28
Para Minji, vivir tras la desaparición de una hermana era una condena que iba terminando con su vida poco a poco. Empezó a ser como una vela cuya mecha iba gastándose su energía poco a poco, empezó consumiendo su alegría, luego sus esperanzas y finalmente su cordura, a cada hora el pensamiento de ver a su hermana entrar por la puerta de su casa se iba volviendo un sueño, uno lejano que cada día dolía más. Incluso hacer cosas básicas como reír o comer se sentían tan mal, porque, ¿Qué derecho tenía de disfrutar la vida si su hermana estaba muerta? Porque aunque la gente dijera que había esperanza, ella estaba segura que no era así, al menos no luego de sus charlas con el detective Felix, había escuchando que las primeras horas eran cruciales y ella ya las había perdido.
La chica que yacía sentada en su sofá, revisando unos documentos en la mesita de centro, dio un salto alarmada cuando la puerta se abrió de golpe, sin embargo terminó resoplando por haberse asustado con algo así mientras se levantaba para poder cerrarla. Puso el seguro y apoyó su frente en la puerta, se sentía tan cansada.
— Kim Minji, ¿Cierto?
La mencionada sintió la sangre de su cuerpo irse hacia sus pies y su piel fría en cuanto escuchó esa voz. Había alguien dentro de su casa, no respondió, el pequeño golpeteo de algo en el suelo la había inmovilizado, temía incluso que su respiración se escuchara muy fuerte.
— Escuché que estás muy relacionada con Lee Felix, ¿No es así? Manos a la puerta.
La chica mordió su labio inferior intentando controlar el temblor del mismo mientras pegaba sus palmas a la madera. Aunque quería mantenerse serena, su cuerpo empezó a temblar un poco mientras las manos desconocidas recorrían su cuerpo como si estuvieran buscando algo, hasta que finalmente luego de unos eternos segundos pudo sentir que se alejaba.
— Dime dónde está Felix.
— No lo sé —susurró la chica, sentía que su voz no quería salir.
— ¡No intentes mentirme! —lo siguiente que escuchó fue un golpe y algo caer al suelo, rompiéndose al instante— ¡No estoy jugando!
— Felix nunca me dió una dirección por seguridad de ambos.
— Querrás decir de él, porque el hecho de que tú no tengas información útil acaba de condenarte.
Minji pudo sentir la burla en su voz y en un arranque de valentía, quitó el seguro de la puerta antes de sentir como la tomaban del cabello hasta hacerla caer. Llevó sus manos hacia las ajenas en un intento de alejarlo, y entonces pudo ver, aunque de forma borrosa, la imagen del chico frente a él, haciendo que el aire abandonara su cuerpo mientras caía al suelo. El chico se colocó sobre ella, con una sonrisa burlona mientras la miraba con atención.
— Hwang Hyunjin... De todos... ¿Por qué?
— ¿Por qué no?
— Yoohyeon —el nombre salió casi en automático de sus labios.
— Ah, Kim Yoohyeon... —murmuró Hyunjin, fingiendo que trataba de hacer memoria aunque terminó sonriendo de nuevo—. Muy ingenua.
— ¿Por qué? ¡¿Por qué a ellas?! ¡Imbécil de mierda! ¡Cabrón odia mujeres! —gritó la mujer, intentando atacar al chico con sus manos.
— ¿Sabes qué es lo peor? —preguntó Hwang, disfrutando eso que para él era un juego solo evitando los ataques de la mujer—. Ni siquiera me gustan.
Minji detuvo sus intentos por atacar mientras sentía que todo le daba vueltas.
— Si este pueblo de mierda fuera menos cerrado de mente... Ninguna mujer habría muerto, porque a mí no me atraen. Simplemente era más fácil.
La chica sintió que la energía abandona a su cuerpo, su hermana había muerto y era algo que ni siquiera le importaba a Hyunjin. Una ola de coraje inundó su cuerpo y en un ataque de valor, rasguñó con fuerza la mejilla de Hyunjin, quien se apartó rápido con un quejido mientras se tomaba la mejilla.
— ¡Estúpida!
Minji intentó enderezarse, pero sintió la mano de Hyunjin tomar su tobillo, aún así, alcanzó a golpear un poco la puerta con sus puños esperando que el ruido llamara la atención de algún vecino. El chico la arrastró hasta el centro de la sala.
— Te daré crédito de ser la primera en defenderse.
— ¡Eres un enfermo!
— No, no —Hyunjin llevó su mano sobre la boca de la chica—, soy diferente a ustedes, y eso está bien. Todos son diferentes, mucha gente tiene estas ideas en mente pero pocos lo aceptarán, y una muy reducida cantidad de ellos se atreverían a hacerlo. Simplemente se condenan a vivir tragándose el coraje, deseando poder clavarle un tenedor o algo a la persona causante de su furia, con la frustración necesaria para mirar un auto en la calle y pensar en ponerse frente a él porque así ya no habría que soportar este mundo de mierda.
Minji lo observó con coraje, la rabia inundaba su cuerpo y solo deseaba... Entonces se calmó, fue consciente de su respiración mientras la idea de que algo le hiciera el suficiente daño a Hyunjin cruzó su mente. El chico pareció darse cuenta y sonrió.
— Pensaste en eso, ¿No? En que algo me suceda, porque eso es más fácil, acabaría con todo de inmediato. ¿Ves? No somos tan diferentes, solo que yo actúo y tú te quedas aquí, siendo la presa.
Mientras Hyunjin tomaba con fuerza el bate, un oficial llegaba al domicilio de la reportera tras los ruidos de algo romperse que reportó una vecina. En ese tiempo, ninguna señal de violencia debía pasarse por alto, pero admitía que deseaba estar en la oficina solo tomando una gran taza de café y peleando una dona dulce antes de que llegara Felix a acabar con ellas. Pero sus planes cambiaron cuando pudo escuchar un suave grito ahogado, rápidamente se acercó a golpear la puerta.
— Señorita Minji, ¿Está bien?
Al no obtener respuesta, se decidió a empujar con fuerza la puerta, siendo casi de inmediato cuando consiguió abrirla debido a que no había seguro. Lo que nunca esperó fue ver a un chico encima de la mujer, con sus manos alrededor de su cuello para asfixiarla mientras ésta pataleaba hasta conseguir que su rodilla impacte contra la entrepierna de Hyunjin, quien solo de esa forma la soltó para apoyar sus manos en el suelo, soltando un quejido de frustración.
La mujer entonces rasguñó nuevamente el rostro de Hyunjin hasta lograr que éste retroceda, entonces consiguió alejarse hasta una buena distancia. Hyunjin llevó su mano hacia su mejilla que ardía. Entonces volteó a ver al oficial que permanecía anonadado por todo lo que sucedía frente a él, sin embargo, terminó buscando su arma con sus manos temblorosas. ¿Ese era Hyunjin? El hijo de su compañero de trabajo, el niño que vio crecer junto a su hijo, el que era amable y atento. No, ese no era él.
Hyunjin, en un ataque de rabia por haber sido atacado por la mujer, tomó nuevamente el bate y se acercó sin perder mucho tiempo hasta el hombre, golpeándolo fuerte en la cabeza hasta que éste cayó.
— ¿Eso quieres? ¿Qué te demuestre que no es algo de género? —preguntó, tomando el pie del hombre semi inconsciente para arrastrarlo hasta el interior de la casa.
Entonces, tomó nuevamente el bate y golpeó la cabeza del hombre en el suelo, quien soltó un quejido de sangre que manchó sus labios antes de recibir nuevamente otro golpe, y otro seguido hasta que poco a poco su rostro empezó a deformarse. La chica se abrazó a sus piernas, sollozando, creyendo que estaba en una pesadilla y que pronto podría despertar.
— ¿¡Dónde. Mierda. Está. Lee. Felix!?
Gritaba el chico entre cada golpe, alternando entre el bate y pisando con fuerza hasta que solo quedó un cráneo irreconocible. Minji ahora tenía sus manos cubriendo sus oídos y golpeándose ocasionalmente la cabeza con sus propios puños, se sentía aterrada y el cuerpo no reaccionaba cómo ella deseaba, quería huir, pero en ese momento incluso su respiración era tan errática que pensó moriría por un infarto, sobre todo cuando Hyunjin la tomó del cabello para obligarla a ver el cadáver con rostro desecho.
— ¡Eso es tu culpa! ¡Yo no habría estado aquí si me decías el nombre rápido! ¡Por ti él está así, recuérdalo siempre!
La mujer ahora lloraba de forma entrecortada, tomando aire con su boca que permanecía abierta en un intento de respirar mejor aunque solo alimentaba su ansiedad. El chico entonces pensó, que ya no valía la pena, así que empuñó nuevamente su bate para poder golpearla hasta que escuchó de forma muy difícil que intentaba hablar, aunque no consiguiendo articular bien las palabras debido a su estado alterado. Resopló, ahora tendría que esperar a que se calmara más.
— Bos... Sí... Dij- En el... —la mujer hablaba, sin dejar de golpear su cabeza mientras su mirada aterrada recaía aún en el cadáver.
"Bosque". Finalmente susurró. Entonces Hyunjin sonrió satisfecho, no había muchos lugares donde Felix pudiera esconderse con Jeongin en ese sitio, así que sabía dónde encontrarlo.
— ¿Hyunjin?
Esa voz, esa voz hizo que el mencionado sintiera que las cosas le daban vuelta por un momento y aunque no sentía el valor de levantar la mirada, como si su cuerpo no reaccionara a él, lo hizo hasta que su contacto visual se cruzó con el del hombre en el marco de la puerta, sostenía un arma al escuchar las quejas de los vecinos por el ruido en casa de la periodista, lo que el oficial Hwang nunca esperó fue ver a la mujer en un ataque de pánico frente a un cadáver y a su hijo manchado de sangre mientras sostenía el bate que alguna vez le compró esperando que jugarán béisbol en su tiempo libre con el equipo del pueblo.
Hyunjin hizo una mueca que deformó su rostro, las comisuras de sus labios cayeron, su entrecejo arrugado mientas sus ojos permanecían fijos en el hombre que se mostraba aterrado. ¿Por qué? ¿Por qué su padre lucía tan asustado al verlo? Entonces, como si fuera un espectador se su propia vida pudo verse ahí, de pie en medio de esa escena y en esos segundos también tuvo miedo de él mismo. Sus manos temblaron pero no dejaban de sostener con fuerza el bate, sintió incluso que empezarían a sangrar en cualquier momento de esos largos segundos que en realidad fueron cortos, quiso decir mucho, pero las palabras no salían de su boca, menos cuando pudo ver cómo la gente empezaba a acercarse para poder ver qué ocurría.
Hyunjin nunca esperó huir, no cuando siempre acostumbraba ser el que cazaba, no cuando la sensación de poder le impidió ver qué también era vulnerable, pero en ese momento solo pudo irse corriendo por la puerta trasera de la cocina antes que la gente se diera cuenta. El hombre bajó el arma, decepcionado, quiso correr tras su hijo pero la palabra sonó extraña, ¿Eso era su hijo? No, ese no era su pequeño, quien había hecho eso, quien destruyó la cabeza de un oficial y dejó a una mujer tan alterada no podía ser ni siquiera una persona, era un animal.
Las vecinas pasaron de largo del oficial cuando notaron a la mujer que se veía tan mal en el suelo, se acercaron a socorrerla. Minji solo podía repetir la palabra bosque apenas de forma entendible mientras agitaba sus puños tensos en busca de golpear sus piernas y ocasionalmente su pecho, haciendo que las mujeres intentaran inmovilizar sus brazos para evitar que se siga lastimando. El oficial, dejó a su compañero hacerse cargo en ese lugar mientras decía que seguiría al causante de eso.
Minji, recordó en fragmentos las palabras de Felix las pocas veces que intercambiaron información, sobre todo las palabras del chico que le advirtieron del peligro al estar trabajando con él, a lo que le dijo "si alguna vez buscan sacar información, resiste, pero si no puedes más, diles que estoy en una cabaña del bosque, no será así y tú ganarás tiempo", por lo que la mujer no dudó en hacerlo en cuanto la situación la sobrepasó, pues se dijo ella misma que el detective estaría bien.
Lo que ella no sabía es que Felix justo esperaba que lo dirija hacia donde él estaría, para finalmente poder terminar con todo.
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