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Capítulo 14: Un paso a la verdad

Narracion Omnipresente

- ¡¿Dónde diablos te fuiste?! - Ese grito reflejaba enojo, mucho enojo.

- ¡Tú me dijiste que me fuera! - Reacciono, aunque dentro de si... sabia perfectamente que el fue el culpable.

- No crei que hablaras en serio - JiMin se sentia indignado, ese chico se pasaba de listo.

- Pues en otra, tómame en serio porque ya ves que te puedes quedar sin comida - YoonGi dejo la caja en el suelo.

- Si no hubiera un guardia en el pasillo te morderia de nuevo - Amenazo.

- ¿Seguro? Según me han contado, a ti no te importa que te apunten - El empleo el sarcasmo.

- Estas tentando demasiado a tu suerte - Amenazo parándose.

- Deja de ser tan molesto y come de una vez - se cruzó de brazos e ignoro al muchacho, pero no se movió.

El muchacho tenía ganas de seguir discutiendo, después de todo él se la había pasado las últimas veinticuatro horas con el estómago vacío y unas terribles ansias de que el chico se apareciera. "Ya da igual... no puedo lastimarlo"

Se quejó a sí mismo. Se sentó frente a la caja y comenzó con su cena.

- Ves... no es tan difícil cuando no te quejas - El joven volteo la mirada, recibiendo como respuesta una seria y acusadora expresión del muchacho mientras sostenía un pedazo de carne, algo así como un "¿En serio?" sin palabras.

- ¡Bien!. - Se dirigió a la puerta - Hoy tampoco cumpliré el trato -

Apenas llegaba al umbral cuando JiMin lo detuvo: - Ni creas que te escapas de eso, después de tu pequeña "broma" me pensé muy bien lo que quiero que me traigas. -

- ¿Eh?  - Su curiosidad era grande... - ¿Qué será? - Se medió volteo.

- La cabeza decapitada de quien te dio la flor -

- ¡JiMin! -

- ¿Que? Ya tuve suficiente de que andes por ahí con otros... y como no puedo salir de aquí al menos dame ese gusto. -

- ¿Qué?.- Le parecía tan poco racional, — YoonGi enía ganas de jalarse el pelo. - olvídalo, no soy un asesino. -

- Oh pero casi me matas de hambre - Dijo sin gran interés.

- Supéralo. - Gruño con molestia -... además, ese chico no tiene la culpa de nada. -

- Claro que si... te tiene como idiota - Tenía algo de rencor en su voz.

- ¿Y eso te molesta por que...? -

JiMin ya no tenía como justificarse sin que se viera involucrado eso que llamaban "moral humana", así que saco el método de defensa más efectivo que aprendió a lo largo de su vida... "Hazte al bestia y finge demencia"

- Te ves feo con esa sonrisa en la cara. -

YoonGi se quedó en silencio "¿Qué... ha sido... eso?" tenía muchas ganas de reír... "¿Después de insultarme de peores maneras, ahora me viene con que me veo feo?"

JiMin sabía que esa no fue la mejor defensa de su vida, pero quien podría culpar al pobre... su interacción con personas era sumamente limitada desde sus 12 años, no tuvo tiempo de madurar y aprender a manejar emociones cotidianas.

- Ay... jaja... no puedo creer que me dijeras algo así...- trato de contener esa ligera risa, pero verlo ahí sentado, tan indefenso verbalmente; era como hablar con un niño.

"¡Maldita sea!" En ese momento, el más grande deseo del muchacho fue que el saliera de la habitación, no porque lo molestara, no porque lo odiara ahora que se reía... no, JiMin simplemente no quería que el lo viera avergonzado.

- ¡Ya cállate! - Ordeno, pero fue ignorado.

- Lo siento, lo siento...- trataba de controlarse, cuando paro solo suspiro y dio una dulce mirada al chico que aún estaba receloso. Procedió a explicarle la situación.

- Uno de los pacientes se acercó a mí en la cafetería, frente a las todos me dio un ramo de geranios; la verdad me alegro bastante ya que en ese momento estaba cansado y estresado. Por eso estaba tan feliz. -

- ¿Por qué me cuentas eso? -

- Tu rabieta justificaba una explicación - Sonrió. -

- Mejor vete - Dijo al escuchar como ella llamaba "rabieta" al momento más incómodo de su vida desde que estuvo encerrado.

- ¿Seguro? Esta es tu última oportunidad de pedirme algo - Advirtió divertido. -

- Mmmm..- Lo pensó, pero la única idea viable en la que se concentro fue la de ver al idiota que se atrevía a acercarse a YoonGi en la siguiente caja blanca -... tráeme tomates

- ¿Tomates? Pero esos te los doy debes en cuando en tu comida. -

- No de esos... a las afueras de la ciudad hay una granja donde vive una mujer que ya debe ser mayor; pídeselos directamente de su huerto. -

YoonGi se vio intrigado por las indicaciones de su paciente

"Se lo prometí, ni modo"

- Está bien, pero dame tiempo... si como dices esta fuera de la ciudad, tengo que sacar permiso en el hospital para tomar el día libre. -

- Solo hazlo lo más rápido posible - Desviaba la mirada.

- De acuerdo -

Más tarde

Todo estaba quieto, pasillo tras pasillo lo único que se escuchaba era el leve murmullo de algunas enfermeras de turno y un guardia semidormido; JungKook miraba por la ventana hacia el amplio jardin desde su oficina; con la luz apagada y el tic tac de aquel reloj que marcaba con lentitud las tres de la madrugada.

Dentro de sí solo quedaba esa inquietud de ver los faroles de aquel auto; solo deseaba que hubiera ocurrido algún accidente o que por azar de la vida el vehículo jamás llegara. La suerte jamás estuvo de su lado.

Soltó un suspiro frustrado al ver como el auto cruzaba las rejas principales; de inmediato tomo su celular y marco un número, debía proteger su plan a toda costa.

- El Director no está... su oficina esta con llave - Dijo una de las enfermeras.

- De acuerdo, mañana hablare con el - El hombre continúo por el pasillo.

Si había que definir a aquella persona, "excéntrico" era lo primero que se te venía a la cabeza, ya sea por su fetiche por llevar cuando menos algo morado en su vestimenta o por el modo en que trataba a la gente; como si el supiera algo que tu no.

Un tiempo con sus colegas en el extranjero le trajeron nuevas e innovadoras ideas para su trabajo; como amaba ese hospital... su mente tan superior, había sido objeto de admiración entre sus compañeros de la universidad, y sus avances sorprendían a la comunidad médica, una reputación digna y una buena remuneración ¿Qué más se podría pedir?

Jay era un hombre bastante maduro, su relación con JungKook siempre fue escabrosa y poco funcional, llegaron a ser alumno y maestro durante los años de universidad del chico; y por azares de la vida habían acabado en una situación muy comprometedora. Y así había vivido durante esos años, él tenía el control... hacia lo que quería y se preparaba para lograr su objetivo primordial. Su más torturada víctima yacía bajo tierra detrás de una puerta blindada, era hora de hacerle una visita.

Con las llaves extra que saco ilícitamente, evadió a los guardias entrando con sigilo al subsuelo. Sin luz alguna, bajo las gradas hasta llegar al pasillo, conocía tan bien ese lugar que podría decir quien estaba detrás de cada puerta sin problema alguno. Llego al final, reviso que nada le faltara: llevaba la vela y el encendedor, llevaba la inyección, llevaba la pequeña libreta para notas, llevaba el dardo tranquilizante... lentamente empujo la pesada pieza metálica.

Al no haber luz alguna, JiMin solo despertó por el chirriante sonido de la puerta; luego sintió el olor y la presencia de aquel hombre.

- Has vuelto - Advirtió con un tono monótono en su voz.

- Jaja ¿No te alegras de verme? - La ironía con la que hablaba hacia al joven sentirse enfermo.

- Si te veo... pero alegrarme es lo último que haría - Se levantó.

- Tu vista nocturna ha mejorado entonces.... - Dijo mientras encendía la vela.

- ... - Una mirada fría y gélida, JiMin aborrecía a ese hombre con toda su alma.

- No me mires así...- Jay preparaba la jeringa -. ya sabes lo que procede -

...

En el pasado, las cosas parecian muy diferentes.

JiMin ya tenía 11 años, un niño ingenuo que no pudo reconocer el peligro hasta que fue demasiado tarde.

- Tengo hambre - Se quejó el pobre niño.

- No debes comer hasta que te diga, te lo advierto.. podrías enfermarte - Ordeno aquel hombre.

- Pero desde ayer que no pruebo nada y no me dejas salir - Respondió agarrándose el estómago, de tan vacío que estaba hacia ruidos raros.

- Es por tu bien.... - Secas palabras que salieron automáticamente mientras el hombre se ponía su chaqueta y tomaba su maletín, otra vez saldría dejando solo al niño -... no te atrevas a salir. -

Finalmente cerró la puerta con seguro.

La mujer que a veces venia para enseñarle conceptos académicos básicos a JiMin no llego durante aquel tiempo; el muchacho deambulo por la casa durante horas, buscando algo que comer. Ese hombre lo había acostumbrado a ingerir grandes porciones de comida, lo cual solo aumentaba su apetito.

Pero esa noche un dolor en su boca no lo dejo dormir. Empezó como un leve cosquilleo que fue aumentando a la mitad de la noche; de a poco sintió que sus dientes ardían; girando una y otra vez sobre la cama, atino a pararse y correr al baño; el miedo se transformó en pánico cuando vio sangre.

¿Qué haría ahora? ¿Se había lastimado sin querer? ¿Era el hambre?

Y el dolor no se iba, hasta que en su desesperación buscaba algo con lo cual aliviarse, y lo vio... Como si hubiera sido puesto ahí a propósito, unas tenazas.

No tuvo tiempo de pensarlo, y el mismo ubico exactamente donde le dolía.

Así es como esa noche, el segundo día de su obligatorio ayuno... unos nuevos diente brotaron, más grandes y filosos. Colmillos que revelaban lo que sería su nueva naturaleza, una advertencia de lo que sería su futuro.

Fue una lástima que al día siguiente los estrenara en el cuello de su mejor amigo.

Maratón 1/?

Sorprais :D

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