21
En algún momento del tiempo que llevaban juntos habían vuelto las relaciones una catarsis además de un momento íntimo. Descubrieron que funcionaba para todo, cuando estaban felices, cuando estaban estresados y sobre todo, cuando el enojo era una emoción dominante.
El señor Hwang no llegaría esa noche a casa, todos habían quedado de continuar con su investigación luego de los aportes que daría Felix desde que regresó al pueblo. Debido a esto, el único ruido que se escuchaba en la casa eran los testículos de Hyunjin chocar contra los glúteos de Jeongin acompañado de los gemidos ahogados en la almohada por parte del menor, que ocasionalmente conseguían escapar como suspiros cuando levantaba un poco su rostro para respirar. El mayor llevó su diestra hacia los cabellos del chico, enredando sus dedos entre estos para poder sujetar con algo de fuerza y someterlo, Jeongin solo podía ceder completamente sumiso, víctima del placer al que su cuerpo todavía no terminaba de acostumbrarse, esa ola de escalofríos y tensión que lo hacían sentir como embriagado.
El menor se aferró a las sábanas mientras mordía con suavidad la almohada para evitar gemir en cuanto el orgasmo se hizo presente, lo que ocasionó una respuesta igual en el cuerpo de Hyunjin quien, con un suave jadeo alcanzó el clímax. Poco a poco ambos cuerpos empezaron a relajarse y cuando recobró su postura, el mayor salió de su interior, tomando el condón para hacerle un nudo y botarlo con cuidado al cesto de su habitación, ya luego lo escondería mejor dentro de una pequeña bolsa oscura como venía haciendo. Se dejó caer en la cama junto al cuerpo de Jeongin, quien finalmente reguló su respiración.
— Debí hacerte caso, dejar vivo a Felix fue una estupidez —murmuró el de cabellos negros.
— No podíamos saber que le hablaría a unas personas —respondió Jeongin, abrazándose al cuerpo del mayor.
— No, no contactó a nadie, fue esa alarma que vimos en su celular antes de romperlo... Bastardo inteligente.
— ¿Qué haremos ahora?
— Andar con cautela, todos van a estar especialmente atentos ya que saben atacaron directamente a Felix. Encima con ese par, es más complicado ahora.
Jeongin hizo una mueca al recordar la llegada de esas dos personas al pueblo, desentonaban tanto con sus ropas tan llamativas, pantalones ajustados y limpias camisas, solo Minho usaba corbata mientras que el cuello de Chan lo rodeaba un par de collares. Incluso eran diferentes a Felix y su imagen despreocupada.
Pero lo que más repetía su mente era la imagen de Seungmin mirando a Felix, reconocía esa mirada, era la misma que él tenía cada que veía a Hyunjin, aunque la del chico con menos lujuria. ¿Debería decirle a Hyunjin? No, si lo pensaba bien, a él no le importaba afectar a Seungmin porque eran amigos, era lo suficientemente listo para matar pero lo bastante ciego para notar la rivalidad entre ambos. Debería dedicarse a vigilar las acciones del chico y actuar por su cuenta. Odiaba la actitud de Seungmin, odiaba la forma en la que lo miraba y sobre todo, odiaba lo directo que era con quererlo alejar de Hyunjin, ¿Cómo podría sobrevivir afuera él sólo otra vez? Ni siquiera deseaba imaginarlo.
Ahora solo quedaba mantenerse tranquilos y ocultos de todo eso hasta que las cosas se calmaran y mientras Hyunjin cedía al sueño, Jeongin no pudo evitar resoplar pensando en que nuevamente vendría ese tiempo de comer la carne de animal que llevaba el señor Hwang, a la cual aunque odie admitirlo, poco a poco se iba acostumbrando.
❀・°・❀
Hyunjin se levantó temprano para poder llevarle algo de comida a su padre pues seguiría en la estación hasta la tarde. No entendía qué tanto podían estar haciendo todos en ese lugar si al final del día seguían con las mismas "pistas" sin pies ni cabeza, así que en parte también iba para poder sacarse esa duda. Había dejado a Jeongin dormido en la cama, sintió que despertarlo sería un crimen luego de verlo descansar tan cómodo entre las cálidas mantas, después de todo se merecía dormir en paz.
Con una bolsa con tuppers en mano, Hyunjin ingresó al edificio, saludando a las personas que se iba encontrando pues era común verlo ocasionalmente en ese lugar desde que era un niño. Llegó hasta la oficina de su padre y no pudo evitar reír un poco al verlo quedándose dormido, sentado en su silla con el periódico entre sus manos amenazando con caerse en cualquier momento. Tocó la puerta causando que el adulto despierte rápido, cosa que divirtió otro poco a su hijo y al mismo tiempo, un poco de culpa se instaló en su mente mientras ingresaba a dejar la comida sobre su escritorio pues, él era el causante del desvelo de su padre. Mientras el hombre se esforzaba en atrapar al culpable, su hijo seguía ideando formas de matar sin ser descubierto por el mero gusto de sentir poder al tener una vida en sus manos.
— ¿Noche difícil? —preguntó Hyunjin mientras el adulto destapaba un tupper para poder comer.
— Demasiado, Felix nos contó un poco de su experiencia y todos tuvimos que ser interrogados.
— ¿Bromeas? ¿Todos sin excepciones?
El hombre asintió. — Pero todos teníamos coartadas, así que podemos seguir trabajando en el caso sin problemas.
— Me alegro. Espero que hoy puedas regresar a casa —dijo con sinceridad, hizo un ademán de despedida y se dispuso a tomar el periódico sobre el escritorio para llevárselo a casa.
Su padre no lo leía, él era parte de esas noticias que se escribían así que no encontraría nada nuevo, aún así, aportaba comprando el periódico para ayudar a los que trabajaban de ello y lo dejaba en casa, las pocas veces que iba de visita a la estación se lo terminaba llevando porque era incluso más estorbo para el adulto.
Hyunjin salió del edificio para poder dirigirse hacia su hogar, tomándose unos segundos al pie de la entrada para poder admirar el cielo, sentía que hace años no lo miraba y no pudo evitar perderse en la tranquilidad que le transmitía y deseaba quedarse así por siempre, con esa sensación de felicidad y paz.
— ¿Hyunjin, cierto? —el mencionado intentó mantener la calma en su expresión al reconocer esa voz que alertaba a sus sentidos.
Al bajar la mirada pudo ver a Felix frente a él, y detrás del chico, sus dos amigos se alejaban caminando.
— Detective, que sorpresa —habló el chico, sonriendo—, pensé que estaba adentro trabajando.
— Hace unos minutos salí a desayunar con mis amigos, ya sabes, para despejarme un rato —respondió—, con todo esto uno no debe olvidar relajarse.
— Es cierto, más aún con lo que le sucedió, debe haber sido algo traumático.
— Estar al borde de la muerte te deja pensar un poco, así que creo que dentro de lo malo he tenido algo de suerte al salir vivo.
— Bueno, espero que ahora todo le vaya más tranquilo y que puedan terminar con todo esto pronto —hizo un ademán de despedida agitando un poco el periódico—, debo irme a casa.
— ¿Puedo preguntarte algo, Hyunjin? Claro, no estás obligado a responder —dijo, consiguiendo que el chico se quedara en su lugar mientras asentía.
— Claro, ¿Necesita una dirección otra vez? —preguntó sin muchas ganas de ayudar.
— ¿Eres tú el que está detrás de todo esto?
Hyunjin sintió la sangre de todo su cuerpo dirigirse hacia sus pies, incluso por breves segundos todo le dio vueltas pero quiso mantenerse tranquilo, Felix lo miraba con intriga y posteriormente con una mueca.
— Que te pongas pálido no te ayuda mucho.
— Lo siento, es que me sorprendió —respondió, sentía su corazón latir con fuerza—. ¿Por qué cree eso?
— Podemos decir que tengo mis razones. Pero entre lo que puedo decirte es que sé que no puede ser solo una persona. En este pueblo llevan años conociéndose, debía ser alguien sin una rutina, alguien que pudiera moverse con la facilidad de pasar desapercibido, ese es Jeongin, ¿Cierto? Y alguien con el tiempo suficiente para conocer a todos, las rutinas y ganarse su confianza, ahí es donde entras tú.
Hyunjin quiso reprochar, pero las ideas no llegaban a su mente y parecía que de pronto la voz lo había dejado. Se sentía desprotegido y que en cualquier momento, el golpe final iba a impactar contra su cuerpo, sin embargo un grito desgarrador hizo que la atención de todos los que estaban cerca se dirigiera hacia donde el bullicio empezaba, a lo que Felix no fue la excepción y rápido salió corriendo junto a otras personas. Él se sentía estático, no podía mover las piernas, todavía sentía un golpe de adrenalina en su cuerpo tras la acusación del detective, sin embargo, se armó de valor y se dispuso a correr también hasta que sus pasos lo dirigieron hacia la iglesia.
Había gente reunida alrededor, él se fue abriendo paso hasta ingresar al lugar, se sentía fuera de su cuerpo, como si estuviese avanzando de forma automática, como si de pronto no tuviera el control de sus extremidades y no pudo detenerse hasta llegar a la oficina del sacerdote Lee, donde unos hombres estaba alejando a las personas pero pudo acercarse lo suficiente para mirar la escena del lugar.
El cuerpo del hombre adulto descansaba sentado en la silla, con los pantalones abajo y un rastro de sangre desde su entrepierna, el lugar tenía varias fotos y hojas pegadas en las paredes donde alcanzaba a leerse "depredador" y "abusador". Uno de los hombres le pidió alejarse, pues todo debía estar intacto para los oficiales, uno de los diáconos descansaba con la espalda pegada a la pared de uno de los pasillos, aún en notorio estado de shock y entre el resto de las personas, pudo ver dentro de la oficina a Felix, mirándolo esta vez con mayor seguridad, como si solo estuviera confirmando que él era el culpable y aunque en otra situación Hyunjin se habría sentido amenazado por eso, ahora solo podía pensar una cosa.
¿Quién mierda había atacado al sacerdote?
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