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Le tomó un par de minutos salir del trance en el que terminó, estaba impactado y creía que eso era un sueño producto de la gripe, pero su realidad estaba ahí entre sus brazos. Jeongin estaba dormido en él, tal vez había terminado débil por perder sangre pues aunque Hyunjin lo sacudía no reaccionaba. Trató de no darle importancia, su problema eran las manchas de sangre en el suelo y en su ropa, no quería que Seungmin o su padre las vieran, ¿Cómo las explicaba? Así que con toda la fuerza que tenía en ese momento cargó a Jeongin y lo subió hasta su habitación, ya se las arreglaría luego con él.

Limpió las manchas del suelo, se cambió la ropa por una pijama y todo aquello pigmentado de rojo acabó en una bolsa que escondió bajó la mesa en cuanto escuchó la puerta de la cocina. Estaba nervioso pero seguro de que había limpiado bien, después de todo no era mucho así que apenas abrió recibió con una sonrisa a Seungmin.

— Pensé que dejarías abierto.

— Juraría que lo hice, la fiebre debe estarme afectando.

— Eso creo, te ves rojo y estás sudando —mencionó Seungmin con preocupación—, tal vez debería quedarme hasta que llegue tu padre.

— ¡No! No... Debes preparar tus cosas, estoy bien, solo tomaré una ducha...

— Confiaré en eso, en fin —le extendió la bolsa que llevaba en su mano derecha—. Toma, es una hamburguesa, te caerá bien, no haz comido en todo el día, ¿Verdad?

— Dios, huele delicioso, no sé qué haría sin ti —respondió con una sonrisa mientras tomaba la bolsa para posteriormente abrazar a su amigo con fuerza, palmeando su espalda un par de veces con su mano libre—. Con cuidado mañana, te echaré de menos.

— También yo, te traeré algo de la ciudad, siempre hay cosas lindas. -Seungmin correspondió con igual fuerza al abrazo, eran mejores amigos de toda la vida y hacían todo juntos, excepto cazar porque Min no era nada bueno con la puntería pero disfrutaba hacerle compañía a su amigo—. No te metas en problemas.

— ¿Yo? ¿Cuándo? —preguntó con picardía pues solía causar líos ya que era un buen modo de entretenerse en un lugar tan pequeño.

— Hablo en serio, Hyun, sobre todo con seguir coqueteando con la hija del panadero.

La sonrisa de Hyunjin se borró, él quería hacer las cosas bien con aquella chica, en verdad le gustaba y él a ella, pero su padre no los dejaba estar juntos. Al crecer en un pueblo así tenía las creencias base de un matrimonio casto entre un hombre y una mujer, si bien era consciente de que tenía una "desviación" hacia los hombres, consideraba que ella podría ser la chica de sus sueños, quería darle su primer beso pero ya no era posible.

— No lo haré...

— Bien, debo irme, no te expongas al frío, nos veremos pronto.

Ambos chicos se despidieron y procedió a dejar su comida sobre la mesa junto a su taza de té frío. Pensaba dirigirse hacia la habitación para arreglar aquel pendiente, pero el muchacho ya estaba de pie en la sala mirándolo fijo. Era como de película de terror, el chico estaba sucio.

— ¡Cristo bendito! —el castaño llevó su mano derecha hacia su pecho como reflejo de aquel susto—. ¡No hagas eso!

— Me ayudaste.

— Eso creo... ¿Te duele?

— Poco...

Hyunjin se sentía intimidado, bajo aquel pantalón ensangrentado que quitó no había ropa interior y por bajar a limpiar no se tomó la molestia de vestirlo con algo, por lo que Jeongin estaba desnudo con solo la venda en su pierna.

— Lo siento, ¿Quieres algo de ropa? —el pelinegro elevó su ceja con algo de desconfianza antes de asentir—. Quédate aquí, puedes comer algo, hay hamburguesa o puedes revisar el refrigerador y te prepararé lo que gustes.

Sin perder tiempo Hyunjin corrió hacia su habitación para buscar entre una de sus pijamas. No tenía idea por qué hacía todo eso, la vigilancia pasaba cada ciertos minutos y desde su primer contacto con el chico juraría haberla escuchado al menos tres veces, podría pedir ayuda pero en vez de eso bajó con una cálida pijama limpia y una prenda íntima. Tomó aire y lo exhaló con calma hasta bajar lentamente por las escaleras, sentía que no debía hacer eso, que podía correr hacia la puerta para ponerle fin, pero en vez de hacerlo su cuerpo giró hacia la cocina y nuevamente, se quedó estático mientras dejaba caer las prendas al suelo en cuanto vio al chico comer la carne cruda de venado que su padre había guardado luego de cazar. Eran cortes ya preparados cocinar, pero Jeongin parecía sumergido en su propio mundo mientras sostenía aquel pedazo de carne entre sus manos como si su vida dependiera de ello, no se alejaba para nada, ni siquiera para masticar adecuadamente, solo podía escuchar con dificultad una especie de jadeos de gusto.

— Hey... Eso no... Eso no... —Hyunjin tartamudeaba, quería decir algo pero su mente estaba en blanco mientras veía con asco al chico arrancar la carne con sus dientes como si fuera un animal— ¡Jeongin! ¡No puedes hacer eso!

El pelinegro se giró a verlo y tras gruñir, continuó comiendo. ¿A qué clase de persona metió a casa?


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Hyunjin esperó a que el chico terminara, por alguna razón fue cuestión de minutos para que se acostumbrara a ello. Tomó la ropa y la dejó en la mesa para luego recoger el resto de la carne que el contrario no se molestó en guardar en el refrigerador, finalmente, tomó un pañuelo húmedo y contra la postura de Jeongin, limpió sus manos y su boca pues estar sucio era asqueroso.

Posteriormente le entregó la ropa indicándole que debía darse una ducha pues estaba muy sucio, improvisó con una bolsa un protector para que la venda de Jeongin no se mojara en la ducha y cuando éste terminó juraría que se mostraba feliz pues no dejaba de pasar sus manos por sobre la tela y de sacudir su húmedo cabello.

— Es suave, ¿Verdad?

— No recuerdo la última vez usé ropa de dormir —respondió con sinceridad mientras pasaba las mangas de la prenda por su mejilla.

— ¿Con qué duermes entonces?

— Como me encontraste.

— Esa ropa estaba vieja y fea... Sin ofender, pero no creo que sea tu pijama.

Jeongin se levantó para abrir la cortina de la ventana en la sala y señaló el bosque lejano donde Hyunjin iba a cazar con su padre.

— Mi casa. El bosque es mi casa. Casa...

— ¿¡Vives en la calle?!

Sin poder responder ambos vieron como la ventana se iluminaba con una luz muy fuerte que Hyunjin reconocía, las luces de la camioneta de su padre. Corrió hacia Jeongin y le dijo que subiera a su habitación, el chico se mostró necio al principio pero tras las súplicas del castaño accedió y subió las escaleras corriendo para luego encerrarse en la habitación. El padre de Hyunjin ingresó y tan pronto como cruzó la puerta la mente del chico se iluminó.

"La bolsa bajo la mesa".

— Hyunjin, ¿Sigues despierto? Pensé que estarías durmiendo.

— Bajé a prepararme un té pero me quedé dormido —mintió—, recién despierto y lo dejé haciéndose en la cocina así que ya vengo.

— Ha sido una noche larga, podríamos cenar algo.

Comentó su padre mientras dejaba su mochila del trabajo en el sofá. El señor Hwang era oficial de policía por lo que tenía experiencia en armas. Hyunjin tomó la bolsa y la metió en el horno, a esa hora ya no cocinaría nada y podría deshacerse de ella a primera hora.

— ¡No! No... Estoy algo cansado, comí un poco de carne pero Seungmin me trajo una hamburguesa, ya no la comí porque estaba lleno, si la quieres es tuya.

— ¿En serio? Creo que es una gran noche, la hamburguesa es un cierre de oro. —comentó el adulto mientras frotaba las palmas de sus manos entusiasmado por comer.

— ¿Todo bien en la comisaría?

— Todo en orden, pero, ¿Recuerdas a Hyun Bin? El hijo del carnicero Kwon —preguntó, prosiguiendo cuando el menor asintió—. Hace un par de semanas se integró al programa de vigilancia, lleva muy poco pero hoy le disparó a algo que merodeaba en el patio de los Jang. No sabemos qué era pero consiguió herirlo porque había algo se sangre en el césped, deberíamos invitarlo a cazar luego.

El hombre se mostraba orgulloso mientras lavaba sus manos para poder comer, en cambio, su hijo solo se mantenía en silencio.

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