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El cuarto intento de tratado de paz

Capítulo 24

El cuarto intento de tratado de paz

"En lugar de destruir la igualdad natural, el pacto fundamental sustituye, por el contrario, con una igualdad moral y legítima lo que la Naturaleza había podido poner de desigualdad física entre los hombres, y que, pudiendo ser desiguales en fuerza o en talento, adivinen todos iguales por convención y derecho.

Bajo los malos gobiernos, esta igualdad es exclusivamente aparente e ilusoria: sólo sirve para mantener al pobre en su miseria y al rico en su usurpación."

Rousseau, J. J. (1762). El contrato social.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

—Siendo domingo 9 de junio, las diecisiete con treinta de la tarde, damos inicio a la primera reunión clandestina del club de animadores —informó ChangBin. Tras el silencio prolongado, miró al grupo—. ¿Alguien lo anotó?

Chaeryeong le lanzó un cojín en la cabeza.

Los domingos tenían un tiempo muerto entre el mediodía y las siete de la tarde, donde algunos estudiantes decidían irse con sus familias para pasar tiempo de calidad, o se perdían en alguna parte de Seúl como actividad recreativa si es que estabas en último año. Otros la pasaban encerrados en sus dormitorios, y otros vagaban por la escuela para continuar con el estudio autónomo. Sin embargo, al estar en primavera, la mayor parte de la actividad se concentraba en los jardines, con picnics donde organizaban nuevas estrategias de estudio; torneos donde apostaban apuntes o tareas, y nuevos planes para ejecutar en la semana.

Por lo que, no mucha atención se le estaba colocando a la gran cantidad de estudiantes que se coló al dormitorio de cuatro personas.

Una vez que MinHo llegó, cerró la puerta con rapidez mientras se sacaba sus auriculares. Saludó con la mano a Yeji, quien estaba en un rincón entre HyunJin y Chan, pero decidió irse hacia la litera donde JiSung y SeungMin dormían.

—Hola —saludó a JiSung—. ¿Llego tarde?

—¿De dónde venías? —preguntó JiSung, mientras veía a MinHo dejar su mochila cerca de su escritorio.

—«¿De dónde venías?» Del trabajo de mi madre. Cubrí unos turnos entre ayer y hoy en la mañana. ¿Este es tu escritorio?

—Sí. ¿Abre los domingos?

—«Abre los domingos».

—¿De dónde demonios sacaste dinero para comprarte esto? —preguntó Chaeryeong a HyunJin, mientras veía en su escritorio el terrario donde vivía el sapo Jiniret—. Con luz cálida y todo.

—Amigos de mi mamá. Tienen un criadero clandestino de anfibios para sacar sus efectos alucinógenos de ahí —explicó HyunJin, orgulloso—. Bonito, ¿no?

—Turbio, mejor dicho.

De la misma forma, como Felix no tenía intenciones de que nadie se sentara en su silla, él se movía por el dormitorio en ella, chocando con los demás chicos.

—¡Quédate quieto! —le siseó JeongIn—. ¡¿Por qué te mueves?!

—Porque no quiero que toquen mis cosas —dijo Felix—. Tengo muchas cosas de colección y no tengo intención de que me las roben.

—¿Quién te querrá robar esa basura otaku? —le preguntó SeungMin—. A nadie le interesa.

—Yo te he visto muy encantado con ellas.

—¡Porque son perturbadoras! El pene de Eren Jeager es demasiado grande.

—Hay que aprovechar lo que el país pervertido puede ofrecer.

Por otra parte, desde la cama de JiSung, él veía a MinHo pasearse por su escritorio.

—¿Qué haces? —le preguntó JiSung, nervioso. Le intimidaba que observara todo con tanto detalle.

—«¿Qué haces?» Ordenar un poco. Me perturba que tengas tantas cosas a la vista.

—Es mentira que tú eres más ordenado que yo.

—«Ordenado que yo». Cualquiera es más ordenado que tú —MinHo hizo un ademán para el resto del dormitorio—. Tienes todos tus libros y apuntes esparcidos en todas partes.

JiSung vio a MinHo tomar los libros de colección de Roald Dahl y ordenarlos a un lado del escritorio, mientras que algunas guías de trabajo que daban entre clases las reacomodaba. Una pequeña punzada de incomodidad y vergüenza le hizo volver a prestar su atención a ChangBin.

—¿Qué decías? —incitó JiSung a que continuara con la reunión.

—No sé —ChangBin se encogió de hombros—. Solo quise centrar la atención, pero no entiendo muy bien a qué va la reunión.

—Ah- cierto —JiSung se palmeó la frente—. Bien, solo para explicar, creí que todos estábamos en sincronía sobre la causa por la cual se formó el club de animadores.

—Para rellenar currículum a los perezosos del White Tiger —contestó Felix.

—MinHo había dicho algo, alguna vez, sobre que la madre de Chan amenazó a los demás padres —recordó RyuJin, mientras alzaba su mano—. Fue en el club, me parece.

—También cuando estábamos en la gasolinera —concordó Lia, sentada en su regazo.

Se escuchó el pesado bufido de Chan, quien no quiso colaborar con la idea.

—Ah- cierto —MinHo tomó la palabra—. Yo estuve en esa reunión.

—¿Qué hacías ahí en ese momento? —le preguntó ChangBin.

—«En ese momento». Fui de reemplazo —MinHo codeó a JiSung—. Presencié varias cosas interesantes.

—¿Y se tienen que mencionar? —Chan preguntó, directamente.

—Para no meternos en problemas- ni nosotros ni a la escuela, o a ti —enfatizó JiSung—, creo que sería buena idea que MinHo relatara lo que se comentó en esa reunión. Yo también comentaré la reunión con los apoderados del Real King. Y, así, con la perspectiva más amplia, tomamos una decisión sobre nuestra exposición en TvN.

Chan no lucía contento en poder hablar del tema, en especial porque iba en contra de todo tipo de confidencialidad del cual su madre lo obligó a atravesar. Sin embargo, el ambiente dentro del dormitorio era pesado, junto con la expectación insistente de querer saber qué era lo que realmente sucedía.

Además, se debía de ser eficiente: si es que se retenía el secreto, podrían haber malentendidos e incongruencias, lo que desarmaría toda la historia que intentaron crear.

—La idea la trajo mi madre —confesó Chan, finalmente. Todo el grupo terminó por tomar asiento entre las sillas de escritorio y las camas. Inclusive SeungMin se preparó con su tejido de la misma bufanda roja—. Para que, como club, pudiésemos tener un mejor currículum para las universidades, ella había pesquisado en los ingresos anteriores sobre las actividades y clubes recreativos de actividad física y que fomentaban el trabajo en equipo. Lo propuso en general, a final de cuentas.

—«A final de cuentas». Pero iba dirigido hacia ti —aclaró MinHo—. Ella quería cubrir tu trasero.

—Y terminó beneficiando a más gente —cortó Chan—. Entonces, la reunión con los inversionistas donde MinHo estuvo presente, hubo un trato por parte de los padres.

—«Por parte de los padres» No fue un trato, fue un... un arreglo. —MinHo ni siquiera tenía las palabras para describir ese momento—. Recuerdo que entregaron sobres con nombres de locaciones, donde algunos accedieron a que se formara en club y otros se negaron, independiente de lo que decía el sobre.

—¿De qué era el sobre? —preguntó Lia, mortificada.

—«El sobre». No sé, locaciones o algo así.

El White Tiger dirigió su mirada hacia Chan. Él, aun de pie, tenía su vista fija en el suelo. Tras notar que la atención estaba en él, frunció el ceño.

—No me miren si es que no saben en lo que están sus padres —acusó.

—No nos dirán-

—Eran regalos —terminó por delatar Yuna. La atención se centró en ella—. O sea- para mi papá fue un regalo. No sé qué fue el resto. Era unas hectáreas de tierra cerca de norcorea, pero mi papá las rechazó.

—«Las rechazó» La mamá de JeongIn también —informó MinHo—. Y- uhm...

MinHo dio una mirada de reojo hacia JiSung, con el recuerdo de la noche en el baño de la casa de retiro; una imagen tan nítida como embriagada, ante el relato de JiSung respecto a la orden de restricción vencida.

Haber admirado al padre de JiSung en el momento de la reunión de los inversionistas hizo que el estómago de MinHo doliera en son de la traición. No podía creer que aquel hombre amable, muy adinerado, pero notoriamente humilde, le solicitara a MinHo la opinión para saber qué hacer.

Finalmente, solo rellenó.

—... También otro padre.

—Tres padres en contra, y cuatro a favor —explicó Chan—. El problema es que la reunión se constató sobre que todos aprobaban el club. Razón por la que todos estaban metidos en el mismo saco.

—«En el mismo saco». Luego, se lleva la reunión con nuestros padres —informó MinHo, mirando al Real King—. Ahí, las cosas fueron un poco... Bueno, JiSung dice que fueron distintas.

—Trató del asco a sus padres. Los tachó de problemáticos y culpables de que TvN estuviese acá —aclaró JiSung, antes de codear a MinHo—. Bueno, culpa de alguien en realidad.

MinHo le regresó el golpe. —«En realidad». Cállate.

—Se firmó una listade consentimiento generada por la señora Bang —continuó Chan, irritado—. En ella, los padres consintieron que estamos en un club de animadores sin fines coercitivos o de interés.

—Lo cual es mentira, claro —dijo Chaeryeong—. Porque esto sí fue un acto coercitivo y por interés. Ahora no entiendo por qué lo que dije estaba mal.

—Al hacer un informe de consentimiento, consientes sobre la premisa que se entrega —fue ChangBin quien tomó la palabra—. Accedes que sabes a lo que te metes, por lo que, si sale que es por otra cosa- ejemplo, conspiración, te estarías contradiciendo.

—Pero puedo demostrar inocencia de que, cuando firmaron en representación mía, no sabía que era conspiración.

—¿En serio no lo sabías?

—Puedo demostrar que no.

—Tienes al menos otras doce personas en esta habitación que pueden decir lo contrario.

—Esperen- no entiendo —interrumpió HyunJin—. O sea que, ¿nosotros no podemos decir nada del club? ¿Ni a favor ni en contra porque quedaremos como mentirosos?

—Solo quedaremos como mentirosos si es que la investigación encuentra que esto fue conspiración —dijo RyuJin.

—Lo van a encontrar. Chae delató.

—No necesariamente —atajó JiSung—. Pudo ser un callejón argumental, sesgada por sus sentimientos que la hizo hablar incoherencias.

—¿Me intentas hacer pasar por tonta? —atacó Chaeryeong.

—Es solo un argumento a utilizar —se apresuró en decir JiSung—. Si es que llegan a indagar sobre por qué dijiste que era coerción, se puede decir que estabas dolida y diciendo incoherencias.

—Sigo sin entender —volvió a decir HyunJin—. ¿En qué me afecta que esto sea una coerción? ¿O conspiración? ¿O lo que sea? Digo- mientras más lo pienso, menos entiendo en qué me afecta que se sepa la verdad. Yo no estoy acá por mi voluntad.

—Ya consentiste de que estabas por voluntad- lo firmaron tus padres —le dijo Chan.

—Pero- ¿y si digo que no sé?

—Volvemos al mismo punto de Chaeryeong. Da igual —Chan estaba frustrado de repetir lo mismo varias veces—. Ya eres parte de la investigación. Serás notificado como mentiroso porque lo que dijiste durante las entrevistas no tiene correlación con el resultado final.

—¡No entiendo! —insistió—. ¡Podemos ser una víctima de todo esto! ¡Que la coerción y corrupción y qué-sé-más no la conocía! ¡Que nosotros no estábamos al tanto!

—«Al tanto». HyunJin —le llamó MinHo, serio—. Eres el penúltimo lugar de la escuela. La vieja de Ahn lleva todo el ciclo escolar queriendo cerrar el Real King. Ella no va a tener ningún problema en expulsar a alguno de nosotros si es que afectamos la reputación de Sevit.

—Y como hay algunos que ya quieren eliminarlos —ululó JiSung, viendo a Chan de reojo. MinHo no entendió la indirecta.

Ante la afirmación de HyunJin, el silencio se volvió a posar en el dormitorio. Callado, pesado, tenso. HyunJin miró a sus amigos con desconcierto, sin saber si es que las palabras eran reales o no. No obstante, ante la falta de sentido de humor de MinHo, él consentía todo.

—No- alto. —RyuJin volvió a tomar la palabra mientras se levantaba de la cama—. ¿Por qué nosotros somos la víctima? ¿Por qué al White Tiger no le pasa nada?

—¿Crees que no nos pasa nada? —le preguntó SeungMin, continuando con su tejido cada vez más fuerte—. ¿Cómo crees que nos tratarían si es que llega a salir a la luz todo esto? ¡Nuestra reputación se iría a la mierda!

—Imagíname en catorce años más, siendo candidato a presidente, y sale a la luz que en club de animadores que estuve durante la escuela no es más que una conspiración —figuró ChangBin—. ¿Cómo crees que la gente me tomará en serio? ¡Necesito transparencia para ganar!

—Entonces, ¿a ustedes se les daña la reputación de sus hipotéticos futuros, y a nosotros nos expulsan? —RyuJin soltó una risa ácida—. ¡Ja! ¡Qué linda justicia!

—¿Expulsados? —HyunJin negó, desesperado—. Le prometí a mi mami que no me expulsarían de esto. Me rechazarían de la Universidad de Artes. ¡¿Saben qué pasó con la última persona que rechazaron de la Universidad de Artes?!

—¿Quiso invadir Polonia? —adivinó Lia.

—Esto es para solo cubrirles el culo a ustedes, mal agradecidos —RyuJin apuntó al White Tiger—. Me estoy jodiendo mi educación por culpa de ustedes.

—Todos aquí saldremos afectados —le discutió ChangBin.

—¡No en la misma cantidad!

—Sinceramente, creo que yo también saldría expulsado de esto —consideró JiSung en voz baja, mientras que SeungMin y ChangBin se encargaban de discutir con RyuJin.

—«Expulsado de esto». Nah —MinHo sacudió su cabeza a su lado—. Ahn te ama demasiado como para expulsarte.

—Estoy igual de sucio que tú en todo esto.

—«Esto- en todo esto», pero sigues teniendo más dinero que yo —MinHo se encogió de hombros—. Yo soy fácil de ser eliminado. Soy tonto.

Aquel comentario removió la incomodidad en JiSung, quien volvió a dirigir su mirada hacia Chan. Él lucía bastante cómodo en su propia piel, aunque quería interrumpir la discusión de los otros chicos.

Lo que Chan le dijo a JiSung durante la reunión del Centro de Estudiantes lo había dejado meditando por varios días, desde su posición como primer lugar dentro de Sevit como también lo que se debía de hacer con los alumnos como MinHo. Hace más de dos meses, JiSung no habría expresado ese tipo de opinión o cuestionar su posición dentro de la escuela. ¿Ahora? JiSung no podía evitar sentirse inseguro.

Por lo que, como primer lugar, él debía de salir con un plan y solución del caso de TvN.

—Tengo una idea —JiSung informó. El grupo calló, asustándolo—. Vaya- que están desesperados.

—¡Habla!

—Quedarnos callados —ideó. Tras varios «¿Qué? ¿Cómo?», elaboró—: no vamos a contestar las preguntas de Kim RyooNah, ni aceptaremos entrevistas individuales. Nos apegaremos a ensayar y escuchar a miss Sharon. Si trabajamos como grupo, y todos nos formamos una misma versión de los hechos, entonces no podrán encontrar incongruencias y su investigación fallará.

—«Investigación fallará...» —susurró MinHo—. Comunismo.

—Ah- ¿De qué hablas?

—¿No te basta con la historia que ya tenemos? —interpeló Felix, enojado—. De que el otro australiano traidor patriótico nos metió en este embrollo. Me parece una buena historia para contar.

—De todas formas, ustedes saldrán afectados —informó Chan, sentido de la misma manera—. Todos acá saldremos afectados.

—¡Sí! ¡Y por tu culpa! —apuntó RyuJin.

—Si hubiesen decidido hacer cosas más coherentes en vez de meterse en problemas, no estaríamos en esto.

—Estoy del lado de RyuJin. —Fue Lia la que habló, lo que recibió una sorpresiva mirada del White Tiger—. Chan, aprovechaste este choque de horarios entre el White Tiger con el Real King para que la directora los cerrara si es que nos molestaba a nosotros.

—¿Qué? —Chan rio, incrédulo—. ¿Creen que planeé todo desde el inicio? ¿De que todos ustedes se comportarían como animales, se pelearían en el pasillo y romperían un muro?

—«Romperían un muro». No —habló MinHo—, pero sí eres un experto en sacarle provecho a la situación que te beneficia.

—Ay, por favor-

—Ya no importa eso —insistió JiSung—. Lo relevante es formar una historia coherente y realista. Sin enaltecer a alguno de los dos bandos.

—Bueno, ahí hay uno.

Todos saltaron por la voz de Yeji, quien había sido la única en no colaborar en la discusión. Al ser un agente externo, ex miembro del equipo de baloncesto, su visión objetiva no era demasiado respetada- aunque ella reconocía su posición; no estaba muy interesada en querer recordarlo.

—Con antecedentes de rivalidades entre dos grupos, los líderes de ambos llegan a un consenso de paz, el cual es estropeado por el envío de una fotografía donde los tenían en una situación comprometedora —relató Yeji—. Se decide cerrar el Real King, y tras una manifestación unipersonal que llega al Ministerio de Educación, con la promesa de Ahn de mantener el club abierto, se fusionan ambos clubes para continuar sobreviviendo.

—¿Y por qué se fusionarían? —le preguntó ChangBin.

—Porque una de las propuestas de Sevit era aumentar la actividad física —complementó JiSung, encantado por la idea. De repente, se sentía que reproducía su discurso de inicio de ciclo a los inversionistas—. Mejor actividad física, mejor rendimiento académico. Y con las animaciones, ambos grupos colindan potenciando lo mejor del otro.

Tras momentos de reflexión, RyuJin habló:

—Es la mentira más estúpida que he escuchado.

—Y no será necesario decirla si es que ninguno habla con Kim RyooNah —finalizó JiSung.

Era claro que ninguno se encontraba contento con aquella coalición. No obstante, la manera en que las incómodas miradas se entregaban entre ellos hizo a MinHo soltar un suspiro de resignación, finalmente.

—Saldremos todos expulsados de acá —manifestó MinHo.

—Espero que no. Me deportan —informó Felix, atormentado.

—Mi papá me echará de la casa si es que se entera que me expulsaron de nuevo —comentó RyuJin.

Lia miró, sorprendida. —¿Te expulsaron?

—Ajá- a los trece —RyuJin sonrió con suficiencia—. Fue una buena época.

Lia no podía verse más consternada.

—Creo que deberíamos de hacer una firma —informó ChangBin, en continuidad de la conversación—. Un pacto.

—¿Un pacto? —le preguntó SeungMin, entre tejidos—. Tipo- ¿un pacto social? Como El Contrato Social de Rousseau.

—¿Cómo el libro?

—¿Cómo el manga? —JiSung y MinHo preguntaron de forma correspondiente. Los dos se entregaron una mirada antes de seguir con la conversación.

—¿Qué es eso? —HyunJin alzó su mano—. ¿Una manía socialista? Mi madre me dijo que nunca hay que o casarse o firmar en un partido político.

—¿Quieres casarte? —le consultó JeongIn.

—Si es una chica, supongo que sí.

—¿Y un chico?

El grupo quedó en silencio. Jiniret croó.

—Los pactos son los acuerdos consensuados socialmente a través de todo ese proceso de información, donde se sintetiza la información con el objetivo de quedar en un mismo acuerdo para todos —explicó ChangBin. El grupo lanzó un suave «ah...»—. En consecuencia, es necesario que realicemos un estatuto y firma de lo que se habló hoy.

—¿Para qué? —bromeó Chaeryeong—. ¿Para tener los ID y firmas de todos los que estuvimos de acuerdo con esta mentira?

—Puede haber denuncia por difamación si es que no se cumple —colaboró Yuna—. Mi papá ha tenido algunos casos parecidos.

—¿Por qué todo de ustedes se soluciona con demandar o denunciar? —preguntó Felix—. Digo- si yo voy a un buffet de abogados, ellos me mandarán con el primer avión de vuelta a Australia. ¿Por qué los ricachones tienen más derechos que yo?

—Porque eres migrante —le contestó RyuJin.

—Chan también.

—Él es un migrante con dinero.

—¿Podemos volver al punto? —retomó ChangBin—. Escribiremos un pacto donde reafirmaremos nuestra idea, firmada por todos. O todos nos salvamos, o todos caemos.

—¿No te parece un poco radical? —preguntó Chan, incómodo.

—Como grupo que ha firmado un acuerdo, necesita tener un respaldo donde debemos respetarnos entre todos. Por eso los hombres libres firmaron el pacto social: para generar un respaldo entre todos. Unificarnos y hacer que todos tengan lo mismo que perder.

El dormitorio pareció reflexionar sobre la propuesta de ChangBin, quien fue aproximado tras buscar en los escritorios del dormitorio alguna hoja en blanco para, con lápiz azul, escribir el compromiso para, posterior, colocar su nombre y firmar.

—Esto no tiene validez jurídica —aclaró Yuna, cuando la hoja llegó a ella.

validez jurídica. ¿Para qué la necesitas? —consultó MinHo—. ¿No se te es suficiente la validez moral?

Yuna colocó sus ojos en blanco. —Son tan dramáticos.

El papel fue rotado entre el grupo, firmado de forma aleatoria junto con el registro de los nombres. Chan vaciló un instante, Yeji preguntó si es que ella también debía de firmar por no ser integrante de ningún club, y Felix garabateó con el lápiz un complemento entre el segundo y tercer párrafo.

—Necesitamos un castigo, ¿no? —dijo Felix, jocoso—. Ah, ¿qué es lo peor que puede pasar?

—Lamer a Jiniret —HyunJin alzó a su sapo.

—Grasas saturadas —opinó Yuna.

—Botox de aceite de girasol —siguió Lia.

Felix terminó por decidir, y escribió sobre la papeleta. Finalmente, MinHo vio a JiSung a su lado leer varias veces la premisa del pacto antes de entregárselo.

"Se registra el 9 de junio del 2024, un pacto de silencio entre los integrantes del White Tiger y Real King, quienes en conjunto conforman el club de animadores de la institución educativa privada Sevit.

El pacto de silencio se conforma en no hablar con los periodistas de TvN, no interactuar con la dirección escolar, y no traicionar el relato concordado por el grupo.

Aquel que rompa el pacto, será aislado y no respaldado por las consecuencias futuras de haber roto dicho pacto. Sumado a eso, estará en la obligación de mostrar el trasero para la presentación de las regionales.

El objetivo de este pacto es poder respaldar, con la identificación de grupo, el uso y responsabilidad de información manejada en el club y con sus padres. Asimismo, cualquier plan generado que perjudique al equipo, deberá de ser informado en una nueva reunión."

En la espera de que no fuese lo peor que podrían enfrentar, MinHo firmó con su nombre. Las trece firmas coloreaban todo el pie de la hoja, y fue regresada hacia ChangBin.

—Muy bien —ChangBin sostuvo la hoja entre sus manos, y miró al resto del grupo—. Entonces, ¿vamos al club? Asumo que miss Sharon ya nos echó demasiado de menos.

Claro que no, pero para qué decirlo.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

Entre domingo y lunes, MinHo se sintió bastante intranquilo.

Intentaba no hacer notar su preocupación canalizando su energía en las prácticas con el White Tiger para el Dance Revolution, dándose el tiempo de treinta minutos cada integrante para que aprendieran a bailar desde cero; aunque con Lia demoró menos de quince minutos a que agarrara el ritmo, y con JiSung cerca de una hora. Lo único que lo tranquilizaba respecto a eso era que, al fin, el White Tiger parecía estar de su lado.

Sin embargo, la intranquilidad estaba presente. Algo estaba fuera de lugar. Algo se le estaba pasando por alto. Él no era la persona más idílica para pesquisar algo, pero JiSung lo era; si él no atrapaba aquella cosa que faltaba, entonces no debía de por qué faltar algo, ¿cierto?

¿Cierto?

Su preocupación fue expresada a Yeji, mientras hacían la fila en el almacén para tomar desayuno.

—Te juro, algo está fuera de lugar —aseguró MinHo, mientras estiraba su camisa de uniforme—. Se me pasan las cosas por alto.

—Te puedo decir una de esas cosas —contestó Yeji, mientras con su tarjeta de estudiante pagaba por dos cajas de leche de fresa. MinHo tomó una enseguida—. La primera: ¿cuándo te cambiarás la camisa? Ya llevas rosado mucho tiempo.

—«Mucho tiempo». No tengo más uniformes.

—Segundo: ¿qué haremos para las vacaciones? Mis abuelos me dijeron que podías acompañarme a la playa algunos días.

MinHo hizo un puchero y sacudió sus brazos. —«Algunos días». Yeji..., ¿en serio ya piensas en las vacaciones de verano?

—Un poco, considerando que las clases terminan en menos de un mes.

—«En menos de un mes». El Dance Revolution es en menos de un mes.

—Tercero: obtuve una beca.

MinHo apretó sin querer la caja de leche.

—¿«Obtuve una beca»? —consultó, casi corroborando que escuchó bien—. ¿De qué?

—De una fundación. Encontraron mi expulsión del equipo bastante injusta —Yeji sorbió la leche con calma—. Fue cuando me citaron a dirección- el viernes. No te dije nada porque aun no le llegaba a mi mamá la copia del contrato.

—«La copia del contrato». ¡¿Sabes lo que me dices?! ¡¿De qué es la beca?!

—Es de una fundación- ah, ¿cómo se llamaba? Era algo del alumno y La Familia del Futuro...

—«Del futuro...» —MinHo hizo memoria—. ¿Futuro Estudiantil?

—¡Ese!

De forma dramática, MinHo detuvo su caminata en dirección al aula 3-A. La leche se volvió a derramar en su camisa, tan sorprendido de la presión que no pudo ni moverse.

—¿Ese? —MinHo negó—. ¿Futuro Estudiantil te dio una beca?

—Dijeron que mi razón de expulsión del equipo fue discriminatoria, y no podía perder mi educación por eso —Yeji se encogió de hombros—, supongo que tengo mejores días.

—«Días- mejores días- días» —MinHo hizo su mayor esfuerzo para no tocarla—. ¿Sabes quién financia la beca?

—Marcus Bang.

—«Marcus Bang». ¿Y sabes quién es él?

La confianza de Yeji se evaporó un instante, para que, tímida, asintiera.

—Papá de Bang Chan-

—¡Papá de Bang Chan! —gritó en medio del pasillo—. ¡Christopher te dio una beca!

Yeji aleteó sus manos con fuerza mientras chistaba. —¡¿Quieres que todos se enteren?!

—«Se enteren». ¡Estás loca!

—¡MinHo!

—«¡MinHo!» Nada —MinHo le apuntó la cara—. Sucia rata traidora, despatriada de mierda. ¿Qué demonios se te pasó por la cabeza confabular con el padre de Christopher?

—Que el padre era sexy.

—«Era sexy». ¡Yeji!

—¡Es mi educación, MinHo! ¡¿En serio crees que me pondré a regodeona con eso?! ¡Es mi educación y continuidad en la escuela!

Okey, ese era un buen punto. MinHo lo concedió en silencio porque tenía razón- la educación de Yeji era importante y, además, a MinHo tampoco le agradaría estar en Sevit sin ella a su lado.

Sin embargo, lo que le enfurecía era Chan. Christopher Bang. El bastardo sin gloria.

—«En la escuela». Tienes razón —aceptó MinHo, solo para apuntarle la cara—. ¡Pero sigue siendo raro! ¿No te parece?

Yeji presionó sus labios y negó. —No, no. No es raro. Para nada.

—«Nada». Ay, no. ¿Qué me ocultas?

—¡Nada!

—«¡Nada!» ¡Mentirosa! ¡Dime enseguida qué me ocultas!

—¡Nada! —insistió Yeji, y se acercó a MinHo para bajar la voz—. Solo que- bueno, pasó lo que crees que pasó: el padre de Chan me dio una beca. Eso es todo. Quiero compensarlo, pero no sé qué regalarle.

MinHo bufó, desganado, sin saber en qué parte tenía su mejor amiga la cabeza como para actuar de esa forma tan estúpida.

—«Regalarle» —imitó, burlesco—. Bueno, una caja de cigarros, clonazepam o un corazón. Te rechazará todo.

—Sí, he pensado lo de la cajetilla.

—«Cajetilla» ¡Yeji! —chilló MinHo, deteniéndose de nuevo a mitad de pasillo. Cerca del aula, el resto de los alumnos del 3-A iban ingresando—. ¡¿Por qué eres así?! ¡Tú no fuiste la que se cayó de chiquita!

—¡Ay, MinHo! ¡Deja de meterte en mi vida! —Yeji le gritó en el mismo tono, afligida.

—¡«En mi vida»! ¡Ya te daré yo unos golpes! ¡Te acusaré con tu madre por esto!

—Eso no vale porque mi madre ya firmó el contrato —y sacó su lengua, burlesca.

Cuando MinHo alzó su brazo con la caja de leche, Yeji corrió hacia el salón. Para cuando sus dedos soltaron la caja, tarde MinHo se dio cuenta de quien ingresaba no era más ni menos que el profesor Kim. MinHo no pudo detener el lanzado antes de que la caja chocara con la cara del profesor Kim.

Ni con la buena voluntad vocacional de él lo libró del castigo.

El cúmulo de examenes de práctica de primer año cayó a su lado, en el escritorio del profesor Kim, luego de una extenuante jornada escolar.

—Las respuestas están aquí —informó el profesor Kim a MinHo, mientras le entregaba una pequeña hoja de oficio donde estaban los números de los ítems y la alternativa correcta—, no creo que te tome demasiado tiempo, si es que lo haces rápido.

—«Rápidooooo». —MinHo se apoyó en el mesón—. Ya le pedí perdón, profesor. Le juro que no iba hacia usted.

—Confío que tú nunca me lanzarías una caja de leche de fresa a propósito —contestó, afectivo, mientras colocaba una mano en el hombro de MinHo—. No obstante, toda acción tiene consecuencias. Mucho menos permitiría dejarte salir con la tuya por lo que hiciste.

—«Hicisteee» —MinHo tomó con lástima los exámenes—. Sabe que soy tonto, profesor, no pienso bien mis decisiones.

—Tú no eres tonto, MinHo, solo eres alguien impulsivo.

—«Impulsivo». Clínicamente tonto. Por eso estuve con psicopedagogo la mitad de mi vida —le recordó—. Castigarme por mi condición es un acto de discriminación.

—Corrige en silencio, MinHo.

MinHo refunfuñó de nuevo, y se dedicó a corregir los examenes mientras que el profesor Kim se dedicaba a generar planificaciones a su lado en la laptop.

Era un poco intimidante encontrarse dentro de la sala de maestros, donde cada uno estaba enfrascado en sus propias planificaciones bajo la estratégica vista del profesor Hwei, quien con su CPU intimidaba a cualquiera en la cabecera del aula. MinHo le daba miradas de reojo, sospechoso, porque él lucía demasiado concentrado con el reflejo de sus lentes del monitor como para percatarse de que MinHo se encontraba ahí.

Con cuidado, MinHo le susurró al profesor Kim:

—¿Por qué el profesor Hwei recuperó el color?

—¿A qué te refieres? —interpeló el profesor Kim, sin apartar la vista del monitor.

—«Refieres». A que, durante los examenes, el profesor Hwei lucía abatido. Pero ahora está mejor. ¿Qué fue lo que pasó?

—MinHo, no puedes involucrarte en la vida privada de los maestros.

—«Maestros». Tengo una teoría —MinHo se acercó más al profesor Kim—. La directora Ahn le chupa la sangre, porque ella es una vampira. Así, ella rejuvenece y tiene energías para pelear contra TvN, el Ministerio de Educación, y el resto de sus enemigos: los alumnos de Sevit.

—La directora Ahn tiene dinero para mantenerse joven. No es necesario chupar la sangre de nadie.

—¿Hablan mal de la directora?

MinHo y el profesor Kim saltaron por la aparición abrupta del profesor Hwei detrás de ellos, quien, con su varilla, oscilaba entre intenciones de querer golpearlos.

—Solo estamos riendo —el profesor Kim regresó a su planificación—. Tampoco hablamos mal de ti. No se altere.

—Hm... —El profesor Hwei miró a MinHo con sospecha, quien asentía a cada afirmación del profesor Kim. Aun cauteloso, el profesor Hwei movió su varilla—. Es importante que mantengan sus respetos a los superiores, en especial en la posición en la que se encuentran ahora.

—«Encuentran ahora». ¿Qué? ¿Cómo victimas? —bromeó MinHo.

El profesor Hwei le dio un varillazo en la cabeza.

—Profesor Hwei, podría, por favor, dejar de distraer a MinHo —pidió el profesor Kim, sin apartar la mirada del monitor—. Sabe que tiene problemas de concentración.

—«De concentración». Y de aprendizaje —concordó MinHo.

—Ponerlo a corregir examenes no le será un mejor estudiante, profesor Kim —apuntó el profesor Hwei.

—Son solo mis métodos de enseñanza.

—Debería tener una mejoría de ellos, entonces. Puede afectar a la reputación de la escuela.

—¿«Reputación de la escuela»? —MinHo intervino—. Los delegados de Sevit dicen que la reputación cayó por culpa de los de tercer año.

El profesor Hwei miró a MinHo, ofendido. —¿Y tú cómo sabes eso? Las reuniones de delegados y del Centro de Estudiantes son absolutamente confidenciales.

—«Confidenciales». Estaba afuera del aula.

—No son preocupaciones que debas tener, MinHo —el profesor Kim hizo un amago con sus manos, fijándole la mirada, finalmente—. Es un tema de promedio, no un problema personal.

—«Problema personal», pero- ¿es verdad? —MinHo miró a los dos maestros, en busca de respuestas—. ¿Puede afectar la reputación de Sevit por mis malas calificaciones?

—Sí.

—No.

Ambos profesores contestaron sincrónicos, demasiado decididos como para dejar a MinHo confundido. Él intercaló su mirada entre ambos, en la espera de que desarrollaran la idea.

El profesor Kim solo suspiró, resignado. —Quiero que entiendas, MinHo, que no es tu responsabilidad la reputación de Sevit.

—«Reputación de Sevit...» —MinHo no entendía muy bien, porque el profesor Hwei lucía como si aquello fuese una mentira total. Le fue inevitable a MinHo hacer un repaso mental de su estadía en Sevit, de las veces que se sintió como una carga: entre becas otorgadas por la escuela, entre el financiamiento de una psicopedagoga personal para ayudarlo a tener una mejor adaptación académica en al exigente escuela, e inclusive el techo y la comida que el White Tiger en su momento tanto enfatizó en sacarle en cara. MinHo sí es que había cometido muchos problemas ahí—. Pero- igual el profesor Hwei tiene razón: me he metido en muchos problemas. Especialmente este año. O sea, inclusive llegaron del Ministerio de Educación para intervenir porque he sido una gran molestia.

Como todo lo que decía en voz alta, pronunciarlo le hizo sentir un poco más deprimido. Ninguno de los dos maestros refutó en primera instancia, aunque MinHo no podía pensar demasiado en eso cuando, como cada que pronunciaba algo, las ideas llegaban hacia su cabeza.

Media hora más tarde, MinHo corrió hacia el club. El Real King debería de estar en el gimnasio junto a Bang Chan, practicando la coreografía para las regionales. Mientras, MinHo aprovecharía la instancia dentro del White Tiger.

Los chicos estaban en el interior, elongando. MinHo lanzó su bolso a un lado, fue hacia el equipo de música, reprodujo Dirrty de Christina Aguilera y se movió entre los chicos.

—Ya saben como hacerlo, se saben la coreografía. Iré uno por uno corrigiendo los macro detalles de su incapacidad de baile —informó MinHo, y caminó hacia JiSung para jalarlo del brazo—. Comienzo contigo, bombón.

Lo jaló hacia el pasillo, sin muchas oposiciones por parte de JiSung.

—Sabía que algo se me pasaba por alto. Tuve la iluminación máxima —explicó MinHo con rapidez—. Todos apelamos al cambio de horario de Ahn que hizo a ambos clubs chocar, pero ahí no fue el problema: fue cuando me citaron con el subsecretario del Ministerio de Educación. Lo que debemos hacer es- ¿me estás escuchando?

Los ojos de JiSung estaban demasiado dilatados, sorpresivo. Demasiado aguados y grandes que podían formar esferas completas, en la espera de que MinHo hiciera algo.

—¿Quieres bailar conmigo? —preguntó JiSung.

—«A bailar-» ¡Presta atención! —MinHo le golpeó la cabeza—. Ninguno de aquí le ha tomado el peso que estuve en una reunión con el subsecretario, donde avisó que alguien denunció las protestas que hice. ¡Tenemos un denunciante!

El golpe ayudó a JiSung para salir de la ensoñación, quien cayó con rapidez en cuenta de las palabras de MinHo para, igual de emocionado, golpearle el brazo.

—¡Tenemos evidencia!

—«¡Tenemos evidencia!» ¿Y cómo la conseguimos? Ah, ¿nos contactamos con el subsecretario?

—¿Qué? No. Te delatarán si es que intentas llamar. Tenemos que ir a la fuente. —MinHo se había sentido tan tonto por demorar en caer en cuenta, mientras que JiSung captaba tan rápido.

—«A la fuente». ¡Pero no sabemos quién denunció!

—Pero sabemos que salió de Sevit.

—«Salió de Sevit» —MinHo repitió, como si fuera obvio—. Okey- claro, ¿cómo no se me ocurrió? ¡Vamos!

—¡Pero! —JiSung se dejó arrastrar cuando MinHo lo tomó de la muñeca para llevarlo al edificio principal—. ¡¿No que tenemos que ensayar para el Dance Revolution?!

Cierto. MinHo cambió la ruta de regreso al club.

—Y no me harás- ya sabes, clases particulares y esas cosas.

JiSung había murmurado lo último, y chocó con MinHo cuando él frenó de pronto. MinHo miró a JiSung con burla tras soltarlo.

—«Esas cosas». Ja. JiSung, ni con muchas clases lograrás bailar de forma decente.

—Pero... —JiSung bajó sus hombros—, pero me he esforzado...

Prioridades.

Después de un tránsito del ensayo para el Dance Revolution, donde MinHo golpeó severas veces su cabeza contra la pared, continuaron con las prácticas otorgadas por la coreografía que poco a poco construían la rutina entregada para la competencia regional.

MinHo ni siquiera sabía por qué era el seguimiento, aun cuando esa tarde el equipo de TvN ni siquiera apareció. Chaeryeong aun lucía perturbada por sus comentarios que creían dentro de una paranoia colectiva que investigaban sus dichos, solo para tener a MinHo bromeando con la situación, apelando a cómo JiSung trató la situación de Chaeryeong como un "sesgo por su corazón roto".

Sin embargo, MinHo no bajaba la guardia. Aquel eslabón perdido de los hechos le generó una nueva contención alrededor de sus ideas. Que la citación que tuvo con el subsecretario fuese el algo que faltaba lo dejaba aun más a la deriva, en especial porque era traer al presente cosas de esas semanas que ni siquiera se dedicó a tomarle el peso.

Los sucesos en el nuevo ciclo transcurrieron con rapidez, y de haber pasado por un cuadro de acoso escolar masivo fue mucho más subversivo en bajar el perfil antes que tomar el real peso a lo que fue. MinHo fue atacado por distintas partes, en distintas dimensiones, solo para proteger el Real King. ¿Cómo demonios soportó tanto?

Inclusive tenía miedo de hacer algo en ese momento. Como grupo pactaron no realizar intervención, pero tener un instrumento a su favor que podían utilizar durante la investigación de TvN en contra de Sevit era un arma letal. No es como si MinHo quisiera tener un Macguffin para hacer su semestre más entretenido, pero en la cantidad de problemas que se ha metido, le impresionaba a él mismo no haberse deprimido tanto como cualquier persona normal lo haría.

Bueno, MinHo no era una persona normal. Sin poder leer más de tres oraciones o poder formar pensamientos reflexivos sin la necesidad de expresarlos en voz alta, le volvía una persona complicada.

El martes en la mañana, muy temprano, MinHo esperaba a JiSung en el club. Los espacios estaban disponibles, y el espacio donde se dedicaban a ensayar estaba pulcro y vacío, de no haber sido utilizad hace demasiado tiempo por parte del Real King. A MinHo le entristeció eso- no poder bailar tanto por preocuparse por cosas que eran irrisorias y que se escapaban de sus manos. Si él hubiese tenido una personalidad mucho más pasiva, tal vez se habría dejado llevar por el rebaño y ser un borrego más. No obstante, él no era un borrego: él peleaba guerras que tenían la posibilidad de ser salvadas, aun cuando el sufijo de la victoria no caería en él en la totalidad.

«Wow —MinHo se sorprendió por aquellos pensamientos—. ¿En qué momento cambié tanto?»

Porque, ¿por quién estaba esperando, tan temprano, en el club? Era martes. El sol amanecía más temprano, pero aún faltaba cerca de dos horas completas para que comenzara la jornada. Él usaba su pijama porque tenía demasiado sueño como para querer cambiarse. Y, lo más importante, estaba esperando a alguien.

Cuando JiSung ingresó al club, vestido con el uniforme y su chaleco de lana (esta vez azul marino, muy lindo), sonrió.

—Tengo las llaves.

—«Las llaves». ¿Por qué hacemos esto? —preguntó MinHo, sin embargo.

JiSung miró hacia el pasillo antes de entrar al club y cerrar la puerta tras él. —¿De qué hablas?

—«Hablas». ¿Por qué hacemos esto? Digo- ¿Por qué buscaremos quién hizo la denuncia? —preguntó, desentendido—. Hace dos días que pactamos como grupo que nos quedaríamos callados, pero tuve la necesidad de decirte que teníamos esta cosa- la denuncia. ¿Por qué lo dije?

—Porque supongo que era un recurso bueno para tener de nuestro lado —argumentó JiSung, mientras se encogía de hombros.

—«Nuestro- de nuestro lado». Estamos robando los planos de la Estrella de la Muerte, pero no somos una rebelión que tenga que ingresar ahí, ¿me captas? ¿Qué beneficio nos trae conocer quién hizo la denuncia?

JiSung bajó sus hombros, pareciendo también caer en cuenta de aquel razonamiento. En una de sus manos tenía el juego de llaves para abrir la oficina de la directora Ahn, quien solo él sabe cómo las consiguió. MinHo terminó por suspirar, abatido.

—¿Tenemos que seguir peleando? ¿O cuándo se deja de pelear?

—¿Crees que esto es una pelea? —JiSung preguntó—. Es- digo, es nuestro derecho. ¿No? O tú derecho. Fue una denuncia de que te estaban censurando. Alguien de tu lado.

—«De tu lado». Pero- no entiendo. ¿Por qué hay bandos?

—¿Te vas a arrepentir ahora? Tengo las llaves —las sacudió, impaciente.

—«Las llaves». ¿Y tú por qué me secundas? Puedes simplemente pasar desapercibido y no hacer nada. —De forma dramática, MinHo se tomó la cabeza—. Ay- mis pensamientos... muchas reflexiones... ay.

—Vamos —JiSung terminó por golpearle con las llaves—. No es para que te arrepientas ahora. Solo veremos quién envió la denuncia y nos iremos.

—¿«Nos iremos»? —MinHo dudó—. O sea, ¿solo nosotros dos sabremos de esto?

—Obvio. ¿Acaso quieres pasar por un castigo cedido por RyuJin?

La forma en la que JiSung se expresaba dejó a MinHo ligeramente colgado, impresionado por la facilidad y el notorio cambio en su tono de voz junto a la expresión desde la primera vez que lo conoció- carajo, desde que incluso ambos estuvieron metidos en ese conteiner aplastando cajas de leches. Como MinHo decía que había cambiado, JiSung también lucía una nueva versión de él que MinHo no esperó toparse.

Si es que esperaba un compañero de crimen, claro que ese sería Yeji. Ella siempre ocuparía su lugar. Sin embargo, ¿JiSung? Vaya, ese era un giro de trama.

—«Cedido por RyuJin...» —MinHo repitió, lento—. Tú tampoco sabes por qué lo hacemos, ¿cierto?

No sabía si es que debía de tener respuesta explícita, pero MinHo se conformó por el encogimiento de hombros que JiSung, honesto, soltó.

—Yo creo que, quien tiene conocimiento, tiene poder —afirmó JiSung—. Si desconocemos, aunque sea un poco, sobre toda la situación en la que estamos metidos, entonces podremos estar en un gran aprieto. La ignorancia es lo que condena.

—«Lo que condena. Condena». Pero tú saldrás invicto, hagas lo que hagas —discutió MinHo, mientras se acercaba a JiSung—. Podrán atraparnos ambos in fraganti dentro de la oficina de Ahn, y solo yo resultaré expulsado.

—Claro que no. Yo estaré ahí.

—«Estaré ahí». ¿Y qué? ¿Eso hace una inmunidad compartida o algo así?

—Ay- MinHo, ¿quieres ponerte cursi? —impaciente, JiSung lo jaló de la muñeca para querer salir de ahí—. Estar los dos en esto juntos nos hace sentir menos miserables, en especial porque ninguno quiso estar por voluntad propia. No podemos olvidarnos de eso: ninguno quiere estar. A los dos nos coercieron-

—¿«Coercieron»?

—Para estar metidos en este embrollo. Estamos juntos en esto.

Demasiado cursi para MinHo, e inclusive JiSung quiso reír antes de jalarlo fuera del salón. Aunque MinHo aun vacilara de la decisión, se dejó llevar por JiSung hacia el edificio principal, recalcando sus estúpidas palabras una vez más.

Seis de la mañana, la gente no transitaba. Las puertas de los pasillos estaban abiertas por limpiezas matutinas, por lo que nadie los vio caminar hacia la oficina de la directora Ahn.

—¿Cómo demonios conseguiste las llaves? —preguntó MinHo, mientras JiSung abría la puerta.

—Bueno, ser primer lugar te entrega ventajas.

—«Ventajas». Competencia desleal.

—Y que lo digas.

Al ingresar, sintieron una brisa de frío al interior, sin saber si era psicológica o real. Todo estaba pulcramente ordenado, con el bonsai sufriendo sobre el escritorio, todo tan perfectamente calculado.

—Veré mis registros —informó MinHo, aproximándose al primer cajón que vio.

—Enfócate, idiota.

—«Idiota». No puedo, estúpido. ¿Cómo se supone que buscamos?

—La denuncia.

—«Denuncia». Si sé, idiota, pero-

—Entonces, ¿para qué preguntas?

—«Preguntas» ¡Quiero decir! Buscamos una denuncia, pero- ¿qué es una denuncia?

—¿Disculpa?

—«Disculpa». Digo, es algo más etiológico —MinHo se apoyó en el mueble de los registros estudiantiles—. Una denuncia pudo ser un llamado de algo en contra, pero si lo hablamos de algo físico a lo mejor es un papel. Pero, ¿qué pasa si fue por internet o-

JiSung se golpeó la frente de forma abrupta, frustrado. —¡La denuncia pudo ser online! Carajo- me estoy juntando demasiado contigo que se me olvidan las cosas obvias.

—«Cosas obvias». Pero tengo una amiga que le gusta hackear las cosas.

—Ah, olvídate. No vamos a hackear el correo de la zorra de Ahn para buscar la denuncia.

—«La denuncia». ¿Por qué no se te ocurrió antes?

—¿Por qué no se te ocurrió a ti antes?

—«Antes». Yo te seguí a ti —le susurró mientras se acercaba.

JiSung comenzó a revisar los papeles sobre el escritorio, notando que solo era más papeles referentes a la administración. MinHo le siguió, aburrido, y paseó sus dedos entre los lápices del lapicero.

—Oh. —Un pensamiento travieso pasó por la cabeza de MinHo—. ¿No has tenido, alguna vez, esos pensamientos traviesos?

—A lo mejor hay algún pendrive o tarjeta de memoria en el Bonsai —murmuró JiSung, mientras metía sus dedos en la tierra del macetero—. ¿Pensamientos tipos como qué?

—«Como qué». No sé, por ejemplo, no hay cámaras de seguridad en la oficina. Podrías con facilidad besuquearte con alguien acá-

JiSung movió sus manos del impacto, haciendo el pobre Bonsai caer al suelo.

—Se cayó el Bonsai.

—¡¿Cómo es posible que lo primero que se te venga a la cabeza es eso?! ¡¿Eres un degenerado?! —le gritó JiSung, rodeando el escritorio para recoger el Bonsai y la tierra.

—«Degenerado». Solo es un pensamiento intrusivo. Digo- incluso arriba de aquí —apuntó el escritorio—, puede ser como en los doramas.

—¿Doramas? —JiSung sentía que perdía la cordura colectando la tierra del Bonsai para regresarlo a la maceta—. ¿Me hablas de doramas?

—Doramas. Tú solo vas, y empujas todo lo que hay sobre el escritorio —simuló MinHo—. Y después, estampas a la persona arriba del escritorio. Ah, Yeji estaba viendo un dorama parecido.

JiSung reacomodó el Bonsai sobre el escritorio, nervioso. —¿Puedes buscar algo referente a la denuncia, por favor? No tengo intenciones de escuchar tus sueños eróticos.

—«Sueños eróticos». Pero bien lucías queriendo meterte en mis pantalones-

Fue el lapicero el que salió volando, a la par del sonrojo de JiSung.

—¡Deja de hacer eso! ¡Quedamos en que no hablaríamos más del tema!

—«Tema». Del tema, JiSung. Solo te tomo el pelo —MinHo se hincó para recoger los lápices—. Y son solo pensamientos. O sea, no me digas que nunca se te pasó por la cabeza utilizar esos privilegios con alguien.

—Yo no soy un hormonal empedernido como tú.

—«Como tú». Ah~, yo no soy muy hormonal tampoco. Soy un hombre simple que acaba de dar su primer beso.

—Wow, y ya te imaginas azotando a alguien contra el escritorio.

Tras colectar todos los lápices, MinHo lo reacomodó en el lapicero sobre el escritorio, solo para apoyarse ahí. —«Contra el escritorio». Son pensamientos influenciados por los doramas- fantasías. No es como si fuera a pasar, en especial porque no tengo el privilegio de tener llaves de oficinas de la dirección.

—No todo gira al sexo y esas cosas, MinHo. No seas vulgar —masculló JiSung, mientras continuaba buscando algo relacionado con la denuncia, aunque lucía más una excusa para no ver a MinHo a la cara.

—«Vulgar» y tú no seas tan virgen, solo es un comentario porque estamos en confianza —recriminó MinHo—. Digo, ¿no tuviste estos pensamientos con Lee SooJin? Ya que es linda, inteligente, y estabas enamorado de ella-

—Mira, yo no hablo de Lee SooJin —aclaró JiSung de repente—. Ella es un tema del pasado. Ya fue. Sí, primer amor y todo eso, pero está bien donde está: o sea, en el pasado.

La forma tan defensiva hizo que MinHo se sentara en la silla de Ahn y, dudoso, comenzase a mecerse en ella.

—«En el pasado»... ¿Todavía piensas en ella?

—¿En SooJin? —JiSung revisó el librero de Ahn—. O sea, lo normal, supongo. Nos seguimos en Instagram y algunas veces me aparecen noticias referente a ella. Creo que la última vez que hablamos fue cuando apareció TvN en la escuela.

—«En la escuela». Así que, no han perdido el contacto.

Nop, somos amigos.

—«Amigos». Entonces, ¿cómo superas a alguien si no dejas de hablarle? —cuestionó—. Puedes decir que no te gusta, pero aun hablas. ¿No te siguen apareciendo esos sentimientos? Como cuando te manda un mensaje y esas cosas.

Seh, supongo.

MinHo dejó de mecerse.

—¿«Supongo»? —MinHo no entendía—. O sea, ¿sigues enamorado de ella?

—No es que siga enamorado, pero es difícil superar a alguien que te impactó tanto. —Finalmente, JiSung se atrevió de ver a MinHo a la cara—. Digo, si no la superé mientras estaba de novia con SeungMin, ¿en serio la superaría después?

—«Después». ¡¿Sigues enamorado de ella?!

—No enamorado, pero... No sé, primer amor. No creo ser tan fuerte si es que ella regresa, sinceramente.

—«Sinceramente» no creo que iría contigo —se apresuró en decir MinHo—. Fue novia de SeungMin, ¿no te parecería que...?

Pero el disgusto se colocó en la boca de MinHo cuando vio la sonrisa de JiSung esbozarse, una mucho más íntima y emocionada, cargada de complicidad.

—¿Puedes mantener un secreto? —preguntó JiSung. MinHo negó—. Mi primer beso fue con ella. Fue de despedida.

Claro que se lo esperaba. MinHo no sabía por qué en primer lugar se metió en esa conversación, pero esperaba esa respuesta en JiSung.

«Es decir, no luce como alguien quien no fuese besable», pensó MinHo.

«...»

«Mátenme».

Sin embargo, no hubo tiempo para apelación. El murmullo del pasillo hizo que JiSung y MinHo intercambiaran miradas de pánico.

—Debajo del escritorio —ordenó JiSung.

MinHo hizo caso enseguida, justo al tiempo en que la directora Ahn ingresaba a la oficina.

Tras ver a JiSung parado en la mitad de la oficina, frunció el ceño.

—¿Qué hace acá? —preguntó la directora Ahn—. ¿Cómo ingresó?

—Estaba abierto —dijo JiSung—, y fue usted la que... Usted me dijo que nos juntásemos antes de la jornada.

—¿De dónde sacas eso? —la directora Ahn se encaminó hacia el escritorio para dejar su bolso sobre la superficie—. No te lo he dicho, Han.

—Me lo dijo —reafirmó JiSung, seguro de sus palabras—. Ayer durante la cena en el comedor. Me dijo que nos juntásemos antes de la jornada escolar porque quería ver un tema de la reunión conmigo.

—Nunca te dije eso.

—Me lo dijo —insistió—. No sé de qué reunión me habla, ni por qué era tan temprano. Pero acá estoy, convocado.

JiSung hizo un amago con sus manos para demostrar la situación. Él, parado ahí, mientras intentaba juntar toda su fuerza para no mirar hacia el escritorio.

La directora Ahn negó de nuevo. —No habría razón para haberte pedido que vinieras.

—Era por opinión estudiantil —elaboró JiSung—. Como era el representante de los estudiantes, usted quiso que yo estuviera presente. Para hacerlo transparente.

—¿Qué cosa? —Ahn se cruzó de brazos.

—La reunión.

—¿Cómo sabes que tenemos una reunión agendada para hoy?

—Porque me lo dijo ayer —repitió—. Por eso estoy acá. No tengo idea de qué trata la reunión ni por qué me convocó, pero aquí estoy.

La directora Ahn no era estúpida, y lucía capaz de sacar en JiSung verdad por mentira. No obstante, pareció negar y reacomodar sus gafas.

—Estoy perdiendo la cabeza... —murmuró la directora Ahn—. Completamente.

—¿Quiere que le sirva un vaso con agua?

—No. Lo siento, Han. No te necesito ahora. Lamento haberte hecho venir tan temprano. Puedes retirarte.

La directora Ahn corrió la silla para sentarse, pero JiSung se aproximó hacia ella con rapidez.

—De hecho, aprovechando esto- me gustaría hablarle de un pacto que hicimos en el grupo de animadores.

La directora Ahn quedó congelada, y MinHo sintió su estómago caer al suelo. «¿Qué está haciendo este...?»

—¿Pacto? —preguntó Ahn—. ¿Qué clase de pacto?

—Uno de silencio —informó, seguro—. Ninguno hablará con Kim RyooNah.

Pareciendo comprender el punto, Ahn asintió. —Sí, tiene sentido. Buena estrategia-

—El pacto de silencio fue porque no todos manejan la misma información, porque no sabemos qué es lo legal y prohibido a comentar —argumentó JiSung—. Al tener esas contradicciones, alzan las sospechas. En especial porque han presionado mucho sobre un tema.

—¿Y cuál sería?

—La denuncia del subsecretario de educación, luego de la protesta que MinHo realizó.

MinHo quiso besar (metafóricamente) a JiSung en ese instante al notar el plan, por lo que sacó su celular del pijama para despertar a Chaeryeong y ella los ayudara a salir de ahí.

Ahn pestañeó con desconcierto. —¿Qué denuncia?

—La denuncia —rectificó JiSung, y se palmeó la frente—. Ah- disculpe, es que me lo comentó MinHo también que estuvo en esa reunión con el subsecretario. No sé si era secreto si es que Kim RyooNah también lo mencionó.

—¿Y qué quiere saber de eso, Han?

—Quién denunció.

Directo al grano. MinHo ni siquiera pensaba por qué demonios JiSung le dio por hacer un pacto si es que él mismo lo iba a romper. Sin embargo, no quiso recriminar, solo continuó bombardeando a Chaeryeong para que despertara y los sacara de ahí.

—Joven Han —la directora Ahn se acercó a JiSung—. Me gustaría recordarle que no tiene el mejor antecedente como para preguntarme esas cosas. Tengo mi derecho de sospechar de su curiosidad.

—Es legítima —concordó JiSung—, como también tener consciencia de quién generó esa denuncia. Vasta es mi intervención, pero también legítimo que queramos proteger todo el caso de coerción y conspiración de aquellos que son capaces de denunciarnos. Todos saldremos perdiendo si sale a luz, directora Ahn, tanto sus decisiones, como nuestras acciones.

La directora Ahn sonrió, complacida de la sinceridad espontánea de JiSung, y le palmeó el hombro.

—No tiene por qué preocuparse de eso, Han. Ya me hice cargo.

—¿Sabe quién fue?

—Exacto.

—¿No puede informarnos?

—No tendrán que preocuparse. No estará para el nuevo semestre.

—No pudo ser alguien del club, ¿cierto? —JiSung sonrió—. Debilitaría al equipo. Ya hemos avanzado demasiado en la rutina como para perder a uno.

—Oh, no. No fue un estudiante. Eso dejaría muy mal parado a Sevit, ¿sabe? Nosotros nos hacemos cargo de los alumnos, por lo que Sevit habría tenido que haber tomado la denuncia como propia más que individualizar al estudiante.

—Si no fue un alumno, ¿fue un profesor?

—No debe hacerse el sorprendido, Han. —De nuevo, la directora Ahn le palmeó el hombro—. No es algo que tenga que preocuparse. Le prometo que su educación no estará en juego.

—Depende del profesor, sinceramente. No sufriría demasiado si es que la maestra de Artes se va.

—Le aseguro que, para el segundo semestre, usted tendrá el mejor profesor de matemáticas.

El bombardeo de mensajes de MinHo se detuvo ante el dicho, totalmente en pánico y asustado.

«Va a despedir al profesor Kim», concluyó MinHo, mientras las náuseas subían hacia su boca.

Sin embargo, la fuerte alarma sonó en el pasillo, y los rociadores se encendieron en la oficina. La directora Ahn graznó una fuerte maldición.

—¡Lee Chaeryeong! ¡Por un demonio! —bramó, saliendo de la oficina—. ¡¿Dónde estás, pequeña mocosa?! ¡Es muy temprano para esto!

MinHo salió debajo del escritorio, y junto a JiSung huyeron enseguida de ahí. Tras doblar en el pasillo, se metieron en el primer armario de conserje que vieron.

No podía ser. No podían despedir al profesor Kim. Si es que MinHo tenía razones para quedarse, el profesor Kim era... Bueno, no una razón, pero sí alguien que ha aligerado la carga dentro de Sevit demasiado. Carajo, la situación era del todo injusta, y la impotencia se quedó trancada en su garganta cuando, tembloroso, le preguntó a JiSung:

—¿Qué hacemos?

Aunque el armario estaba oscuro, se podía observar la mueca de JiSung. —¿Disculpa? ¿Qué quieres hacer?

—«Hacer». Algo, lo que sea. Convence a Ahn usando tus influencias místicas o qué sé yo.

—¿De qué mierda hablas? No puedo hacer tal cosa. Ella ya tiene la decisión tomada.

—«Decisión tomada». Entonces, ¿dejaremos que lo despidan?

—No podemos interferir en decisiones administrativas. Lo que a nosotros nos importa es saber que fue el profesor Kim quien denunció.

—«Denunció- denun- denunció». ¿Y qué más? —insistió MinHo—. Dijiste que el conocimiento es poder, pero no sirve si no vas a hacer nada con ello. ¿Qué hacemos ahora? ¿Qué plan tienes?

—No tengo ningún plan para salvar al profesor Kim de esto.

MinHo, decepcionado, bajó sus hombros tanto como su emotividad. —«De esto...», ¿aun nada?

—No. Nada. Sabemos lo que quisimos, pero no podemos interferir en las decisiones que Ahn ya tomó.

Claro que era una pena, que también bordeaba la injusticia. MinHo quedó en silencio por un tiempo prolongado, queriendo pensar si es que saber esa información antes de clases era la mejor idea. La injusticia que bordeaba todo no hacía más que pensar y creer que, la verdad, había sido su culpa.

«Si no hubiese hecho esa protesta... —pensó—. Si no hubiese sido una molestia...».

Sintió en la oscuridad a JiSung acariciarle el brazo. —Ve al dormitorio y colócate el uniforme, que tenemos clases.

—«Tenemos clases». Ni siquiera tengo ganas de asistir.

—No te sientas mal. Piensa que el profesor Kim tendrá un buen currículum tras haber trabajado en Sevit —intentó consolar JiSung—. Cualquier lugar es mejor que estar acá.

Eso no aliviaba a MinHo del todo.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

MinHo es el real "no es un chico malo, solo quiere ser él mismo".

¡Gracias por leer!

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