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15

Solicitamos a todos que guarden silencio y escuchen, la conferencia dará inicio. El día de hoy, el detective Lee Felix se encarga de aclarar algunas cosas respecto a los recientes casos de mujeres desaparecidas y el reciente caso de hace unas horas donde un estudiante fue encontrado muerto al pie de la estatua del fundador.

"¡Detective! ¡Detective! ¿Tiene algunas pistas respecto a las desapariciones que se han dado estas semanas?"

— Nos abstenemos de revelar detalles respecto al caso, ya que pueden ser usados como advertencia para que el responsable sepa qué tan cerca estamos de él. Solicitamos preguntas no tan directas —respondió el rubio con total calma.

"¡Detective! ¿Nos está pidiendo discreción siendo consciente de que necesitamos información? No son solo cualquier cosa desaparecida, cada una de esas mujeres tiene un nombre y una familia que necesita respuestas".

— Por la misma razón de que tienen familia solicito directamente que dejen de lado su ansia de morbo y se concentren —dijo Felix con un tono más grave de voz, denotando en ello su molestia. Pese a ser una persona despistada era muy responsable con su trabajo y odiaba cuando la gente abusaba de la situación—. Pero ya que se presta a su necesidad de sabotear esto, seré yo quien hable.
Podemos decirles que los casos de las desapariciones van bien, no les diré pistas, tampoco voy a recapitular el acontecimiento de hoy con detalles, sé que el chisme es veloz y muchos ya sabrán las condiciones en las que se encontró el cadáver. ¿Están relacionados? Tenemos la respuesta, no la diremos.

Rápidamente los murmullos se hicieron presencia, las protestas que no llegaban a ser en voz alta como una queja directa al detective, quien puso sus ojos en blanco antes de dar un par de golpecitos al micrófono frente a él, viejo y fallando un poco, como muchas cosas en ese pueblo.

"Detective Lee, creo que hablo por los que no se atreven a decir que no tiene derecho para ocultar esa información, merecemos saber si estamos seguros."

— Lo están. ¿Les diré más? No, porque si digo que no está relacionado correrá el pánico de sentirse rodeados de gente que puede hacerles daño, pero si digo que sí lo está, inmediatamente harán teorías de que el final del cuerpo de hoy le ha pasado al resto de las desaparecidas. ¿Sabe lo que es el dolor, señorita..?

— Kim Minji, periodista —respondió la chica, poniéndose de pie con total seguridad—. Y conozco lo que es el dolor, mi hermana es una de esas chicas, tiene nombre, familia y una historia que contar.

— Bien, sabrá usted entender la situación entonces, ¿Puede indicarme el nombre de su hermana?

— Yoo Hyeon, 23 años, vista por última vez hace dos semanas, nadie tiene una respuesta para darnos.

— Sonará crudo, tal vez, pero no pienso suavizar las cosas. Señorita Minji, podría decirle que no tienen relación los casos y que las cosas queden en que seguiremos buscando, sabiendo nosotros lo que es verdad y lo que no. Ahora, puedo decirle que tienen relación y que usted escuche del resto de las personas un pésame adelantado, irá caminando y quienes la miren dirán "es la hermana de la chica que desapareció, el mismo que mató a aquel estudiante. Si le hizo eso al chico, ¿Qué se esperaba esa indefensa mujer? Debe estar muerta."

Un silencio sepulcral se hizo presencia en la conferencia, la reportera sintió un nudo en su garganta y entendió el punto del detective. A veces era más cruel la imaginación de la gente que la verdad.

— Pero admiro su determinación y su coraje —agregó Felix—. Muchos pensaban eso pero solo usted se atrevió a decírmelo a la cara, la respeto por eso y a su trabajo. Le prometo que estamos haciendo lo que está en nuestras manos para atrapar al culpable. Sea lo que sea, le daremos una respuesta del paradero de su hermana.

La mujer asintió antes de regresar a sentarse esta vez cabizbaja, pensar en el peor de los escenarios dolía. Felix era consciente de que las cosas podían ser difíciles, no le agradaba ser rudo pero no tenía que disfrazar la realidad, sabía del carácter y la fuerza de una mujer, era hijo de una, pero también era consciente de como para ellas podía ser difícil hasta algo considerado fácil, como salir. Acoso, secuestro, inseguridad, miedo, no era sencillo y por eso aceptó ese caso sin titubear, quería un mundo mejor para su hermanita, uno donde pudiera vivir sin tener que elegir su ropa de salir en base a con quién iría o si debía tomar transporte.

Al terminar aquella ruda conferencia pidió personalmente a la señorita Minji una hoja donde anotar una dirección donde lo esperaría en ese momento, pues debía hablar unas cosas con ella. Posteriormente, tras asegurarse de que muchos se fueron a sus casas entre satisfechos o resignados por lo hablado,  se las ingenió para apartarse de los policías y así dirigirse a su encuentro con la periodista. Esperaba siguiera ahí, pues entre charlas que no pudo evadir del caso o personales con los compañeros de trabajo había pasado una hora, pero para suerte suya la mujer seguía ahí y tal como pensó, no se fue con rodeos, la pregunta de Lee fue evadida sobre si esperó mucho, mientras tomaba asiento en el tronco de un árbol caído junto a la banca rota donde ella yacía en aquella zona más abandonada a inicios del bosque, la mujer le pidió fuera directo.

— Bien, seré honesto con usted —empezó Felix—, necesito su ayuda.

— ¿En qué le serviría mi ayuda, detective? —preguntó la mujer con confusión—. Usted trabaja con la policía, debe tener el equipo necesario.

— Tengo el material, pero no la seguridad de que obtendré el resultado que espero —respondió, tomándose unos segundos antes de proseguir, dudoso del modo en que sonaría lo que estaba por decir—. Sabe usted que el pueblo es pequeño, vive aquí, la gente se conoce, son leales unos a otros... Yo no tengo la certeza de que si el criminal es alguien del cuerpo policiaco alguien actuará al respecto.

— ¿Cree usted que es alguien de la policía? —cuestionó Minji con una notoria sorpresa en su rostro, que posteriormente se volvió una expresión de molestia—. Eso sería terrible.

— Veo que entendió mi punto. Si es alguien del departamento o cercano a ellos, nadie me asegura que no cubrirán las pistas sea por la razón que sea, amigos, familiares, incluso yo me estoy arriesgando mucho con la sola idea pues, podría desaparecer.

— Detective...

— Que no habría razón para preocuparse —interrumpió rápido el rubio—. Es solo una suposición. Además tengo un respaldo, cada noche a cierta hora mando un mensaje a un compañero en la capital. Si un día no respondo tiene todo mi material respecto al caso, mis sospechas, cada pensamiento y paso que doy. Él actuaría de inmediato. Pero necesito que usted me ayude a recaudar pistas.

— ¿Por qué yo?

— Usted tiene algo que nadie en el departamento de policía tiene, un nombre por el cual buscar justicia.

La mujer terminó asintiendo tras unos segundos, más determinada en ayudar si le era posible, después de todo podría hacer más para encontrar a su hermana y eso era lo único que le importaba, incluso para meterse a la boca del lobo.

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