Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Temperatura

Senku oficialmente no se reconocía a sí mismo.

El anillo era de verdad intrigante. Toda su vida creyó que eran puras tonterías sin lógicas, pero cuando conoció a la indicada se volvió felizmente un tonto ilógico, totalmente envuelto alrededor de los pequeños pero fuertes dedos de su hermosa prometida.

Hermosa... fuerte, tonificada, suave y absurdamente atractiva prometida. Todavía tenía su fotografía en bikini guardada en la galería de su celular, y no podía negar que a veces incluso soñaba con volver a besarla, abrazarla, tocarla y mucho más.

Mierda, ¿por qué demonios la invitó? ¿Cómo diablos se suponía que iba a mantener sus manos quietas estando a solas con ella?

Sin embargo... ¿ella querría que tuviera las manos quietas?... ¿O ella estaría tan deseosa como él?...

¡AGH! ¡Pensar en eso NO estaba ayudándolo!

Al día siguiente, fue a comprar algunos regalos para Kohaku, preparándose para su llegada el lunes. No tenía muchas ideas de qué podría gustarle y llamó a Lillian luego de media hora vagando por un centro comercial, explicándole la situación rápidamente.

—No tengo idea de qué le gusta.

—Sí, sí tienes.

—Lillian, te acabó de decir que...

—Vamos, Senku, eres inteligente. Ya saliste con ella varias veces, debiste haber aprendido algo sobre sus gustos. Piensa.

—Bueno... le gusta comer. Mucho. —Era toda una leona hambrienta.

—Entonces cómprale bocadillos. Sencillo.

—Supongo... Bien, graci...

—Ah, aunque deberías comprar otra cosa también —lo interrumpió.

—¿Qué?

—Si no quieres darme nietos pronto, compra condones. —Senku se quedó congelado en su sitio—. ¡Bueno, adiós, cariño! ¡Ten unas hermosas vacaciones! —Sin más le colgó.

Ugh, el viejo ya estaba comenzando a contagiarle lo insoportable.

Después de comprar lo necesario, fue a su hotel y pidió en recepción por una habitación extra para Kohaku, encontrándose con la terrible noticia de que estaban totalmente llenos.

—Luego de la conferencia mucha gente se quedó a vacacionar, señor —le explicó la chica en recepción—. No tendremos una habitación hasta dentro de dos semanas por lo menos.

—¿Y podrían al menos traer otra cama a mi habitación? Tendré una invitada. Si no, entonces tendré que buscar otro hotel. —Lo cual sería problemático, porque quería que Kohaku pasará unas vacaciones ideales y seguramente los mejores hoteles estarían llenos a reventar.

—Las políticas del hotel no permiten...

—¡Ah, doctor Ishigami! —El gerente se apareció de pronto, interrumpiendo a la recepcionista—. ¿Tiene algún problema, señor? —Cuando Senku le explicó la situación, él no tardo ni un segundo en acceder a su petición—. Por supuesto que para usted podemos llevar otra cama a su habitación. No hay espacio para dos camas tamaño rey, pero sí para una individual. ¿Le parece bien?

—Claro. —Él dormiría en la individual y dejaría la grande para su prometida.

Con ese asunto zanjado, le escribió a Kohaku para ver cómo iba con su trabajo y si confirmó que todo estuviera en orden con la aerolínea que él contrató para ella.

Sonrió cuando ella le contestó que todo iba perfecto.

El domingo terminó oficialmente de preparar todo para tener una semana libre y el lunes temprano en la mañana recogió a Kohaku en el aeropuerto.

Ambos sonrieron como completos idiotas al verse, y ella corrió hacia él con todo arrastrando su enorme maleta con una mano, para luego arrojarla al piso despectivamente solo para colgarse de su cuello y estampar sus labios contra los suyos, besándolo casi con desesperación, riendo en medio del beso, risa que él acompañó.

Ninguno podía creer la locura que estaban cometiendo. Apenas se conocían y ya estaban tomando vacaciones juntos, besándose como si no hubiera un mañana, olvidándose del trabajo por primera vez en sus vidas para disfrutar de la compañía de alguien.

—Que sepas, leona... que ahora te debo tres besos para empatar el marcador. —En toda respuesta, ella volvió a besarlo, llevando una mano a su nuca y otra a su espalda, bajando hasta su espalda baja para luego empujarlo contra su cadera, ahogando un suspiro en sus labios y comenzando a usar su lengua.

—¡Vayan a una habitación, maldición! —les gritó alguien en inglés, logrando separarlos de inmediato.

—Vamos, te llevaré al hotel. —Carraspeó, comenzando a guiarla hasta su auto rentado.

Ella lo siguió riendo, con el rostro muy rojo.

Cuando llegaron al hotel y a su habitación, Kohaku se quedó viendo el paisaje en el balcón de la habitación, maravillada por la belleza del país sudamericano.

Estaban en una playa paradisiaca, tomando las primeras vacaciones que ambos tenían en mucho tiempo, totalmente solos, y ambos sabían exactamente qué era lo primero que querían hacer.

—¿Estás listo, Senku? —Le sonrió seductoramente, volteando a verlo desde el balcón.

—Ya todo está listo, leona. —Le devolvió la sonrisa, sentándose en la cama.

Y fue así como se pasaron toda la mañana encerrados en el departamento jugando videojuegos en la nueva consola que se compró a un precio súper económico en Brasil.

—¡JA! ¡He estado queriendo probarla desde que me dijiste que la habías comprado y es realmente increíble! ¡Tiene los mejores gráficos que he visto hasta el momento!

—¡Y más de ochenta juegos!

—¡Tenemos que al menos probarlos todos antes de que se terminen las vacaciones!

—Eres muy ambiciosa, leona. ¡Diez billones de puntos para ti!

Solo pararon para almorzar en un puestito en la playa que les recomendaron en recepción, y dieron un par de vueltas antes de volver a encerrarse a jugar videojuegos.

Para la cena pidieron servicio a la habitación, luego jugaron casi hasta medianoche hasta que a ambos les empezó a dar mucho sueño.

Apagaron la consola y se turnaron para ducharse y ponerse sus pijamas en el baño de la habitación, pero, cuando llegó el momento de acostarse, ambos miraron a las camas y de repente el sueño se les fue.

A los dos se les estaba viniendo a la mente los besos que compartieron en el aeropuerto. Kohaku estaba pensando especialmente en lo bien que se sintió empujar el cuerpo de Senku más cerca del suyo. Senku, por otro lado, estaba pensando en ese suspiro ahogado y en su lengua caliente.

—Bu-buenas noches. —Finalmente, él se apresuró en correr a la cama individual, apagar la luz y taparse hasta la cabeza.

Kohaku tuvo que contenerse de saltarle encima y también corrió a su cama, dándole la espalda y tratando de dormirse rápidamente.

Estuvieron nerviosos un largo rato antes de que el sueño los venciera y pudieran pasar la primera noche sin más problemas.

Al día siguiente, después de desayunar y jugar un rato, a Kohaku le dieron ganas de ir a la playa y Senku no tuvo más remedio que aceptar a pesar de no ser muy aficionado a esta.

Los dos compraron trajes de baño en una tienda justo frente al mar y se cambiaron en baños privados, solo para empezar a mirarse como idiotas apenas salieron ya cambiados. Senku solo tenía un short y una camisa hawaiana desabotonada, nada especial, pero ella igual parecía fascinada. Kohaku tenía un bikini amarillo, la parte de abajo con una pequeña falda incluida que no hacía un buen trabajo en cubrir el voluptuoso y firme trasero de la rubia ni mucho menos sus muslos tan apetecibles, y por supuesto que él no pudo quitarle los ojos de encima, al igual que muchos otros hombres en la playa.

Por un momento se sintió molesto, pero entonces ella se acercó a él con una sonrisa radiante.

—Te ves bien —le dijo con obvia coquetería—. ¿Cómo me veo? ¿Te gusta? —Le hizo una pose juguetona, más que nada para bromear con él, colocándose de lado para que pudiera ver mejor la piel expuesta y alzando un brazo para juguetear con su coleta.

Senku casi se desmaya.

No, de hecho, puede que su cerebro de verdad se haya apagado por un momento, porque casi colapsa en el suelo.

Kohaku se preocupó y lo ayudó a ponerse de pie otra vez.

—Lo siento, creo que... me dio un golpe de calor.

—Ajá. —No pudo evitar reírse por lo bajo.

Se sentaron en unas sillas bajo una sombrilla que estaban ahí como servicios de los hoteles y Senku no pudo evitar notar que la mayoría de tipos a sus alrededores seguían mirando a Kohaku, murmurando cosas y codeándose entre ellos.

Ahora bien, no entendía del todo el portugués, pero podía hacerse una idea de lo que estaban hablando, y no le gustaba nada.

Incapaz de contenerse, acercó su silla más a la de Kohaku, tomó su cintura y su cabeza y la jaló para besarla, besarla con ganas, asegurándose de meter su lengua hasta el fondo de su garganta. Ella pareció derretirse en sus brazos, abrazándose a él y separándose solo para besarle todo el rostro casi con adoración, bajando luego a su cuello. Él tomó sus mejillas y la apartó para seguir su ejemplo y besarle el cuello también, tomándose algunas libertades con su lengua y arrancándole varios suspiros.

El calor empezó a volverse insoportable, así que se apartó de ella y se recostó en su silla, ambos jadeando y mirándose con sonrisas cómplices.

Senku se sintió complacido de ver que su prometida ya no era el centro de atención, pero ahora tenía otro problema y ese era que estaba a 0.5 mililitros de sangre de que su erección se volviera obvia para todos en la playa y Kohaku supiera lo patético que era por ponerse así por solo unos cuantos besos.

—¿Quieres meterte al agua? —le preguntó, esperando que la frialdad del mar le bajara la calentura.

—Claro. —La idea le gustó tanto que tomó su mano y lo arrastró al agua ella misma, llevándolos lo suficientemente profundo para que el agua le llegara a él hasta los hombros y a ella hasta la barbilla, aunque pronto se colgó de él y saltó para envolver sus piernas alrededor de su cintura, por lo que tuvo que alzar la mirada para verla a los ojos.

—¡Estas aguas son muy tranquilas, es genial! ¡Casi no hay olas! ¡Me encantaría traer a mi sobrino algún día!

—Me alegra que te guste, pero no puedo quedarme mucho tiempo —exclamó, intentando no pensar en que ahora mismo estaba entre sus absurdamente sensuales piernas—. De verdad soy susceptible a golpes de calor, ya sabes.

—Puedo ponerte bloqueador solar.

—Eh, leona... Eso no sirve para golpes de calor. —Varias gotitas cayeron por su frente.

—Oh, ¿entonces no quieres? —Volvió a dedicarle otra de sus sonrisas seductoras.

No pudo evitar reír, encantado por la audacia de esta mujer.

—Solo si me dejas colocarte bloqueador también. —Ya que estaba, bien podría aprovechar.

Regresaron a la arena y compraron bloqueador solar en una tienda cercana, junto con una manta.

Kohaku ni dudo en recostarse boca abajo sobre la manta, dejándolo apreciar de primera mano su fuerte espalda, los glúteos firmes y sus piernas largas, todo sin dejar de dedicarle esa sonrisita suya que le dejaba en claro que sabía exactamente lo que estaba pensando.

Senku se arrodilló a su lado, intentando mantener una expresión neutral mientras la recorría con los ojos. Sus manos temblaron mientras abría el bloqueador, y tragó saliva pesadamente antes de comenzar a esparcir la crema en sus hombros y su nuca, apartando su cabello cuidadosamente para mejor acceso.

Mierda, se le estaban pasando muchas cosas indecentes por la cabeza ahora mismo. Y no ayudaba que Kohaku estuviera tan tensa, temblando de vez en cuando al sentir sus dedos recorrer su piel de forma especialmente lenta.

Cuando empezó a bajar sus manos, esquivando la tela del sujetador y llegando a la zona de sus costillas, podría jurar que ella ahogó un gemido, pero no estaba seguro.

Más crema y más toques, pudo recorrer la curva de su cintura, volviendo arriba de su espalda, justo por debajo de la línea del sujetador, hasta bajar con lentitud hacia donde comenzaba la parte inferior de su bikini, justo por encima de ese culo que comenzaba a ser objeto de sus más bajas fantasías. La falda cubría una buena parte, pero algo quedaba a la vista, y Kohaku volteó la cabeza, expectante y, más importante, otorgando el permiso que él quería sin que siquiera tuviera que decirlo.

Ella se estremeció de pies a cabeza al sentir sus manos en ese lugar tan íntimo, tocándola de forma tan lenta y ligera, casi con adoración, como si quisiera prolongar el momento, pero lo peor fue cuando pasó sus manos por la parte interna de sus muslos, muy cerca de su entrepierna. Sintió como si un latigazo de electricidad le recorriera todo el cuerpo, tembló y el aliento se le atoró en la garganta, su boca estaba abierta y quería pedirle que lo hiciera otra vez. Y lo hubiera hecho, sino fuera por el hecho de que estaban en una playa pública.

Tuvo que morderse la lengua para no soltar más ruidos vergonzosos mientras él le acariciaba las piernas con la excusa de colocarle el protector. Sus manos se apretaron en puños, y su mente se llenó de fantasías y deseos de hacerlo pagar por jugar con ella de este modo. Quería recostarlo en la manta y tocarlo por todas partes. No, quería tenerlo en la habitación y tocarlo por todas partes, quería...

—Kohaku... —De pronto, su voz ronca y baja la hizo temblar como gatito asustado, y volteó a verlo llena de expectativas—. Terminé, daté la vuelta.

—Oh. —Claro, el bloqueador.

—Creo... —Él miró fijamente a su pecho y su rostro enrojeció muy ligeramente—. Creo que deberías terminar tú. —Carraspeó.

Oh, Kohaku sabía perfectamente lo que estaba mirando. Tenía los pezones más endurecidos que nunca antes en la vida y el bikini no hacía mucho por disimularlo. Una parte de ella quería pedirle que continuara, pero como siguiera tocándola iba a hacer algo que probablemente provocaría que los arrestaran a ambos por exhibicionismo.

Terminó de aplicarse bloqueador rápidamente y luego lo miró con picardía.

—Muy bien... Mi turno.

Él tragó saliva mientras ella se acercaba prácticamente gateando, solo para tomarlo con los hombros y recostarlo sin mucha delicadeza en la manta.

—No vayas a armar un escándalo, leona... Hay familias por aquí cerca... —murmuró con evidente nerviosismo.

—¡JA! Tienes suerte de que no sea tan descarada como tú. —Echó la crema en su mano y empezó a aplicarla en su rostro, sonriendo divertida ante su obvia decepción.

—No estoy tan seguro de eso... Tú fuiste la que se recostó de esa forma para que le aplicará el protector...

—Y tú eres el que no le quita los ojos de encima a mis pechos.

Eso lo hizo gruñir descontento, porque ella tenía toda la razón.

—Solo date prisa... —Cerró los ojos, negándose a seguir viéndola.

—¿Y si no quiero? —Su mano empezó a deslizarse por su cuello y él se estremeció.

—A este paso vamos a terminar armando un escándalo. Y es probable que terminemos en la cárcel también.

—¡Ja! ¿Entonces admites que el descarado eres tú?

—Tú eres la que está encima de mí ahora. —Bueno, eso era cierto, Kohaku se había sentado sobre su regazo para aplicar mejor la crema... y para otra cosa.

—Tú eres el que se está emocionando... —Se movió ligeramente hacia adelante, sintiendo un bulto endurecido presionar contra su muslo.

Senku gimió desde el fondo de su garganta y ella se mordió el labio fuertemente, sintiendo su juicio comenzar a nublarse por el deseo mientras deslizaba sus manos por su pecho delgado pero tonificado.

—Kohaku, habló en serio. Nos van a arrestar. —Abrió un ojo para mirarla con reproche.

—Lo siento... —Sus manos se deslizaron por su abdomen y se acercaron peligrosamente al comienzo de su short, pero entonces él se sentó de golpe y tomó sus muñecas, mirándola con suma irritación.

—Suficiente. Ve a nadar. Ahora —ordenó, en tono tan firme que la sorprendió—. Terminaré de aplicarme esta mierda e iré contigo. Ahora veté.

Ella le hizo caso, realmente necesitando sentir el agua fría para calmar el ardor en todo su cuerpo.

Mierda santísima, ¡¿por qué la excitaba tanto que le diera ordenes?!

Senku empezó a hacer operaciones matemáticas asquerosamente difíciles mientras terminaba de aplicar el protector solar, y de esperar a que su excitación bajara.

Una vez terminó, siguió a Kohaku al agua. Por suerte, ella parecía más calmada también.

—¿Se calmó el "golpe de calor"? —preguntó sarcásticamente, mirando hacia su short.

—Sí, sí. —La pasó de largo para llegar al nivel del agua que lo cubría hasta los omoplatos para sumergirse en el agua, sintiendo con alivio la frialdad del mar en todo el cuerpo.

Ir a la playa definitivamente no fue buena idea, no con las ganas que obviamente se traían. Estuvieron a punto de hacer algo muy, muy estúpido.

¿Lo peor? Todavía había posibilidades de que terminaran cometiendo esa estupidez, porque Kohaku se acercó a él desde atrás mientras seguía sumergido en el agua, lo tomó por los hombros, lo volteó y lo besó. Con ganas.

Salieron del agua tomando una gran bocanada de aire, pero de inmediato retomaron el beso, los dos desesperados, los dos sin medir las consecuencias.

Kohaku lo jaló de la camisa que no se había molestado en quitarse, llevándolo a lo más profundo, hasta que el agua les llegó casi hasta las bocas, bocas que estaban muy ocupadas devorándose mutuamente.

Incluso con el frío del mar, la temperatura para ambos volvió a aumentar, ella volvió a rodear su cintura con sus piernas, mismas que él volvió a manosear con incluso más descaro que antes, arrancándole varios gemidos en medio de sus besos.

Senku verdaderamente no se reconocía a sí mismo, sus sentidos estaban totalmente nublados, se había olvidado por completo de cálculos matemáticos, estudios sobre la superficie lunar y marciana y toneladas de estudios de ingeniería aeroespacial, todo en lo que podía pensar era en la mujer aferrada a él. Sus muslos lo aprisionaban, sus pechos parcialmente expuestos se pegaban a la piel de su torso descubierto, su boca y su lengua parecían quemarlo por donde quiera que pasaban, explorando cada rincón de su cavidad y bajando para besar con anhelo su barbilla e incluso su cuello, sin importarle demasiado que estuviera sumergido en el agua salada, ocasionándole un cosquilleo extraño en todo el cuerpo por la extraña sensación de frío y calor entremezclándose.

Kohaku, por su lado, no podía pensar en nada, nada que no fuera Senku. Nunca tuvo una imaginación muy activa, pero ahora su mente estaba volando, soñando despierta con estar en el departamento, en la cama más grande, con él debajo de ella, tocándola como la estaba tocando ahora y de formas mucho más íntimas. Quería recorrer su piel cálida con su boca, por todas partes, quería hacerlo temblar aún más de lo que estaba temblando ahora, hacerlo soltar más de esos suspiros ahogados y no tener la molesta agua impidiéndole llegar más abajo que solo a su cuello. Quería sentir su piel sin el frío del agua y la barrera de la ropa húmeda. Quería que él sintiera su piel sin estorbo alguno también. Quería que la tocara... estaba tan, tan desesperada por sentir sus manos en todas partes...

Estuvo a un pelo de rogarle que lo hiciera, que la tocara, que mandaran todo al diablo y se entregaran el uno al otro, pero entonces oyó un grito.

—¡Oh, por el amor de Dios! ¡Consíganse una maldita habitación! —De alguna forma, volvieron a cruzarse con la misma persona que antes les gritó en ingles en el aeropuerto, aún más molesto que antes.

De repente, la osadía de Kohaku se le cayó a los pies.

Se apartó de Senku, con el rostro totalmente enrojecido y la cabeza gacha, evitando mirarlo a los ojos.

Ambos en ese momento estaban igual de molestos, decepcionados y aliviados. La verdad hubiera sido una pésima idea dejarse llevar más en una playa pública a pleno día, pero mierda que se sentía horrible tener que separarse y quedarse con las ganas.

—De-deberíamos ir a almorzar algo... ya deben ser las doce de la tarde —masculló él con nerviosismo.

—S-sí, vamos.

Ambos salieron del agua lentamente, evitando mirarse, agradeciendo que el agua helada bajara un poco la elevada temperatura de sus cuerpos hormonales.

Compartieron una mirada llena de deseo frustrado luego de salir del mar.

Algo era seguro: esto no se iba a acabar aquí.

Todavía tenían toda una semana por delante, completamente solos y sin nada qué hacer más que pasar tiempo juntos.

Y ambos presentían que esta noche no serían capaces de seguir conteniéndose.

Continuará...

Holaaaaaaaaaaaaaaa :D

Aquí un nuevo cap!

Como siempre ya tienen el siguiente cap en mi Patreon por si se quieren unir! Pero ese viene con sorpresa 7w7

Oh, sí, tienen un lemon bien zukulento esperando en el siguiente cap! 7u7

Ojala que esto les haya gustado!

Muchas gracias por todo su apoyo!

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro