31. Final
"Está sintonizando la radio oficial de Wood Report, antes el periódico que traía las noticias recientes del pueblo y sus alrededores.
Oficialmente se cumple un año del final de la tragedia que atacó a Yellow Wood por varios meses. ¡Un año del cierre! Hoy, recordamos a los que nos dejaron tras las terribles matanzas ocasionadas por Hwang Hyunjin, Yang Jeongin y Lee Felix, el supuesto detective salvador.
Lo que se volvió la pesadilla del pueblo y días de miedo profundo acompañados de un necesario patrullaje debido a la poca seguridad, terminó hace un año, aunque no de la forma que hubiésemos querido pues esto requirió de sacrificios muy grandes aquella noche de miedo y paz.
Tal es el caso de nuestra amada reportera, Kim Minji, que se vió cara a cara con la muerte cuando Hwang Hyunjin interrumpió en su hogar, causándole un trauma que hasta el día de hoy sigue en la ciudad bajo supervisión psiquiátrica, pues atentó dos veces contra su vida aquí en Yellow Wood. También recordamos al policía Seo EunHo, un amable hombre de bien que respondió al llamado de los vecinos ante el escándalo en casa de la periodista y que, lamentablemente encontró ahí su final de forma trágica.
Pero sin duda alguna la muerte que conmocionó en este agridulce final fue la del oficial Hwang, aquel hombre que solía cuidar a la gente del pueblo, llevaba dos días después escoltados a Hwang Hyunjin y Yang Jeongin hacia las afueras del pueblo, sin embargo, cuando la multitud caminaba en dirección al lugar, se encontraron con la terrible escena de la patrulla volcada y el cuerpo inerte del oficial a un costado, con la cabeza destrozada y un hueso del brazo roto. No había rastros de los dos chicos, lo que provocó el pánico en el pueblo por poco más de un mes debido al miedo de que buscaran venganza, sin embargo, para nuestra suerte, eso nunca ocurrió. Nunca volvieron, tal vez, heridos encontraron su final en manos de algún animal hambriento, tal vez alguien con el coraje suficiente hizo algo al respecto.
Pero eso es ahora, una historia de terror para contar cada víspera de halloween, de aquellos que con solo mencionarse generan pánico en nuestras memorias y tristeza en nuestros corazones.
El día de hoy, a las cuatro de la tarde el alcalde revelará la estatua en memoria de las víctimas del famoso caso Yang-Hwang, que reemplazó la que ya existía en el centro del pueblo pero que solo mirarla traía dolor. La gente de Yellow Wood ahora puede dormir tranquila, pues aquellos sádicos animales ya no rondan las calles.
A continuación, recordamos con amor los nombres de las víctimas."
Seungmin apagó la radio, empezaba a cuestionarse su motivo para seguir sintonizando el canal del pueblo cuando solo decían cosas indebidas. O tal vez era aún la negación hablando por él, pues a un año de aquella noche que descubrió quién estaba detrás de todo el pánico, una parte de él seguía intentando justificar, encontrar algo que indique Hyunjin no era parte de eso y que se trataba únicamente de un malentendido, pero empezaba a pensar que aquello era en vano y que debía aceptar que no conocía a su mejor amigo tan bien como él creía.
Apoyó su espalda en su silla, dejando de escribir sobre su libreta la tarea que llevaba un rato pretendiendo que hacía porque ese día en particular se sentía pesado. Los culpables se habían ido, pero dejaron atrás un pueblo muerto con heridas de las que jamás podrían sanar, con recuerdos incrustados en el pecho que les prohiben disfrutar las cosas cuando recuerdan que, hay gente que por actos atroces ya no puede hacerlo. Y Seungmin, bueno, él intentaba luchar contra él mismo, contra los pensamientos que le decían que Hyunjin era inocente, contra los que le decían que era culpable, porque había días en los que extrañaba demasiado a su mejor amigo, prácticamente su hermano.
En algún momento incluso interrogaron a Seungmin por sospecha de complicidad debido a su cercana relación, pero pronto quedó de lado y pudo seguir su vida normal al menos hasta donde podía, porque un tiempo las miradas de sospecha no fueron discretas. Quería enojarse con Hyunjin, odiarlo, culparlo de las condiciones en las que dejó el pueblo y por causarle problemas por un tiempo, pero no podía, no del todo. Estaba molesto con él, claro, hizo algo completamente imperdonable, pero esa parte en él que recordaba como solían jugar con globos con agua y reír hasta el llanto cuando eran pequeños le estaba prohibiendo sentir únicamente odio.
Incluso Felix, Dios, se sintió tan abrumado cuando descubrió eso la noche que caminaba con una rosa en mano para el detective, al menos hasta que escuchó que el oficial Hwang le había disparado por complicidad con los culpables, primero se sintió abatido, pero cuando escuchó quiénes eran los otros dos, su corazón se rompió. Se sentía estúpido, todo estuvo siempre frente a él y nunca pudo notar algo.
Para todos, la teoría más aceptada es que Hyunjin y Jeongin habían muerto por algún animal del bosque, heridos luego del accidente, otros solían decir que un par de animales no podían morir tan fácil a manos de otro. Seungmin optaba por aceptar la primera como verdad y no sabía cómo sentirse al respecto, feliz o triste, porque era de su amigo de quién hablaba. En otra situación, tendría al menos una tumba a la cual llorarle, pero claro que nadie se molestó en mantener una para él, así que ahora solo podía mirar la vela que encendió desde temprano esperando que, donde quiera que pudiera estar, Hyunjin se encontrara en paz.
Seúl.
En un departamento pequeño en medio de edificios grandes, el rubio se levantaba con rapidez de la cama matrimonial que compartía con sus compañeros, quejándose mientras se sacudía la pijama.
— ¡Son unos enfermos! —gritó Felix.
Hyunjin sacó su cabeza de las sábanas, dónde Jeongin estaba oculto suspirando mientras su pecho era acariciado por los delgados dedos de su novio.
— Es tu culpa, debiste irte al trabajo hace media hora, no te molestes si quiero tocar a mi novio cuando tú deberías estar en otro lado.
— No me molesta que toques a tu novio, me molesta que me toques a mí —se quejó.
— Ese fui yo, disculpa —habló rápidamente Jeongin mientras quitaba las sábanas para poder sentarse—. Hace mucho que no estás con nosotros, Felix, pensé que querrías.
El mencionado mantenía su expresión de enojo aunque sus mejillas ahora estaban coloradas. Habían decidido mudarse juntos, por desgracia debían acoplarse a lo que podían con el dinero que Felix tenía y un poco de ayuda de Chan, que pese a no verlo, procuraba mandarles un poco, así que vivían en un cuarto pequeño y debían compartir una cama matrimonial los tres. En un inicio había sido completamente incómodo, sobre todo cuando la pareja decidió que si Felix no iba a darse una vuelta para caminar y poder coger a gusto, simplemente lo harían con él ahí.
Entonces Jeongin dijo la mierda más rara que Felix podría haber escuchado alguna vez, quería agradecerle haberlos salvado. Al inicio pensó que tal vez le haría una tarjeta o un dulce, pero cuando el chico empezó a quitarse la camiseta fue una completa locura, porque Felix, quien llevaba días estresado por el encierro en esa casa de locos, de pronto se vió acariciando y dejándose acariciar en medio de ese trío necesitado de éxtasis. Aunque cuando cobró la cordura decidió no hacerlo otra vez, le resultó casi imposible no ceder unas cuantas veces más.
— Es porque ya nos reemplazó —se quejó Hyunjin, sentándose tras Jeongin para poder acariciar nuevamente su pecho descubierto—, recuerda que ha estado llegando noche y viene bañado.
— Eso no es muy pulcro, detective.
Felix resopló, dirigiéndose al baño para poder darse una ducha.
Era sorprendente cómo había cambiado tanto su vida, ya no podía ser un detective, al inicio pensó que el pueblo daría alerta respecto a sus verdaderas intenciones y que lo buscarían por cielo, mar y tierra, pero eso nunca ocurrió. Tal vez, eran tan cerrados de mente que la idea ni siquiera se les ocurrió, o posiblemente querían olvidar todo, sea cual sea, estaba agradecido porque a menos pudo buscar trabajo en cualquier otra cosa y no tener que vivir escondido, facilitaba las cosas.
Había días en los que se cuestionaba su decisión, porque ahora podría estar en su estación, siguiendo su vida normal. No tenía necesidad de salvar a ese par de locos y sin embargo, ahí estaba. Pero al mirarse al espejo empañado, luego de una agradable ducha de agua caliente, notó que había razón en algo que le dijo Jeongin alguna vez, no era tan diferente a ellos en ese aspecto, y no podría seguir fingiendo que sí por mucho tiempo. Así que solo quedaban dos opciones, explotar sólo o cayendo en una cama de apoyo como lo era, a su modo, aquel par.
Salió del baño y se dirigió hacia la habitación para vestirse, teniendo que tomar su ropa para cambiarse en la sala para intentar fingir que Hyunjin no estaba sentado en la cama con Jeongin entre las piernas haciéndole una mamada, no debió imaginar que si ese par no tenía remordimiento menos tendrían pudor.
Su día se había limitado mucho, debía trabajar un cómodo horario en una biblioteca, luego podía ir a comprar algunas cosas o dar un paseo para finalmente volver a casa. HyunJin llegaba una hora después de él, luego de trabajar en el taller mecánico por ocho horas, Jeongin habría limpiado un poco o simplemente perdería el tiempo, pues hace poco lo habían despedido como empacador en un supermercado debido a que amenazó a una clienta grosera con introducir la botella de jugo por su culo sino dejaba de quejarse. Se darían un baño, cenarían, terminarían de limpiar y podrían ir a dormir, con suerte para Felix el día terminaba ahí, pero a veces debía dormir en otro lado cuando despertaba por suaves jadeos y un ligero movimiento del colchón. Otras veces, aunque no lo enorgullecía, escuchaba hasta ponerse duro, y como si Jeongin fuera capaz de oler el sexo, empezaba a tocarlo para atraerlo a una noche donde no dormirían pues la explosión que tanto temía Felix, llegaba en forma de sexo, de modo que se liberaba cuando alcanzaba el orgasmo en la mano de Jeongin luego de que éste lo masturbe o en otros casos, dentro del mismo mientras Hwang se tocaba.
— Quiero encontrar la casa intacta cuando regrese, por favor.
Dijo, recibiendo solo como repuesta un ademán de la mano izquierda de Hyunjin mientras la diestra seguía guiando la cabeza de Jeongin sobre su falo.
Felix no debía trabajar ese día y amaba poder salir a caminar, porque ya no tenía que fingir perderse, porque de alguna forma ahora era más libre, no tenía que recordar diariamente ser esa persona que en algún momento un descuido le causó una tragedia, ahora podía vivir siendo un adulto responsable y estaba seguro, en algún lugar del mundo, Rachel estaba orgullosa de eso.
A veces veía a sus amigos, muy ocasionalmente, Chan le había prohibido verlos cuando estuviera con Hyunjin y Jeongin, lo entendía, no podía enojarse cuando era consciente que aquel par era una bomba que en cualquier momento estallaba. Pero eso no impedía que Chan los ayude económicamente a veces, lo suficiente para acompletar la renta o comprar algo de comer, también adoraba cuando podía ver a Minho, quien ahora era el jefe de su estación debido al arduo trabajo que hacía. A su cargo, muchos delincuentes habían sido capturados y ninguno liberado sin al menos su sentencia mínima dependiendo el cargo, aunque a veces necesitaba ayuda y es cuando le hacía llegar el expediente a Felix, que dentro de sus capacidades, resolvía el caso pero no para regresarlo a Minho, a quien realmente no le importaba, sino para darle el nombre del culpable a Hyunjin. Bueno, algo debían recibir a cambio ellos, y Jeongin era el más feliz en ese tiempo de caza, habían orientado esa extraña necesidad de ambos chicos por matar y comer, con la de Felix por limpiar las calles de gente horrible.
Aunque a veces él tenía que salir de los lugares donde el otro par mataba, era curioso como matar y mutilar no le daba repudio, pero bastó ver una vez a Jeongin comiendo un muslo y ver caer la grasa con sangre para terminar vomitando en la calle. Definitivamente aquel par era un asco, porque había que estar igual de mal o incluso peor, para decidir besar los labios ensangrentados del caníbal y vaya que Hyunjin amaba hacerlo. Fuera de eso, ya no mataban por impulso, ahora estaban un poco más en paz, o al menos eso le había dicho Hyunjin, que aunque no lo admitiría, luego de experimentar la muerte tan cercana no solo suya, sino también la de Jeongin, ahora solo quería aprovechar el tiempo con él y disfrutarse mutuamente. Felix no lo diría porque deseaba vivir, pero en parte sabía que era porque al más joven no le apetecía matar por ahora y Hwang estaba dominado por éste.
Felix ingresó a la heladería, donde un chico ya lo esperaba y a quien no pudo evitar mostrarle una sonrisa mientras se acercaba hasta sentarse frente a él.
— Siento la tardanza —dijo el rubio—. Olvidé poner la alarma.
— Está bien, no tiene mucho que llegué.
— ¿Estás listo para nuestro recorrido?
— He estado impaciente —dijo el castaño con una sonrisa—, todo esto de la ciudad me sigue abrumando, intenté tomar un bus y resulta que aunque decía el nombre correcto, no paraba en donde yo quería, solo lo rodeaba, ¿Cómo es eso posible?
— Te acostumbrarás a ello, Changbin —respondió con sinceridad—, tienes suerte de haberme encontrado.
— Suerte haber entrado a la biblioteca por un mapa y ver una persona tan amable —respondió el chico, apoyando sus codos en la mesa sin dejar de sonreír—. Me he divertido las veces que te he visitado en tu trabajo, tienes muy buenos temas de conversación y grandes anécdotas.
— Es porque haz conocido a pocos chicos aquí, cuando seas popular verás que soy aburrido, así que disfrutaré estos momentos de diversión.
— En serio, me siento agradecido, luego de la muerte de mi padre hay pocos momentos que me hacen feliz, pero ahora puedo reír mucho gracias a ti.
— En ese caso estaré encantado de seguir haciéndote reír.
Changbin sonrió de medio lado, mirando por unos segundos al rubio mirar entre los sabores de helado del menú antes de apoyar su mentón sobre una de sus manos, estaba seguro de que sería así. Por su parte, Felix decidió finalmente un helado de fresas con queso, mientras que su compañero optó por chocovainilla.
Ahora solo quedaba vivir en paz un día a la vez, al menos, por el tiempo que pudieran.
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