Quería, entre otras cosas, besarle.

Newt, hace más o menos nueve meses antes de la gran tragedia, había ido a ver a Tina sin que Jacob ni Queenie supieran.

Pero, por favor, no se imaginen cosas. Hablamos de Newt, por Dios. Qué no daría Tina porque eso que imaginaste fuera cierto.

Pero, bueno. Así estaba bien. Estaba bien verlo en el sillón, contándole entusiasmado sobre sus nuevos descubrimientos. Estaba bien recostarse en sus piernas, dejando que pasara sus dedos por sus mejillas. Único gesto de afecto humano que él parecía conocer.

"¿Te gusta esto?" preguntó Tina "¿Te gusta estar aquí?"

Newt hizo un mohin con los labios.

"Me gusta estar contigo" dijo al fin.

"Y con Queenie..."

"Sí"

"Y Jacob..."

"Sí"  sonrió, luego sus manos se  enlazaron nerviosas contra sus costillas. "Ustedes están bien..." dijo lentamente ", pero no estoy seguro de que me guste estar con otros humanos"

Miró hacia la ventana con una mezcla de miedo y aprensión. Era casi gracioso que la persona que llevaba animales letales en su maleta y cuidaba de ellos, pareciera estar asustado de algo tan simple como caminar por la calle.

"Nosotros podemos cuidarte" dijo Tina sin pensar ", si decides quedarte, nosotros... Yo podría cuidar de ti.  Evitar que te hieran"

Newt le miró con esperanza. Era una de las cosas que le gustaban de él; el dulce Scamander no parecía ser consciente de que como hombre tendría que adquirir una ridícula y poco coherente posición de <<Se supone que yo mando aquí>>. Él era distinto, así que, como un niño pequeño, agrandó sus ya grandes ojos y le preguntó:

"¿Lo harías?"

"¡C-claro!"

"¿Aún si soy insoportable y difícil de mantener en un lugar?"

Tina río con las mejillas coloreadas de rosa.

"Newton Artemis Fido Scamander, yo siempre cuidaré de ti. Lo prometo".

Él tomó su mano.

"Gracias" susurró, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas ", gracias, Tina".

***

-Lo lamento, Newt- sollozó-, no pude cumplir mi promesa.

Newton se removió en las mantas. Tenía pesadillas. Tina se inclinó para besar su frente. Newt olía a un bosque en otoño, a el humo de un tren a punto de partir.

-Duerme bien, Newt, yo estoy aquí. Esta vez voy a protegerte.

La luna siguió iluminando la piel moteada de Newt. Y Tina pensó que quizás él tenía un lunar por cada persona que le había fallado.