El primer intento de tratado de paz
Capítulo 11
El primer intento de tratado de paz
En el club, la tensión se podía cortar con cuchillo.
Ese miércoles en la tarde, siguiente de la que MinHo estuvo suspendido, los trece estudiantes fueron citados. Sus horarios fueron cambiados para congeniar las horas protegidas del uso del club de animadores, y a dos semanas de los examenes de medio término (que, de nuevo, MinHo insistía que era demasiado tiempo de latencia), el White Tiger solo se dedicaba a repasar sus notas de estudio, mientras que el Real King solo quedaba tendido en el suelo sin mucho interés.
—¿Notaste que nos colocaron casilleros? —preguntó RyuJin a HyunJin, mientras le peinaba—. Son trece. Nosotros somos cinco, ellos son ocho. ¿Sabes lo que significa?
—Que sabes sumar.
—Ya nos tienen en la contienda —susurró Felix, tras acercarse a ellos—. Somos un grupo- ¡Un grupo!
—¡¡¡Shhh...!!! —chistó JeongIn con desespero, mientras el resto del White Tiger les daba una mala mirada—. Intento hacer algo bueno por su vida. Sin van a estar acá, como mínimo mantengan la boca cerrada.
El Real King le sacó el dedo del medio para luego seguir con lo suyo. Por otra parte, MinHo aun continuaba asombrado de la interacción de los inversionistas, alejado de su grupo y apoyado en la pared mientras escuchaba música, junto con la frustración de la suspensión y por la manera en la que fue humillado en ese lugar.
Su mirada fue hacia Bang Chan, que seguía en su estudio ignorando el resto de su entorno; murmuraba respuestas en sus flashcard y sacudía sus hombros cuando la respuesta era correcta.
¿No era vomitivo ese tipo? MinHo le enfermaba tenerlo tan cerca. Le enfermaba que él estuviese tan abierto a convertirse el adulto basura con el que interactuó. Estaba seguro que, si cualquiera de ahí viese lo que él pasó, temería crecer.
De miradas de reojo, JiSung lo seguía. MinHo solo le levantaba el dedo del medio cuando su mirada pasaba más tiempo en él, recordándole que sus sentimientos fueron generados por culpa de él y de la ridícula cobardía; pero MinHo no solo lo castigaba a él, sino también a sí mismo por ceder a la petición de JiSung.
«¡Imbécil!»
Sin embargo, la calma se fragmentó cuando de una patada la puerta se abrió. Los trece miraron, asustados, solo para dejar la curiosidad y desconcentración en el aire cuando, con tacones de aguja, de vestido apretado y cabello alborotado, la mujer más extravagante que alguna vez MinHo vio ingresó al salón.
—Heeeello~ —saludó ella, orgullosa. Su cabello alborotado era un color miel artificial, y su vestido de un rosa chillante. En una de sus manos llevaba gafas de sol y, en la otra, un pequeño bolso de mano—. Un gusto conocerlos. Yo soy Sharon, ¿y ustedes?
Nadie contestó.
—¿Estoy en el salón correcto o me derivaron a los niños con problemas del lenguaje de nuevo?
—Tal vez uno lo tiene —ChangBin murmuró.
—Jódete —susurró MinHo.
—Ay, que buen ambiente, tal como me gusta —aplaudió Sharon, contenta—. Seré su instructora y, por los perfiles dados junto con el obvio muro de Merlín que los separa, ustedes son los White Tiger —fijó a la derecha— y ustedes los Real King —fijó a la izquierda.
Algunos rieron, dejando a Sharon desconcertada.
—Dijo «Muro de Merlín» —rio Lia—. Es de «Berlín».
—Estoy segura de que estás equivocada —Sharon le guiñó el ojo—. Bueno, como sea, les presentaré mi plan: es un proyecto de trabajo de animadores de cuatro meses. Los transformaré de unos niños sin sintonía rítmica, a unos porristas mediocres, ¿les parece?
Aun sin respuesta. Sharon chasqueó su lengua.
—Son tan sensibles estas generaciones- como sea. Este es mi plan. Como el Real King baila bien, se instaurarán en el centro del escenario para presentar sus fantásticos movimientos artísticos y rítmicos —se sacudió—. Por otra parte, el White Tiger, intentaremos algo de juego de manos y pompones de alta dificultad, colocándose alrededor del Real King. ¿Les parece?
El murmullo de aprobación se dio por ambas partes, pero MinHo no pudo encontrar a sus compañeros más idiotas.
—Espere —MinHo interrumpió, mientras se levantaba del suelo—. ¿Quiere decir que nosotros haremos todo el esfuerzo, mientras que los vagos del frente sacuden pompones y se llevan la gloria?
—Bingo!
—«¡Bingo!» ¡Eso es injusto!
—La vida es injusta, corazón, y para esto es que me pagan —Sharon se giró hacia Chan para guiñarle el ojo—. Dile a tu mami que me entregue el dinero en efectivo, por favor. Tengo problemitas con los bancos.
—Oiga —llamó RyuJin—. ¿Usted también hace lo que le piden? ¡Ni siquiera queríamos estar acá en primer lugar!
—A ustedes les gustaría si es que les pagaran —razonó Sharon.
—Ustedes y el afán de querer arruinar todo lo que hacemos —siseó ChangBin.
—Como tú que te dedicaste a arruinar nuestra relación —contratacó Chaeryeong.
—¡Deja de sacar el tema!
—¿Es que acaso no tiene corazón con nosotros? —preguntó MinHo a Sharon—. Hemos sido maltratados en todo lo que lleva el ciclo, ¿para que también nosotros esforzarnos más de lo debido para algo que solo a ellos le beneficiará?
—Les beneficiaría si estuviesen interesados en entrar a la universidad —le dijo Lia.
—Oh, yo estoy postulando —aclaró HyunJin, soñador—. Estoy en los reclutamientos de la Universidad Artística. En diciembre tengo la audición y-
—A nadie le importa, HyunJin —le gritó el Real King.
—Guys, guys, guys... —Sharon aplaudió—. No hay por qué entrar en conflicto. Real King, si quiere que cambiemos las normas, solo deberán pagarme.
—«Solo deberán pagarme», ¿no es un poco soez inquirir eso? —cuestionó MinHo.
—No soy maestra, solo soy una instructora que le pagan y que debe de pagar sus cuentas con los bancos.
—«¡Cuentas con los bancos!» ¡Es solo una adulta que ignora nuestras injusticias!
—No puedo hablarte, corazón, me distraes, ¿tienes un problema cognitivo que haces repetir todo? —preguntó Sharon, inocente.
MinHo, decepcionado, bajó sus hombros. —Repetir todo, repetir todo... Sí. Lo tengo.
El White Tiger lanzó una risa, sin embargo, callaron enseguida cuando Sharon les dirigió la mirada.
—Este viernes tendremos trabajo físico, para que se mentalicen —informó Sharon.
—¿Disculpe? —SeungMin alzó su mano—. Tenemos los examenes de medio término en unas semanas. ¿No podemos comenzar después de eso?
—¿Le entregas prioridad a eso junto a ti estando en el equipo de béisbol? —aludió Sharon a la chaqueta de SeungMin—, ¿y no a lo que tus propios compañeros necesitan? El neoliberalismo y sus cosas.
—Pero usted acaba de decir de-
—La gente le falta valores —le cortó Sharon, y movió su mano en despedida—. Trabajo físico este viernes. See you later, alligator~
Sharon se despidió del grupo, solo para dejar que la tensión se disipara. MinHo, cansado, bufó y se levantó del suelo para ir hacia Bang Chan.
—Oye, sucia escoria —le llamó frente a todos—. Parte de esto es culpa de la corrupción de tu madre. Espero que estés contento.
Desde abajo, Chan le sonrió. —Lo estoy.
—«Lo estoy...» —MinHo le correspondió la sonrisa—. Claro que lo estás, si eres igual de corrupto que ella.
—Vaya, MinHo, aprendes una palabra nueva y la usas para todo, ¿quieres unas felicitaciones?
Por más que MinHo quiso darle una patada en ese instante, decidió mantener la calma y, en su frustración, juntar sus palmas.
—«Felicitaciones», ¿no? ¿Por qué? Si las felicitaciones son para ti- para la gran creatividad que tiene la zorra de tu madre para coaccionar a los padres de tus amiguitos con estafas piramidales, paraísos fiscales o centros de prostitución a sus nombres como para acceder —MinHo miró al resto del White Tiger—. «Coerción», aprendí nueva palabra, ¿ven? Pregúntenle a Chan qué tiene que ver la prostitución con el padre de ChangBin. See you later, alligator~
Bien, la mitad fue mentira, pero al menos fue lo suficiente caótico como para que el resto del White Tiger se levantara y le preguntara a Chan sobre lo que él se refería, antes de cualquier cosa que le hicieran llamar la atención.
Por supuesto que, tras llegar a su dormitorio aquella noche, su cama estaba cubierta de huevo. ¿Se lo merecía? Para nada, pero, ¿lo valía? Claro.
Durante el transcurso del día, las intervenciones que hizo Sharon en la hora protegida de estudio no fue interesante, aun cuando sacó el lado malo de MinHo. No obstante, no le tenía mucho interés al resto, y como sus amigos parecían estar bastante ensimismados o intimidados por la presencia de un estudioso White Tiger en la hora protegida, se fueron a estudiar.
—¿Tú? —MinHo corroboró con HyunJin—, ¿en serio vas a estudiar? ¡Si nunca te interesó!
—Bueno, si a la vieja Ahn le dio por sacarme del dormitorio por no entrar a un ridículo club, ¡te imaginas cómo será si es que quedo último lugar de nuevo! —HyunJin negó con insistencia—, ah, no. No me arriesgaré de nuevo.
—No me arriesgaré de nuevo... —MinHo hizo una mueca—. Okey, ve tú lo que quieras hacer.
—Gracias, hombre. Otra cosa: ¿tienes apuntes?
Vaya, sí que era decepcionante su propia posición en la escuela- tanto que, si no fuera por estar en el mismo salón, o porque interactuó más de cinco minutos con JiSung, que su lugar 199 en la mejor institución educativa de Corea del Sur sí era para sentir un poco de pena.
«Oh, no —MinHo pensó, escandalizado—, no vas a caer en los sucios juegos de estos imbéciles. Tú eres mejor que eso- aun cuando la cabeza no te da para el estudio».
Por lo que, mientras sus compañeros (para no decir todos) rendían una simulación del caótico examen de ingreso universitario, y otros se dedicaban a estudiar en las bibliotecas para los exámenes de medio término, MinHo se fue hacia el comedor para ganarse junto a su laptop y comenzar a transcribir las clases de su cuaderno hacia un documento en Microsoft Word, intentando dar argumentos completos con información recabada en la web.
No es que MinHo fuera un mal estudiante, solo que él no tenía la motivación para estudiar porque, sin importar cuánto fuera su rendimiento en el examen o todo el estudio que tuvo detrás para lograrlo, jamás sacaba una calificación positiva. Culpaba a los vagos maestros por realizar examenes de selección múltiples o alternativas, junto con esos ítems de emparejar conceptos con definición. Por eso le agradaba el profesor Kim y las matemáticas: las respuestas, como no eran teóricas o de lectura larga, podía acertarlas- además, si es que le daba por una estupidez y colocaba otro resultado, el profesor Kim le entregaba una pequeña bonificación por el desarrollo.
Siempre eran mejores las de desarrollo.
—¿Y ese milagro?
MinHo escuchó por sobre la música. Se sacó su auricular conectado a la laptop y no pudo más que entregarle una fea mirada a JiSung.
—Lárgate.
—¿Estás estudiando?
—«¿Estás estudiando?» Pues claro, soy estudiante. Lo mínimo que debo hacer.
Con lentitud, JiSung se sentó en frente de él. —Vi a tus amigos estudiar, también. ¿Ya no hay apuestas por comida?
—«Apuestas por comida». Temen que, como la directora Ahn los amenazó con echarlos, que si repureban estos examenes se irán al demonio —se encogió de hombros con desinterés—. Sucumbo a la presión social.
—Genial que hagas algo por ti —halagó JiSung.
No obstante, MinHo no contestó (más allá de la repetición). Volvió a fruncirle los labios antes de regresar a colocarse sus auriculares. JiSung, tras captar la indirecta, también se levantó, solo para dejar sobre la mesa un pack de doce cajas de leches de fresa. MinHo saltó ante el golpe.
—¿Y eso? —preguntó MinHo—. ¿Tú también me sobornas?
—Por haber asistido por mí a esa reunión —se explicó JiSung, calmado—. Gracias, y lamento que te hayan suspendido por, aun no sé por qué, por mi culpa. Se me era un poco difícil estar ahí.
—«Estar ahí, estar ahí...» ¿Por qué? Eres el White Tiger, haces propaganda de la escuela y le hablas a los inversionistas. Eres el Tony Stark de Sevit.
—Nunca me han gustado los adultos —confesó JiSung—, no les encuentro sentido. Todos son imbéciles. No quise enfrentarme a ellos porque era difícil- en especial con lo que pasó ahí, según lo que contaste.
MinHo sacó una caja de leche y la bebió. —«Según lo que comentaste». Fue caótico- es decir, mis compañeros en primaria eran más honestos que ellos. Habrías lidiado bien con ellos, la verdad. Metí la pata y fui impulsivo; mientras convencía a tu papá de que no aprobara el club, la madre de Lia se retractó de su decisión y terminaron aprobando el club.
MinHo notó cómo el cuerpo de JiSung se tensaba ante la conversación. —¿Qué? ¿Mi papá? ¿Convencer?
—Convencer, convencer- lo que se hace con los adultos —MinHo dio otro trago a la leche de fresa—. Entonces- te cuento. Tuviste que haber estado ahí, primer lugar, que fue muy entretenido.
MinHo ocupó dos eches de fresas para el relato, y el cuerpo de JiSung tensaba desde sus manos hasta sus hombros. Su mandíbula se endureció, y pareció ser la primera vez que MinHo encontró el enojo en él, tan drástico como impasible.
Tras terminar de relatar, JiSung murmuró un insulto.
—Oye, no me eches la culpa —se defendió MinHo—, si tú no hubieses sido un cobarde y enviado allá, yo no-
—No eres tú el que me enoja- en su totalidad —agregó con rapidez. MinHo lo concedió—. Es... toda la escena. El proceso. Las decisiones. ¿Ves que los adultos son incompetentes?
—Incompetentes y complacientes —concordó, recordando a la diputada Yang. Cansado, MinHo se recostó sobre la mesa—. Ah, ya no quiero esto. Daría lo que fuera para que el club dejara de existir.
—Que los dioses nos escuchen... —murmuró JiSung, imitándolo.
(=˘ ³( ,,>ᴗ<,,) ~♡
Bang Chan no necesitaba los ensayos de los exámenes de ingreso universitario nacionales, pero sí sabía que eran una buena matriz para poder ensayar para su LSAT (su examen de ingreso a la escuela de leyes). Eran gratuitos, se hacían en la escuela, y los resultados eran dados enseguida.
Por lo que, cuando tres horas después de colocar su nombre en la hoja de respuesta, le entregaron el sobre de calificaciones, solo pudo partirlo por la mitad.
No tenía sentido. Nada de ahí parecía tenerlo si es que todo apuntaba a ue la jodida máquina que leía los resultados se encontraba conspirando en su contra. Chan era el mejor de su generación, estudiando desde los cuatro años y esforzándose para ser la persona más inteligente del lugar. ¡¿Cómo le pudo haber ido tan mal en un tonto examen de simulación?!
MinHo. MinHo era el culpable. Lo que dijo durante la intervención de Sharon en el White Tiger hizo que sus compañeros- ¡sus compañeros leales! Le quisieran dar la espalda. Chan debió de emitir muchas palabras con amabilidad para intentar convencer la mejor oportunidad que podía entregar en un equipo de animadores- es decir, ¿nadie pensaba a futuro? ¿Nadie veía las actividades extracurriculares?
A diferencia de ChangBin, quien quería ingresar a la escuela de leyes de la Universidad de Seúl, o de JeongIn, quien lucía bastante mediocre para estar en su segundo año (aun cuando era el primer lugar de su generación), Chan si se esforzaba en lo que debía hacer.
Siempre. Todos los días. Desde que comenzó a caminar hasta hoy. Él ha debido de cumplir expectativas para lograr ser victorioso.
No obstante, un estúpido simulador de examen le jodía la vida.
Salió detrás del gimnasio, enfurecido. Giró su mochila para sacar su cajetilla de cigarros, posar uno en sus labios, e intentar encenderla. El maldito viento de mayo lo imposibilitaba, tal como la falta de gasoila; debería de comprarse un encendedor para la otra semana o robar una cajetilla de fósforos en la cocina-
«Alto —Chan detuvo todos sus movimientos— aquí hay algo malo.»
Con lentitud, Chan se giró hacia su derecha. Ahí, Hwang Yeji le miraba abrazada a su balón mientras portaba el uniforme del equipo de baloncesto.
Ningún ruido emitió. Solo eran los dos y un cuervo sonando a lo lejos.
De la misma velocidad, Chan se giró y botó el cigarrillo al suelo, haciéndose el tonto, y comenzó a caminar para largarse de ahí.
No obstante, Yeji se acercó al cigarro, lo tomó y siguió a Chan. Él no quería verlo- ni verla, a nadie. Si la seguía ignorando, probablemente se iría-
Nop. Yeji le seguía el paso. Chan aumentó la velocidad, y Yeji también. Salieron hacia el patio solo por la huida, maldiciendo entre dientes como también gradecía que esa noche todos estuviesen en sus sesiones de estudio para no ver cómo Chan era seguido por Yeji.
Es que ya era raro per se, en virtud de la forma en la que Yeji era notoriamente más atlética que Chan, pero aún así se las arreglaba de escapar para poder perderse entre los pasillos y la oscuridad. Sin embargo, ella era temeraria, y lo alcanzó cuando Chan frenó abrupto en la entrada de dormitorios de varones.
—Bueno, ¡ya! —gritó Chan y le dio la cara—. ¡¿Estás loca?! ¡Deja de seguirme!
Yeji ni siquiera se veía afectada por la carrera, con las trenzas de su cabello tejidas a la perfección y su mano siendo tendida hacia él. —Se te cayó esto.
—Eso no es mío —acusó Chan—. Guárdalo antes de que te metas en problemas.
—Vi cómo se te caía, toma.
La amabilidad tan impasible con la que Yeji se mostraba le hizo enojar. Nadie era amable por voluntad propia, en especial cuando Yeji era la mejor amiga de MinHo; él la conocía lo suficiente como para saber que ella siempre quería estar cerca de él; y alguien que quería estar cerca de MinHo no era sano para Chan.
Yeji insistió en tender el cigarro, y Chan estiró su mano para abofetearla. Yeji escondió con rapidez su mano y dejó caer el cigarro por accidente, asustada.
—Deja de molestar —amenazó Chan—, no tendré piedad contigo.
—No tienes por qué tenerlo —contestó Yeji—, dudo que tu rendimiento sea excepcional si es que no quedas más allá del segundo lugar. No eres capaz de hacer algo para ser un primero.
Yeji se arrodilló para recoger el cigarro, y se lo tendió a Chan. Aun simpática, agregó:
—Yo solo quiero que puedas fumar con tranquilidad.
«¡¿Quién se cree esta?!», se preguntó Chan ante el nivel de ofensa. Yeji le miraba con un aspecto de niña buena que no era más que vomitivo. El cigarro, tendido, podía meterlos en graves problemas a los dos, por lo que Chan decidió sacar la cajetilla de su mochila, lanzársela, apuntarle con el dedo y decir:
—Ni se te ocurra seguirme.
Antes de dirigirse de nuevo a la biblioteca.
Yeji quedó ahí, plantada en el dormitorio de varones. Vaya, ella solo quería ser amable y recibía a un patán como excusa; nada más penoso que un tipo como Christopher Bang.
Sin embargo, mucho rato sola no estuvo mientras recogía la cajetilla. Con la misma lentitud de su pensar, JiSung se le unió a un lado.
—Así que, el cigarro y la caja eran de él —observó JiSung—, y yo que pensé que los chicos de segundo eran los que dejaban cenizas en los baños comunes.
—Solo él peca por fumar —Yeji se encogió de hombros—, aunque para una persona tan inestable como él, esto es pésimo.
—Bang Chan no es inestable.
—No lo sé, opino lo contrario.
Los dos se quedaron en silencio un tramo, hasta que Yeji volvió a hablar.
—¿Cómo está SeungMin?
Era notorio que JiSung no quería contestar. Su mandíbula se endureció al instante por la cólera, recordando la forma en la que Yeji no hizo nada por ayudar a SeungMin durante su accidente en los camerinos.
No obstante, tras darle una mirada de reojo (y notar humillantemente que ella era un poco más alta que él), estiró su mano hacia ella.
—Se encuentra bien —dijo—. Dame la cajetilla. Déjame regresársela a MinHo.
Yeji le miró con sorpresa. —¿Regresársela? ¿Lo dices por lo del Real King y por la suspensión?
—Exacto. Lo mínimo que puedo hacer es cumplirle algún deseo.
Yeji lanzó la cajetilla con seguridad. JiSung se guardó el cigarro en el bolsillo y se dio vuelta hacia el dormitorio.
—Buenas noches, Yeji.
—Buenas noches, JiSung.
. . .
Uy, minho, déjese querer
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