Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Coincidencia

Senku miró a Byakuya y Gen con un tic en su ceja.

Esos dos estaban más felices de lo que deberían mientras creaban la publicación en la red social "FindMe" para encontrar al alma gemela que Senku perdió por estúpido.

Pusieron la mejor foto de él que pudieron encontrar para su perfil, se inventaron alguna mierda de que le gustaba la naturaleza y los amaneceres para la descripción y que estaba muy dispuesto a comprar regalos caros. Puras tonterías sin lógica.

—Debemos tener cuidado, hay muchas cuentas falsas —avisó el mentalista, pero sin dejar de sonreír, mientras veía su post publicarse—. Y generalmente son las mujeres las que esperan respuesta, así que además de esperar debemos buscar a las posibles candidatas.

—¡O candidatos! —insistió Byakuya, riendo malvadamente.

—No, gracias. —Senku rodó los ojos.

—¡Vamos, por las dudas!

—¡Que no, maldito viejo!

Gen se paseó a través del buscador de la aplicación, buscando a solo mujeres por más que Byakuya lloriqueara, encontrando a varias que coincidían con los días de Senku.

—Esta chica solo dice el día, no la hora, pero es mejor que prevenir que lamentar, también la citaré. —Gen, siendo el encargado de manejar la cuenta de Senku en todos los aspectos porque este último decía estar demasiado ocupado para "tonterías", comentó la publicación de la primera chica para concertar una cita prematrimonial—. Aquí hay otra, el día coincide y dice que fue entre las cuatro y las siete de la tarde en la zona central de Tokio.

—Puede ser, cítala. —Senku asintió de mala gana.

—Otra que solo dice el día, la citaré. Oh, aquí hay una que dice el día, pero fue temprano en la mañana.

—Entonces no es posible. —Negó con la cabeza y Gen pasó a la siguiente publicación.

—Aquí hay otra que cuadra, dice que pasó el mismo día o al día siguiente, pero...

—Solo cita a todas las que encuentras —Senku lo interrumpió, ya comenzando a hartarse—. Da lo mismo. Tendré que salir con todas y ni así estaré seguro.

—Pues sí, Senku-chan, pero es el único método que tenemos. —Gen suspiró teatralmente.

—Eso te pasa por no usar los guantes como tanto te dije. —Byakuya no perdió la oportunidad para volver a regañarlo.

—Una chica ya respondió a la citación —murmuró Gen al ver la casilla de notificaciones—. ¿Cuándo quieres tener la cita?

—Mañana, acabemos con esto. —Bufó.

—Oh, otra contestación. —Gen y Byakuya sonrieron con emoción—. ¿Le digo a una que mañana por la tarde y a otra que mañana por la noche?

—¿Crees que tengo todo el día para perder el tiempo? —Rascó su oído con el meñique, fastidiado—. Una cita por día, no aceptaré más.

—Muy bien, muy bien. ¿A qué horario?

—Siete de la tarde está bien, citas de no más de una hora y de paso que sea cenando para matar dos pájaros de un tiro, así puedo trabajar tranquilo después.

Byakuya y Gen suspiraron, resignados. Lastimosamente esto era lo mejor que podrían esperar de Senku. Lo único que los consolaba era que al menos estaba cooperando un poco, porque de otro modo su alma gemela jamás sería encontrada.

Esperaban que pudiera encontrarla...

Al día siguiente, Senku se enfrentó a su primera cita.

La mujer era diez años mayor que él, tenía una mirada sombría, aspecto sórdido y un chihuahua vestido como princesa en su bolso.

—Buenas tardes —murmuró él con sequedad.

—¿Cuánto ganas? —preguntó ella sin tapujos, con los ojos entrecerrados.

Él no se contuvo de rodar los ojos y la invitó a sentarse, sentándose con los brazos y las piernas cruzadas mientras el camarero tomaba sus pedidos.

—¿Piensas responderme? —insistió ella.

—Ganó lo suficiente para pagar esta cena, es todo lo que debe importarte —contestó de mala gana.

—Hay muchas cosas que deben importarme. Si quieres ser mi marido, lo primero es que te compres un auto. Vi que llegaste en taxi, ¿crees que eso es digno de un hombre? Cuando lo compres, asegúrate de que sea rojo, es más llamativo, y debe ser un mejor carro que el que tiene el esposo de mi vecina. Como la detesto, se la pasa presumiendo que su esposo esto y su esposo lo otro y que...

Senku dejó de prestarle atención, con sus ojos divagando por la decoración del restaurante hasta que les trajeron su comida y finalmente su acompañante se calló un poco, entonces aprovechó para preguntarle por la circunstancia en la que perdió a su prometido.

—Obviamente fue tu culpa, porque mía jamás. Solo me quite los guantes un momento por el calor, pero yo no suelo cometer errores tan estúpidos. No soy como mi vecina, se cree tan perfecta y no para de...

Senku volvió a dejar de prestarle atención, escuchándola solo como ruido de fondo mientras comía su comida. Inmediatamente después de terminar su comida, dejó un puñado de billetes en la mesa y se marchó de allí sin pensarlo dos veces.

—¡Oye! ¡¿A dónde crees que vas?! —No le hizo caso y paró un taxi, escapando aliviado de esa loca.

Al día siguiente no tuvo mejor suerte, la verdad.

La mujer insistió en citarlo en un motel y él fue ya con las expectativas por los suelos. Apenas verlo, ella lo repasó de arriba a abajo con la mirada.

—Eres bastante flacucho, pero muy atractivo. Te daré una oportunidad para demostrar lo que vales, si logras complacerme te haré el favor de ser tu esposa, ¿qué dices, guapo? —Se acercó a él balanceando las caderas.

—Eh, no. —Se dio la vuelta—. No gracias. —Se fue sin pensarlo dos veces.

—¡¿Disculpa?! ¡¿Quién te crees que eres?!

Lo siguió hasta la esquina de aquella calle, gritando e insultándolo de todas maneras sin importarle que todos estuvieran viéndolos. Era tan escandalosa, claramente jamás podría estar con una mujer así sin hartarse a los dos minutos. Solo lo dejó en paz cuando se subió a un taxi y finalmente estuvo lejos del alcance de sus gritos.

Por suerte, su siguiente cita no fue tan absurdamente horrible.

—M-mi nombre es Ichieda Mayuko. —Ella lo miró nerviosamente, sonrojada hasta las orejas—. T-tengo diecinueve, y perdí a mi pareja el mismo día que tú, también por la tarde, también en una multitud.

Bueno, por fin una chica normal, aunque era cinco años menor que él.

—Ishigami Senku —se presentó—. Bueno, Mayuko, ¿recuerdas los lugares en los que estuviste?

—N-no, la verdad no. Estaba con amigos y me llevaron a muchos sitios, soy nueva en la ciudad.

Él se frotó las sienes. ¿Por qué tenía tanta mala suerte?

—Muy bien, en ese caso no tenemos más opción que conocernos. ¿Estudias, trabajas? ¿Gustos, aficiones?

—Todavía no trabajo, me mudé aquí con mi hermano, pero estoy buscando. Me gusta la repostería, y... y los animales. ¿Qué hay de usted, señor?

Senku hizo una mueca al ser llamado "señor" por una ya-no-adolescente. ¿Veinticuatro años no era ser tan viejo, o sí?

—Soy científico, pero tengo una empresa con la cual me encargó de vender y promocionar mis inventos. Me gusta la ciencia, claramente. Los videojuegos también, anime, mechas y todo eso, pero la ciencia es lo que más amo. —Sonrió enormemente al pensar en su amada ciencia, pero su sonrisa un tanto psicópata hizo estremecer a la chica, que pareció espantada por su expresión, a lo que rápidamente relajó el rostro y carraspeó—. ¿Y no tienes algún pasatiempo? —preguntó, aburrido de la vida, intentando recordar otras preguntas que sus padres le dijeron que debía intentar.

—Mmm... me gusta alimentar gatitos callejeros... ¿U-usted?

—Me gusta construir prototipos de cohetes, jugar videojuegos y eso, pero no suelo tener mucho tiempo, soy un hombre ocupado.

—Ah, ya veo.

Se quedaron en silencio y el camarero les trajo sus pedidos, a lo que comieron en un silencio tan incómodo y aburrido que Senku casi lo consideró peor que la primera cita prematrimonial. Casi.

La chica parecía intimidada por él, lo miraba con duda y, las pocas otras preguntas que intercambiaron, no parecía nada contenta con sus expresiones, parecía aterrada si se reía o sonreía y constantemente miraba su reloj, esperando la hora de que acabara la cita. Al menos intentaba disimular que él no le había gustado para nada, pero Senku era alguien muy observador, así que se dio cuenta con facilidad.

A pesar de todo, ambos acordaron una segunda cita para ver si la situación era rescatable y luego se fueron cada uno por su lado.

Su otra cita al día siguiente tampoco estuvo tan mal, la mujer era agradable, la más agradable de todas, aunque quince años mayor que él, pero el problema era otro...

—Bueno, sí, ser madre soltera es duro, pero mis tres pequeñines son adorables. —Le sonrió de forma radiante—. Si nos casamos, no te darán ningún problema, te lo aseguró. Y seguro que el que viene en camino también será un angelito. —Palmeó su vientre de seis meses de embarazo—. Te gustan los niños, ¿no es cierto?

—Bueno... —Sudor frío corrió por todo su rostro—. Tengo hermanos menores...

—¡Excelente, seguro serás un gran padre para mis bebés! —Él solo empezó a sudar más—. Pero no te sientas presionado, cariño, primero debemos conocernos. Ya no me meteré con hombres irresponsables, no, señor. El padre del mayor fue el peor de todos, pero el padre del segundo tampoco fue ningún santo, y el del tercero la verdad no me gustaba tanto, pero... Bueno, no quiero abrumarte con esas tonterías. Mejor te sigo contando de mi trabajo. Es parecido, ¿no? Bueno, o al menos tienden a confundir a los farmacéuticos como yo con científicos como tú. —Rio divertida.

Senku la escuchó con una sonrisa nerviosa. La verdad lo que decía era entretenido, ella era una buena mujer, con modales y una gran personalidad, pero...

Por favor, por favor que no sea ella...

Si fuera su alma gemela, no solo se ganaría una esposa, sino cuatro hijos que ni suyos eran. ¡Ni siquiera estaba seguro de querer mocosos propios!

¡Por favor, por favor que no sea ella!

Estaba tan nervioso por la posibilidad que ella se dio cuenta y no insistió en pedir una segunda cita, cosa que lo hizo sentir un poco mal, pero también aliviado. Solo esperaba no haberla ofendido porque de verdad fue la más agradable de todas las que conoció.

Después de ese otro fracaso, fue a ver a su padre, que, como con todas las citas anteriores, le pidió hasta el último detalle de cómo le fue y le dio mil y un consejos para futuras citas.

—Cuando conocí a Lillian, ¡supe al instante que era ella! —le dijo mientras caminaban a comprar un regalo para la susodicha—. Creo que cuando la veas también lo sabrás. Será como si el tiempo se detuviera, es como si...

—Sí, sí, qué conmovedor. —Senku rodó los ojos—. Ya me has dicho eso diez billones de veces, viejo. Y sé que ustedes dos apenas verse se tomaron de las manos y lo supieron, así que no creo que tu opinión cuente mucho. —Rascó su oído con irritación.

—¡Oh, vamos, claro que sí! Eso fue antes de que tomara su mano. —Llegaron a la joyería y Byakuya abrió la puerta para él.

—Pero tú pudiste comprobar tu locura al instante. —Entró a la joyería con una mueca de fastidio—. Yo no podría estar seguro de si es ella ni aunque me la pusieran en frente. —Justo cuando dijo eso, su hombro chocó con el de una chica rubia de ojos azules, que lo miró muy sorprendida.

—Lo siento —dijo ella rápidamente.

—Yo lo siento, iba distraído —reconoció de mala gana.

—¡Mucho gusto! —Byakuya la saludó con entusiasmo—. Disculpe, señorita... Kohaku. —Vio en su uniforme una placa con su nombre—. Venimos a comprar un obsequio para mi esposa.

—Oh, yo no trabajo aquí, lo siento. —Rio nerviosamente—. Este es mi uniforme de trabajo de guardia de seguridad de otra empresa, no tuve tiempo de cambiarme. Solo acompañó a mi cuñado que está vendiendo algunas rocas o gemas o lo que sean. —Señaló hacia atrás a un hombre castaño hablando con el encargado.

—Ya veo, lamento el malentendido. —Byakuya se disculpó de inmediato, y entonces vio el anillo en la mano de Kohaku—. Oh, también lamento llamarte señorita, ¿ya eres señora? Ese es un anillo muy hermoso. —Se inclinó para ver mejor y Senku rodó los ojos, mirando ansiosamente a la puerta para irse. ¿Cuánto tiempo más iba el viejo a distraerse con una desconocida en vez de comprar lo que necesitaba?

La tal Kohaku sonrió con tristeza.

—No, de hecho no... Señorita está bien, no estoy casada. —Su sonrisa desanimada fue tan obvia que Byakuya, siendo el entrometido que era, se preocupó de inmediato.

—Oh, lo siento. ¿Es un tema delicado? Debes perdonar a este viejo, a veces digo cosas sin pensar. —Frotó su nuca con una sonrisa estúpida, que hizo a la chica reír suavemente.

—No, descuide, no es nada tan grave... Es por mi propia estupidez, más bien. —Cruzó los brazos, mirando al techo—. Es solo que fui muy descuidada, olvidé usar guantes y perdí a mi prometido en una multitud. —Esas palabras hicieron que Senku volteara a verla de inmediato, con los ojos muy abiertos.

—¿Cuándo fue eso? —preguntó sin pensarlo dos veces, sorprendiéndola por meterse a la conversación tan de golpe.

—¿Disculpa? —Lo miró extrañada, retrocediendo un paso.

—¿Cuándo perdiste a tu prometido? —insistió, con una mirada un tanto frenética en su rostro.

—Oh, emm... fue hace unos nueve días. —A pesar de su confusión, decidió contestarle.

Los hombros de Senku se desplomaron y él retrocedió un paso.

Maldita sea.

—Ah. —Apretó los labios—. Lo siento, es solo que a mí me pasó lo mismo, pero hace diez días.

Ella abrió mucho los ojos, descruzando los brazos.

—De hecho... —Su voz salió temblorosa—. Hay posibilidades de que haya sido hace diez días —habló con mucha lentitud, sin quitarle los ojos de encima.

Senku volvió a tensarse, devolviéndole la mirada, sus ojos escarlatas clavados en los ojos azules.

Byakuya miró de uno al otro, sonriendo tanto que parecía que su rostro podría romperse.

—¡Esto es fabuloso! ¡Debe ser ella! ¡Debe ser él! ¡Deben ser pareja! —Agitó los brazos con emoción.

Senku salió de su burbuja y miró con desconfianza a Kohaku.

—¿Por qué dijiste nueve días primero?

—Es que no presté atención al llegar a casa luego de hacer compras para mi sobrino y me dormí, y al día siguiente volví a salir sin fijarme en mi mano hasta que mi hermana se dio cuenta —explicó ansiosamente.

—¿A qué hora estuviste afuera hace diez días?

—Por la tarde... llegué a mi casa a las siete y media, más o menos, pero di muchas vueltas y estuve un largo rato yendo de un lado a otro por el centro de Tokio.

Senku apretó los labios.

La hora estaba muy cerca, y el lugar también cuadraba, más o menos.

Había posibilidades.

—Necesito que enumeres todos y cada uno de los lugares a los que fuiste —pidió con rostro muy serio, a lo que ella lo miró incrédula—. Podemos descartar o confirmar que eres tú buscando una coincidencia entre mi recorrido y tu recorrido.

—Pero yo no...

—Oye, Kohaku. —El cuñado eligió ese momento para acercarse a ellos, mirando con desconfianza a Senku y Byakuya—. ¿Qué demonios está pasando aquí? ¿Quiénes son estos dos?

—¡Soy el futuro suegro de Kohaku, un placer! —Byakuya estrechó la mano de un muy confundido Chrome—. ¡Muy pronto seremos familia!

—¡Cállate, viejo!

—Esperen, esperen, esperen. —Chrome se apartó de Byakuya y miró a Kohaku—. ¿Ya encontraste a tu prometido?

—Ja, no lo sé. —Miró de reojo a Senku, volviendo a cruzar los brazos—. Él dice que también perdió a su prometida hace diez días. Si yo perdí al mío cuando estaba haciendo las compras para Ruchiru en vez de cuando fui a tu casa, entonces podría ser él.

—Por eso necesito que me digas todos los lugares a los que fuiste —insistió—. Compararé nuestros recorridos y buscaré una coincidencia para descartar o confirmar.

—Pero no recuerdo todos los lugares a los que fui. —Hizo una mueca—. Chrome pidió muchos materiales para el cuarto de mi sobrino. —Lo miró con reproche.

—Sí, y es porque yo lo pedí que yo sí recuerdo. —Hinchó el pecho con orgullo—. Yo te dije todos los lugares a los que debías ir, ¿ya lo olvidaste? Quería solo los mejores materiales para mi hijo.

Senku miró ansiosamente a su alrededor.

—Denme un minuto. —Se encaminó rápidamente a una tienda cercana y compró un mapa de la ciudad, una libreta y una pluma, para luego volver con ellos y pedirles ir al parque.

Se sentaron en el césped y Senku apoyó el mapa sobre la libreta, y les preguntó el primer lugar al que Kohaku fue, y la hora.

—¿Si recuerdas a qué hora saliste?

—Eso sí, salí a las seis y cuarto, más o menos. —Asintió.

—¿Y el primer lugar al que fuiste?

—Fui a comprar las cortinas, pero no recuerdo dónde...

—Yo sí, es la tienda del señor Kawashida, cruzando la avenida principal frente al Starbucks—afirmó Chrome.

—Y ya tenemos nuestra primera parada. —Senku marcó el lugar en el mapa—. ¿Segundo lugar?

—Fui a comprar las perillas, la vara para las cortinas, y los tornillos que me pidió a la ferretería del centro.

—¿Cuál? Hay muchas.

—Emm... —Kohaku miró a Chrome, que le dijo a Senku el lugar exacto.

—Entonces tenemos nuestro primer recorrido. Punto A al punto B. —Trazó una línea desde la tienda Kawashida hasta la ferretería—. ¿A qué otro lugar fue?

—Fui a encargar una cama y un escritorio para Ruchiru a... ¿dónde? —Chrome de nuevo tuvo que explicarle a Senku.

—Punto B a punto C. —Él trazó otra línea—. ¿Siguiente?

Senku trazó varias otras líneas con ayuda de Chrome y Kohaku, haciendo cálculos mentales de cuánto tiempo debería tomar cada compra sumado a la velocidad de una persona promedio y el número de calles, y teniendo en cuenta a qué horas él salió de su casa y por qué calles anduvo. Y fue entonces que encontró una coincidencia.

—Punto J al punto K. —Les señaló la línea que acababa de trazar—. Aquí atraviesas la calle antes del parque. Por aquí yo pasé.

—Entonces... —El rostro de Kohaku enrojeció profundamente—. Si somos...

—Espera. —Se llevó dos dedos a la barbilla—. Tú saliste a las seis y cuarto. Yo pasé por esa calle a las siete menos cinco. —Empezó a sacar cálculos mentales—. ¿Dijiste que ninguna tienda te tomó más de diez minutos, verdad?

—Ajá. —Lo miró confundida.

—Tomando en cuenta el tiempo de tienda en tienda, la caminata por las calles y lo atestada que estaba la ciudad ese día... podemos sacar un cálculo aproximado. —Comenzó a escribir una serie de números y símbolos en el papel, aunque sabía que probablemente no lo entenderían, pero para ilustrarse mejor—. Es una ecuación muy sencilla. —Sonrió emocionado mientras garabateaba.

—Wow... es impresionante que puedas hacer algo así con tan poca información. —Senku miró a Kohaku de reojo, sorprendiéndose de que, a pesar de que él estaba con su cara de científico loco, ella parecía mirarlo maravillada.

Sintió una sensación rara en el pecho, pero la ignoró y se concentró en el cálculo.

—Teniendo en cuentas todos los factores, podemos concluir que... —Se calló a media oración, palideciendo al tener el resultado en su mente—. Podemos concluir que... —Frunció el ceño amargamente—. No... no cuadra.

—¡¿Qué?! —gritaron Byakuya y Kohaku, totalmente sorprendidos.

Senku bajó la cabeza.

No... no cuadraba por ningún lado.

Por más que buscara darle la vuelta, por más que estuviera solo un minuto en cada tienda, siempre acababa estando en la plaza por lo menos veinte minutos después de que él hubiera estado allí.

Si buscaba más factores solo se ponía peor. Las calles llenas, el peso que cargaba, el cansancio... todo les jugaba en contra.

—Es imposible. —Resignado, se dejó caer sentado en vez de permanecer de rodillas—. Ella pasó por allí mucho después de que yo me fui, unos veinte minutos o media hora... no cuadra en lo absoluto. —Apartó la mirada, negándose a reconocer que estaba decepcionado.

—Oh... —Kohaku también apartó la mirada, poniéndose de pie—. Ya veo... bueno, lo siento. —Sonrió tristemente, sin mirarlo—. Esperó que encuentres a tu prometida. —Se notaba lo decepcionada que estaba.

Byakuya bajó la cabeza, sin poder creer que la ecuación no cuadrara, pero sabía que su hijo era un genio y no se equivocaría con esto, así que por desgracia debían seguir buscando.

Chrome, por otro lado, ladeó la cabeza, mirando fijamente a la ecuación en el mapa.

—¿De qué estás hablando? —soltó de pronto—. Cuadra perfecto. —Todos los ojos se volvieron hacia él.

—¿Qué? —Esta vez fue Senku el que se sorprendió.

—Ajá, excepto por esta parte en la que te equivocaste. —Señaló un número en su ecuación—. Casi olvidó que no la conoces. En realidad, Kohaku es mucho más rápida que eso, su velocidad es realmente absurda, para ser una gorila...

—¡Te he dicho que no soy un gorila!

—Y además de su absurda velocidad, ella es muy fuerte, el peso de lo que carga no le afecta mucho, tampoco suele cansarse fácilmente. La hora aproximada es siete menos cinco, yo digo que sí cuadra. —Asintió, pensativo.

Casi en automático, Senku y Kohaku volvieron a mirarse.

No pudieron quitarse la vista de encima, sorprendidos y con toda su decepción anterior ahora convertida en expectación.

Aunque nunca podría estar diez billones por ciento seguro, para Senku ya no era necesario buscar más.

Al mirar a esa chica, solo pudo pensar una cosa:

Te encontré.

Continuará...

Holaaaaaaaaaaa :D

Actualización súper rápida gracias a que el cap 4 está patrocinado por mi amadisima Angi! :'D Y claro, tienen el cap 4 ya disponible en mi Patreon nwn

Los próximos caps serán semanales xD A menos q alguien quiera volver a patrocinar una actualización exprés XD

Ojala q les haya gustado! Y muchas gracias por todo su apoyo! 

No olviden q se les ama con todo el kokoro!

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro