Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 35: Pedacito de cielo III

—Síndrome de Tourette— Declaro aquel medico mientras sostenía los resultados de la resonancia magnética.

—¿Co... cómo?— Julia estaba atónita, no entendía aquella expresión.

—Su hijo padece un caso muy peculiar de síndrome de Tourette...—El doctor dejo los papeles sobre el escritorio mientras de arreglaba los lentes y se enderezaba en su silla—... los síntomas son claros señora, no entiendo por qué sus anteriores médicos no lo diagnosticaron antes.

El niño, apenas tenía 7 años... y ya había visitado a más psicólogos que uno de los pocos amigos que tuvo antes de que este se mudara.

—Lo mandamos a psicólogos pediátricos creyendo que era su comportamiento...

—Ya veo...—El hombre abrió un cajón buscando algo—.  Ellos solo se concentran en los factores conductuales, no es su culpa... la mayoría de los casos tienden a ser tratados así...—Le tendió un folleto a madre e hijo—. Pero los síndromes debe tratarlos un psicólogo especializado.

NamJoon veía con inseguridad aquel papel que describía con algo de optimismo aquel síndrome... leyó la lista de síntomas: ¿Tics motores? Si. ¿Tics verbales? Si. ¿Déficit de atención? Si. ¿Problemas de conducta?... ¡Hey!

—¿Tiene cura?

El muchacho tembló ante aquella pregunta, quizás sí...

—No.

Y su mundo se quebró, listo... estaba condenado.

—Pero... hay tratamientos que pueden ayudarlo a reducir sus síntomas...—El hombre se aclaró la garganta—. Sin embargo, como le dije, su hijo es un caso peculiar.

—¿A qué se...?

Un golpe en el escritorio los sobresalto... NamJoon había levantado su mano con fuerza.

—Estoy bien...—Aclaro mientras se sobaba en el lugar donde pronto habría un moretón. Fue ahí que se desconectó de la explicación del médico y se quedó pensando.

¿Con que... síndrome de Tourette? Así que aquellas movimientos no era su culpa como le habían hecho creer... ¿"Todo está en tu mente"? Si claro...

Si fuera así no habría lastimado en más de una ocasión a sus compañeros, desde hacía un año que sus tics cambiaban cada cierto tiempo... pasaba de un enredo en sus piernas hasta pellizcarse a sí mismo... empujar, patear, jalar... Ya se había mordido la lengua involuntariamente en medio de conversaciones.

Y no solo eran movimientos; sin querer solía repetir palabras que cada cierto tiempo cambiaban... exceptuando aquella que fue la primera... cosa que no solo le produjo un odio intenso a ese color, sino a si mismo dado el color de cabello que tenía.

¿Mal comportamiento? Claro que si... quien no lo tendría al estar todo el día enojado por no poder ver la televisión sin pestañear repetitivamente o cuando no puedes manejar una bicicleta por que en cualquier momento el manubrio se girara provocando una fea caída.

Las 24 horas del día, los 7 días de la semana... sin descanso... era agotador.

Con "peculiar" el doctor se refería a la gravedad de cada síntoma que NamJoon demostraba. Como si fuera un adolescente que jamás fue tratado... eso resumía todo.

Fue así que empezaron sus citas con el doctor, la terapia grupal y charlas acerca de lo que era el síndrome... Sus padres hacían lo que podían para pagar el tratamiento, pero el panorama no parecía mejorar para el muchacho.

Una tarde, sus padres llevaron a ambos hermanos al parque, como una forma de ventilar sus problemas...

JungKook intentaba hacer que su hermano la acompañara a los juegos en vez de quedarse sentado. Él no estaba seguro ya que ahora sus movimientos eran impredecibles.

—No quiero— Dijo con mala cara esperando asustar al pequeño niño.

—Pero...—Sus ojitos empezaron a llenarse de lágrimas— hace tiempo que no jugamos— lo tomo del brazo.

—Es porque te puedo lastimar ¡Entiende de una vez!—Cuando alzo la voz, un movimiento y tiro a su hermano contra el suelo de grava; era a esto a lo que le temía... lleno de enojo, se sentía impotente ya que quería ir y ayudarlo... decirle que lo sentía y llevarlo de la mano con sus padres que ya venían apenas vieron la escena.

—Mamá...—JungKook estaba lloroso—...me duele.

Julia tomo a Jungkook para llevarlo fuera de la zona de juegos y curarlo.

Ya fuera por enojo o parte del síndrome, NamJoon comenzó a golpear el asiento de piedra con toda su fuerza siendo detenido por su padre.

—Te harás daño así—Lo retenía de la muñeca mientras intentaba mantenerlo quieto.

—No me duele— Gruño.

—Eso no es cierto, cálmate... recuerda lo que dijo el doctor.

—¡De... déjame! ¡Rojo!...No diablos... ¡Rojo!— Ahora sus nervios lo hacían hablar. La escena comenzaba a llamar la atención.

—Ven NamJoon... debes tranquilizarte— El hombre tenía una gran paciencia... tanto así que tomo al chico de la cintura y lo cargo aun cuando este lo pateo un par de veces presa de su negatividad.

Apenas llegaron a casa el niño corrió a su habitación para encerrarse; ambos padres se miraron el uno al otro comunicándose telepáticamente.

"Es tu turno"

Gabriel, subió las escaleras para tocar un par de veces la puerta... pero reafirmo su autoridad entrando de todos modos.

—¿Puedo pasar?— Vio a su hijo apretujando una almohada en un rincón del cuarto.

—No te acerques— Cerro los ojos tratando de concentrarse.

El hombre se sentó en la cama dándole espacio al crio:—Comportándote así no lograras nada.

"Ya lo sé... pero al menos la gente no se acerca" No respondió.

—Tu hermano solo quería jugar.

—No lo tire a propósito.

—Lo se... pero no debiste responderle con enojo, sabes que eso solo empeora los tics.

—Da lo mismo...—Dijo desinteresadamente—... igual no tiene cura— empezó a dar pequeños saltitos ahí sentado producto de otro tic. A simple vista podría parecer simple hipo.

—Hijo...

NamJoon no resistió más y corrió a los brazos de su padre; fuera poco o no... esos momentos eran muy reconfortantes para él. Se sentía cálido y feliz, sin miedo a lastimar, abriendo sus sentimientos a los únicos seres que realmente lo querían.

¿Qué haría sin su familia?

Lamentablemente

La respuesta la recibió meses después cuando veía como su casa ardía en la oscuridad de la noche. A su lado, JungKook lloraba de tristeza y dolor mientras se abrazaba a él manchando su ropa con sangre.

—¿Qué les he dicho sobre traer estas cosas a casa?— Señalo a la rata empalada sobre la mesa.

—Que no porque son sucias— Respondieron al unísono padre e hijo.

—Desháganse de esto o no cenaran esta noche— Primrose amenazo con la larga cuchara de madera.

El niño tomo de la cola al muerto animal mientras susurraba:—Mama me da miedo cuando se enoja.

—Naaa... solo está molesta...—Justifico el adulto-. Ya verás que cuando volvamos se le pasa.

El niño de 6 años miraba con inocencia a su padre, le creería todo... así que si lo decía, debía ser verdad.

—Papá, cuéntame cómo conociste a mamá— Pidió mientras iban en dirección al bosque.

El hombre rio enternecido:—¿A qué viene la pregunta?

—Mamá me dijo que se conocieron cuando eran niños.

—Es verdad...—Lo pensó un momento— vivíamos bastante lejos uno del otro.

—Entonces... ¿Cómo se reunían para jugar?— Por que así se enamoraban las personas, "jugando".

—Su abuela y la mía se conocían; y como sus padres trabajan, no podían cuidar a tu madre cuando la señora iba al doctor, por eso los dejaban en casa para que jugáramos juntos— Explico.

—¿Te gusto cuando la viste?

—Por supuesto que no... era una niña molesta y fea...—Rio por el recuerdo—. Y creía que me pasaría pulgas-

—¿Eh? ¡Pero mamá es bonita!

—Lo se...—Le desarreglo el pelo a su hijo-. Si no fuera por mi abuelo jamás me habría dado cuenta.

—¿Por qué?— Los niños y sus preguntas.

—Mi madre decía que me parecía demasiado a él, no admitía nada por verme rudo y orgulloso. Y si, ese hombre era como lo describía, solo que él era algo gruñón y mete pata pero la abuela siempre lo ponía en su lugar— Los recuerdos de las peleas entre sus ya difuntos abuelos siempre lo mataban de risa. Siempre se le quedaría grabada la escena de esa mujer jalando de la oreja al poste de luz que era su pareja.

—¿Y yo a quien me parezco?— El crio puso su mejor cara tratando de verse lo más lindo posible.

Ambos se detuvieron un instante para que el adulto lo observara con "mucha" atención, inspeccionaba listo para dar su veredicto. —A mí por supuesto— Dijo con orgullo.

El piano fue cruelmente cerrado haciendo sobresaltar a las señoras dentro del salón.

—Pero chico... ¡Que manía tienes contra el pobre instrumento!—Comento una con aires de "condesa".

—Tu sobrino toca increíble Gal ¡Pero qué mal carácter!

SeHun miraba aburrido a aquellas señoras desde el asiento del piano, se apoyaba desganadamente en este mientras prendía y apagaba el encendedor que siempre llevaba consigo.

—¿Por qué tiene ese encendedor? Tan joven y fuma— Comento otra.

—Vete ya SeHun— Era obvio que tía Gal no estaba para nada contenta con su comportamiento, su mirada solo profetizaba una tremenda regañada que bien le valía poco al chico de 14 años.

Cerro la cajita plateada de golpe y no dudo en retirarse sin siquiera pedir permiso o despedirse de las amigas de su tía.

Ya escuchaba los cuchicheos de lo "malcriado" que era detrás de la puerta cerrada con fuerza. ¿Qué esperaba esa mujer? ¿Buen humor y sonrisas? Ella bien sabía que no le gustaba que lo usara para impresionar a sus amistades y poco le importaba quedar bien ante aquellas hurracas interesadas.

Encendía y apagaba el encendedor casi por inercia, como un mantra para relajarse, podía hacerlo por horas.

—Joven SeHun— una voz lo detuvo—...su tutor lo espera en el comedor—era Jeffrey quien le recordaba su horario impuesto.

—Dile que no iré... que venga mañana— Ni lo miro.

—Pero joven ya lo ha cancelado...

—Dije que no— Dicho y hecho, se retiró a su habitación poniendo seguro a su puerta. Se sentó en su sofá ignorando olímpicamente a su mayordomo quien insistió hasta que se cansó.

"Que no molesten" Se estiro para sacar de un cajón una caja de cerillos los cuales se dedicaba a encender, verlos arder, apagarlos y después tirar al piso. Esta actividad se repetía cada vez que mandaba todo al demonio.

Clases de idiomas, piano, violín, canto, etiqueta y protocolo, orientación económica, su tutor académico... cosas que realmente no necesitaba pero su tía lo obligaba a tomar bajo la idea "es el heredero de la familia y debe actuar como tal"

¿Y su padre?

SeHun ya no lo conocía, se la pasaba de viaje en viaje muy metido en su trabajo... las pocas veces que llegaba a la mansión eran tratados de forma formal... unas cuantas preguntas y luego no se veían en meses.

¿Cómo llego a eso?

Todo comenzó con la muerte de su madre. Fue tal el golpe en su familia que el hombre al que llamaba "papá" cayó en una profunda depresión, se ahogaba en alcohol a solas descuidando el negocio de su familia. La casa pronto comenzó a notar los cambios en el recorte de dinero y para empeorarlo... el aura gris y triste le causaron al niño un shock emocional tan grande que toda aquella hiperactividad de la que antes rebosaba, se transformó en agresividad.

Varios de los sirvientes renunciaron al notar lo violento que llego a ser el niño; aquel muchachito lleno de color que los obligaba a correr de un lado a otro de la mansión había desaparecido. Fue un año difícil para la familia de dos.

Gilbert, decidió que era hora de recuperar su orgullo como familia. Fue así que dejando su tristeza en lo profundo de su ser; se dedicó a su trabajo. Pero aún le preocupaba su hijo... y pensando en "lo mejor" para él. Accedió a que parte de la familia de su esposa viviera en la mansión, siendo específicos... Gal, quien siempre estaba pendiente de él como colegiala enamorada, parecía demostrar buena voluntad al bienestar de su estirpe.

Fueron siete años en los que Galata tomo el control de la mansión en ausencia del señor de la casa. Pronto, fue dueña y señora que hizo y deshizo a su antojo cada detalle; tomo la habitación que había sido de Lottie y Gilbert, traslado a su sobrino al último cuarto del lugar más alejado de la residencia para darle lugar a su atolondrado hijo; hacia fiestas cada que se le antojaba intentado en cada una ligarse a algún hombre importante ya que el señor de la casa estaba irremediablemente fuera de su alcance.

Todo era perfecto para ella, excepto por un detalle... SeHun.

Si descuidaba al muchacho, podría traerle muchos problemas, no repetiría ese cuento tan anticuado de "la cenicienta" torturada. Así que, haciendo uso de su potestad; obligo al muchacho a educarse como todo un joven de alta sociedad variándolo entre una y otra habilidad. Su plan se tornó más esplendido al ver que el muchacho tenia talento para la música, así que decidió que explotaría aquella cualidad para sacar del camino al chico.

Frente a la sociedad, Galata era la abnegada tía que velaba por su sobrino y hacia que aprovechara su talento innato. Tal fundamento fue suficiente para el progenitor que confiando ciegamente, no intervendría.

Pero la historia era otra...

Y SeHun lo sabía... no por nada había comenzado a odiar el piano desde que su tía le pegaba con una regla cada que su instructor denotaba fallas en sus prácticas. Quería ir a la escuela y tener amigos, pero no era conveniente para la ambiciosa mujer.

Odio a su primo porque este tocaba cosas en su hogar que no le pertenecían; torpe, obtuso, cerdo, odioso... para su suerte aquel chico no compartían su apellido ya que avergonzaría a su familia de tan solo relacionarlo con él.

Odiaba sus clases, odiaba a su tía, odiaba su vida...

—¡Hey SeHun!— alguien aporreo la puerta-... mi madre te busca.

—¡Vete!— Ordenó.

—Déjate de idioteces y sal de una vez— Dicho esto, el otro chico se largó.

Obviamente no iría, le importaba un comino lo que pensara; si quería hablar con él tendría que venir ella misma.

Prendió la chimenea, y se sentó en el suelo para observar el fuego... este bailoteaba a la par de la pequeña brisa que entraba por su ventana, era hermoso... hipnotizante, y liberador. Le recordaba aquellos días en los que sonreía, cuando amaba su vida y a sus padres... cuando el mayor monstruo que enfrentaba no era el estrés y el rencor sino su abrigo en el armario.

Si tan solo no lo hubieran obligado a punta de regla, él quizás hubiera amado la música... quizás habría intentado tener amigos y tal vez, hubiera superado la muerte de su madre.

¿Qué le quedaba ahora?

Los golpes en la puerta de su habitación y luego el salto de la manija al suelo por la fuerza con la que fue roto, hicieron que girara para ver a su tía con un garrote dispuesta a colgarlo de una cortina si era posible.

Sí, eso le quedaba... hacer estallar en cólera a la bruja del cuento.

Maratón: 2/7

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro