18
Una tenue luz proveniente de una lamparita de la entrada iluminó la figura de Alice cuando Bella la encendió.
-¡Alice! –exclamó antes de lanzarse hacia ella para abrazarla. Pude notar la sorpresa emanando de mi hermana mientras mi pequeña humana casi la ahogaba.
-¡Bella! –su mirada se movió hacia mí, aún abrazándola. -¿Cómo lo has conseguido?
Negué con la cabeza levemente.
-No he sido yo.
Alice apartó ligeramente a Bella para poder fulminarla con la mirada, su rostro parecía el de un hada muy contrariada.
-¡¿Cómo se te ocurre intentar suicidarte?!
Bella se apartó el pelo de la cara con una mueca de arrepentimiento en el rostro.
-¡No he intentado suicidarme! Sólo era por diversión. –explicó con el tono cansino de quien ha repetido lo evidente varias veces.
-¿Diversión? –Alice parpadeó un par de veces con la boca abierta en una perfecta "o", casi tuve que aguantar la sonrisa sino fuera porque ese modo de diversión casi la había matado.
-Haré un poco de té mientras Bella te pone al día. –anuncié, aún recordaba que Bella necesitaba entrar en calor y quería darle espacio a ambas.
Se movieron hacia el salón y yo me fui a la cocina, podía escuchar la charla desde allí. Bella estaba poniendo al día a Alice de los últimos meses ; se había guardado las apariciones fantasmales de Edward y lo que había surgido entre nosotros, aunque estaba seguro de que Alice ya lo sabía.
-Es raro que no te haya visto salir del agua. Sólo te vi después en la camioneta con Jasper. –musitó para sí mientras le tendía la taza a Bella. Tomé asiento en un sillón viendo cómo Bella se sonrojaba pero Alice parecía inmersa en su propia reflexión.
-¿Has venido sólo por eso? –quise saber, temiendo la respuesta cuando negó.
-Rosalie le ha contado a Edward que te has suicidado. –alzó una mano ante la alarma en el rostro de Bella y en el mío propio. Edward era alguien que tomaba decisiones demasiado importantes sin pensar en las consecuencias. –No ha tomado ninguna decisión pero quería estar aquí por si decidía venir.
-Dudo que lo haga. No me quiere, lo dejó bien claro. –contestó Bella con sus labios pegados a la taza. No había pesar en ella, sólo lógica. Edward le había dejado de doler como antaño.
-A veces confundimos el amor con la atracción. –explicó Alice con voz suave. –La atracción de la sangre de ciertas personas es difícil de soportar y nos confunde.
Bella resopló y yo puse los ojos en blanco.
-Debería haberse aclarado antes de dejarla sola en el bosque. –mascullé. La figura de Bella tirada en el frío suelo del bosque era algo que no olvidaría con facilidad.
Alice suspiró, sabía que no quería condenar públicamente a Edward pero no estaba contenta con su forma de comportarse. De repente olisqueó el aire alrededor de Bella y arrugó la nariz.
–¿Por qué hueles a perro mojado?
-Jacob. –contestamos los dos a la vez, agradecidos por el cambio de tema. Intercambiamos una mirada divertida.
-Pertenece a la reserva. –le expliqué y a Alice sólo le bastó dos segundos entenderlo. Su indignación flotó hacia mí.
-¿Lobos? –volvió a mirar a Bella, que estaba tomando tranquilamente un sorbo de té, aparentemente ajena a la reacción de su amiga. -¡Bella, los lobos no son buena compañía!
-Habla por ti. –espetó una voz más grave desde la entrada.
Jacob había llegado sin avisar y nos estaba mirando a todos desde la puerta del salón con los ojos entrecerrados. Suponía que dos vampiros eran demasiado para su tolerancia.
Alice se giró hacia él y cuando sus ojos se encontraron una oleada de emociones hizo que me doblara sobre mí mismo, como si me hubieran dado un puñetazo que había robado todo el aire de mis pulmones. Abrí la boca intentando recuperar algo de oxígeno como una reacción primaria mientras me hundía en un mar de emociones ajenas.
Sorpresa.
Negación.
Protección.
Devoción.
Admiración.
Destino.
Todo ello metido en un cóctel que casi hizo estallar mi cabeza.
-¡Jasper! –el grito de Bella sonó amortiguado por la presión en mis oídos pero pude sentir su mano sobre mi nuca, su pelo haciéndome cosquillas en la mejilla al inclinarse sobre mí. -¿Qué ocurre?
Tomé un par de respiraciones profundas cuando las emociones se suavizaron un poco, seguían ahí pero al menos pude volver a alzarme. Mi mirada viajó hasta los dos culpables.
Alice y Jacob tenían la mirada clavada uno en el otro. Jacob se había agarrado al marco de la puerta como si no pudiera sostener su propio peso, no podía ver la cara de Alice pero podía ver su espalda recta, sus hombros tensos pero su cabeza ligeramente torcida en un gesto de confusión.
-¿Qué está pasando? –volvió a preguntar Bella, su mano seguía en mi nuca pero su mirada también estaba clavada en la pareja. El silencio entre ellos era casi eléctrico.
-No tengo ni idea. –murmuré.
-Se llama imprimación. Es una cosa de lobos. –explicó Jacob cuando todos volvimos a estar lo suficientemente calmados como para sentarnos. –Cuando un lobo encuentra a su compañera es como...como si la gravedad cambiase, como si el centro de su mundo fuera esa persona. Ya no es la gravedad la que te sostiene, es ella.
-Sin presión entonces. –murmuré con ambas cejas alzadas y pude ver cómo Bella escondía una sonrisa tras su taza de té ya frío.
-Pero yo también lo siento. –la mano de Alice viajó hasta su pecho, como si pudiera sentir su propio corazón latiendo. Dudaba que se diera cuenta pero su cuerpo estaba girado hacia Jacob y el de éste estaba casi inclinado hacia ella. Eran como imanes que se atraían. Era magia antigua. El aire estaba repleto de ella.
-Sería incómodo si no fuera recíproco. –la sonrisa torcida que le dedicó Jacob me hizo poner los ojos en blanco y Bella me dio un golpecito en el brazo.
-No seas un hermano sobreprotector. –me avisó con la diversión en su voz.
-Está ligando con ella delante de mis narices. –farfullé pero mi brazo se acomodó sobre su cintura y ella se inclinó más hacia mí ante el contacto. Estaba sentada casi sobre mí porque compartíamos el pequeño sillón y había optado por ocupar el reposabrazos. Sus piernas estaban prácticamente sobre las mías.
-Llevas ligando con Bella desde hace meses. –me criticó el lobo con sorna pero antes de poder contestar un jadeo por parte de Alice nos hizo tensarnos.
Automáticamente Jacob colocó las manos sobre sus hombros, su preocupación era tan sólida que era casi física.
-¿Qué ocurre? –preguntó confuso al ver el gesto de preocupación de Alice y su vista perdida. No estaba acostumbrado a su don.
-Ha visto algo. –le explicó Bella con calma pero en su voz sólo había tensión.
-Es Edward. –anunció Alice. –Ha decidido lo que va a hacer. Va a ver a los Vulturis. Quiere morir.
Suspiré con pesar, rompiendo el silencio tras sus palabras que habían sonado más a sentencia. Odiaba cuando mi intuición no fallaba.
Este capítulo es más cortito porque quiero que todo lo de Volterra pase sólo en uno. ¿Alguien se veía venir lo de Alice y Jacob? Lo tenía pensado desde el principio, la verdad 🤭🤭
¿Qué os ha parecido? ¿Os gusta el gif? Estoy orgullosa de él, la verdad jajajaja.
Nos leemos!🥰🥰🥰
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