¿Dónde estoy?
Por petición de mucha gente aquí les va otro capítulo, disfruten~ esta vez conoceremos un poco a nuestro inesperado... Amigo.
P.O.V Normal
Después de ver como el "esperado" lanzara a esa tortuga desde el segundo piso todo alrededor quedó en silencio después de oír su desgarrador grito de dolor, lo había encontrado después de todo. Pero tomó a todos por sorpresa.
—Encontré lo que buscaban. —dijo aquel hombre embozando una gran sonrísa de forma cómplice.
La gente no decía nada, tardaron en asimilar la repentina escena de la tortuga, aún estaban estáticos en sus lugares.
—¿Esperan alguna invitación? Quiero ver al jefe inmediatamente, háganmelo llegar, mi tiempo no es algo que se desperdicie.— y sin más aquel hombre del cual su nombre es misterioso para muchos se retiró, dejando a todos en un sumo silencio; poco a poco se fueron acercando al cuerpo inconsciente de la tortuga, que aún se encontraba en el suelo para aclarar.
Hun, que estaba entre sus secuaces en el momento de la aparición, reaccionó.
—Preparenlo para presentarselo al comprador.—recordando la "amenaza" de aquel hombre se marchó lo más rápido de ahí en su búsqueda.
Sin más opción cumplieron con la orden y se llevaron a Raph a una habitación diferente para poder prepararlo para la venta.
Hun, por otro lado, caminaba a paso rápido por los pasillos de su guarida dirigiéndose hacia su oficina, donde aquel hombre lo estaba esperando.
—Eso fue muy intenso... nunca puedo quedar bien ante nadie.—suspira pesado—que día...
Ya pasado unos minutos quedó enfrente de la puerta y antes de abrirla acomodó su ropa junto a sus lentes, para después poner su mayor sonrisa y así entrar.
—Jeje juro que no es costumbre conocer la mercancía antes de la venta, es la primera vez que nos ocurre esto.—decía Hun mientras se acomodaba en su silla detrás del escritorio intentando verse lo más relajado y confiable posible.
—Eso lo puedo ver según su vaga experiencia en tener cautivo tal... Animal.—miraba fijamente a su vendedor con una expresión seria pero en sus ojos se veía una pizca de diversión.
Hun sudaba frío, tan duro estaba siendo su comprador que toda su fachada de hombre tranquilo y que sabe lo que hace se estaba derrumbando, se sentía completamente intimidado, ¿Pues como no? Su primera impresión no había sido nada menos que alguien que no sabe manejar ni a un pequeño grupo de imbéciles, ya que el era uno de esos imbéciles al parecer.
Y por lo visto se había quedado en silencio mucho tiempo cosa que le divirtió mucho más al hombre que tenía en frente.
—¿Qué es ese animal?, ¿Un cruce entre tortuga y lagarto?—preguntó el hombre pareciendo más relajado e intrigado, mucho más lo último.
Hun se aclaró la garganta para hablar y apoyarse en el respaldo de su silla.
—No puedo dar muchos detalles de nuestros productos.—lo último lo dijo con una sonrisa.—Solo le puedo asegurar que si es mitad tortuga, posee algunas habilidades en defensa personal y quizás algo se ADN de humano.—hizo una pausa para levantarse—¿Desea algo de tomar?
El nombrado levanta su mano en una forma despectiva, ya había perdido tiempo valioso, deseaba cerrar este negocio lo más rápido posible.
—Siga mejor, ya no alarguemos más esto.—se mostraba de mal humor.
Hun, por la repentina actitud de su comprador decide sentarse rápidamente sin querer cagarla de nuevo.
—C-claro señor, lo lamento.—se acomoda los lentes en señal de nerviosismo.
—¿Dice que la...tortuga sabe pelear?—decide olvidar lo ocurrido y relajarse un poco.
—Si señor, algún manejo de armas también, es rebelde sin duda.—ahora que se daba cuenta, si seguía diciendo todos los problemas que daba nuestra tortuga podría espantar a su comprador—P-pero podría mantenerlo sedado y no daría problema alguno.
—Creame que no tengo problemas con ello, me gustan los retos, yo lo educaré y será una educada mascota—sonreía malvadamente.— ¿El precio sigue estando fijo?
—Por supuesto, ni más ni menos, tal como lo habíamos acordado.
—Hmmm me gustaría verlo antes de entregar el dinero, no compro mercancía estropeada, por lo tanto necesito verificarlo.
—No hay problema alguno, acompañeme, ya deben tenerlo listo.
Hun se levantó y rápidamente guió a su comprador hasta una nueva celda, en donde se encontraba nuestra tortuga amarrada a una silla, quizás por si intentaba escapar o simplemente por venganza y así satisfacerse; estaba solo con su bandana puesta y heridas notorias en su cuerpo por la repentina acción.
Los demás dragones púrpura al verlos entrar abrieron paso para darles suficiente espacio para examinar la "mercancía".
El hombre misterioso con las manos puestas en su espalda se acercó a paso lento a Raph, sin dejar de verlo detenidamente, como si fuera un tigre en una selva observando su siguiente presa. Hun no decía y no hacia nada.
El hombre se puso en la parte de atrás y tocó el caparazón, todos lo venían sin articular alguna palabra, esperando saber que era lo que pensaba en esos momentos al ver aquel mutante, sin embargo el hombre seguía en lo suyo; después de analizar la parte de atras se dirigió sin prisa y se puso enfrente de la tortuga para así agacharse a su altura y observar su rostro con detenimiento.
Hun se encotraba nervioso, ¿Qué tanto miraba ese hombre? ¿Y si ya no quería hacer ningún negocio? ¿Qué podía estar mal en esa tortuga?, si quizás algunos golpes o heridas, bueno quizás algún hueso roto por lo anterior.... carajo, si ya no tendría negocio ¿Qué haría con la tortuga ahora?, es obvio que las otras tortugas irían a buscarlo y todo se iría al caño, ¿Y si lo envía en una caja a algún lugar de América?, no, podría volver y sería todo peor, quizás descansaria solo un tiempo pero volvería a fastidiar.
¿Qué hacer?
—Hmmm veo que tiene algunas heridas un tanto... notorias, ¿Qué le ha ocurrido?, pensé haber sido claro en que no compraría nada que sería defectuoso—volteaba a mirar a Hun con el ceño fruncido.
Mierda.
Hun se puso un tanto nervioso.
—E-eh verá, como ya... pudo notar es algo impulsivo, él ya había intentando escapar antes así que no tuvimos otra opción más que recurrir a la fuerza, pero lamentablemente su actitud sigue siendo la misma.—mintió descaradamente Hun tratando de defender su odio hacia el.
Aquel hombre parecía pensativo.
—Hmmmm... así que... ¿Impulsivo?—miraba a Hun detenidamente.
Pero esta vez respondió uno de los dragones.
—¡S-si señor! ¡No sabe cuántos problemas nos causa!
—¡Exacto! ¡Es alguien difícil de tratar!, intenta golepearnos todo el tiempo—interviene otro.
Hun se aclaró la garganta decidido a hablar pero antes acomodó sus lentes...de nuevo.
—Como lo puede ver, no es algo que me esté inventando... sería una bendición poder deshacernos de él sin tener que... sacrificarlo.
El hombre parecía entender y miró sonriente a Raph.
—¿Sacrificarlo? ¿Y desperdiciar tanto potencial en él?, suena a un reto—parecía complacido.
—Ohhhh creame, ¡no sabe en lo que se está m!—fue interrumpido al recibir un golpe en la cabeza—¡Au!
Pero antes de enojar al hombre, lo único que causó fue sacarle una sonora carcajada.
—Es en lo que me especializo, he educado a un tigre albino, parece incluso un gatito... y este será tan dócil como uno.—A lo último mirando fijamente a Raph como si este lo escuchara—será una mascota obediente.
En eso Hun intervino.
—Se refiere a que...
—Sí, me refiero a que cumpliré la parte del trato, me llevo a este chico a mi casa.—sonríendo.
Hun sonrió complacido.
—Acompañeme por favor a mi oficina, allí daremos fin a este acuerdo—y así fue como el hombre caminó detrás de Hun saliendo de la habitación, claro, no sin antes dar un último vistazo a su más reciente mascota.
Ya al haberse ido los hombres del lugar, los dragones púrpura tomaron la silla con Raph y así lo llevaron a su antigua celda, pero esta vez con la intención de jamás volver a verlo por ahí de nuevo.
Con Mikey.
Mikey daba más vueltas por toda su cama sin poder conciliar el sueño, estaba nervioso y se sentía realmente ansioso. No había podido cerrar el ojo en toda la noche, no dejaba de pensar en todo lo que había pasado en el día: el mal día para todos... su desayuno estropeado por Raph... las siguientes peleas... las crueles palabras hacia Raph y él... triste..
—Por qué.... por qué no hice nada... quizás si... te hubiera defendido o ayudado, tu estarías aquí... hermano.
Miró hacia la puerta con una mirada triste, todo estaba muy silencioso, lo que aprovechaba para escuchar aunque sea algún ruido que delatara a Raph, dando señal de haber vuelto y así poder correr hacia a él y darle un fuerte abrazo lleno de remordimiento y amor.
Mikey abrazó fuerte su almohada mientras empezaban a pasar por su mente un montón de escenarios caóticos donde incluían a Raph haciendo alguna locura imprudente y salía lástimado, no sabía si era porque no había podido disculparse y ahora tenía un enorme cargo de conciencia... o es porque tenía miedo que no volviera y que solo guardara esas palabras tan hirientes hacia el.
—No puedo dormir... me siento terrible...—ya habiéndose resignado a que dormiría esa noche, decidió sentarse y mirar alrededor a su habitación envuelta en la oscuridad de la noche.
Terminó mirando una mancha del techo que al parecer le ayudaba a dejar todos esos pensamientos atrás si solo se concentraba en algo más.
Varios recuerdos llegaron a su mente:
***
Recordaba una noche lluviosa de octubre, apenas tenía 6 años y había visto un lindo cartel —que terminó en las alcantarillas por alguna razón— el cual estaba promocionando una película de terror sobre zombies, indicando que a la 1 de la mañana pasarían de estreno aquella película por el canal 11.
Mikey estaba emocionado; en los programas que les dejaba ver Splinter había uno sobre monstruos muy tierno y divertido para él, uno de sus personajes favoritos era el Zombie Kobu, era alguien genial y montaba patineta, tal como él quería aprender.
Quizás en esa película podía conocer más sobre su héroe y quizás otros zombies mas COOL.
"Cuanto se arrepiente."
Después de que Splinter se fuera al terminar su historia para dormir y se despidiera con un tierno beso, Mikey esperó a que todos estuvieran dormidos para así levantarse y sigilosamente volver a la sala. Cuando estuvo ahí y se aseguró que nadie podía escucharlo, buscó el canal y esperó con ansias a que empezara.
Al momento de empezar sabía que algo no estaba bien, no había empezado con una canción divertida o pegajosa, habían chicos los cuales andaban por un cementerio en halloween y zombies saliendo de las tumbas los atacaban llegando a algunos a comérselos o morderlos. Todo era horrible para él, tenía mucho miedo: ¿Y si eran reales? ¿Y si querían su cerebro?, miró alrededor aterrado al apagar el televisor y fue a su habitación pero se arrepintió de inmediato al ver que estaba todo muy oscuro y podía haber un zombie ahí.
Fue cuando supo que no podría dormir solo, que necesitaba a sus hermanos; fue hacia las puertas y recordó que no podría con Leo como siempre lo hacía cuando tenía una pesadilla, puesto que este tenía gripa y podría enfermarlo, ¿Donnie? No, lo hecharía y le daría un sermón sobre cosas inteligentes que no le importaban, la última opción fue... Raph.
Pasó saliva, eso sería asesinato, se acercó y tocó la puerta con algo de temor; no hubo respuesta por lo que tuvo que volver a tocar. Logró escuchar un quejido y pasos lentos ir a la puerta. Inmediatamente un Raph medio dormido y sin su bandana abrió la puerta.
—Que —dijo de un ya normal mal humor.
Mikey estaba nervioso.
—Raphie... ¿Puedo dormir contigo?—dijo mirándolo a los ojos.
Raph parecía confundido.
—No, ya deja de ser un bebé y duerme sólo.
—P-Por favor Raph.. yo... vi una película y... y era fea.. —decía un asustado Mikey.
Raph suspiró pesado.
—Hermano sabes que Sensei no nos deja verlas por algo—decía cansado.
—¡L-lo se!... solo... quería ver.. —Mikey miró el suelo arrepentido.
Hubo un silencio por un momento, hasta que Raph hizo algo sorprendente para Mikey: abrió la puerta y se hizo a un lado para dejarlo pasar.
—Solo duerme rápido, ¿Si?
Mikey no lo podía creer, Raph en serio lo dejaba dormir con el, ¡Su rudo hermano lo hacía!
—G-gracias Raphie.—y un sonriente Mikey entró rapido por la habitación de su hermano mayor para acostarse en la cama, viendo como este cerraba la puerta y se acostaba a su lado.
Mikey estaba dispuesto a poder dormir pero Raph lo miró a los ojos y dijo:
—Ten por seguro hermanito que... desde que yo esté no dejaré que nada malo te pase.—para así terminar con una sonrisa gallarda.
Desde esa noche, cada que Mikey necesitaba sentirse protegido solo buscaba a su hermano.
***
—Pero yo si dejé que te pasara algo...
Mikey no dejaba de sentirse más solo que nunca, ahora era miserable. Se abrazó a si mismo buscando encontrar esa seguridad que tenía antes. Ahora en estos momentos le gustaría tener 6 años y dormir con su hermano mayor, volver a esa época cuando todo era más fácil y las peleas más sencillas... cuando podian arreglarse después de comerse su desayuno o tomar sus juguetes... quería que todos fueran unidos otra vez...
—Por favor Raph... vuelve pronto... por favor...
P.O.V Raph.
—¡Ahg!
Intenté moverme por segunda vez, pero mi brazo no cedió.
—Maldita sea... debo de tenerlo roto...
Por segunda vez en el día estoy en una jaula en un auto en movimiento, solo que es un camión y no hay forma de que pueda ver algo ya que por ningún lado puede entrar luz.
Mis nervios están a flor de piel, desperté antes de que me subieran al camión siendo arrastrado de nuevo a la parte de atrás de este. Los dragones púrpura no dejaban de decir cosas como: "Bienvenido a tu infierno" ó "Serás un buen chico" ó también "Maullarás como un lindo gatito".
Eso solo provocaba más nerviosismo en mí, ellos sabían algo que yo no, algo que se que era muy malo.
El viaje fue muy largo, estaba tan agotado que llegué a dormirme en dos ocasiones, no me encontraba bien, no había comido, ni tomado y mucho menos descansado apropiadamente, estaba llegando a mi límite o para llegar a saber... hasta cuanto podría aguantar.
Ya pasadas unas horas de haberse detenido el camión, se escucha bastante ruido en la parte de atrás.
—Aquí vamos otra vez...—suspiro pesado ya preparándome psicologicamente para lo que sea que se me viniera.
Las puertas se abrieron y pude ver a lo lejos unas palmeras, cosa que me desconcertó, ¿Y si estoy en una playa? ¿Tanto viajamos? No, no habíamos ido tan lejos. Esta vez entraron en mi campo de visión unos sujetos con ropa un tanto gastada, empezaban a sacar la jaula del camión en el que me encontraba, ¿Y los dragones púrpura? No es que me hicieran falta pero...
¿Quiénes eran ellos y que hicieron conmigo?
Al salir del camión tuve que cerrar los ojos debido a la luz apareciente de repente en el exterior, pero no fue tan difícil de acostumbrarme. Al abrir los ojos pude notar que estaba oscuro, pero sabía que no era de noche, por notar que lentamente el cielo iba adquiriendo un color más claro, era de madrugada por supuesto.
Fui puesto en una especie de carretilla usada para objetos de mayor peso.
No se bien lo que es, pero se notaba que ya tenían práctica transportando cosas en esto.
Mientras era llevado a no se donde estaba concentrado detallando cada parte que podía del lugar, no es que pudiera ver mucho, ya que parecía estar en la parte trasera de una casa, solo que estaba ya bastante lejos, aunque... ¡Que digo yo una casa! ¡No señor! ¡ESO ERA UNA PUTA MANSIÓN!
Esto empezaba a ponerme peor de los nervios, fue cuando vi que junto a los hombres que me llevaban habían unos hombres con traje y con comunicadores provenientes de sus orejas, ¡Carajo! ¡Donde me había metido! ¿¡Qué hago aquí!?
Los hombres de traje no se atrevían a sí quiera dirigirme la mirada. Con el corazón a mil y rodeado de gente que desconocía completamente fui trasladado a un enorme establo, a medida que pasaba enfrente de alguno de los sin fin de establos del lugar, los caballos apenas me veían se alejaban bruscamente aterrados o relinchaban con fuerza.
—"Lo que hacía falta, ser un monstruo incluso para los animales"
Me sentía realmente extraño, pero no podía decir nada, debía primero estudiar bien el lugar en el que me encontraba y ahí si mirar todas mis opciones para escapar. Aunque... lo veía realmente difícil.
Me llevaron hasta el último establo, donde me instalaron con todo y jaula en el lugar, después de eso me dejaron un recipiente con agua y una manzana, algo muy pobre para mí a decir verdad; en todo el momento no me moví de lugar y observaba todo con bastante detenimiento, todo esto hasta que se fueron dejandome solo..
Respiré hondo y suspiré con fuerza.
¿En qué me había metido? ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? ¿Qué van a hacerme?
Saqué un poco mi mano de la jaula y toqué un poco de tierra del suelo, había estado ya encerrado por horas, necesitaba tocar algo que no fuera metal o piedra... Y también aire fresco.
—Mierda... que haré ahora...
~FIN CAPTULO 4~
Y por pedido de mucha gente aquí esta otro capítulo, se que dije que a más tardar la otra semana pero pues... ¡¡END GAME!! y trabajos jeje, así que espero les guste~
Quedó largoooooo
¡DISFRUTEN!
Att: Maryturtle7
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