Deseo
(ADVERTENCIA: LEMON).
Mientras estaban almorzando, de pronto un par de hombres se acercó a ellos.
—¡Ah, Senku, que sorpresa tan elegante ver que decidiste quedarte a vacacionar! —El hombre con un gran copete les habló en japonés, cosa que sorprendió a Kohaku.
—También me sorprende que te hayas quedado, Xeno —comentó Senku, con una sonrisa relajada.
—Bueno, Stanley insistió en que estoy trabajando demasiado últimamente. —Señaló con la cabeza al hombre que estaba ordenando dos bebidas en el bar del restaurante donde estaban—. ¿Y quién es la encantadora joven que te acompaña? ¿Esta es la famosa Kohaku, acaso?
—¿Me conoce? —Kohaku se quedó boquiabierta.
—Tu suegro y yo somos buenos amigos —explicó el mayor—. Soy el Dr. Xeno, estaré trabajando con Senku de ahora en adelante. Creó un proyecto realmente elegante.
—Hizashi Kohaku. —Hizo una rápida reverencia.
El tal Stanley le dio una bebida a Xeno y luego se apoyó en una columna, prendiendo un cigarrillo, ya que el restaurante era al aire libre, solo un techo con columnas, sin paredes. Le dijo a Xeno algo en inglés, a lo que este asintió con una sonrisa.
—Stanley está algo entusiasmado por las actividades extremas que ofrece esta playa. Escuche que tu esposa es una guardia de seguridad, quizás le interesen ese tipo de actividades, pueden preguntar en la recepción del hotel por un folleto. Aunque a mí me resultan molestas, Stanley las recomienda.
—¡Ja, eso me interesa! Pero... Eh... No soy la esposa de Senku todavía. —Rio nerviosamente, aunque entendía que el doctor asumiera que ya lo era, porque ya llevaban conociéndose casi dos meses y las parejas que se encontraban ya siendo mayores de edad solían tardar eso en casarse.
—Ya veo, ¿y cuándo tienen planeado casarse? —preguntó sin mucho interés, pero la pregunta igual hizo a ambos tensarse.
—Eh, bueno, pasa que... Este... —Ella empezó a balbucear un poco, mientras que Senku hizo una mueca pensativa, antes de sonreír.
—Probablemente en uno o dos meses —aseguró, sorprendiendo a la rubia—. No hemos empezado a planearla todavía debido a lo ocupado que estaba con mi proyecto, así que es probable que eso se tardé si nuestras familias insisten en hacer una ceremonia decente.
—Ah, tiene sentido. —El Dr. Xeno sonrió a sabiendas—. Bueno, como estamos trabajando juntos ahora es probable que pasé un tiempo en Japón, así que asegúrate de invitarnos cuando te cases.
—Claro. —Rio entre dientes y se despidieron, a lo que los dos mayores se marcharon sin más.
Kohaku terminó de comer aun sin salir del todo de la sorpresa de que Senku declarara tan seguro que se casarían en uno o dos meses.
De alguna forma, no se había preguntado si él estaba tan seguro como ella, si él la quería tanto como ella lo quería. Y, cuando dijo eso, se dio cuenta de que todo era muy real, de verdad se iban a casar pronto y pasarían el resto de sus vidas juntos.
Luego de comer, no dijeron mucho más mientras regresaban al hotel, ambos perdidos en sus propios pensamientos.
Una vez estuvieron en su habitación, Senku empezó a sacar la consola de videojuegos y Kohaku se sentó en la cama, mirándolo.
—¿Hablabas en serio? —preguntó antes de siquiera pensarlo.
Él volteó a verla con una sonrisa, ya sabiendo exactamente a qué se refería.
—Claro que hablaba diez billones por ciento en serio. —Dejó la consola y volteó a verla, rascando su oído con una sonrisa relajada—. Solo falta que tú estés de acuerdo. Por mi parte, yo me casaría contigo ahora mismo si no supiera que nuestras familias nos matarían por eso. —Rio entre dientes.
Kohaku se le tiró encima de inmediato, besándolo profundamente antes de separarse con una gran sonrisa.
—¡Ja, por supuesto que quiero casarme contigo! Cuanto antes mejor, apenas regresemos a casa. —Volvió a besarlo, con todavía más entusiasmo.
Su entusiasmo escaló rápidamente y pronto los dos se fundieron en un beso mucho más pasional, frenético y caliente, sus lenguas empezaron a fundirse y él, sin poder contenerse, pasó al plato fuerte y empezó a manosearle las piernas, subiendo rápidamente a sus muslos y masajeándolos como si fuera un maldito pervertido con las neuronas muertas, pero no podía evitarlo. Realmente, sus hormonas parecían haberle hecho una guerra a su cerebro, su lógica estaba rendida y todo en él le gritaba que debía hacerle el amor a esta mujer o su propio cuerpo se le revelaría y terminaría de volverse loco.
Ella no estaba mejor, pronto bajó a besarle el cuello con desesperación, lamiendo su piel con cariño para luego morder sin delicadeza, arrancándole un gemido adolorido. Enredó una mano en su cabello y con la otra lo jaló para volver a besarlo profundamente, gimiendo ante la sensación tan embriagante.
Incapaz de detenerse a sí misma, alejó una mano de su cabello para pasarla a lo largo de su espalda por encima de la camisa desabotonada que traía todavía de la playa, luego trazó con las yemas la cintura de su pantalón, para después pasar las manos a su abdomen expuesto, sonriendo en medio del beso al sentirlo estremecerse y, aunque le gustaría muchísimo simplemente meter la mano allí y aumentar un poco más de temperatura la ya muy caliente habitación, se quedó jugando con sus dedos en esa zona, trazando círculos y tirando un poco de sus pantalones, haciendo amagos de dejar expuesta su ropa interior, sintiendo una enorme satisfacción al tenerlo temblando mientras se abrazaban.
Un gruñido escapó de los labios del chico cuando su mano subió todo el camino hasta su pecho y luego bajó hasta la parte inferior de su abdomen, finalmente metiendo solo la punta de sus dedos debajo del pantalón.
De golpe, él se alejó levemente, solo para sentarse en la cama y hacerle una seña para que se sentara en su regazo. Ella lo obedeció gustosa, enredando sus brazos alrededor de su cuello. Él metió las manos bajo su vestido, con sus manos atrapadas entre sus muslos y los suyos propios al menos hasta que comenzó a deslizarlas hacia arriba llegando hasta sus nalgas, a las que apretó arrancándole un jadeo del cual aprovechó para insertar su lengua en su boca, acariciando cada rincón mientras sus manos seguían masajeando su culo.
Kohaku sintió su mente nublarse todavía más por el deseo. Metió sus manos por debajo de su camisa y acarició descaradamente su espalda y su torso mientras lo dejaba dominarla con ese abrasador beso, tan perdida en la deliciosa sensación que no notó que él se estaba recostando sobre la cama sino hasta que los giró a ambos para dejarla debajo de él y le subió el vestido hasta la cintura, dejando expuesta su ropa interior ya húmeda por sus atenciones y la promesa de lo que pronto vendría.
Él tomó la parte inferior de sus muslos y mantuvo sus piernas en alto y abiertas, mirándola de tal forma que la hizo querer apretar los muslos de haber podido por otro repentino estallido de deseo. ¿Qué iba a hacer con ella? La incertidumbre de alguna manera solo aumentó aún más la humedad entre sus muslos.
Sus manos se deslizaron suavemente por la piel erizada de sus piernas hasta llegar a lo más alto de sus muslos (que aparentemente le gustaban mucho). Los apretó antes de separar sus piernas un poco más. Todo esto mientras se inclinaba cada vez más sobre su cuerpo. Los nervios de Kohaku regresaron cuando dejó un pequeño beso en su muslo derecho y su mano comenzó a trazar el borde de su ropa interior. ¿Qué tenía pensado hacer con ella?
Jadeó al sentir muchos más besos tan ligeros como una pluma siendo repartidos en sus dos muslos, y se estremeció cuando sus manos dejaron de sostener sus piernas para dirigirse a alzar aún más su vestido dejando al descubierto su sujetador. De pronto los besos se detuvieron por un segundo y al segundo siguiente sintió sus labios en su vientre, debajo de su ombligo, cosa que le arrancó una pequeña risita que pronto se convirtió en un gemido cuando mordisqueó la piel de su cadera, pasando su lengua por el lugar antes de chupar suavemente.
Su respiración se salió de control al sentir sus labios, su lengua y sus dientes acariciar sus caderas y su vientre. Sus manos se enredaron en su exótico cabello y su boca no dejó de expulsar suspiros expectantes.
Fue con la boca que él subió un poco más su vestido y empezó a besar la piel expuesta de sus pechos, arrancándole un pequeño gimoteo. Él se estremeció y se apartó un poco, solo para ayudarla a sentarse y quitarle de una vez el vestido. Quiso quitarle su sujetador también, pero ella aprovechó que finalmente era libre y le quitó la camisa de un tirón antes de empujarlo haciéndolo caer de espaldas en la cama con la cabeza colgando un poco. Se sentó justo encima de su erección y empezó a moler sus caderas en movimientos circulares, amando la picante sensación de sus sexos frotándose aunque por encima de la ropa.
Dejó escapar un suspiro tembloroso y llevó las manos detrás de su espalda para desabrochar el sujetador. Bajó las tiras y de inmediato lo tiró lejos a su suerte. Cuando se inclinó para besar a Senku, él se incorporó para encontrarla a medio camino, llevando sus manos a sus pechos para amasarlos con un poco de desesperación que no habría esperado de él pero que le gustaba y mucho. Sus pezones se endurecieron bajo las palmas de sus manos mientras estrujaba sus sensibles senos.
No dejó de frotarse contra él mientras se ahogaba en la sensación de su beso y sus manos. Mordió su labio inferior y él chupó su labio superior, sus lenguas se enredaron mientras las manos del chico continuaban apretando sus pechos, rodando sus duros pezones con las yemas de sus pulgares. Las manos de ella, por otro lado, estaban muy ocupadas una tirando de su cabello y otra deslizándose arriba y abajo por su espalda, rastrillándola con sus uñas cuando su miembro golpeaba ciertos ángulos especialmente sensibles entre sus piernas.
Luego de un tiempo él se apartó de su boca, haciéndola gemir en protesta que pronto murió cuando besó un camino a lo largo de su mejilla hasta llegar a su oreja. Atrapó el lóbulo de su oreja entre sus dientes y le dio una rápida caricia con su lengua, ella suspiró y él repitió la acción, para luego usar sus labios y empezar a succionarlo.
Bajó a su cuello bañándolo en besos suaves hasta llegar a su clavícula, donde la mordió con fuerza y chupó con tal ahínco que Kohaku enterró las uñas en su cuero cabelludo y entre sus omoplatos mientras echaba la cabeza hacia atrás gimiendo larga y profundamente.
Ya no aguantaba, todo su cuerpo ardía. Lo necesitaba más de lo que nunca antes había necesitado nada, lo quería dentro de ella y lo quería ahora.
—Senku... —gimoteó patéticamente, desesperadamente—. Ya fue suficiente juego —murmuró apenas siendo capaz de hablar cuando de repente lo sintió chupando uno de sus pezones a la par que sus manos volvían a sus nalgas para mecerla con más fuerza sobre su erección—. Vamos al grano. P-por favor... —Él ni siquiera pareció escucharla, simplemente cambió a chupar y mordisquear su pecho antes desatendido—. ¡Senku! —medio gimió y medió lo regañó mientras volvía a arañarlo, en parte furiosa porque la ignorara y en parte demasiado necesitada porque sus caricias se sentían tan bien que de momentos sentía que no tenía ningún control sobre su propio cuerpo.
—¿Hmm? —Se alejó de sus pechos con una mirada curiosa, dejando de moverse, pero sin soltar su culo—. ¿Qué pasa? ¿No te gusta? —Su respiración también era un desastre y sus ojos escarlatas parecían más oscurecidos de lo que había visto nunca antes.
Su deseo por él solo pudo crecer aún más.
—Ja, créeme que me encanta... —Le sonrió descaradamente—. Me encanta demasiado. Senku... Hagámoslo, ahora.
Él pareció quedarse mudo por un momento.
—¿Segura que...?
—Senku, si no me lo metes tú, yo misma voy a metérmelo y no me contendré —dijo directa y descaradamente, arrancándole una risa mientras comenzaba a bajar sus pantalones y su ropa interior.
—Que leona tan directa... —Cuando quedó totalmente desnudo, ella enrojeció por completo y él le sonrió con burla—. ¿Qué? ¿Te estás arrepintiendo?
En toda respuesta, ella le tiró sus bragas a la cara y él rio, con la cara un poco enrojecida mientras las hacía un lado. Sacó un condón de su pantalón antes de tirarlo a un lado.
Ella lo observó muy interesada mientras se colocaba el condón, esperándolo con las piernas abiertas.
—Acércate un poco más —le dijo él, parándose justo al borde de la cama. Ella se arrastró hasta él y volvió a abrirle las piernas, muy ansiosa. Él tragó saliva, con la mirada fija en su vagina, viéndose maravillado y ansioso en partes iguales—. ¿Así está bien, leona?...
—Solo hazlo —exigió, resistiendo el impulso de tocarse a sí misma porque quería que él fuera el que la complaciera.
Pronto, sintió la punta adentrarse lentamente y cerró los ojos. Se sonrojó profundamente mientras sentía cada centímetro de él adentrarse en su cavidad y una rara mezcla de incomodidad y placer la invadió, junto con un pellizco de dolor.
Entreabrió los ojos y pudo verlo jadeando desesperadamente, con su boca abierta y sus ojos nublados por el placer.
Como ella estaba todavía acostada en la cama, él tomó sus caderas y la jaló hacia abajo, haciendo que su culo se asomara fuera del colchón mientras clavaba sus talones en el borde de este. Fue así como Senku logró introducirse hasta el fondo, arrancándole un gruñido de dolor mientras él suspiraba largamente.
El dolor quedó opacado cuando vio la expresión de su prometido. La idea de estarle dando tanto placer la hizo morderse el labio mientras miraba con atención su rostro. Él estaba inmóvil, pero aun así su respiración era profunda y pesada, sus manos acariciaban con ternura sus caderas, para luego bajar hasta sus muslos, frotando círculos imaginarios en la piel sensible. Podía sentir sus testículos rozando su culo y podía ver ver el sudor perlando levemente su piel. Verlo así la hizo sentir otra oleada de abundante humedad llenar toda su vagina y bajar por sus nalgas, logrando que el dolor desapareciera casi por completo mientras todo su cuerpo se relajaba y la temperatura se volviera tan caliente que era casi insoportable.
Fue ella la que empezó a moverse y él pronto la imitó, afianzando su agarre en sus muslos y ganando confianza mientras su razonamiento se lanzaba por la ventana, dejando solo a un hombre dominado por el deseo, deseo que solo se multiplicó al escucharla comenzar a gemir ruidosamente, clamando su nombre de forma tan lujuriosa que supo que podría correrse con solo escucharla.
Jadeó desesperadamente y se inclinó sobre ella, apoyando una mano en el colchón y usando la otra para retorcer su clítoris de forma frenética, haciéndola gritar y aferrar sus manos a las sabanas mientras arqueaba todo su cuerpo.
Kohaku se sintió al borde de la locura, sus ojos se aguaron, su cuerpo se movió solo y con completo salvajismo contra el de su prometido y pronto empezó a temblar, arrastrándolo con ella a un orgasmo demoledor que lo hizo caer exhausto sobre su cuerpo perlado en sudor.
Lo besó de inmediato, llena de tantos sentimientos abrumadores que no pudo contenerse de abrir la bocota y decirle lo que hace tiempo sentía por él.
—Te amo... —susurró con su boca todavía contra la suya.
Él tenía los ojos cerrados ya y estaba apoyando todo su cuerpo en ella, completamente exhausto.
Creyó que estaba dormido y se sintió triste por un instante, pero entonces lo escuchó hablar:
—Y yo a ti...
Eso terminó de consolidar ese día como el mejor en toda su vida.
Ahora solo les faltaba casarse y todo estaría bien.
Los dos estarían juntos para toda la vida.
Continuará...
Holaaaaaaaaa :D
Aquí un nuevo cap! Ojala les haya gustado el lemon 7w7
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Muchas gracias a todos los q apoyan este fic!
No olviden q se les ama!
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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