La corrupción se encuentra en el aire
Capítulo 7
La corrupción se encuentra en el aire
—Esto es inaudito.
—No hay respeto por nadie, para nada.
—O sea, el imbécil se dedica a hacer una protesta y gana todo, pero nosotros nos quejamos- ¿y nos castigan con esto?
—¡JiSung! —Yuna chilló, indignada—. ¡¿Por qué no haces algo?!
Porque simplemente no tenía el interés, pero era una respuesta muy interesada para algo que simplemente no le importaba. Su concentración estaba en la novela ligera que estaba leyendo, bastante más entretenida que estar asechando al otro lado del club, donde la alfombra era azul y estuvo anteriormente el Real King.
Era irrisorio, porque Before The Dawn estaba en el pobre parlante que Lee Chaeryeong hizo, y el Real King ensayaba sin importarle las miradas de sed de sangre que el White Tiger les daba.
—La alfombra es molesta —se quejó Felix. JiSung podía notar el rostro de horror de ChangBin y JeongIn al verlo sacarse las zapatillas y mostrar sus calcetas de pokemon.
—Con eso lidiamos a diario —lamentó SeungMin. Odiaba a sus compañeros de cuarto.
—¿Y por qué no le pedimos a los otros idiotas que nos hagan un cambio? —En la seudo sala de ensayo, pidió HyunJin a MinHo, y lo alentó—. Vamos, vamos. Pregunta.
—«Pregunta, pregunta». —MinHo se giró hacia el White Tiger, y preguntó—: ¿Podemos-
—¡No! —le gritó el grupo. MinHo hizo un puchero.
—Sigamos con lo nuestro. —RyuJin le restó importancia al White Tiger, lo cual era de impresionar—. Nosotros les estamos trayendo la alegría de sus vidas.
—¡Ja! —Lia le gritó—. ¡¿Alegrías?! ¡Más bien alergias!
—Eso es patético —le susurró JeongIn.
—Lo sé. No tengo más insultos.
—Los admiro —susurró JiSung a SeungMin. Nadie de su club les prestaba atención porque todos estaban enfatizados en criticar al Real King—. ¿Recuerdas cuando íbamos en sexto grado, y sin querer rayé la pizarra con plumón permanente, y toda la clase me odió?
—Obvio.
—No soportaba las miradas de desprecio, y dejé de ir a la escuela por dos semanas. ¿Cómo ellos aguantarán las malas críticas?
—Se hicieron inmunes, o sin incapaces de sacar sus cabezas de sus propios traseros —argumentó SeungMin, y levantó su mano con dos bolsitas pequeñas—. ¿Tapones?
JiSung miró al Real King. El coro de la canción se repetía de forma insistente, y MinHo regañaba las falencias coreográficas con argumentos defensivos de quien era criticado. Ellos eran, para nada, silenciosos.
—Okey —aceptó los tapones.
Por otra parte, Chan solo podía notar con cólera la falta de intención. Él necesitaba estudiar, y que hayan ocupado su propio espacio le generaba una fuerte insistencia de querer golpear con su libro a cada uno del Real King; el nivel de egoísmo que nacía en ellos era impresionante, junto con el narcisismo patológico.
Por lo que, esa noche, en venganza, aprovechó el tiempo que MinHo estaba fuera del dormitorio para hurgar en sus cosas.
Cuando MinHo llegó, ChangBin y JeongIn lo esperaban en la puerta del dormitorio.
—¿Qué? —MinHo bostezó—. Tengo sueño~
—Estábamos lavando —dijo ChangBin—. Ve a buscarlo.
—«Ve a buscarlo», eh- ¿no? ¿Ni un «por favor», aunque sea?
MinHo dio un paso hacia el interior, y JeongIn lo detuvo con su rociador de agua.
—¡Ya! —MinHo se secó el rostro con su mano—. Ay, que son irritantes, dios santo. Por esos sus padres los metieron acá.
MinHo caminó hacia el cuarto de lavados, y le llamó la atención encontrar la luz encendida junto con el seguimiento de ChangBin y JeongIn detrás suyo. Pensó, en primera instancia, que lo dejarían encerrado. No obstante, tras ver a Chan ahí, supo que sería malo.
En especial cuando vio sus pertenecías importantes ser lavadas.
—Ah- no...
Con rapidez, MinHo intentó detener la lavadora, pero el seguro de infantes estaba puesto y este solo se desactivaría cuando el lavado termine. Hincado, colocó su mano en la puerta de la lavadora y empezó a identificar las cosas que se encontraban ahí.
Estaba el trofeo del año anterior del Real King, el segundo lugar en el Dance Revolution. También estaba un cuadro que él tenía con su madre, sacada en su primer día de clases de primer año en el frontis de Sevit. Algunas polaroids que rescató del Real King también se estaban deshaciendo. Un peluche compartido de gato que tenía compartido con Yeji.
Si es que demostraba debilidad, ellos no se apiadarían de él. MinHo se levantó y encaró a Chan enseguida.
—¿Te parece entretenido? —espetó—. Esto es simplemente malévolo.
—Decidiste regresar, ¿no? —Chan se mantuvo ahí, desinteresado—. Enfrenta las consecuencias.
—¿Las consecuencias? —MinHo dio un paso hacia atrás, y le dio una mirada a ChangBin y a JeongIn—. Ustedes son igualmente de responsables- tú, con un ridículo rosario en tu cuello haces esto —se dirigió a JeongIn—. Y tú, ChangBin, representante estudiantil que sueña con ser presidente, ¿qué pensarán los votantes luego de que se enteren que fuiste un acosador durante la escuela?
—Ya habrá, para ese año, haber quitado el derecho a voto a la gente como tú —ChangBin se encogió de hombros, orgulloso—. No es preocupante.
—¡Pues deberías!
MinHo se sorprendió ante la aparición de HyunJin y Felix, quienes rápidamente tomaron a MinHo para sacarlo de ahí. No comprendió lo que hacían hasta que, con rapidez, HyunJin trancó la puerta de la lavandería mientras que Felix gritaba como loco.
—¡Están encerrados! ¡Líder de dormitorios! ¡Hay tres chicos encerrados acá!
Se escuchaban los golpes del otro lado de la puerta, junto con los insultos peyorativos. Las luces del pasillo se encendieron, y el líder responsable de los dormitorios masculinos apareció con total desoriento.
—¿Qué demonios...?
HyunJin tomó a MinHo y a Felix para, con rapidez, escapar de ahí. Lo último que escucharon fueron los bramidos de Chan culpabilizándolos.
(=˘ ³( ,,>ᴗ<,,) ~♡
—¿En serio no se aburren? —preguntó Yeji, mientras hacía abdominales en el gimnasio.
A su lado, MinHo bebía de la leche de fresa compartida con ella, y asintió.
—No se aburren. Es terrible —concedió—. No creo soportar mucho tiempo el acoso.
—Ya lo has hecho. Esto no es nada —Yeji le restó importancia, y se sentó—. Nada fue peor a que tu guerra de bromas contra Han JiSung.
—Han JiSung... —MinHo repitió el nombre, lento, como si pudiese saborear el mal augurio que ese sujeto le generaba—. Increíblemente, es al único que no le importa.
—O no lo demuestra.
—No lo demuestra.
—Chan solo es una persona que teme que le fracasen el plan, así que se la lleva contigo porque no tiene a nadie más en quién canalizar la rabia —opinó Yeji—. Deberías informarlo con dirección y solicitar un cambio de dormitorio.
—«Cambio de dormitorio». La directora Ahn encontrará vivir bajo el techo de Christopher un castigo suficiente.
—Deja de ganar puntos de deméritos, entonces.
—¿Dejar de ganar puntos de deméritos? ¡Jamás!
Everytime we touch sonó de pronto, y MinHo revisó su celular. —Ups, me necesitan en el club.
—¿Por qué estás con teléfono? —preguntó Yeji, a medida que MinHo se iba del gimnasio—. ¡Aun no liberan los decretos!
—«¡Aun no liberan los decretos!», ya lo sé, chica.
Trotó hacia el White Tiger, donde, como no fue de sorprenderse, divisó al Real King contra a los culos-obstruidos discutiendo a gritos.
—¡¿Por qué demonios dejan que ustedes se queden aquí?! ¡La directora ni siquiera debía de aceptarlo! —graznó Yuna.
—Además, deberían morirse por lo que hicieron ayer —se quejó JeongIn—. ¡Tres puntos de demérito! ¡¿Saben lo que eso significa?!
—Ay, por favor, ¿le afecta a tu pequeño currículum un castigo insignificante? —Felix le discutió, sarcástico, con un puchero—. Ay, pobre Innie, lo lamento tanto por ti.
—Cállate, cállate —ChangBin movió sus manos—. Ustedes deberían hacerme caso. Cuando sea presidente-
—De los maricones volteados serás presidente —atacó Chaeryeong—. ¡Sobre mi sucio cadáver estarás en la presidencia!
—Te exiliaré —amenazó ChangBin a ella.
—Exíliame esta.
RyuJin tuvo que sujetar a Chaeryeong para que no le volara la cara a ChangBin.
Nadie cambió su actitud una vez que MinHo entró al club, y se sorprendió de encontrarse a JiSung, apartado de toda la discusión grupal- inclusive ni siquiera participaba en calmar a SeungMin de las veinte amenazas de muerte que daba al Real King. Solo estaba ahí, pegado en la pared, leyendo de su novela ligera.
Con un poco más de atención, MinHo divisó que JiSung llevaba tapones para los oídos.
—Oigan —HyunJin habló—. La idea de compartir espacio es para que dejemos de hacer este año tan atroz. Entiendo nuestras disputas, pero, ¿no es mejor hacer la paz?
—¡¿La paz?! —Yuna bramó—. ¡Solo con un arma en la cabeza haría eso!
—Lo único que tienen que hacer es largarse de este lugar, por favor —pidió Lia, cansada—. Comprendo que ustedes, gente con escasos recursos, deben de utilizar espacios recreativos muchos más estimulantes para usar su creatividad. Nosotros usamos el intelecto, por otro lado. Pueden no contaminarnos e irse al jardín a bromear o-
—¡¿Hay algo que salga de tu boca que no sea clasista?! —bramó RyuJin.
—ChangBin es clasista —susurró Chaeryeong.
—¡¿Tienes un problema conmigo?! —preguntó ChangBin, enojado.
—¡Obvio que lo tengo! ¡Terminaste conmigo solo porque era demasiado rubia para ti!
—¿Es un eufemismo de llamarla «tonta»? —preguntó JeongIn.
Chaeryeong lo ahorcó con el rosario, y JeongIn sacó su rociador para mojarla.
—¿Por qué no ensayamos? —MinHo le preguntó a RyuJin, entremedio de la pelea.
—¿Ah? —RyuJin se desconcentró—. ¿Qué? La directora nos llamó.
—¡¿La directora nos llamó?!
Para defender a Chaeryeong, Felix se interpuso entre la expareja. No obstante, los rocíos de agua de JeongIn le llegaron a la cara, por lo que, dentro de la poca paciencia pacifista que HyunJin tenía, se interpuso para ahorcar de nuevo a JeongIn con el rosario.
Claro que intervino SeungMin enseguida, con amenazas de muerte mientras que RyuJin sacaba el pecho y lo desafiaba para que fuera en contra de ella. Yuna y Lia tuvieron que atajar a SeungMin del brazo, pero él daba patadas a los locos que terminó dándole en la entrepierna a Felix.
—No merecías, hombre —lamentó MinHo.
La directora Ahn, con su ropa formal arreglada y con mentón en alto, ingresó al club. Pareció que esperaba un silencio abrupto ante su presencia, pero solo recibió la continuidad de la discusión donde Chaeryeong amenazaba con desmembrar el cuerpo de ChangBin mientras que él diría que legalizaría todos los tipos de violencia en contra de ella al tiempo en que Felix se encontraba derrumbado en el suelo y RyuJin lamentaba su pérdida.
Por supuesto que el leal lacayo de la directora Ahn entró, y calló a todos con un fuerte bocinazo de un megáfono.
—¡Silencio!
Inclusive JiSung se vio asustado, quitándose tembloroso los tapones.
La directora carraspeó, incómoda. —Muchas gracias, profesor Hwei.
—No hay de qué. Estos chicos necesitan un nuevo nivel de disciplina- ¡Cinco puntos de demérito a cada uno!
—Gracias, profesor Hwei —cortó la directora Ahn, y tomó are. Ella ni siquiera se veía segura de sus palabras como querer estar ahí, pero MinHo no sabía cuánto estima podía tener en las decisiones de ella. Ni siquiera esperaba algo—. Los he reunido porque, aparte de las quejas de los docentes, estudiantes y apoderados de sus constantes disputas, se ha tomado la decisión de, para mantener a ambos clubes abiertos, que el White Tiger se transformará en un club de animadores.
Ni el bocinazo del profesor Hwei calló a todos como la misma tensión que lo hizo ahora.
Se escucharon ecos en preguntas que MinHo repitió de forma inconsciente, igualmente desconcertado. Miró a su grupo, como si con ellos encontrasen respuesta; para luego mirar a JiSung y corroborar si es que no era un plan malévolo de él.
Por su cara de sorpresa, asumió que tampoco lo era.
—A raíz de las protestas que el joven Lee MinHo realizó en la escuela, y estamos bajo el foco del Ministerio de Educación, se ha encontrado pertinente realizar un equilibrio entre ambos clubes: generar un club de animación, donde ambas disciplinas podrán mezclarse —explicó la directora.
—¿Disculpe? —RyuJin alzó su mano—. Comprendo que nuestra fantástica habilidad de baile ayude a las animaciones, ¿pero de qué servirán las momias de allá?
—¡¿A quién le dices momia?! —le gritó Lia.
—¡A ti! En especial por al arruga que tienes ahí —RyuJin se apuntó la frente.
—¡Ah! —Lia, asustada, se tocó la cara.
—¡Silencio! —la directora Ahn cortó, y se fijó en el Real King—. Esto es una buena oportunidad para mantener vivo el Real King. ¿No les parece? Así, podrán mantener la continuidad a su competencia...
—Pero espere —volvió a interrumpir, esta vez ChangBin, con su dote diplomático—. ¿Por qué deberíamos hacer porras nosotros? Nuestros horarios están copados, y las habilidades tampoco las tenemos.
—Parte del programa de la nueva educación que otorgamos este año es una estabilidad tanto de trabajo en equipo como un alivio mental —explicó la directora—. Hacer ejercicio libera la dopamina, lo que ejerce una buena estabilidad mental a todos ustedes- podrán concentrarse en sus trabajos y estudios. Mejorarán como estudiantes con ejercicio físico.
—Espere —interrumpió MinHo, intentando buscar el punto a la conversación. «¿Qué me importa el White Tiger? Necesito saber lo que nosotros aportamos»—. ¿Si nos metemos al club de animadores, continúa el Real King?
—Eso dije.
Desde el fondo sintió la emoción, y miró a sus amigos que, igualmente emocionados, comenzaron a asentir. Inclusive MinHo pudo sentir la sonrisa de su rostro dibujarse.
El White Tiger no parecía contento con la decisión, pero, ¿qué le importaba eso a MinHo? ¡Traerían de regreso el Real King! Y claro que podía hacer un poco de animación. ¿Acaso irán a torneos deportivos? ¿Le haría porras a Yeji? Oh, ella se partirá de la risa cuando lo vea con faldas y pompones-
—No sean ilusos.
El pensamiento feliz de MinHo se esfumó cuando JiSung habló. Incluso el White Tiger quedó sorprendido.
—¿Disculpe? —la directora Ahn no esperaba la intervención de JiSung—. ¿Quiere decir algo, joven JiSung?
—Que, no pensé que ustedes serían tan ilusos como para caer en eso —JiSung se dirigió hacia el Real King, en especial a MinHo—. Sean reflexivos- les cuesta, pero inténtenlo. ¿Qué relación tiene el White Tiger con el Real King, o con las animaciones?
—Si encuentra pertinente la conducta que han tenido desde que comenzó el ciclo escolar, encuentro una buena sanción para-
—No. —JiSung interrumpió a la directora, y hubo un jadeo general- en especial por el profesor Hwei—. No es una sanción. Es un premio.
—¿Encuentras apremiable un club de animadores? —le preguntó ChangBin a JiSung, sarcástico.
JiSung sonrió, orgulloso, y fue hacia su mochila.
—Aplicaré un poco de ciencia a esto —comenzó JiSung, mientras rebuscaba en su mochila—. Si recordamos que la ciencia es ciencia exacta, por lo que se debe cumplir tres criterios: ser comprobable, utilizar el razonamiento lógico, y tener evidencia empírica. Entremos en la praxis: en esta sala solo un 65% entrará a la universidad, quienes son el White Tiger; y, al menos hay un 80% que cumplen con los requisitos necesarios para ingresar a la universidad en este instante, si es que se pudiera. Lo siento, Yuna.
—Ow —Yuna bajó sus hombros, decepcionada.
—Aun estás en segundo —siseó SeungMin.
—Igual.
—Ya tenemos a una de las dos personas que no cumplen con los requisitos —continuó JiSung—. La otra persona, por otra parte, debe ser alguien que está en proceso de cumplir con el currículum necesario, cuya rectificación se realiza a través de lo que ya tiene y lo que le falta- ¡Por ende!, esa persona en este instante, ya sabe qué es lo que necesita para rellenar el currículum. Aquí está el razonamiento lógico.
—¿Y la comprobación con evidencia empírica? —le preguntó la directora Ahn.
JiSung sacó una tarjeta de su mochila, luego de mucho rato rebuscarla, y sacó su segundo celular con orgullo.
—Haremos una comprobación a la evidencia empírica —sonrió.
JiSung marcó el número de teléfono que estaba inscrito en la tarjeta. MinHo no entendía lo que pasaba, hasta que, tras llamar, JiSung colocó la llamada en altavoz.
—Reclutadora Jessica Bang, ¿quién es?
La sonrisa de JiSung se ensanchó al mismo tiempo que el rostro de Bang Chan se enrojecía. MinHo, por su parte, se fijó en quien alguna vez fue su amigo en la incredulidad de que JiSung no fundamentara lo que ya creían obvio.
Vaya, que irritante, ¿cómo es posible que JiSung hiciese sentir estúpido a MinHo aun cuando él no tenía esa intención?
—Soy Han JiSung, de Sevit —saludó JiSung.
—¡Ay! ¡Han JiSung! ¿Cómo te encuentras?
—Muy bien, señora. Le llamaba porque estaba preocupado por mis aptitudes de ingreso, y como mis aspiraciones son altas...
—JiSung, ay, no te preocupes —la tonalidad amable de la señora Bang resultó escalofriante para MinHo—. Le hemos entregado a la directora una variedad de clubes para colaborar con las aptitudes. El White Tiger será un club de animadores, por lo que, todos ustedes tendrán un club adicional en su currículum, ¿no te parece brillante? De todas formas, si te interesa otras cosas, podemos reunirnos y-
JiSung cortó la llamada.
—Diría que es magia —habló—, pero es ciencia.
La respiración de Chan se enlenteció, y sus ojos iban pegados a los de JiSung, con sus puños blancos sobre sus textos de estudio. La directora Ahn, en frente de todos, se secó una fina capa de sudor, sin doblegarse.
No obstante, MinHo sentía también su pecho pesado. Miró con lentitud a sus amigos, quienes lucían igualmente impresionados y enfermos por el trato.
—Eres decepcionante —MinHo le dijo a Chan, al notar que nadie daba la primera palabra—. ¿Acaso solo soy tu perro que usas cuando quieres? Antes siquiera te dabas el trabajo de ser simpático, ¿y aun me necesitas?
—No te necesito —aclaró Chan con rapidez.
—No te necesito. Y usted —MinHo se dirigió hacia la directora—, ¿en serio permitió que nos usaran de esa manera?
—Cabe agregar que es una práctica ilegal —agregó JiSung, y dio un paso hacia atrás.
La directora Ahn movió su cabeza. —Joven Lee, ¿no es esto lo que usted quiere? Que el Real King esté de regreso.
—«El Real King esté de regreso». Usted como directora es incapaz de ver las cosas con paridad, cuando debe de velar por la igualdad de todos aquí. ¿Así es como nos tratará? —discutió MinHo, sin notar cómo cada sílaba le hacía subir el volumen de su voz—. ¿Nos ve como instrumentos para los imbéciles que usted cree que serán nuestros futuros jefes?
—Y, de nuevo, es ilegal —insistió JiSung.
—Lenguaje, Lee —detuvo la directora—. Y, no ponga palabras en mi boca. Yo nunca-
La directora se vio interrumpida cuando Chan salió de la sala. Sin embargo, MinHo no lo dejaría ir. No. Jamás dejaría que él se saliera con la suya, por lo que, lo siguió hasta afuera y le tomó del brazo para detenerlo.
—¡¿Ni siquiera te vas a disculpar por lo que hiciste?! —le gritó MinHo—. ¡¿No te da vergüenza?!
—¿Vergüenza? —increpó Chan—. Yo estoy haciendo algo por mí-
—¡Como un egoísta! —insistió—. ¡No eres más que una plasta de ser humano!
Chan se zafó con fuerza de MinHo. —Yo he costeado la mitad de esta escuela. Mis padres son uno de los mayores inversionistas, que han pagado por el aire acondicionado, la televisión, la comida y el jodido techo que tienes arriba, becado. Parte de tu comodidad ha salido de mi bolsillo- lo mínimo que me debes es hacer esto.
—Hacer esto- hacer esto- ¡Todo esto ha salido del bolsillo de tu jodida y corrupta familia, Christopher!
Con fuerza, MinHo fue empujado hacia la pared. Su cabeza, bastante sensible, ardió del dolor mientras que Chan no temía en acercarse a él.
—No queda mucho para la graduación, y una vez afuera, la probabilidad de que trabajes para mí serán demasiado altas —amenazó Chan, con su índice hacia él. Antes de que MinHo contestara, Chan volvió a hablar—: mantenme el respeto que me merezco si no quieres que te deje en la ruina con una sola palabra.
—«¡Una sola palabra!» ¡¿Crees que te tengo miedo?! —MinHo abofeteó la mano de Chan y lo empujó—. ¡¿Crees que te mereces respeto?!
—¡Esto te puede llegar a costar tu estadía en esta puta escuela! —amenazó—. ¡Hazme caso!
—«¡Hazme caso!» ¡Jamás, hijo de puta!
—¡Te lo advierto! —con la valentía de su actuar y la preponderancia dominante que tenía, tomó a MinHo de las mejillas con una mano con mucha fuerza, impactando al propio MinHo de su movimiento—, que te puede llegar a costar tu estadía en esta puta escuela y, si estoy creativo, el restaurante de tu madre.
Para cuando Chan lo soltó, MinHo sintió cómo su cuerpo temblaba por completo. Era la repetición incesante de las palabras dentro de su mente que las murmuró con cólera, antes de gritar por completo:
—¡El restaurante de tu madre! —MinHo se colocó rojo de la ira, y empujó a Chan—. ¡No vuelvas a hablar de ella! ¡No te atrevas!
MinHo movió su puño hacia la cara de Chan, pero él lo esquivó. Al tener mayor fuerza, tomó el puño de MinHo y volvió a empujarlo hacia la pared, solo para escapar de ahí con una caminata elegante por el pasillo. MinHo, impresionado de la osadía, gritó:
—¡Cobarde! —Mientras Chan se alejaba—. ¡Eres un puto cobarde!
Con seguridad, MinHo quiso seguirlo, pero HyunJin ya había salido para abrazarlo por el torso. El abrazo no pudo enrabiarlo más, pensando en todo el esfuerzo que su madre hizo para el restaurante que tenía y ser arruinado por el narcisismo de ese imbécil.
Además- oh, sí que dolía la traición de un amigo. Alguien que él consideró un hermano por demasiado tiempo; tras compartir habitación y conocer todos sus secretos. ¿Por qué Bang Chan le hacía eso?
—Déjalo, cálmate —le pidió HyunJin—. Deja que siga. Deja que avance.
—¡Habló de mi madre! —acusó MinHo, asombrado. Su garganta era un nudo total y la rabia la consideraba un movimiento legal—. ¡Habló de ella, HyunJin!
Tarde notó MinHo que se encontraba dando un papelón frente a todos, llenándolo de la vergüenza tras notar los rostros de incomodidad del White Tiger, porque todos ya habían salido del aula para presenciar la disputa- inclusive el profesor Hwei, que, por primera vez, la presencia de una emotividad tan dramática y a su vez real lo dejó en silencio. ¿Era un rastro de rabia y pena que permitió presentar la humanidad?
¿Cuánto era lo que MinHo mostraba, que ellos ni siquiera tenían ánimos de querer burlarse de su estado? El White Tiger, por más despreciables que eran, también fueron impresionantes en su actuar.
Sin embargo, no podía interesarle. Christopher Bang estaba muerto para MinHo.
En el interior de la sala, la directora Ahn no se había atrevido de salir, dejándola a solas con JiSung.
—En parte, tiene razón —concedió JiSung—. Usted sabe que Lee MinHo tiene razón.
—No me faltes el respeto, Han.
—Siga haciendo lo que hace —JiSung dejó de apoyarse en el muro, tomó su mochila y caminó en dirección fuera de la sala—. Verá cuánto la apoyarán las inversionistas privadas si esto sale a la luz.
(=˘ ³( ,,>ᴗ<,,) ~♡
—¡¿Qué demonios hiciste?!
El chillido de Chan, roto, sonó en el espacio vacío de la escuela. Aquel sector poco transitado, tras los edificios y el gimnasio.
—Christopher, si hubiese sabido-
—¡Todo se irá a la mierda! ¡Todo! —Al notar que podría llamar la atención, tomó una gran bocanada de aire para calmarse—. Y más te vale que busques una solución a esto.
Chan cortó la llamada, y el impulso de lanzar el barato celular hacia el suelo estuvo quemándole las manos. Se golpeó con el aparto en la frente, reiterando el nivel de estupidez y la inoperancia del jodido Lee MinHo, junto con la actitud tan altiva de Han JiSung que le jodería su ingreso a la universidad.
«No solo te quedas en primer lugar, pero también te encargas de hacerme la vida imposible».
Otra bocanada de aire y Chan quiso mantener la calma. No tenía el temple suficiente, y probablemente se despellejaría vivo si es que no sabía qué más hacer. Por eso, con su cabeza para irse a la distracción, decidió irse a la biblioteca.
Solo que dio dos pasos antes de que la pelota de baloncesto chocara con su cabeza.
Se sobó su cabeza, totalmente desconcertado, y se giró. Hwang Yeji le miraba inexpresiva.
—¿Qué? —le preguntó Chan—. ¿Fue a propósito?
El balón regresó a los pies de Yeji. Se inclinó para tomarla y, ausente, asintió.
—Ajá, obvio.
Como Chan no esperaba tal sinceridad, decidió irse de ahí.
Hwang Yeji le ponía de nervios.
(=˘ ³( ,,>ᴗ<,,) ~♡
El sábado llegó, junto con las tensiones del día siguiente de la reunión con ambos clubs y la directora Ahn. Ante la decisión tan abrupta de rechazar todo tipo de trabajo con Bang Chan, junto con la lealtad que se presentaba, el Real King sacrificaba su apertura como club con el fin de no ser parte del equipo de porristas.
A causa de eso, aquel ensayo de Before The Dawn se convirtió un poco más nostálgico para MinHo, tal vez en la medida de que las probabilidades de ser el último show estaban latente; junto con todas las cosas que pasó en esas primeras semanas de clase que lo habían dejado cansado.
Sin embargo, estar al tanto con el baile junto con el abrazo de su equipo, el ensayo melancólico pasó a una mejor estadía. Asimismo, la emoción de la presentación junto con ser el primer día en el que la directora levantaba el decreto de prohibición los fines de semana, mantenía la felicidad a tope.
Era un buen día de primavera, y si era de temer que aquella sería la última presentación del Real King, entonces haría que valiera la pena.
—Entonces, equipo, con la gran creatividad que nos acompaña en este juego de ilusión —habló MinHo, en la salida de emergencia detrás del gimnasio, que daba hacia la calle—. El Real King recibirá un trofeo para casa, e inclusive una posición para pasar las eliminatorias. Sea como sea, yo, Lee MinHo, estoy orgulloso del rendimiento de todos nosotros en estas semanas.
—Han sido complicadas —concordó HyunJin.
—No quiero que quedemos eliminados —dijo RyuJin—. Sería jugar en favor del White Tiger.
—Jugar en favor del White Tiger- nadie hace eso —detuvo MinHo—. Este día, equipo, solo somos nosotros cinco —y estiró su mano—. ¡El Real King está más vivo que nunca!
Emocionados, los cuatro chicos colocaron sus manos arriba de la de MinHo y gritaron sincrónicos:
—¡Real King! ¡Real King! ¡Real King!
Aquel era un buen día. MinHo podía sentirlo, porque escapar de Sevit solo se era invicto cuando tenías la suerte de tu lado.
Mientras, Yeji entrenaba.
No era un secreto para nadie que no podía tocar a alguien sin sucumbir en el pánico- cosa que sus compañeros del 3-A (en ese tiempo, el 1-A) había comprobado a la mala.
La fobia al tacto, o la haptefobia para su psiquiatra, se le diagnosticó a los ocho años. Llevar una vida sin querer ser tocada era difícil, en especial cuando vivió en un ambiente rodeado de la calidez y del amor que podía otorgar una comunidad devota al trato entre pares.
Sin embargo, aun con su fobia, el baloncesto ha sido una de las habilidades mejores recibidas dentro de su propio entorno, sacando en beneficio la fobia como una forma de esquivar con rapidez a los jugadores que querían bloquearla, junto con la asombrosa capacidad de lanzar pases o encestar a una larga distancia.
Era una manera sana de drenar toda su energía angustiosa, acorde a su psiquiatra. El deporte era bueno, y el haber entrado con una beca deportiva a Sevit era un logro. El entrenador, que al inicio no había tenido ningún tipo de simpatía con el ingreso de una chica, poco a poco comenzó a flexibilizarse ante su prodigioso actuar, siendo mejor que algunos chicos de ese lugar. La posicionó en el equipo oficial, y Sevit se transformó en la primera liga escolar de baloncesto en tener en el lineamiento a una chica, lo que abrió la oportunidad de agregar a dos chicas más al equipo.
Ahora, en tercero, el entrenador le mantenía en contacto con reclutadores deportivos de universidades prestigiosas. A veces, el miedo se instauraba en Yeji al pensar que deberá de pasar por todo el temor al tacto de nuevo en ese nuevo espacio; en consecuencia, todas las noches practicaba con el peluche de gato compartido con MinHo, y se imaginaba que era una persona para poder estirar su mano.
Una vez llegó al centímetro de alcance antes de sucumbir a un abrupto desmayo sobre su cama.
Tal vez no era algo para sentirse orgullosa, pero, ¿a un centímetro de distancia de una persona imaginaria? ¡Era mucho! Y Yeji no se rendía con la capacidad de poder tocar a alguien.
Porque el tocar era una responsabilidad que no muchos le tomaban en cuenta, o probablemente nadie lo hacía. Tocar, era posicionar la confianza de que no harías daño- al contrario, que cuidarías a la persona. El cuidado es la única razón para tocarse.
Por lo que, luego de un solitario entrenamiento en el gimnasio, recordó las palabras de cuidado por parte de su psiquiatra en el momento en que los camerinos femeninos fueron cerrados. Tarareó de camino hacia el camerino de los hombres, y sintió el jadeo.
Había que cuidar, cada que se tocaba. Si se tenía mala intención, entonces se haría daño. La madre de Yeji le dijo que el daño en ella era inminente, y que tenía que apagar esas voces que le decía que era una mala persona.
Quizá esa era su núcleo del miedo: la incapacidad de cuidado. Cuando escuchó el jadeo al final de una de las duchas, y divisó a SeungMin inconsciente, era la instancia para cuidar.
Pero no podía, porque las venas de SeungMin de sus dos muñecas estaban abiertas; porque SeungMin apenas recobraba la consciencia; porque la sangre era drenada por la cañería.
Su respiración se trancó, y no supo qué hacer. Ella tenía una toalla en manos. Debía de tapar las muñecas de SeungMin mientras pedía ayuda. Debía de hacer eso para mantenerlo a salvo, con vida. Debía de cuidarlo.
Sin embargo, Yeji no podía. Cada parte de su cuerpo se vio paralizada, tal como cuando sucumbía ante el centímetro de distancia que se encontraba con la persona imaginaria. SeungMin volvió a caer consciente en la ducha, y la sangre seguía drenándose.
«Llama. Llama. Llama».
¿A quién? ¿A MinHo? Él tenía su presentación. ¿A la directora? Sí, era una buena idea. No, no sabía a quién llamar.
¿JiSung? Sí. JiSung era una buena idea.
Sacó su celular de su bolso de entrenamiento, y buscó entre los contactos generales- en el chat grupal que tenía el aula 3-A, donde la mayoría de los mensajes eran imploraciones a Han JiSung para que enviara sus notas o las tareas.
Su mano se sacudió cuando colocó el celular en su oreja.
—S-SeungMin está acá —titubeó Yeji, sin poder apartar su vista de las venas cortadas—. Camerino masculinos- g-gimnasi-si-
La llamada fue cortada. El tiempo debió de pasar rápido, o JiSung fue lo suficientemente veloz como para llegar al camerino y lanzar una maldición en voz alta. Yeji se apegó con rapidez al muro cercano.
—¡Toallas! —gritó JiSung, tan pronto como se derrumbaba junto a SeungMin—. Hombre- SeungMo, ¿me escuchas?
Pareció que SeungMin recuperó al consciencia porque balbuceó un par de palabras, y dejó que JiSung le levantara el cuerpo.
—¡Toallas! —ordenó JiSung—. ¡Yeji!
Yeji, sin moverse de su lugar, apuntó hacia su bolso. Su respiración no era completa- prontamente sucumbiría del pánico. JiSung, quien también lucía al borde, abrió el bolso de Yeji y utilizó tanto una toalla como una muda de ropa para anudarlas alrededor de las muñecas de SeungMin.
—¿Llamo a la ambu...
—¡No! —le gritó JiSung, y pasó el brazo de SeungMin por sus hombros—. ¡No, cállate! ¡Inútil!
SeungMin balbuceó algo más, y JiSung lo reacomodó.
—SeungMo, nos iremos rápido. Iremos rápido.
Tan pronto como JiSung arrastró a SeungMin fuera de ahí, Yeji se dejó caer en el suelo mientras tapaba su boca para controlar los hipidos de pánico, para ser consumada con un aterrador llanto. La sangre de SeungMin no fue totalmente drenada por la cañería.
Mientras, JiSung solo pudo arrastrar a SeungMin hacia la salida tras el gimnasio. El hospital estaba cerca- era lo único cercano de esa maldita ciudad que estaba cerca de la escuela. Y JiSung debía de ser rápido, porque nada tendría sentido si es que SeungMin no lo lograba.
Correr arrastrándolo fue dificultoso, en especial porque el cuerpo de SeungMin era más grande, en virtud de su posición como jugador de la liga de béisbol. JiSung solo podía correr contra el tiempo de la vida de su mejor amigo.
Porque JiSung no tendría sentido si es que SeungMin no lo lograba.
Lo que hizo que, tan cegado por llegar al hospital, que no fue capaz de notar que una de las toallas que amarró a la muñeca de SeungMin se cayó en la salida de la escuela.
El olor a cigarro era iracundo, como vomitivo para el tacto de Chan. Cuando vio que JiSung y SeungMin estaban lo suficientemente lejos, botó su cigarro al suelo y recogió la toalla ensangrentada.
Será interesante mostrársela a la directora Ahn.
. . .
¡Gracias por leer!
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