el ensayo anterior.

—Esto- no. ¡No! —MinHo se agarró sus cabellos negros, desesperado—, ¡¿cómo les cuesta tanto?! ¡¿Por qué no se esfuerzan?!

—¡¿Entiendes lo que nos pides?! —preguntó SeungMin, igual de enojado—. ¡No porque el baile sea más vulgar significa que ganarás!

—«Que ganarás»- ¡No es vulgar! ¡Solo te pido que muevas la cadera, por el amor del cristo! ¡¿Cómo les cuesta tanto moverse?! ¡Zayn Malik tiene mejor ritmo que ustedes!

—¡Que no queremos estar acá!

—«No queremos estar acá». ¡Y a mí me da igual! ¡No porque ustedes sean pésimos, malos y asquerosos significa que me arruinarán la reputación! —Ah, las vueltas de la vida. MinHo repetía todas las palabras que alguna vez le dijeron. «Bueno, por algo tengo ecolalia».

—Sigue siendo un baile del pecado —defendió JeongIn, mientras jugaba con insistencia con el rosario en su pecho que, a medida que avanzaban los días, más se lucía—. Estamos fomentando el erotismo de forma arbitraria.

—«De forma arbitraria». ¡No es erotismo! ¡No todo es sexo, maldito ninfomano! —aclaró MinHo—. Me hartaron, hijos de puta- ¡Haremos clases privadas de baile!

No sería lo mejor, pero al menos era lo más eficiente. MinHo teníaque calar desde sus propias manos un buen rendimiento para el Real King. La reputación no se largaría por un par de tontos que no sabían bailar.

SeungMin alzó en la mano, en contra de MinHo. —Tus decisiones son precipitadas, y no se adecúan la coreografía a nuestras habilidades.

—«A nuestras habilidades» A veces, SeungMo, ¿puedo llamarte así? El mundo no gira en torno a nosotros, por ende, dejamos el narcisismo de lado y trabajamos como personas maduras con las tareas que nos encomiendan.

SeungMin se sonrojó de la vergüenza, generado por el tono petulante por el cual MinHo se atrevió a hablar. Frustrado, se giró hacia JiSung.

—Dile algo.

Antes de que JiSung contestara, MinHo se apresuró:

—¡Qué lecciones me va a dar él, si apenas sabe moverse! —exclamó MinHo—. Queremos coordinación y dinamismo. No me vengan con excusas. ¡JeongIn!

Por más que JeongIn no respetase a MinHo como persona, sí lo respetaba por ser su mayor, por lo que se apresuró en ir a su lado cuando le llamó. MinHo, serio, sostuvo desde atrás a JeongIn de sus caderas y comenzó a menearlas con suavidad.

—Aquí se genera toda la energía kármica sexual —explicó MinHo—. Esto no es una cuestión de habilidad, es una cuestión de autoestima. ¿Cómo me puedes bailar que eres sexy si no eres capaz de creerte que eres sexy?

—Será porque tenemos dieciocho. Ninguno debe de ser sexy —argumentó SeungMin.

—Habla por ti —atacó Yuna, con Lia asintiendo a su lado.

MinHo colocó sus ojos en blanco. —Cuando te mueves- cuando bailas, es toda una posesión emocional que invade cada célula de tu cuerpo. Debes de entregarte a la melodía, convertirte en ella- no lucir como si le bailaras a ella, sino bailas con ella. No eres la traducción de sonido-a-visualización, eres otro medio de manifestación.

—Eres demasiado abstracto como para que te entiendan.

—Yo le entiendo a la perfección —aseguró ChangBin esta vez—. Digo, es como la política: tú no eres un agente pasivo que se guía por lo que dictamina la política, tú vives haciendo política. Es completamente claro.

MinHo, sorprendido, asintió. —«Completamente claro».

—Bien, pero —habló Yuna—, imaginemos que algunos de acá tiene el autoestima en el suelo o simplemente carecen del sex apple que tanto quieres apelar. ¿Qué se hace?

—«¿Qué se hace?» Todos tenemos algo que entregar. —MinHo, sin dejar de mover a JeongIn de la cintura, apoyó su mentón en el hombro del chico—. Tenemos algo que lucir, aunque nosotros no nos lo veamos. Alguien en este instante estará viendo en nosotros la belleza que nos perdemos al ser tan tercos como para notarlo.

—Me dan penas esas personas, sinceramente —aseguró Lia con lástima—. Digo- ¿ser feos? Es malo. ¿Creer que eres feo? Peor. Tanto potencial desperdiciado.

—«Desperdiciado». Por eso, debemos de aprovechar todo lo que se nos avecina —MinHo sonrió—. Porque a veces, cuando bailamos, entregamos tanto de nosotros que no nos damos cuenta qué es lo que el resto ve. Es fascinante.

MinHo notaba cómo el resto del grupo parecía caer en sus palabras, lo cual era fascinante porque ni él mismo sabía de dónde sacó esa labia. Lo veían con un interés irreverente que inclusive SeungMin pareció caer con eso.

Aun apoyado, MinHo susurró a JeongIn en el oído.

—¿Qué me dices, cariño? —habló—. ¿Te sientes lindo ahora?

Finalmente, MinHo detuvo el movimiento en las caderas de JeongIn tras notar el rostro totalmente duro y sonrojado de él. Apartó las manos, dio dos pasos hacia atrás, y esperó a que JeongIn reaccionara.

Él metió su mano debajo de la camiseta de marca deportiva para lucir su costoso rosario, y jugó con él antes de pronunciar:

—Iré a la capilla.

Antes de largarse del club.

Los seis se quedaron en silencio por demasiado tiempo antes de que MinHo hablara.

—Capilla- ¿Sevit tiene capilla?

JiSung, por su parte, solo podía sentirse asqueado.

¿Qué fue todo ese jueguito con JeongIn? ¿O es que acaso MinHo le negaría en ese momento lo que pasó, tal como sucedió con Felix en la casa del retiro? Había sido impresionante, tanto que miró a SeungMin.

«¿Lo notaste? ¿Se cree striper que anda tocando a la gente así?», pensó.

»Ay, no —lamentó SeungMin—. ¿Por qué te pones celoso?»

«¡No estoy celoso!».

—¿Y bien? —MinHo miró al resto del White Tiger—. ¿Alguien quiere una lección de baile privada?

SeungMin atajó la mano de JiSung antes de que pudiera levantarla.

El resto de la tarde se basó en la ida al gimnasio, practicando la rutina de animadores que Bang Chan lideraba junto a miss Sharon. Aunque MinHo no estaba de ánimos por querer secundar las palabras de Chan, su estrés hacia el Dance Revolution lo dejaba pasivo ante sus decisiones.

El transcurso continuó igual, aunque su preocupación incrementó cuando Yeji se les unió un rato después. El ensayo de las animaciones mostraba ritmos bases que MinHo encontraba irrisorio, pero no entregaba opinión.

—Necesitaremos a nuestras chicas aéreas —dijo miss Sharon—. Por lo que tenía pensado que pudiese ser-

—No. —Yuna se detuvo al instante—. A mi no me lanzarán. Ni de chiste. No quiero ser toqueteada y ni forzar a nadie cargar mi peso. ¡No quiero ser cargada!

—Ay- chiquilla, cálmate un poco —Sharon le miró de pies a cabeza—. Como sea- bueno, quedas descartada. Mi otra opción-

—¿Por qué querrían lanzar a Lia por los aires? —Con una cantarina voz melosa, RyuJin habló. A un lado del grupo, ella abrazaba a Lia por el cuello—. Ella es delicada. ¿Qué pasa si se cae y se rompe?

—Yo tampoco quiero que lancen a RyuJin por los aires —Lia también la abrazó—. Eso sería muy doloroso.

—Y yo no confío en estos simios —aclaró Chaeryeong—. Una vez me dejé cargar por HyunJin en los hombros- ¡Y el muy hijo de puta me lanzó!

—Estábamos en una piscina, Chae, qué lloras —atacó HyunJin.

—Bueno, entonces supongo que necesitaremos un muñeco para las practicas —razonó Sharon.

Todos parecieron concordar, salvo por la malévola sonrisa que esbozó Sharon, que poco a poco incrementó con un «uh, ju, ju...»

—Ay no —se escuchó el lamento del profesor Kim desde el fondo.

Primero, Sharon cargó a Chan en sus hombros; fue tan rápido que no lo vieron venir. Luego de dejarlo en el suelo, continuó con MinHo, ChangBin, SeungMin, JeongIn, Felix y HyunJin.

Para, finalmente, caer en JiSung.

—¡Claro que tú serás el muñeco! —dijo Sharon, y cargó a JiSung de forma nupcial.

—¡¿Qué?! —asustado, JiSung se aferró a Sharon—. ¡No, no, no! ¡No me lanzarán!

—Polluelo mío, eres el varón más liviano del grupo.

—¡¿Y?!

—Firmaste tu sentencia de muerte.

El profesor Kim solo veía todo desde las gradas, risueño. Los examenes los había terminado de corregir momentos atrás, pero prefería quedarse ahí un rato, viendo como el grupo lanzaba a JiSung por los aires mientras él exclamaba por ayuda.

Porque, hasta cierto punto, era significativamente un consuelo. Desde que se adentró en el mundo de la pedagogía en un lugar tan estructurado y elitista como lo era Sevit que había tenido la esperanza de generar un cambio en las personas que serían los próximos líderes de la generación.

Con el transcurso de los años, claramente, se dio cuenta que no era más que una falsa ilusión, con una visión casi distópica de aquella juventud que, al no alcanzar el liderazgo, probablemente terminarían muertos. Notar la devoción por el mundo académico, para luego terminar muerto en alguna parte, era una de las fluctuaciones psicológicas más grandes que se enfrentaban como país. Kim SeoGoh no quería ser como sus colegas, que solo se dedicaban a presionar a sus estudiantes hasta que se rompieran.

Por lo que, ver al resto del club jugar con una diversión entre los ensayos, con lo absurdo que era fingir hacer volteretas mientras sacrificaban al de peso más ligero del grupo, era reconfortante. Tanto que le hacía olvidar por un instante la citación a una reunión con la directora Ahn para la semana entrante.

Los ensayos transcurrieron, cumpliendo el mismo dinamismo que se interpusieron. Para el lunes, Kim RyooNah llegó junto a su leal camarógrafo hacia el gimnasio, luego de que MinHo entrenase al White Tiger para el Dance Revolution. La cámara continuaba con enfoque a ellos, junto con Yuna ganada al lado de Kim RyooNah mientras detallaba cada una de sus acciones al grabar la investigación.

—¿Y cómo sabe a quién debe de preguntar? —susurró Yuna.

—Normalmente, se encoge a los más débiles de mente —explicó RyooNah, sin prestarle demasiada atención—. Se separan del rebaño, y se interrogan.

—Uh..., interesante.

—¿A quién ves tú más débil de mente?

—A JeongIn —Yuan tomó la cámara del camarógrafo para enfocarlo. Ahí, se grababa cómo el chico no paraba de jugar con su rosario, más aun cuando la toma se cambió a HyunJin sacándose su playera—. Está con crisis sexual. Seguramente no sabe dónde está parado.

—Genial. ¿Quién más?

—A Lee Chaeryeong. —La toma se cambió hacia ella, quien intentaba ser convencida por Sharon para ser lanzada por los aires—. Le hablas de su ex y te soltará demasiadas verdades. Además, es hacker.

—¿Y tú no te consideras lo suficiente? —preguntó RyooNah.

—¿Ah? —Yuna se separó del camarógrafo, para ver al periodista de pies a cabeza—. ¿Disculpe? ¿Quién se cree? No soy débil de mente.

—Seguro que debiste de tener demasiadas convicciones para estar acá.

—Sería retórico si es que pregunto de nuevo —Yuna colocó sus manos en la cintura, y le habló a la cámara una vez que esta la enfocó—. Estoy acá más por obligación que por opción. Vamos, yo hago demasiadas cosas. ¿Perdería mi tiempo en algo como esto?

—No lo sé, Shin. ¿Por qué no lo harías?

El silbato sonó con demasiada potencia, haciendo que el grupo se regresara hacia el centro del gimnasio. Kim RyooNah solo fijó en cada uno de ellos, preparados para la siguiente entrevista.

La manera en la que ellos relatan el por qué conformaron el grupo es incompatible entre historias —explicó Kim RyooNah hacia la cámara, afuera del gimnasio—. Cada uno tiene su propia causa, tan diversa que no hay conexo entre ellas. Sin embargo, lo que generaría su unión, como hipótesis, es que ninguno está por voluntad propia. ¿Cuál serán esas razones? ¿Castigo, presión? ¿Algo más simbólico, como lo es cumplir con estándares? ¿O algo más superficial, como lo es por ordenanza de alguien más?

La toma cambia hacia MinHo, fuera del gimnasio. Lucía demasiado confundido por ser entrevistado; solo sacudía su pie con impaciencia para querer regresar.

«¿Para estar acá?» Bueno, es un club escolar. Y yo soy escolar. Eso hace las matemáticas funcionar, ¿no le parece?

Es la fusión entre dos grupos —explicó RyooNah, fuera de la toma—. ¿Continúas aun cuando perdiste a tu club de baile en esta fusión de identidad?

«Fusión de identidad» El Real King no es algo que se pierde porque no existe —aclaró MinHo, fijo hacia el entrevistador—. No porque una silla deje de tener cuatro patas deja de ser una silla. No porque un montón de esforzados bailen en vez de los verdaderos signifique que deja de existir el Real King. Respete los rangos.

Entonces, ¿por qué aceptaste animar?

MinHo bajó sus hombros, decepcionado. —«Aceptaste animar...» Porque... porque me vi Triunfos Robados.

En la siguiente toma, Hwang Yeji bebía de su leche de fresa sin mucho interés de ver al entrevistador fuera de cámara.

Escuché que te sacaron del equipo de baloncesto —comentó RyooNah. Yeji asintió—. Una expulsión por tu discapacidad.

Yeji asintió.

¿Era eso una razón suficiente como para entrar al club de animadores?

Yeji asintió.

Pero entre baloncesto y animación hay una brecha muy distinta.

Yeji asintió.

¿Qué opinas de que algunos del club hayan ingresado para poder rellenar el espacio curricular?

El calentamiento global es más importante. Gracias.

Una nueva toma. Lee Chaeryeong estaba cruzada de brazos.

Ya no quiero maldecir a nadie —informó ella.

Un poco incómodo estar en el mismo club que tu exnovio, ¿no te parece?

Ajá.

Entonces, ¿por qué ingresaste?

¿Por qué? Iban a cerrar el Real King —Chaeryeong se encogió de hombros—. Tuve un inicio de año muy malo, y que me informasen que querían cerrar el Real King me destrozó por completo. Yo simplemente no quería perderlo.

¿Entonces? —el tono de incredulidad de RyooNah era incómodo—. ¿Cómo es que, entonces, tu exnovio terminó acá? Si es que tú estás acá.

¿Qué se yo? MinHo dijo algo de coerción con los padres. Mercado negro y esas cosas. Tal vez vieron a su padre con prostitutas y amenazaron a ChangBin para que ingresara y así eliminar las fotos. No por su padre, obvio, sino porque no quiere contaminar su carrera política con controversias banales.

—Bingo.

Tras la entrevista de Chaeryeong, ella ingresó al gimnasio. Ahí, Sharon enseñaba una vez más cómo afirmar las piernas en alto de la persona que sería lanzada, con un rostro tan pálido que parecía ceder un poco de la culpa.

—¿Chae? —le llamó MinHo—. ¿Qué pasó?

Chaeryeong caminó muy cerca de él, sin querer ser escuchada por los demás. Un poco inevitable, porque su presencia fantasmagórica llamaba demasiado la atención.

—Uh- creo que dije algo que no debía —contestó ella en voz baja, mirando de reojo hacia donde Kim RyooNah y el camarógrafo se encontraba—. Nos metí en un problema.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

[1] Capítulo medio de relleno, pero después tendrásentido, jiji. Y si en algún momento creen que la trama va cerrando en lossiguientes capítulos, no lo piensen así. La historia está dividida en primera ysegunda parte, por si es que sienten que el climax está muy luego.

¡Gracias por leer!

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