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Centro de Rehabilitación Lee Know

Capítulo 31

Centro de Rehabilitación Lee Know

"Destacado en la lista de las cosas que he hecho,

Todo el resto de mis crímenes no se acerca

A la expresión en tu rostro cuando te dejé ir.

(...)

Ahora estoy buscando en cada lugar solitario,

En cada esquina gritando tu nombre.

Intento encontrarte,

pero simplemente no sé a dónde van los corazones rotos."

Where do broken hearts go; One Direction.

JiSung conocía el dolor.

(El primer dolor era el físico, por supuesto, pero como a él no le gustaba hablar de eso, seguiremos con el siguiente).

El dolor lo remarcó a sus humildes dieciséis años, donde a tan corta edad él pudo decidir, sin antecedentes de dramatismo, que el corazón roto era uno de los peores dolores que alguien pudo pasar.

El registro del corazón roto estaba en todas partes. Lo encontrabas en la literatura, en el cine, en las canciones, en los relatos, en la familia. El corazón roto era un fenómeno trascendental, común y agónico, tan natural que se vinculaba con los duelos que una persona pasaba ante la pérdida de alguien. Un duelo era un corazón roto. Un corazón roto era una pérdida.

El dolor estuvo presente cuando notó que él no era suficiente, que el amor era natural pero caía con dolo. Lee SooJin fue hacia SeungMin con la misma intención que JiSung tenía hacia ella, con la misma proyección e ideas en torno al amor romántico que lo mantuvo en vela, culpable, con los sentimientos en su garganta y la expresión en sus ojos. Como JiSung era una persona curiosa, le era inevitable no preguntarse por qué la debilidad estaba en el contacto visual, y si es que ahí era el reflejo de toda trascendencia, común y agonía que era el corazón roto.

Lee SooJin escogió a SeungMin, porque él es atlético, inteligente, con un buen sentido del humor, y devoto ante quienes él consideraba su prioridad. Por otra parte, JiSung era perezoso, sabiondo y callado, cauteloso ante la gente de su rededor porque no tenía interés de más. JiSung era alguien que le gustaba estar en soledad, de crianza vieja por vivir con sus Yayos, capaz de traer sus más profundos recuerdos hacia sus pesadillas y, desde la profundidad, indudablemente inseguro.

Él se escondía en el intelecto, junto con toda la obviedad. JiSung era el primer lugar en Sevit porque era fácil estar ahí- porque era lo que él rendía. Evitaba ver su cara en la propaganda de la escuela porque no se soportaba ver por demasiado tiempo, y a veces incluso miraba más la cara de SeungMin para detallar cada belleza de su mejor amigo que generaba que las personas se sintieran atraídas a él.

Lee SooJin escogió a SeungMin porque él tenía algo que JiSung no. Un rostro más lindo, más atlético, inteligente y devoto. JiSung, por otra parte, solo vio cómo su amiga se iba con su amigo, quedando desplazado dentro de aquella burbuja que los generaron construida de intimidad.

Por lo que, el dolor de la felicidad cuando SooJin y SeungMin terminaron lo perturbó por bastante rato.

La ruptura era sensata. Relación a distancia y a tan jóvenes- nadie lo quería. A nadie le gustaría pasar por eso, por lo que los dos terminaron y JiSung fue la persona más feliz del planeta durante cuatro días. Tan doloroso ver a su mejor amigo triste, pero tan contento por el beso que SooJin le dio de despedida le mantuvo en un gran conflicto interno en donde ni siquiera sabía por dónde empezar a desarrollar un discurso de culpa.

Pero estaba contento.

En síntesis, tras haber pasado por todo aquel malestar de su corazón roto, de saber lo que era un corazón roto, y de haber sobrevivido al corazón roto, JiSung llegó a una sana conclusión:

Él no estaba pasando por un corazón roto.

¡No! ¡Claro que no! Lee SooJin era incomparable, única en su especie. Ella dejó a JiSung tan marcado que el resto era netamente banal. JiSung no iba a volver a pasar por ese corazón roto.

Por eso, a dos semanas de las regionales, JiSung se levantó a las nueve de la mañana. Elongar era una buena actividad, y más era cuando el sol lo acompañaba, por lo que abrió las persianas sin importar a cuántos podría molestar, y comenzó a elongar.

SeungMin se tapó el rostro con la almohada, Felix graznó de horror, y HyunJin simplemente no se movió.

¡Fantástico!

—¿Qué está mal contigo? —le preguntó SeungMin a JiSung, con la cabeza escondida bajo la almohada—. ¿Te caíste de la cama?

JiSung no respondió a primera instancia. Debía de calentar su cuerpo- prepararlo. Él iría a correr alrededor de Sevit porque el ejercicio ayudaba al cerebro, y como Elle Woods dijo en Legalmente Rubia: las endorfinas producen felicidad en el cerebro, la gente feliz no mata a sus esposos.

—Haré ejercicio —informó JiSung, mientras saltaba y agitaba sus brazos—. Tengo todo un circuito planeado. Ya sé lo que haré, donde iré y cómo lo haré. Calentaré antes del ensayo con Sharon. Iré a correr. Después, ensayaré la rutina doce veces para estar con la mayor determinación con Sharon —dejó de saltar y, victorioso, alzó sus brazos—. Esta vez seré yo quien lance a alguien.

JiSung cayó luego de que Felix le lanzara su figura de Eren Jeager a la cabeza.

Los corazones rotos eran cosas del pasado, más si era alguien que no valía la pena. ¡MinHo no valía la pena para sentirse mal! Lee SooJin era una investigadora, icónica dentro de la generación, produciendo grandes olas de conocimientos que beneficiaba al mundo académico; ella era una estrella.

¿Y MinHo? ¿Un terco ecolálico, que humillaba a JiSung por la forma en la que bailaba? ¿Que era llevado a sus ideas, sin pensar en nadie más? ¿Metiéndose en luchas ajenas? ¿Eso era MinHo?

La atracción fue una mera ilusión. Caer por alguien descarrilado era indigno, más para el tipo de persona que era JiSung. Él la llevó demasiado tiempo sintiendo lástima cuando, en la realidad, él no lo merecía.

¡No lo merecía!

—¿Esto tiene que ver con tu crisis por MinHo? —preguntó SeungMin, sin salir bajo su almohada. JiSung se recompuso enseguida del suelo para continuar con su calentamiento—. Hasta ayer viste religiosamente Lilo & Stich, ¿y ahora haces ejercicio? En serio, hombre, ¿te caíste de la cama?

—Tuve una develación —contó JiSung, mientras subía y bajaba el sofá—. Una muy grande. Mis Yayos vinieron del más allá y me dijeron: "eres mejor que esto". Anoche recibí un mensaje de mi madre- como se enteró que no podría salir de Sevit, quiere venir previo a las regionales.

—O sea, esta semana.

—Y me dije a mi mismo: "mismo, mi madre te verá un poco raro, y te preguntará sobre lo que te pasó, y tú le contarás. ¿Esto es lo que querrás contar?" Una pregunta retórica muy válida, si lo piensan fríamente. Porque mi madre trabaja en la embajada de la ONU, ¿lo sabían? —preguntó a Felix y HyunJin.

—Está en tu puta biografía de Wikipedia, motherfucker —quejó Felix, somnoliento. HyunJin solo roncó.

—Mi madre trabaja en la ONU. Mis abuelos son ridículamente millonarios. Tengo una vida hecha y derecha porque, además, yo soy absurdamente inteligente- es decir, ¡soy el primer lugar! —cayó en cuenta—. ¡El primero! En la mejor escuela de toda Asia, yo soy el número 1. Tengo el récord de ser el primer lugar desde primer año.

Ninguno podía decir algo, mucho menos cuando JiSung fue al terrario de HyunJin, sacó a Jiniret, y comenzó a subir y bajarlo mientras realizaba sentadillas- como si fuese una pesa.

—Soy la persona más inteligente de esta escuela, y estoy pasando mis últimas vacaciones de verano sufriendo por el último lugar, ¡ja! ¡¿No es eso estúpido?! ¡¿Loco?! ¡¡¡¿Irrisorio?!!!

Una vez más, subió al sofá, y sacudió a Jiniret.

—¡Yo soy Han JiSung! ¡Primer lugar de Sevit! ¡Todo lo que hice fue con justa razón! ¡Y no dejaré que un don nadie me diga lo contrario! ¡Ni siquiera Lee Jodido MinHo!

Era una nueva forma de ver a JiSung. Era un JiSung desistido, atrofiado, bastante optimista como alocado por todo lo que pasó. Era Han JiSung.

Y nadie le diría lo contrario.

Sin embargo, cuando abrió la puerta, pegó un fuerte grito cuando vio a Yeji al otro lado.

Hello —saludó ella, animada. Tenía en sus manos una pequeña ficha—. Estaba juntando el dinero para el transporte a las regionales, ya que miss Sharon se bebió toda la subvención.

—¿La subvención? —JiSung preguntó, extrañado, pero fue hacia el interior de su dormitorio en busca de su billetera.

—Ajá. Como las regionales serán en Daegu, necesitamos un transporte. La señora Bang lo costeó, pero Sharon, como dije, se lo bebió. —Aunque Yeji lucía bastante contenta por la noticia—. ¿Ibas a salir?

—Iba a matarse —completó SeungMin, desde su cama.

HyunJin aun roncaba.

Sin embargo, la sonrisa de Yeji era temerosa. Se veía tranquila, demasiado como para haber perdido a su mejor amigo dentro de la instalación. JiSung sacó con sus manos temblorosas la billetera y, con total ceguera, le entregó su tarjeta de crédito.

—Que paguen con esto —indicó JiSung—. Me lo regresan para el ensayo.

—¡Una tarjeta de crédito! —Algo se escuchaba en el tono de voz de Yeji que le hacía sonar falso, pero JiSung no lograba identificar qué—. Oh, vaya, nunca había visto una de cerca. Qué genial. Eres muy amable, JiSung, gracias.

—No hay de qu-

—Se lo comentaré a la directora, gracias.

«Ahí estaba». JiSung ni siquiera molestaría con el ataque, solo se quedó callado mientras veía a Yeji llenar la ficha con el nombre de Han JiSung e «ilimitado<3» en la colaboración de su nombre.

Y, ahí estaba Yeji. Ella era la única que sabía de MinHo desde que él decidió largarse de la escuela. A JiSung no podía importarle menos, por supuesto, porque él tomó la iniciativa de simplemente ignorar todo el caso MinHo. Lee MinHo no era alguien imprescindible para JiSung, y el corazón roto ha sido más doloroso en otros aspectos que de lo que podía entregar el otro muchacho.

Y, es decir, JiSung podía preguntar por él, ¿no? Independiente de la gran cantidad de mentiras, silencio y cosas que pasaron entre ellos, JiSung podía...

«No, no puedo».

—¿Pasa algo? —Yeji preguntó a JiSung.

JiSung, desanimado, negó.

—¡Genial! —Yeji se encaminó fuera del dormitorio—. Gracias por la tarjeta, JiSung. ¡Nos vemos!

Con el silencio tras el portazo, JiSung arrastró sus pies hacia el sofá y, sin piedad, se dejó caer de cara sobre él.

—¡Soy un imbécil!

—¿Por qué? —susurró SeungMin, decidiendo finalmente levantarse—. ¿Qué hice para merecer esto?

SeungMin caminó hacia JiSung y, sin piedad, lo botó del sofá.

—Escucha, si seguirás con tu lloriqueo, entonces tendremos que poner un par de reglas —aclaró él—. No te soporto. Te juro que no te soporto. Estás sufriendo solo y por las puras. Estás haciendo una inutilidad solo porque eres demasiado cobarde como para enfrentar algo tan estúpido como lo es que te guste un pobre.

—Es más complicado que eso —aclaró JiSung—, no es que solo me guste- es que... Mierda, ¡fui un imbécil! ¡No puedo ni mirar a Yeji a la cara porque ella es una extensión de él, entonces siento que me juzgan de la misma manera!

—Eso es muy sexista de tu parte —comentó Felix de fondo.

—Los dos estábamos tan, pero tan bien que no sé ni cómo pasó todo esto. En un momento, le daba un beso y, en otro, se desata la bomba. Antes la gente no dependía de lo que yo decía —cambió de tema, abrupto—. Antes de venir a Sevit, tomaban mi opinión y palabras como una colaboración, no como un mandato. Desde que llegué a esta escuela que, solo por ser el primer lugar, significa que tengo razón y peso. Pesan mis palabras. Pesan mis acciones. Pesan mis silencios. MinHo no me perdonará porque es terco y... porque no puedo hablarle.

—No, no puedo con esto. —SeungMin se regresó a la cama—. Felix, hazte cargo.

—JiSung... —Felix fue hacia el sofá—. El mundo es más grande que MinHo, ¡supéralo! Hiciste cosas terribles, y está bien, pero si no te vas a comunicar, entonces continúa llorando en silencio. ¡Es fácil!

Y el quejido se volvió a escuchar desde el suelo. Todo el ánimo con el que JiSung despertó terminó por esfumarse, tal como su valentía.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

Lee Chaeryeong conoció a Seo ChangBin cuando ella tenía doce años y él trece. La familia Lee producía muebles de muy buena calidad, y le gustaba realizar pedidos en detalle a clientes frecuentes. El Millonario era un hombre recto, serio, y que era dueño de la mitad de los locales comerciales que rodeaban el local de los Lee. Cuando el Millonario presentó a ChangBin al señor Lee, Chaeryeong se encantó enseguida.

Y el sentimiento fue recíproco. ¡Claro que lo era! ChangBin comenzó a pedir un montón de muebles. El Millonario iba donde el señor Lee para hacer la orden, y ChangBin se escapaba dentro de la casa de Chaeryeong para conocer un poco del encantador estilo de vida con el que ella llevaba.

Luego, cuando ChangBin entró a Sevit, y Chaeryeong no sabía qué hacer con su vida, él se lo propuso:

—Deberías hacer el examen de ingreso —opinó, uno de los tantos escapes al jardín0 mientras el Millonario y el señor Lee veían más muebles—. Tienen un genial equipo de robótica.

—¿Tú crees? —Los ojos de Chaeryeong estaban grandes, con sus cejas alzadas, ligera sonrisa, y un tono de voz suave—. No me quiero esforzar. Eso agota.

—El programa con el equipo de robótica es muy bueno —incitó él—. Además..., te da un buen currículum. Deberías probar.

—Que pereza.

—La gente se esfuerza por lo que quiere, aun cuando solo tiene que probar.

El consejo era útil, aunque luego notaría que era vacío. Chaeryeong rindió el examen de ingreso durante diciembre y, en marzo, ella veía en el patio junto a más alumnos de su edad (y un australiano aferrado a su mochila) su nombre en la lista del aula 1-A, pero solo buscaba con seguridad en la lista de segundo año.

—¡Y entraste!

Detrás de ella, ChangBin sonreía. Lucía orgulloso de verla ahí, tanto que hizo a Chaeryeong sentir vergüenza de ella misma.

—Ajá —dijo, sonrojada—, pero no me esforcé. Solo vine para el equipo de robótica.

—Soy buen amigo del capitán —informó—, haré que entres ahí.

Eso era un lindo detalle, bastante precioso la verdad. Sus padres no estaban seguros de que ella estuviese tan lejos, metida en un internado para gente adinerada. Sin embargo, las becas de Sevit eran bastante flexibles, por lo que tanto la matricula como el arancel era subvencionada el 70%.

—¿Y entrarás sola o también con él...? —ChangBin divagó, sin respuesta de Chaeryeong.

—Es Lee Felix, se hospeda en mi casa cuando no estamos acá —contó ella. Felix, silencioso, agitó su mano hacia él—. Es una sombra, no le tomes en consideración.

—Así que, ¿solo cupo para ti?

—Solo para mí.

ChangBin aun sonreía con orgullo, y Chaeryeong se permitió poder corresponderle. Aunque la gente con dinero era cruel, ChangBin parecía tener mayor contacto con la realidad que el resto de sus compañeros de clases.

La relación floreció en abril, y continuó en el resto de los meses. Sus padre son le creían estar en una relación con el hijo del Millonario, y Felix se las arreglaba para hacer quedar más mal a Chaeryeong frente a sus padres y hermanas. Pero no importaban que no le creyeran, de todas formas, ella era la que estaba enamorada.

Hasta que, durante la primera semana de clases de su segundo año, ChangBin citó las frases exactas que ella escuchó cuando vieron Legalmente Rubia.

—Si seré presidente, me debo enfocar en lo importante. No puedo estar contigo si es que no mejoras tu rendimiento académico.

Lo que trajo consigo un quiebre emocional en el interior del Real King.

—¡¿Pueden creer que me dijo eso?! —lloró ella, mientras RyuJin la consolaba. En el aparto de música que ella misma construyó, sonaba Love is Embarrassing de Olivia Rodrigo con total fuerza. Secó su nariz de los mocos que le caían, y lanzó la caja de pañuelos al notar que estaba vacía—. ¡Más!

—Él no vale la pena —le dijo HyunJin, entregándole otra caja de pañuelos—. Habla gangoso, y es bajo. Nadie se tomará en serio a un presidente que mide menos de un metro setenta.

—¡Me dejó! —lloró—. ¡Me encontró tonta! ¡Tantos años conociéndonos para no valer nada, al final! ¡Nada!

Nada era valeroso, todo era apenado. Era desplazada de lado en distintos lugares, con la fe de tener estima en personas que no pensaban más allá de lo ordinario para ella.

Y desde ahí que el rencor estaba latente, más por el golpe de orgullo y la forma tan deliberada de romper con ella. Parecía como si la situación de los dos no era más que una broma o un pensamiento banal que era para matar el tiempo durante casi un año.

Chaeryeong duplicaría el tiempo que lo conocía para perdonarlo.

Por lo que, cuando luego de un entrenamiento con miss Sharon, ChangBin le pidió la botella de agua, ella lo ignoró deliberadamente.

Y luego, cuando estaban recogiendo las colchonetas para regresarlas al club con el peso muerto de JiSung, y ChangBin se ofreció en ayudarla, ella lo ignoró.

Y cuando estaba con las chicas en el baño, le dijo a Lia que ChangBin creía que la arruga del entrecejo de ella se estaba marcando demasiado.

No sería amable con un idiota traidor que, además, perjudicaba a su grupo de baile.

Así que, cuando el entrenamiento terminó, Chan se excusó con su estudio y Yeji se fue a una entrevista con reclutadores universitarios, el resto decidió almorzar todos juntos en el comedor. El caldo del plato de Lia voló hacia la cabeza de ChangBin.

—Ser malditamente inservible —espetó Lia con rabia—. Vieja estará tu madre. Cobarde y desleal imbécil.

Como el resto no sabía de qué trataba, quedaron colgados. RyuJin siguió a Lia cuando ella se fue del comedor, y ChangBin solo quedó congelado mientras que JeongIn intentaba limpiarlo.

De la rabia, golpeó la mesa.

—¡¿No pueden entender que no fui yo?! —espetó ChangBin, por enésima vez—. ¡Yo no envié los videos! ¡¿Por qué habría de filtrar eso?!

—Complot —consideró HyunJin, igual de rencoroso.

—¡No lo hice! —insistió—. JeongIn y Felix están de mi lado, ¿cierto?

—Ah- no es que esté de tu lado —aclaró Felix enseguida—, pero con el antecedente de JiSung con MinHo, sí puedo poner en duda-

Felix calló cuando JiSung le lanzó su manzana a la cabeza, para luego regresar a su posición inicial de estar recostado sobre la mesa.

Chaeryeong no le creería. No tenía razones para creerle, mucho menos cuando ChangBin la miraba a ella, cansado.

—De verdad que no fui yo —dijo una vez más, cansado—, no tengo razones para sabotear a MinHo, ni hacer un complot contra el Real King. ¡No tengo razones!

—La gente no necesita una razón para ser mala —agregó Chaeryeong—, solo es mala por naturaleza.

—¿Y tú genuinamente crees que lo hice?

Chaeryeong hizo una cruz sobre su corazón. —Por mi vida.

—¡No fui yo!

—¿Y quién fue, entonces? —preguntó HyunJin—. ¿A quién le importaba que pasásemos esto? Puedo dudar de Bang Chan, pero él ni siquiera iba a presentar. No habría tenido sentido.

—En serio no fui yo... —ChangBin lo había dicho tantas veces que ya no sonaba una palabra real—. ¿Cómo puedo hacer que me crean?

—Salta en un pie y canta el himno nacional al revés.

—Son solo juicios de valor —siguió Chaeryeong—. No tienes antecedente de ser buena persona. Eres del White Tiger, aspirante a un fascista presidente de la república. Estar en el grupo no te habría dado una buena reputación- porque sí que te importa la reputación, ¿cierto?

—¿Todos los caminos llevan a mi ruptura contigo? —encaró él—. ¡Esto es serio!

—¡Y lo mío también es serio! —espetó, furiosa—. ¡El día del evento me dijiste que confiara en ti, porque te conocía! ¡No lo hago, ChangBin! ¡Terminaste conmigo de la noche a la mañana porque era demasiado tonta para ti! ¡Y después tu grupito contigo se esmeró en destruir mi único lugar feliz porque también me expulsaron del equipo de robótica! ¡¿Cómo me dices que confíe en ti si no me has dado una razón para hacerlo?! ¡Ningún argumento convincente de que todo esto te importa! ¡Cambias tanto de parecer, de la noche a la mañana, que perfectamente pudiste estar arrepintiéndote en este instante y negar todo lo que hiciste!

ChangBin, furioso, terminó por empujar su plato de comida para levantarse.

—¿Y por qué mierda sigues acá, entonces? ¿Si no toleras nada de esto? ¡¿Si no me crees?!

—¡Porque yo sí tengo sentido de equipo, pertenencia y cariño al prójimo! ¡Que tú seas un corazón de hielo no es problema mío! ¡¿O creíste que estaba por ti?!

—¡Sí si es que me continúas molestando en la reuniones con delegados!

—Esto se volvió personal —notó Yuna, y miró a JiSung—. Haz algo.

JiSung levantó la cabeza de la mesa, miró a ChangBin y Chaeryeong, negó, y volvió a recostarse.

—No, ¿por qué se lo pides a él? —preguntó ChangBin a Yuna, molesto—. ¡Yo soy el presidente! ¡Yo soy quien maneja!

—No sé, JiSung es quien tiende a tener la calma —apuntó ella—, es que tú- bueno.

—¡¿Qué?!

—¡¿Puedes dejar de hacer preguntas estúpidas?! —interrumpió Chaeryeong—. ¡A nadie le importa que seas un estúpido presidente!

—¡¿Cómo no?! ¡De nuevo, a ti te encanta molestarme en las reuniones!

—¡¿Y sabes qué?! ¡Ya no lo haré! —Chaeryeong también se levantó—. ¡No eres más que alguien que no sabe lo que tiene! ¡Que se enfrasca tanto en un futuro ridículo y utópico que no piensa en las cosas reales!

—¡Me largo de este grupo!

—¡Yo también me largo!

Y los dos dejaron el comedor, en direcciones opuestas.

—Esperen —HyunJin rompió el fuerte silencio incómodo que se instauró en el casino, con los otros estudiantes mirando con la misma sorpresa—. ¿Qué demonios acaba de pasar?

Ni como explicarlo, porque Lee Chaeryeong presentaba una cólera que bombeaba como dinamita. De manos temblorosas, de mentón apretado y la inminente necesidad de una amistad. Fue hacia RyuJin, sin interesarle que consolaba a Lia por cualquier superficialidad, y volvió a llorar con Love is Embarrassing de Olivia Rodrigo de fondo.

Mientras, ChangBin solo fue hacia su dormitorio. Chan estaba enfrascado en su estudio, JeongIn continuaba en el comedor, y no había señal de que MinHo quisiera regresar a Sevit. Ver la cama de MinHo le generó culpa, porque si tan solo pudiese explicarse ante él que, efectivamente, no filtró los videos, sabía que el clima del grupo podría calmarse. Eso es lo que haría un buen presidente: encontrar la calma, una medicación de ambos bandos.

Pero ChangBin no podía encontrar mediación. ¿Para qué mierda accedió en entrar a un grupo de animadores? ¿Solo para tener un mejor currículum para la universidad? ¿Es que valía la pena pasar por todo eso solo para entrar?

Porque aquello era lo más parecido a un sueño idílico, o a una falta de respeto. ChangBin estaba constantemente estimando a lo más alto que se olvidaba en qué posición se encontraba en el presente; en cuál era su rol dentro de la comunidad escolar. Las malas acciones caían en él, pero no las buenas acciones porque, ¿al menos tenía alguna buena acción?

Nadie confiaba en él, aun cuando era el presidente del Centro de Estudiantes. Recordó las veces que quiso hacer algo por la escuela y la dirección de Sevit lo rechazó, solo para quedarse al margen y ser nada más que un vocero hacia Ahn. ¿Eso era la política escolar?

¿En serio ChangBin estaba en un grupo de animadores para tener un mejor currículum, cuando él era presidente del Centro de Estudiantes? ¡Él no necesitaba a los animadores! ¡No necesitaba tener ese agregado para entrar a la Universidad Nacional de Corea del Sur, porque él era presidente! Y los presidentes debían de hacer algo.

«—¡Terminaste conmigo de la noche a la mañana porque era demasiado tonta para ti!», había dicho Chaeryeong en el comedor, porque ChangBin estaba planeando su futuro sin pensar con claridad en el presente.

No quería continuar con los animadores, pero no quería que su imagen quedase manchada. ¿Qué podía hacer para eso? ¿Cómo podía remediarlo?

El plan cayó con simpleza: traer a MinHo de vuelta. Si es que él lo hacía regresar, entonces el grupo sabría que no fue él quien filtró los videos, y todo volvería a la normalidad.

«Espera, ¿es que no dije que quería dejar el grupo? —pensó—. Reputación. Todo es por la reputación».

Aunque las palabras de Chaeryeong estaban aun en él, que destacaba sus decisiones intrépidas sin tener una consciencia como tal de ser un presidente. Debía de ser consecuente, pero hacía cosas que no generaban la misma consecuencia; él no era digno de presidencia.

¿Cómo podía mejorar como presidente? ¿Cómo podía hacer que el grupo volviera a creer en él? ¿Cómo podía, si quiera, que Chaeryeong le perdonara por lo que hizo?

Para eso, ChangBin debía de buscar a MinHo.

Buscó en Google el nombre del restaurante de su madre, y para eso buscó el icónico video del corpóreo siendo llevado detenido. Ubicó el restaurante y, al no querer levantar sospechas a sus padres por el manejo de la tarjea de crédito vinculada en Uber, decidió utilizar el transporte público.

Demoró cerca de dos horas y media en llegar.

El calor pegaba con insistencia, y la gente era demasiado estúpida como para no respetar el espacio personal de ChangBin. Nadie le cedió el asiento, y no había aire acondicionado en el tren que llegaba al restaurante. En la calle, el cemento y la falta de áreas verdes condensaba de forma pesada el clima, el sol pegaba con suma insistencia, y no tenía monedas sueltas en sus bolsillos como para comprarse un agua. Vio a un hombre vomitar en una esquina, a una madre utilizando a sus hijos para pedir dinero, y una caja de animales domésticos que estaban en abandono con un sutil cartel de «adóptame o moriré».

De la larga travesía, al fin llegó al restaurante.

—¡Bienvenido! —gritaron los comensales.

Intentó buscar entre los trabajadores algún rostro familiar, hasta que los dientes frontales que destacaban a MinHo estaban pegados en la cara de una mujer que hacía cuentas, mientras era ayudada por otra mujer que tenía el mismo rostro intimidante que Yeji.

—Disculpe, señora Lee —saludó ChangBin, y se inclinó—. Soy Seo ChangBin, soy-

—¡Ay! —Lee Holli saltó y palmeó los hombros de ChangBin, encantada—. ¡Compañero de cuarto de MinHo! ¡Eres...!

La mueca de Holli cambió a uno de extrañeza y de rabia; luego, sacó del bolsillo de su delantal una cuchara de palo para, finalmente, volver a guardarla.

—Ah, Chang-Bin —enfatizó ella—, no Bang-Chan.

—No, no, ese es el otro...

—Dime, hijo, ¿quieres algo? —ofreció—. Tengo menús de almuerzos y cenas, y más a la tarde mi querida SaRai hará postres para la noche.

Aunque se le hizo agua la boca, ChangBin negó. —Quería saber dónde vivía... Quería ver a MinHo.

No era difícil convencer a Lee Holli, en especial por lo agradable que ella lucía. Le dio las indicaciones, cerca del restaurante, y le regaló una bebida.

Una vez que llegó a casa de MinHo, tocó el timbre de la entrada en reiteradas ocasiones. Se escuchó un fuerte murmullo, el ruido de la música y, finalmente, la puerta abierta.

Lee MinHo lucía del verdadero asco.

—Mi madre me dijo que ibas a venir —informó MinHo, extrañado—. Creí que era un delirio.

Estaba barbón, demasiado que era envidiable. Su bota ortopédica tenía stickers que, a estas alturas, estaban desteñidos o rasgados. Su cabello estaba más largo y, en la orilla de su boca, se encontraba rastros de flan de chocolate.

—Necesito un consejo —empezó ChangBin, pero se detuvo enseguida. Le incomodaba hablar en la entrada, donde dos señoras habían salido a barrer. MinHo colocó sus ojos en blanco y lo dejó entrar.

—«Consejo» No te puedo ayudar en nada —informó MinHo. Guio a ChangBin hacia la cocina y, ahí, le sirvió agua saborizada—. Nada de lo que haces colinda conmigo. Además, no me importa.

—Vamos, MinHo. En serio no filtré los videos. —ChangBin ni siquiera recordaba cuántas veces había dicho eso ese día—. Yo no tenía problemas para bailar en el Dance Revolution, quería hacerlo, por eso me esforcé y aprendí a hacer la rueda para el interludio.

—«El interludio». Y te salió muy bien.

—¡¿Ves?! Yo... —ChangBin pareció conflictuado en continuar, así que, solo suspiró—, yo de verdad disfruté bailar. Era entretenido y- no sé, enseñabas bien. Lo hacías más ameno y no me juzgabas por ser mal bailarín. Me enseñaste y me hiciste evolucionar. Realmente destaco tu trabajo en el Real King, y lamento haberte subestimado.

Bien, no es como si MinHo hubiese despertado ese día en la espera de recibir unas palabras cálidas por parte de Seo ChangBin. Tras servirle el agua y balbucear las últimas palabras de ChangBin, se sentó en el mostrador con dificultad.

—No te creo —dijo MinHo. Cuando ChangBin abrió la boca, MinHo le siseó—. Antes que todo, déjame darte mis argumentos.

Con remordimiento, murmuró—: prosigue.

—«Prosigue». Hasta inicio de año que el Real King y White Tiger no se topaban, y si no fuera por la nueva organización de horarios que la zorra de Ahn ordenó, no habríamos tenido este problema. Desde el inicio que hemos tenido esta rivalidad, y tener que entrar en tregua por el maldito de Christopher no me dejó con la guardia baja hasta que... Bueno, ustedes reemplazaron al Real King para el Dance Revolution.

—Okey...

—«Okey», entonces, bajé la guardia. Y la bajé muy bajada. Digo, si de las personas que menos creí que me iban a traicionar- me traicionaron, ¿qué iba a esperar de alguien como tú? ¡Claro que habrías hecho eso! ¡Era obvio para el tipo de persona que eras!

—¿Y qué tipo de persona soy?

—«Soy- soy», eres una persona cambiante, que carece de convicción. Tiene metas idealistas, en donde ni siquiera te motivas para ser mejor persona por ella, solo eres un ricachón más, nadie que sobresale del montón.

Lo cual era curioso, porque una persona como ChangBin sí destacaba sobre el montón de donde vivía MinHo. Con chaqueta y zapatillas deportivas costosas, con una cutis bien cuidada y un cabello nutrido por productos naturales que costaban más que el sueldo mínimo para importarlos. Incluso la cangurera que cargaba era de marca costosa. ChangBin sobresalía.

Pero era el desinterés de MinHo que dejaba a ChangBin bajo las piedras.

—Yo voy a ser presidente —aclaró ChangBin—. Tengo mi camino planeado. Era ingresar a Sevit, ser presidente del Centro de Estudiante (del cual fui dos veces electo), luego entrar a la Universidad Nacional a estudiar leyes; me involucraré en política universitaria; alcalde metropolitano; alcalde de distrito en Seúl; diputado; senador; cargo burocrático y, luego, candidato a presidente. Debo tener cuidado con cada uno de los pasos porque me dejará marcado.

—«Marcado». ¿Y qué pasa si no resulta? Si entras a estudiar leyes y no te gusta la materia legal, o si fracasas en el resto, o si esta investigación de coerción y corrupción te persigue hasta el final porque, en algún momento, podría salir a la luz —interpeló MinHo, serio—. ¿No has pensado en el plan B? ¿En el respaldo? ¿En el otro camino?

—No, porque no-

—Porque sí pasará —cortó—. Tu plan tiene un montón de fallas. Nada de eso se va a lograr. Si eres presidente, será como en cuarenta y siete años más, y llegarás de la forma más impredecible posible —aterrizó MinHo—. Eres demasiado cuadrado y estirado, lo que hace que cada actitud que tienes como adolescente normal se te sea raro. O sea, pasas tu segundo año siendo presidente y novio, ¿y en tercero esa fórmula no funciona porque? ¿Cómo era? Porque quieres ser presidente.

Y, bordeando la crueldad, MinHo rio. ChangBin se colocó rojo.

—¡Son metas serias! —le gritó—. ¡No te burles!

—«Burles». ¡No me burlo! ¡Es solo que es gracioso! —MinHo se secó una lágrima—. Eres ridículo. ¿Cómo quieres que te crea si eres ridículo? No eres capaz de enfrentar una acusación sin siquiera demostrar evidencia. Quieres que las cosas sean a través de tus palabras, y no por tus hechos. Ah, por eso Chaeryeong te odia tanto: eres un pendejo.

El insulto fue tan fortuito que ChangBin volvió a sonrojarse, de la furia. Sin embargo, sin querer replicar, se apoyó también en el mesón de la cocina.

—No sé cómo demostrar que no lo hice —confesó ChangBin—, pero- en serio no fui yo. Varios te odian- puedes indagar en ellos, pero no filtré tus videos, MinHo. Y yo... —agregó enseguida, antes de que MinHo repitiera—, si ese hubiese sido el caso- fuese yo el que lo hizo, te pediría disculpas.

MinHo murmuró lo último con lentitud y reiteradas veces, como si a través de aquello pudiese reflexionar. Dejó de balancear su bota y, tranquilo, asintió.

—Okey. Disculpas hipotéticas aceptada.

ChangBin también sonrió.

—¿Y? ¿Vas a volver?

—¿Volver? Ni de chiste —MinHo se bajó del mesón y fue al refrigerador. Sacó otro pudín de chocolate—. Después de la escuela seré un cesante total. Tengo que aprovechar mi último derecho de estudiante.

—Sharon nos tiene trabajando con pompones —informó—. Vas a estar atrasado cuando regreses para las regionales.

—Las regionales me dan igual- todo me da igual —MinHo lamió la tapa del empaque—. Me niego regresar a Sevit. No porque aceptara tus disculpas hipotéticas significa que todo está olvidado. Me aburrieron todos.

—¿Incluso Yeji?

—«Yeji». No puedo hacerlo. Vive al lado.

—¿Y JiSung?

—¿JiSung? —MinHo lanzó una gran y sarcástica carcajada—. ¡Como si me importara ese idiota traidor! Insisto: todos me aburrieron. Los traidores, los aliados, los inconsecuentes. Todos me tienen aburridos. Regrésate a Sevit antes de que miss Sharon se entere de que te fugaste y te busque con la policía.

—O sea, esperaba quedarme un rato más. Fue un viaje largo y-

—Y no. Largo.

Aunque la conversación fue lo suficientemente fructífera, tanto que ChangBin y MinHo pensaron en ella durante un rato.

Una vez que ChangBin regresó a su dormitorio en Sevit, le fue sorprendente encontrarse a JeongIn con HyunJin adentro.

Los dos, solos.

Estudiando.

—Y trajiste a la rana —apuntó ChangBin a Jiniret, apoyado en la cabecera de la cama de JeongIn.

—HyunJin tenía unas dudas con los examenes de ingreso a la Universidad de Artes. Piden Matemáticas y Literatura —contó JeongIn, mientras bebía de una botella que tenía el claro hangul escrito en plumón «agua bendita»—. Le estoy haciendo una guía de estudio.

—Porque Jesús dijo que había que ayudar al prójimo —concordó HyunJin, y acarició el cabello de JeongIn—. Gracias por la ayuda, Innie.

El sonrojo de JeongIn era tan fuerte que ni siquiera el ventilador del dormitorio lo calmó. HyunJin lucía contento del efecto que generaba.

Sin embargo, siguió a ChangBin con la mirada cuando se fue a cambiar a su lado del dormitorio. —¿Y tú dónde te fuiste?

—Ah, solo salí —dijo ChangBin—. Quería despejarme.

—¿En verdad dejas el grupo de animadores?

—No- eh, fue solo dramatismo. Chaeryeong me tenía superado.

—¿En serio? —Incluso JeongIn apartó la vista de su trabajo por el tono de sorpresa de HyunJin—. ¿A dónde se supone que fuiste? ¿A evangelizarte?

—Solo fui a ver a MinHo —contestó con suma simpleza, y se encogió de hombros—. Ya era tiempo desde la última vez que lo vi.

HyunJin soltó un ligero «ah...» mientras indagaba en su celular. JeongIn quiso ver sobre su hombro lo que hacía, pero HyunJin enseguida lo bloqueó.

—Que genial que hayas ido a ver a MinHo —dijo HyunJin—. Él no nos ha querido ver desde hace rato.

Para el día siguiente, ChangBin quiso poner en práctica el consejo de MinHo. Llegó al entrenamiento un poco avergonzado, y aunque RyuJin, Lia y HyunJin continuaban dándole malas miradas, ChangBin se refugió con JeongIn mientras esperaban a que miss Sharon diera su discurso matutino, todo bajo la cámara de TvN y Kim RyooNah narrando desde las gradas del gimnasio.

En la mitad llegó Chaeryeong, igual de avergonzada y sin fijar su vista en nadie; se juntó enseguida con RyuJin, quien la recibió de forma abierta antes de que Chan, tomando la capitanía de la situación, ordenara un nuevo ensayo.

—Lo ideal es que los pompones se muevan al ritmo cuando los usen —dijo Chan, mientras los sacudía. Los pompones, de buena calidad y cabellos largos, estaban separados en color crema y azul: emblemas de Sevit—. Recuerden: hagan que los cabellos oscilen de derecha a izquierda. No es difícil si ya lo practicaron.

—Cuando se hacen entrenamientos, es ideal tener un día de descanso entre medio para que marine la rutina —dijo RyuJin—. Desde el inicio de las vacaciones que hemos entrenado todos los días.

—Podríamos darnos el lujo si fuésemos un equipo profesional. No lo somos —aclaró. Felix se decepcionó, por alguna razón—. No me interesa hacernos sangrar para las regionales.

—Y TvN continuará viniendo durante la semana —informó miss Sharon, apuntando a las gradas. Kim RyooNah y el camarógrafo saludaron efusivamente; la única persona que correspondió fue Yuna—. Con la cantidad de propaganda que han entregado, seguramente ya creen que ustedes no conspiraron nada y que solamente son estúpidos.

—¿Conspirar? —moduló Chaeryeong, de mala gana, mientras iba hacia su posición inicial de la rutina—. Hasta hoy nosotros seguimos sin haber hecho algo.

ChangBin la miraba de reojo, y Chaeryeong hervía del enojo. Realizaron la introducción de la canción para seguir con la primera estrofa; tras llegar al puente, los pompones quedaron en el suelo para que las acrobacias aéreas pudiesen realizarse.

Porque Lia estaba en resistencia aun con ChangBin que ella se dejó caer como peso muerto en la atrapada junto a Chan, lo que hizo que pasara enseguida a la colchoneta.

—¡Agh! —bramó ella—. ¡Me dejaste caer a propósito!

—¡¿Eh?! ¡Claro que no! —le gritó de vuelta—. ¡Eso te mataría!

—ChangBin te deja caer a propósito —murmuró Chaeryeong.

Y con la mirada de desapruebo de RyuJin y HyunJin, ChangBin volvió a frustrarse.

—Okey, ¡¿se pueden calmar?! —gritó al grupo—. ¡Dejen de malpensar de mí! ¡Pareciera que es más fácil odiarme, ahora que Chan salió del reflector!

—Gracias por la acotación —agregó él.

—Yo no he filtrado los videos. No tengo un conflicto con ninguno de ustedes y, sobre todo, me arrepiento de las malas cosas que hice —espetó ChangBin, furioso. Chan inclusive detuvo la música en honor del drama. ChangBin terminó por mirar a Chaeryeong—. Si quieres que tengamos un conflicto, lo tendremos, pero yo estoy cansado de pelear con todos ustedes por algo que yo no hice.

—¿Y eres para confiar? —preguntó Chaeryeong, burlesca.

—¡Tú eres inteligente! ¡Hackeas el sistema de incendios de la escuela cada que te pinta! ¡¿Cómo no te has puesto a pensar en que puedes buscar al real imbécil que filtró los videos?! —le cuestionó—. ¡Solo te ciegas a lo que te beneficia! ¡Y te encanta ser la víctima!

—¡No me hago la víctima!

—¡Entonces deja de actuar como una y, si quieres que dejemos de pelear, busca el origen de todo esto!

Si es que todos se mantuvieron en silencio, ahora este pesaba más. Las mejillas de Chaeryeong estaban sonrojadas, pero ChangBin se sentía mucho mejor al poder expresarse como se sentía.

A un lado del grupo, SeungMin pateó a JiSung para que despegara la vista del suelo.

«Esto sí que es un drama —le dijo—. ¿Crees que en la investigación salga esto? Sería bueno. Es como en The Office».

«Quiero morir...», pensó JiSung.

«Luego».

¿Y todo esto es porque filtraron los videos? —preguntó Kim RyooNah a Yuna, a las gradas. La cámara la apuntaba a ella, bastante animada por tener el micrófono de TvN en sus manos—. ¿Qué tiene que ver eso con las sospechas de coerción y conspiración que el club tiene?

Ninguna —Yuna apuntó a la cámara, como si fuera una panelista de un programa de variedades—, pero es por el bien del drama. ChangBin y Chaeryeong son expareja, y ChangBin terminó con ella porque la encontró demasiado tonta como para estar con él. Ahora, Chaeryeong cree que fue ChangBin quien filtró los videos. ¿Será realidad aquello? ¿O Chaeryeong al fin hará su investigación? ¡Lo veremos aquí, en Isla del Drama!

Luego de una nueva discusión en el entrenamiento con Sharon porque no eran capaces de manejar los pompones de forma correcta; porque el clima se intentaba aligerar por la intervención de ChangBin; porque JiSung continuaba como peso muerto; y porque Lia aun seguía ofendida por lo que ChangBin dijo sobre su arruga que, cerca de las cinco de la tarde, MinHo volvió a abrir la puerta de su casa.

—¿Por qué luces tan agitado, si tienes una pata mala? —le preguntó Chaeryeong.

MinHo jadeó, sonrojado y ligeramente sudoroso. —Pata mala... Tengo casa sola, Chae, ¿quieres realmente que te conteste eso?

—No. No quiero despejarme de mi rabia.

Chaeryeong se sacó sus zapatos en la entrada e ingresó a la casa de MinHo. A pesar de ser la primera vez que iba, su dirección estaba indicada hacia la cocina. MinHo, cojo, le siguió.

—Él es un imbécil, atrofiado, terco y maldito —espetó Chaeryeong—, y me enteré de que vino hacia acá para pedirte consejos. ¡Creí que éramos amigos!

MinHo, aun mareado, pestañeó. —«Ami- amigos...» ¿De qué me hablas?

—¡ChangBin!

—¿ChangBin? ¡ChangBin! —MinHo lo había olvidado—. Ah- sí, vino ayer. Estaba molesto.

—No es justo —lloriqueó, ella—. ¿Por qué te viene a pedir consejos, si te traicionó? ¡Filtró tus videos!

—«Videos», pero me dijo que no lo hizo-

—¿Y le vas a creer? ¿A alguien del White Tiger le vas a creer? —discutió—. ¡Pensé que estábamos del mismo bando!

—«Bando». Lo sé, pero después de tanto chille y chille, ChangBin insistió muy bien, Chae- ¿qué puedo hacer con eso?

—¡¿No creerle?! —respondió, retórica—. Tanta rabia que tuviste sobre que ChangBin, Chan, JiSung y SeungMin eran iguales- solo para perdonarlos en seguida-

—«En seguida» Alto, solo me calmé con ChangBin —aclaró—. No me importa menos el resto del White Tiger. Inclusive a Felix, que pareció estar muy contento del lado de esos idiotas.

—¿Entonces? ¿Por qué hoy ChangBin apareció en el entrenamiento cuando dijo que se iba a largar? HyunJin me dijo que te vino a ver. ¿Por qué lo aceptaste en tu casa?

—«Casa- casa». ¡Porque se dio un viaje de dos horas hacia acá! Como tú —obvió—. ¿Cuál es el problema de que yo aconseje a ChangBin si es que tiene un problema?

—¡Es malo!

—«Malo». ¡Chae! ¿Has pensado en hablarle sobre cómo te sientes tú, sin estar constantemente a la defensiva?

—No tengo nada que hablar con él.

—«Con- con él. Él». Te la pasas llorando cada que puedes, y eres incapaz de formar un diálogo con ChangBin sin insultarlo a él, a su padre, a su madre, o a su pene —enumeró MinHo—. Me dices que sufres por él, y te creo- en serio lo hago, porque es una mierda. Pero ya ha pasado cerca de cuatro meses desde que te dijo tonta y no te habló más. Si tanto quieres tener una conversación con él, ¡tenla! Pero no hagas un problema al resto por tu mal manejo emocional.

Chaeryeong quedó callada, casi boquiabierta. MinHo, notoriamente perturbado por su forma de llevar la discusión, abrió la puerta de su refrigerador.

—¿Agua saborizada?

Es que, ¿qué podía MinHo decir ante eso? ChangBin lo abordó ayer, y hoy lo hizo Chaeryeong. Acudían ante él como si fuese un medio de intromisión terapéutica que, por alguna razón, debía de tener razón. No tomaban en consideración su total sesgada percepción de la cólera que aún tenía latente.

Por lo que, en la bizarres de la situación, él y Chaeryeong quedaron sentados en el sofá de la sala, con el agua saborizada y el único ventilador del hogar funcionando.

—Es como si, todo tuviese sentido —confesó Chaeryeong de repente—. No sé, los videos filtrados, que fuese ChangBin, discutir. Parecía que todo volvía a inicio de ciclo y- y era obvio que lo hubiese hecho él. Digo, él terminó conmigo... Pero claro que ninguna de las cosas tiene relación entre las otras.

—«Las otras- otras». ¿Consideras que es así? —preguntó MinHo—. Digo, por algo creíste que todo estaba conectado-

—Sí, pero también soy una estúpida arrastrada. No tuve que hacer que todo se centrara en mí.

—«En mí», bueno, fue válido. Es decir, fue lo primero que pensaste, en especial si eras quien más conocías a ChangBin —notó—. Que las personas que crees conocer hagan cosas impredecibles y contra ti es... es difícil de lidiar.

—¿También lo piensas así? —Chaeryeong se fijó en MinHo—. ¿Cómo se recupera la confianza con alguien que te traicionó?

—«Traicionó. Traicionó». No lo sé, supongo que hay que pensar si vale la pena retomar a la persona. Si no lo hace, entonces continúas con tu vida —MinHo se encogió de hombros—. Nadie sufre por eso.

Aunque MinHo sí lo hacía- por algo continuaba en su casa, lejos de Sevit, con su mente haciendo un montón de escenarios imaginarios donde pasaba su día junto a JiSung.

Chaeryeong se abrazó sus rodillas. —¿Cómo puedo dejar de sentirme patética?

—«Patética» cuando hayas hablado con ChangBin. Digo, él terminó contigo por ser tonta, pero, ¿tan así fue? —Chaeryeong asintió—. Auch.

—Fue como en Legalmente Rubia: prefería una Jackie antes que una Marilyn.

—«Una Jackie antes que una Marilyn...» —meditó—. Irónico, porque parecieras que eres ambas.

—¿Ah, sí? —Los ojos de Chaeryeong brillaron cuando miraron a MinHo.

—Sí —Con afecto, MinHo colocó su mano en la rodilla de su amiga—. Eres preciosa como Marilyn, e inteligente como Jackie. Aunque no conozco a ninguna de las dos.

—Marilyn Monroe, y Jackie Kennedy. Iconoclásicos de la cultura yankee.

—«Cultura yankee». Tiene sentido —MinHo hizo un poco más de presión—, pero, como sea, si en la conversación corazón-a-corazón con ChangBin no sale como esperas, quiero que sepas que, independiente de todo, nos tienes a nosotros como apoyo.

—Ya no quiero que todo sea dramático. Mi coso con ChangBin va a terminar más tarde de lo que debió hacer —lamentó ella—, pero bueno, nadie se muere de amor.

—«Nadie se muere de amor». Exacto, el amor romántico es la cosa más falsa del planeta. Que bueno que nos estemos entendiendo.

Chaeryeong le alzó una ceja, curiosa. —¿Esto tiene que ver con la pelea que tuviste con JiSung?

—«Con JiSung». ¿Qué pelea? —MinHo negó—. No hubo pelea.

—Sí hubo. Todos estuvimos ahí. Él te delató con Ahn y tú lo llamaste «traidor».

—Trai- ah... —MinHo abrió su boca—. Esa pelea. Sí, claro que no. Ni siquiera me acordaba de esa pelea.

—¿No se han hablado? —preguntó. MinHo negó, orgulloso—. JiSung es más peso muerto que de costumbre. Ni siquiera diferencia la izquierda de la derecha, y saca humo de las orejas cuando miss Sharon le llama Lover Boy.

—«Lover Boy» —MinHo rio—. Es ridículo. Ni siquiera le gusto en serio. Solo fue para no parecer tan hijo de puta con lo que hizo. Pero está bien.

—Es una pena —lamentó ella—. Lucían bastante cercanos.

—«Bastante ceracnos». Tal como con Chan, pero JiSung no es la excepción a la regla. Es como ChangBin, si lo piensas de cierta forma.

—Oh, no lo es —Chaeryeong le miró, indignada—. Con ChangBin estuvimos en una relación. Nos conocíamos desde antes. Sentí un real desgarro. Patológicamente internada en la enfermería por lo mal que me dejó. Yo lo amaba —aclaró—. Y tú a JiSung...

—«JiSung» —Nervioso, MinHo lanzó una risa—. Vaya, amar. Es raro escuchar esa palabra proveniente de alguien de diecisiete. Suena demasiado fuerte y terrible.

—Fuerte y terrible —concordó Chaeryeong, para mirar a MinHo con cautela—. ¿Qué sentías por JiSung?

—¿Por JiSung? Nada —contestó, rápido—. Amistad. Lealtad. Me agradaba de verdad. No pensé que lo haría, pero- cuando HyunJin y Felix nos tiraron la ventana, los dos nos escapamos y vinimos al restaurante de mi madre, y después fuimos al mercado. Participamos en un concurso de talentos y, ahí, en su pánico, descubrí que era genuinamente divertido. Me gustó pasar tiempo con él.

Y, ahí estaba de nuevo: la pena. Evitaba conversarlo con Yeji, pero Chaeryeong lucía demasiado inmersa ante el relato de MinHo que, continuarlo, solo le hizo recaer una vez más en la frustración de que JiSung fuese igual a Chan; que JiSung priorizara a SeungMin; que MinHo no era especial.

—Felix dice que la situación con JiSung no es tan mala como parece —comentó Chaeryeong—. Como tú me dices que de un espacio para hablar con ChangBin, ¿hacer lo mismo sería una idea tan mala?

—Hacer lo mismo sería una idea tan mala —MinHo asintió—. Ya lo dije, Chae, no quiero seguir entendiendo a la gente.

—Pero aun así lo haces —reconoció ella, y apoyó su cabeza en el hombro de MinHo—. Y es porque, pareciera, no puedes escapar de la empatía humana. Por más que te lo propongas o te dañen. Es natural que quieras ayudar a los demás.

Las frases de JiSung diciéndole a MinHo que era un egoísta por haber querido exponer al grupo de animadores pasó frente a sus ojos, y solo se dedicó a estrujar a Chaeryeong entre sus brazos para que, de nuevo, la pena se esfumara.

Para el entrenamiento siguiente, incluso Sharon encontró el ambiente un poco más suave.

Chaeryeong aun estaba enojada y triste, pero era raro ver a Felix junto a SeungMin mientras JiSung fermentaba al lado de ellos. También era peculiar que Chan no hablase con nadie, que Lia, RyuJin, Yuna y HyunJin formasen una alianza, y que ChangBin no se apartara de JeongIn durante la elongación. Todo era tan silencioso que era raro.

—Extraño, ¿no es así?

—¡Ay, Yeji! —saltó Chaeryeong—. ¿Cómo haces eso? ¿Por qué nunca hablas?

—No tengo muchos motivos —consideró ella, bebiendo de su caja de leche de fresas—. MinHo me comentó que fuiste a su casa ayer. ¿Hablarás con ChangBin?

—No quiero hacerlo.

—Oh, está bien. ¡ChangBin! —llamó Yeji. ChangBin alzó su cabeza enseguida—. ¡Chae quiere hablar contigo!

Chaeryeong formuló un «zorra» antes de que Yeji huyera para dejar el espacio para conversar con ChangBin. Bueno, espacio metafórico, porque ambos estaban en el centro del gimnasio, bajo el enfoque de todos, e inclusive podía asegurar que Yuna grababa para tener un registro complementario a TvN.

—No debes generar más caos —Chan regañó a Yeji, mientras ella dejaba la caja de leche en el suelo para elongar—. Ya es malo que estemos a nada de las regionales, ¿y quieres que haya más pelea?

—No va a haber pelea —Yeji le restó importancia—. No te estreses. Solo solucionarán sus diferencias. Así, Chae capturará al ladrón de videos, y lo ejecutaremos de forma pública —dramatizó—. ¿No es un buen plan?

—Considero que hay cosas más importantes que seguir estancados con eso.

Sin embargo, nadie opinaba más sobre cómo ChangBin y Chaeryeong llevaban su conversación en el centro de todos. Hablaban en voz baja, con Chaeryeong sonrojada, manos a la cadera y ceño fruncido; ChangBin, por su parte, sobaba sus manos para quitar el sudor, junto con el aspecto de cachorro atropellado más cachorro y atropellado que alguien de ahí pudo ver en él.

—¿Crees que me habría gustado afectar al Real King y a MinHo con eso? —preguntó ChangBin—. No estoy en edad de hacer un complot.

—Pero sí para aceptar un grupo de animadores conspirable —discutió Chaeryeong, aunque su tono de voz era mucho más suave.

—Mira, fueron malas las circunstancias que nos llevaron a esto, pero ya estamos metidos. Ninguno creyó que trabajaría en equipo, en especial luego de lo que pasó a inicio de ciclo —referenció, nervioso—. Es fácil que dudes de mí si es que te traté de esa forma tan de repente, Chae. Ahora esperas lo peor de mí.

—Exacto.

—No lo hagas —pidió—. No fuimos amigos por demasiado tiempo como para que dudes de mí por una estupidez.

—¿Estupidez? Me terminaste porque era demasiado tonta para ti-

—Y fue un error haberlo hecho. No eres demasiado tonta para mí- solo eres demasiado. Eras demasiado.

—¿Y no tienes ningún remordimiento por eso?

—Mucho, pero no es algo que pueda arreglar —consideró ChangBin—. Solo te puedo pedir disculpas por eso, y que lo que me acusas ahora: yo no lo hice.

Chaeryeong, sin querer entrar más en pelea, terminó por asentir.

—Okey, te creo —dijo ella—. Serás un imbécil insensible, cara de rana. Pero no eres un mentiroso.

—¡Genial! —gritó Sharon, irrumpiendo en todo el ambiente—. ¡Ahora pueden, por favor, continuar con su entrenamiento!

Aunque el clima del club no mejoró después de eso. Era incómodo, todo lucía estático, con los grupos consolidados de forma fuerte, tan diferenciados entre ellos que Sharon no podía estar más agotada por eso.

—Así que, así fue como se arreglaron —contó Yeji desde su ventana—. Todo sigue igual, la verdad, pero al menos Lia se deja atrapar. ¡Gran avance! ¿No crees?

—«No crees» —MinHo estaba concentrado en pintar dibujos de gatos. Frustrado, lanzó el libro a un lado—. ¡Agh! Estoy aburrido.

—¿Cuándo te van a sacar la bota?

—La bota- la bota me la sacarán en unas semanas más. Dijeron que mi esguince era un poquito más serio que mis antiguas dobladas. Me hice una topografía y todo eso.

—Tomografía.

—Topografía. ¿Cómo te fue con los reclutadores?

—Genial. Les gusta que no toque a los del equipo- dicen que eso me hace más rápida —sonrió ella—, y los programas son buenos. Ignoran mis calificaciones y se centran más en que estoy en Sevit.

—«En Sevit». Alguna cosa buena debe de ofrecer.

—De hecho... —traviesa, Yeji se sentó en la orilla de su ventana y movió sus piernas—. Me dijeron algo súúúper interesante.

MinHo alzó su ceja, cauteloso. —¿Súper interesante?

—Sevit tiene ciertos beneficios —contó ella—. Uno de los entrenadores me lo dijo: una genial escuela te deja en una genial posición. ¿A quién le importa el lugar cuando estás en la escuela número uno del continente?

—Del contin- continente. Continente. ¿Y eso qué quiere decir? —preguntó, desorientado—. Estar ahí no nos hace los más inteligentes.

—Pero sí para el resto de las universidades —dijo, contenta. Cuando MinHo cayó en cuenta, frunció el ceño—. ¡Solo tómalo en consideración! —se apresuró en decir Yeji—. No lo pienses ahora. Acompáñame al siguiente reclutamiento- es en la Universidad Sejong.

—¿Sejong? ¿Y qué demonios harías tú ahí?

—Ah, no sé. Hotelería y Turismo me llama la atención, pero tengo que ver las ofertas primero —dijo ella, vanidosa—. Acompáñame. Es en unos días más.

—«Allá». No, gracias. La paso muy bien en mi casita. Sigo la dieta del caballo: agua y paja. Vivo mi mejor vida.

Aunque Yeji rio, MinHo no le siguió. La ausencia hizo que ella volviera a balancear sus piernas.

—Como ChangBin y Chaeryeong al fin se arreglaron, ¿no crees-

—«No crees» No. Lo dijo Shakira: ya no creo.

—Ha estado deprimido- genuinamente deprimido —insistió Yeji—, Patas arrastras, polerón grande con treinta y cinco grados...

—«Grados- treinta y cinco». ¿Y él no pudo simplemente haber agarrado coronavirus u otra enfermedad mortal?

—Okey, me rindo. Si tu terqueza insiste en dejar ir lo más bello que te pasó en la vida...

—«En la vida>. ¿Por qué estás tan teatral? —preguntó MinHo—. Mira, ya no soporto más drama. Tener que solucionar conflictos amorosos entre ChangBin y Chaeryeong ya fue suficiente desgaste. No creas que-

—¡MinHo! —la voz de Lee Holli sonó desde el primer piso—. ¡Hwang HyunJin te busca!

MinHo, cansado, miró a Yeji.

—¿No sabes nada de esto?

Ella, con una risilla igual de traviesa, se escondió en su propia habitación.

MinHo bajó hacia la primera planta apenas, solo para toparse con HyunJin en la entrada, abrazado a sus zapatos y con Jiniret en su hombro.

—Mis compañeros de cuarto son unos imbéciles —dijo HyunJin, enojado—. Felix perdió todo el espíritu de Real King, y defiende a JiSung con SeungMin. ¡Ni siquiera me quiso explicar por qué está del lado de ellos! Y SeungMin me dijo que me fuera con mi fea rana del dormitorio, así que, me quedo contigo esta noche.

Cansado, MinHo apretujó su propio rostro.

—«Esta noche». ¡¿Por qué me meten en sus problemas?!

—Porque tú los causaste en primera instancia, campeón. ¿Cuál es mi cama?

(=˘ ³( ,,><,,) ~

Las semanas previas a las regionales estaba constituyéndose cada vez más en efectos y consecuencias del rechazo de MinHo a la participación dentro del grupo. La actitud positiva desde su habitación hacía que inclusive Yeji desistiera de que él participase en las regionales, por lo que, para una semana antes de ella, miss Sharon lució entrar en pánico.

—No entiendo qué estoy haciendo mal —lamentó Sharon en un bar cercano a Sevit, barato, de trago pobre, y que el profesor Kim podía costear—. Las reos eran más responsables que estos mocosos. He intentado cada fórmula no solo para que se lleven bien, pero para que puedan trabajar en equipo. ¡¿Cómo pueden ser tan irresponsables?!

—Impresionantemente, el rendimiento ha sido bueno —halagó el profesor Kim SeoGoh, mientras vertía soju sobre su cerveza barata—. Digo, Bang Chan colaboró con la coreografía. En mis tres años que lo conozco, nunca lo vi bailar. ¿A que es raro? Además, el Real King logró tener una buena sinergia- en especial el White Tiger. Después del Dance Revolution, ellos se vieron demasiados relajados a la hora de bailar-

—Me esfuerzo tanto en empujarlos al límite, a sacar lo peor de ellos y, ¿qué recibo? Conflictos amorosos sin fundamento, y un montón de llanto dramático —espetó—. Claro, los exnovios se arreglaron, pero- sinceramente, ¿a quién le importa eso? ¡Yo quiero que hagan una buena rutina!

—Es decir, Chaeryeong y ChangBin no podían verse sin pelear. Es impresionante el avance —reconoció SeoGoh—. Aunque ahora el grupo está más dividido. Es como si JiSung, SeungMin y Felix fuesen un pequeño trío, y el resto estuviese en contra de ellos. Me enteré que incluso HyunJin se fue del dormitorio a casa de MinHo.

—¿Qué me importan sus sentimientos? ¿Qué tan mal están? ¡Yo quiero que canalicen todo ese odio en las regionales! Jessica Bang me dijo que no me pagaría el sueldo completo si es que no quedaban en un lugar para las nacionales.

—De todas formas, el conflicto principal está entre JiSung y MinHo. Ah, son tan dramático mis chicos. Recuerdo cuando era adolescente y... ¿Nacionales?

Sharon miró a SeoGoh, en pánico.

—No.

—¿Nacionales? ¿Te van a pagar más si van a las nacionales? —repitió SeoGoh—. El plan nunca fue que Bang Chan tuviese un currículum- es que él debía tener un logro-

—Ay, por favor. Jessica Bang me mostró toda la biografía de ese mocoso. Con lo que tiene, puede entrar a Harvard con las manos atadas. Lo de las nacionales son solo un capricho-

—¡Sharon! —SeoGoh gritó—. ¡Tendremos a TvN interviniendo hasta final de año! ¡¿Por qué no lo dijiste antes?!

—¡No es que tenga que hablar contigo de mi sueldo, profesor! Y, por favor, solo serán un par de meses —renegó, y dio un trago a su cerveza—. Piénsalo de esta forma: TvN se conforma con que sí son un equipo real para las regionales, eliminan el documental, y los chicos ganarán una posición mediocre en los nacionales- lo que ayudará al currículum de todos ellos. ¡Es un ganar-ganar!

—¡Mentir-mentir! ¿Qué dijimos de exponer a los niños? —regañó—. Debemos hacer todo lo que está a nuestro poder para protegerlos. No podemos seguir exponiéndolos en esta mentira hasta las nacionales. Cuando compitan con otros grupos de alto rendimiento, TvN se enterará por la corrupción.

—Claro, si es que uno de los mocosos no devela que fuiste tú quien denunció a la escuela en primer lugar.

SeoGoh, malhumorado, dio un trago a su cerveza con soju. —No me recuerdes eso. Aun me siento pésimo. Ni siquiera tengo idea de cómo MinHo y JiSung se enteraron como para querer intervenir.

—Es un problema cuando no les tienes los ojos encima, ¿eh? —bromeó ella—. Ah..., como me gustaría que ese mocoso volviera. Generaba un buen ambiente en los entrenamientos. Líder natural y dedicado.

—Le encuentro sentido que se haya querido ir, hasta cierto punto.

—Pero volverá, ¿no? Él no dejaría a su equipo botado —consideró, seria—. Inscribí a trece mocosos. No puedo llegar con doces a las regionales.

—¿Qué? ¿Jessica Bang te paga por cabeza?

Yes! Si seguimos a este ritmo, regresaré con mi Mercedes.

—¿Sabes, Sharon? A veces me pregunto qué tipo de vida tuviste antes de entrar a la cárcel.

—Investigation Discovery tiene un documental con mi nombre —bromeó—. Pero, siguiendo con el tema, profesor: ¿qué harás?

SeoGoh le miró, extrañado. —¿Con respecto a qué, según tú? ¿Me pongo el uniforme escolar para pasar como alumno?

—Solo intento conectar los puntos —dijo, mientras apuntaba con sus dedos—. Lee MinHo te defiende. Lee MinHo se pelea con su novio por defenderte. Lee MinHo desiste del grupo. El grupo es un desastre. ¿Cómo puedes solucionarlo?

—¿De pronto es culpa mía todo eso? —consultó. Sharon asintió—. Okey, puedo tomar responsabilidad, pero no sé cómo intervenir sin que todo se vea forzoso o raro de que yo esté haciendo algo.

—Has acompañado a tus estudiantes a Urgencias más veces de lo que te corresponde. Tu relación con ellos ya es rara.

Aunque SeoGoh quiso decir algo en contra de eso, la verdad es que Sharon tenía razón. La relación entre alumno-profesor se estrechaba aun más cuando convivían en un internado.

SeoGoh debía de regresarle la mano a MinHo.

Con una risa, SeoGoh dio un trago a su cerveza.

—El último día de clases, vi a JiSung y a MinHo en el pasillo —contó él, gracioso—. Era ridículo. Llegaban tarde a clases, y ninguno quería entrar. MinHo le daba besos en la mejilla como si estuviesen en primaria.

—Ah, eso es demasiado tierno —Sharon se recostó en la mesa—. Sobredosis de dulzura. Que lindo saber que los valores se mantienen con besos en la mejilla. La otra vez, en el club, me topé a RyuJin con Lia ahí. Se besaban la otra mejilla.

—¿Cuál otra- ¡Sharon!

(=˘ ³( ,,><,,) ~

—¿Por qué estamos acá?

—¡Para recuperar a ese motherfucker!

—No puede importarme menos él.

—Ah, vamos, SeungMin. Sabemos que te agrada.

—No, Felix. A JeongIn le agrada.

—Por eso él también está acá.

SeungMin, Felix y JeongIn hicieron la misma ruta que ChangBin hizo en su momento: terminar el entrenamiento de Sharon, darse cuenta que había un problema, y tomar el primer tren hacia la periferia de Seúl para llegar a la casa de Lee MinHo.

Felix tocó el timbre seguido, y SeungMin le bofeteó la mano.

—Cálmate —dijo SeungMin—. O nos rociarán con agua. Y tú —SeungMin se fijó en JeongIn—, deja de mirarte en el espejo. Te has retocado el pelo más veces de la que deberías. Es muy metrosexual.

—Solo quiero lucir bien —se justificó JeongIn.

—Eso es peca-

Los tres pegaron un grito una vez que MinHo abrió la puerta, quien esta vez estaba más bañado, afeitado, y con su cabello manteniendo la longitud hasta su perfilada nariz.

Rubio.

—Ay, no —se quejó MinHo—. ¿Más? Ya no puedo recibir a gente.

—HyunJin no nos quiere hablar, y sabemos que se queda acá —le dijo SeungMin, directo al grano—. Haz que se vaya.

—«Se vaya». Haré que te vayas. Imbécil.

—Idiota.

—Pensé que veníamos en son de paz —opinó JeongIn.

Aun así, MinHo los dejó entrar. Lo siguieron hacia la cocina, donde uno de los mesones estaba cubiertos de harina junto con una gran masa entre medio, y Jiniret vigilaba a todos desde arriba del refrigerador.

—Hacía pan de leche para la cena —informó MinHo—. ¿Qué quieren?

—Queremos a HyunJin —dijo Felix.

—«A HyunJin». Genial. Llévenselo. No llega hasta la tarde. Si quieren sus cosas, sigan el olor a acrílico.

—¿Qué te ha dicho, respecto a la pelea? —preguntó SeungMin, directo al grano.

MinHo hizo una mueca, y continuó amasando. —«La pelea». Nada. Solo me dijo que eran unos estúpidos y no sé qué, no sé qué. ¿Por qué vino, en primer lugar?

—No fue una pelea —aclaró Felix—. Es solo que HyunJin comenzó a pasarse películas y creía que estábamos afiliándonos contra él.

—«Contra él». ¿Por qué? ¿Comenzaste a pasar más tiempo con SeungMin y JiSung, acaso? —preguntó MinHo, sarcástico—. Tiene sus razones, si lo ponen de esa manera.

—Todos tenemos razones —aclaró SeungMin—, y ninguna es para que se sienta tanto. Convence a HyunJin para que regrese al dormitorio.

—«Al dormitorio». Él está bien acá. Está tranquilo, nadie lo molesta y, sobre todo, nadie está apuñalando su espalda.

MinHo golpeó su mesa con la masa.

—Vamos, linoring, ¿cuándo me vas a entender? —pidió Felix—. No quise callarme con intención de traicionarte. Inclusive me amordazaron cuando me enteré.

—Como sea, tu conflicto con JiSung no nos mete a nosotros —aclaró SeungMin, serio—. Solo queremos dejar el drama de lado y-

—¿Y? —MinHo lo encaró—. Creo que no estás pensando esto con seriedad, SeungMin-

—No. Tú no lo estás haciendo —SeungMin le apuntó con el dedo—. Tu conflicto personal con Chan trasciende cada que uno de los dos se provoca, y ahora, como efectos de la onda expansiva, te metes en problemas con JiSung. ¡Y lo terminas convirtiendo en un problema para todos!

—¡«Para todos» no lo hago! Yo solo me caí de las escaleras y decidí venirme a mi casa. Que todo el equipo viniese a desahogarse de sus problemas de escuela no es culpa mía-

—¡Lo es! —espetó—. ¡Es tu culpa! ¡Escapaste solo porque no pudiste enfrentar la realidad!

—¡La realidad me tiene aburrido, hombre! ¡No sé cuántas veces he tenido que decirlo, pero me tienen cansado! Desde que comenzamos el ciclo que me han pateado, golpeado, insultado y maltratado. En Sevit los alumnos me quisieron muerto; Ahn me encuentra como un problema con retraso; y ustedes, jodidos ricachones, me ven como el eslabón más débil de la manada. ¿A quién le gustaría estar en un espacio así?

—Hay gente que la tiene peor.

—«La tiene peor». ¡¿Y a mí qué mierda?! ¡Entonces, en todos los mundos paralelos, me quejaré! —gritó—. ¡HyunJin se fue del dormitorio porque ustedes no son más que mentirosos! ¡Eso a cualquiera cansa! ¡Y mientras no me den una buena razón para convencer a HyunJin para que se vuelva, lárguense!

JeongIn iba a alzar la mano, pero SeungMin la bajó con rapidez. Felix, quien lucía ya sobrepasado por la situación, dio un paso hacia MinHo.

—Estás desquitando todo tu rencor de JiSung con nosotros- con todo el equipo —le dijo Felix, aunque no sonase incriminatorio- al contrario, sentía lástima por MinHo—. Mándalo al demonio, está bien. Él, SeungMin, Chan- todos son la misma basura-

—¡Oye!

—Pero estás dejando que el Real King deambule en consecuencia. No hemos tenido un ensayo desde el Dance Revolution, y en menos de dos semanas serán las regionales de animadores. Si tanto te hemos todos molestado, es porque de verdad te queremos ahí, MinHo.

—«Te queremos ahí, MinHo» —repitió, sarcástico—. ¡Que no volveré! ¡Tengo una pata mala! —mostró su bota—. ¡Y he vivido mi mejor vida! ¡Agua y pajas! ¡Y ahora hago pan de leche!

—¿Puedes dejar de hacer un teatro a todo esto? —preguntó SeungMin—. ¿Solo porque JiSung te traicionó?

—JiSung- JiSung me traicionó- Ajá —rio MinHo—. Porque mi mundo gira en torno a él. Obvio.

—¿Y quedarás más tranquilo si es que él viene hacia acá?

Y, como si fuera al fin una fórmula para romper la ecolalia, MinHo gritó con horror:

—¡No!

Porque, mientras MinHo recibía a gente en su casa, en Sevit se vivía lo contrario.

—Háblale a MinHo. —Fue ChangBin el primero que habló con JiSung, luego de haber viajado hacia la zona marginal y restaurante de los Lee.

JiSung, quien en ese instante se encontraba comprando un jugo en la maquina expendedora, se fijó con rareza a ChangBin.

—Eh- ¿No? —JiSung sacó el jugo—. ¿Por qué?

—Para que vuelva —dijo, obviado—. ¿O no lo quieres de regreso?

JiSung se encogió de hombros y se largó a su piso.

La siguiente vez fue Chaeryeong.

—¿Hablaste con MinHo? —consultó ella, mientras iban con sus brazos cargados de las colchonetas, desde el gimnasio hacia el club.

—Me lo dices como si hubiese prometido hacerlo —bromeó JiSung, con tono monótono—. No, no le he hablado.

—¿Y por qué no?

—¿Por qué lo haría? —contestó, agudo.

—¿No crees que se merece una explicación?

De nuevo, JiSung se encogió de hombros y continuó al club.

Seguido a eso, días después, hubo un mal ensayo. Uno frustrante, la verdad; pareciera que el equipo entero coordinó para descoordinarse; y mientras el grupo lidiaba con la impotencia junto con la presión de estar a pocos días de las regionales, Felix se les había unido a la burbuja de él y de SeungMin, lo que hizo que su rutina de ver Lilo y Stich a diario fuese con él.

JiSung no sabía por qué, pero genuinamente no sabía por qué, pero ese día HyunJin había regresado al dormitorio para ver a los tres chicos en el sofá con suma impotencia.

—Con las chicas nos preguntamos por qué no te juntas con nosotros —HyunJin le dijo a Felix, con sus brazos cruzados.

—No es que no me junte —aclaró Felix—, solo... expando mis dominios con estos motherfuckers.

—¿Es porque estás del lado de ellos y nosotros en contra de ChangBin?

—Pensé que se habían arreglado con ChangBin —opinó SeungMin.

HyunJin le dio una fea mirada tanto a él como a JiSung.

—¿No sienten remordimiento? —preguntó HyunJin—, digo- con todo lo que pasó e hicieron. ¿No se sienten mal?

—Ya no quiero que me sigan preguntando por mis sentimientos —murmuró JiSung, perturbado y abrazado a su cojín.

—Y yo no soy de sentir remordimiento —contestó SeungMin, desinteresado—. ¿Por qué lo haríamos, HyunJin?

—Por- ¿por lo que le hicieron a MinHo? —consultó HyunJin, incrédulo—, ninguno de ustedes parecen arrepentidos por haberlo delatado a Ahn.

—Es un problema de niños. MinHo lo superará.

—Pero le mintieron. Le dijeron que fue Chan- le dijeron que lo hicieron porque JiSung gustaba de él, cuando en verdad te estaba cubriendo —apuntó a SeungMin, aun complicado por no poder entender la insensibilidad de ellos—. ¿No quieren solucionar las cosas?

—¿Por qué lo haríamos? De nuevo, parece un problema infantil todo esto. MinHo no debe por qué tomarse la situación tan a personal. No es la primera persona que lo traiciona, de todas formas.

HyunJin abrió la boca, indignado. Buscó reacción en JiSung, quien seguía con su cojín abrazado y su vista en la película, mientras que Felix parecía notoriamente culpable. HyunJin se dirigió a él.

—¿Y estás de acuerdo con eso? ¿Estás contento de ver a MinHo colapsar por toda la mierda que estos imbéciles le hicieron pasar? —encaró HyunJin, apuntando a los otros dos.

SeungMin estaba con su mueca enojada, sin compartir la búsqueda de contacto visual que Felix intentaba encontrar. Al no tener reacción, Felix continuó:

—Seguro que tienen una buena razón para...

—Ah, que terrible —HyunJin no lo dejó terminar, yéndose hacia su lado del dormitorio—. Me da vergüenza verlos a ustedes tres.

—¿Y por qué no te vas, entonces? —discutió SeungMin, cansado—. ¡Tanto drama, drama y drama! ¡¿Por qué no te vas?!

—¡Me voy! —gritó HyunJin de vuelta—. ¡Me largo! ¡Les daré el gusto!

—¡Y llévate a tu fea rana!

—¡No puedo sacar a JiSung del dormitorio, cabrón!

HyunJin armó con rapidez su mochila, su bolsa artística, y cargó a Jiniret en su hombro para salir con rapidez del dormitorio.

Ante el portazo, JiSung escondió su cara en la almohada.

—Eres tan cobarde, hombre —dijo SeungMin enseguida—. ¿Qué demonios te pasa? Ni que fuera la gran cosa.

—No puedo verlo a la cara. No puedo enfrentar la situación —confesó JiSung, con su voz amortiguada—. Recuerdo todas las oportunidades que tuve para decírselo antes de la segunda ronda- y no lo hice.

—Y pudiste decirle todo —concordó Felix—, así, la situación habría sido más fácil. Y no habría asumido que todos somos unos traidores yankees.

—¿Estás del lado de quién, Felix? —le preguntó SeungMin.

—¿Ahora? De ninguno. Estoy despatriado. Camino con los desertores rusos para las olimpiadas.

—Lamento que te hayas peleado con HyunJin por mí —dijo JiSung, mientras lo veía de lado—. No tenías por qué. Él es más cercano a ti que yo.

—Supongo que, cuando te mentes en circunstancias raras, debes afrontarlo —reflexionó Felix—. Además, ese motherfucker regresará para mañana. No soporta estar con sus padres. Quieren liberar a Jiniret.

El problema es que HyunJin no regresó al dormitorio, y menos al día siguiente. HyunJin aparecía para los entrenamientos y dar bote con sus amigas durante el resto del día, pero solo él sabía dónde se estaba quedando a dormir.

Parecía ser un plan imposible de ubicarlo, porque Felix dijo que él no estaba con sus padres. Si es que HyunJin se estaba quedando solo, eso significaba que-

—Está con MinHo. —Yeji confesó una tarde, mientras limpiaban el gimnasio para cumplir algún castigo que Hwei les impuso—. Se queda con él. Hacen pijamadas todas las noches llorando por series y hablando de true crime.

Era un alivio, más no mantenía el corazón de JiSung latiendo de forma correcta. Mucho menos luego de enterarse que SeungMin, Felix y, por alguna razón, JeongIn, fueron a la casa de MinHo.

—Es bonita —contó SeungMin, con su boca llena del pan de leche de MinHo. La noche ya había llegado y los tres estaban reunidos de nuevo en el dormitorio—. Muy grande como para que su madre solo tenga un restaurante, y tiene cuadros suyos de bebé. Felix le sacó un par de fotos.

—Era una bolita de grasa —burló Felix.

Pero JiSung no entendía la situación. Todo lo que los chicos contaron iba destinado a que la rabia estuviese latente y, sin embargo, SeungMin y Felix lucían bastante tranquilos.

—¿Y por qué me cuentan esto? —preguntó JiSung—. Digo, ¿qué pasó?

—Nada —contestaron, sincrónicos.

—¿Volverá HyunJin?

Nop.

—¿Y MinHo?

—Tampoco.

JiSung estiró sus manos hacia ellos, desconcertado.

—¿Eh?

—Tú debes ir a hablarle —sentenció SeungMin—. Puedes hacerlo. Debes amacharte. Oh, que está delicioso el pan.

—Yo no iré a hacer ni mierda —dijo JiSung—, prefiero quedarme acá, en la comodidad de mi dormitorio, sin interactuar. HyunJin regresará en algún momento al dormitorio porque así lo subvenciona la beca, tal como MinHo. Ya no me importa.

—Pensé que JiSung era más decidido —comentó Felix a SeungMin—, no creí que temía a las adversidades.

—No es una adversidad, es solo un amor no correspondido y sentimiento de culpa —aclaró SeungMin—, ya se le pasará.

—No lo entiendo —dijo JiSung—. ¿Del lado de quién están? ¡Saben que no le confesé sobre la develación por una justa razón!

—Y ahora la razón justa sabe que le gustas, que te rechazó sin corazón, abandonó todo lo que pudo y que no te quiere ver. Ya pasaste demasiado tiempo tras MinHo, ¿no crees? Supéralo.

JiSung iba a gritar de la frustración, pero la puerta del dormitorio fue golpeada. Al salir, se sorprendió de encontrarse al profesor Kim al otro lado.

—Ah, Han —el profesor Kim sonrió—. Lamento molestarte a esta hora, pero, la directora logró encontrar una propaganda para Sevit y quiere que salgas en ella.

—¿Y tengo que ir ahora? —preguntó JiSung, cansado. «Estoy en medio de una crisis aquí».

El profesor Kim sonrió con lástima, y JiSung no se pudo resistir. Era incómodo fijarse en él, también, porque a pesar de que él fue un buen docente, JiSung no era de confiar en los adultos ajenos a sus Yayos. Y aunque JiSung no quiso hacer nada para ayudarlo, sí tenía un poco de alivio a que continuara.

Por lo que, salió con el profesor Kim hacia dirección. Los faroles de luz de la escuela acababan de encenderse, y los pocos alumnos que se permitían rondar se iban corriendo hacia sus dormitorios. El calor era atrofiante, y más lo era porque JiSung no podía formular un pensamiento completo sin sentirse un idiota.

—Así que... —comenzó el profesor Kim—. ¿Cómo han estado las vacaciones?

JiSung sabía que estuvieron para la mierda.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

Al día siguiente, en la tarde, MinHo prepara aún más pan de leche.

Como tenía a HyunJin en su casa, su dieta de agua y paja no podía llevarla a cabo propiamente tal, por lo que se dedicaba a expresar todo mediante el pan de leche. Era sabroso, fácil de hacer, y prontamente la dieta de todos en el hogar estaría basada en ello.

Pasada de las siete, MinHo sacó el molde del horno y dejó que se enfriara.

—Nada mejor que un buen postre —halagó MinHo, mientras le hablaba a Jiniret sobre el refrigerador—. ¿Qué opinas? ¿Quieres probar? No creo que HyunJin se enoje si es que te doy un poco de pan, ¿cierto? ¿O las ranas no comen pan? Da igual, prueba un poco.

Antes de que pudiese acercar el pan a la boca de Jiniret, el timbre sonó. MinHo se metió el pan a la boca y cogió hasta la puerta, la cual, tras abrirla, se esperó algún estudiante de Sevit perturbándole la paz.

No se esperó que ese estudiante fuera JiSung.

JiSung no lucía preparado para que le hubiesen abierto la puerta tan rápido, con sus ojos saltones, abrigado aun con los treinta grados de la tarde, y rotundamente nervioso. La forma en la que ocultaba sus manos en sus mangas recordó a MinHo cuando tuvo los moretones alrededor, y de cómo compulsivamente lucía más indefenso que antes.

Ni MinHo ni JiSung hablaron en primera instancia, en especial porque MinHo esperó a que JiSung hablara porque- ¿era real? ¿Estaba ahí?

«De un carajo».

—¿Por qué-

—Antes de que comiences —habló JiSung. «Ugh, habló justo cuando yo iba a hablar»—. No quiero que esto sea una conversación larga, ¿vale? Así que, no me harás entrar, no me darás agua ni pan, ni nada de eso. Quiero que me escuches sin repetir algo, ¿vale?

—Vale.

—No sé qué tienes tú como para desestabilizar el universo con tu ausencia, porque los ensayos han sido un desastre; en un momento todos estuvieron peleados con todos; y no puedo creer que ni siquiera te hayas dignado a preguntar cómo vamos hacia las regionales —increpó—. Te pasas acá, con tu bota ortopédica y tu cocina, sin preocuparte de nosotros en Sevit.

—«En Sevit», porque-

—Déjame terminar —cortó—. Créeme que este ciclo ha sido insufrible para todos, no solo para ti. Todos tienen sus propios problemas, y para todos es diferente este jodido grupo de animadores. Si las cosas se mantienen estables porque estás tú, es porque eres primordial para el equipo. Y no me interesa que te sientas mal, o traicionado, o pasado a llevar, cuando todos accionamos en la mejor de nuestras intenciones para todos, incluyéndote.

—«Incluyéndote». Qué hipócrita-

—No te delaté con Ahn sobre la entrevista porque eso hubiese afectado a SeungMin. Carajo, ni siquiera se me pasó por la cabeza —JiSung se agarró su cabello—. Te delaté porque no quería que te expulsaran. Ahn te odia, te detesta, y lo hace porque, como a todos, nos removiste el mundo. Tú y tus estúpidas buenas intenciones no caben en la crueldad que es Sevit, y te has esforzado desde el inicio que todo sea justo. Desde querer ensayar en el Real King, tu protesta unipersonal, mantener abierto el Real King, y participar en el mismo equipo que Chan solo para mantener ese estúpido club abierto. Y creo que porque todo el mundo cuenta contigo estando ahí es razón suficiente como para que vuelvas a la jodida escuela.

—«Jodida escuela...»

JiSung hablaba con tal determinación que hacía el corazón de MinHo acelerarse, como también llenar su pecho de agua. Su seriedad contrariaba a lo que conoció de su ternura, tan determinado como la vez que compitió con él en aquel torneo de ajedrez.

Y MinHo no podía estar más enrabiado.

—Eres igual al resto —repitió MinHo lo que calzaba al cansancio—. Te encierras en tu mundo de allá arriba, de gente adinerada y próspero futuro. Nunca te has puesto a mirar en cómo todo ese orden que te beneficia me ha perjudicado desde que pisé la escuela. Sevit es un espacio competitivo, y creí firmemente que podía estar bien si es que no molestaba a nadie, pero me acosaban por el club, porque era ruidoso, porque era un tonto. Ahn busca cualquier oportunidad para querer expulsarme, no eres especial por haberme delatado, y haber dado esa entrevista no solo habría evidenciado la corrupción de la puta escuela, pero también habría liberado al resto de los chicos de la inminente presión que es estar ahí. ¡¿Tan mala decisión era ayudar?!

—¡¿Cuántas veces debo decírtelo?! ¡Eres demasiado emocional!

—¡«Demasiado emocional» porque alguien debe de cargar con esos sentimientos! ¡Ustedes se traicionan, se matan, se atacan! ¡Alguien debe de recordar que tenemos maestros que sirven más que para enseñar! ¡Un club que sirve más que para estudiar! ¡Un grupo que sirve más que para sabotearse!

JiSung no contestó, porque lucía que el pestañeo continuo de MinHo entregaba una visión completamente distinta a lo que intentaba definir. MinHo tomó aire, atrofiado, e ignoró todo el remolino emocional que significaba los grandes ojos de JiSung.

—¿Puedes, por favor, entenderme? —pidió MinHo—. Sé que soy difícil; la gente debe de tenerme paciencia; intento ser más fácil, pero- pero simplemente no puedo. Este es mi máximo potencial —lamentó—. ¿Puedes entender por qué quise hacerlo? ¿Y el por qué me siento así?

Aunque JiSung no lucía como si quisiera, lo que dejaba a MinHo en un caos. El dolor durante las primeras semanas de verano, en su contradicción emocional y por la forma en la que se forzó a no perder resistencia- todo eso hacía que sus rodillas temblaran.

MinHo no podía ver en su imaginación, ningún escenario en el que JiSung hubiese sido reemplazado por Chan.

Finalmente, desistido, JiSung asintió.

—Sí, MinHo. Sí puedo.

—«Puedo- pue», ¿entonces? —preguntó MinHo, cansado—. ¿Por qué no puedo entenderte? ¿Por qué no me has explicado?

—Lo he hecho, te dije-

—«Dije» No. Entre que..., entre proteger a SeungMin, las cosas que dice Felix y tu actitud, en verdad no entiendo nada. Es decir, ¿en quién te convertiste? ¿En Chan?

—No —cortó JiSung—. Yo no soy Chan. Soy Han JiSung.

—JiSung-

—Soy Han JiSung —repitió—. Soy el primer lugar de Sevit, soy metódico y analista. Veo las cosas antes de que sucedan. Tengo una inteligencia envidiable, una genial comprensión lectora, y puedo enfrentarme a cualquier desafío porque sé que ganaré. Yo no necesito corrupción, mentiras o generar coartadas para que las cosas salgan a mi favor. ¡Es mi capacidad la que hace que todo salga a mi favor!

—«Favor». ¿Y eso qué tiene-

—En cambio, tú... —las manos de JiSung temblaban—. Tú eres un desastre. Actualmente eres el último lugar de la escuela. Actúas por pulsión e instinto, y sobre todo con el corazón. Te enfrentaste a una escuela, ¡te enfrentaste al jodido Ministerio de Educación! —exclamó—. ¡No tenías el miedo de hacer una entrevista a TvN solo para demostrar la verdad, independiente de las consecuencias! ¡Porque eso no solo habría llevado a una expulsión! ¡Todo habría sido peor y a ti no te importó! ¡Eres una de las personas más valientes que he conocido, MinHo!

Cada palabra, cada gesto, cada intención en el tono de voz hacía que MinHo pestañeara, que repensara lo que pasaba, que enjuiciaba si es que era real o solo su delirio. Con cero mensajes en su bandeja, ninguna llamada y aparición de casi todo el club, MinHo no creía tener a JiSung diciéndole todo eso.

—Y yo —continuó JiSung—, yo no soy valiente, para nada. Yo absorbo conmigo lo que quiero. ¡Yo te quiero! —enfatizó, tan nervioso que su voz temblaba—, y me has hecho el mismo desastre que tú. ¡Yo soy el primer lugar! ¡Tú eres el último! ¡Yo era quien debía de absorberte, sacar lo mejor de ti! Y, en cambio, eres tú quien saca lo peor de mí. Fuiste tú quien me absorbió, y todo esto habría sido mucho más simple si no hubiese temido que me dejaras.

El amor romántico era trascendental, lo que generaba que las personas tomaran malas decisiones. MinHo no podía admirar a JiSung porque era la premisa de aquel pensamiento, interceptado en los puntos bajo del actuar humano, con una excusa tan romántica que solo dejaba sus malas acciones en la banalidad. El amor romántico era una mierda.

Pero MinHo podía medir un poco los pares, ser un poco justo. Hasta hace no mucho que se quiso atrever a pensarlo de forma más seria, de considerarlo como algo positivo más que los residuos traumáticos que cargaba en su historia familiar.

Las cosas habrían sido más fáciles si es que JiSung solo se hubiese disculpado.

—«Temido que me dejaras...» —murmuró MinHo, recompuesto—. Aun no entiendo qué tiene que ver que Felix y SeungMin hayan mentido-

—Ellos solo me respaldaban —aclaró JiSung—. Felix se enteró de todo, desde el delato hasta mis sentimientos hacia ti. Me presionó cada oportunidad que tuvo para que te los dijera, pero me negué rotundamente. Y SeungMin... él es mi mejor amigo, solo me secundó porque estaba metido en un aprieto.

—«Apri- aprieto». ¿Y decir que fue Chan...?

—Caí muy bajo —aceptó—. Demasiado tras decir eso. Fui un oportunista porque era una coartada perfecta. Pero en ningún momento lo hice con intención de burlarme de ti, o de generar un complot en contra tuya, o cualquier otra cosa que se dijo ese día —aludió a la discusión en el Teatro—. Yo solo... no sabía cómo enfrentar lo que hice, ni mis sentimientos hacia ti. Me hiciste un desastre.

El sol ya se había ocultado, pero el calor aun estaba en el ambiente. ¿O era MinHo quien solo tenía el rostro colorado? No, porque JiSung mordía su labio tanto que se hinchaba, y rogaba en sus grandes ojos que algo sucediera. MinHo no podía tener sus pensamientos en orden- demasiadas palabras, demasiad información entregada en un corto tramo de tiempo. No podía dar una respuesta a todo eso.

Por lo que, luego de un momento de silencio, MinHo preguntó:

—¿Te vas a Sevit?

JiSung, desconcertado, asintió. —Sí, me voy-

—«Voy» y vuelvo.

MinHo entró a la casa, tan acalorado que no sabía qué otra prenda más sacarse. Caminó hacia la cocina, donde Jiniret ahora lo veía desde el fregadero, juzgón. Pensaba mal en lo-que-sea que MinHo fuese a hacer en ese instante, porque no era más que patético sacar un tupper de la alacena y colocar todo el pan de leche que acababa de preparar. Lo envolvió en una bolsa de plástico y, enseguida, salió de ahí.

JiSung saltó cuando la puerta se volvió abrir, tan sonrojado y de ojos acuosos que MinHo se preguntó si es que ya se los restregó, o si el rastro de lágrima sin secar fue porque bostezó.

—Para que cenes allá —dijo MinHo, tendiendo con fuerza el tupper—. O lo tengas de postre. Qué sé yo.

—Uh- okey.

—Okey. —MinHo quería agregar algo más, pero no sabía muy bien qué decir. Estaba tan confundido, desorientado e incapacitado de poder entablar una oración coherente que solo pudo escapar—. Genial, adiós.

Y cerró la puerta en su cara.

Para JiSung, con el pan de leche entre manos y su corazón acelerado, tuvo la insistente ganas de querer pegar un fuerte grito para poder desquitarse, pero tan pronto como abrió la boca, escuchó aplausos de un lado.

—¡Bravo! —gritó HyunJin, desde el antejardín de la casa de Yeji. Ella, por mientras, grababa en su teléfono—. ¡Qué buen espectáculo! Diez de diez, hombre. Diez de diez.

—Se lo enviaré a Yuna para que lo comparta con TvN, lover boy —se burló Yeji.

JiSung no iba a soportar su rojo tan colorado, y creía que la taquicardia le haría morir. HyunJin rodeó el antejardín para pasar junto a JiSung, palmearle la espalda, y entrar a la casa.

—Bien ahí, lover boy —se despidió HyunJin antes de entrar a la casa.

—¿Qu- qué acaba de pasar? —preguntó JiSung a Yeji—. ¿Acaso yo...?

—¿Te confesaste? Ajá.

—¿Y él....?

—¿Te dio pan de leche? Sí, sí. —Pero, aun en su burla, Yeji sonreía—. No te preocupes, jamás había visto a MinHo tan así.

—¿En serio? —JiSung aun continuaba tembloroso. Probablemente se desmayaría en cualquier momento—. ¿Tanto me odia?

—No, al contrario —Yeji sonrió, traviesa, y comentó antes de entrar a su casa—: nunca lo había visto tan lleno de amor.

(=˘ ³( ,,><,,) ~

[1] cuál es el centro del universo: el sol o MinHo

Ya, pero igual que tierno. Todos los personajes son un desastre.

Feliz navidad adelantada. Lamento no haber actualizado, pero estoy con un TEPU (Trastorno de Estrés Post Universitario).

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